sábado, 30 de marzo de 2013


Extracto del libro “San Martín, la Logia Lautaro y la Masonería”, 

de Diego Figueroa
(Buenos Aires, Editorial Fiat Lux, 2011)
El estudio científico de la Masonería, denominado Masonología, pone como condición que se cumplan ciertos criterios de rigor académico para realizar sus investigaciones. En el caso de los estudios históricos, es necesario un prolijo manejo de las fuentes y, de manera indispensable, recurrir a los propios documentos existentes.
Al efectuar esto, muchas ideas y concepciones sobre la Masonería pueden caerse por carecer del sustento documental para sostenerse. Un ejemplo de esto es la afirmación, repetida una y otra vez sin ningún tipo de cuestionamiento, de que Francisco Miranda fue el fundador de la Logia Lautaro.
Básicamente, esta versión enuncia hechos tales como que Miranda fundó la “Gran Reunión Americana” en Londres, que autorizó a denominarla “Logia Lautaro” en honor de su discípulo predilecto O´Higgins, que sus miembros se denominaban “Caballeros Racionales”, y que inició a Bolívar y San Martín.
Sin embargo, la evidencia documental nos cuenta una historia muy distinta, en la que la “Gran Reunión Americana” era una asociación revolucionaria paramasónica, que en 1811 funcionaba en Cádiz la Logia “Caballeros Racionales” Nº 3, a la que se afilió San Martín, y presidida por el argentino Carlos de Alvear, quien fue su Venerable Maestro y que luego fundó filiales en Londres y Buenos Aires. Por último, la célebre Logia “Lautaro” recién vería la luz en 1816 en Buenos Aires, fundada por San Martín.
A continuación, un repaso sobre los orígenes de dicha logia, extraído del libro “San Martín, la Logia Lautaro y la Masonería” (Diego Figueroa, Buenos Aires, Editorial Fiat Lux, 2011).
LA LOGIA LAUTARO Y SUS ORÍGENES
En 1812, a bordo de la fragata George Canning, llegaron a Buenos Aires desde Londres José de San Martín, Carlos de Alvear y Matías Zapiola, entre otros patriotas que, posteriormente, fundarían una organización denominada “Logia Lautaro”, la cual tendría una influencia fundamental en los acontecimientos del país y de la emancipación americana.
Pero esta Logia se encontraba vinculada a otra formada previamente en la ciudad española de Cádiz, por lo que, a continuación, realizaremos una descripción acerca de sus orígenes y antecedentes.
LA “GRAN REUNIÓN AMERICANA”
Según Ricardo Piccirilli, el caraqueño Francisco Miranda, “Precursor” de la emancipación americana, fundó en 1797 “la logia de Lautaro o lo que fue la Gran Reunión Americana, que tuvo ramificaciones en España y América. Esta asociación de existencia secreta poseyó características masónicas que Miranda había observado en el transcurso de sus viajes y en la Gran Logia de Londres”. (Piccirilli, Ricardo. "San Martín y la Logia Lautaro", pág. 16. Buenos Aires, Museo Histórico Nacional, 1958)
Para afirmar esto, Piccirilli se basa principalmente en los trabajos de Bartolomé Mitre, quien, luego de estudiar la Logia Lautaro creada en Buenos Aires y las filiales que después funcionaron en Mendoza, Santiago de Chile y Lima, y auxiliado por el testimonio del general Zapiola, llegó a la conclusión de que todas ellas se vinculaban a la logia fundada por Miranda en Londres y que ésta era la matriz de la de Cádiz.
Por otro lado, Fernando Pinto Lagarrigue explica lo siguiente:
En el año 1800 se instalaba en Londres, en Grafton Square, una logia cuya finalidad era unificar los esfuerzos en la acción que sería menester desarrollar en América. Se denominó Gran Reunión Americana y sus miembros se llamaban “Caballeros Racionales”. Francisco Miranda y Bernardo O´Higgins habían sido sus principales organizadores. (...) La Gran Reunión Americana inició, desde su instalación como Logia dependiente de la Gran Logia de Inglaterra, la planificación de la independencia de las colonias españolas. (...) Una de las primeras determinaciones de la Gran Reunión Americana fue crear agencias, las cuales se denominaron Logia Lautaro, nombre al parecer inspirado por O´Higgins en homenaje al héroe araucano cuya valentía y altivez sin límites había dado a conocer, en toda Europa, Alonso de Ercilla con su obra inmortal. (Pinto Lagarrigue, Fernando. "La Masonería y su influencia en Chile", pág. 69-70. Santiago de Chile, Ediciones de la Gran Logia de Chile, 1995)
En 1795, el chileno Bernardo O´Higgins, de 17 años, fue enviado a estudiar a Inglaterra por su padre y fue uno de los pocos americanos que entró en contacto directo con Miranda, de quien recibió lecciones de matemáticas y disciplinas humanísticas, además de transmitirle sus inquietudes emancipadoras.
Según el historiador Martín V. Lazcano, es un hecho indiscutible que la Gran Reunión Americana se constituyó en 1800, y luego menciona dos casos posibles:
El primero es: que al organizar Miranda la “Agencia” en España, como homenaje al héroe americano invocado por su predilecto discípulo O´Higgins les diera el subtítulo de Lautaro – ya que el genérico fijado era de Caballeros Racionales. Y el segundo es: que aprovechando Miranda el viaje de O´Higgins a España le confiara la misión de entrevistarse con los americanos en Cádiz, promover la fundación de “Agencias” autorizándolas para darles el subtítulo de Lautaro. (Piccirilli. "San Martín y la Logia Lautaro", pág. 18)
Sin embargo, el historiador William Spence Robertson niega estas posibilidades, afirmando que del examen de los papeles inéditos de Miranda “nada revela que pueda probar, sea que perteneciera a la Orden Masónica, sea que fuera el fundador de la Logia Lautaro. Tampoco se han encontrado pruebas susceptibles de indicar que haya iniciado jamás a revolucionarios como San Martín y Bolívar”. (Piccirilli. Ibídem, pág. 17)
Respecto a su condición masónica, Lappas explica que Miranda contaba con muchas amistades masónicas (entre ellas Washington, Lafayette y Pitt), que poseía numerosas obras masónicas en su biblioteca y que también manifiesta en su diario personal visitas a entidades masónicas. Además menciona “las declaraciones que en sus Memorias hace el príncipe Alejandro Ipsilatis, de origen griego, que alcanzara destacadas posiciones en Rusia –general de ese ejército iniciado en la Logia de Palestina– el cual expresa que ha conocido a Miranda en la logia La Paz, presentándolo al conde de Capodistria; y agrega: “como nosotros, anhelaba la liberación de la patria lejana”. (Lappas, Alcibíades. "San Martín y su ideario liberal", pág. 44. Buenos Aires, Editorial Símbolo, 1982)
Por otro lado, Emilio Corbière afirma que hay que diferenciar entre la “Gran Reunión Americana”, los “Caballeros Racionales” y la “Logia Lautaro”. La Gran Reunión Americana fue fundada por Miranda “para agrupar en Europa y en América a los revolucionarios partidarios de la Independencia. Era un club, entre masónico y político, pero no constituyó una logia simbólica ni operativa. Fue “paramasónica”, como los clubes girondinos, o “sin camisa”, que el Precursor alentó en Venezuela, Puerto Rico y en otros lugares”. (Corbière, Emilio. "La Masonería. Política y sociedades secretas", pág. 210. Buenos Aires, Debolsillo, 2006)
De este modo, Miranda no habría participado de la fundación de los “Caballeros Racionales” y, mucho menos, de la “Logia Lautaro”.
Por último, la historiadora Patricia Pasquali también afirma que el análisis de las fuentes bibliográficas y documentales no permite establecer ninguna conexión o dependencia entre la Logia de Cádiz y Francisco Miranda:
Es más, ni siquiera hay prueba alguna de la existencia de la tan mentada Gran Reunión Americana, que tendría por logia matriz la presuntamente fundada en Londres por el gran patriota venezolano; mucho menos de que fueran iniciados en ella Bernardo O´Higgins, Simón Bolívar y San Martín, entre otros. (Pasquali, Patricia. “Bolívar, San Martín y la Masonería en la Independencia Americana”, en Todo es Historia, N° 405, Buenos Aires, abril de 2001, pág. 11)
Según Pasquali, ninguna referencia de esto se encuentra en el Archivo de Miranda ni entre los papeles de Bolívar, además de que sus principales biógrafos no han encontrado el menor indicio de lo que usualmente se afirma como una verdad canónica:
Tanto la historiografía venezolana como la colombiana no registran tales hechos, salvo raras excepciones. Todos los autores que los consignan sin cuestionarlos, sobre todo en Chile y Argentina, abrevan en una misma y única fuente: la Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana de Bartolomé Mitre, cuya primera edición data de 1887. Ninguna fuente acompaña las afirmaciones del fundador de nuestra historiografía erudita. Y curiosamente, si se lee lo escrito por él algunos años atrás se comprueba que tales aseveraciones surgieron inicialmente como una posibilidad entre otras, una mera presunción no constatada. (Pasquali. Ibídem)
Lo que es indudable, afirma Pasquali, es la tarea de propaganda y adiestramiento de Miranda, como por ejemplo con O´Higgins, quien confesó que la libertad de su patria le fue inspirada por el Precursor.
En 1802, Miranda se instaló en su célebre domicilio de Londres (Grafton Street N° 26, Fitz Roy Square), que sería el centro de las operaciones insurgentes de los americanos. Por ahí transitaron, entre otros, el mexicano Servando Teresa de Mier y los venezolanos Andrés Bello, Luis López Méndez y Simón Bolívar, a quienes Miranda les enseñó a organizar campañas de prensa a favor de la causa americana.
CÁDIZ Y LAS SOCIEDADES SECRETAS
El 11 de septiembre de 1848, San Martín le envió desde Boulogne-sur-Mer una carta al Presidente del Perú, el mariscal Ramón Castilla, en la que expresaba:
Como usted, yo serví en el ejército español, en la Península, desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de caballería. Una reunión de americanos, en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos acaecidos en Caracas, Buenos Aires, etcétera, resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento, a fin de prestarle nuestros servicios en la lucha, pues calculábamos se había de entablar. ("San Martín. Su correspondencia (1823-1850)", pág. 361. Córdoba, Editorial Assandri, 1950)
Al finalizar la primera década del siglo XIX, Cádiz atravesaba uno de los momentos más notables de su historia. Era una ciudad libre, abierta, cosmopolita, comercial, pragmática y de cara a ultramar, en la que había cobrado impulso un nuevo tipo de sociabilidad. La difusión del enciclopedismo y la influencia de la propaganda revolucionaria francesa abrieron paso a la crítica reformista y la creciente politización: todo se discutía, todo se cuestionaba y las mentes se abrían.

