viernes, 2 de agosto de 2013


El Masón, obrero de sí mismo

Q.·. H.·. Braulio A. Vargas, C.·. M.·.
R.·. L.·. Lautaro 197. Or.·. de Caracas, Venezuela.



Mientras el hombre ordinario trabaja para vivir, esclavo de sus necesidades o deseos, el Masón debe vivir para trabajar, es decir, para hacer una obra o labor, expresando el ideal que hace de él un artista diferenciándole del artífice.

Magister. Manual del Compañero.

La Masonería que practicamos ha surgido y evolucionado a partir de la herencia simbólica y filosófica de los masones constructores de catedrales y castillos. Si bien nunca hemos usado herramientas y materiales para producir majestuosas obras arquitectónicas como las muchas aún en pie en todos los rincones del viejo continente, hemos estado empeñados en llevar a cabo una obra bastante acorde al contexto histórico que marcó el inicio de la llamada Masonería Especulativa y que se ha mantenido a lo largo de los últimos siglos dándole permanente vigencia a la institución. Me refiero a la búsqueda de la verdad y la construcción de una mejor sociedad acorde a esta verdad.

Así es como decimos que usamos herramientas. Y son estas herramientas las mismas que las utilizadas para hacer de la piedra bruta edificios majestuosos, pero trasladadas a la dimensión del simbolismo, de la capacidad que tienen para inducir la reflexión y consecuente producción intelectual. La verdad es el producto perfecto que permite la construcción de realidades dignas de aquellos hombres y mujeres que también buscamos ser producto perfecto y a través del trabajo en el Taller nos entrenamos en el Arte Real con tal ambición. Revisar la historia de los gremios de constructores nos facilita la comprensión del simbolismo de nuestras herramientas y nuestra forma particular de hacer las cosas.

Este trazado está dedicado a mirar al Masón en su faceta fundamental, que es la de obrero, trabajador o constructor. Una Logia puede ser simbólicamente considerada como una edificación lograda a partir de piedra pulida que cada Q.·. H.·. busca ser y a su vez cada Q.·. H.·. es constructor de sí mismo como obra de arte.

Siendo el Trabajo la actividad fundamental que mueve a la Masonería, mucho es lo que se ha escrito sobre este tema particular. He revisado planchas, capítulos de libros, y otros documentos masónicos que me han llevado a rehacer desde el principio un manuscrito ya comenzado (no muchas páginas por suerte). Mi intención es tratar de citar pocas cosas de forma textual y ofrecerles en las siguientes breves líneas las reflexiones dictadas por mi voz interior al revisar los trazados de mis Maestros.

Veamos entonces en dos precisos capítulos ciertos aspectos del trabajo en el mundo profano, recordando la obra de los Masones operativos, con el fin de comprender el plan de trabajo interno de cada Masón durante su vida, proponiéndose un modelo esquemático de aspectos a desarrollar sobre si mismo.

jueves, 1 de agosto de 2013

¿Quiénes eran Los Esenios?
Publicado por Jorge Planter


Desde el descubrimiento arqueológico de los Rollos del Mar Muerto en 1946, la palabra "esenio" ha dado la vuelta al mundo, haciendo surgir con frecuencia muchas preguntas.
Muchas personas se han mostrado asombradas al descubrir que hace dos mil años, una fraternidad de hombres y mujeres santos vivían juntos en una comunidad y portaban las semillas de la cristiandad y la futura civilización occidental.

Esta hermandad --que era más o menos perseguida y mantenida en el ostracismo-- daría personas que cambiarían la faz del mundo y el curso de la historia. Sin duda, casi todos los principales fundadores de lo que luego se denominó la cristiandad fueron esenios: Santa Ana, José y María, Juan el Bautista, Jesús, Juan el Evangelista, etc.

Los esenios se consideraban separados a sí mismos, no por causas externas, como el color de la piel, el pelo, etc., sino porque la iluminación de su vida interna y su conocimiento de los ocultos misterios de la naturaleza eran desconocidos para otros hombres. También se consideraban un grupo en el centro de todos, porque cualquiera podía formar parte de su Fraternidad tan pronto pasaran con éxito las pruebas selectivas.

