viernes, 7 de febrero de 2020

EL VALOR DE LOS RITUALES EN LAS FRATERNIDADES Y LOGIAS


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EL VALOR DE LOS RITUALES EN LAS FRATERNIDADES Y LOGIAS


Publicado por Joannes Karles .

Por lo general, las Escuelas, Órdenes, Fraternidades y Logias suelen realizar dos tipos de trabajo, uno público en el cual se suelen hacer lecturas, conferencias, coloquios, etc.; y otro interno o privado donde haré más hincapié en esta conferencia.

En los trabajos internos debe haber un conocimiento oculto o esotérico de lo que se hace por parte de los miembros, es más, si no hay conocimiento y colaboración no puede dar buenos resultados.

Lo ideal es que estos miembros tuvieran ya cierto grado de pureza por haber superado gran parte de sus defectos y que tuvieran una actitud como quien se encuentra en un recinto sagrado.

Por otro lado, los miembros también deben ir preparados tanto mental como sentimentalmente para crear una unificación de pensamientos durante el ritual para que éste sea fuerte y puro y no pueda quedarse en el Mundo del Deseo, y para eso deben elegirse (si hubiera que hacerlo) temas elevados y no permitir que salga de ningún miembro ni el más mínimo mal sentimiento o deseo. Por ejemplo, en el Servicio del Templo de la Fraternidad Rosacruz, una persona del grado de Probacionista debe leer un artículo o conferencia, pues bien, ese texto, además de identificarse con las enseñanzas de la Fraternidad Rosacruz no deben contener nada personal ni que pueda hacer pensar mal o crear malos sentimiento a sus oyentes.

Esto hace que la reacción unificada de las mentes de los asistentes dé tal fuerza al pensamiento-forma grupal que podría alcanzar el Mundo del Espíritu de Vida.


Al igual que un aspirante a la iniciación puede atraer la atención de un Maestro o Hermano Mayor, también los Centros donde se desarrollen los conocimientos y el aspecto devocional y espiritual, suelen atraer la atención de estos hermanos más adelantados; de hecho, en algunas reuniones o servicios, parece como si se notara la presencia de alguien especial.


De cualquier forma, los rituales concebidos por los Hermanos Mayores y descritos por iniciados, por sí mismos tienen el poder de abrir un canal para que descienda la energía divina del plano inmediatamente superior. El valor de un ritual se centra en la conciencia y, por tanto, el mayor beneficio de un ritual se obtiene cuando hay un conocimiento sobre el mismo. Hay quien piensa que los rituales solo sirven para exaltar la conciencia, y es cierto, pero gracias a la exaltación se contacta con las fuerzas espirituales. Aunque podríamos decir que el oficiante es el mago dentro de la ceremonia o ritual, son los participantes los que crean la atmósfera necesaria para que se produzca la magia que hará que las fuerzas espirituales tomen partido en ella; por eso es un deber de los mismos poner lo mejor de su parte y hacer los trabajos mentales necesarios. Cuando un miembro está centrado en asuntos elevados y lo hace con intensidad y concentración, alcanza las regiones superiores, y esto actúa como canal para que haya una respuesta, por tanto, ¿Qué no se podrá conseguir si todos los miembros están unidos como una misma nota-clave? Eso mismo se puede hacer cuando en la ceremonia o ritual se tratan aspectos devocionales profundos donde se generen pensamientos y sentimientos que puedan beneficiar a la humanidad o a determinadas personas, entonces el pensamiento-forma grupal será más poderoso y podrá hacer mayor bien incluso a sus creadores. Un miembro de una Fraternidad o Logia no debe ser inactivo ni tomarse un ritual o un Servicio como algo monótono y aburrido porque estos trabajos pueden ser de gran ayuda a la humanidad y a los miembros mismos.

Es importante, por consiguiente, que haya asistencia y colaboración en las fraternidades y logias, ya que cumplen una labor que ayuda al desarrollo espiritual de la sociedad. Tampoco debería ocurrir lo que ocurre muchas veces en que las actividades, propuestas, iniciativas, etc. dependan de una persona porque, si ocurre eso, cuando esa persona falte puede desmoronarse toda la obra. La fraternidad debe ser valorada por la riqueza de vida espiritual que contenga y no por las personas o actividades que nada tengan que ver con el conocimiento que se debe impartir ni con los servicios o rituales. Las fraternidades, logias, escuelas y grupos tienen su propia identidad pero todas forman un cuerpo o energía unificadora que ayuda en la evolución de la humanidad, ese es el motivo por el cual los diferentes Maestros y Hermanos Mayores las crearon y las mantienen siempre que haya un trabajo espiritual. Una escuela es un vehículo formado por células (personas) cuya misión es servir como elementos de desarrollo en la sociedad, puesto que ellas son receptoras e intermediarias de influencias superiores y de una sabiduría oculta.

Es más, cada miembro debería considerarse ejemplo de sabiduría, amor, fraternidad y servicio altruista; eso enriquece la escuela y atrae a nuevos miembros.


