viernes, 16 de diciembre de 2011

LA FUNCIÓN DEL SEGUNDO VIGILANTE
Trabajo Realizado por el 2º Vig∴ H∴ PABLO BRINGA
AUG∴ Y RESP∴ LOG∴ AGUSTÍN ALVAREZ Nº 1
Vall∴ de Mendoza, GOA


Claves De Bóveda Para Una Organización Distinta Del Pensar. “Institucionalmente es necesario que exista un 2º∴Vig∴, históricamente es una función ya legitimada, moralmente es una invitación a la belleza del bien en el obrar, conductualmente es un golpe al hígado de nuestras imperfecciones”.
Todos los años se elige uno nuevo o como es costumbre en nuestro taller se reelige para un nuevo mandato. Es el encargado de la educación iniciática de los aprendices, el que vigila el desarrollo y progreso de cada uno de ellos, el que traza el camino a seguir en la búsqueda del tesoro ontológico, el que enseña a trabajar con las herramientas del grado. Del otro lado del binomio tenemos a los vigilados o aprendices que pueden ser uno, cinco, diez, cien o miles (todo depende del estado de civilización del pueblo masónico). La columna de los aprendices está compuesta en la práctica por los que cronológicamente han ingresado últimos en la orden o por aquellos que habiendo suspendido sus tareas como masón algún tiempo, retoman sus actividades en la orden. Iniciáticamente también decimos que todos seguimos siendo aprendices.

Por ende hasta aquí, decimos que tenemos un vigilante y varios vigilados, y esto parece ser desigual y así lo es. El 2º Vig∴ ahora es uno, porque al momento del ingreso fue todos. Empezó siendo uno más y ahora es uno más constreñido en uno menos. ¿Qué queremos decir con esto?: que el trabajo del aprendiz es gradual y tiene que ir de lo máximo a lo mínimo, de un gran número de cosas a uno más reducido, la carrera masónica significa ir trabajando en la consecución del minimalismo para ser maximalista consumado.

Ahora bien, el primer paso que da el aprendiz de forma visual en la logia, es reconocer un nombre y un apellido ocupando el cargo que ha de ser su pedagogo (etimológicamente el que conduce al niño). El segundo paso puede ir más lejos y ahondar en los misterios del ritual, libro del grado y el manual. Pero el aprendiz debe entender que el tercer paso a dar es el iniciático, y esto implica una des personificación del cargo y una búsqueda de la semántica que el mismo representa en nuestro mundo interior, o mejor dicho en nuestro templo. El 2º Vig∴ representa una entidad ontológica autónoma y no un simple sitial o banca

hecha materia.

Entended que la función del 2º Vig∴ es de choque, es la infantería del ejército del pensamiento, es el ordenador de nuestras facultades mentales, el mentor de los cambios de nuestra conducta, el potenciador estoico de nuestras posibilidades de vida. El nos dice que las herramientas no son de madera, aluminio o hierro. Nos insta a descubrirnos y descubrir lo mágico de ser masón en cuanto a comprender las características del juego de la vida. Al 2º Vig∴ no lo debemos buscar los jueves en la noche, sino que lo debemos construir de modo acérrimo en nuestra mente para que ayude contumazmente a la creación del edificio moral y de progreso. Debemos prendernos a la belleza que simboliza el cargo y después fundirnos con ella formando una unidad indestructible.

El primer grado no es un grado político, ni de reconocimiento de títulos y honores profanos, ni de muestras de superioridades intelectuales o desfiles de C. I. s (coeficientes intelectuales), ni de manejo de academicismos de status quo, ni de pedanterismos literarios. Tampoco es una escuelita simple donde el más experimentado en edad enseña al menor, o el menor mas escolarizado enseña al mayor con menos vuelo intelectual. El grado del silencio y la ontología es un grado minero por excelencia, de profunda base individual, donde se empiezan a tejer la red de relaciones cognoscitivas internas para sostener a futuro no muy lejano una existencia llena de progresos y excelsas sensaciones. Ya lo decía Nietzsche: “Hay que aprender a ser mas vaca que hombre moderno”. La vaca tiene la capacidad de rumiar, después traga.

