viernes, 25 de junio de 2010

DIFERENCIA ENTRE RELIGION Y ESPIRITUALIDAD



DIFERENCIA ENTRE RELIGION Y ESPIRITUALIDAD

* La religión no es solo una, sino cientos.
* La espiritualidad es una.

* La religión es para los que quieren seguir los rituales y la formalidad. br /> * La espiritualidad es para los que quieren alcanzar la Ascensión Espiritual sin dogmas.

* La religión es para los dormidos.
* La espiritualidad es para los despiertos.

* La religión es para aquellos que necesitan que alguien mas les diga que hacer, quieren ser guiados.
* La espiritualidad es para los que prestan oídos a su voz interior.

* La religión tiene un conjunto de reglas dogmaticas e incuestionables que has de seguirse sin chistar.
* La espiritualidad te invita a razonarlo todo, cuestionarlo todo y decidir tus acciones asumiendo las consecuencias.

* La religión amenaza y amedrenta
* La espiritualidad te da paz interior.

* La religión habla de pecado y de culpa.
* La espiritualidad te dice ya paso, no te remuerdas por lo que ya paso, mas bien levántate y aprende del error.

* La religión lo reprime todo, te vuelve falso.
* La espiritualidad lo trasciende todo, te hace verdadero.

* La religión se te inculca desde niño, como la sopa que no quieres tomar.
* La espiritualidad es el alimento que tu mismo buscas, que te satisface y es gustoso a los sentidos.

* La religión no es Dios.
* La espiritualidad es el TODO y por lo tanto es Dios.

* La religión inventa.
* La espiritualidad descubre.

* La religión no indaga ni cuestiona.
* La espiritualidad lo cuestiona todo.

* La religión es humana, es una organización con reglas.
* La espiritualidad es DIVINA, SIN reglas.

* La religión es causa de división.
* La espiritualidad es causa de unión.

* La religión te busca para que creas.
* La espiritualidad la tienes que buscar tu.

* La religión sigue los preceptos de un libro sagrado.
* La espiritualidad busca lo sagrado en todos los libros.

* La religión se alimenta del miedo.
* La espiritualidad se alimenta de la confianza.

* La religión te hace vivir en el pensamiento.
* La espiritualidad te hace vivir en la conciencia.

** La religión se ocupa del hacer
* La espiritualidad se ocupa del SER.

* La religión es lógica br /> * La espiritualidad es dialéctica

* La religión te alimenta el ego.
* La espiritualidad te hace trascenderlo.

* La religión te hace renunciar al mundo
* La espiritualidad te hace vivir en Dios, no renunciar a El.

* la religión es seguir formando parte de la psicología de las masas.
* La espiritualidad es individualidad.

* La religión suena con la gloria y el paraíso
* La espiritualidad te hace vivirlo aquí y ahora.

* La religión vive en el pasado y en el futuro.
* La espiritualidad vive en el presente, en el aquí y ahora.

* La religión es un encierro en tu memoria
* La espiritualidad es LIBERTAD en CONSCIENCIA.

* La religión cree en la vida eterna.
* La espiritualidad te hace consciente de ella.

* La religión te da (promesas) para después de la muerte.
* La espiritualidad te da (la iluminación) es encontrar a Dios en tu interior en esta vida en el presente en el aquí y el ahora.



Desconozco su autor

http://lailuminacion.com/



Revista Maçônica Internacional el Mercurio


Estimados Irmãos,

Estamos lançando a Revista Maçônica Internacional el Mercurio. Será mensal com artigos em Espanhol e Português.

