viernes, 17 de febrero de 2017

RENE GUENON Y LA MASONERIA


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RENE GUENON Y LA MASONERIA

por : Francisco Ariza

Uno de los temas de investigación sin duda apasionantes entre los muchos que ofrece la obra de René Guénon es, precisamente, el que nos toca desarrollar en estas páginas: la influencia de dicha obra en la Masonería, sabiendo de antemano que no podemos abordar, por razones obvias, todo lo que Guénon dijo al respecto, que fue mucho y muy importante. Esto nos obliga a ser necesariamente sintéticos en nuestra exposición, y a señalar tan sólo una serie de puntos que nos parece pudieran ofrecer una visión global de lo que el mensaje guenoniano representa para la Masonería, una de las pocas vías iniciáticas que todavía pervive en Occidente.
Y cuando hablamos de esa influencia lo hacemos sabiendo que la obra legada por Guénon, en su conjunto, constituye no la exposición de una forma tradicional cualquiera, sino que se trata de la adaptación a nuestra época de la doctrina metafísica y la cosmogonía perenne, cuya depositaria no es otra que la Tradición primordial, también llamada Tradición unánime y universal, pues su origen es no-humano, o mejor aún supra-humano, por ser la expresión misma de la Verdad y la Sabiduría eternas.1 Para Guénon, todas las formas tradicionales (incluidas las que tienen dentro de sí un componente religioso o exotérico) derivan de esa Tradición primigenia, y de ella extraen su legitimidad en tanto que tales formas. Esto incluye, naturalmente, a la tradición masónica, según confirman las distintas leyendas en donde se relatan sus orígenes míticos, así como sus códigos simbólicos y sus ritos iniciáticos, los cuales constituyen sus señas de identidad y su razón misma de ser. Quizás fue la pervivencia de esos códigos la razón principal del interés mostrado siempre por Guénon hacia la Masonería, interés que, además, estaba plenamente justificado por el hecho de que ésta, lejos de encontrarse en pleno vigor, se hallaba sumergida en una profunda decadencia que la conducía de manera inexorable al borde de su desaparición como tal organización iniciática, y por tanto de ser completamente absorbida por el mundo profano.
En efecto, a principios de siglo, cuando Guénon comienza a escribir sus primeros artículos en la revista "La Gnose" (precisamente en la época en que recibe la iniciación islámica, la taoísta y la masónica), la Masonería estaba sufriendo la misma suerte que antaño corrieron otras organizaciones iniciáticas y tradicionales de Occidente, como fue el caso de la Orden del Temple y la Orden Rosa-Cruz, a las que más adelante nos referiremos. La incomprensión de que eran objeto los símbolos y los ritos por la mayoría de sus miembros era la causa principal de esa decadencia, que para Guénon ya comienza cuando a principios del siglo XVIII la Masonería pierde gran parte de su antiguo carácter operativo (heredado de los constructores y cofradías artesanales de la Edad Media) al hacerse predominante en ella lo "especulativo", que lejos de constituir, como señala el propio Guénon, "un progreso, implica, no una desviación propiamente dicha, sino una degeneración en el sentido de un aminoramiento, que consiste en la negligencia y el olvido de todo lo que es realización, porque es esto lo verdaderamente 'operativo'".2
Ese olvido sería entonces el verdadero origen de lo "especulativo" dentro de la Masonería (o de la preponderancia de éste en detrimento de lo operativo, pues ambos no tienen por qué excluirse, como no se excluyeron en la antigua Masonería, en donde lo especulativo se correspondía con la iniciación virtual y lo operativo con la realización efectiva), lo cual no quiere decir que ésta haya tomado definitivamente una forma "especulativa", pues esto significaría afirmar que sus símbolos son sólo "teoría", y no contuvieran, como de hecho contienen, los elementos necesarios para la realización espiritual. Como antes hemos dicho, lo "especulativo" es sólo un punto de vista, por otro lado insuficiente, por su carácter mental y reflejo, para efectuar el paso de la "potencia al acto", de lo virtual a lo efectivo, o como se dice en lenguaje masónico, para ir de las "tinieblas a la luz". Esto ha de quedar bien claro si se quiere comprender lo que para Guénon significaba realmente la Masonería, pues más allá del estado de degeneración en que, por las circunstancias que fuesen, se encuentra una organización iniciática, esto "no cambia nada de su naturaleza esencial, y asimismo la continuidad de la transmisión es suficiente para que, si circunstancias más favorables se presentaran, una restauración sea siempre posible, debiendo ser necesariamente concebida esta restauración como un retorno al estado 'operativo' ".3 Por ello él insistió, casi cada vez que abordaba el tema masónico, en señalar las diferencias existentes entre lo "operativo" y lo "especulativo", pues es ésta una cuestión de capital importancia que debe ser entendida claramente si se desea comprender la verdadera naturaleza de la iniciación masónica, o mejor aún, de la iniciación considerada en ella misma, al margen de la forma tradicional a través de la cual se exprese. Para Guénon lo "operativo" no es sinónimo de trabajo manual, ni tampoco de "práctica", sino más bien de trabajo interior, en el sentido alquímico del término, es decir de lo que el ser pueda hacer consigo mismo en vistas al cumplimiento de su propia realización espiritual, que es lo que realmente importa, no siendo el trabajo manual sino un soporte como otro cualquiera para efectuar dicha realización. No es entonces por casualidad que tanto la Masonería, como la tradición Hermética, también se denomine el "Arte Real", idéntico a la "Gran Obra" de la transmutación alquímica. Las "herramientas" de ese trabajo interior no son otras que los ritos y los códigos simbólicos, su práctica, estudio y meditación, pues ellos vehiculan las ideas de orden cosmogónico y metafísico cuyo conocimiento efectivo determinará el grado del desarrollo del ser y la vinculación con su Principio uno y eterno.
Sin embargo, si los símbolos y los ritos, o la energía espiritual que vehiculan y de la que son el soporte, no son "vivificados" por el Espíritu, esto es, si no actualizan y promueven la búsqueda del Conocimiento, que es en definitiva de lo que se trata, la iniciación masónica será tan sólo "virtual", y entonces sí que podrá llamarse "especulativa", pero no en ella misma, sino con respecto a quien así la considere. Es bastante probable que para la mayoría de masones de hoy en día su Orden no sea sino eso: "especulativa", o teórica, sin relación alguna, o en cualquier caso reducida al mínimo, con cualquier tipo de realización interior, que incluye el desarrollo de las posibilidades de orden universal y trascendente inherentes a la naturaleza humana. Pero la obra guenoniana va dirigida sobre todo a aquellos masones que realmente se entregan a la búsqueda del Conocimiento, esperando encontrar en los símbolos y ritos masónicos las enseñanzas y los métodos necesarios para hacer efectiva su iniciación. Es decir, a los que se sienten a sí mismos herederos de su legado tradicional, y se muestran receptivos a su mensaje, considerando que está vivo y que es actuante (y no una reliquia del pasado trasnochada y anacrónica), y además sabiendo con certeza, y esto es esencial, que dicho legado forma parte de la "cadena áurea" o Philosophia Perennis directamente emanada de la Tradición primordial.
Por consiguiente, es partiendo de una toma de conciencia de la verdadera universalidad de los símbolos y los ritos masónicos, que se puede acometer cualquier labor encaminada a recuperar, en la medida de lo posible, los elementos doctrinales que se han perdido, o han sido alterados, con el paso de lo operativo a lo especulativo. Y es en este punto preciso donde la obra de Guénon adquiere su verdadera función con respecto a la Orden masónica, ofreciéndole a esos masones vinculados con el Espíritu de su tradición las "líneas maestras" a partir de las cuales realizar esa labor restauradora. Si la obra que nos ha legado ha sido considerada como "providencial" para la Orden masónica es por una razón fundamental: porque restituye el sentido original de sus símbolos y sus ritos, que constituyen la doctrina y el método masónico respectivamente, integrándolos dentro de la Cosmogonía Perenne, afín a todas las formas tradicionales. De ahí también que cualquier tentativa que se haga para recuperar la "operatividad" de la simbólica masónica haya de pasar necesariamente por un conocimiento previo de aquella obra, en la que se encontrará todo lo imprescindible para que dicha tentativa dé sus frutos y se haga realidad, lo cual incluye, naturalmente, el conocimiento de otras tradiciones distintas a la Masonería, pero idénticas a ella en lo esencial. Esto es perfectamente normal e incluso necesario, pues admitiendo la universalidad y sacralidad de los códigos simbólicos de todas las tradiciones, aún vivas o ya desaparecidas, el conocimiento de dichos códigos es desde luego de una ayuda inestimable para comprender la propia simbólica masónica. La misma obra de Guénon es un ejemplo, e incluso un modelo, de lo que decimos, pues en ella constantemente se hace referencia a las relaciones, reciprocidad y correspondencia entre las diversas doctrinas tradicionales, en su identidad a través de sus símbolos, ritos y mitos, haciéndonos ver que todas esas doctrinas derivan, gracias precisamente a esa identidad, de una sola y única Doctrina o Tradición. Esa obra no es la de una individualidad (en todo caso ésta fue tan solo el soporte), sino la de una función tradicional, que Guénon "encarnó" por razones que nunca sabremos (ni tampoco importan demasiado), pues como se dice en las Escrituras "el Espíritu sopla donde quiere", cómo y a quién quiere. Y también que "los caminos del Señor son inescrutables". En lo que concierne a la doctrina puramente metafísica y a los símbolos fundamentales de la cosmogonía, Guénon fue un fiel intérprete de la Tradición, el más importante de nuestro siglo, y sus limitaciones en este caso eran las que le imponían el propio lenguaje humano, que como tantas veces él mismo dijo, se muestra incapaz, por su forma analítica y discursiva, de expresar en toda su amplitud las verdades universales, que son de orden supra-humano, y que por tanto sólo pueden ser aprehendidas mediante la "intuición intelectual", a cuyo despertar contribuye principalmente el símbolo y lo que él revela. Guénon no se cansó de repetir que el mensaje tradicional no es sistemático, es decir que no se presta a ningún tipo de clasificación racional y mental, pues el objeto mismo de ese mensaje es el mundo de las ideas y de los arquetipos, es decir de las posibilidades de concepción verdaderamente ilimitadas, que naturalmente están por encima de cualquier sistema o forma, que siempre tiende a la limitación más o menos estrecha.
Por tal motivo, Guénon consideraba muy importante la creación de logias centradas en la investigación de los símbolos y los rituales, para lo cual es imprescindible que los integrantes de esas logias posean conocimientos doctrinales lo suficientemente amplios y profundos para que dicha labor de los frutos apetecidos, y permita que lo que estaba "disperso" sea de nuevo "re-unido", lo que sería conforme a uno de los principios básicos de la Masonería, que consiste en "difundir la luz y reunir lo disperso". Podemos decir que la obra de Guénon, en la medida en que ella es la expresión de los principios e ideas universales, puede verse como esa "luz" clarificadora que la Masonería necesita como guía para remontar la curva descendente en que se encuentra en la actualidad. Y aquí queremos recordar aquella expresión hermética que afirma que "cuando todo parece perdido es cuando todo será salvado". Y aunque esta expresión se refiera a un determinado momento del proceso mismo de la iniciación, también se puede extrapolar al conjunto entero de una tradición, en este caso de una organización que precisamente es iniciática, que aunque en lo esencial ella siga siendo tan virginal como en sus orígenes (lo que hace posible que, a pesar de todo, continúe transmitiendo la influencia espiritual a quien esté capacitado para recibirla), sin embargo, en tanto que institución, está inevitablemente sumida al devenir del tiempo y su decadencia cíclica. En cierto modo, lo propio del hombre, peregrino en un país extranjero, es "errar" por la "rueda del mundo", mientras que la Tradición (lo que ella revela) se mantiene inalterable en el centro de esa misma rueda, a la que da vida y sentido.
Así pues, el papel que pudieran desempeñar esas logias sería fundamental para devolver a los símbolos y ritos masónicos su "operatividad", sabiendo de antemano que esto será así para un número muy reducido de masones, suficientes, por otro lado, para que la Masonería recobre nuevamente su "fuerza y vigor", por emplear una expresión masónica habitual. Este es uno de los casos en que la calidad (o cualidad) importa infinitamente más que la cantidad. Mas, para que dicha operatividad sea efectiva, esos estudios, lejos de limitarse al plano puramente teórico (esto es, "especulativo"), han de ser considerados por quienes los realizan como un soporte y formando parte integrante de su propio trabajo interno, condición ésta que es indispensable para que los resultados que se pretenden alcanzar estén apoyados en una base lo suficientemente sólida y fuerte, nacida del íntimo convencimiento de que la "intención" que los mueve está en conformidad con la herencia recibida de la Tradición.
Es evidente que dicha "intención", o voluntad, ha de tomarse aquí en su sentido etimológico preciso, esto es, como un "tender hacia" (de in tendere), o "tendencia" hacia la que se dirige u "orienta" todo el ser, lo cual equivale a seguir un orden en la dirección ascendente que señala el "Eje del Mundo", comunicando a ese ser con su Principio, que en la Masonería recibe el nombre de Gran Arquitecto del Universo. De hecho la palabra iniciación, del latín in ire, no quiere decir sino 'entrada' o 'comienzo', y está ligada a la idea de emprender un camino: el camino del Conocimiento. En El Rey del Mundo, Guénon aclara la representación simbólica de esa intención u orientación ritual: "ésta, en efecto, es propiamente la dirección hacia un centro espiritual, que, cualquiera que sea, es siempre una imagen del verdadero Centro del Mundo". Podrían aplicarse aquí estas palabras del Evangelio, que, además, forman parte de ciertos rituales masónicos: "Buscad y encontraréis; pedid y recibiréis; llamad y se os abrirá". Ha de existir entonces un verdadero "compromiso" adquirido con el Espíritu de la Orden masónica para que lo "virtual" pase a ser efectivo y se convierta en una realidad permanente; que lo potencial, en fin, se actualice, y permita que el hombre se encuentre y se conozca a sí mismo en el cumplimiento de su verdadero destino. Dicho compromiso lo constituye el "lazo" iniciático, mediante el cual el ser, ligándose con la Tradición, asume, o va asumiendo gradualmente (de aquí la idea de grados), que ella y él son una sola cosa, es decir que el mensaje por la Tradición vehiculado se identifica con el que lo recibe, y viceversa. Sólo entonces la Masonería, su mensaje o transmisión,4 podrá ir revelando su contenido y promover la efectiva realización interior, justificando así el sentido de su propia existencia como organización iniciática.