Ellos pensaban, con muy buenas razones para ello, que eran herededos de los antiguos hijos e hijas de Dios, herededos de su antigua y gran civilización. Poseían avanzados conocimientos y trabajaban arduamente en secreto por el triunfo de la luz sobre las tinieblas en la mente humana.

Sentían que les había sido confiada una misión, que eventualmente sería la fundación del cristianismo y la civilización occidental, y estaban apoyados en este esfuerzo por seres altamente evolucionados que dirigían la fraternidad. Eran verdaderos santos, Maestros de sabiduría, hierofantes de las antiguas artes maestras.

Los esenios no se limitaban a una sola religión, sino que estudiaban todas para poder extraer de ellas los grandes principios científicos. Consideraban que cada religión era un estado diferente de una misma manifestación. Le daban gran importancia a las enseñanzas de los antiguos caldeos, de Zoroastro, de Hermes Trismegistos, a las secretas instrucciones de Moisés y de uno de los fundadores de su orden, que había trasmitido técnicas similares a las del budismo, así como a las revelaciones de Enoc.

Poseían la ciencia viviente de estas revelaciones y, de este modo, sabían cómo comunicarse con los seres angélicos y habían resuelto la pregunta del origen del mal en la tierra.

Una de sus más grandes preocupaciones era protegerse de cualquier contacto con espíritus del mal, para poder preservar la pureza de sus almas. Sabían que estarían en la tierra durante un corto período de tiempo y no querían prostituir sus almas eternas. Fue esta actitud, esta estricta disciplina, esta absoluta negativa a mentir o a comprometerse, lo que les hizo objeto de muchísimas persecuciones a través del tiempo.

Los esenios se consideraban guardianes de las Divinas Enseñanzas. Poseían un gran número de manuscritos muy antiguos, algunos de los cuales databan del inicio de los tiempos. Una gran parte de los miembros de la Escuela pasaban el tiempo descifrando sus códigos, traduciéndolos a varias lenguas, reproduciéndolos para perpetuar y preservar este avanzado conocimiento, y consideraban este trabajo como una tarea sagrada.

Los esenios consideraban su Fraternidad, compuesta de hombres y mujeres, como la presencia en la tierra de las enseñanzas de los hijos y las hijas de Dios. Ellos eran la luz que brilla en las tinieblas, que invita a la oscuridad a convertirse en luz. Así, para ellos, cuando un candidado solicitaba ser admitido en la Escuela, ello significaba que dentro de él se había puesto en marcha un completo proceso del despertar del alma. Un alma así, estaba lista para ascender las escaleras del sagrado templo de la humanidad.

Los esenios sabían diferenciar entre las almas que aún estaban dormidas, las que estaban sólo medio despiertas, y las despiertas. Su tarea era ayudar, consolar y aliviar a las almas dormidas, tratar de despertar a las que estaban a medias, y dar la bienvenida y guiar a las almas despiertas. Sólo las almas que se consideraban despiertas podrían recibir la iniciación en los misterios de la Fraternidad esenia, integrada por hombres y mujeres. Entonces comenzaba para ellos el sendero de evolución, que ya no se detiene más a través del ciclo de sus encarnaciones.

Todos conocían a "los hermanos y hermanas vestidos de blanco". Los hebreos los llamaban "La Escuela de los Profetas"; para los egipcios, ellos eran "los Sanadores, los Médicos". Tenían propiedades en casi todas las grandes ciudades, y en Jerusalén había incluso una puerta que llevaba su nombre: La Puerta de los Esenios.

A pesar de algunos temores y bromas, debido principalmente al rechazo a aquello que se desconoce, las personas sentían en general respeto y estimación por los esenios, por su honestidad, su pacifismo, su bondad, su discreción, y su talento como sanadores, dedicados tanto a los pobres como a los ricos. Las gentes sabían que muchos grandes profetas hebreos provenían del linaje de la Escuela esenia.