Editores: Alejandro Mauriño, Argentina

Carlos Quintanilla Yerena, Mexico

Jorge Domínguez Fernández, Cuba

Roberto Aguilar M. S. Silva, Brasil

Victor Salazar Soto , Estados Unidos

Fraternalmente,

Roberto Aguilar M. S. Silva


Oratoria por el 155 aniversario del natalicio del I. H.
José Julián Martí y Pérez, el 27 de enero del 2008.
Dr. Jorge Domínguez Fernández 33
Respetable y Meritoria Logia “Ignacio Agramonte y Loynaz”
Habana, Cuba
Masonería Camagüeyana, Día del Masón. Cena Martiana
Queridos Hermanos, Hermanas, Caballeros, Señoras y demás familiares y amigos
de la Masonería.
Primero que todo elevo mi Plegaria al Gran Arquitecto del Universo, como
Causa Primera, para que envíe su Luz a la semipenumbra de mi intelecto, y así
poder cumplir esta encomienda que se me ha sugerido, de hablar en esta noche,
del I.H. José Julián Martí y Pérez, considerado por todos sin discusión, "El más
Grande de todos los cubanos”
No puede ni debe la Masonería Camagüeyana abstenerse de tributar este
público homenaje a aquel Patriota singular, que no sólo fue masón porque fuera
iniciado en la Logia Armonía de Madrid, perteneciente al Gran Oriente Lusitano,
sino porque todo lo que hizo y pensó nos recuerda los principios masónicos,
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luchando por la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad de todos los hombres, sin
distinción de razas ni condición social cuando expresara “con todos y para el bien
de todos”. Por otro lado debemos recordar que muchas de las páginas más
brillantes de la Historia nuestra fueron escritas por la mano de aquel, que en
medio de una vida vertiginosamente atareada, para todo tuvo tiempo y en todo
ponía su corazón entero, que era fuente inagotable, y la totalidad de sus fuerzas,
que no parecían conocer la intermitencia, ni la fatiga. Martí, al decir de
quienes lo conocieron, hacía florecer cuanto tocaba, porque sabía aprovechar la
más débil chispa, y calentando los corazones, producía con unas cuantas ramas
secas un incendio. A todos comunicaba vigor, por todos lados esparcía vida y la
literatura, la oratoria y el Patriotismo florecían en su tiempo, como si la mano gentil
de un Hada hubiera trazado en torno suyo un círculo resplandeciente.
Decía Varona, que lo conoció muy bien, que nadie hubiera podido sospechar
al verlo afanarse, multiplicarse, acudir a todo, improvisar fiestas, ampliar los
programas, recolectar fondos, sacando recursos no se sabe de dónde, allegando
elementos valiosos, armonizando aptitudes, concertando voluntades, que esta
impaciente actividad, que esta premiosa tarea no eran sino descanso para su
espíritu, hostigado por otros propósitos más altos, persiguiendo otro ideal más
remoto empeñado en otra más grande empresa, en la suya verdadera, en la
definitiva, en la de su existencia, en aquella para lo cual todas las demás que
emprendía y acababa no eran sino preparación y bosquejo. El genio y artista
probaba su mano en trabajos efímeros, para tenerla flexible y educada cuando
hubiera de ponerse a la obra maestra.
En todas las tareas que se impuso encontró siempre dóciles sus múltiples
aptitudes, porque esas varias y brillantes facultades, esas luminosas facetas de su
gran inteligencia, convergían todas, como los radios al centro, a una facultad
suprema, que las animaba y vigorizaba; el entusiasmo. Su portentosa fantasía
desplegaba las alas a todos los vientos del espíritu, más no para vagar al acaso,
con la facilidad gallarda del mero diletante, sino para buscar por cada rumbo lo
mejor, lo más exquisito, la flor de perfección que soñaba, y que su corazón
ardiente le hacía amar con indecibles transportes. Amó siempre su obra. He aquí
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el secreto de sus grandes éxitos. Era cada una la hija predilecta en las horas de
preparación y labor; y la concebía y la quería la más gallarda, la más hermosa, la
más acabada. No colocó su ideal en un mundo inaccesible. Quiso y logró
esculpirlo en la roca de la realidad. Dio valor a cada situación de su vida, precio a
cada trabajo. Hizo cada vez y en cada caso lo más y lo mejor que pudo. No hay
regla de vida más alta, ni más fecunda.
Atravesó la vida como quien lleva en las manos antorcha y pebetero. Más
cuando llegaba el caso, quitaba del cinto el hacha o bajaba del hombro la piqueta
y las empuñaba con resolución. Quería alumbrar y perfumar, pero sabía que
muchas veces es preciso antes descuajar el bosque, o acabar de derruir el edificio
carcomido y ya inservible. Más destruyera, preparara o edificara, todo lo hacía
como si no hubiera de hacer otra cosa. Sabía que este era el medio, el único
medio de hacer al cabo la grande obra, que era el imán de su alma, la que sentía
palpitar debajo de las otras, como se siente bullir el agua profunda en las entrañas
de la roca.
Por eso fue su vida al parecer tan compleja. Peregrinó por el mundo con una
lira, una pluma y una espada. Cantó, habló, escribió, combatió; dejó por todas
partes chispas de su numen, rasgos de su fantasía, pedazos de su corazón; pero
en cualquier ruta, por todos los senderos su vista estaba siempre fija en la solitaria
estrella, que simbolizaba su honda y perpetua aspiración de hogar y patria. De su
poesía se exhala en perfume sutil la nostalgia del desterrado. Cuando su pluma
corre sin freno sobre el papel, cuando su palabra se desborda desde la tribuna, se
adivina que lo aguija, que lo impulsa la visión distante de Cuba que lo llama, y le
pide que escriba para ella y que hable por ella, y alumbre las conciencias y
encienda los corazones. Aquí está la nota profunda de su alma y esto constituye
la unidad perfecta de su vida. Martí poeta, escritor, orador, catedrático, agente
consular, periodista, agitador, conspirador, estadista y soldado no fue en el fondo y
siempre sino Martí patriota. Para ver y abarcar desde un punto central la
existencia tan accidentada de este grande hombre nada es tan adecuado como
considerar su labor política. Esta es la esencia; las demás fases de su vida pública
son detalles y accidentes.
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Cuando se veía a Martí silencioso, la espaciosa y limpia frente decía
inteligencia; los ojos dulces, profundos y melancólicos sobre toda ponderación
decían arte, denotaban la honda simpatía de un alma con todas las cosas tristes,
que son ¡ay! las más bellas en la vida del hombre. Pero cuando Martí hablaba, de
tal suerte vibraban sus palabras, las recorría tal fluido de vida brotando a
borbotones, que empezaba a comprenderse que el soñador escondía un
verdadero hombre de acción. Y si entonces se le veía levantarse nerviosamente
ágil, dirigirse rápido a la tribuna, erguirse en ella, casi abrazarla, llenarla y empezar
a dar salida al raudal impetuoso de sus pensamientos que empujaban las palabras
y rebosaban de ellas, como de cauce demasiado estrecho para contenerlas, el
simétrico cerco de su cabellera tomaba forma de aureola, y el orador se
transfiguraba en apóstol. Se comprendía entonces que aquel hombre hablaba
para obrar, y que su palabra era fuego para calcinar corazones empedernidos y
palanca para levantar pueblos aletargados.
Martí no era un político especulativo. En el gabinete, delante del libro, pensaba
en el club, veía la plaza pública, rebozando de multitudes afanosas, oyendo la
arenga tribunicia que las llama a la conquista del derecho. Los problemas políticos
no tenían para él objeto, sino se resolvían por la concertada acción de sucesos
provocados y previstos. Su temperamento artístico lo hacía encarnar
abstracciones y teorías en hombres y pueblos. Su refinamiento moral lo hacía
comprender que no justifica la acción sino por el bien que de ella resulta. El artista
concebía un ideal político, hermoso y apetecible; el moralista lo cotejaba con la
realidad imperfecta y deforme; y por eso aborrecía esta con todas las fuerzas de
su corazón generoso e iba en pos de aquel con todo el ímpetu de su voluntad
indomable. Martí era y tenía que ser lo que fue, un gran agitador político,…