Con la introducción del espíritu liberal ilustrado y, simultáneamente, de la Masonería, se produjo una profunda división en el alma hispana. Este proceso se desarrolló durante el reinado de Carlos III y se consolidó con la invasión napoleónica, la cual reforzó la adhesión a los principios del filosofismo francés: humanidad, beneficencia, tolerancia y libertad. Es así que fue posible distinguir dos Españas en conflicto creciente: una, autoritaria, tradicional, xenófoba, conservadora y ultramontana; la otra, liberal, abierta, cosmopolita, progresista y laicista, con la que sin duda se identificaba San Martín.
Las sociedades secretas –directa o indirectamente ligadas con la francmasonería– se constituyeron a partir del siglo XVIII en los principales vehículos para la expansión del liberalismo revolucionario en lucha contra el absolutismo. En virtud del riesgo que suponía operar en medio del aplastante predominio del enemigo, no podían menos que apelar para su subsistencia y desarrollo al sigilo, evitando dejar cualquier rastro o evidencia, y al compromiso juramentado de sus miembros, imponiéndoles el más estricto mutismo en todo lo que incumbiese a sus propósitos, composición y actividades. (Pasquali, Patricia. "San Martín. La fuerza de la misión y la soledad de la gloria", pág. 68. Buenos Aires, Emecé, 2004)
Según el historiador Enrique de Gandía, el liberalismo de los insurgentes se encontraba movido por las sociedades secretas y, mientras los absolutistas eran movidos por los tribunales del Santo Oficio, los liberales lo eran por la Masonería. Las logias masónicas trabajaban tanto entre españoles como entre americanos, uniendo a los liberales de uno y otro bando:

Las logias se organizaban en cualquier parte: en un ejército en campaña, a bordo de un barco, en un presidio, en un palacio, en una ciudad, etcétera, y lo único que enseñaban y defendían era el amor a la libertad y el odio al despotismo. (Iriarte, Tomás de. "Memorias", Tomo I: La Independencia y la Anarquía, pág. LXXI (“Estudio Preliminar” de Enrique de Gandía). Buenos Aires, Sociedad Impresora Americana, 1944)
Estas logias tenían en su contra a los tribunales de la Inquisición, los cuales funcionaban activamente en España y América. Justamente, del Informe sobre las sociedades secretas organizadas en España hasta 1823 que se conserva en el Archivo General de Palacio, y de las denuncias sobre sus actividades y miembros contenidas en los repositorios de Sevilla (Archivo General de Indias) y Salamanca (Archivo Secreto Masónico, formado por el gobierno franquista a partir de 1939), surge el dato de que Cádiz era la localidad española que contaba con mayor número de logias.
Uno de los testimonios que dan prueba de esta presencia en Cádiz es el del propio O´Higgins, quien, en una carta a Bernardino Rivadavia fechada en Lima el 19 de septiembre de 1825, expresaba:
En los años 1806 y 1809 fui miembro activo de cierto selecto grupo (formado primeramente en Cádiz en el año 1802) cuyo fin era liberar no sólo a Chile de aquel odioso yugo español, convirtiéndolo en Estado independiente, sino también cooperar con Buenos Aires en el logro de ideales afines. Escapé de los calabozos de la Inquisición porque al intendente español Alava le faltó coraje para prenderme. Pero desplegó más valor contra mis bienes. (Gandía, Enrique de. “San Martín masón”, en Historia, N° 39, Buenos Aires, septiembre-noviembre de 1990, pág. 28)
Es en esta ciudad de Cádiz en la que San Martín, de profundas convicciones liberales, habría sido iniciado en la logia masónica “Integridad”, afiliándose posteriormente a la Logia “Caballeros Racionales N° 3”.
LOS “CABALLEROS RACIONALES”
Según Lappas, en 1807 los salteños José de Moldes y José Gurruchaga formaron en Madrid una asociación secreta de americanos, entre cuyos miembros se encontraban O´Higgins, Zapiola, Balcarce, los hermanos Lezica y Carlos de Alvear, además de que estaban en comunicación con otros americanos que prestaban servicio en el ejército, como San Martín. Esta asociación sería la Logia “Caballeros Racionales”, denominada “Conjuración de Americanos” por otros autores.
El doctor José Gálvez Barrenechea, un prestigioso intelectual peruano, informa lo siguiente:
Riva Agüero refiere en sus papeles que en 1807 surgió en Madrid la Logia Caballeros Racionales, formada sobre los restos de la creada por un peruano inmortal: don Pablo de Olavide, precursor del ideal de libertad americana. Esa logia la presidía un argentino, D. José Moldes, y en poco tiempo formaron parte de ella muchos jóvenes americanos, desafiando la constante vigilancia a que eran sometidos, ya que las actividades masónicas eran perseguidas tanto por la Corona, como por la Iglesia. (Lappas. "San Martín y su ideario liberal", pág. 18-19)
Otro testimonio es el del general peruano José de Rivadeneira, que afirmó que la logia de Madrid, ante el avance de las tropas francesas, se refugió en Sevilla y luego se trasladó a Cádiz:
“En Cádiz, refiere el general Rivadeneira, se abrió la misma sociedad, después de la dispersión de Sevilla y la localidad y circunstancias nos presentaron socios ilustres que en el número de sesenta y tres se distinguían por sus talentos sublimes, por su acendrado patriotismo, por su interés por la independencia, que no hallo expresiones bastantes para significar las distinguidas y señaladas virtudes patrióticas de cada uno de ellos”. Al referirse el citado militar a su reencuentro con San Martín en el cuartel general de Huaura en 1821, ratifica: “[...] me estrechó en sus brazos, recordó nuestra amistad antigua, nuestros trabajos en la sociedad de Cádiz, para que se hiciese la América independiente”. (Pasquali. "San Martín. La fuerza de la misión y la soledad de la gloria", pág. 72-73)
Según Alfredo Villegas, en 1810 se estableció en Sevilla una logia, filial de una matriz que se dijo que estaba en Santa Fe de Bogotá. Esta logia se disolvió en enero de 1811, al ser ocupada Sevilla por los franceses, pero el mes siguiente se reorganizó en Cádiz. Sus reuniones se realizaban al anochecer en la casa de su Venerable o presidente: un acaudalado joven teniente de caballería agregado a los carabineros reales llamado Carlos de Alvear. Justamente, según Pasquali, “de lo único que se tiene constancia documental es que en 1811 funcionaba en Cádiz la Logia Caballeros Racionales N° 3, presidida por Carlos de Alvear”. (Pasquali. “Bolívar, San Martín y la Masonería en la Independencia Americana”, pág. 12)
Esta sociedad tenía cinco grados de iniciación y “utilizaban ritos y códigos de reconocimiento entre los “hermanos” análogos a los de la masonería, con la que estaban ligadas indirectamente, ya que muchos de sus miembros pertenecían a ambas instituciones”. (Pasquali. "San Martín. La fuerza de la misión y la soledad de la gloria", pág. 73)
El presbítero Servando Teresa de Mier, que fue iniciado en ella, dejó constancia cómo se llevaba a cabo la misma en un proceso que le realizó la Inquisición luego de ser apresado:
Conducido a la casa de marras, le vendaron los ojos al entrar, porque los socios no debían ser conocidos antes de obtenerse la garantía del secreto. El maestro de ceremonias, que era quien introducía a Mier, lo llevó ante una puerta, dio en ella cuatro golpes, y se oyó una voz de adentro:
-“A la puerta han llamado con un golpe racional”.
Otra voz dijo:
-“Vea quién es”.
Entreabierta la puerta e interrogado el maestro de ceremonias, contestó dando su nombre y explicando que traía un pretendiente.
-“Quién es el pretendiente?”, preguntaron.
-“Don Servando de Mier”.
-“¿Qué estado?”.
-“Presbítero”.
-“¿De qué tierra es?”.
-“De Monterrey, en América”.
-“Cúbranle los ojos y que entre”.
Ya adentro, le preguntaron:
-“¿Qué pretende Ud.?”.
-“Entrar en esta sociedad”.
-“¿Qué objeto le han dicho que tiene esta sociedad?”.
-“El de mirar por el bien de la América y de los americanos”.
-“Puntualmente. Pero para eso es necesario que Ud. prometa bajo de su palabra de honor someterse a las leyes de esta sociedad”.
-“Sí haré conforme no sean contrarias a la Religión y a la moral”.
Se le dijo que la sociedad no iba contra la Religión ni contra el Rey; y después:
-“Para mayor confirmación es necesario que Ud. se deje sangrar a fin de afirmar con su sangre la firmeza”.
El Padre Servando, que sabía bien que lo iban a eximir de este paso como dijera “sí”, contestó accediendo; y el maestro de ceremonias intervino para decir:
-“General: una vez que el señor se ha ofrecido de voluntad a esta prueba, se puede omitir toda otra”.
-“Descúbranlo”, se contestó.
Y al sacársele la venda, el neófito vio a nueve personas sentadas a una mesa, ocupando el centro Alvear, que era el presidente, con una banda azul que le cruzaba el pecho.
Alvear se puso en pie y sosteniendo una espada en la mano le dijo:
-“Señor: esta sociedad se llama de Caballeros Racionales porque nada es más racional que mirar por su Patria y sus paisanos. Esta espada se la debía dar a Ud. por insignia para defender la Patria, pero como Ud. es sacerdote la defenderá en la manera que le es permitido. La segunda obligación es socorrer a sus paisanos, especialmente a los socios, con sus bienes, como éstos con los suyos lo harán con Ud. La tercera obligación, por las circunstancias en que nos hallamos, y en que se nos podría levantar que ésta es una conspiración, es guardar secreto sobre lo que pasa en la sociedad”.
Después, guiado por el maestro de ceremonias, Mier debió dar tres pasos a la derecha y otros tres a la izquierda, los cuales significaban: que cuantos se dieran a favor de la América del Norte se deberían dar otros tantos a favor de la América del Sud; y viceversa.
Explicada la forma de reconocimiento entre los hermanos, así como la de pedir socorro en lances de apuro, vino el saludo que ponía fin a la recepción, consistente en un abrazo acompañado de las palabras “unión y beneficencia”. El acto se cerró con una arenga, para pasar luego a un refrigerio fuera de ceremonia. (“Masonería establecida en Cádiz. Rito Americano, logia Caballeros Racionales. Declaraciones de Fray Servando Teresa de Mier sobre la masonería”. Citado en Villegas, Alfredo G., San Martín y su época, Tomo I, pág. 71-73, Buenos Aires, Ediciones Depalma, 1976. La iniciación que describe Mier no tiene un carácter masónico. Sin embargo, Enrique de Gandía explica: “Hasta un masón como fray Servando Teresa de Mier confesó, frente a la Inquisición, que “Alvear era masón”. Frente a la hoguera, Mier quiso alegar que la masonería a la cual pertenecía no era propiamente masonería, sino una sociedad de beneficencia que no iba “ni contra la religión ni contra el rey”: precisamente lo que ordenaba la masonería: no discutir sobre política ni sobre religión: cada cual era libre de creer lo que quisiese. Mier insistió que la reunión en la cual fue hallado tal vez imitase “algunas fórmulas y tal vez pensase amalgamarse con ellos (los masones), pero encontró resistencia”. (...) Mier declaró que la independencia buscada en América tenía por fin salvar el Nuevo Mundo de la dominación francesa” (Gandía. “San Martín masón”, pág. 24-25)
La obligación del secreto sobre lo que sucedía en la Sociedad se debía al enorme riesgo al que estaban expuestos sus miembros. Esto era consecuencia del endurecimiento de la posición del gobierno peninsular con los americanos, el cual miraba con creciente desconfianza a aquellos que eran sospechosos de connivencia con el movimiento emancipador de las colonias. Este clima hostil provocó que muchos americanos se rehusaran a ingresar en la Logia por temor al gobierno español. Además, el peligro hizo que sus miembros dejaran de asistir a las reuniones, cada vez más espaciadas, situación que estuvo a punto de provocar la disolución de la entidad.
Los principales objetivos de los “Caballeros Racionales” eran reclutar hombres de acción y de capacidad como futuros dirigentes para enviarlos a América, además de rescatar a aquellos que se encontraban en las cárceles españolas por sus actividades conspirativas en ultramar. Tales eran los casos del presbítero bonaerense Ramón Eduardo Anchorís y del alférez de navío José Matías Zapiola, encarcelados por promover conjuras en 1810 en Perú y Montevideo, respectivamente. Los gastos demandados para lograr esto eran asumidos solidariamente por los hermanos, siendo particularmente pródigo su Venerable Alvear, quien disponía de mayores recursos. (El 10 de enero de 1819, Alvear escribe desde Montevideo una “Refutación de la calumnia intentada contra don Carlos Alvear”, en la que le solicita al autor del escrito que lo había difamado, publicado el 28 de diciembre de 1818 en un diario de Buenos Aires, que “se acerque a los Señores General San Martín, Coronel Zapiola, Presbítero Anchorís, Chilavert, Vera, Zufriátegui, Balbín, Vallejo, Olembert y demás Patriotas que se hallaron en Cádiz en 1810 y 1811, y sabrá que en aquella capital era yo el centro de las relaciones íntimas de todos los americanos; y que mi firma era una recomendación para ser admitidos al servicio de la revolución bajo las órdenes de los gobiernos que dirigían los movimientos de México, Caracas y Santa Fe. Que prodigué ingentes sumas de dinero para auxiliar la evasión de todos los que querían venir a defender la causa de la libertad: que yo mismo los buscaba y animaba proporcionándoles medios de mi peculio gratuitamente y sin cargo alguno de devolución (...) que mi patriotismo no fue el efecto de la necesidad, sino de la virtud, desde que abandoné en la península un patrimonio de más de cien mil pesos, y un rico mayorazgo, solamente para venir a defender la libertad de mi Patria con la espada y entre los peligros de una guerra azarosa” (Alvear, Carlos María de. "El General Alvear. A propósito de las memorias del General Iriarte", pág. 354. Buenos Aires, Emecé, 1986).
A mediados de 1811, existía un clamor general en Cádiz por la intervención militar en América para castigar la “ingratitud” y “traición” de los ultramarinos, por lo que la Logia N° 3 comenzó a preparar furtivamente la partida hacia el Río de la Plata. No era una empresa fácil abandonar la tierra española para los americanos sospechados de conspiración, situación que “empeoraría en lo sucesivo para los liberales, no obstante que las organizaciones militares masónicas continuaron operando con gran eficacia en la península aun en pleno restablecimiento del absolutismo fernandino”. (Pasquali. San Martín. "La fuerza de la misión y la soledad de la gloria", pág. 77)
A pesar de esto, Alvear, San Martín y otros integrantes de la Logia lograron escapar hacia Londres, que se había convertido desde los primeros años del siglo en una especie de meca de los americanos que estaban a favor de la emancipación.
De estas situaciones da cuenta Alvear en dos cartas remitidas el 28 de octubre de 1811 a Rafael Mérida, quien había partido un tiempo antes de Cádiz con un grupo de hermanos hacia Caracas, donde fundó la Logia “Caballeros Racionales N° 4”, de la que era el presidente:
Londres y octubre 28-811
Señor D. Rafael Mérida.
Mi estimadísimo Hermano: al fin he salido del poder de los tiranos, y me hallo aquí acompañado de los hermanos que en el oficio indico, me ha sido muy sensible no haber tenido aquí noticias de Ud. y de sus progresos. Pienso salir el mes que entra con los Hermanos arriba expresados para Buenos Aires, y desde allí comunicaré a Ud. lo que ocurra, esperando haga Ud. lo mismo con lo que le haya ocurrido después de nuestra separación. España está dando ya las últimas boqueadas; todo sigue en el mismo desorden en que Ud. la dejó. Aquí he establecido una logia para servir de comunicación con Cádiz, Filadelfia y ésa, como también para que encuentren abrigo los Hermanos que escapen de Cádiz. Nuestro Román de la Luz ha salido del Castillo y tiene la ciudad por cárcel, y lo estoy esperando de un momento a otro. Murguiondo y Valbín debían salir pronto. Nada se enmendó enteramente y es uno de los Hermanos más celosos y activos; Armenteros ha estado muy tibio, al parecer por temor del Gobierno. Por la relación verá Ud. lo ocurrido con Larrea y López Conde.
Si Ud. no puede desde ésa comunicarme lo que ocurre directamente a Buenos Aires, puede hacerlo por la vía de Londres, remitiéndoselo al Hermano López Méndez, diputado de esa capital, que creo probablemente quedará de Presidente de esta Sociedad. Dará Ud. mil expresiones de mi parte y de la de Zapiola a los Hermanos Caicedo y Toledo. No pillar a éste le ha sido muy sensible al déspota Gobierno español; a los quince días de haber uds. salido, lo echaron de menos, e inmediatamente dieron orden de registrar escrupulosamente los buques que fuesen a salir y a las avanzadas de la Isla y Ejército que si lo pillaban muerto o vivo serían premiados, pues era muy perjudicial su ida porque podía dar noticias de todo.
El Hermano Roche ha tenido la desgracia de perder su bergantín cerca de San Lucas, pérdida que todos hemos sentido por ser un Hermano y más de la actividad, celo y demás prendas que Ud. sabe caracterizan a dicho Roche. Sabe Ud. cuánto lo estimo y así será excusado decirle vea en qué puede serle útil su afecto Hermano que S. M. B.
Carlos Alvear (Rubricado)
C. A. V. P.
P.D. No puedo mandar el número 3 por falta de tiempo, pues piden inmediatamente las cartas. (Carnicelli, Américo. "La Masonería en la Independencia de América" (1810-1830), Tomo I, pág. 92-93. Bogotá, 1970)
La Logia “Caballeros Racionales N° 3” de Cádiz fue presidida por tres argentinos: José de Moldes, hasta fines de 1808; Carlos de Alvear, hasta septiembre de 1811, cuando partió hacia Londres; y luego el sacerdote Ramón Eduardo Anchorís. Por orden de la N°3, Alvear, San Martín y otros hermanos fundaron en Londres la Logia “Caballeros Racionales N° 7”, que tenía el propósito de servir de nexo con las sociedades establecidas en Filadelfia, Caracas y Cádiz, además de servir como refugio a los hermanos que escapasen de esta última ciudad. Dicha Logia se reunía en la “casa de los venezolanos”, es decir, el antiguo domicilio de Miranda.
La segunda carta de Alvear, de carácter oficial, da cuenta de la fundación, acompañada de tres listas de miembros que ingresaron en las Logias de Cádiz y de Londres, y los americanos que rehusaron ingresar por temor al gobierno español:
L. N° 7
Unión, Firmeza y Valor