Es más, aún cuando la Fraternidad era muy estricta sobre las leyes secretas en relación con su doctrina interna, cultivaban muchos puntos de contacto con las personas, principalmente a través de los sitios donde daban alojamiento a peregrinos de todo horizonte, proporciondo ayuda en los períodos difíciles, y especialmente a través de la sanación de los enfermos. Estos sitios donde se impartían las enseñanzas básicas y se practicaba la sanación estaban localizados en lugares que tuvieran acceso público para que todas las personas pudieran acudir.



LOS SHRINERS

Uno de los mejores ejemplos de la Filantropia Masonica.

Hospitales Shriners para Niños Los Shriners son un grupo masónico fundado en 1872 y compuesto por mas de medio millón de personas distribuidas en 4 países: Canadá, EE.UU., México y Panamá. La fraternidad se organiza en mas de 190 templos que a su vez financian la red hospitalaria Shriners para niños.

Con tecnología de punta y algunos de los mas prestigiados especialistas del mundo, los 18 hospitales de lo único que carecen es de un departamento de cobranzas. La atención medica es completamente gratuita. No se solicitan ni se aceptan seguros médicos, pensiones del gobierno o pagos de terceras personas. El 100% del costo es cubierto por una red de internacional de patrocinadores organizada por los Shriners. En algunos casos incluso llegan a cooperar con los gastos de transportación.

Los únicos requisitos para recibir atención medica en uno de los hospitales es contar con menos de 18 años de edad, sufrir algún problema en los huesos, músculos o articulaciones, buena probabilidad de conseguir una mejoría significativa con el tratamiento y que dicho tratamiento no pueda ser financiado por la familia en alguna otra institución medica.

El primer hospital fue fundado en Shreveport, Louisiana, en 1922; y el más reciente en Sacramento, California, en 1997, donde se atienden problemas ortopédicos, quemaduras y tratamientos de lesiones en la columna.

Los requisitos para solicitar admisión como paciente de los Hospitales Shriners para Niños son los siguientes:

1.- El solicitante debe padecer una enfermedad o deformidad que corresponda al campo de cirugía ortopédica.

2.- El paciente debe ser menor de 18 años de edad.

3.- Que el costo del tratamiento ocasione un sacrificio económico serio a los padres o tutores legales.El hospital proporciona sus servicios en forma completamente gratuita sin consideración de raza, religión o relación con un shriner.

Existen 22 hospitales Shriners en Estados Unidos: 19 hospitales ortopédicos que ofrecen tratamiento para escoliosis, osteogenosis imperfecta (deficiencia en los huesos), pie equinovaro, dislocación de las caderas, problemas con piernas disímiles; y tres internacionalmente reconocidos como Institutos Shriners para Quemaduras.

De estos 22 hospitales, tres ofrecen servicio directo a Puerto Rico: Springfield y Boston, ambos en Massachusetts y Filadelfia. Actualmente hay 1,200 pacientes activos en el país de los cerca de un millón y medio que existen alrededor del mundo.

Shriners es una fraternidad que con su obra filantrópica ofrece tratamiento gratuito a pacientes hasta los 18 años. Todos los Shriners pertenecen a la fraternidad masónica, que es aún más antigua, y son hombres comprometidos con el principio masónico de amor fraternal y en su creencia en Dios como el gran arquitecto del universo.

La labor de los Shriners es una de las mas reconocidas a nivel mundial. El unico requisito para ser un shriner es ser Maestro Mason.

La Leyenda De La Muerte De Hiram Y La Regularidad Masonica




De entre todas las leyendas que circulan en los medios masónicos a efectos didácticos e iniciáticos, la figura y la muerte de Hiram ocupa un papel central. Revisar el contenido, las implicaciones y el nacimiento de este tema, son fundamentales para encuadrar el papel histórico e ideológico de la masonería.

A pesar de unos pocos testimonios que remontan la leyenda de Hiram al siglo XVII (1), se acepta unánimemente que ésta se incorporó a la masonería especulativa entre 1720 y 1723 y lo hizo, no sin suscitar ciertas resistencias (2). En una rama de la masonería operativa francesa, los “Hijos del Maître Jacques”, se cita al legendario arquitecto del Templo de Salomón que resulta asesinado por unos rivales; pero no se llama Hirám, sino “Maître Jacques” y, por lo demás, nace y muere en Francia y, en absoluto, resucita.