El niño se hizo hombre en el dolor inmerecido y en la ignominia injusta, y el
hombre comprendió su vocación irrevocable y se sintió profeta. Profeta para
estigmatizar la protervia de la tiranía más inicua y profeta para evocar, predecir y
apresurar la resurrección, la regeneración del pueblo, que bajo esa tiranía
agonizaba...
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En la emigración cubana de los Estados Unidos supo encontrar el
revolucionario su primer punto de apoyo. El propagandista necesitaba otros de
diversa índole; y reanudó su peregrinación por América. Antes había ido por
aquellos pueblos buscando hogar; iba ahora buscando patria. No a pedir a
ninguno Patria prestada, sino a decirles que debían ayudarle para que la tierra en
que había nacido, hermana de ellos por la naturaleza y la historia, pudiera ser
patria de sus hijos. Les mostraba a Cuba, la hermosa y triste Cenicienta del hogar
americano, sola y sin amigos. Les pintaba su belleza y les refería sus infortunios.
Y les hablaba de Europa despótica y de América libre, y les decía que la libertad
americana sería sólo un nombre hueco, mientras en el corazón del continente
hubiera pueblos donde el europeo dominador pusiera la planta como amo, por
derecho de conquista…
Hace poco, llegó a mis manos un artículo de un joven periodista cubano, que
tituló “Mi primer abrazo a José Martí” y dice así:
A menudo recuerdo aquella primera vez en que, con tamaña sorpresa, le di un
abrazo a José Martí.
Antes lo había visto, lo quería como una llovizna cargada de versos, metáforas
e historias; mas no me había mirado de verdad en la profundidad de sus ojos ni
había estado debajo de su frondosa sombra.
El encuentro ocurrió casi por casualidad, un 19 de mayo de 1988. Estaba
leyendo un artículo del periódico Granma titulado “La ropa de Martí” y en esas
líneas lo hallé más terrenal y perfectible. Más cercano al flujo de mi sangre.
El maestro andaba, esa vez, pobre, muy pobre, aunque pulcro. Traía los
zapatos remendados, la camisa zurcida y la capa prestada.
Andaba errante, con modesto saco, reducido equipaje. Y en él “lo necesario
para la higiene de la boca”, muy poca ropa de repuesto y ninguna de etiqueta.
Saludé a varios de los amigos del Maestro, entre ellos al mismísimo Gómez,
quien me dijo con la voz quebrada: “Allá va Martí con su cabeza desgreñada y los
pantalones raídos pero su corazón muy fuerte para amar la independencia de su
tierra”.
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No había descubierto antes, de ese modo, al Apóstol. Los libros de texto, las
clases académicas y algunos ensayos escritos para enaltecer merecidamente al
héroe, me lo presentaron casi siempre como el pensador, el hombre que arrastró
en su tobillo flácido una bola de hierro a los 17 años; que sufrió destierro y soportó
ignominias; escribió versos sacudidores; viajó y pronunció volcánicos discursos
para fusionar a viejos y nuevos; que salió, al encuentro de una bala mortal en los
campos de Dos Ríos.
Pero desde ese abrazo aprendí que Martí no se puede simplificar en una
gavilla de epítetos y mucho menos amoldar con ligereza. Porque Martí sorprende
cada día aun a aquellos que dicen conocerlo al detalle. Siempre guarda una
anécdota, una epístola, un hecho deslumbrante.
Si bien sabemos —porque nos lo dijeron desde la propia escuela primaria y al
crecer lo entendimos— que no hubo otro cubano que abominara tanto las
fealdades del alma ni otro tan universal e iluminado; todavía nos falta zambullirnos
en los pormenores que lo desmitifican y humanizan, en todo lo que lo hace físico y
tangible.
En muchas ocasiones, desde aquella en que, embelesado por su modesta ropa
le estreché la mano, me hago la pregunta: ¿Cuántos de nosotros vamos a su
encuentro? ¿Cuántos procuramos descubrirlo en todas sus dimensiones?
Cada cubano debería, día tras día, viajar desde la calle de Paula hasta los
campos de Dos Ríos para amarlo sin fin con sus lunares y luces. Cada uno de
nosotros debería entender que andar diariamente al lado de José Julián Martí
Pérez es llevar la frente calenturienta de orgullo y el corazón siempre inflamado y
vigoroso, presto a las ternuras más finas, a los mejores perfumes espirituales y a
los soles más bellos de la vida.
Martí tiene la magia de hacer aparecer corrientemente una estrella necesaria
donde menos uno la espera: en la modesta almohada, en un puñado de sal, en
una nube evaporada, en un bolsillo agujereado...
Yo mismo debo confesar que a ratos dejo de navegar en su timbre y en sus
ojos. Y eso me apena con creces. Tengo que acudir más a él para vivir mejor,
inmune al oro y a las lentejuelas; para menoscabar las rocas que cotidianamente,
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como a todo ser humano, salen al paso. Tengo que tocar su mano de hombre
bueno y puro (no puritano), vivir todos los días debajo de su sombra útil y
frondosa.
Para concluir, volvamos a Varona que lo calificara: Grande en la vida y en la
muerte, heroico en el aspirar y en el ejecutar, así fue Martí. Ayer se le miraba
como un conjunto de raras y contrapuestas cualidades. Hoy, a nuestros ojos
asombrados y entristecidos, su vida nos aparece hecha de un solo bloque de
indestructible granito. Martí fue un hombre tipo. Uno, por la fijeza de su idea, uno
por la firmeza de su carácter. Todo lo inmoló por esa idea, que no era otra sino la
redención de un pueblo. El artista exquisito olvidó su arte, el hombre apasionado
sus afectos. Martí se desposeyó a sí mismo por completo y por completo se dio a
Cuba. Demasiado sabía lo que cuesta esa consagración. Más, nunca se le vio
vacilar. Aunque sus pies sangraran, proseguía su camino; aunque desgarraran
sus oídos los silbidos y los insultos, continuaba mirando hacia delante. ¿Qué
obstáculo podría detenerlo? ¿Qué riesgo amedrentarlo? Sabía él que la mirada de
Cuba lo seguía y estaba dispuesto a merecer esa preferencia, para enseñar a los
otros a merecerla. Sabía más, sabía que iba a la muerte, lo presintió, lo profetizó.
Pero, ¿qué le era la muerte, si lo que él quería era dar vida a un pueblo? Para que
resplandeciera en lo más alto la pureza de su corazón sería quizás necesario que
una bala enemiga tronchara su vida. Pero entonces sus enemigos, que eran los
enemigos de Cuba, tendrían que callar avergonzados; y este silencio sería el
principio del triunfo de Cuba. Él no lo presenciaría, no disfrutaría de sus beneficios.
Tampoco importaba, si ya su obra estaba realizada, y Cuba recogía el fruto
glorioso y sangriento.
¿Cabe mayor grandeza de alma? No, no hay vida más digna de admiración
que la del patriota cubano José Martí. Sus amigos íntimos lo reconocían, cuando
le daban el noble y cariñoso título de Maestro. Los cubanos de todos los tiempos
lo reconocemos y veneramos cuando le damos el título de Apóstol, los masones le
otorgamos de corazón y sin que medie ningún decreto ni documento como Ilustre
Hermano. Fue maestro porque enseñó doctrinas de libertad, lecciones de
concordia, ejemplos de dignidad moral. Fue Apóstol, porque como aquellos que
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seguían al Maestro Jesús, recorría la geografía americana aunando voluntades
para lograr la independencia de su patria. Y fue Masón, con mayúscula, porque
como hombre ilustre alcanzó los honores póstumos en las páginas de la historia,
de la misma manera como hombre digno dejó un nombre venerado en los anales
de la institución, y por su vida de abnegación y por su muerte heroica ha merecido
que se sintiese su carrera en la palabra gloriosa, que pone un limbo
resplandeciente en torno de unos cuantos grandes nombres, en la que inmortaliza
a los Prometeos, clavados en su roca, y a los Cristos clavados en su cruz, la
palabra SACRIFICIO.
MUCHAS GRACIAS.
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Aspectos Históricos de la Logia
Constante Unión nº 23 de Corrientes, Argentina
Alejandro Mauriño
Logia Constante Unión nº 23
Corrientes, Argentina
Corre el