Salud
Al Ve. Presidente de la L. N° 4:
En cumplimiento de nuestra obligación, paso a dar cuenta de lo ocurrido en la L. N° 3, después de vuestra partida: Inmediatamente salisteis vos y los dos dignos Hermanos que os acompañaban, estuvo a punto de cerrar sus trabajos la L. N° 3 por las voces que sabéis se empezaron a divulgar por Cádiz. Para tratar lo que se debía hacer junté a los Hermanos del 5° grado, y después de haber adoptado todo lo que la prudencia nos dictó, resolvimos seguir en nuestros trabajos a toda costa e riesgo. La Providencia, que ciega a los tiranos, nos favoreció esta vez, pues nuestros trabajos continuaron con el mejor éxito y felicidad, a pesar de las acechanzas del gobierno. Después de vuestra partida se aumentó la Sociedad con los hermanos que reza la adjunta lista N° 1, de los cuales uno ha ido ya a Méjico, y seis deben salir para diferentes puntos de América a tomar parte activa en la justa causa que defendemos.
El N° 2 es la lista de los americanos que habiéndoseles propuesto entrasen en la Sociedad se excusaron por temor al Gobierno español; os la remito para que la comuniquéis a las L. que estén en el distrito de ésa, pues para nuestra constitución quedan excluidos para siempre. [El título de esta lista es “Lista de los americanos que por constitución no pueden ser admitidos en ninguna Sociedad de Caballeros Racionales a causa de haber rehusado entrar en la N° 3 por temor de los déspotas españoles”]
Al mismo tiempo incluyo una relación de algunos incidentes ocurridos por falta de algunos Hermanos, y va con el N° 3. Habiendo llegado a esta ciudad con los Hermanos Zapiola, San Martín, Mier, Villa-Urrutia y Chilavert, hemos fundado por orden de la L. N° 3 una, con el N° 7, y hemos recibido a los Hermanos que figuran en la lista que va con el N° 4. Queda de Presidente de la L. N° 3 el Hermano Ramón Eduardo Anchoris. Todo lo cual os lo comunico a fin de que lo hagáis presente a esa muy respetable L. encargándoos nos deis cuenta así mismo de todo lo que os haya ocurrido en Filadelfia y en esa capital.