No hay duda que el pastor Anderson cuando recibió el encargo de compilar los antiguos usos y costumbres de la masonería operativa, destruyó muchos documentos en lo que se ha calificado como auténtico auto de fe. A partir de ese momento se hizo muy difícil reconstruir cuales eran las leyendas y tradiciones del período anterior. Es posible que Anderson y Desaguliers aprovecharan algunos residuos que encontraron en estos documentos y con ellos construyeron la leyenda de Hiram, o es posible incluso que, tomaran a este personaje secundario en la mitología de los masones “operativos” y lo magnificaran a efectos didácticos.

La masonería actual utiliza la leyenda de Himan en la ceremonia de iniciación al tercer grado, el de Maestro. Como mínimo hasta 1730 esta iniciación no era obligatoria. Prichard -un famoso autor masónico- escribió ese año: “No hay un masón de cada cien que pague los gastos exigidos por “The Master’s Part” [el grado de maestro], si no es por interés”(3). En 1738, la leyenda ya se había extendido por las logias y algunas la representaban; de ésta forma, poco a poco, fue difundiéndose por la nueva masonería especulativa. Tras conocer como llegó la leyenda de Hiram al acervo masónico, veamos ahora la importancia que tiene en la doctrina de la sociedad.

A lo largo del siglo XVIII se fue elaborando la doctrina masónica. Los tres primeros grados -a decir verdad, los únicos importantes- “aprendiz”, “compañero” y “maestro”, corresponden a los “tres mundos”, el mundo físico, el mundo intermedio y el mundo espiritual. Los dos primeros grados, son una preparación para la verdadera e importante iniciación conferida en el tercer grado, el de maestro. La iniciación al grado de Aprendiz confiere el dominio sobre el mundo material y en cuestiones de realidad corporal. El grado de maestro, da acceso al mundo espiritual y supraindividual y, finalmente, el de compañero debería de dar el dominio sobre el plano psíquico (4). Sin embargo, en la actualidad el grado de “compañero” está reducido a un mero trámite entre el grado de “aprendiz” y el de “maestro” y se encuentra vaciado de contenidos. Se trata, sin embargo de un grado en el que el adepto debería aprender a controlar su propio mundo interior y su psiquismo. A nadie se le escapa que se trata de un grado conflictivo; la propia leyenda de Hiram hace que éste sea muerto, precisamente, por tres “malos compañeros”, es decir por tres compañeros que no han logrado dominar ese mundo psíquico o astral. La leyenda es como sigue.

Contrariamente a la visión bíblica que quiere que el verdadero arquitecto del Templo de Salomón fue Dios y que El comunicó directamente a David los planos y dimensiones a través del profeta Natán, la leyenda masónica sostiene que Salomón recurrió al Rey de Tiro, el cual le envió a Hiram, un maestro fundidor. Hiram separó a los obreros en tres clases a fin de que cada uno pudiera recibir una paga proporcionada a su mérito y a sus talentos; cada categoría recibió signos, palabras y toques diferentes y se reunían en tres puntos concretos del Templo. Los aprendices recibían el salario en la Columna Jakin, los compañeros en la Columna Boaz y los maestros en la Cámara Media. Tres compañeros descontentos quisieron forzar a Hiram para que les diera la palabra y el signo de los maestros. Uno le golpeó con un martillo en el hombro izquierdo, el segundo con un nivel en el hombro derecho y el tercero le propinó un mazazo sobre la frente. Los tres compañeros escondieron el cadáver; al cabo de siete días Salomón ordenó a nueve maestros que lo buscaran. Quienes inspeccionaron las tierras de Occidente vislumbraron un resplandor en lo alto de una colina. Allí encontraron el cadáver de Hiram; plantaron una rama de Acacia para impedir que se perdiera; cuando fueron a enterrar el cadáver, tras tocar dos dedos y la muñeca, vieron que estaba corrompido, entonces un maestro grito “?Mak Benah!” palabra que pasó, a partir de ese momento, a ser la palabra sagrada del tercer grado (5).