miércoles, 23 de junio de 2010

ENTREVISTA - DALAI LAMA . LAS DIMENSION DE LA ESPIRITUALIDAD ,LAS LEYES DE LA VIDA



euronews - entrevista - Dalai Lama:

La dimension de la espiritualidad

Las leyes de la vida



Hermanos y hermanas, me gustaría abordar el tema de los valores espirituales con la definición
de dos valores de espiritualidad.
Para empezar, permitidme decir que como seres hu manos nuestro objetivo básico es el de disfrutar
de una vida feliz; todos queremos experimentar la felicidad. Es algo natural para nosotros
buscarla. Éste es el propósito de nuestra vida. La razón de ello es bastante obvia: cuan do perdemos
la esperanza, el resultado es que nos de primimos y hasta es posible que nos volvamos suicidas.
Nuestra propia existencia está, pues, fuertemente arrai gada en la esperanza. Si bien no existe
ninguna garantía de lo que nos va a traer el futuro, porque somos capaces de continuar viviendo,
tenemos esperanza. Por tanto, podemos afirmar que el propósito de nuestra vida, el ob jetivo de
nuestra vida, es la felicidad. Los seres humanos no son producto de las máquinas.
Somos más que simple materia; nosotros sentimos y ex perimentamos. Por ello, e
l bienestar material por sí solo no basta. Necesitamos algo más profundo,
aquello que normalmente defino como afecto humano o compasión.
Con el afecto humano, o compasión, todas las ventajas materiales que tenemos a nuestra
disposición pueden ser muy constructivas y producir resultados positivos. No
obstante, sin él, las ventajas materiales por sí solas no conseguirán satisfacernos
ni tampoco aportarnos nin gún grado de paz mental
o felicidad. De hecho, las
ven tajas materiales sin el afecto pueden incluso crear pro blemas adicionales.
En consecuencia, podemos afirmar que el afecto o compasión es la clave para la felicidad hu mana.


EL PRIMER NIVEL DE ESPIRITUALIDAD:


LAS RELIGIONES DEL MUNDO Y SU VALOR PARA LA HUMANIDAD

El primer nivel de espiritualidad para los seres humanos de cualquier lugar del mundo es la fe
en una de las mu chas religiones que existen. En mi opinión, cada una de las principales
religiones mundiales cumple una impor tante función; pero para que éstas contribuyan
eficaz mente en beneficio de la humanidad, desde el aspecto religioso, existen dos
factores importantes a tener en cuenta. El primero de ellos es que los practicantes
a tí tulo individual de todas estas religiones, es decir, noso tros mismos,
debemos practicarlas de forma sincera.

Las enseñanzas religiosas deben ser parte integral de nues tras vidas; no han de estar
desligadas de esa práctica. A veces, entramos en una iglesia o un templo y recitamos
oraciones o quizá generamos algún tipo de sentimiento espiritual, pero en cuanto salimos a
la calle, esta sensa ción religiosa desaparece totalmente. Ésta no es la forma correcta de
practicar. El mensaje religioso debe perma necer con nosotros dondequiera que estemos.
Las ense ñanzas de nuestra religión tienen que estar presentes en nuestras vidas de tal forma
que, cuando realmente nece sitemos o pidamos bendiciones o fuerza interior, estas
enseñanzas estén ahí incluso en esos momentos; estarán ahí cuando experimentemos
dificultades porque esta rán constantemente presentes. La religión sólo puede ser
realmente eficaz cuando se ha convertido en parte integral de nuestras vidas.

Necesitamos, asimismo, experimentar con mayor pro fundidad los significados y valores
espirituales de nuestra propia tradición religiosa, necesitamos conocer estas en señanzas
no solamente a nivel intelectual, sino también a través de nuestra propia experiencia
más profunda. A veces comprendemos diferentes ideas religiosas en un plano demasiado
superficial o intelectual. Sin un senti miento más profundo, la eficacia de la religión
queda li mitada. Así pues, debemos practicar de forma sincera, y la religión
ha de convertirse en parte de nuestras vidas.

LA IMPORTANCIA DE UNA RELACIÓN ESTRECHA ENTRE LAS RELIGIONES

El segundo factor está más relacionado con la interac ción entre las diferentes religiones del
mundo. En la actualidad, debido al ascenso del cambio tecnológico y a la economía
mundial, nos hallamos en una situación en la que jamás habíamos dependido tanto unos de otros.

Entre los diferentes países y continentes, se ha estableci do una relación mucho más estrecha.
De hecho, la su pervivencia de una región del mundo depende de la de las otras. En consecuencia,
el mundo ha establecido unos lazos mucho más estrechos, es más interdepen diente y
existe más interacción humana. En tales circunstancias, la idea de pluralismo entre las
religiones mundiales es de suma importancia. En épocas pasadas, cuando se vivía en comunidades
alejadas unas de otras y las religiones surgían en relativo aislamiento, la idea de que solamente
existía una religión resultaba muy útil. Pero ahora la situación ha cambiado, y las circunstancias
son totalmente diferentes. Aceptar el hecho de que exis ten diferentes religiones es de
esencial importancia, y para desarrollar un respeto mutuo genuino entre ellas, es
imprescindible establecer un contacto cercano entre las diferentes religiones.

Éste es el segundo factor que hará que las religiones mundiales sean efectivas a la hora
de ejercer un efecto benéfico para toda la humanidad. Cuando estaba en el Tíbet, no tenía
ningún contacto con personas de otras religiones, por ello mi actitud ha cia ellas no era muy
positiva. Pero una vez tuve la opor tunidad de conocer a personas de otras creencias y
aprender a partir del contacto personal y la experiencia, mi actitud hacia las demás religiones
cambió. Me di cuenta de lo útiles que son para la humanidad, y del po tencial que cada una de ellas tiene
para contribuir a un mundo mejor. A lo largo de varios siglos, las religiones han aportado elementos
maravillosos para una evolu ción mejor de los seres humanos e incluso hoy en día existe gran número
de seguidores del cristianismo, del islam, del judaísmo, del budismo, etcétera. Millones de personas
se están beneficiando de todas estas religiones. Para dar un ejemplo del valor que tiene conocer
a personas de diferentes creencias, mis encuentros con el fallecido Thomas Merton hicieron
que me diera cuenta de lo maravilloso y valioso que era como persona.

En otra ocasión, tuve la oportunidad de conocer a un mon je católico en Montserrat, uno de
los famosos monaste rios de España. Me habían dicho que este monje había vivido durante
varios años como ermitaño en una colina justo detrás de la abadía. Cuando visité el
monasterio, descendió de su ermita expresamente para conocerme. Dio la casualidad de
que su inglés era aún peor que el mío y esto me animó más para hablar con él. Nos
que damos frente a frente y le pregunté: «En todos estos años, ¿qué has estado haciendo
en esa colina?». Me miró y contestó: «Meditación en la compasión, en el amor». Cuando
pronunció estas pocas palabras comprendí el mensaje a través de sus ojos. Desarrollé,
verdaderamen te, una sincera admiración hacia aquella persona y hacia otros como él.
Este tipo de experiencias me ha ayudado a confirmar en mi mente que todas las religiones
mun diales poseen el potencial para generar bondad en las personas, independientemente
de sus diferencias en fi losofía y doctrina. Cada tradición religiosa
tiene su pro pio mensaje maravilloso que transmitir.