Esta idea aparece con frecuencia en Guénon, sobre todo en sus dos libros que tratan específicamente sobre la iniciación: Aperçus sur l'Initiation e Initiation et Réalisation Spirituelle. Estos volúmenes tienen un valor inapreciable para conocer la verdadera naturaleza de la iniciación, pues en ellos se exponen los principios fundamentales que estructuran su proceso, y para los masones en particular constituyen sin duda una guía doctrinal que les permite recuperar una enseñanza que formaba parte integrante de la antigua Masonería operativa. Las ideas que allí se desarrollan son, por tanto, un complemento perfecto a los estudios de los símbolos y un medio efectivo para comprender en profundidad el sentido de los ritos y sus prácticas, vehículos y soportes, volvemos a repetir, de la influencia espiritual.5
Para Guénon, el lazo iniciático no es otra cosa que la recepción de esa influencia, que siendo de orden estrictamente espiritual y metafísico es siempre idéntica a sí misma, inmutable y eterna, cualesquiera sean los vehículos simbólicos y las formas tradicionales a través de los cuales se manifieste. Dicho lazo se refiere, empleando un término hindú, al sûtrâtmâ, o "hilo de Âtmâ", el hálito del Espíritu que liga entre sí a los múltiples estados del ser, y a todos ellos con su Principio, que es su identidad más profunda y real. En este sentido, debemos recordar que algunos de los antiguos manuales masónicos comenzaban con la siguiente serie de preguntas y respuestas: "¿Qué lazo nos une?".- "Un secreto".- "¿Cuál es este secreto?".- "La Masonería". Esto quiere decir, entre otras cosas, que la Masonería es ella misma un "secreto", o un "misterio", conservado en su núcleo más íntimo por encima de la forma específica que necesariamente adquiere una organización tradicional, y que dicho secreto es inviolable por su propia naturaleza espiritual, no teniendo nada que ver con el "secretismo" propiciado por las sectas ocultistas, pseudo-iniciáticas y similares. Secreto o misterio que únicamente puede ser conocido por quienes se entregan a él, pues como se dice en el Zohar, "la Sabiduría sólo se revela a quien la ama".
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Abundando en lo dicho, Guénon señala6 la similitud que existe entre las palabras "secreto" (secretum) y "sagrado" (sacratum), añadiendo que "se trata, tanto en uno como en otro caso, de aquello que está puesto aparte (secernere), reservado, separado del dominio profano". Y prosigue: "igualmente el lugar consagrado es llamado templum, cuya raíz tem (que se reencuentra en el griego temnô, cortar, separar, de donde temenos, recinto sagrado) expresa también la misma idea; y la 'contemplación' se vincula aún a esta idea por su carácter estrictamente 'interior' ". Estas palabras nos llevan a considerar el papel fundamental que en la tradición masónica desempeña la Logia, el Templo o "recinto sagrado" que según la fórmula ritual ha de estar "a cubierto", esto es "separado" y "puesto aparte" de la realidad relativa, y por tanto ilusoria, del mundo profano, significando esta palabra, profano, lo que literalmente está "fuera del templo" (profanum). Pero además, la Logia, el Templo masónico, representa una verdadera síntesis del orden universal (de la Cosmogonía), y por consiguiente un modelo simbólico sumamente importante cuya estructura el masón ha de conocer perfectamente, formando así parte integrante de la propia enseñanza iniciática.
La Logia es consubstancial a la Orden masónica, pues no se debe olvidar que los orígenes de la misma se remontan a la construcción del Templo de Jerusalén, o de Salomón, al que la propia Logia reproduce en su esquema esencial. Además, es en la Logia, dentro del "recinto sagrado", donde se cumplen todos los trabajos rituales, y este es el motivo de que la Logia también sea considerada como un "Taller", recuerdo sin duda alguna de los tiempos operativos, pero que continúa siendo un término todavía válido para quienes la iniciación y su proceso es el exacto equivalente del "Arte Real" o "Gran Obra". En efecto, Guénon afirmó en varias ocasiones que lo más importante en Masonería es la ejecución del ritual, que es el verdadero trabajo masónico, en primer lugar porque el rito no es sino el propio símbolo en acción, y por tanto no está separado de la idea que conforma al símbolo: es esa misma idea manifestándose, y es por eso que es el vehículo de transmisión de la influencia espiritual o supra-individual. Y en segundo lugar, y como consecuencia de ello, porque esa acción está realizada siempre conforme al orden, es decir conforme a las propias leyes del cosmos, pues esta palabra, cosmos, en griego significa precisamente "orden", que es por cierto la traducción exacta del sánscrito rita, idéntica evidentemente a la palabra rito.7 Cosmos, orden y rito (es decir el símbolo en acción) son entonces tres términos equivalentes, de ahí la necesidad de que el gesto ritual sea ejecutado lo más perfectamente posible, porque de esta manera se entra en correspondencia directa con la Armonía universal.8
La Masonería misma se identifica y es una con esa Armonía, y para sus miembros ella es "la Orden", entendida claro está, como sinónimo del propio Orden cósmico, como si, efectivamente, no fuera sino una emanación directa de él. Naturalmente esto no es privativo sólo de la Masonería, pues lo mismo podría decirse de todas las organizaciones iniciáticas y tradicionales. Pero en la Masonería, por el hecho de derivar de una tradición de constructores, que entendían el cosmos como una arquitectura, y la arquitectura como una imitación del modelo cósmico, esa relación con el orden universal se hace más evidente y está en su propia razón de ser. Además, la denominación de Gran Arquitecto dado al principio espiritual bajo la inspiración del cual se realizan todos los trabajos y ritos masónicos, es motivo más que suficiente para que no quepa la menor duda al respecto. Y es ese Principio, que Guénon identifica con el Viswakarma hindú, o el "Espíritu de la Construcción Universal",9 el que es trasmitido, o al menos su germen o semilla virtual, en el rito de la iniciación masónica, y el que está "presente" siempre en la ejecución del rito cuando éste, como se ha dicho antes, es una "acción hecha conforme al orden". Ese espíritu se concibe como una "luz", y el desarrollo del germen espiritual implantado por la influencia iniciática, se verá como una "iluminación" progresiva de la conciencia humana,10 iluminación que es análoga "a la vibración original del Fíat Lux que determina el comienzo del proceso cosmogónico por medio del cual el 'caos' de las posibilidades será ordenado para devenir el 'cosmos' ". La "iluminación" iniciática, que es un "segundo nacimiento", opera entonces el mismo efecto en el ser que la acción de la Palabra o Verbo divino al proyectar el Fíat Lux en el caos o matriz primigenia, de donde nace igualmente el mundo. Dicho caos, Guénon en cierto modo lo asimila a las "tinieblas exteriores" del estado profano, de donde procede el recipiendario antes de su entrada en el Templo, entrada que será para él, en efecto, un pasaje "de las tinieblas a la luz". Existe, por tanto, todo un conjunto de correspondencias y analogías entre el proceso cosmogónico y el proceso iniciático, "y así la iniciación es verdaderamente, según un carácter por otro lado muy general de los ritos tradicionales, una imagen de 'lo que ha sido hecho en el comienzo' ".11
Según ese "carácter general", además del rito propiamente iniciático, la "imagen de lo que ha sido hecho en el comienzo" la Masonería la repite en el ritual de apertura de la Logia, apertura que es sin duda alguna un acto cosmogónico, y por consiguiente una fuente de enseñanza simbólica inestimable para entender el sentido de la propia iniciación.12 En efecto, hasta el momento de su apertura la Logia permanece en "tinieblas", o en un "caos" potencial que será progresivamente "iluminado" y "ordenado" por la acción del rito, acción que determinará la creación de un espacio y un tiempo sagrados, pues la energía del símbolo habrá sido plenamente actualizada, pasando a ser la Logia entonces "un lugar muy iluminado y muy regular", expresión masónica que se ha seguido conservando, y de la que Guénon dice que representa "un recuerdo de la antigua ciencia sacerdotal que regía la construcción de los templos".13 Dicha ciencia es la Geometría, a la que los operativos identificaban con la Masonería misma, pues el arte de la construcción, esto es la arquitectura, constituye el desarrollo de las ideas contenidas en las formas geométricas, entendidas éstas en su aspecto puramente cualitativo, que es el que siempre ha tenido en la Masonería y en todas las tradiciones. No es entonces por casualidad que en ésta el Gran Arquitecto reciba también el nombre de "Gran Geómetra del Universo".
En efecto, la geometría es la ciencia masónica por excelencia,14 estrechamente relacionada con la ciencia de los números, pues la geometría es realmente el cuerpo del número, pero el número considerado no como cifra, que sólo sirve para el cómputo cuantitativo, sino como ideas de orden metafísico que al manifestarse organizan la Inteligencia o estructura invisible del cosmos, generando su dinámica interna o Alma universal, y con ella el Rito cósmico y la posibilidad de la vida bajo todas las formas en que ésta se expresa. Hablar de número es hablar, como pensaban los pitagóricos, de una energía o fuerza en acción, de un poder divino que al plasmarse en la substancia receptiva del mundo y del hombre la actualiza y la hace inteligible, esto es, la ordena al conjugar y armonizar sus partes dispersas. Y ya que hablamos de los pitagóricos (cuya herencia afirma Guénon pasó a la Masonería medieval a través de los Collegia Fabrorum romanos), debemos decir que para ellos el Dios geómetra era el propio Apolo hiperbóreo, Dios de la Luz primigenia del que Platón dice que "geometriza siempre", pues con sus rayos luminosos "mide" la totalidad de la manifestación universal, extrayendo el cosmos del caos.
En este sentido, Guénon nos dice en el tercer capítulo de El reino de la cantidad y los signos de los tiempos, titulado "Medida y manifestación", que esos rayos equivalen a las middoth de la Cábala (que significan precisamente "medidas" en hebreo), asimiladas a los atributos y nombres divinos, "afirmándose que Dios creó los mundos gracias a ellas, lo que por otra parte se relaciona precisamente con el simbolismo del punto central y de las direcciones del espacio. También podríamos recordar a este respecto la frase bíblica en la que se afirma que Dios ha 'dispuesto de todas las cosas en número, peso y medida' ".15 Según esto la manifestación corpórea, o el mundo físico, debe tomarse como un símbolo de toda la manifestación universal, pues de otra manera ésta (la manifestación universal) dejaría de ser representable, es decir que no se podría simbolizar de ninguna manera, lo cual evidentemente es imposible, pues la ley de analogía y de correspondencia (ley que constituye la clave del símbolo) actúa en todos los niveles y planos de la manifestación, relacionándolos unos con otros, generando así el discurso de la existencia. El propio pensamiento humano es analógico, y es precisamente esa cualidad la que le permite acceder y comprender, a su nivel correspondiente, las realidades superiores.
Es entonces por eso que el espacio físico se toma como un símbolo del propio orden cósmico, y ese espacio es realizado y medido en toda su extensión por las seis direcciones, equivalentes simbólicamente a las middoth o atributos divinos y a los "rayos luminosos" del Apolo hiperbóreo, todos ellos partiendo de un centro, que en el caso de la representación geométrica es un punto, y en el mundo espiritual es el "Corazón o Centro del Mundo", es decir Dios mismo o la Unidad primordial. La Logia, que es, volvemos a repetir, una imagen del cosmos, no se "actualiza" hasta el momento en que se "encienden las luces", las cuales, efectivamente, la hacen pasar de las "tinieblas a la luz". Todo esto es importantísimo en el simbolismo masónico, al que, como estamos intentando explicar aquí, Guénon ha restituido su auténtica dimensión iniciática y esotérica. El mismo nos dice en un capítulo de Los símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, concretamente en "El simbolismo solsticial de Jano", que la estructura de la Logia está formada a partir de la cruz de tres dimensiones, dimensiones cuya "longitud es 'de Oriente a Occidente'; su anchura, 'de Mediodía a Septentrión'; su altura, 'de la Tierra al Cielo' (el Cenit); y su profundidad, 'de la superficie al centro de la Tierra' (el Nadir). Por otra parte, continúa Guénon, se dice que 'en la Logia de San Juan (así es como se denomina a la Logia masónica) se elevan templos a la virtud y se cavan mazmorras para el vicio';16 estas dos ideas de 'elevar' y 'excavar' se refieren a las dos dimensiones verticales, altura y profundidad, que se cuentan según las mitades de un mismo eje que va del 'cenit al nadir', tomadas en sentido mutuamente inverso; esas dos direcciones opuestas corresponden, respectivamente, a sattwa y a tamas (mientras que la expansión de las dos dimensiones horizontales corresponde a rajas), es decir a las dos tendencias del ser, hacia los Cielos (el templo) y hacia los Infiernos (la mazmorra)". Como se dice en los manuales de instrucción masónica (cuya lectura y meditación Guénon recomendaba practicar asiduamente como apoyo al trabajo interior), esas dimensiones prueban que la Masonería es universal, y por tanto también la Logia, que al ser "iluminada" por la luz que está en su interior (luz despertada y vehiculada por el rito), ha sido "abierta" a las influencias espirituales, quedando constituida según el modelo del cosmos. Esas direcciones, en efecto, determinan tres espacios simbólicos análogos a los tres planos cósmicos: el Inframundo, la Tierra y el Cielo, los que a su vez se relacionan con los tres grados iniciáticos de aprendiz, compañero y maestro, respectivamente. Por tanto, si como se afirma en los rituales, la Logia es "justa y perfecta", es, entre otras razones, porque ella refleja el equilibrio y la armonía universal, y porque la seis direcciones de la cruz tridimensional más su centro suman siete, al que todas las tradiciones consideran como el número cosmogónico por antonomasia; con él se acaba la creación y se resume en sí misma como nos indica el Génesis, y es al mismo tiempo el número de los planetas tradicionales, y el de las siete sefiroth de "construcción cósmica" del Arbol de la Vida cabalístico.