El 2º Vig∴ da las herramientas al recién iniciado, le concede la teoría que contienen, insta a la lectura y al buceo en lo esotérico de los símbolos, lo introduce en la dinámica del ritual, serena sus impulsos e impaciencia subjetiva, refrena sus impaciencias cognoscitivas, instala en su mente la sospecha del oro que puede encontrar en la mina de su ser, lo compele a realizar una prospección y mapeo de la zona que pretende explorar, que es él mismo. Le insinúa que puede rastrear el lugar ontológico desde una perspectiva aérea utilizando tecnología que le permita sacar una radiografía del estado en que se encuentra el sí mismo. Esta simple tarea inicial le puede llevar años de trabajo y todo depende del uso que el aprendiz hace de su tiempo. En esta actividad el aprendiz tiene que recurrir a todo su capital humano para cumplir con los plazos pactados en el contrato que ha firmado con su propia conciencia al momento de su iniciación matricial.

Podríamos pensar desde la geometría logial, que entre la banca del 2º Vig∴, el asiento del aprendiz recién iniciado y el sentado en el último asiento de la fila, se configura un triángulo que en algunos casos puede ser equilátero o perfecto y en otros isósceles o escaleno irregular. La base está conformada por los aprendices y la cúspide por el 2º Vig. La base del triángulo es muy amplia y en la medida que la pedagogía surte efecto, la línea de la base se va angostando. Es como ir barriendo de mayor a menor las imperfecciones, hasta que estas mismas se transforman en un punto, que puede quedar en una mínima unidad, expandirse o explotar si no se ha realizado una buena tarea. La base del triángulo son la preocupaciones profanas y estas van desapareciendo con el límite de las caras del mismo hasta que se hacen mínimas. El masón es un constructor de figuras geométricas lo más perfectas posibles con su propia existencia. Imaginemos la cantidad de figuras que interactúan en una logia y por lo menos sospechemos la complejidad de la realidad que constituyen intracruzadas.

Los primeros masones operativos y aprendices era picapedreros y trabajaban con piedras en bruto buscando darles una forma un poco más perfecta que la bruta, para que después quedara en mejores condiciones para los compañeros, y estos a su vez las mejoraban para los maestros. El aprendiz debe empezar con lo más tosco de su personalidad, lo más obvio o fácil de reconocer como un defecto, y ésta es su piedra en bruto. En algún momento debe dar este primer paso trascendente. La institución le da su tiempo, pero también lo impele al trabajo duro. El silencio es un atajo para descubrir por dónde debe empezar el trabajo. Sin su ayuda y la de la reflexión, es imposible comenzar a instalar la industria ontológica. El silencio no es un simple callamiento, sino más bien una gestación de porvenir envuelto en esencia del ser. Permite ver en torno del mismo y hacer un inventario de las mercancías del espíritu. La reflexión es la gran tejedora de los materiales caídos que suelta el silencio de las paredes del alma. Ella intenta reflejar las conexiones existentes entre las parcelas de sentimientos, imágenes y conceptos.

El 2º Vig∴ debe dirigir el trabajo sin el sentido tradicional del dirigir. Busca dirigir no dirigiendo sino haciendo que cada uno se dirija. Traslada la responsabilidad gradualmente al iniciado y lo despierta de su sueño dogmático en el que buscaba a alguien o algo que le solucionara su vida. Le ayuda a descubrir que en principio él se encuentra solo ante su dilema existencial y debe hacerse cargo del excelso regalo que ha recibido que se llama VIDA. Ya la culpa al otro o al sistema, muere por completo. Su pobreza o riqueza depende de sus propios medios. Las transnacionales o el banco mundial de sus desaciertos se esfuman como una simple pesadilla. Los males que pesan sobre él ya no tienen un responsable directo. Por supuesto que es más fácil echar culpas a los demás de lo que cada uno no puede hacerse cargo, pero el aprendiz por suerte comienza a tener herramientas apropiadas para trabajar en el taller de la industria del pensamiento y la acción que es la masonería. Igualmente allí donde se trabaja, SOLO DONDE SE TRABAJA, el aprendiz encuentra el símbolo solidario y la ayuda interesada del 2º Vig∴, interesado en el progreso del neófito. Un Vig∴ desinteresado sería perjudicial para una institución humanitaria.