Por ejemplo, desde el punto de vista del budismo, el concepto de un creador es ilógico; debido
a la manera en que el budismo analiza la causalidad, resulta un con cepto difícil de comprender
para los budistas. No obstante, no cabe ahora profundizar en cuestiones filosófi cas. El
punto importante aquí es que para las personas que siguen enseñanzas en las
que la creencia básica resi de en un creador, este enfoque resulta muy eficaz.

Según esas tradiciones, el ser humano es creado por Dios. Ade más, por lo que recientemente
he aprendido de mis ami gos cristianos, no aceptan la teoría del renacimiento, por lo cual
tampoco aceptan las vidas pasadas o futuras. Aceptan solamente esta vida. Sin embargo,
sostienen que esta misma vida está creada por Dios, por el creador, y esta idea genera en
ellos un sentimiento de intimidad con él. Su enseñanza más importante es que, dado que
nosotros estamos aquí por voluntad de Dios, nuestro fu turo depende del creador, y debido
a que éste está con siderado como sagrado y supremo, nosotros debemos amarlo.

Lo que se observa de esta enseñanza es que nosotros deberíamos amar a nuestros
semejantes, los seres huma nos; éste es el mensaje esencial. El razonamiento es que
si nosotros amamos a Dios, debemos amar a nuestros se mejantes, los seres humanos,
porque ellos, como noso tros, fueron creados por aquél. Su
futuro, así como el nuestro,
depende del creador; así pues, su situación es como la nuestra. En consecuencia, resultaría
cuestiona ble la fe de las personas que dicen: «Amad a Dios», pero que no muestran un
amor sincero hacia sus iguales, los humanos. La persona que cree en Dios y
en el amor ha cia él debe manifestar la sinceridad de su amor
a través del amor dirigido hacia sus semejantes.

Este tipo de en foque es muy poderoso, ¿no os parece?. Si examinamos de esta manera
cada religión desde di ferentes ángulos, no simplemente a partir de nuestra propia
postura filosófica, sino teniendo en cuenta dife rentes puntos de vista, no cabe duda
de que todas las principales religiones tienen el potencial de hacer mejor al ser
humano. Esto es evidente: un contacto estrecho con personas de otras creencias
hace posible desarrollar una actitud mental amplia y respeto mutuo con relación a otras religiones.

El acercamiento a diferentes creencias me ayuda a aprender nuevas ideas, nuevas
prácticas, y nuevos métodos o técnicas que yo puedo incorporar en mi propia práctica.
De forma similar, algunos de mis her manos y hermanas cristianos han adoptado ciertos
mé todos budistas como, por ejemplo, la práctica de la con centración mental en un solo
punto, así como técnicas que ayudan a desarrollar la tolerancia, la compasión y el amor.
Resulta de gran beneficio que practicantes de di ferentes religiones se reúnan para
este tipo de intercam bios. Además de desarrollar la armonía entre ellos, tam bién
pueden obtenerse otros resultados benéficos.

Los políticos y los líderes nacionales hablan con fre cuencia de la «convivencia» y el
«acercamiento» . ¿Por qué no puede ser así también entre las personas religio sas?
Creo que ha llegado la hora. En Asís, en 1987, por ejemplo, líderes y representantes de
diferentes religio nes mundiales se reunieron para orar juntos, aunque no estoy
seguro de que la palabra «oración» sea el término adecuado para describir de forma
exacta la práctica de todas estas religiones. En cualquier caso, lo importante es que
representantes de distintas religiones se reúnan en un mismo lugar y recen, cada
uno de acuerdo con su propia fe. Esto ya está sucediendo y, en mi opinión, algo muy
positivo se está generando. No obstante, todavía necesitamos poner más esfuerzo
en desarrollar la armo nía y la proximidad entre las diferentes regiones del mundo,
ya que sin tal esfuerzo continuaremos experi mentando los
numerosos problemas que dividen a la hu manidad.

Si la religión fuera el único remedio para disminuir el conflicto humano y si este mismo
remedio se convirtiera en una fuente más de conflicto, sería algo desastroso. En la
actualidad, así como en el pasado, surgen conflictos en nombre de la religión debido
a diferencias religiosas, y en mi opinión esto es muy, muy triste. Pero como ya he
mencionado anteriormente, si pensamos con una mente más amplia y profunda,
nos daremos cuenta de que la si tuación en el pasado era totalmente distinta a la
de hoy. Ya no vivimos de una manera aislada sino interdepen diente. Por tanto, en la
actualidad es muy importante darse cuenta de que una relación estrecha entre las
di ferentes religiones es algo fundamental; sólo así los dife rentes grupos religiosos
tendrán la posibilidad de trabajar juntos de forma más íntima y hacer un esfuerzo
común en beneficio de toda la humanidad. Sinceridad y fe en la práctica religiosa
por un lado, y tolerancia religiosa y cooperación por el otro, comprenden
el primer nivel del valor de la práctica espiritual para la humanidad.

EL SEGUNDO NIVEL DE ESPIRITUALIDAD: LA COMPASIÓN COMO RELIGIÓN UNIVERSAL

El segundo nivel de espiritualidad es más importante que el primero porque sin importar
lo maravillosa que pueda ser una religión, las personas que la aceptan si guen siendo un número
muy limitado. La mayoría de los cinco o seis mil millones de seres humanos que hay en
nuestro planeta, probablemente no practican ningún tipo de religión. De acuerdo con
la formación que han recibido por parte de su familia, quizá se identifiquen como
pertenecientes a uno u otro grupo religioso: «Yo soy hindú», «Yo soy budista», «Yo soy cristiano»,
pero en profundidad, la mayoría de estas personas no son nece sariamente practicantes
de ninguna fe religiosa. Esto es así y está bien; el hecho de que una persona adopte
o no una religión es un derecho individual de cada uno. To dos los grandes
maestros de la Antigüedad, tales como Buda, Mahavira, Jesucristo y Mahoma,
nunca lograron crear una conciencia espiritual en toda la humanidad, en todos
los seres humanos. En realidad, nadie puede hacer tal cosa.

Si estas personas no creyentes se llaman a sí mismas ateas no importa. De hecho,
según algunos eruditos occidentales, los budistas también son ateos, dado que no
aceptan el concepto de un creador. Por ello, a veces, añado una palabra más al describir
a los no creyentes y es la palabra «extremista»; los llamo no cre yentes «extremistas». Estas
personas no son solamente no creyentes sino que son extremistas en su visión al
sostener que la espiritualidad no tiene ningún valor. Si embargo, debemos recordar
que ellas también forman parte de la humanidad y que, como todos los seres hu manos,
tienen el deseo de ser felices, de vivir una vida fe liz y en paz. Éste es el punto
importante. Por mi parte creo que no hay nada malo en continuar siendo no
creyente, pero mientras seamos parte de la hu manidad, mientras seamos seres
humanos, tenemos ne cesidad del afecto humano, de la compasión humana.