La cuestión del sentido cualitativo de las direcciones del espacio Guénon la aborda muchas veces a lo largo de su obra, pero muy especialmente en El simbolismo de la cruz, que es un libro de una importancia capital para quien le interese conocer la ciencia de la geometría desde el punto de vista tradicional y sagrado, y desde luego para los masones realmente interesados en el conocimiento de su Orden debe representar unos de los textos fundamentales de investigación simbólica, supliendo así, en gran medida, la carencia doctrinal en que vive sumida la Masonería desde hace ya varios siglos.17 Aquella frase que estaba en el frontispicio de entrada a la escuela platónica: "Que nadie entre aquí si no es geómetra", podría estar perfectamente en la entrada al templo masónico, pues como dice Guénon las enseñanzas que en esa escuela se impartían no podían "ser comprendidas verdadera y efectivamente más que por una 'imitación' de la actividad divina", lo que en lenguaje masónico equivale al cumplimiento de los planes "trazados" por el Gran Arquitecto o Gran Geómetra del Universo.
Sobre estos planes, y su cumplimiento efectivo en el ser, veamos qué nos dice Guénon en el cap. XXXI de Aperçus..., titulado "De la enseñanza iniciática": "En el fondo si todo proceso iniciático presenta en sus diferentes fases una correspondencia, ya sea con la vida humana individual, ya con el conjunto de la manifestación vital misma, particular o general, 'microcósmica' o 'macrocósmica', ésta se efectúa según un plan análogo al que el iniciado debe cumplir en sí mismo, para realizarse en la completa expansión de todas las potencias de su ser. Se trata siempre y en todo lugar de los planes correspondientes a una misma concepción sintética, de tal manera que ellos son principialmente idénticos, y, aunque son diferentes e indefinidamente variados en su realización, proceden de un 'arquetipo' único, plan universal trazado por la Voluntad suprema que es designada simbólicamente como el 'Gran Arquitecto del Universo'.
"Así pues, todo ser tiende, conscientemente o no, a realizar en sí mismo, por los medios apropiados a su naturaleza particular, aquello que las formas iniciáticas occidentales, apoyándose sobre el simbolismo 'constructivo', denominan el 'plan del Gran Arquitecto del Universo', y a concurrir por ello, según la función que le pertenece en el conjunto cósmico, a la realización total de ese mismo plan, el cual no es en suma sino la universalización de su propia realización personal. Es en este punto de su desarrollo, cuando un ser toma realmente conciencia de esta finalidad, que comienza para él la iniciación efectiva, que debe conducirle por grados, y según su vía personal, a esta realización integral, que se cumple, no en el desarrollo aislado de ciertas facultades especiales, sino en el desarrollo completo, armónico y jerárquico, de todas las posibilidades implicadas en la esencia de este ser".
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Estas sucintas indicaciones acerca del rito y de la Logia masónica queremos pensar que han servido por lo menos para formarnos una idea de por qué Guénon consideraba a la Masonería como una organización iniciática que continúa conservando los elementos simbólicos necesarios para transmitir una influencia espiritual, cuyo desarrollo en el interior del ser conduce al conocimiento de la cosmogonía y de él mismo como integrado dentro de ella, y a partir de ahí alcanzar el estado no-condicionado de la Unidad metafísica, que por ser tal está "más allá" (por decirlo de alguna manera) del dominio cósmico e individual.
Pero hasta ahora apenas hemos hablado de su estructura iniciática según las enseñanzas que a este respecto nos transmite la obra guenoniana. Para Guénon, lo repitió multitud de veces, la Masonería propiamente dicha es la de los tres primeros grados: aprendiz, compañero y maestro, que son los que están directamente relacionados con la iniciación de oficio. La efectiva realización de estos grados (de las enseñanzas que contienen) conducen al cumplimiento de los "pequeños misterios", que son los misterios de la cosmogonía y del hombre, y cuyo conocimiento es plenamente actualizado en el grado de maestro "puesto que la realización completa de éste implica la restauración del estado primordial", al que conducen precisamente los "pequeños misterios".18
En lo que respecta a los llamados "altos grados", Guénon distingue "de una parte, aquellos grados que tienen un lazo directo con la Masonería, y, de otra, aquellos grados que pueden ser considerados como representando vestigios o recuerdos, venidos a injertarse en la Masonería, o a 'cristalizarse' de alguna manera en torno a ella, de antiguas organizaciones iniciáticas distintas de la Masonería". Esas organizaciones iniciáticas a las que se refiere Guénon son especialmente la Orden del Temple y la Orden hermético-cristiana de la Rosa-Cruz, parte de cuya herencia simbólica ha "cristalizado" efectivamente en varios altos grados masónicos, sobre todo en los pertenecientes a la Masonería Escocesa. Con respecto a esos altos grados, Guénon señala que "habría mucho que decir sobre este papel 'conservador' de la Masonería, y sobre la posibilidad que este papel le da de suplir en una cierta medida la ausencia de iniciaciones de otro orden en el mundo occidental actual". Esto es muy importante, por diversas razones, entre ellas porque desautoriza completamente y niega cualquier valor real a esas organizaciones pseudo-iniciáticas que hoy en día se dicen templarias o rosacrucianas. Pero sobre todo porque esa función conservadora y receptiva la convierte en una especie de "arca" que ha concentrado en su seno la herencia tradicional de Occidente, lo cual ha sido posible, entre otras cosas, porque la Masonería no tiene una forma religiosa que pudiera derivar por degradación en un dogmatismo excluyente, sino que al ser una organización iniciática está por ello mismo abierta a cuantas doctrinas tradicionales de carácter igualmente iniciático han entrado o pudieran entrar en contacto con ella. En los tiempos que estamos viviendo, donde numerosos signos anuncian el final de un ciclo, ese papel conservador de la Orden masónica no deja de tener sin duda alguna su importancia y su trascendencia.19
Así pues, es en la Masonería actual, y en algunos de sus altos grados concretamente, donde se ha depositado lo que se pudo conservar de la Orden del Temple y de la Rosa-Cruz. Que éstas hayan desaparecido como formas iniciáticas, no quiere decir que su espíritu no haya permanecido de alguna manera latente y en estado germinal, y si es así, es en la Masonería donde se le podría hallar. En fin, es éste un tema desde luego muy interesante, pero que lógicamente no podemos desarrollar en estos momentos. Nos remitimos, eso sí, a varios estudios que Guénon escribió enteramente, o en parte, sobre el tema, a saber: "Los altos grados masónicos", "Palabra perdida y nombres substituidos" y "Heredom", todos ellos incluidos en el volumen II de Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage; en Initiation et Réalisation Spirituelle, ver el capítulo titulado "Realización descendente y ascendente"; en Aperçus sur L'Initiation, el que lleva por nombre "Sobre dos divisas iniciáticas"; en Símbolos Fundamentales..., "La salida de la caverna cósmica"; así como algunos capítulos de El esoterismo de Dante.
Entre los altos grados que como dice Guénon tienen un lazo directo con la Masonería de oficio él estuvo particularmente interesado en el de Royal Arch (o Arco Real), perteneciente al Rito inglés de Emulación.20 De este grado nos dice que "es como el nec plus ultra de la iniciación masónica... el único que debe ser tomado como estrictamente masónico propiamente hablando, y donde el origen operativo no ofrece ninguna duda: es, de cualquier forma, el complemento normal del grado de Maestro, con una perspectiva abierta sobre los 'grandes misterios'", es decir sobre lo supra-cósmico y lo metafísico. De aquí que, como menciona Guénon en La Gran Tríada (otra de sus obras en que se hacen numerosas referencias al simbolismo masónico, y también hermético-alquímico, en correspondencia con la cosmogonía extremo-oriental), en la Masonería anglosajona se haga una distinción entre lo que se denomina la "Square Masonry" (la Masonería de la Escuadra) y la "Arch Masonry" (la Masonería del Arco). La escuadra y el arco se relacionan evidentemente con las figuras geométricas del cuadrado y del círculo, y ambas son los símbolos respectivos de la Tierra y del Cielo, representados precisamente en la Masonería por la escuadra y el compás, sus dos emblemas tal vez más característicos.
La escuadra y el compás se refieren a los misterios de la cosmogonía, que son los misterios de la Tierra y del Cielo, y también del hombre como síntesis nacida de la unión entre ambos. Pero en el simbolismo masónico, la escuadra, que sirve para trazar figuras rectilíneas, y por tanto vinculadas a lo terrestre, está puesta en relación con los tres primeros grados (los que conforman la "Square Masonry"), mientras que el compás, que sirve a su vez para trazar las figuras circulares, y por consiguiente vinculadas a lo celeste, está más bien en relación con la Masonería del Arco, y en los grados de otros Ritos masónicos de alguna manera semejantes a ella. La escuadra está directamente ligada con la construcción y la obra de la cosmogonía, en la que también intervienen la perpendicular (o plomada) y el nivel. Esta es la razón de que el distintivo del Venerable de una Logia (llamado en los antiguos rituales el "Maestro de la Logia", porque él es el representante de dicho grado tanto en una Logia que trabaja en grado de aprendiz como de compañero) sea una escuadra, que es la unión precisamente de la perpendicular y el nivel, esto es de la vertical y la horizontal, cuya interacción generan permanentemente la vida universal. Sin embargo el compás está más bien vinculado con el "acabamiento" y "perfección" de dicha obra, perfección que desde luego ya está implícita en el grado de maestro, pero que adquiere su desarrollo completo en el grado complementario de Royal Arch. En este sentido, y como dice Guénon, "si el grado de Maestro fuera más explícito, y también si todos aquellos que son admitidos estuvieran verdaderamente cualificados, es en su interior mismo que estos desarrollos deberían encontrar su lugar, sin que sean necesarios otros grados nominalmente distintos de aquel". Que esos otros grados sean necesarios hoy en día para cumplimentar toda la enseñanza iniciática contenida en el grado de maestro, en nada disminuye el significado simbólico de lo que este grado en el fondo representa, que es, como antes hemos dicho, la restauración del estado primordial, o del "hombre verdadero" como se dice en el Taoísmo, el cual no es sino el reflejo del "hombre transcendente", esto es, del propio Gran Arquitecto del Universo. Tengamos en cuenta que la restauración de ese estado es al mismo tiempo la recuperación de la "Palabra perdida", que es el fin que persigue todo el trabajo masónico, y que esa recuperación no es otra cosa que restablecer la comunicación con el "Centro Supremo" o la Tradición primordial, "porque esta Tradición no es sino una con el conocimiento mismo que está implicado en la posesión de este estado".21 Tal vez todo esto lo veamos con mayor claridad si lo trasladamos al simbolismo constructivo, que es el modelo del que la iniciación masónica extrae lo esencial de su enseñanza. Y para hacerlo nada mejor que acudir a aquellos artículos de Los Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada que han sido reunidos bajo el título general de "Simbolismo constructivo", y de esos artículos concretamente los que llevan por título "El simbolismo de la cúpula" y "La piedra angular", puesto que en ellos se señalan ciertos aspectos simbólicos del ritual de Royal Arch.
En efecto, es llegado al grado de maestro, que en el simbolismo constructivo se corresponde con la piedra fundamental situada en el centro mismo del plano cuadrangular del templo (cuadrángulo que simboliza a la Tierra), que se produce el pasaje de la "escuadra al compás", o del "cuadrado al círculo", esto es, de la Tierra al Cielo, el cual está representado por la cúpula semiesférica,22 situada lógicamente en la parte superior del edificio, en cuya sumidad se encuentra la "clave de bóveda", sobre la que se dispone la piedra angular. Esta, debido a su forma, no halla su ubicación en el templo hasta que finaliza la construcción misma, a la que la piedra angular literalmente "corona" al situarse en su ápice o punto más alto, es decir, en su Cenit. La piedra angular es, como dice Guénon, el símbolo de la Unidad metafísica, de la que toda la construcción depende y de la que no es sino un reflejo, como lo es la propia manifestación universal del Principio in-manifestado. De esa clave de bóveda parte un eje o pilar invisible hacia el centro mismo del templo, donde se encuentra la piedra fundamental (que corresponde al altar en la simbólica cristiana), la cual aparece, en efecto, como el reflejo de la piedra cimera, proyectándose a su vez en las cuatro piedras situadas en cada uno de los ángulos de la base, las que "sostienen" y sobre las que se apoya toda la construcción. Esta se levanta toda entera alrededor de ese eje, que es verdaderamente el símbolo del Eje del Mundo, y es él el que posibilita que una vez llegado al centro o altar se produzca ese pasaje o "exaltación" (así se llama exactamente la ceremonia de admisión al grado de Royal Arch) que conduce hasta la clave de bóveda, que como su propio nombre indica es una "clave" o "llave" que abre la "puerta estrecha" por donde se produce la salida definitiva de la construcción cósmica, hacia los estados supra-individuales y metafísicos, y con ellos a la Identidad Suprema y a la Liberación, objetivo, si así pudiera decirse, de todo el proceso iniciático.