En el Rito de Emulación se insiste en que “El Grado de Maestro os invita a reflexionar sobre el terrible tema y os enseña a concebir que para el hombre justo y virtuoso la muerte es menos temible que la mentira y el deshonor”. El Rito Escocés Antiguo y Aceptado interpreta el mito de la muerte de Hirám en términos morales: el maestro Hiram simboliza la Justicia, el Genio y el Arte, mientras los tres malos compañeros constituyen la perífrasis simbólica de la Ignorancia, el Fanatismo y la Ambición (6).

En la iniciación al grado de Maestro, el candidato representa a Hiram. Está móvil y silencioso, tendido sobre un féretro. Cerca de él la coreografía masónica sitúa la rama de acacia y el triángulo de oro Está cubierto por un tapiz negro y una tela ensangrentada. El Venerable de logia que oficia la ceremonia rememora el descubrimiento del cadáver de Hiram por los nueve maestros masones. Deposita la rama de acacia sobre la tela. Luego, dirigiéndose a la asamblea, explica la necesidad de abandonar las antiguas palabras y signos de reconocimientos y propone difundirla entre los maestros. El Venerable, ayudado por los vigilantes levanta la tela ensangrentada y el tapiz negro. El Segundo Vigilante toma al candidato por el dedo índice de la mano derecha rememorando el descarnamiento de la mano del arquitecto legendario; pronuncia la palabra “Jakin”, el Primer Vigilante hace otro tanto, tomando el dedo medio y diciendo “Boaz”. El Venerable toma la muñeca derecha, pasa la mano izquierda bajo el hombro derecho, manteniendo el pie derecho junto al pie derecho del candidato, rodilla contra rodilla y pecho ocntra pecho; lo levanta ayudado por los Vigilantes y dice: “Ha recibido la Vida en el seno de la Muerte”. Es entonces cuando el aspirante recibe la palabra del Maestro, “Mak Benah”, la primera parte en un oido y la segundo en el otro. Ya en su sitial, el Venerable termina: “Hermanos, que nuestra alegría sea grande en este día; aquel que era parecido a los muertos ha renunciado a los vicios que podían corromperle y ha recibido una vida nueva”.

Se trata de un psicodrama susceptible de muchas lecturas. La moralista es la que parece más evidente y la más aceptada en el interior de las logias. La dualidad muerte-resurrección se tiene como una renuncia a los vicios que corrompen la naturaleza humana. La interpretación espiritualista, que sostienen algunos sectores masónicos surgidos de los medios esotéricos del siglo XVIII u ocultistas del XIX, apenas se vislumbra por ningún sitio. El tema iniciático central -muerte del hombre viejo y resurrección de un ser renovado- solamente es lícito si antes, los dos primeros grados, han cumplido su función: dominio y control sobre el cuerpo y dominio y control sobre el psiquismo. A partir de este punto, alcanzado durante la iniciación como Compañero, se abre la puerta a la comprensión del tercer grado: de lo contrario, la representación de la tragedia de Hiram no deja de ser una representación teatral necesaria para escalar los más altos grados de la masonería, pero desprovisto de un contenido objetivo de apertura de la conciencia a niveles más profundos. Y si esto es así, la masonería dista mucho de ser una organización iniciática, sino que apenas es otra cosa hoy que un club adaptado a un cierto tipo de necesidades sociales. Y esto lleva, dramáticamente, a otro punto: la cuestión de la regularidad masónica.

Todo esto plantea una cuestión sorprendente y decisiva para juzgar a la masonería. La iniciación -virtual o efectiva, si hemos de aceptar la discusión en los términos planteados por René Guenon- que transmite una organización es válida, si la organización es “regular”. La regularidad queda definida por los ritos, organización y origen. Para que una organización sea regular sus ritos no deben haber sido alterados, desde su fundación, al menos en lo esencial. Para ser válidos, los ritos contienen un elemento “no-humano”, que los hace indiscutibles y, por lo mismo, intocables. El rito no es una creación consciente de la naturaleza humana, sino algo que trasciende a esa misma naturaleza humana y que, por tanto, no puede haber surgido de ella. De aquí deriva la eficacia del rito: el rito es considerado por las organizaciones iniciáticas como inefable, comparable a la de una ley física o una fórmula química, tal que si se cumplen todas las condiciones normales requeridas en la experiencia, se produce el efecto esperado. Si se altera alguno de los elementos, el resultado varía. En la cuestión de los ritos, cualquier alteración ha sido considerada, desde la más remota antigüedad, como un sacrilegio. Los sacerdotes romanos si cometían un error, aun involuntario, en el desarrollo de un rito, debían realizar sacrificios expiatorios extremadametne complejos. En la actualidad, la iglesia tradicionalista y conservadora sostiene un contencioso con el Vaticano a raíz de la reforma litúrgica posterior al concilio. Si para el Vaticano se trata solo de una simple reforma, para los sectores conservadores, la reforma ha alterado hasta tal punto los contenidos del rito que lo ha hecho ineficaz.