Ésta es, en realidad, la enseñanza fundamental de todas las tradiciones religiosas:
el punto esencial es la compa sión o el afecto humano. Sin éste, incluso las creencias
religiosas pueden resultar destructivas. Por tanto, la esen cia en la religión incluso
es la bondad de corazón. Desde mi punto de vista, el afecto humano o la compasión
es la religión universal. Sea uno creyente o no, todos necesi tamos afecto humano
y compasión, porque nos da fuer za interna, esperanza y
paz mental. Resulta, pues, algo in dispensable para todos.

Examinemos, por ejemplo, la utilidad de un corazón bondadoso en la vida cotidiana.
Si nos sentimos de buen humor cuando nos levantamos por la mañana, si hay en
nosotros un sentimiento de bondad, automáticamente nuestra puerta interna
se abre a ese día. Incluso en el caso de que nos encontrásemos a una persona
desagra dable, no experimentarí amos demasiada alteración y quizá incluso
conseguiríamos decirle algo agradable. Po dríamos charlar con esa persona
poco amistosa y tal vez incluso mantener una conversación profunda. Sin
em bargo, en un día en el que nuestro estado de ánimo es menos positivo y
nos sentimos irritados, de forma auto mática se cierra nuestra puerta interna.

En consecuen cia, incluso si nos encontramos con nuestro mejor ami go o amiga
nos sentimos incómodos y tensos. Estos ejemplos muestran cómo nuestra
actitud interior marca una gran diferencia en nuestras experiencias diarias. Así
pues, para crear una atmósfera agradable, placentera, dentro de nosotros mismos,
de nuestras familias o nues tro entorno, debemos darnos cuenta de que el origen
úl timo de esa atmósfera placentera reside dentro de cada uno: un corazón bondadoso,
compasión humana, amor. El hecho de crear una atmósfera positiva y amistosa
nos ayuda automáticamente a disminuir el miedo y la in seguridad. De esta
manera podemos, con mayor facili dad, hacer nuevos amigos y provocar más sonrisas.


Des pués de todo, somos animales sociales. Sin la amistad con otros seres humanos,
sin la sonrisa humana, nuestra vida se convierte en desdicha. La sensación de soledad
se hace insoportable. Se trata de una ley de la naturaleza; en otras palabras, según las
leyes naturales, dependemos unos de otros para vivir. Si bajo ciertas circunstancias,
de bido a que algo no funciona en nosotros, nuestra actitud hacia nuestros semejantes,
de quienes dependemos, se vuelve hostil, ¿cómo podemos esperar alcanzar la paz
mental o disfrutar de una vida feliz? De acuerdo con la naturaleza básica humana,
o ley natural, el afecto -la compasión- es la clave para la felicidad.

Según la medicina contemporánea, un estado mental positivo, o paz mental,
resulta también beneficioso para nuestra salud física. Si estamos constantemente
alterados acabamos dañando nuestra propia salud. Por tanto, in cluso en el aspecto
de la salud, la calma mental y la se renidad son muy importantes. Esto demuestra
cómo el cuerpo físico de por sí aprecia y responde a la calidez hu mana, a la paz mental.

LA NATURALEZA HUMANA FUNDAMENTAL

Si observamos la naturaleza humana fundamental, ve mos que nuestra naturaleza no
es de carácter agresivo sino dócil. Por ejemplo, si examinamos diferentes ani males, nos
damos cuenta de que los más pacíficos tienen una estructura corporal en concordancia
con su natura leza; de forma similar, la estructura física de los animales de presa
también se ha desarrollado de acuerdo con lo que son. Comparemos el tigre y el
ciervo: existen gran des diferencias en sus estructuras físicas. Cuando com paramos
nuestro propio cuerpo con el de ellos, vemos que nosotros nos parecemos
más a los ciervos y a los co nejos que a los tigres.

Incluso nuestros dientes son más parecidos a los de ellos, ¿no es así? No son como
los de un tigre. Nuestras uñas son otro buen ejemplo, pues ni tan siquiera puedo
cazar a un ratón sólo con mis uñas de humano. Por supuesto, debido a la inteligencia
humana, somos capaces de inventar y utilizar diferentes herra mientas y métodos
para hacer cosas que sin ellos nos se ría difícil realizar. Así, como podemos ver,
debido a nues tra condición física pertenecemos a la categoría de animales
dóciles. Considero pues que ésta es la natura leza humana fundamental tal
como enseña nuestra es tructura física básica.

LA COMPASIÓN Y LA RESOLUCIÓN DE LOS CONFLICTOS

Dada nuestra situación global actual, la cooperación es esencial, en particular en
campos como la economía y la educación. En la actualidad, el concepto de que
las dife rencias son importantes prácticamente ha desaparecido, como queda reflejado
en el movimiento por una Europa occidental unida. Este movimiento es, en mi opinión,
realmente valioso y muy oportuno. No obstante, el esfuerzo por crear este estrecho
vínculo entre las diferen tes naciones no surgió debido a la compasión
o la fe re ligiosa, sino más bien por necesidad.

Existe en el mundo una tendencia creciente hacia la conciencia global. En tales
circunstancias, una relación estrecha con los demás se ha convertido en un elemento
ligado a nuestra propia supervivencia. El concepto de la responsabilidad univer sal,
basada en la compasión y el sentimiento de herman dad, es hoy fundamental. El mundo
está lleno de con flictos -por ideologías, por religión e incluso conflictos dentro de
las familias- basados en el hecho de que una persona quiere una cosa mientras otra
desea algo distin to. Si examinamos el origen de todos estos conflictos, descubrimos
que hay varias, existen muchas causas dife rentes, incluso dentro de nosotros mismos.

No obstante tenemos, a la vez, el potencial y la habili dad para unirnos en armonía.
Todas estas otras cosas son relativas. Aunque existan muchos puntos que
originan conflicto, existen al mismo tiempo muchas posibilidades de generar unión
y armonía. Ha llegado el momento de poner mayor énfasis en la unión. Aquí, una
vez más, debe haber afecto humano. Por ejemplo, quizá uno ten ga una opinión
religiosa o ideológica diferente a la de otra persona.

Si respetamos sus derechos y mostramos de forma sincera una actitud compasiva
hacia ella, en tonces no importa si su idea se adapta a la nuestra; esto sería algo
secundario. Mientras la otra persona crea en ello y se beneficie de tal punto de vista,
está en su pleno derecho. Por tanto, debemos sentir respeto y aceptar el hecho
de que existen diferentes puntos de vista. Lo mis mo sucede en el campo de la
economía: nuestros com petidores también deben obtener algún tipo de bene ficio,
porque ellos asimismo han de sobrevivir. En mi opinión, cuando tenemos
una percepción más amplia basada en la compasión las cosas empiezan a
ser mucho más fáciles. Una vez más, la compasión es el factor clave.