NOTAS
1 Es el Sanâtana Dharma de la tradición hindú, equivalente al "Evangelio Eterno". A éste podrían aplicarse las palabras de Cristo: "Los cielos y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán jamás".
2 Aperçus sur L'Initiation, cap. XXIX, "Operativo y especulativo".
3 Ibid. Guénon suministra también otros datos que contribuyen sin duda a entender las razones del nacimiento de la Masonería especulativa, como el hecho de que los miembros (Anderson a la cabeza) que integraban las cuatro logias inglesas que en 1717 fundaron la Gran Logia de Inglaterra, no habían "recibido la totalidad de los grados 'operativos', lo que explica la existencia, al comienzo de la Masonería 'moderna', de ciertas lagunas que fue necesario cubrir seguidamente, lo que no pudo hacerse más que por la intervención de los supervivientes de la Masonería 'antigua', mucho más numerosos todavía en el siglo XVIII de lo que creen generalmente los historiadores". En otro lugar ("Heredom", en Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage t. II) Guénon señala que esos masones sólo habían alcanzado el grado de compañero, con lo cual estaban privados de un conocimiento pleno de la iniciación masónica, únicamente otorgado mediante el acceso al grado de maestro. Les faltaban, por consiguiente, la legitimidad necesaria para adaptar los rituales masónicos a las nuevas condiciones cíclicas que se estaban produciendo en aquella época, adaptación que sólo era posible realizar partiendo del respeto a los antiguos usos y costumbres, no de su olvido, o en cualquier caso de su manipulación, en beneficio de una concepción de la Masonería más moral y comprometida con los acontecimientos exteriores del mundo profano que verdaderamente iniciática y tradicional. Guénon hace asimismo notar cómo Anderson destruyó sistemáticamente todos cuantos documentos de la antigua Masonería cayeron en sus manos, especialmente aquellos en que se evidenciaba la filiación masónica al esoterismo hermético-cristiano, en el que era sumamente importante el simbolismo de la Santa Trinidad, lo que evidentemente no cuadraba en la mentalidad de un pastor protestante como era Anderson (ver a este respecto "A propósito de los signos corporativos", ibid.). Por ello mismo, las "lagunas" de que habla Guénon se dieron sobre todo en los grados superiores de la Masonería operativa, incluido el grado de maestro, que naturalmente, estaba ausente entre los que fundaron la Gran Logia de Inglaterra. Y fueron esos grados los que debieron restituir, en la medida de lo posible, los "supervivientes" que permanecieron fieles a su herencia tradicional.
4 Tradición y transmisión proceden ambas del latín tradere, por lo que equivalen exactamente a lo mismo.
5 En la Masonería, por su propia constitución heredada de una tradición artesanal y de oficio, el trabajo colectivo desempeña un papel fundamental como soporte para la realización del Conocimiento. En este sentido, y para saber lo que Guénon pensaba al respecto recomendamos el estudio de los capítulos X y XXIII de Initiation et Réalisation Spirituelle, llamados respectivamente "Sobre la 'glorificación del trabajo' " y "Trabajo iniciático colectivo y 'presencia' espiritual" (este último ha sido traducido en el nº 7 de SYMBOLOS ). En ellos se dan todas las indicaciones pertinentes sobre la verdadera naturaleza de la influencia espiritual que inspira y guía el trabajo colectivo tal cual se practica, o debería practicarse, en la Masonería.
6 Aperçus..., cap. XVII.
7 "Los ritos iniciáticos" y "El rito y el símbolo", Ibid.
8 Esta es una de las razones por las que la asistencia periódica a la Logia es uno de los principales deberes de un masón.
9 Ver "Maçons et charpentiers", en Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage II. En el mismo volumen, en el artículo "A propos du Grand Architecte de L'Univers", Guénon también asimila al Gran Arquitecto con el Adam Kadmon de la Cábala y el Hombre Universal del sufismo islámico. También es muy significativo lo que dice acerca del hierograma del Gran Arquitecto (formado por el Tetragrama Iod, He, Vau, He, el nombre inefable de Dios) y el de Allah, constituido por otro Tetragrama "cuya composición jeroglífica designa netamente el Principio de la Construcción Universal", añadiendo en nota "que las cuatro letras que forman en árabe el nombre de Allah equivalen respectivamente a la regla, a la escuadra, al compás y al círculo, éste último siendo sustituido por el triángulo en la Masonería de simbolismo exclusivamente rectilíneo".
10 "En tu luz vemos la luz", Salmos, 36, 10.
11 Aperçus... cap. XLVI, "Sobre dos divisas iniciáticas".
12 El ritual de apertura de la Logia se complementa con el ritual de clausura o cierre de la misma. Esto se simboliza con el "apagado de las luces", que se concentran así en el punto primordial de donde manaron. Este doble movimiento de expansión (apertura) y concentración (clausura), es análogo al espir y aspir, creación y disolución generadas por el ritmo (rito) universal.
13 El Rey del Mundo, cap. III.
14 En la Masonería operativa la geometría era la "quinta" ciencia, pues ella ocupa el quinto lugar en la enumeración de las siete artes liberales. Ver a este respecto "La letra G y el Svástica", en Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada.
15 Número, peso y medida se corresponden con los pilares masónicos de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza.
16 Sobre la teoría hindú de los tres gunas (tamas, rajas y sattwa) remitimos al cap. V de El simbolismo de la Cruz. También el cap. VIII de La Rueda, una imagen simbólica del cosmos, de Federico González.
17 En esta obra Guénon recoge algunas enseñanzas del esoterismo islámico y de la tradición hindú relativas a la metafísica de la geometría que pudieran ser de gran utilidad para la investigación en profundidad del simbolismo masónico.
18 Una de las figuras más representativas de la estructura simbólica de los tres grados iniciáticos, de la Masonería o de cualquier otra tradición, es la del "triple recinto druídico", al que Guénon dedica un estudio en el cap. X de Los Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada. Allí se dice que "el sentido de las cuatro rectas dispuestas en forma de cruz que vinculan entre sí los tres recintos se hace inmediatamente bien claro: son por cierto canales, por medio de los cuales la enseñanza de la doctrina tradicional se comunica de arriba abajo, a partir del grado supremo que es su depositario, y se reparte jerárquicamente a los demás grados". Está claro que esos tres recintos se corresponden perfectamente, de ad intra a ad extra, con las tres Cámaras masónicas de maestro, compañero y aprendiz, respectivamente.
19 Sobre todo esto consultar la obra de Denys Roman René Guénon et les destins de la Franc-Maçonnerie, Ed. Les Editions de L'Oeuvre. También, y en lo que se refiere al simbolismo masónico en general, consultar las obras Simbolismo Masónico y Tradición Cristiana, de Jean Tourniac (Ed. Dervy-Livres), Los Números en la Tradición Pitagórico-Masónica, de Arturo Reghini (Ed. Arché, Milano). En la actualidad, y en contraste con la época de Guénon, existen numerosos autores que abordan el simbolismo masónico desde una perspectiva tradicional, y pensamos que ello es debido, en gran parte, a la influencia de la obra guenoniana.
20 Este grado es quizás el que ha conservado con más pureza la herencia del esoterismo judeo-cristiano en la Masonería. Su nombre completo es "Santo y Real Arco de Jerusalén", y su simbolismo gira en torno precisamente al Templo de Jerusalén o de Salomón, que aunque está presente en todos los grados masónicos, es en este, y el equivalente a él en los altos grados de otros Ritos, donde se revela su significación profunda. Así lo atestiguan los símbolos distintivos de este grado, en los que aparece un círculo, dentro del cual se inscribe un triángulo, en cuyo interior aparece la "Triple Tau" (en alusión a los tres templos, que en realidad son uno solo: el de Salomón, el reconstruido por Zorobabel y aquel "que no es hecho por manos de hombre", es decir Cristo mismo), pero dispuesta de tal manera que aparecen las iniciales de Templum Hierosolimitano, el Templo de Salomón.
21 "Palabra perdida y nombres substituidos". De ahí que una Logia que trabaja en grado de maestro se denomine precisamente la "Cámara del Medio", pues ella es como una imagen del Centro o Corazón del Mundo.
22 El templo cristiano tiene normalmente la forma de una cruz latina, realizada por las seis caras de un cubo rebatidas sobre el plano de la base. Guénon dice en "El simbolismo de la cúpula", que este punto está expresamente indicado en el simbolismo del Royal Arch, y añade que "la cara de la base, que naturalmente permanece en su posición primitiva, corresponde entonces a la parte central por encima de la cual se eleva la cúpula".