El primer grado es el “Conócete A Ti Mismo Y Conocerás Los Dioses” del oráculo de Delfos en Grecia. La inscripción no reza: “Conócete a los Dioses y te conocerás a ti mismo”. La propuesta va de adentro hacia afuera, de lo más cercano a lo más lejano. La idea es que cada aprendiz conozca sus virtudes y defectos y partiendo de ellos pueda planificar su tarea. Por supuesto no basta con conocerse a uno mismo para dejarse igual que como se encontró en estado primitivo. Lo importante es limar las asperezas, potenciar las virtudes y amenguar los defectos. Al ir potenciando lo bueno, lo malo disminuye su influencia. Lo bueno emula en todas las direcciones e influencia a los que poseen bueno materiales en sus espíritus. Solo a partir de esta fase inicial los velos de la caverna se van corriendo y se empiezan a ver capas de luz cada vez mas intensas, y la luz trae más luz y se contagia. Recordemos que para los griegos la palabra DIOS, significa CONTEMPLAR o VER. Conocerás los dioses significa aprenderás a VER cada día un poco más. Clarificar las conductas, acciones, pensamientos, sentimientos, trabajos profanos. Dios es cada uno de nosotros en potencia queriendo ver un poco mas cada minuto que pasa en la hermosa experiencia de vivir. A Dios no se lo encuentra en el cielo sino en la mente de los aprendices atentos y pacientes ansiosos por amar.

La segunda vigilancia no es la primera por que esta se encarga de los mas pulidos compañeros, es segunda para el plan general de la orden en vistas de un gran rascacielos erigido al progreso, pero primera en responsabilidad en cuanto la primera impresión del aprendiz al ingreso en la institución. Segunda para el todo pero primera para la parte. Segunda para la escalera y primera para la base, y de allí la importancia de un buen discernimiento sobre la tarea del 2º Vig∴ Es importante saber ser segundo para pasarle la posta al primero y luego al Ven∴ Maest∴ Así como el segundo no es primero ni el primero es Ven∴ Maest∴, el aprendiz es único e irrepetible y tiene que trabajar en principio solo en su piedra sin querer aconsejar a otro aprendiz. Agustín Álvarez decía que el gran invento de Gutenberg fue descubrir que para cada letra hacía falta una matriz y esto equivale a decir que para cada individuo hace falta una pedagogía especial que lo perfeccione. Cada individuo perfeccionándose al máximo de sus posibilidades, que bella obra la que podrían construir todos unidos cuando cada uno ha cumplido con lo suyo y nadie tiene que corregir a nadie, que perfecto el plan que tiene la orden para que el todo funcione, que hermoso país tendríamos si todos entendieran esta mínima consigna, que absurdidad sería pensar el asistencialismo. Hay asistencialismo cuando el beneficiario quiere que lo asistan y no se asiste.

El 2º Vig∴ no enseña con el látigo sino con el ejemplo en el trabajo, no insiste en la exigencia sino en los casos donde hay humus apropiado para fertilizar el campo mental. En equipo con el 1º Vig∴ y el Ven∴ Maest∴, sondea sus dominios y los comparte con ellos en vistas de un crecimiento equilibrado en la educación de los masones todos. Su tarea no es únicamente unidireccional sino multidimensional, como también lo es la del resto de las autoridades de una logia. Pero sin lugar a dudas sus dominios son claros y precisos como sus objetivos. El Ven∴ Maest∴ le encomienda una tarea clave y el 1º Vig∴ espera su buen desempeño. La segunda vigilancia es el portal de ingreso a una nueva percepción del mundo y de la vida. De ella depende en gran medida la permanencia o alejamiento de los nuevos aprendices. Hay un enorme compromiso en la función y el mismo representa para un masón asumido un gran gozo espiritual y moral, ya que no se trabaja por compulsión o constricción = sino porque trabajar en logia es lo mismo que vivir en logia. Significa estar siendo en el mundo de una manera determinada por una de las filosofías más sublimes que el universo del pensamiento haya creado en todos los tiempos. El placer en el trabajo da perfección a la obra. Educar para un buen 2º Vig∴ implica educarse continuamente él de igual modo. El enseña aprendiendo de cada aprendiz y cada aprendiz permanece como una facultad especial en la

mente de cada 2º Vig∴ de modo que el símbolo sigue siempre operando. Si el 2º Vig∴ entrega una regla de 24 pulgadas al aprendiz, no lo hace con el fin de que la toque y descubra la madera, ni tampoco para trazar líneas en un papel.