Y hay que plantearse hasta qué punto, la alteración de los ritos de la masonería operativa, la invención de nuevos temas, la creación de una superestructura de grados (33 en el Rito Escocés, 95 en el Rito de Menphis), la aparición constante de nuevos ritos (especialmente a lo largo del siglo XVIII y principios del XIX) y, finalmente la alteración misma de los mismos, no los ha convertido en ineficaces y las organizaciones que los impartes, en irregulares. Robert Ambelain lo plantea descarnadamente: “A fuerza de distribuir certificados de regularidad o de negarlos, la Gran Logia Unida de Inglaterra, sucesora de la Gran Logia de Inglaterra, la cual había nacido a su vez de la Gran Logia de Londres y de Westminster, que fue inicialmente la Gran Logia de Londres, ha terminado por creerse la única regular” (7).

El razonamiento de Ambelain se basa, no solo en la alteración evidente de los ritos de la antigua franc-masonería operativa, sino en la condición de Anderson y Desaguliers como profanos que no habían recibido ninguna iniciación y, por tanto, no tenían autoridad para conferirla. Tanto Anderson como Desaguliers eran clérigos protestantes y ocupaban en la logia el cargo de capellanes que, como los médicos, solamente asistían a las tenidas cuando sus servicios eran requeridos, estaban allí en razón de su cargo y no en virtud de una admisión regular. De los ocho primeros masones que constituyeron cuatro logias en 1714 ni uno solo parece haber sido iniciado regularmente. “La nueva Gran Logia de Londres se otorgó, como él mismo subraya, la autoridad que no poseía, sobre todo teniendo en cuenta que había sido fundada por profanos, no iniciados en las formas rituales y regulares” (8). En septiembre de 1715, algunos masones operativos pretendieron asistir a una asamblea de la Logia constituida por Anderson y Desaguliers y sus siete compañeros. Tras serles impedido el acceso a la reunión, dieron cuenta de los hechos a la Logia operativa de Londres. Esta declaró ilegal la nueva formación que cambió inmediatamente de nombre pasando a llamarse “Logia Antigüedad”, expandiéndose por otros barrios londinenses hasta la fusión de 1717 (9).

Luego, todo lo que deriva de este histórico arranque de la masonería especulativa, a excepción de las logias estuardistas que se habían formado en los regimientos exiliados en Saint Germain en Laye en torno al pretendiente, tienen un carácter irregular y sus ritos de iniciación son inválidos… El hecho de que la masonería fundada en 1717 y cuyas bases se habían establecido en 1714 y aprobado finalmente en 1723, consiguiera imponer su autoridad y criterio sobre las antiguas hermandades operativas, se basó solo en una cuestión de número, más que de autoridad de origen. La virulencia con que Ambelain carga contra la masonería inglesa le lleva incluso a decir que “ni siquiera se trata de una obediencia bastarda, puesto que los bastardos poseen la sangre y la raza que les reconocían las leyes de la nobleza”… palabras muy duras para alguién que ostenta una alta dignidad masónica y martinista.