Gran Oriente del Perú.

Visita oficial del MRH:.ALAIN FUMAZ,Garante paz y amistad y representante para America del Gran Oriente de Francia al MRH:. MARIO ROLLERI MUENTE,Gran Maestro del Gran Oriente del Peru.
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jueves, 16 de febrero de 2017

La masonería mixta es verídicamente tan antigua como pretende ser la masonería masculina



La masonería mixta es verídicamente tan antigua como pretende ser la masonería masculina

Por Milton Arrieta López, 33°

En el mundo anglosajón y en América latina en general se ha cimentado en su memoria colectiva una conciencia de masonería exclusivamente masculina, fundamentada en primer lugar en el trabajo que supone el arte de la construcción, que suele exponerse como una actividad de hombres, que mediante su fuerza e intelecto erigieron edificios públicos y privados durante la edad media.

Lo anterior siempre se ha explicado dentro de cierto contexto religioso, pues en el medioevo la masonería era esencialmente cristiana y trabajaba muy unida a las instituciones católicas. Obispos, abades, etc., contrataban a las logias masónicas para la construcción de sus edificaciones.

Otros autores han asociado la tradición masónica con la tradición primordial, entendida esta última de forma parcial pues solo se reivindica lo común tradicional en aspectos masculinos.

La tradición primordial debe entenderse como la matriz de donde habrían surgido las distintas formas tradicionales particulares que encontramos a lo largo de todo la humanidad.

En un segundo lugar se ha considerado la posición de la mujer en el medioevo para la cual la Iglesia tenía prevista dos imágenes que siempre intento instituir en su modelo de sociedad.

eva costilla adanPrimeramente Eva, que según la versión oficial de la Iglesia medieval fue creada de la costilla de Adán y propició la culpable expulsión del paraíso, observamos en este dogma impuesto a la sociedad medieval una idea machista que deja de lado la primera tradición de la creación de la mujer que sugiere el nacimiento conjunto del hombre y la mujer en condición de igualdad, lo anterior puede observarse en los siguientes versículos de Génesis 1: 26 “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.”

La segunda imagen que se imputó a la mujer fue la de María, que representaba la virginidad, la abnegación como madre y como esposa, en consecuencia la virtud preponderante de la mujer debía ser la castidad, al mismo tiempo se exigía para la mujer un deber conyugal de procreación que conllevaba un acto sexual despojado de goce y disfrute.

En tercer lugar, las obediencias masónicas de corte anglosajón suelen considerar que la masonería liberal, (esa que admite la aportación de la mujer como maestra de su propia arquitectura interior, con el mismo rango que el hombre) es una desviación, propia de la masonería latina, un fenómeno alejado de la augusta tradición, una irrupción innecesaria que conlleva al detrimento de la masonería clásica compuesta solamente por hombres que como máximo podían auspiciar la masonería de adopción es decir Logias formadas por mujeres bajo la tutela de los masones varones.

Estas infelices consideraciones sobre la mujer y por ende sobre la mujer masona no eran solo religiosas y culturales, estaban auspiciadas por las formas solemnes del derecho divino y posteriormente por el derecho positivo, solo basta decir que la mujer no fue considerada plenamente capaz en occidente hasta bien entrado el siglo XX, por ejemplo el sufragio femenino (derecho de voto ejercido por las mujeres y por tanto el derecho político y constitucional a votar a los cargos públicos electos así como a ser votado) fue defendido formalmente por la legislación internacional por primera vez a través de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

En 1948, las Naciones Unidas aprobaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo artículo 21 declara:

“Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.”

Sobre lo anterior vale la pena subrayar algo que muy poco se conoce: quien promovió, compuso y presidió la Comisión de Derechos Humanos, ratificada por el Consejo Económico y Social (ECOSOC) de Naciones Unidas para la preparación de la carta internacional de los derechos humanos fue el masón y ciudadano Francés Henri Laugier, médico y doctor en fisiología de La Sorbona de París, miembro activo de la Resistencia Francesa frente a la ocupación Nazi y posteriormente a la guerra funcionario de alto nivel que contribuyó a la fundamentación de las bases teóricas de las Naciones Unidas.

Henri Laugier fue iniciado en la francmasonería el 24 de julio de 1911 en la logia Les Étudiants del Gran Oriente de Francia.

Por todo lo anterior es sumamente destacable que ciertas mujeres pese a conllevar todo el aparato cultural, formal, político, religioso e histórico en contra sobresalieran en distintas artes u oficios predestinados exclusivamente para hombres.

La masonería no se escaparía de la presencia y fuerza femenina que logró imponerse a través de trabajos de calidad pese a sobrellevar todo en contra.

Desde el punto de vista de la historia contextual de la masonería, el masón Joseph Fort Newton, explica en su libro The Builders citando al profesor Hutton Webster, que las sociedades iniciáticas son la reminiscencia de la Casa de los Hombres de la sociedad primitiva, en la que se “iniciaba a los hombres adultos en la ley secreta, en las leyendas, tradiciones y religión de su pueblo. Las recientes investigaciones han descubierto esta institución durante tanto tiempo oculta, demostrando que era el verdadero centro de la tribu, siendo la cámara del consejo, el lugar en que se legislaba y se celebraban las cortes y donde se guardaban los trofeos de guerra. Todos los hombres eran iniciados. Los métodos de iniciación diferían según los lugares y épocas, pero, no obstante, guardaban entre sí cierta semejanza y tenían idénticos fines. Se exigían verdaderas ordalías, no sólo sometiendo a los candidatos a horrendas torturas físicas, sino también exponiéndolos a ser víctimas de espíritus invisibles, pues era necesario probar su virtud y su valor, antes de confiarles las doctrinas secretas de la tribu. Comprendían las ceremonias votos de castidad, de lealtad y de silencio y, casi universalmente, una representación mímica de la muerte y resurrección del novicio. Después de iniciarle en “la virilidad” se daba al iniciado un nuevo nombre y se le confiaba un lenguaje de signos, toques y señas.”

Algo imperdonable que olvidó explicar el masón Joseph Fort Newton, previamente anotado en mi libro: Los masones en el mundo. Geopolítica masónica. Editorial Almuzara. 2016, es que desde el principio de los tiempos, las primeras sociedades adoraban a deidades femeninas, creadoras del universo, representadas en la tierra “madre” de cuya fuerza nacía el alimento y todo lo que proveía al ser humano para su vida, así mismo veían la relación entre la mujer que pare, da vida, y la tierra de la que emana la vida animal y vegetal.

Desde oriente hasta el mediterráneo, de la veneración de las diosas Gea, Rea, Hera, Deméter, Isis, Ishatr, Astaraté, Kali, para griegos, egipcios, fenicios e hindúes devinieron los misterios en que eran iniciadas las mujeres, instruidas en enseñanzas secretas, se convertían en guías para sus pueblos, que seguían y veneraban como sacerdotisas.

En lo que respecta a la masonería netamente operativa medieval, se conoce gracias a diversas investigaciones, como la de R. Ambelain que enseña en su libro El Secreto Masónico. Ediciones Roca. 1991, sobre la masona operativa Sabine von Steinbach: “Sabine de Pierrefonds, hija de Hervé de Pierrefonds, más conocido por la forma germánica de su nombre, Erwin de Steinbach, que le fue dado por su participación en la construcción de la catedral de Estrasburgo. Sabine esculpió algunas de las estatuas de Notre Dame de París (fue Charles Gérard quien encontró el verdadero nombre de esta familia de masones). Claro que obras como catedrales, que duraron tres o cuatro siglos, necesitaron más de un maestro de obras, y es muy probable que Sabine de Pierrefonds no fuese la única mujer que trabajase en esas obras.”

Moritz_von_Schwind_Sabina_von_Steinbach_1844En el excelente libro de la masona Yolanda Alba: Masonas. Historia de la masonería femenina Editorial Almuzara se puede conocer mucho más de la masona operativa Sabine von Steinbach, sobre la cual ha escrito la periodista e historiadora Sandra Ferrer lo siguiente: “En la catedral de Estrasburgo, delante de la puerta del transepto sur, frente a la estatua del maestro constructor Erwin von Steinbach, se alza la hermosa imagen de una mujer. Muchos expertos aseguran que dicha estatua representa a la hija del maestro, llamada Sabina von Steinbach, o Sabine de Pierrefonds. Sabine se habría formado como pintora y escultora en el taller de su propio padre y algunas de las estatuas de la catedral de Estrasburgo, la de Magdeburgo y Notre Dame de París se han atribuido a su arte y talento con el cincel. Muy poco se sabe de Sabine pero es un ejemplo que nos demuestra que las mujeres también formaron parte de los gremios y logias masonas que se dedicaron a la construcción de las grandes catedrales en distintos puntos de la geografía europea.”

Sabine von Steinbach aparece citada por primera vez en una descripción de 1617 del escritor Schadeus. Sabine habría aprendido junto a su padre, el maestro de obras de la catedral de Estrasburgo, y su hermano, también miembro del gremio que estaba al cargo de la construcción del templo. De la catedral de Estrasburgo se le atribuyen las esculturas de Iglesia y Sinagoga, situadas en el pórtico sur y dispuestas una a cada lado de la estatua del rey Salomón.”

Siguiendo en lo que se refiere a masonería netamente operativa encontramos el caso de la masona operativa Mary Bannister quien fue iniciada en la masonería en 1714 en el sur de Inglaterra, en la ciudad de Barking, era hija de un barbero y fue recibida como Aprendiz Masona por el tradicional período de 7 años; se estableció un costo de aprendizaje de 5 libras que pagó a la Compañía de Masones, sobre lo anterior existen varias investigaciones, se puede ahondar en el título Women and Freemasonry del masón y reverendo Neville B. Cryer, publicado por primera vez en Masonic Times, 1995, Rochester, New York.

aldworth_e02Y en la masonería propiamente especulativa antes de 1717, encontramos el caso de la masona Elizabeth Aldworth, quien fue iniciada en una logia irlandesa en el año 1712 después de presenciar a escondidas una iniciación masónica, al ser descubierta los masones presentes decidieron iniciarla en su logia masónica.

Elizabeth Aldworth fue miembro activo de su logia hasta el día de su muerte. En 1744 su nombre fue relacionado en la lista de suscriptores del Enquiry de Dassigny, una publicación masónica de la época. Se hizo retratar con sus arreos masónicos, e incluso su mandil se conserva todavía y se encuentra en exhibición en el museo irlandés de la calle Tuckey, en la ciudad de Cork. Para conocer mas sobre esta historia recomiendo el artículo: Conder, E. (1895). “The Hon. Miss St. Leger and Freemasonry”. Transactions of the Quatuour Coronati Lodge of London, VIII, 16-23.

No esta demás precisar que gran parte de la jurisprudencia masónica medieval da cabida a la mujer masona en condición de igualdad al hombre, lo anterior puede observarse en: Manuscrito Regius de 1390, los registros de la Gilda de Arquitectos Corpus Christy de York de 1408, el acta de la Logia Mary’s Chapel del 17 de abril de 1683, los Antiguos Preceptos de la Gran Logia de York de 1693, los registros MS 5984 de la librería Guildhall de Londres de 1713 a 1715, entre otros tantos.