CONCLUSIÓN: EL SIGNIFICADO DE LA COMPASIÓN

He hablado extensamente acerca de la compasión sin explicar su verdadero
significado. Me gustaría ahondar en el sentido de la compasión, que a menudo suele
en tenderse erróneamente. La genuina compasión está ba sada no en nuestras
propias proyecciones y expectativas sino en los derechos del otro. Independientemente
de si la otra persona es un amigo íntimo o un enemigo, el he cho de que desee la
paz y la felicidad y quiera superar el sufrimiento ha de servirnos de base para
desarrollar un genuino interés por su problema. Ésta es la compasión auténtica.

Normalmente, cuando nos interesamos por un amigo íntimo, llamamos a esto
compasión. Esto no es compasión, es apego. Incluso en el matrimonio, aquellos
que perduran a lo largo del tiempo lo hacen no debido al apego -aunque
generalmente está presente-, sino por que también existe compasión. Los
matrimonios que duran sólo poco tiempo experimentan falta de compa sión;
existe solamente apego emocional basado en pro yecciones y expectativas.
Cuando el único punto de unión entre amigos íntimos es el apego, incluso
un pe queño detalle puede hacer cambiar nuestras proyeccio nes. Tan pronto
como cambian nuestras proyecciones, desaparece el apego,
porque estaba basado únicamente en aquéllas

Es posible tener compasión sin apego y, de forma si milar, sentir enfado sin
odio. Por consiguiente, necesitamos hacer una distinción clara entre la
compasión y el apego, y entre el enfado y el odio. Esta claridad de con ceptos
es útil en nuestra vida diaria y en nuestros esfuer zos hacia la paz
mundial. Considero que éstos son los va lores espirituales
fundamentales para la felicidad de todos los seres humanos,
independientemente


TENZIN GYATSO

S.S. Dalai Lama

martes, 22 de junio de 2010

Simbolismo del Pelícano


Simbolismo del Pelícano


El Pelícano es uno de los principales símbolos de los Rosacruces y del grado diez y ocho de la Masonería. Representa la consagración a la Gran Obra, es decir, el cultivo del centro espiritual del Cristo. En el simbolismo masónico, es el emblema mas característico de la caridad, como también de la muerte y del renacimiento perpetuo de la naturaleza, ya que esta ave llega al Maximus del sacrificio, perforando su pecho para abrir su corazón, permitiendo así que sus críos puedan nutrirse cuando están desfalleciendo de hambre y de sed.

Dice Manlly P. Hall: en el simbolismo masónico, la sangre del Pelícano significa el Trabajo Secreto por medio del cual, el hombre es elevado de la esclavitud de la ignorancia a la condición de libertad conferida por la sabiduría".

Como el grado Rosacruz se basa en el simbolismo rosacruciano y hermético, el Pelícano es una alegorí­a del recipiente en el cual los experimentos de la alquimia, se realizan y la sangre, es la misteriosa tintura, por medio de la cual los metales groseros son transmutados en oro espiritual. Tanto la rosa como el Pelícano significan la más alta expresión del amor humano y divino.

Es un ave marina que debe sumergirse en las aguas para obtener su alimento y el de sus hijos. Los polluelos, siete, representan los siete principales centros de energí­a o chakras, en relación con las glándulas endógenas: pineal, pituitaria, tiroides, timo suprarrenales, páncreas y gónadas.

El océano es una alegoría de las aguas de la vida que nos recuerda el primer capí­tulo del Génesis donde dice: El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. El agua es la base de toda vida, de toda transformación y de toda posibilidad de evolución; es un sí­mbolo que debiera llevarnos a meditar acerca del milagro de la vida.

Así como en el planeta fue necesaria la existencia del agua para la manifestación y la evolución de la vida, así también en el campo espiritual dice la ciencia esotérica- las aguas de la existencia están representadas en la esfera germinal, en donde duermen todas las posibilidades que se encuentran latentes en el ser humano: el cuerpo, la salud, la genialidad, la armonía espiritual, la educción de la sensibilidad y de la consciencia relativas.

El Pelícano representa el aspecto crístico, es decir, la sensibilidad. Debe sumergirse en las alegóricas aguas, para obtener de ellas su nutrición y su poder, porque es allí­ donde radica la fuerza. Solamente la espiritualidad, solamente el centro mí­stico que está en relación con el corazón, puede dirigir a través de nuestro endoconsciente, el alimento o nutrición espiritual a cada uno de los centros de energía.

Por eso se dice que el Cristo se sacrifica para redimir al mundo; para redimirnos de nuestros vicios, errores y salvarnos de la esclavitud de la materia, como así­ lo expresara San Pablo en Gálatas 4, 19: Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros .

De la esfera de las aguas surge radiante una cruz blanca (ver foto anexa); es la Cruz blanca del Redentora como bien lo decía Eliphas Levi. La redención se obtiene cuando inteligentemente se trabaja en los simbólicos cuatro estados de la materia, representados por la cruz, cuya radiante blancura es la pureza, espiritualidad y sentido mí­stico de aquél que transita conscientemente el camino del ennoblecimiento y del perfeccionamiento espiritual.

Esta cruz corresponde a la cruz del calvario, aquella con su base más larga que sus extremos. La cruz no representa exclusivamente al cristianismo, pues según H. P. Blavatsky, era ya conocida y utilizada para fines mí­sticos, miles de años antes de nuestra era. Era un símbolo cósmico y fisiológico, que figuraba indispensablemente en varios rituales de Egipto, Grecia, Babilonia, India, China, México y Perú.

En Egipto, Horus aparece algunas veces con la cruz larga latina, al igual que con la cruz pastoral griega que también es egipcia. La cruz del calvario tan común en el mundo cristiano, se encontró en el pecho de las momias.

Las letras simbólicas INRI, de la cruz del calvario relacionadas con la crucifixión, significan esotéricamente en latín: Igne Natura Renovatur Integra, es decir que la naturaleza toda, se renueva por la acción del fuego. Profunda verdad, porque el calor en sus distintos grados de actividad, permite todas las funciones, fí­sicas, quí­micas y biológicas, actuando en los cuatro estados de la materia: sólidos, ! líquidos, gases y el radiante o ígneo.

Desde el punto de vista hebraico, la I es IAM (agua), N es NOUR (fuego), R es RUACH (aire) y la última I es IABEHAH (tierra). Son los cuatro estados de la dualidad Materia Energía, que permiten la constitución molecular y biológica y la actividad psicoanímica del Ego evolucionante, porque son cuatro los elementos biogenesicos absolutamente indispensables para toda vida: carbono, nitrógeno, oxí­geno e hidrógeno.