NOTAS



(1) Goblet d’Alviella en su estudio sobre “Los orígenes del grado de Maestro en la Franc-masonería” (Edicomunicación, Barcelona, 1991, pág. 69-70) reconoce que “la leyenda de Hiram, tal como se representa en nuestras Cámaras del Centro, parece haber sido ignorada por la francmasonería operativa”. Alviella cita el manuscritu “Regius” (1390), uno de los documentos más importantes, que se disponen sobre la masonería operativa, no habla ni de Hiram, ni del Templo de Salomón. El manuscrito “Dowland” menciona solo al rey de Tiro y el “Cooke” lo considera hijo del Rey de Tiro. Alviella reconoce que que, durante el siglo XVII, el personaje de Hiram se situaba completamente en segundo plano: “Si Hiram Abif hubiese figurado, en ese período en las ceremonias o las tradiciones del oficio, las Constituciones manuscritas de la época no guardarían como lo hacen un silencio uniforme e ininterrumpido sobre la existencia real o legendaria de un personaje tan preminente en la historia y la leyenda posteriores de la Orden”.

(2) En 1725 en uno de los anexos publicados al texto “The Grand Mystery discovered” se denunciaba que en algunas logias londinenses “se cuentan extrañas y necias historias a propósito de un árbol que habría salido de la tumba de Hiram, con hojas maravillosas y un fruto de una calidad asombrosa, a pesar de ignorar cuándo ni dónde falleció y sin saber sobre su tumba más que sobre la de Pompeya” (citado por Goblet d’Alviella, op. cit., pag. 72).

(3) Goblet d’Alviela, op. cit., pág. 71.

(4) Este tema ha sido brillantemente desarrollado por nuestro amigo Alexandr Duguin en su libro “Rossia, zagadka Evrazii”, traducido con el título “Rusia, el misterio de Euro-asia”, Editorial Grupo Libro 88, SA, Madrid 1992, traducción de Arturo Marián Llanos, págs. 190-2

(5) Existen múltiples versiones detalladas de esa leyenda, nosotros hemos seguido la expuesta por Pierre Mariel en su libro “Rituales e iniciaciones en las sociedades secretas”, Espasa Calpe, SA, Madrid 1978, págs. 35-42. También puede encontrarse una versión más detallada en “El Secreto Masónico”, Robert Ambelain, Editorial Martínez Roca, Barcelona 1987, págs. 39-51. Si se desea consultar un texto masónico, puede recurrirse a “Francmaçonnerie, Ritual du Grade de Maûtre” por J.-M. Ragon, edición original Teissier, París 1859, págs. 9-15, recientemente reeditado en edición facsímil por Les Rouyat, Ventabren 1976.

(6) “Dictionnaire de la Franc-maçonnerie”, elaborado bajo la dirección de Daniel Ligou, Presses Universitaires de France, París 1987, vocablo “Hiram”, pág. 577.

(7) Robert Ambelain, “El secreto masónico”, op. cit., pág. 219.

(8) Op. cit., pág. 222.

(9) Ambelain, op. cit., pág. 121-122.

BAPHOMET
 El Dios de la Luz
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Existe un dios de la Luz, denominado Baphomet, Lucifer, Iblis, Prometeo…, que aparece a lo largo de los tiempos entre los templarios, los rosacruces, los illuminati, la masonería, resultando el verdadero conductor de la iniciación.

Los templarios medievales y actuales tuvieron y tienen como dios de la Luz a Baphomet, la “cabeza parlante”. El mismo dios de la Luz en varias expresiones (Baphomet, Lucifer…) ha sido importante para los Illuminati de todos los tiempos. Dan Brown, en Ángeles y Demonios (Umbriel, 2004), así lo explica, aunque envuelto en sus fantasías. Los rosacruces y sus ramas Golden Dawn y Thelema tienen muy en cuenta a Baphomet. Finalmente, la masonería moderna igualmente incorporó e incorpora en sus rituales y enseñanzas, aunque cada vez menos, al dios de la Luz en sus expresiones de Iblis, Baphomet, Lucifer… Recordemos que el general Albert Pike, en uno de los grandes tratados masónicos, Morals and Dogma of the Ancient and Accepted Scottish Rite of Freemasonry, escribía: “LUCIFER, ¡El Portador de la Luz! ¡Extraño y misterioso nombre, dado al Espíritu de las Tinieblas! ¡Lucifer, el Hijo de la mañana! ¿Él es quien lleva la Luz, y con sus resplandores intolerables ciega a las Almas débiles, sensuales o egoístas? ¡No lo dudéis, porque las Tradiciones están llenas de Revelaciones e Inspiraciones divinas, y la Inspiración no es de una Edad, ni de un credo. Platón y Filón también estaban inspirados”.