Lo hace para que el neófito descubra una nueva manera de dominar el tiempo. Desde que nacemos comenzamos a morir sostenía Heidegger y lo dicho no son solo palabras. El tiempo se acaba para cada uno en la muerte física, pero el segmento comprendido entre el nacimiento y la muerte puede ser sabiamente dividido en función de las expectativas que cada masón tenga para su propia vida. A su vez el tiempo material lo parcelamos en medidas fijas llamadas días, semanas, meses y años. Y si somos más nano-observadores nos adentramos en la estructura de las horas, minutos y segundos. Hay personas que en un segundo pueden determinar de mejor modo su vida que muchas en meses o \años. La orden nos enseña a domar en lo humanamente posible cada una de estos cimarrones fragmentos de tiempo, de modo que unas pocas horas bien aprovechadas pueden lograr cambios insospechados. Ahora bien, la orden enseña pero nosotros ejecutamos. El tiempo es como el mar y nosotros somos como los pelícanos y gaviotas que volando a su ras, tenemos que saber determinar cuando nos estrellamos contra sus aguas para conseguir el anhelado pez que nos alimente. La gaviota va detrás del pelícano vanguardia para comer sus sobras. A veces elegimos ser pelícanos y otras conviene ser gaviota hasta estar convenientemente preparado. La idea central es saber cómo nos estrellamos contra el tiempo en busca de sus arcanos, si como gaviota o como pelícano, o si solo miramos de lejos verlo pasar.

Muchos humanos juguetean en las playas, pocos se adentran tras las olas a nadar y solo algunos se atreven a enfrentarlo en altamar. Muchos juguetean en las costas de la verdadera vida, algunos se atreven a nadar tras las olas de las dificultades y solo algunos desafían al tiempo en su altamar de los sueños. La regla de 24 pulgadas es una invitación a meter los pies a mayores profundidades hasta dejar de hacer pie en terreno conocido y empezar a flotar en lo inconmensurable de las posibilidades existenciales. Un buen masón debe disponer de su tiempo y no dejar que este disponga de él. No hay nada imposible, excepto la imposibilidad. La regla es la norma que somos capaces de practicar. Las 24 pulgadas son las horas del día que somos capaces de transformar. El futuro llegó hace rato queridos hermanos. Ya no hay tiempo de lamentos intuía un viejo rock ero en una atinada canción. El tiempo que nos queda que sea impregnado por nuestra nueva concepción. Atrevámonos a zambullirnos en él con las herramientas que nos da la institución más bella del mundo. El 2º Vig∴ representa la belleza, pues hagamos cosas bellas y punto.

No perdamos tiempo, perdamos taras y prejuicios, limitaciones y vicios, imbecilidades y desaciertos. El tiempo es nuestro aliado, no nuestro enemigo. No lo veamos solamente lineal, busquemos en él algo más como hacemos con nosotros al tratar de bucear en nuestros misterios. Lo único que no permite el tiempo que tenemos es la inacción o apatía, estas son cosas de la anti-vida y no de sus concepciones. Que la regla sea tu regla y que las 24 horas del día sean tus horas. Que nada se interponga en tu aprendizaje. Caiga quien caiga: “masón continúa”. Por otro lado ¿qué necesidad tenemos de relacionar un mazo con la voluntad? (Diría un recién iniciado). ¿Porqué no se lo dejamos a los constructores y punto? Yo sólo veo una especie de martillo que sirve para golpear clavos, cuñas, tablas, grampas, dedos, chapas o lo que sea. ¿Para qué pensar otra cosa? A esta inquietud podemos responder: ¿acaso los aviones no imitaron a las aves, las ruedas a la redondez de los planetas, las computadoras al cerebro, los arquitectos a los horneros? Podemos sospechar que el mazo por la fuerza con que golpea y la presión que ejerce para cumplir una función, imita a la inquietud y la acción que parte del hombre para no permanecer estático en la vida, a su fuerza para ir adelante en la vida, etc. La voluntad puede pegar débil, justo o fuerte como el mazo. Débil en los oficios poco asumidos, justo en los realizados a conciencia, y fuerte en los momentos de superación personal necesaria.

Un aprendiz al ver un mazo ve una esperanza de cambio, una potencia a efectuar, un sentido sugerido, siempre y cuando haya una buena pedagogía que lo oriente. El mazo es determinación y poder, iniciativa y fijación, limitación y objetivo. Basta de aburrirnos queridos aprendices con las aparentes repeticiones absurdas de un ritual. Dejemos de ocupar bancas en logia para visualizar solo formas vanas. Que tu mazo estimado aprendiz te compela a cambiar tu conducta y te lleve a actuar tras la frontera de un simple edificio. Que exista materialmente una logia es solo un truco para jugadores atentos en los misterios de la ciencia y la vida. Se pone la escenografía y el libreto lo develamos nosotros con sabiduría, fuerza y belleza. No caigamos en análisis apresurados pampeanos sino mas bien descubramos ejercitándonos gradualmente este bello Aconcagua al cual nos compele la orden.