Londres, 28 de octubre de 1811.
Carlos Alvear (Rubricado)
C. A. V. S. (Carnicelli. Ibídem, pág. 96)
Estas cartas de Alvear enviadas a Rafael Mérida, remitidas a través del bergantín inglés “La Rosa”, que se dirigía de Londres a Caracas, fueron interceptadas en enero de 1812 por un corsario español y remitidas a la isla de Puerto Rico, cuyo comisario, Antonio Ignacio de Cortavarría, puso sobre aviso al virrey de Nueva Granada, además de enviar la documentación a las autoridades peninsulares. (La carta de Cortavarría, fechada en Puerto Rico el 27 de abril de 1812, informa que: “De cierta correspondencia aprehendida en un Buque mercante Inglés que se dirigía desde Londres a Caracas, resulta que tanto en estas dos ciudades, como en Cádiz, Filadelfia y en otros puntos que se expresan, se han formado Logias o Asociaciones Secretas, algunos de cuyos individuos debían pasar a diversos parajes de la América española, con el fin según parece de generalizar la insurrección en ella”. Entre los individuos mencionados se encuentran “Don Carlos Alvear”, “Don Zapiola”, “Don San Martín; Don Mier, Don Villa-Urrutia, Don Chilaver y Don Ramón Eduardo Anchorís”, además de especificar que los papeles interceptados “aparecen firmados en Londres por don Carlos Alvear en 28 de octubre último, y remitidos a don Rafael Mérida residente en Caracas” (Carnicelli. Ibídem, pág. 100).
Al llegar a Londres, San Martín fue ascendido al 5° grado, junto con Zapiola. Posteriormente, en enero de 1812, luego de una estadía de aproximadamente tres meses y de dejar establecida en dicha ciudad la logia bajo la presidencia de Luis López Méndez, Alvear, San Martín y otros hermanos se embarcaron hacia el Río de la Plata, arribando a Buenos Aires en el mes de marzo.
LA LOGIA DE BUENOS AIRES
A mediados de 1812, Alvear, San Martín, Zapiola, etc. constituyeron en Buenos Aires una nueva Logia, sobre la base de las logias masónicas que ya se encontraban establecidas en la ciudad. Una de ellas era la de Julián Álvarez, la cual funcionaba desde la época inicial de la Revolución y que quedó subordinada a la nueva Logia.
Un testimonio respecto a esto es el del general Gerónimo Espejo, que sirvió en el ejército bajo las órdenes de San Martín y participó de la campaña de los Andes. Espejo fue testigo de los acontecimientos, y apoyó su exposición en documentos oficiales, algunos de ellos inéditos, utilizando también fuentes bibliográficas primordiales que se refieren a los temas que desarrolla, trascribiéndolas extensamente. En referencia a la constitución de la Logia de Buenos Aires, afirma que la erección de una logia política, semejante a las que había visto en Inglaterra y en Cádiz, fue el primer pensamiento de San Martín al llegar al Río de la Plata, citando seguidamente lo que expuso el autor chileno Diego Barros Arana en su obra Historia de la Independencia de Chile:
Antes de todo, San Martín quiso conocer bien el terreno que pisaba. Él sabía que había en Buenos Aires logias masónicas en que estaban afiliados los hombres más importantes e influyentes entre los revolucionarios. San Martín se entendió fácilmente con ellos, y se penetró bien del espíritu que animaba a los corifeos de la revolución y del estado en que ésta se hallaba: estudió a fondo todos los elementos morales de que podía disponer, y acabó por creer que las instituciones masónicas estaban desvirtuadas en las logias de Buenos Aires. Formaban parte de ellas muchos hombres de importancia muy secundaria, que bajo ningún aspecto eran acreedores a la confianza que era preciso hacer en ellos para dirigir con acierto la revolución. San Martín se explicó con Alvear y Zapiola, y todos tres acabaron por convencerse que se necesitaba una reforma radical en el sistema de sociedades secretas, para que éstas produjesen el efecto que convenía.
De allí pasaron a tratar los medios de organizar una nueva logia compuesta de un número más reducido de miembros. Debía formarse ésta de los personajes más importantes que hasta aquel momento contaba la revolución en sus filas con tal que éstos fuesen hombres de energía y decisión y que se hallasen dispuestos a arrostrar cualquier peligro por el triunfo de la causa en que estaban empeñados. San Martín quería sólo hombres de corazón, dispuestos a todo, y prontos para obedecer sus mandatos o los de otros corifeos, y confiaba en que con su ayuda podía dar a la revolución un vigoroso impulso, y quizá conducirla en pocos años.
Las primeras personas a quienes expuso su plan, lo aprobaron decididamente. La nueva logia iba a reunir en su seno a los hombres más importantes de todos los partidos, y a unificar las opiniones de todos para marchar de acuerdo, sacrificando al parecer de la mayoría las pretensiones de algunos. Su principal objeto era, trabajar poderosamente para asegurar la independencia americana, a costo de cualquier sacrificio y casi sin reparar en medios: sus miembros debían hacer completa abnegación de sí mismos, guardar religiosamente el más profundo secreto acerca de lo que se tratase en sus reuniones y obedecer ciegamente los mandatos de la mayoría de los asociados. La reunión tomó el nombre de Gran Logia, y más tarde el de Logia Lautaro, en recuerdo del esforzado guerrero araucano que sucumbió gloriosamente defendiendo la independencia de su patria. Según sus acuerdos, debía reunirse en las altas horas de la noche, y era obligación de sus miembros ocultar inviolablemente todo lo que tenía relación con ella.
Antes de dos meses la logia contó muchos afiliados, y entre ellos, a militares de elevada graduación, a los políticos más influyentes de la revolución argentina, y a algunos hombres notables por su patriotismo y virtudes cívicas. Allanáronse todos éstos a prestar un solemne juramento, y a observar fielmente las reglas y ritos de la sociedad. (Espejo, Gerónimo. “El Paso de los Andes. Crónica histórica de las operaciones del Ejército de los Andes para la restauración de Chile en 1817”, en Biblioteca de Mayo. Colección de obras y documentos para la Historia Argentina, Tomo XVI, Primera Parte, pág. 13810-13811. Buenos Aires, Senado de la Nación, 1963)
La nueva Logia quedó bajo la presidencia de Alvear y se constituyó en dos niveles jerárquicos: la logia masónica de Álvarez y la Gran Logia, que era “la central de inteligencia intangible de la revolución, disciplinando imperceptiblemente las fuerzas políticas para dar unidad y dirección al movimiento, sin dejar traslucir que se preparaba entre pocos lo que aparecía en público como el resultado de la opinión de la mayoría”. (Pasquali. "San Martín. La fuerza de la misión y la soledad de la gloria", pág. 121-122)
En la Logia de Buenos Aires siempre se guardó la mayor reserva y secreto, no permitiéndose jamás sacar copia de sus estatutos, a excepción de la fundación de logias en otras ciudades. Esta carencia documental fue paliada en parte cuando, en 1860, el historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna publicó los Estatutos de la Logia de Santiago, escritos íntegramente de letra de O´Higgins y que serían idénticos a los de Buenos Aires.
Esto permitió conocer un poco más sobre el funcionamiento de la Logia, su composición, sus reglamentos de debates y orden e, incluso, sus leyes penales, que especificaban que “todo hermano que revele el secreto de la existencia de la Logia, ya sea por palabras o señales, será reo de muerte por los medios que se halle por conveniente”. (Pasquali. Ibídem, pág. 126)
Respecto a su accionar político, la Logia de Buenos Aires tuvo un papel preponderante en la revolución del 8 de octubre de 1812, que depuso al Primer Triunvirato formado por Rivadavia, Pueyrredón y Chiclana. Se conformó un Segundo Triunvirato, integrado por Rodríguez Peña, Paso y Álvarez Jonte, y en 1813 se instaló la Asamblea General Constituyente, presidida por Alvear y compuesta por personas vinculadas en su mayoría con la Logia. La Asamblea suprimió la invocación a Fernando VII, ordenó la acuñación de moneda, creó el Escudo y adoptó el Himno, sancionando además una serie de leyes igualitarias de inspiración liberal: libertad de vientres, abolición de la Inquisición y las torturas, y supresión de los títulos de nobleza.
Las disputas entre Alvear y San Martín se iniciaron. La figura de San Martín, acrecentada luego de su triunfo en la batalla de San Lorenzo, hacía sentir a Alvear, Venerable de la Logia, que su estrategia de poder y gobierno se debilitaba. En diciembre de 1813, San Martín fue designado jefe de la expedición que debía acudir en auxilio del general Belgrano. El alejamiento de San Martín de Buenos Aires permitió el avance de la marea alvearista, copando la Logia y la Asamblea con sus partidarios. Alvear asumió la comandancia general de armas de la capital. Luego, en enero de 1814, la Asamblea decidió unificar el Poder Ejecutivo y creó el cargo de Director Supremo, designando para desempeñarlo a Gervasio Antonio de Posadas, tío de Alvear. Posteriormente, tras la renuncia de Posadas, en enero de 1815 la Asamblea y la Logia convirtieron a Alvear en Director Supremo. Sin embargo, su gobierno fue efímero, siendo Alvear derrocado a los tres meses y obligado a partir hacia el destierro con su familia a Brasil. San Martín, en ese entonces, ya había sido designado Gobernador de Cuyo.
En 1815, con la caída de Alvear, la actividad de la Logia cesó temporalmente.
EL NACIMIENTO DE LA LOGIA LAUTARO
San Martín creía que era imprescindible el sistema de organización en logias para poder llevar a cabo la revolución, considerando esencial para la estabilidad de un gobierno contar con un grupo fuerte de operadores políticos juramentados.
Al caer la facción de Alvear, desde principios de 1816 San Martín se preocupó por la reorganización de la Logia para ayudar a su empresa trasandina, a la que veía como el único medio de salvación. Esta nueva reorganización se hizo bajo el nombre de “Logia Lautaro”.

El Congreso de Tucumán designó como nuevo director Supremo a Juan Martín de Pueyrredón. Él y San Martín se entrevistaron en la provincia de Córdoba, donde quedó acordado el plan de operaciones de la expedición a Chile y la nueva organización de la Logia de Buenos Aires. Ésta fue presidida provisoriamente por Nicolás Rodríguez Peña y luego por el propio Pueyrredón, siendo Tomás Guido, amigo y confidente de San Martín, su secretario.
La predisposición de Pueyrredón fue excelente, y la Logia se convirtió en el puntal de su gobierno, desempeñando un papel fundamental en la política y la guerra. Su comunicación con San Martín fue sumamente fluida, abarcando tanto los preparativos para la expedición a Chile como las principales cuestiones del Estado, intercambiando datos sobre las características de los personajes que los circundaban, siempre con miras de integrarlos a la Logia. Refiriéndose a ésta, Pueyrredón le afirmaba a San Martín:
El establecimiento de Matemáticas será protegido hasta donde alcance mi poder. El nuevo secretario interino Terrada es también Matemático, y por consiguiente me ayudará al fomento de un objeto tan útil. (Pueyrredón a San Martín, Buenos Aires, 10 de septiembre de 1816. "Documentos para la historia del Libertador General San Martín", Tomo IV, pág. 145. Buenos Aires, Ministerio de Educación, Instituto Nacional Sanmartiniano y Museo Histórico Nacional, 1955)
Por otro lado, en uno de los artículos de la Constitución de la Logia de Buenos Aires, se expresaba lo siguiente:
Siempre que algún hermano fuese nombrado por el Gobierno primero o segundo Jefe de un ejército, o Gobernador de alguna provincia, se le facultará para crear una sociedad subalterna, dependiente de la matriz, cuyo número no excederá de cinco individuos, y entablando la debida correspondencia, por medio de los signos establecidos, todas las noticias y asuntos de importancia que ocurrieren. (Pasquali. "San Martín. La fuerza de la misión y la soledad de la gloria", pág. 125)
En virtud de esto, San Martín formó una Logia Lautaro en Mendoza:
San Martín, en uso de las atribuciones que el estatuto de la Logia le confería por su cargo de gobernador para poder establecer filiales, había reorganizado la masonería introducida años antes en Mendoza por José Moldes, en una logia que respondía a su veneratura, la que al iniciar su campaña sería delegada primero en Toribio Luzuriaga y luego en Godoy Cruz. (Pasquali. Ibídem, pág. 255)
Conforme por el progreso de los trabajos de la Logia de Buenos Aires, a mediados de 1816 San Martín, desde Mendoza, le expresaba a Guido:
Sería muy conveniente llevar desde ésta a Chile ya planteado el Establecimiento de Educación Pública, bajo las bases e inmediata dependencia del de esa ciudad, esto sería muy conveniente por cuanto el atraso de Chile es más de lo que parece: hágalo Ud. presente al gobierno para si es de su aprobación empezar a operar algunos alumnos. Yo creo que aunque no sea más que por conveniencia propia no dejaría Pueyrredón de favorecer el establecimiento de Educación Pública, él conocerá que sin las luces nada haremos y sólo acabaremos de arruinarnos: nuestra ignorancia nos tiene en este estado. (San Martín a Guido, Mendoza, 14 de junio de 1816. Pasquali, Patricia. "San Martín confidencial. Correspondencia personal del Libertador con su amigo Tomás Guido (1816-1849)", pág. 57. Buenos Aires, Editorial Planeta, 2000)
De esta iniciativa surgió la Logia “Ejército de los Andes”, presidida también por San Martín. Esta Logia, fundada en el seno del ejército y que sería llevada a Chile, sirvió de base a la Logia “Lautarina” fundada en Santiago el 13 de marzo de 1817, luego del triunfo en la batalla de Chacabuco, la cual sería presidida por O´Higgins.

Finalmente, luego de coronar su “plan continental” con la expedición al Perú, San Martín sentó en Lima, en 1821, las bases de la Logia “Paz y Perpetua Unión”. (Los antecedentes de esta logia deben buscarse en la Logia Central “La Paz Americana del Sud”, formada en 1816 a bordo del buque “Venganza” en su viaje a América, y descripta por el general Tomás de Iriarte en sus “Memorias” (Iriarte. Memorias, Tomo I, pág. 7-8). Según la propia página de internet de la Logia “Paz y Perfecta Unión Nº 1”, el proceso de unificación de “La Paz Americana del Sud” con la Logia ya existente en Lima, puede fecharse en julio de 1817)
EL SIGNIFICADO DEL NOMBRE “LAUTARO”
Como pudo observarse en el transcurso de este trabajo, no hemos utilizado el nombre de “Logia Lautaro” para referirnos a la Logia fundada en Buenos Aires en el año 1812. Esta denominación, como explica Pasquali, surge en el año 1816, con la reorganización efectuada por San Martín. No existe constancia de que existiera una sociedad con el nombre de “Lautaro” en España ni en el Río de la Plata antes de dicha fecha.