Manuscrito Regius o de Halliwell (1390).

El cimiento mixto en Masonería


El cimiento mixto en Masonería

Georges Martin, pretendiendo desarrollar una Obediencia Mixta, puso en sus manos la constitución de aquel primer núcleo. Bajo estas circunstancias, el 14 de marzo de 1893 se reunieron 16 mujeres en torno a Maria Deraismes, dispuestas a ingresar en la Masonería.
Georges Martin,Cofundador de la Masonería Mixta  en 1893
Georges Martin,Cofundador de la Masonería Mixta en 1893

El 1 de abril se abrió la Cámara del Medio con la afiliación de Georges Martin. Sin embargo, Maria Deraismes murió el 7 de febrero de 1894.Poco después de iniciar a Maria Deraismes, la logia Les Libres Penseurs de Pecq tuvo que abandonar su propósito de iniciar a más mujeres y abatió columnas. Georges Martin pasó los once años siguientes ocupado en que la convivencia mixta en las logias pudiera ser un hecho. Debió recorrer numerosos talleres de la Gran Logia Simbólica Escocesa tratando de convencer sobre la oportunidad del ingreso femenino e intentando que se afiliase a Maria Deraismes. No tuvo éxito. Las logias de adopción a su entender no eran la solución. Al final solo se entreveía una solución; fundar una nueva logia. Se ha llegado a decir que Georges Martin era «el verdadero fundador» de “El Derecho Humano”.

La teósofa Francesca Arundale presentó a Annie Besant a los esposos Martin. Annie Besant fue iniciada poco después en la logia nº 1, Le Droit Humain y ese mismo año de 1902 fundó en Londres la logia nº 6, Human Duty. Annie Besant llegó en 1905 a Gran Inspector General, grado 33 y fue admitida en el Supremo Consejo Internacional Mixto. Pasados dos años, en 1907, fue elegida Presidenta de la Sociedad Teosófica. De esta manera, Teosofía y Masonería tuvieron un fértil punto de encuentro a través de Annie Besant. En efecto, mientras que en 1910 esta obediencia masónica sólo contaba con seis logias, en un breve espacio de tiempo Annie Besant consiguió que en 1911 se extendiera a otros países como Inglaterra, Holanda, Italia, Canadá, Estados Unidos, e incluso la India, hasta un total de catorce jurisdicciones. Otro de los presidentes de la Sociedad Teosófica fue Jinarajadasa, masón hindú que durante varios años fue Maestro de Ceremonias de una logia de la India y después fue Venerable Maestro, llegó a ostentar el grado 30 del escocismo.La Gran Logia Simbólica Escocesa de Francia pasó inmediatamente de taller a Gran Logia y a Obediencia. María Georges Martin asumió la Presidencia del Gran Consejo y recibió el título de Gran Maestra. Pronto empezaron a llegar las peticiones de Patentes para formar logias mixtas. El 11 de mayo de 1899 quedó constituido el Supremo Consejo Universal Mixto.

Meses antes de la muerte de Georges Martin en 1914, se creó la Gran Logia Mixta en París «formada en gran parte por logias disidentes del Derecho Humano». Blanche Lantoine, la esposa del historiador francmasón, fue elegida Secretaria General de aquella nueva Gran Logia Mixta. Una vez creada la Federación Francesa, aquellas logias volvieron al seno de Derecho Humano en 1922.

Marie Bonnevial (1841-1918) institutriz y mujer de acción implicada siempre en causas nobles, se comprometió a fondo en la obra feminista iniciada por Maria Deraismes desde Le Droit des Femmes. Fue fundadora en 1901 del Consejo Nacional de Mujeres Francesas, y la Gran Maestra de la Orden Masónica Mixta Internacional, El Derecho Humano, entre 1914-1918.
Belén Zárraga y Ferrero, iniciada en la logia Severidad nº 88 de Valencia en noviembre de 1896 (Gran Oriente Ibérico)
Belén Zárraga y Ferrero, iniciada en la logia Severidad nº 88 de Valencia en noviembre de 1896 (Gran Oriente Ibérico)

A comienzos de septiembre de 1902, el Congreso Masónico Internacional reunido en Ginebra confirmaba la vía de la Adopción para las mujeres. Y años más tarde, la Asociación Masónica Internacional tuvo que abordar esta espinosa cuestión de modo que, tras su constitución en 1921, indicaría sin lugar a dudas en el artículo 3º de los Estatutos, ratificados en 1923 que «Las Potencias masónicas adherentes deben estar formadas de hombres exclusivamente». Igualmente, en 1929 la Gran Logia de Inglaterra declaró que no podría mantener relaciones con ninguna Obediencia que reconociera el rito mixto. En 1930 el Gran Oriente de Francia también prohibió el rito mixto, ejemplo que siguió la Gran Logia de Francia.

El Derecho Humano prendió en España en el periodo de entre-guerras a partir de 1919. Dependiento de la Sociedad teosófica, fue creada la Orden de la Estrella de Oriente, que tenía expedidos unos 833 certificados en enero de 1917. Julia Armisén era la secretaria de la Rama de Madrid y Bartolomé Bohorques secretario de la de Valencia. Ambos, ayudarán a formar la primera logia de El Derecho Humano en España. Julia Armisén Tomás estaba casada con Ernesto Catalá, otro teósofo conocido. Blanche Mesnage, grado 33º de Le Droit Humain y Secretaria del Supremo Consejo Universal Mixto, el 30 de marzo de 1923 dio instrucciones a Manuel Treviño para la fundación en España de “El Derecho Humano”. Previamente ya existía el «triángulo» San Albano con miembros y maestros suficientes para constituirse en logia. Así, en la Tenida Solsticial de 22 de diciembre de 1924 se acordó transformar el triángulo en Logia solicitando «Carta Patente» al Supremo Consejo de Le Droit Humain.Belén Zárraga fue una de las Vicepresidentes del Congreso de librepensamiento de 1906 celebrado en Buenos Aires. Era «representante de la logia Virtud de Málaga». La logia Virtud, auspiciada primero por el Oriente Francés, pasó a depender del Oriente Nacional de España del Vizconde de Ros en 1890. En 1916 la encontramos vinculada a la masonería mixta argentina alcanzando el grado 33º del escocismo.
Convención Internacional de la Obediencia Mixta "El Derecho Humano" en agosto de 1920
Convención Internacional de la Obediencia Mixta “El Derecho Humano” en agosto de 1920

Por tanto, las primeras mujeres que aportaron su trabajo a la masonería mixta no llegaron ni desde el librepensamiento ni desde las organizaciones para la emancipación femenina. Llegaron desde el ámbito de la Teosofía, ya que los hombres masones que propiciaron el arraigo de la Orden Masónica Mixta Internacional en aquellos primeros tiempos eran a su vez teósofos.

Extractado de: María José Lacalzada de Mateo, El cimiento mixto en Masonería, El derecho humano en España (1893-1963), Zaragoza, 2007, pp. 16-97.

¿Qué es una gran logia o un gran oriente? ¿Cuántas masonerías hay en España?


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¿Qué es una gran logia o un gran oriente? ¿Cuántas masonerías hay en España?


Orlando Sánchez Maroto
Publicado en Masonería HOY

Las personas que practican masonería, esto es, los masones, están asociados normalmente en una logia, que vendría a ser el núcleo básico de la organización masónica. Allí es donde de forma habitual se realizan los debates, los rituales y los encuentros con otros masones.
Además de esto, las diferentes logias se agrupan en organizaciones superiores, que suelen estar referidas a un país u otro tipo de unidad territorial, a efectos de reconocimiento con otras logias u otras instituciones o asociaciones. Estas agrupaciones de logias son las llamadas grandes logias o grandes orientes, siguiendo la estela de las dos principales organizaciones masónicas, la Gran Logia Unida de Inglaterra y el Gran Oriente de Francia. Es relativamente frecuente, además, que las organizaciones que son reconocidas por la Gran Logia Unida de Inglaterra adopten el nombre de Gran Logia y las que son reconocidas por el Gran Oriente de Francia hagan lo propio denominándose Gran Oriente, si bien hay grandes excepciones.Craft-Collars-Aprons-Cat

Dado que hay dos versiones de masonería, la anglosajona y la continental, lo normal es que en un país dado haya al menos una organización de cada versión, o incluso más de una (en Alemania, por ejemplo, hay una serie de organizaciones relacionadas a la Gran Logia Unida de Inglaterra que están federadas, pero son formalmente independientes unas de otras, mientras que en Estados Unidos hay varias organizaciones relacionadas con el Gran Oriente de Francia).


En el caso de España, la tradicional represión a la masonería, sumada a nuestra proverbial habilidad para no ponernos de acuerdo en multitud de asuntos sin importancia, ha hecho que durante toda la Historia lo habitual haya sido la “irracional exuberancia” de organizaciones masónicas. Esa situación histórica ha venido a repetirse en la etapa actual de democracia, con algún matiz. Veamos un pequeño repaso a las masonerías que hay en España… (exención de responsabilidad: mi logia está encuadrada en la GLSE, por lo que si cometo algún error al describir a las demás organizaciones, solo es achacable a mi desconocimiento, que espero que no se interprete como maldad… de todas formas, para eso están los comentarios, para que el que tenga algo que precisar, matizar o corregir lo haga)

Aunque no hay datos oficiales del número de masones que hay en España, se estima que serían unos 4000. De ellos, en torno a 3000 estarían en logias adscritas a la Gran Logia de España, que es la organización masónica que es reconocida por la Gran Logia Unida de Inglaterra. Al igual que ésta, pertenece a la rama anglosajona, que solo admite varones creyentes. De estos 3000 masones, más o menos la mitad son residentes nacionales de otros países de la Unión Europea, generalmente en zonas de la costa mediterránea. En cierto sentido, esta masonería anglosajona en España es una novedad, dado que la masonería en España hasta la Guerra Civil había sido en su casi totalidad masonería continental. La Gran Logia de España se caracteriza también por tener logias con mucha variedad de ritos, y en algunas de ellas se trabaja en idiomas diferentes al castellano o la lengua cooficial de la comunidad.

La siguiente organización en tamaño, a cierta distancia de la anterior, sería la Gran Logia Simbólica Española, que a pesar de su nombre, se relaciona con el Gran Oriente de Francia, y por tanto, admite hombres y mujeres, sean creyentes o no. Cuenta con entre 600 y 700 masones, cuyas logias se concentran principalmente en el arco mediterráneo, Madrid y Euskadi, con notable presencia en Cataluña y Andalucía. De las organizaciones más importantes, es de las que de alguna manera se asemeja más a la tradición de la masonería española anterior a la Guerra Civil.

La siguiente en número, curiosamente, sería el propio Gran Oriente de Francia, que tiene varias logias compuestas por españoles y que trabajan en español en territorio español, pero que están organizadas junto al resto de logias francesas del país vecino. Son logias generalmente muy activas en el debate político (no en el de la política partidista, política con minúsculas, sino en el de la Política con mayúsculas, el de las grandes cuestiones), y suelen estar muy posicionadas a favor de la forma republicana de gobierno. Su otra gran seña identitaria es la defensa del laicismo, de la separación entre iglesias y estados. No en vano, el origen del gran cisma entre la masonería anglosajona y la continental fue la determinación del GOdF de no exigir a sus miembros la creencia en un ser supremo.

Posteriormente, estarían las logias de la Organización Masónica Mixta Internacional el Derecho Humano. Esta organización es, desde su mismo inicio, muy activa en la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres. No es una organización nacional, sino internacional, con lo que eligen a sus líderes a nivel mundial. Es muy habitual en las logias del DH (y también en algunas logias de otras organizaciones) celebrar sus reuniones invocando el progreso de la Humanidad.

También existe una organización masónica completamente femenina, la Gran Logia Femenina de España. Admite visitas de hombres masones, pero solo pueden pertenecer a sus logias mujeres masonas.

Estas cuatro organizaciones, la GLSE, las logias españolas del GOdF, las logias españolas del DH y la GLFE, forman el llamado EME, el Espacio Masónico Español. No es una confederación o federación de logias al estilo alemán, sino más bien un tratado de amistad que hace que sus miembros puedan visitarse o incluso estar afiliados a logias de distintas organizaciones a la vez sin que esto suponga ningún problema, así como tomas de posición comunes en temas de interés compartido.