Escalemos y escalemos procurando que no nos tengan que venir a rescatar, sino más bien a felicitar por la misión cumplida. Veamos en el cincel, nuestro cincel, usémoslo para perfeccionar la escultura de nuestros días. Demos forma y sentido a nuestro paso por el universo y sigamos apostando en tiempo a la inteligencia que todo lo puede ver y discernir. Ella es amplia y bondadosa y solo se refrena cuando nosotros la refrenamos, porque si no ella es generosa e inmensa y nos lleva con sus alas a parajes insospechados. La inteligencia no es de metal. El metal es pensado por ella y logrado por ella. Una herramienta material llamada cincel es fruto de un trabajo de un artesano. Es el resultado de un esfuerzo, un trabajo, de una inteligencia que derrite el metal duro y lo transforma en metal líquido diseminado por el cosmos para su decoración. Lo suaviza pero sin amenguarle su potencia, lo esparce pero lo delimita, lo muestra pero le da nuevas formas cada día.

El cincel es la acción delimitada y consciente que va siendo empujada detrás por la voluntad del malletear en un continuo ir y venir de las horas temporizadas. El cincel es la educación que nos deleita, la auto-superación que nos llama, el proyecto que nos envuelve y el objetivo que buscamos. Decir cincel es decir progreso y construcción. Aprendamos a zamarrear los símbolos hasta que caigan de ellos gotas de sabiduría y sentido para condecorar nuestra filosofía. Veamos tras las palabras aunque vaya siendo de a poco y con mucha paciencia.

Presintamos tras los rostros y las apariencias. Quitemos los velos a las opiniones de hierro y amortigüemos las caídas con luz del intelecto. La inteligencia o cincel es un gran abridor de mentes con un filo inconmensurable y pleno listo para ser usado en cualquier momento del día. Es una intermediaria necesaria entre la voluntad y nuestro ser, es el puente entre la animalidad y nuestra perfección, instancia superior que abona nuestra mismidad. Para terminar esta humilde e incompleta plancha, tratemos de imitar durante nuestra estadía en esta magna institución, a la duración de los párrafos de este trabajo. Si contamos línea por línea cada uno de ellos veremos que empieza por tres y termina por veinte, pasando por el cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez, etc. El trabajo va de menor a mayor pero siempre en la estructura geométrica del aprendiz que es el triángulo. Repetir el un, dos, tres, un dos tres, un dos, tres, es como componer un bello vals con nuestra vida, es construir un ritmo que aunque siempre repite nunca suena igual. Este baile se acaba solo con la muerte física y por mientras, la música que aprende el aprendiz no se le olvida nunca más. Concentrémonos en los tresillos, tríadas o triángulos y sobre esta base aprendamos a meter todas las combinaciones de las siete notas hasta el infinito. Entendamos que este trabajo llega solo a la línea veintiuno y que debemos trabajar con postas entre hermanos para que la carrera no termine y seamos buenos atletas del pensar.

Procuremos no saltar del uno al veintiuno y disfrutemos cada paso en el número que nos toca transitar. Los viajes de la masonería no se acaban nunca y la evolución tampoco, y en ese sentido podemos hablar de construcción de poder real. Dadme una palabra y solo recién te daré la otra, no sé leer ni escribir solo se deletrear. Cada letra de una palabra es como cada masón en nuestro templo moral. Ascendamos contando de a uno por vez pero luego retornemos al uno-bien como diría Plotino. Así como he procurado expandir gradualmente el pensamiento en esta plancha, debe intentar todo aprendiz con paciencia, entender los secretos que nuestra filosofía encierra. El 2º Vig∴ es la palabra entera y cada aprendiz su letra única. Trabajad pues en aprender de a una letra por vez, que luego podréis escribir sin apuro alguna palabra y en un futuro no muy lejano quizás alguna oración. Cumplid la función de letra-individuo y aprenderéis a ser buen ciudadano en el tiempo. “Avanzad, Avanzad, Avanzad”

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