Lo único que existe es el testimonio del general Zapiola, quien, siendo ya nonagenario, al ser consultado por Bartolomé Mitre atribuyó el nombre “Lautaro” tanto a la Logia de Cádiz como a la de Buenos Aires. Sin embargo, al final del cuestionario que le remitió Mitre, y que contestó incompleto, agregó una “Lista de los individuos que forman la logia Caballeros Racionales”. Por este motivo, Mitre se refirió a la sociedad utilizando los dos nombres.
Es necesario recordar que en las cartas enviadas por Alvear a Mérida sólo se utiliza el nombre “Caballeros Racionales”. Además, existen dos testimonios que indican que la Logia de Buenos Aires fundada en 1812 tenía ese nombre.
Luego de la “revolución de 1815”, que depuso al gobierno de Alvear, se creó una Comisión Civil de Justicia para juzgar a los que pertenecieron a su “facción”, encarcelando a los principales hombres de su gobierno y de la Asamblea. De este proceso consta “que todos los inculpados fueron conminados a declarar que se había constituido una “liga criminal” secreta de que ellos formaban parte, para explotar en beneficio propio el gobierno”. (Vedia y Mitre, Mariano de. "La Vida de Monteagudo", Tomo II, pág. 15. Buenos Aires, Editorial Guillermo Kraft Ltda., 1950. A Nicolás Rodríguez Peña, por ejemplo, la Comisión le preguntó si sabía “que entre la Asamblea, gobierno y principales clases del Estado, estaba repartida una liga criminalmente unida, cuya cabeza principal era don Carlos María de Alvear” (Biblioteca de Mayo. Colección de obras y documentos para la Historia Argentina, Tomo XIII, pág. 12034. Buenos Aires, Senado de la Nación, 1962)
La facción a la que se hace referencia era la Logia que fundaron Alvear y San Martín, pero los jueces y el gobierno ignoraban sobre el funcionamiento de la misma y quiénes la componían, no conociendo su verdadera naturaleza. En el interrogatorio que le realizaron a Juan Larrea, uno de sus miembros, se le preguntó:
Si sabe, o tiene noticia de una sociedad privada que con el título de racionales, u otro se hubiese restablecido por algunos americanos en Cádiz, o en Londres, y después en ésta. (Biblioteca de Mayo, Tomo XIII, pág. 12166. El texto, por error, dice “nacionales”, pero en el original se ve claramente que el nombre es “racionales”)
El otro testimonio es el del general Enrique Martínez, quien, consultado por Andrés Lamas, informó en 1853, desde Montevideo, lo siguiente:
Llegaron de Europa S, A, Z, C [San Martín, Alvear, Zapiola, Chilavert] que traían encargo de establecer la sociedad de Caballeros Racionales, cuya fundación había sido hecha en Santa Fe de Bogotá. Esta sociedad tenía el solo objeto de promover la independencia de todas las secciones de la América española, y unirse de un modo fuerte para repeler la Europa, en caso de ataque. A esta sociedad se incorporaron todos los masones, y toda la parte civil, militar, eclesiástica y el comercio. (Pasquali. San Martín. "La fuerza de la misión y la soledad de la gloria", pág. 128)
De este modo, es posible inferir que el nombre de la Logia fundada en 1812 era “Caballeros Racionales”, siendo la de Buenos Aires la N° 8 y la que posteriormente fundó Alvear en Montevideo, luego de la toma de esa ciudad en 1814, la N° 9, cuyo nombre después cambió a “Caballeros Orientales”.

Respecto al significado del nombre “Lautaro” otorgado a la Logia en su segunda etapa, ya bajo la conducción de San Martín, el historiador Vicente Fidel López explica lo siguiente en su Historia de la República Argentina:
Pueyrredón era también un iniciado. Durante su viaje por España de 1806 a 1809 se había afiliado en las logias de los francmasones políticos, y oficiaba en las aras de los Tres Puntos. Ya fuese, pues, por condescender con el influjo de San Martín, ya porque creyera también que convenía a la estabilidad de un gobierno reparador organizar bajo su mano un grupo fuerte de operarios políticos juramentados, quedó acordada en esa entrevista la reorganización de la logia con el nombre de LOGIA LAUTARO, que no fue, como generalmente se ha creído, un título de ocasión sacado al acaso de la Leyenda Araucana de Ercilla, sino una “palabra” intencionalmente masónica y simbólica, cuyo significado específico no era “guerra a España”, sino expedición a Chile: secreto que sólo se revelaba a los iniciados al tiempo de jurar el compromiso de adherirse y consagrarse a ese fin. De otro modo habría sido trivial antojo bautizar la más grande empresa militar de los argentinos con el nombre de un indio chileno. Pero el simbolismo salvaba aquí la materialidad del lema; y el sentido recóndito de la palabra sacramental contenía el contrato solemne y juramentado de la expedición a Chile. (López, Vicente Fidel. "Historia de la República Argentina. Su origen, su revolución y su desarrollo político hasta 1852", Tomo III, pág. 447. Buenos Aires, Editorial Sopena Argentina, 1949. Podría afirmarse que López adolece de cierta óptica “porteñista”, ya que el Ejército de los Andes, tal cual lo afirma Norberto Galasso en su obra “Seamos libres y lo demás no importa nada. Vida de San Martín” (Buenos Aires, Ediciones Colihue, 2000), estaba compuesto en sus dos terceras partes por soldados chilenos)
En cuanto a la fuente en la que puede haberse basado López para afirmar esto, es necesario mencionar que el historiador relata cómo su propio padre, Vicente López y Planes, fue iniciado en la Logia Lautaro, ante un pedido expreso de San Martín, lo cual era necesario para formar parte del gobierno de Pueyrredón. En la entrevista llevada a cabo en Córdoba, ambos convinieron los ministros que debían formar parte del gobierno, entre los que se encontraba don Vicente López:
Una de las razones que salvó al señor López de la rigurosa persecución que sufrieron los partidarios del general Alvear, fue que no figuraba como afiliado de la Gran Logia, cosa por la que siempre había tenido poco gusto y menos confianza. Sin embargo, era conocida su adhesión a la independencia y al orden; era amigo personal del señor Pueyrredón y uno de los patriotas más estimados en el país y en el círculo de la familia de Luca, de los Irigoyen, Darregueira, Guido, Patrón, Madero, Ramón Díaz, los hermanos Rojas, los hermanos Lezica y de casi todos los demás que formaban el meollo del nuevo partido y que tenían en casa de aquella culta familia su centro de amenidades sociales y su intercambio de influjos políticos. Pero era necesario que el que debía ocupar el ministerio de Gobierno fuese afiliado, y los amigos del círculo, que a veces tomaba todos los caracteres de lo que hoy llamamos un club, lo llevaron a la casa en que tenían sus reuniones. (López. Ibídem, pág. 449-450)
Seguidamente, López relata cómo su padre fue conducido al local de la Logia y el ofrecimiento que el mismo Director Supremo Pueyrredón le realizó para que ingresara a la misma:
El 20 de septiembre a las cuatro de la tarde, pasada ya la siesta que se dormía en aquel tiempo después de comer, don Pedro y don Ambrosio Lezica pasaban de paseo hacia el alto, por la calle del Correo (hoy Perú) y deteniéndose en la ventana del doctor don Vicente López, le llamaron con un pretexto oportuno, y después de un momento de conversación sobre las cosas del tiempo, que tanto les interesaban a todos, le instaron a que los acompañase a dar una vuelta. Habiéndolo hecho en efecto, regresaban por la calle de las Barrancas, que hoy se llama General Balcarce; dieron vuelta por la que es hoy Venezuela, y al pasar por una casa grande frente al paredón de Santo Domingo, lugar entonces solitario y lóbrego, don Pedro Lezica detuvo a sus compañeros, y les dijo: “En esta casa acostumbramos reunirnos algunos amigos para saber noticias y para conversar sobre la Causa y el Sistema”. (Vicente Fidel López, "La Revolución Argentina", Tomo I, pág. 373. Citado en Vedia y Mitre, "La Vida de Monteagudo", Tomo II, pág. 300-301)
Estas palabras, aclara López, significaban en aquel tiempo la guerra de la independencia y los intereses de la política revolucionaria. Luego prosigue:
El doctor López, aunque sin malicia de lo que aquello pudiera importar quiso excusarse por su absoluta ignorancia de las personas que pudieran encontrarse ahí, por la hora, etcétera, etcétera, pero el señor Lezica le aseguró que tendría un gran gusto en ver muchos amigos que lo querían, y que deseaban que asistiese a aquella tertulia; además de que convenía que hablase con ellos, pues hacía tiempo que deseaban verlo en su compañía. Como el doctor López tenía un carácter fácil y condescendiente, accedió por compromiso más que por gusto. Lezica se adelantó entonces y tocó tres golpes, señaladamente esparcidos, en la puerta del salón que estaba frente a la calle. Abierta la puerta había una mampara que impedía ver el interior, pero así que Lezica introdujo del otro lado a López, el Director Pueyrredón le salió al encuentro, y abrazándolo con semblante risueño y amigable, le dijo que sentía un inmenso placer con verlo allí, pues tenía un interés particular en hablar con él y en que se reuniese a los amigos que allí ocurrían, porque esta reunión era indispensable para la salvación de la patria y para el acierto de su gobierno. Al mismo tiempo ocurrían el Coronel Terrada, don Tomás Guido, don Felipe Senillosa, don Matías Patrón, don Esteban y don Tomás Luca, y muchos otros señores que con sus declaraciones e instancias, hicieron una verdadera presión sobre el ánimo del neófito. En efecto, se hallaban en medio del cuartel n° 1 de la Logia Lautaro. (Vedia y Mitre. Ibídem, pág. 301)
A continuación, Pueyrredón le explica a don López el pedido expreso de San Martín para que formara parte del gobierno, además de leer una carta enviada por él acerca de la necesidad de la Logia para poder lograr la Independencia:
Pueyrredón le habló entonces a López de los recuerdos que el General San Martín hacía de él, y de los encargos que le había dado para que lo llamase a tomar parte en el gobierno como secretario del interior; le hizo una exposición general del estado del país, y de la situación casi desesperada en que estaban los negocios de la guerra, si no se lograba constituir un gobierno fuerte, bien armado de poderes, para completar la organización del Ejército de los Andes, a fin de que obrasen de concierto, invadiendo el uno a Chile y defendiendo el otro a las fronteras (...) sacó una carta del 6 de septiembre en la que el General San Martín decía, que todos los peligros y dificultades de la guerra podían ser superadas, pero que la causa que arrastraba al país a su ruina, de una manera irremediable era el desorden que promovían los díscolos; que visto esto y las raíces fatales que tenía este mal él era irremediable de otro modo que por medios heroicos y extraordinarios; que en tiempos en que todo era posible hacerlo por la salvación, era una locura querer dar libertades a nadie para que pensasen y proyectasen lo que mejor se les antojase; que era preciso quitar esa libertad, porque de ahí venía que los pueblos se distraían, que las opiniones se ofuscaban, que cada uno tomaba por su lado cuando era preciso que todos obedeciesen en una dirección, y que por último la guerra no se hacía con libertades, sino con disciplina ciega, con armas y con soldados sumisos. El país, agregaba, debe ser mirado como un campamento de instrucción, y nadie debe hablar de pensar, mientras no hayamos salvado a la patria y su independencia, porque la tenemos en las garras del lobo. No por esto sostengo que el gobierno proceda por sí solo y por su antojo. Es preciso que lo haga por un consejo de hombres buenos y seguros, interesados por el Sistema; pero este consejo debe ser secreto y vigilante, de manera que se traiga a él todo lo que el país diga y necesite para que ninguna de sus necesidades deje de ser atendida, para que el gobernante no ignore cosa alguna, y para que haya acierto, oportunidad y rapidez en el castigo de los que premediten estorbar la marcha salvadora del gobierno. Ábrales Ud. los ojos a todos esos patriotas ilusos, que se figuran que nos podremos salvar sin este compromiso; sería un milagro que hasta ahora no han logrado ningunos pueblos en revolución como los nuestros... Dígale Ud. a López que yo me empeño en que acepte la secretaría. Es un paisano que hace honor a su tierra por su juicio y por su respeto a los gobiernos, y como él es hombre bueno y justo, Ud. ganará en la opinión y en la confianza trayéndolo a su lado. (Vedia y Mitre. Ibídem, pág. 301-303)
Por último, López relata cómo su padre finalmente es convencido para formar parte de la Logia:
Entre halagos y observaciones serias sobre las necesidades del momento, lo redujeron entre todos a quedar afiliado a la logia. (...) El doctor López tenía un interés capital en el triunfo de la causa de la independencia, pero su carácter era demasiado apacible y escrupuloso, para que fuese hombre adecuado a las necesidades políticas del tiempo, o a las responsabilidades en que aquel gobierno debía envolverse. Pero, por más que hizo, no pudo vencer la resolución del Director; y sin darse bien cuenta de lo que hacía, se dejó afiliar a la logia con los juramentos que el ritual exigía, previa la explicación de que todo eso se concretaba a cooperar a la expedición sobre Chile. (López. Historia de la República Argentina, Tomo III, pág. 450)
Por lo tanto, la información de Vicente Fidel López de que el nombre “Lautaro” dado a la Logia era una palabra “masónica y simbólica” cuyo significado era “expedición a Chile”, provino de su propio padre, quien fue iniciado en la Logia Lautaro y la conoció interiormente. (Una prueba que demuestra la confianza que San Martín depositaba en Vicente López, es que en 1829 le concedió el poder para administrar sus bienes a su amigo Gregorio “Goyo” Gómez, tramitación que “también contemplaba que en caso de fallecimiento o inhabilitación de Gómez, el citado poder pasara a manos de Vicente López y Planes”. Al año siguiente, éste le escribía: “Lejos de haberme impuesto usted una carga, de que yo pudiera excusarme, me ha hecho un distinguido honor que por muchos títulos debe satisfacerme (...) jamás dejaré de mirar como honroso el haber merecido su confianza para el servicio que me encomienda en el caso designado” (Pasquali, Patricia. "San Martín en el ostracismo: profecía, silencio y gloria", pág. 74. Buenos Aires, Academia Nacional de la Historia, 1992)
M.•. M.•. DIEGO FIGUEROA
“San Martín, la Logia Lautaro y la Masonería” (Buenos Aires, Editorial Fiat Lux, 2011).

viernes, 29 de marzo de 2013


LO OCULTO EN PSICOTERAPIA (I): LAS CREENCIAS DEL TERAPEUTA

psychotherapy
 PSY'N'THESIS Antonio Crego · in Epistemología, Intervención psicológica. ·

En la práctica psicoterapéutica existen numerosos aspectos subyacentes que la condicionan, marcando los límites dentro de los cuales se va a desenvolver la actuación del terapeuta. Tales supuestos implícitos derivan en gran medida de las asunciones que están presentes en unas y otras escuelas psicoterapéuticas, es decir, de lo que se ha denominado como sus “creencias fundacionales” sobre el ser humano, sus dinámicas, el concepto de enfermedad mental o la forma en que la terapia ha de desarrollarse, entre otros temas.