Además de la GLE y las organizaciones del EME (GLSE, GOdF, DH y GLFE), hay otras organizaciones, como el Gran Oriente de Catalunya, muy activo en el derecho a decidir de los catalanes, el Gran Oriente Ibérico, que es una organización a la que pertenecen logias de España y Portugal, el Gran Oriente Latinoamericano… Como se puede ver, en España hay variedad para todos los gustos. De hecho, en las grandes ciudades del país es habitual que haya varias logias (o al menos una) adscrita a cada una de las grandes organizaciones.

En cualquier caso, he tenido la suerte de conocer gente de prácticamente todas las organizaciones que os he enumerado (me falta conocer a alguien de la GLFE y del GOC), y os puedo decir que son personas encantadoras, que trabajan y se preocupan por esas cuestiones de las que nos gusta reflexionar continuamente a los masones, y en general, a todo el mundo: la mejora moral, material y espiritual de la Humanidad.

De la masonería regular e irregular o adogmática


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De la masonería regular e irregular o adogmática


Durante el siglo XVIII la masonería fue condenada en distintas ocasiones por el papado. Sin embargo, y a diferencia de lo que sucediera en España, Portugal o los Estados Pontificios, estas condenas no fueron promulgadas inmediatamente ni en Francia, ni en Inglaterra, ni en Alemania, ni en Austria, ni en sus estados vasallos.

Ello permitió que en las logias establecidas en los territorios de estos países conviviesen católicos con protestantes, e incluso se registrase en las mismas la presencia de religiosos y sacerdotes. Las regiones que componen la actual Bélgica disfrutaron de esta situación, hasta que en 1837 el arzobispo Sterck y sus obispos sufragáneos enviaron a todos los párrocos de su dependencia una circular haciendo públicas las excomuniones contra la masonería. El conocimiento del documento episcopal, obligó a muchos, como el fundador de la Universidad Libre de Bruselas, T. Verhaegen, a separarse de la Iglesia. Ello condujo a una clara politización y a una toma de postura anticlerical, e incluso antirreligiosa, del Gran Oriente de Bélgica. En consecuencia con estos hechos, en 1854 suprimió el artículo 135 de sus estatutos, que prohibía las discusiones políticas y religiosas en logia, y en 1872 el artículo 12, que obligaba a creer en Gran Arquitecto del Universo y en la inmortalidad del alma.

La conducta del Gran Oriente de Bélgica fue seguida años más tarde por el Gran Oriente de Francia. Además, la política de Napoleón III, favorable a la unificación italiana, y las posturas antiliberales de la encíclica Cuanta Cura y del Syllabus aumentaron en los masones franceses su rechazo de lo católico y estimularon las iniciaciones de agnósticos y ateos. Finalmente, en 1877, cinco años más tarde que su homónimo belga, el Gran Oriente de Franciaeliminó también de sus estatutos la obligación de creer en el Gran Arquitecto del Universo, en la inmortalidad del alma y prestar juramento sobre un libro sagrado.

Las determinaciones tomadas por los Grandes Orientes belga y francés ocasionaron en los medios masónicos anglosajones un verdadero escándalo de modo que la Gran Logia de Inglaterra rompió todos los lazos con aquellas familias masónicas continentales.
Como resultado de todo ello, en la actualidad coexisten en cada país ramas masónicas (Grandes Orientes y Grandes Logias), de talantes ideológicos muy distintos. Así, al lado de familias masónicas de corte tradicionalista conviven las radicalmente racionalistas y librepensadoras.Las segundas o “irregulares”, seguidoras con mayores o menores matices de los ejemplos belga y francés, denominada también inexactamente masonería latina, se caracterizaron por permitir en sus templos el debate político (no necesariamente partidista) y religioso y, por iniciar y afiliar agnósticos y ateos. Dentro de la masonería irregular se situaron también aquellas obediencias que dieron entrada a la mujer en los trabajos de logia. La compleja situación creada por el nacimiento de las obediencias irregulares, ha perdurado hasta nuestros días. Incluso la Gran Logia de Inglaterra, sólo se ha limitado a exigir la ortodoxia formal de las obediencias que auspicia y ha cerrado los ojos, con demasiada frecuencia, a las realidades socio-ideológicas de las mismas. Dicha corruptela ha dado lugar a que muchas obediencias, tenidas oficialmente por regulares (especialmente establecidas en países de la Europa Meridional y de Iberoamérica), estén impregnadas de un espíritu anticlerical y laicista, contrario, sin duda, a la neutralidad político-religiosa exigida por las Constituciones de Anderson. A partir de entonces se estableció una nueva y trascendental división en la masonería universal, pasando en adelante el conjunto de obediencias a denominarse «regulares» o «irregulares». Las primeras, englobadas en lo que ha venido conociéndose como dependientes de la masonería anglo-sajona, se caracterizaban por mantenerse dentro de la más estricta ortodoxia andersoniana, por prohibir rigurosamente hablar en las logias de temas políticos y religiosos y por admitir en su seno sólo a varones que creen en Dios y en la inmortalidad del alma. Esta masonería “regular”, representada principalmente por la Gran Logia de Inglaterra, tiene una presencia mayoritaria en países anglosajones y cuenta también con importantes asentamientos en países latinos.

En el ámbito latino la Association Maçonnique International, fundada en 1921, entre obediencias de distintos países durante la Primera Guerra Mundial, hizo pública la siguiente declaración: «La Francmasonería, institución tradicional filantrópica y progresiva, basada en la aceptación del principio de que todos los hombres son hermanos, tiene por objeto la búsqueda de la verdad, el estudio y la práctica de la moral y de la solidaridad. La Francmasonería trabaja en el mejoramiento material y moral, así como en el perfeccionamiento intelectual y social de la humanidad. Tiene por principio la tolerancia mutua, el respeto a los demás y a uno mismo, la libertad de conciencia. Tiene como deber extender a todos los miembros de la Humanidad los vínculos fraternales que unen a los Francmasones en toda la superficie del globo».

A pesar de sus pretensiones conciliatorias esta declaración fue rechazada por los masones ingleses porque no existía ninguna referencia al Gran Arquitecto del Universo. El 4 de septiembre de 1929 la Gran Logia de Inglaterra dirigió a todas las obediencias vinculadas con ella una memoria concretando las condiciones imprescindibles para el reconocimiento masónico en los ocho puntos siguientes:

Regularidad de origen, es decir, cada Gran Logia legalmente establecida por una Gran Logia reconocida, o al menos por tres logias regularmente constituidas.
La creencia en el Gran Arquitecto del Universo y en su Voluntad Revelada es una condición esencial para la admisión de cada miembro.
Todos los iniciados aceptan su Obligación sobre, o en presencia, de un Volumen abierto de Lay Santa; lo que significa que la Revelación de lo Alto ata la conciencia de aquel que se inicia.
Los Miembros de la Gran Logia y de las Logias individuales deben componerse de hombres exclusivamente; y cada Gran Logia no mantendrá relación alguna con las logias mixtas o de los organismos que admiten a mujeres como miembros.
La Gran Logia tendrá poderes de jurisdicción soberanos sobre las Logia bajo su control.
Las Tres Grandes Luces de la Franc-Masonería: el Volumen de la Ley Santa, la Escuadra y el Compás, estarán siempre expuestos durante los Trabajos de la Gran Logia y de las Logias de su obediencia. La más importante de las tres es el volumen de la Ley Santa.
Toda discusión religiosa o política está absolutamente prohibida en el interior de las Logias.
Los principios de los antiguos Reglamentos, Usos y Costumbres de la Franc-Masonería serán estrictamente observados.
El Gran Oriente de Francia y otras ramas irregulares no admitieron las declaraciones de la obediencia inglesa. Ello no impide, sin embargo, que el espíritu masónico tenga una profunda unidad. Incluso puede hablarse de un conjunto de características institucionales comunes a todas las familias masónicas que permiten identificarlas.

En síntesis puede afirmarse que la masonería es una asociación humanista y fraternal, que tiene como meta inmediata el perfeccionamiento intelectual y moral de sus miembros y como objetivo último la solidaridad del género humano. Se sostiene en el principio de tolerancia y se declara institucionalmente ajena a todo interés de confesión religiosa, escuela filosófica o partido político. Está dotada de una inconfundible vocación universalista, luchando contra los prejuicios de todo tipo que dividen y separan a los hombres. Por último posee un carácter eminentemente iniciático, diferenciándose así de otras instituciones exclusivamente filantrópicas o culturales, e imparte sus enseñanzas a través de un peculiar lenguaje simbólico heredado, fundamentalmente, de los constructores medievales.

Extractado de: Pedro Álvarez Lázaro (Universidad Pontificia de Comillas), “Origen, Evolución y Naturaleza de la masonería contemporánea”, en Pedro Álvarez Lázaro (coord.),Maçonaria, egreja e liberalismo. Masonería, Iglesia y Liberalismo, Actas da Semana da Faculdade de Teologia, Porto, 1994, Porto-Madrid, 1996, pp. 46-53.

La fraternidad de un masón


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La fraternidad de un masón

Los textos de Masonería nos dicen: “La masonería es una asociación esencialmente fraternal y una escuela de superación espiritual”.

Se entiende por fraternidad a la unión y buena correspondencia entre hermanos o entre los que se tratan como tales. Luego de mi iniciación como Ap:.Mas:., el término fraternidad ha ganado otro sentido en mi vida. Al estar en contacto con personas a quien no había conocido anteriormente y sentir que me brindaban su afecto y respeto como si nos conociésemos de toda la vida, me di cuenta de algo que el V:.M:. Pronunció en aquella ceremonia de iniciación.: “Que somos hermanos”. El término fraternidad proviene del latín frater=hermano; entonces, yo estaba no entre amigos, sino entre hermanos.

La amistad implica el conocimiento mutuo entre dos seres y que está condicionada a la correspondencia y cierta afinidad de pensamiento, gustos y aficiones. Pero a la vez, la amistad es muy frágil, ya que cualquier discrepancia podría romperla. Es por ello que hay un dicho que dice que a las amistades hay que cuidarlas como a una flor y cultivarla con mucha sutileza.

La fraternidad en cambio es un lazo indestructible que nos une con nuestros semejantes en nuestros intereses comunes; sin implicar condición alguna. Es una expresión que proviene del alma, es una manifestación libre del amor hacia nuestros semejantes. No importando que tengamos diferentes creencias, ideología, gustos, aficiones o diferente posición social.

Proclamada como dogma religioso en el Antiguo y Nuevo Testamento, la fraternidad ha sido enseñada también como principio filosófico por los estoicos de Grecia y Roma, a partir de allí el término de fraternidad fue adoptado por algunas asociaciones, luego surgieron las hermandades y las cofradías derivado del mismo origen etimológico de frater.

Como mencioné, la fraternidad implica muchos vínculos con nuestros semejantes y que se traduce en afecto aún en gente que nunca hemos visto y que unidas a una comunidad de intereses que es la búsqueda de nuestro perfeccionamiento espiritual, cooperan con nosotros para lograr nuestros ideales, de manera espontánea y libre de prejuicios.

Cuenta una pequeña leyenda que en el año de 1789, cuando se promulgaron “los derechos del hombre y del ciudadano”, se habló en un inicio de la justicia, la igualdad y la libertad.

Pero no se puede hablar de igualdad si no se es fraterno y no se puede hablar de libertad sin fraternidad; y porque la justicia solo puede ser impartida por alguien similar o un hermano; es así que el término quedo estampado como igualdad, fraternidad y libertad. En la conmemoración de los 200 años de la revolución Francesa las autoridades de ese país dijeron que no iban a hablar de los excesos en dicha revolución pero si de la fraternidad que hubo entre esos hermanos y compañeros porque sin si pensamiento libre e igualitario no se hubiese llevado dicho cambio que llevo a una nueva estructura social en Francia y en el mundo.

Fraternidad es el aprendizaje de nuestra propia naturaleza, que nos induce a conocernos a nosotros mismos, por el conocimiento de nuestros semejantes y a la vez es el compañerismo de nuestros semejantes, para con nosotros mismos lograr alcanzar nuestros ideales.