La Rosa en el centro de la cruz, es el ideal mí­stico de los Rosacruces. Es el sí­mbolo del alma, de la armoní­a y de la belleza interna que aspira a desarrollar dí­a tras dí­a el sincero estudiante de lo espiritual.

La rosa es una flor que cuando se cultiva y se cuida, es aromada, fragante, de gran belleza, de sutiles y delicados encantos, pero si crece silvestre, sin atención, es pequeña, sin aroma y pasa casi inadvertida. Así es el alma. El ser humano que se cultiva interiormente se torna magnético, atractivo y esplendoroso para todos aquellos que entran en contacto con él; pero quien no cultiva sensibilidad, bondad y armonía, sino emociones destructivas, mente racional, egotismo, odios y pasiones de toda índole, entonces su alma, su rosa espiritual se marchita, tornándose en un ser eléctrico y desagradable a quien todos le huyen.

Hacer florecer la rosa en el centro de la cruz, es seguir el sendero del amor fraternal y conscientivo.

El sendero de espinas en el que nos punzamos con nuestros actos negativos, es el sendero del dolor, que nos lleva a reflexionar cuando estamos transitando el sendero equivocado.

Amor y dolor, son exactamente las dos vías que propician el despertamiento espiritual de la humanidad. El amor, hace posible la elevación anímica y el dolor como reacción a nuestros equivocados actos, nos lleva a meditar en que hay cosas de más trascendencia en la vida y en la naturaleza, que nuestro egoí­smo.

En la cima de la cruz se encuentra una corona; es la consciencia que debemos actualizar dí­a tras dí­a con sabiduría e inteligencia, para conocer todos los misterios de la Vida. De ella sale un compás, símbolo masónico, que representa la capacidad de la consciencia de incrementar los conocimientos y desarrollar mayor inteligencia y sabidurí­a; el cielo infinito es la Vida Universal, el Alma del Mundo.

De la consciencia humana normal debemos ir a la supra consciencia, que nos pone en contacto con nuestro pasado y nos hace intuir proféticamente nuestro futuro; pero de la supra consciencia debemos llegar algún dí­a a la ultra-consciencia, consciencia Cósmica, que es el ideal de todo aquel que esté transitando un sendero espiritual. Vincularse a la consciencia Cósmica es unirse a lo Dios, a lo Divino, para seguir perfeccionándose en tiempo y espacio.

La Clave Para Llegar A Ser Un Verdadero Masón


La Clave Para Llegar A Ser Un Verdadero Masón


Una vez, hace mucho tiempo, un A.·. M.·. inquirió a su Maestro sobre la clave para llegar a ser un verdadero Masón. El Maestro, un Masón de larga trayectoria y experiencia, a quién todos acudían por sus sabios consejos, le dijo:

- Q.·. A.·. para llegar a ser un verdadero Masón la clave está en la triple "C"
-¿Cómo es eso de la triple "C"? --pregunto el A.·.
- La triple "C", respondió el M.·., es el mejor símbolo de nuestra Ord.·. como podéis ver tiene tres partes, como nuestro simbolismo esencial aconseja.
- La primera "C" corresponde al COMPROMISO que asumiste desde el día de vuestra Iniciación. Pero es este un COMPROMISO muy especial, porque está basado absolutamente en la entrega total que debéis hacer a una causa. La segunda "C" se refiere a la CONSTANCIA que debéis tener en las actividades que emprendáis desde el momento mismo de vuestro ingreso a la Ord.·. Y la tercera "C" tiene relación con la CONCIENCIA…; si con la Conciencia abierta que se necesita para que la búsqueda de la Sabiduría y de la Luz sea fructífera. Como podréis ver, la clave es sencilla pero el trabajo será arduo.

M.·. dijo el A.·.

- Si la clave es tan sencilla; ¿Por qué encontramos tan pocos MM.·. verdaderos?

El M.·. le contestó:

Porque quienes son atraídos por nuestros Sagrados Misterios; no pocas veces lo hacen buscan satisfacciones materiales, las cuales los apartan del verdadero camino. Es necesario que vuestra mente comprenda que para labrar la Piedra Tosca, se debe recorrer un camino espiritual, en el cual el EGO no tiene cabida.

Entonces, replicó el A.·.

- ¿Por qué las Liturgias están llenas de títulos, veneraciones, reconocimientos y alamares? ¿No va esto en contra de lo que acabáis de decir?

El M.·. le contestó:

- El camino del espíritu debe valerse de los símbolos para que el buscador pueda entender la profundidad del objetivo. No obstante, el abuso de esos símbolos y los deseos incontrolados del EGO, llevan a distorsionar el método. Todo verdadero Masón, debe comprender que, para poder llegar al mundo del espíritu es necesario partir del mundo de la materia y, está siempre estará ligada al EGO, a los alamares, a los títulos rimbombantes, a los reconocimientos. A medida vais avanzando en el camino hacia la Luz, se irán superando esos apetitos y desaparecerá todo lo superfluo. Al final la sencillez y la humildad aparecerán y serán el mejor signo de que estáis en el camino hacia la verdadera luz.

Bueno M.·. replicó el A.·.

- ¿Y qué le queda al verdadero Masón, después de pulir su Piedra Tosca y alcanzar la sencillez y la humildad?

Entonces, dijo el M.·.

- Podréis dedicarte al SERVICIO DE VUESTROS SEMEJANTES, el mejor y más honroso título al que puede aspirar un Masón. El servicio a la humanidad, el trabajo por el progreso de la misma, es lo único que os permitirá la evolución necesaria para la verdadera trascendencia. Así, después de una vida de servicio y desprendimiento podréis reclamar, con justicia, el derecho a estar en el Or.·. E.·., al lado del G.·.A.·.D.·.U.·.

- Ahora sé lo que debo buscar, dijo el A.·.
- Pero ¿Quién me enseñará todo lo que debo de a prender para conseguirlo?
- Sólo vos podréis hacerlo, le dijo el M.·.

En vuestro interior está todo lo necesario para lograrlo y lo demás estaremos siempre prestos a ayudaros. No busquéis que otros os enseñen el verdadero potencial que el G.·.A.·. os entregó desde el principio de los tiempos; sed vuestro propio M.·. pero, al mismo tiempo, nunca dejéis de ser un A.·. y, así entenderás que:

- "El buscador es lo buscado"

Y se dice que desde entonces aquel A.·. se dedicó a labrar su Piedra Bruta de tal manera que muy pronto fue tenido como el más prudente, sabio y generoso Masón de ese Or.·. y, aunque nunca buscó o quiso ostentar ningún cargo, sus HH.·. siempre lo tenían como el "Maestro".