Por ejemplo, un terapeuta de corte freudiano abordará un determinado problema de forma muy diferente a un psicólogo cognitivo-conductual, porque sus respectivas visiones sobre lo que le ocurre al paciente son muy distintas. De hecho, sus ideas sobre la sintomatología y su forma de explicar el comportamiento en general pueden ser inconmensurables. Uno y otro, podríamos decir, hablan idiomas terapéuticos distintos. Así, por ejemplo, mientras que en un caso se atenderá a “procesos inconscientes” o “mecanismos de defensa” para explicar por qué alguien se comporta de una forma determinada, en el otro se tratará de entender la conducta en términos de “procesamiento de la información” y “sesgos cognitivos”. No hace falta mencionar que terapeutas de cualquier otro enfoque –construccionista, gestáltico, humanista, conductista, etc.- abordarían cualquier cuestión psicoterapéutica igualmente desde una óptica propia. Es decir, el lenguaje terapéutico subyacente tiene un impacto decisivo en la práctica, ya que los conceptos que utilizamos son de alguna manera las lentes mediante las cuales se observa la realidad del paciente…o, siguiendo a otros autores, con las que se “construye” dicha realidad.

En cierto sentido nuestro lenguaje está cargado con teorías, ideas, creencias, hipótesis y especulaciones sobre el ser humano, muchas de las cuales nos resultan “invisibles” a primera vista, pero que sin embargo ejercen una influencia activa en todo lo que ocurre en la psicoterapia. Y de hecho, desde esta “invisibilidad” tales supuestos epistemológicos sustentan y dan sentido a cada sesión de psicoterapia. Sin ellos, las técnicas que se emplean, los procedimientos de evaluación y diagnóstico, las orientaciones del terapeuta y la toma de decisiones durante la intervención carecerían de sentido y serían –haciendo alusión al título de Woody Allen- “mera anarquía”. Es decir, que hablar de “supuestos implícitos” no es algo “negativo”, sino que son parte consustancial de nuestro lenguaje o del “idioma terapéutico” que hablemos. El problema no está por tanto en que nuestro lenguaje contenga dicha carga teórica, sino en que no lo sepamos o no seamos ni siquiera conscientes de ello. Y esto es algo que, por la naturaleza implícita de muchos de los supuestos de la terapia, es fácil que ocurra. En este sentido, Mahrer (2000) en un artículo publicado en American Psychologist señalaba que:
en el campo de la teoría psicoterapéutica, de la investigación y de la práctica, las creencias fundacionales han estado y esencialmente continúan estando ocultas, quedando asumidas, inexplicadas, inespecíficas, camufladas, y por lo tanto, inmunizadas frente al estudio cuidadoso, el análisis, el examen, el escrutinio, la explicación, el desafío constructivo, la mejora, el cambio, y el avance” (Mahrer, 2000, p. 1118).

Según este autor, las “creencias fundacionales” en psicoterapia tendrían además una serie de características que las hacen particularmente inmunes al cambio (Mahrer, 2000):

o Son esencialmente creencias implícitas y no están específicadas.
o Pueden estar ocultas en términos, conceptos, y frases de un vocabulario aceptado, prácticas clínicas habituales, y en la validación involuntaria cuando la investigación se hace desde ellas, pero no sobre ellas.
o Pueden tener su origen dentro de una psicología popular afianzada.
o Las creencias fundacionales pueden afianzarse fácilmente en contextos donde se asume que existe una verdad o principio básico, monolítico, único, en torno al cual se organiza el conocimiento.
o Pueden ser extremadamente resistentes frente al análisis crítico o el ataque declarado.
o Las creencias fundacionales pueden llegar a ser inmunes, siendo colectivamente aceptadas como verdaderas.
En resumen, el peligro potencial de las “creencias fundacionales” reside en que su carácter implícito favorece que muchas veces pasen desapercibidas y sean a veces asumidas de manera acrítica. A pesar de su caracter “oculto”, tales supuestos básicos tienen sin embargo una influencia real y directa en el modo en que practica la psicoterapia, dando soporte a las actuaciones del psicoterapeuta, que a la postre sirven de refuerzo a las ideas que las originaron. Las creencias implícitas del terapeuta son inevitables, conforman el sustrato en que éste se mueve. El riesgo está en que son resistentes a ser explícitamente identificadas y puestas en cuestión, aunque puedan estar equivocadas, o ser mitos o falacias. Es por ello que resulta conveniente la reflexión y el espíritu crítico no sólo sobre lo que se hace en la psicoterapia, sino también sobre los supuestos en que esta se basa.


LO OCULTO EN PSICOTERAPIA (II): LA PERSONALIDAD DEL TERAPEUTA
 by PSY'N'THESIS Antonio Crego · in Epistemología, Intervención psicológica, Personalidad. ·

En el post anterior sobre lo “oculto” en psicoterapia se discutía cómo las “creencias fundacionales” son elementos que, de manera implícita, actúan ejerciendo una influencia en la práctica de la psicoterapia. Tales creencias estaban muy ligadas a los presupuestos y asunciones básicas de las diferentes escuelas de psicoterapia. Pero hay más elementos que, sin ser explícitos, condicionan la forma en que una intervención se lleva a cabo. Se trata de aspectos como la personalidad del terapeuta y otros que tienen que ver con su forma de entender al ser humano, sus actitudes y creencias, o sus ideas sobre cómo ha de desarrollarse una sesión de psicoterapia, por ejemplo, en cuanto a sus objetivos o el papel de cada cual en ella. Estos últimos elementos se han dado en llamar la orientación o “estilo epistémico” del terapeuta, etiqueta que hace referencia a sus creencias sobre el conocimiento psicológico.
En este sentido, la personalidad y el estilo epistemológico del terapeuta llegan a ser importantes condicionantes a la hora de elegir un modelo teórico concreto desde el que ejercer la actividad clínica. Así lo pone de manifiesto Arthur (2001) en su artículo publicado en el European Journal of Psychotherapy and Counselling. Tras realizar una revisión de la literatura existente, este autor llegó a la conclusión de que efectivamente el modelo elegido por el terapeuta se halla en estrecha correspondencia con sus rasgos de personalidad y con su estilo epistemológico. Existen, claramente, también otras influencias en esta decisión, como la exposición a un modelo teórico u otro durante el periodo formativo, las supervisiones recibidas, la orientación de los colegas, el tipo de pacientes que se atiende, y otros factores socioeconómicos que juegan un papel muy importante en la orientación teórico-práctica del terapeuta; pero son numerosos los estudios apuntan a los rasgos de personalidad y a la perspectiva epistemología del terapeuta como los mayores determinantes en la elección de un modelo de psicoterapia. Como sostienen Vasco et al. (1993):

Las actitudes de los psicoterapeutas hacia las asunciones teóricas y meta-teóricas de las diferentes orientaciones son el resultado de perspectivas personales, posturas filosóficas, cosmovisiones, y valores. Todas esas variables se combinan para hacer que una orientación sea más tentadora que otra, contribuyendo a una eventual bondad del ajuste entre la personalidad del terapeuta y una orientación particular” (Vasco et al., 1993, p. 183)

Parece además que los rasgos de las distintas orientaciones psicoterapéuticas encajarían, a su vez, mejor o peor con rasgos del propio terapeuta. Por ejemplo, en un trabajo de investigación realizado sobre el tema, Gizem Aksoy (2005) ha analizado la idea de la correspondencia entre orientación psicoterapéutica y estilo personal del psicoterapeuta para el caso del modelo constructivista. Este autor comprueba empíricamente que la búsqueda de la auto-conciencia, la atención a las emociones, la tolerancia a la ambigüedad, la tolerancia social y la apertura a la experiencia serían rasgos de los psicoterapeutas de esta orientación.
Incluso, se podría llevar a cabo una correspondencia entre las premisas del enfoque constructivista y tales rasgos del terapeuta, tal y como se recoge en la tabla adjunta.

En suma, a las “creencias fundacionales” hay que sumar otros dos factores que condicionan el modo en que una psicoterapia va a transcurrir: la personalidad y el estilo epistémico. En este caso, afectan a la elección del modelo teórico desde el cual el terapeuta va a intervenir. Como ocurría en el caso de las “creencias fundacionales”, tampoco debe entenderse que estos dos nuevos aspectos van a influir “negativamente”. No tiene por qué ser así, y de hecho, tener una determinada personalidad o compartir los presupuestos epistemológicos de una determinada escuela puede incluso favorecer la acción terapéutica, siendo más fluido o cómodo seguir un guión de psicoterapia con el que experimentamos afinidad. El riesgo, de nuevo, es no ser conscientes de que tales influencias están operando sutilmente y de manera inevitable, lo que puede hacer que pasen desapercibidas ante la reflexión crítica.


Hay dos maneras de difundir la Luz, ser la lámpara que la emite, o ser el espejo que la refleje. Lin Yutang

sapere aude


Tomas E. Gondesen H \

Masonería: Rituales secretos (NatGeo)




MASONES DE LA LENGUA ESPAÑOLS NEW YORK.
ANNIE BESANT Y LA ORACIÓN.



SOBRE LA ORACIÓN
Annie Besant
Tomado de “Sophia” de Mayo 1898

Constantemente se hace la siguiente pregunta: ¿Vosotros los teósofos creéis en la oración?”. Y puede ser útil para algunos el estudio del asunto de la oración a la luz del conocimiento oculto, poniendo de prefacio a este estudio la observación de que la creencia de los teósofos varía de acuerdo sus conocimientos, y que ningún teósofo, excepto la que esto escribe, se halla obligado a las declaraciones que siguen. El público no se ha hecho todavía cargo de que al teósofo no se da, al entrar en la Sociedad, una serie de creencias ya hechas y arregladas para él, sino que solo se le proporcionan los materiales de entre los cuales puede escoger los que más le convengan, teniendo luego que arreglarse él mismo su vestimenta. La opinión que se presenta en este escrito, se expone simplemente como el modo de ver particular de un estudiante y como materia para el estudio.

Lo primero que es necesario hacer, al considerar la utilidad de la oración, es analizar la oración misma, porque la palabra se emplea abarcando diversas actividades de la conciencia, y no puede tratarse como formando un todo homogéneo. Vemos oraciones que son peticiones de beneficios mundanos definidos para cubrir necesidades físicas -oraciones por alimento, por vestidos, dinero, empleos, éxito en los negocios, para recuperar la salud, etc. Éstas las agruparemos bajo la clase A. Luego hay oraciones para la ayuda en las dificultades intelectuales; y morales o para el desarrollo espiritual, para el dominio de las tentaciones, para la fuerza moral, para vista interna, para iluminación. Estas pueden agruparse como clase B. Por último, hay oraciones en que no se pide nada, que consisten en la contemplación y adoración de la Perfección Divina, en la aspiración intensa de unión con Dios, la enajenación elevada del Santo.