Fraternidad es la maestría que nos conduce por los senderos de perfección a través de la enseñanza mutua.

Fraternidad es esa flama que ilumina y descubre todas esas ciencias ocultas, que existen en nosotros mismos, que nos muestran la razón de nuestra propia naturaleza.

Fraternidad es dominar nuestra lengua y evitar que de ella salga la intriga y la calumnia; porque la intriga y la calumnia ahogaran el amor fraternal y lo cambiarán por odio y desconfianza; fraternidad es ofrecer, dar, sin esperar recibir nada a cambio, comprensión y tolerancia.

Asimismo se puede decir que para fraternizar hay que reconocer nuestros errores y estar dispuesto a reconocer los errores y fallas de los demás.

Nadie podrá saber el significado de fraternidad y fraternizar, si no esta dispuesto y disponible a ser fraternal, porque primero tenemos que ser fraternales si queremos saber lo que es fraternizar. Recordemos que primero es dar y luego recibir.

Pero, se puede ser fraterno con todo el mundo? Quizás no, pero el hombre moderno hizo de la fraternidad un término que es la solidaridad. La fraternidad no es masiva ni colectiva, ni de de la cultura de las masas sin rostro y sin alma. El amor fraterno implica a los hermanos reconocerse como personas distintas, únicas e irrepetibles pero iguales en dignidad y derechos; iguales ante Dios. No podemos construir fraternidad a partir del individualismo ni desde la masificación.

Finalmente, la fraternidad hay que conquistarla y mantenerla; esto exige la comprensión, el perdón y la renuncia al egocentrismo…..

Tony Iñiguez

El Mandil del Aprendiz en el R.·.E.·.A.·.A.·.




El Mandil del Aprendiz en el R.·.E.·.A.·.A.·.

AP.’.Mas.’. Manuel Herrera.

Al término de la iniciación Mas.’. y una vez de que en virtud de los poderes de que se halla investido el muy Q.’. H.’. V.’. M.’. nos crea, nombra y constituye como AAp.’. de Mas.’. y miembros activos de nuestras RResp.’. LLog.’. por medio de los golpes misteriosos.

El Muy Q.’. H.’. Exp.’. nos conduce a Or.’. en donde el V.’. M.’. nos hace entrega de el Mandil de Apr.’. el cual, nos comunica, es un distintivo del Mas.’. que simboliza el trabajo como única fuente da la salud, del saber de la virtud y de la riqueza; y nos indica, que los AApr.’. debemos llevarlo con la babeta levantada y que sin el jamás deberemos estar en Log.’.

Así, el trabajo que simboliza el mandil tiene dos acepciones. En primer lugar simboliza el trabajo profano, el cual es fuente del sustento diario y destructor de la ociosidad como madre del vicio y por tanto simboliza a la virtud. En segundo lugar, en relación con el martillo picapedrero como herramienta del Apr.’. simboliza nuestra voluntad en conciencia y el esfuerzo que necesitaremos para desbastar nuestra piedra en bruto que es símbolo de la ignorancia y el vicio al que aun estamos parcialmente atados.

Tradicionalmente el mandil debiera ser elaborado con piel de cordero, por el anverso de color blanco, y por el reverso de color negro. El color blanco simboliza el día, es decir, las horas que ocupa el sol en su recorrido de oriente a occidente así como la pureza, y es de cordero como un símbolo de inocencia pues la pureza y la inocencia son cualidades que el Apr.’. de Mas.’. debe poseer. El color negro al reverso del mandil simboliza la muerte y es utilizado en las TTen.’. FFun.’. como si fuera el lado anverso.

Según la Il.’. Hna.’. Melina Pirrone Traina de la Gr.’. Log.’. Fem.’. Uni.’. “Alma Mexicana” en su libro “El Primer Paso”, menciona que:

“el ribete color azul que se encuentra rodeando el anverso del mandil de Apr.’. es alegórico al Infinito (y a la confraternidad universal) y la cinta o cuerda que lo sujeta, del universo.”

La babeta que se lleva levantada es de forma triangular y simboliza el delta sagrado que es el proceso científico de la dialéctica, es decir, el estudio de la tesis y la antítesis para producir la síntesis así como nuestra triple divisá de Lib.’. Ig.’. y Fr.’., la S.’. la F.’. y la U.’. la F.’. la B.’. y el C.’. la Constancia, Perseverancia y Firmeza, etc y se utiliza levantada como símbolo de aquello a lo que aspiramos pues colocada de ese modo forma un pentágono que simboliza la piedra cúbica de punta que conoceremos en el aumento de salario.

Por último, me gustaría hacer un esfuerzo por desmitificar una concepción errónea relativa al significado de el uso de la babeta levantada en el mandil de Apr.’. que he escuchado de boca de H.’.H.’. de diversos talleres y leído en libros tan conocidos como, por ejemplo, Los 33 Temas del Aprendiz Masón de los Iil.’. HH.’. Adolfo Terrones Benítez y Alfonso León García, así como de varios sitios de Internet. Esta idea plantea que la babeta levantada se utiliza de dicho modo para proteger el chakra conocido como “Manipura” que se encuentra entre el plexo solar y el ombligo y personalmente considero que es una idea errónea pues en primer lugar la Mas.’. es de carácter simbólico y adogmático por lo cual, un significado de este tipo implica la imposición de la creencia en los llamados chakras lo que implica ademas una inclinación marcadamente oriental que no predomina en el simbolismo Mas.’. y que ademas queda desacreditada al considerar que nuestra institución remonta sus orígenes Históricos a los gremios de Masones Operativos Europeos y no Orientales por lo cual considero que el significado de la babeta levantada debe limitarse a lo que ya fue expuesto con anterioridad en este desbastado, obviamente permitiendo la libre interpretación simbólica por parte de los HH.’. siempre y cuando no se transgreda la significación original.

FUENTES.

Diario masónico (as Jan. 12, 2015, 15:56 GMT)

Origen de la Logia de San Juan


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Origen de la Logia de San Juan

La Logia de San Juan es una imagen del Cosmos, cuyos límites están representados por los dos solsticios (literalmente, puntos de detención del Sol), figurados por los San Juan.

San Juan Evangelista, el de invierno, da comienzo al ciclo ascendente solar del año, es el «Juan que ríe» en la expresión popular, mientras que San Juan Bautista es el «Juan que llora», el penitente, e inicia el ciclo descendiente. Este doble significado se expresa también en la etimología hebrea del nombre Juan (Yahanán) que puede significar ‘misericordia de Dios’ (descendente) y ‘alabanza a Dios’ (ascendente).Los dos San Juan (invierno y verano) representan los dos solsticios en la tradición cristiana. En las corporaciones de artesanos o collegia fabrorum de la antigüedad romana, estas dos fiestas solsticiales, se celebraban en honor de su patrón, el dios Janus, el «Señor de las dos vías», en relación con las puertas solsticiales (pitr-yana y deva-yana) y con el ciclo zodiacal.

Recreación de un Templo masónico en el Museo de la masonería, Archivo Histórico Nacional de Salamanca
Recreación de un Templo masónico en el Museo de la masonería, Archivo Histórico Nacional de Salamanca

El Bautista cierra la antigua Ley y anuncia la Revelación cristiana. El Evangelista cierra la revelación evangélica y anuncia el Apocalipsis, la segunda venida de Cristo.

San Juan Bautista se encuentra en estrecha relación con la búsqueda de la Palabra Perdida. Su padre, Zacarías, queda mudo al no creer el nacimiento de un hijo, anunciado por Gabriel (Lucas I, 20). Pero Zacar, raíz con el significado de purificar, limpiar; también da lugar al significado de la idea de jaculatoria; es el equivalente hebreo del árabe Dhikr, ambos con el significado de recuerdo, reminiscencia, invocación; e Iah es un Nombre Divino, abreviación del Tetragrama, con lo que tenemos que, literalmente, Zacarías se traduce por «invocación, rememoración Iah». Al nacer el niño y escribir en la pizarra «Juan es su nombre», recupero el habla y «bendecía a Dios» (Lucas I, 63-64). Bajo este prisma, Juan Bautista es el que hace recobrar la Palabra Perdida.

En el símbolo del círculo con un punto en el centro y dos tangentes verticales, éstas representan a los dos San Juan, marcando los puntos tangenciales el eje solsticial, aquí situado horizontalmente aunque es vertical con respecto al equinoccial, por la asociación de las tangentes con las dos columnas del Templo. Cabe mencionar la existencia de unas logias especiales que existían en la antigua Masonería operativa, logias Jakin, en las que se iniciaban a los eclesiásticos para que pudieran cumplir su función de «capellán» en las logias ordinarias; este masón capellán era conocido como Brother Jakin.

El culto profesado a San Juan en la Masonería (Logia de San Juan) es un indicio de su finalidad como detentadora del «depósito» esotérico cristiano. San Juan fue constituido en el Calvario «hijo de la Virgen» y se convirtió así en su guardián (Juan, XIX, 26-27); pues dadas las afinidades de María con la presencia divina (Shekinah), Juan se convirtió entonces en el prototipo de todos los «guardianes de la Tierra Santa», custos Virginis. María tuvo así tres «guardianes»: José, Jesús, Juan. Hay que señalar que José es el patrón de los carpinteros –constructores de madera- y Juan el de los masones –constructores en piedra-. Por otra parte, los nombres de los tres «guardianes» comienzan por una yod, primera letra del tetragramma; y se sabe que las tres S que figuran en el «Delta» del grado de «Caballero del Sol» son en realidad tres yod deformadas. Grado bastante practicado en otro tiempo: el de «Escocés de las tres JJJ».

Existen cinco textos en el nuevo testamento en los que se pone a Juan en relación directa con el príncipe de los apóstoles, San Pedro:

1) Juan, XIII, 21-28.- El Señor, mediante la comunicación de un «signo manual», permite al discípulo preferido reconocer al «hijo de perdición», para que después informe a Pedro. Si recordamos que Pedro representa al exoterismo, Juan al esoterismo y Judas a la contrainiciación, se ve que el exoterismo tiene necesidad del esoterismo para descubrir los engaños de la contra-iniciación.

2) Juan, XVIII, 15-25.- Tras el arresto de Jesús, sólo Pedro y Juan siguen de lejos al cortejo que conduce al prisionero. Juan, entra en el patio del palacio y permite también entrar a Pedro. Es en este patio donde se dan las tres negaciones de Pedro, y del cual saldrá para «llorar amargamente» al cruzar su mirada con la de Cristo y oír cantar el gallo. Esta renuncia impedirá a Pedro ser testigo del don incomparable hecho por Jesús al discípulo bienamado.

3) Juan, XX, 1-9.- Avisados por María Magdalena de la resurrección del Señor, Pedro y Juan parten corriendo al sepulcro. Juan llega el primero, pero espera a que llegue Pedro y entra en el sepulcro tras él para realizar la constatación de la resurrección. Se subraya pues la primacía de Pedro sobre Juan.

4) Juan, XXI, 15-24.- Después de ser confirmado por Cristo como Pastor del rebaño, Pedro ve a Juan dirigirse hacia ellos; preguntándose lo que el maestro ha podido reservar a su discípulo bienamado, interrogará al Cristo, que entonces le da la célebre respuesta: «¿Si yo quiero que él permanezca hasta que yo vuelva, qué te importa?». Este cuarto episodio recuerda que la autoridad de Pedro se detiene allí donde comienza la de Juan.

5) Hechos de los apóstoles, III, 1-10.- Pedro y Juan suben al Templo para rezar, y Pedro cura a la puerta a un cojo que pedía limosna. En este episodio Pedro actúa sólo para curar al desgraciado que sufre del «signo de la letra B», figurando Juan en esta historia nada más que por su presencia.

La reputación de universalismo del Evangelio de San Juan es de la más alta antigüedad. San Agustín escuchó decir varias veces a San Simplicio (sucesor de San Ambrosio) que un platónico contemporáneo declaraba que el comienzo de este Evangelio debería ser escrito en letras de oro en todos los lugares de reunión con el fin de poder ser leído por todos, cristianos o no.

Extractado de: Alexis Hatman, Diccionario Masónico, Barcelona, 2007, p. 113 y p. 175-177.