Lo cierto es que los rituales fueron creados por las Jerarquías que guían y ayudan en el desarrollo y evolución de la humanidad, pero su verdadero significado es casi un misterio para la mayoría de las personas. Al igual que con los mitos antiguos y con los cuentos infantiles se intenta imprimir una serie de verdades y enseñanzas en la conciencia de las personas, también en los rituales se intenta hacer lo mismo por medio de sus aspectos esotérico y exotérico. El aspecto exotérico es la representación de algo (según quién y dónde se haga) por medo de una serie de objetos, sonidos, colores o substancias que tienen como meta crear una imagen global que se imprima en la conciencia como una Verdad; todos los elementos que componen este cuadro pictórico tiene una simbología especial. El segundo aspecto de estas ceremonias, el aspecto oculto y esotérico, se relaciona con la existencia de los mundos invisibles y con las Jerarquías que allí existen y que ayuda a la humanidad. Por consiguiente, estos rituales son medios, hilos de comunicación, entre el mundo físico y los mundos invisibles que, a su vez, intercambian y manifiestan una serie de energías.


El papel principal, como por ejemplo en la Eucaristía, (cuyo sacerdote tiene el poder por haber sido ordenado) es del oficiante, el cual, como en el resto de ceremonias, debería ser consciente de lo que hace. Él colabora para que lo visible alcance lo invisible y para que el trabajo de los asistentes tenga una respuesta, pero su papel principal es hacer esa unión de los mundos para poder hacer que una energía espiritual descienda al mundo físico para que actúe como en su propio mundo; es decir, invocar una serie de fuerzas espirituales para que afecten a lugar donde se hace el ritual y a las personas que allí se encuentran. Este es el motivo por el cual tiene gran importancia los objetos sonidos, colores y demás símbolos de una ceremonia, todo lo que se diga, piense y haga en una ceremonia o ritual tiene una representación, como efecto, en los mundos invisibles. Estas singulares representaciones, palabras, plegarias, símbolos, etc. son el lenguaje con las cuales nos comunicamos con las Jerarquías superiores y con las que hacemos la llamada para que acudan los Ángeles y sus elementales colaboradores para que se cumpla el objetivo del ritual.


Desde el mismo comienzo, estas ceremonias crean la atmósfera necesaria y predisponen los cuerpos de los asistentes para que puedan ser receptores de las energías que se van a invocar.


Pero si el asistente asiste ya predispuesto y es consciente de lo que va a ocurrir, se ayudará mucho él mismo porque facilitará la influencia de dichas fuerzas espirituales procedentes de los mundos superiores. En ciertos servicios, como ocurre con los de la Fraternidad Rosacruz donde hay unos himnos cantados, se consigue, o se debería conseguir, un equilibrio y armonía que preparen los cuerpos de los asistentes en ese sentido por medio de la multiplicidad de voces entonando una misma nota-clave que fue elegida y escrita con una muy determinada intención. Algo similar ocurre con las Palaras de Poder que se utilizan, bien solo por parte del oficiante o bien en las que también intervienen los miembros de la religión, escuela o logia. Por ejemplo: Iglesia Católica: Rogad hermanos, para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios todopoderoso; a lo que se responde: El Señor reciba de tus manos este santo sacrificio en honra y gloria de Su Nombre para nuestro beneficio y el de toda su Santa Iglesia. En el caso de la Fraternidad Rosacruz de Max Heindel: “Mis queridos hermanos y hermanas, que las Rosas florezcan en vuestras cruces”, a lo que se responde: “Y en la tuya”.


Estas palabras tienen la intención de que se produzca un acercamiento, una manifestación de hermandad y una voluntad de hacer algo juntos, pero esta unión y buena voluntad y deseo, también alcanzan los mundos invisibles y obtienen respuesta. Son las vibraciones del sonido, de la palabra acompañada del pensamiento y del sentimiento adecuado los que alcanzan esos mundos, y dependiendo de la intención, pureza y sentimientos que se pongan así serán los niveles que alcancen y las respuestas que se obtengan. Cuando una persona, consciente de lo que ocurre en esos lugares, acude a una ceremonia o servicio con sentimientos devocionales y fraternales debería sentir los efectos de lo invisible desde los primeros momentos en que suene la música o se digan las palabras claves que atraen la atención de los Ángeles. Todos los objetos y símbolos utilizados en un ritual son magnetizados (consagrados) durante el mismo, bien por el oficiante o bien por las entidades que intervienen intermediarias también para que las fuerzas espirituales más elevadas puedan ayudar en el desarrollo a los asistentes.

Por tanto, a mayor contacto con ellos, a mayor receptividad consciente de las energías influyentes, y cuanta más pureza y devoción, más beneficio espiritual se recibe de dichos seres. Cada signo y cada símbolo tienen su función y su ayuda para los miembros presentes, es igual que sea el signo de la cruz que los pensamientos y sentimientos que se emitan en relación con un emblema.

Por Francisco Nieto Vidal

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