A estas las llamaremos clase C .

Lo segundo que hay que tener bien en cuenta, es la gran escala de seres vivos desde el elemental suplano hasta el LOGOS mismo, escala en la que no falta peldaño alguno. Este lado oculto de la naturaleza, es un hecho, no un sueño. El mundo todo está lleno de seres vivos, invisibles a los ojos carnales. El mundo astral compenetra al físico, y multitudes de seres conscientes é inteligentes nos rodean a cada paso. Algunos son inferiores al hombre en inteligencia, y otros se elevan a grandes alturas sobre él. Algunos se dejan influir fácilmente por su voluntad, y otros son asequibles a sus ruegos. Además de estas entidades independientes, la esencia elemental de los tres reinos responde a sus emociones y pensamientos, é instantáneamente toma formas cuya vida misma es llevar a efecto el sentimiento o el pensamiento que les sirve de alma, y de este modo puede crear a voluntad un ejército de servidores obedientes que obrarán en el mundo astral a1 gusto suyo. Hay además protectores humanos de gran eficacia, aunque invisibles, cuyo oído atento puede acoger un grito de socorro, y que gustosos sirven de verdaderos “ángeles protectores” para las almas que los necesitan. Y coronando todo está la vida siempre presente y siempre consciente del LOGOS mismo, poderosa, y que responde en todas partes de Su reino, de Aquel sin cuyo conocimiento no cae al suelo una paja, ni ninguna criatura muda se estremece de alegría o de dolor, ni niño alguno ríe o llora – esa Vida y Amor que todo lo penetran, abarcan y sostienen, en la cual todo vive y se mueve. Así como nada que produzca placer o dolor puede tocar al cuerpo humano sin que los nervios sensorios lleven el mensaje del choque a los centros cerebrales, y así como desde estos centros vibra la contestación por medio de los nervios motores, acogiendo o repeliendo, del mismo modo cada vibración en el universo, que es Su cuerpo, llega a Su conciencia y produce una acción que responde. Las células nerviosas, los hilos nerviosos y fibras musculares, pueden ser los agentes del sentimiento y del movimiento, pero el hombre es el que siente y actúa; así también muchas mi riadas de inteligencias pueden ser los agentes, pero el LOGOS es quien conoce y responde. No puede haber nada por pequeño que sea que no afecte esa delicada y omnipresente conciencia, ni nada tan vasto que trascienda a ella. Somos tan limitados, que la sola idea de semejante conciencia que abarca todo, nos anonada y confunde; sin embargo, quizás, el mosquito se vería en el mismo apuro si tratara de medir la conciencia de Pitágoras.

Es imposible negar el hecho de que las oraciones son contestadas, y que muchos pueden manifestar casos de propia experiencia, claros y decisivos, de “oraciones contestadas”. Además, muchas de éstas no se refieren a las que se llaman experiencias subjetivas, sino a hechos patentes del llamado mundo objetivo. Un hombre ha orado por dinero, y el correo le ha traído la cantidad requerida; una mujer ha orado por alimento, y el alimento ha llegado a su puerta. En relación con empresas caritativas hay muchos testimonios de oraciones pidiendo socorros y de contestaciones rápidas y liberales. Por otra parte, hay también gran número de testimonios de oraciones que han quedado sin respuesta, de hambrientos moribundos, de hijos arrebatados por la muerte de los brazos de madres amantes, a pesar de los ruegos más apasionados a Dios. Toda opinión razonable acerca de la oración, tiene que tener en cuenta estos hechos contradictorios: no debe negarse a admitir la respuesta, ni evadir el reconocimiento de los fracasos. Todos los hechos deben ser colocados en su lugar en toda verdadera teoría sobre la oración.

Vamos a considerar separadamente nuestra tres clases de oraciones, y veremos que las vidas ocultas de la naturaleza son los agentes que producen la respuesta a las oraciones, y que para cada clase de ellas actúan agentes particulares apropiados a las mismas.
Cuando un hombre pronuncia una oración de 1a clase A, puede obtener una respuesta por medio de uno o varios agentes. Su pensamiento concentrado y su voluntad deseosa afectan a la esencia elemental del plano astral, y crean un elemental artificial poderoso, cuya sola idea es producir lo que su creador anhela. Este elemental, cuando la oración es por dinero, alimento, vestido, empleo u otra cosa cualquiera que un hombre puede dar a otro, puede buscar una persona a propósito, é imprimir en su cerebro la imagen de su creador y de su necesidad especial, y esta impresión origina el pensalniento de enviar al hombre un socorro. “Pensé en Jorge Miller y en sus huérfanos esta mañana”-dirá un hombre rico- “Voy a mandarles un cheque”. La oración de Jorge Miller es en este caso el poder motor; el elemental artificial es el agente que se ocupa en producir el resultado deseado, y el cheque, que no se ha pedido al hombre en el plano físico, viene como la “respuesta a la oración”. El resultado pudo haberse obtenido de igual modo por medio de un esfuerzo deliberado de la voluntad, sin oración alguna, por una persona que entendiese el mecanismo necesario para ello y el modo de ponerlo en acción. Pero en el caso de la mayor parte de la gente que ignora las fuerzas del mundo invisible, y que no están acostumbrados a ejercitar su voluntad, la concentración de la mente y el firme deseo necesario para el éxito se adquieren mucho más fácilmente por medio de la oración, que por ningún esfuerzo deliberado para manifestar su fuerza. Dudarían de su propio poder, aun cuando comprendiesen la teoría, y la duda es fata1 en todo ejercicio de la voluntad. Que la persona que ora no sepa nada del mecanismo que pone en movimiento, no afecta en modo alguno el resultado; el niño que extiende el brazo y coge un objeto, no necesita sabor nada del funcionamiento de los músculos, ni de los cambios químicos y eléctricos que despierta su movimiento en los músculos y nervios, ni tampoco calcula estudiadamente la distancia a que se halla el objeto, midiendo el ángulo formado por los ejes ópticos; manifiesta su voluntad de coger 1a cosa que necesita, y las varias partes de su cuerpo obedecen a su voluntad, aun cuando él no conoce ni siquiera su existencia. Lo mismo sucede con el hombre que ora, el cual desconoce la fuerza creadora de su pensamiento y la conducta de la criatura que ha enviado a ejecutar sus deseos; actúa tan inconscientemente como el niño, y como el niño, coge lo que quiere.
Una oración de la clase A, puede también ser contestada de otros modos que por la acción de un elemental artificial. Un discípulo que pasa u otro protector en acción en el plano astral, puede oír su ruego y producir el resultado deseado. Especialmente puede suceder así, cuando el que ora es un filántropo que necesita ayuda para ejecutar alguna obra benéfica.
El protector lanzará el pensamiento de enviarle la ayuda que necesita, en el fértil suelo de un cerebro caritativo, y el resultado será el mismo de antes. Algunas veces, pero a mi entender mucho más raras, la voluntad de la persona que ora, afecta a un espíritu de 1a naturaleza o elemental característico, el cual se esfuerza en producir el efecto deseado; algunas personas ejercen un poder especial sobre los espíritus de la naturaleza de varias clases, y esta gentecilla hace cuanto puede a fin de suplir las necesidades de sus favoritos.

El fracaso de las oraciones que revisten gran deseo y fuerza de voluntad, parece que es debido al hecho de que se estrellan contra alguna causa kármica demasiado fuerte para que puedan desviarla o modificarla de un modo apreciable. Un hombre condenado por sus propias acciones en el pasado a morir de hambre, lanzará en vano todas sus oraciones contra este destino. El elemental artificial que ha creado con tales oraciones, encontrará inútiles todos sus esfuerzos; ningún protector vendrá a ayudarle a producir el efecto deseado; ningún espíritu de la naturaleza se cuidará de sus gritos. Cuando las relaciones que existieron en el pasado entre las almas de los padres y 1a de un niño moribundo, requieren en la vida presente la rotura del 1azo de unión en una época particular, la corriente de fuerza puesta en movimiento por la oración, no servirá para prolongar el hilo de la tierna existencia. En esto, como en todo, vivimos en el reino de la ley, y las fuerzas pueden ser modificadas o completamente frustradas por la acción de otras fuerzas contra las que chocan.

Dos fuerzas exactamente iguales pueden aplicarse para poner en movimiento dos bolas también perfectamente iguales; de éstas, una no recibe ningún nuevo impulso, y marcha al fin que se ha marcado, mientras que la otra recibe un segundo choque y cambia por completo de dirección.
Esto mismo puede suceder con dos oraciones semejantes: una puede seguir su curso sin encontrar obstáculo kármico, y hasta puede ser ayudada en su objeto por una fuerza kármica, mientras que la segunda puede ser desviada por una fuerza kármica mucho más enérgica que el impulso original. Una de las oraciones fue contestada, la otra se desvanece aparentemente desapercibida, y en ambos casos el resultado sigue a la ley.
Consideremos ahora la clase B. Las oraciones para socorro en las dificultades morales é intelectuales son eficaces, tanto en la acción como en la reacción. Llaman la atención de aquellos servidores de la humanidad que están siempre tratando de socorrer al alma que se siente extraviada; y los consejos, el consuelo y la iluminación se transmiten a la conciencia cerebral, dando así, del modo más directo, la respuesta a la oración. Muchas veces se sugieren ideas que aclaran una dificultad intelectual, o arrojan luz en un oscuro problema, y en el corazón angustiado se derrama el más dulce consuelo, suavizando sus perturbaciones y calmando sus ansiedades. Esto puede llamarse la respuesta objetiva a tales oraciones, en las que se concede realmente, en contestación al grito de socorro, la ayuda de almas más fuertes y avanzadas: la de un discípulo, la de un ángel o la de un Maestro. Pero hay también una respuesta subjetiva que no se reconoce tan fácilmente, por regla general, por los que oran, y que puede considerarse como reacción de la misma oración sobre el que ora. La oración coloca su mente y su corazón en aptitud receptiva que facilita el darle ayuda objetiva, pero que también abre el canal de comunicación entre su naturaleza inferior y la superior, permitiendo a la fuerza y al poder iluminador de la superior llegar a la conciencia cerebral. Las corrientes de energía que normalmente fluyen hacia abajo o hacia afuera desde el Hombre Interno, son, por regla general, dirigidas al mundo externo y utilizadas por la conciencia cerebral en los negocios ordinarios de la vida para llevar a efecto sus actividades diarias. Pero cuando esta conciencia cerebral se aparta del mundo externo, y cerrando las puertas exteriores, dirige su vista a dentro; cuando deliberadamente se abre a lo interno y se cierra a lo externo, entonces se convierte en un recipiente que puede recibir y contener, en lugar de ser un mero tubo conductor entre el mundo interno y el externo. En el silencio obtenido por la cesación de los ruidos de las actividades externas, la tranquila voz del alma puede dejarse oír, y la atención concentrada de la mente expectante le permite percibir el suave murmullo del Yo Interno.
Más marcado aún es el caso cuando la oración es por luz espiritual, por desarrollo espiritual. No sólo buscan ansiosamente todos los protectores el impulsar el progreso espiritual, aprovechando todas las oportunidades que presenta el corazón que aspira a lo alto, sino que el deseo de semejante desarrollo pone en libertad una energía de orden superior, porque el deseo espiritual atrae una respuesta del reino espiritual. También aquí se confirma la ley de las vibraciones simpáticas, y la nota de aspiración elevada es contestada por una nota de su propio orden, por una liberación de energía de su misma clase, por una vibración sincrónica con ella misma. La vida divina siempre está haciendo presión contra los límites que la circunscriben, y cuando la fuerza que se eleva choca contra esos límites, el muro divisorio se rompe y la vida inunda el alma.

De un modo casi imperceptible pasamos de las aspiraciones espirituales a la oración que es adoración pura, en la cual no existe petición alguna, y que tan sólo trata de manifestarse en simple amor de lo Perfecto, confusamente sentido. Tales oraciones, agrupadas como clase C. son los medios de unión entre el hombre y Dios, atrayendo al adorador dentro del Ser que adora. En estas oraciones la conciencia, limitada por el cerebro, contempla en mudo éxtasis la Imagen que crea de aquel que sabe que verdaderamente se halla fuera de toda imaginación, y a menudo arrebatada por la intensidad de su amor más allá de los límites concretos impuestos por la inteligencia, vuela a las regiones donde no existen límites, y siente y conoce mucho más que lo que a su vuelta puede decir en palabras o revestir de forma intelectual. Entonces en la oración el místico contempla la Visión Beatífica; entonces el sabio reposa en la calma infinita de la sabiduría que está más allá del conocimiento; entonces el santo es penetrado de la radiante pureza en la cual se ve a Dios. Semejante oración forma una aureola al que adora, y desde la cúspide de tan alta comunión, descendiendo a los planos de la tierra, la misma cara de carne brilla con gloria suprema trasluciendo la llama que arde al interior. Dichosos aquellos que conocen la realidad que ninguna palabra puede comunicar a los que la ignoran; aquellos cuyos ojos han visto el Rey en Su hermosura, se acordarán y comprenderán.

COLABORACION: R:.H:. MARIA JESUS ARANA VALVERDE
EL PAPA FRANCISCO: EL PRIMER PAPA TEMPLARIO?

EL PAPA FRANCISCO:  EL PRIMER PAPA TEMPLARIO?

COINCIDENCIA?… EL PAPA FRANCISCO JESUITA, pero los jesuitas sostienen ser descendientes de la Orden del Temple.

Entonces, Francisco es el primer Papa Templario? y que sea Argentino no es un dato menor, si creamos en la historia de que el Santo Grial, fue traído por los Templarios a la Argentina y depositado el secreto de su ubicación en manos Jesuitas 300 años después….

Quizás el Papa, no tenga idea de ello, o quizás si…

Seguro que esta información jamas la escucharon en otro lugar… pero que bueno sería seguir esta pista y ver a donde conduce…

Todos sabemos que la Iglesia ha sido infiltrada por varias ordenes y sectas religiosas a través de sus hombres. El Temple como varias veces lo mencione, tiene hombres y mujeres dentro de la Iglesia católica por supuesto…

Pero nunca se pudo comprobar la teoría jesuita como continuación de los templarios, aunque esta claro, que son ordenes muy similares en su formación y costumbres.

TEMPLARIOS EN AMERICA – El documental de History Channel

NAZIS, EL GRIAL EN LA PATAGONIA, LA MESETA DE SAMUNCURA y mucho mas.-

Hace unos días terminamos de publicar dos caras de la moneda muy bien resumidas en este documental. Una donde se contrapone toda evidencia de los Templarios en America y otra, la investigación del equipo encabezado por Alejandro Vega Ossorio (Templario en la Patagonia Argentina), documentando todo lo contrario.

Para tener en cuenta, la documentación y aportes son muy buenos en gran parte del documental. En el minuto 45 del video, se menciona y a partir de ahí, todo lo relacionado con CAPILLA DEL MONTE, Córdoba, Argentina. Hay algo en el documental que no se menciona y que es crucial y le hubiera dado la certeza a lo que el documental tilda de “posible” y es que el Jefe de las SS nazis, estuvo hospedado en el Hotel Eden de La Falda a solo 25 Km del Cerro Uritorco y como prueba en el propio hotel pueden verse fotos de su paso por las sierras cordobesas, dando este dato, a ciencia cierta que los nazis buscaban el grial y los “tesoros” Templarios en el cerro Uritorco, en tierras comenchigonas.

Por otro lado en el video sale gente que se auto titula Prior de Paraguay y Senescal en la Patagonia de las Orden del Temple. Estas personas seleccionadas por History Channel, nada tienen que ver con la Noble y Ancestral Orden del Temple, sino que son miembros de mas ordenes neotemplarias como hay en todos los países de habla hispana principalmente y esta aclaración no quiere ser despectiva, sino informativa para aquellos que despistados, crean que hay miembros de la Orden Verdadera, apareciendo en TV, y manipulando espadas ceremoniales. Como hemos repetido en varias oportunidades, La Orden es secreta y sigue al día de la fecha anónima.

Así mismo la Lic. Amalia Frontini (investigadora argentina) y el Dr. Martin Rios, (historiador mexicano), son los encargados de dar la “versión oficial” de la historia, algo que podemos leer en todos los libros y no se apartan de ese libreto que todos sabemos es un nube de humo, sobre la verdadera historia.

Seguir sosteniendo que los Templarios nacieron para cuidar los caminos de Francia a Tierra Santa para los peregrinos, es una gran estupidez. Quien puede creer que 9 caballeros pueden cuidar semejante recorrido?.- Y fueron 9 por varios años hasta que la Orden tomara realmente fuerzas y aumentaran su número.-

Por eso, les recomiendo, prestar mucha atención al relato de Alejandro Vega Ossorio, quien hace unos días escribió personalmente en esta pagina de de la Historia de la Orden, agradeciendo y felicitando el tratamiento que le dimos a su trabajo y al relato del Ing. Fernando Marti.

Por que digo esto, solo porque algo me “resuena en el interior del ser” y es que están en la pista final de la búsqueda.

Hace justo un año, el 17 de Marzo para ser mas exacto, la Orden del Temple, llevo a cabo una reunión secreta a puertas cerradas en la Iglesia del Temple en Londres con 2 Senescales, dos coordinadores y 10 miembros de varios países de Europa, fui testigo privilegiados de varios minutos de dicha reunión, hasta que el conclave se hizo totalmente hermético.

Después de esa reunión, meses después me dirigí a Roma, al Vaticano y tuve una charla con un alto cargo dentro de la sede vaticana, (FOTO). A mi regreso a España, tuve una reunión de varios días por territorio español con mi gran maestro miembro de la Orden, donde quedamos en encontrarnos en una ciudad española a medio camino, el de Francia hacia el sur y yo de Marbella hacia el norte, donde se me obsequio la espada Zahra y nació la idea de la creación de esta página.

Para ese entonces, se estaba difundiendo este video que les dejo aquí el link de Youtube, obviamente yo no conocía el trabajo aun de Alejandro Vega, ni había visto este video, ya que en Europa, no lo estaban pasando, solo pude ver un capitulo que me grabaron donde hablaba del cerro Uritorco y la Orden del Temple y el mito del Grial y el bastón de mando que supuestamente aun están escondidos en su ladera con excepción del bastón de mando que ya fue encontrado hace décadas.

Este video se lo mostré a la gente de la Orden, con el objeto de saber sobre la leyenda y mostrar donde yo vivía y porque vivía ahí, ya que mi estadía en ese lugar no fue casual y estuvo plagada de señales, sueños y encuentros, que determinaron que mi lugar en el mundo era ese.

Y aquí viene el porque de la recomendación sobre las palabras de Alejandro y el Ing. Marti; mi gran amigo y maestro, me dejo muy en claro, que ellos estaban en la pista cierta y que la Orden tiene registros de esas zonas como propias, no obstante también me dijo… “NO busques lo que ya fue encontrado” y con eso se cerro el tema…

Pues como buen alumno, seguí preguntando, pero nada mas se me informo.-

COLABORACION: R:.H:. NANCY LOPEZ ARTAVIA

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jueves, 28 de marzo de 2013

GRAN LOGIA MIXTA DEL PERU


Nació el “Consejo Mundial de Instituciones Masónicas”




En el Palacio Nacional de México, en el Distrito Federal, el Lunes 25 de Marzo del presente 2013, ante las representaciones oficiales del cuerpo diplomático acreditado en los Estados Unidos Mexicanos y de las altas autoridades de la Masonería norte y sur americana, el I.·.P.·.H.·. Jesús Humberto Rodríguez Lozano, Gran Maestro de la Gran Logia Nacional Mexicana "LA LUZ", A.C., debidamente acompañado de la I.·.P.·.H.·. Tzitzique Jiménez Hernández, Gran Luminar del Supremo Consejo del Rito Nacional Mexicano A.C., abrieron la sesión solemne de Homenaje al natalicio del ilustre hermano Benito Juárez García, Benemérito de la Humanidad y reformador liberal de la Constitución Mexicana de 1857, que dio origen al desarrollo y consolidación de la unidad mexicana.
Fue precisamente dentro de este apropiado marco de nacionalismo objetivo y de identificación a los principio de genuinidad masónica de libertad, igualdad y fraternidad plena, auténtica y efectiva, sin lirismos ni dependencias sumisas a potencia extranjera alguna, que el Gran Maestro de la Gran Logia Nacional Mexicana "LA LUZ", A.C., I.·.P.·.H.·. Jesús Humberto Rodríguez Lozano, como primer Director-Presidente presentó a los asistentes y al mundo entero el Acta de Constitución del “Consejo Mundial de Instituciones Masónicas” que en la fecha nacía como la Nación Universal de la Masonería como el conjunto de personas que con el mismo origen por la iniciación masónica, hablan con el uso del simbolismo tradicional un único y mismo idioma de Paz entre nuestras naciones y de Progreso entre las personas sin distingos de género, color de piel, estirpe, linaje, religión o nacionalidad, para el cumplimiento compartido y simultaneo de cada uno de los miembros de las Grandes Potencias Masónicas Fundadoras y las que en adelante se incorporen, de los objetivos primordiales y tradicionales de la Orden debida y orgánicamente establecidos.
Este proyecto que hoy es una realidad se trabajó desde varios meses antes a través de las relaciones Inter-Potenciales de la Masonería Americana Independientes y genuinamente patrióticas. En lo inmediato, se reunieron en Lima, los Grandes Maestro del Perú y Brasil quienes suscribieron entre sí Tratados de Paz y Amistad y en conjunto presentaron la moción para que el I.·.P.·.H.·. Jesús Humberto Rodríguez Lozano, Gran Maestro de la Gran Logia Nacional Mexicana "LA LUZ", A.C., sea electo y proclamado como primer Director-Presidente. Las Grandes Autoridades reunidas en Lima del 12 al 16 del presente, fueron los II:. y PP:. HH:. Licia Chuecas Velásquez, Gran Maestra de la Gran Logia Mixta del Perú; Luis Fernando León Pizarro Gran Maestro de la Gran Logia Patriótica del Perú; Javier Agüero Vega, Soberano Gran Comendador del Supremo Santuario de Antiguos Discípulos de San Juan; Pedro Valencia Gamarra, Soberano Patriarca Primado de la Antigua Orden - Ekklesia Gnóstica de San Juan del Perú y Sergio Sargo, Soberano Gran Comendador del Soberano Santuario de los Antiguos de Memphis y Gran Maestro General del Gran Oriente Pan Americano, ambos del Brasil. En la reunión de Lima se acordó nombrar al I:. y P:.H:. Luis Fernando Pizarro León como Embajador Plenipotenciario de los grandes cuerpos masónicos acreditados en la capital peruana.
En la Ceremonia de Proclamación del “Consejo Mundial de Instituciones Masónicas” celebrado en la ciudad capital de los Estados Unidos Mexicanos, el I:. y P:.H:. Luis Fernando León Pizarro a nombre propio y de los Grandes Maestro del Brasil y Perú, disertó sobre la figura egregia de don Benito Juárez García y expresando la visión de la Masonería Patriótica del Perú y de los países hermanos.
Este es un nuevo espacio masónico y expectante para una Era que se inicia y para una visión masónica mas americana y próxima a nuestra genuina realidad que habrá de permitir a las nuevas generaciones de masones americanos del norte, centro y sur, ser una única fuente de saber, sentir y proponer, nuevas formas de conducta propicias para el Bienestar y Progreso de nuestras naciones, construyendo una América más independiente, justa, humana y generosa.

TEXTO FOTOS:
0 ACTA DE FUNDACION
1 INAUGURACION DE SESION SOLEMNE
2 I:.P:.H:. LUIS FERNANDO LEON PIZARRO
3 CUERPO DIPLOMATICO ASISTENTE
5 I.·.P.·.H.·. JESÚS HUMBERTO RODRÍGUEZ LOZANO