En resumen, se puede decir que existe un dios de la Luz, denominado Baphomet, Lucifer, Iblis, Prometeo…, que aparece entre los templarios, los Illuminati, los rosacruces, la masonería…, portando la Luz y la iniciación.

El Sistema de iniciación denominado Rojismo y sus órdenes (Orden Illuminati y Societas OTO) centran la iniciación en el dios de la Luz Baphomet, como se ha visto en la presente obra. Por tanto, nada mejor que conocerlo un poco mejor.

La figura de Baphomet ha estado sujeta en repetidas ocasiones ha interpretaciones poco rigurosas. El fallecido Montague Summers, presunto experto en demonología y brujería, derivaba la palabra del término griego Baph Metis, bautismo de Luz. La ocultista Madeline Montalban, fundadora de la Orden de la Estrella de la Mañana, defendía la hipótesis de que el nombre se derivaba de la exótica palabra Bfmaat, que significaba “el Abridor de la Puerta”. Y el ocultista francés Eliphas Lévi aseguraba en sus obras que el secreto de tan misterioso nombre se descubría al invertir sus letras. No seré yo quien entre en la polémica. Para mí, la apreciación más correcta es que Baphomet significa bautismo de Luz y Sabiduría.

En cualquier caso, siguiendo el excelente dibujo que realizó Eliphas Lévi, encontramos los símbolos que demuestran que Baphomet es, sin duda, el dios de la Luz y la iniciación.

Lévi dibujó a Baphomet con cabeza de cabra, rasgos andróginos y símbolos iniciáticos, sentado sobre un cubo. Entre los cuernos de la entidad dibujó un pentragrama y una antorcha. En su cuerpo añadió unos pechos femeninos y un falo con forma de vara de Hermes, un brazo masculino y otro femenino y una mano hacia arriba y otra mano hacia abajo, señalando una luna creciente y otra menguante. Cada brazo tenía una palabra en latín: solve y coagula.

Repasemos los símbolos citados desde la simbología. La piedra bruta simboliza al masón en estado bruto, el Aprendiz. El cubo de seis caras (cuadrados) simboliza al masón en estado elevado, el Compañero. El cuadrado, que se relaciona con el cubo, es el símbolo del mundo y de la naturaleza. En él encontramos el nombre de dios en hebreo, YHVH, los cuatro elementos, las cuatro estaciones. Tenemos, pues, a un Baphomet sentado sobre el mundo, el dios de la Creación.

La antorcha simboliza la Luz divina y es llevada por aquél que porta la Luz a la humanidad. Baphomet es, por tanto, según la simbología, el dios que porta la Luz. ¿No concuerda esta explicación con la condición de dios de la iniciación de Baphomet?

El pentagrama o estrella de cinco puntas ha sido utilizado desde los albores de la humanidad. Los pitagóricos lo denominaban Pentalfa y algunos iniciados lo vinculan a Sirio, el primer dios que, tal vez, conoció la humanidad. Kenneth Grant, jefe de la OTO inglesa y último discípulo de Aleister Crowley, apuntaba que “para los egipcios Sirio fue expresado por el jeroglífico de los dientes y la serpiente, siendo ella la madre primordial que parió a los siete planetas conocidos como los determinadores del tiempo”. Se podría añadir que Sirio está representada también por el perro y es la “estrella de la mañana”, la estrella que da origen a la Creación… Baphomet, por todo ello, se presenta con un símbolo ligado al primer dios, a la Luz Primordial.

El estado derecho del pentagrama simboliza el triunfo del espíritu sobre la materia; el estado inverso, por contra, simboliza lo contrario. El pentagrama de Baphomet aparece en su estado derecho, porque su figura es divina e iniciática, no material como es el caso de Satanás. De hecho, las sectas satánicas actuales utilizan el pentagrama en inversión.

El resto de simbología de Baphomet, sin embargo, debe observarse desde el hermetismo y sus siete principios herméticos. Los símbolos de Baphomet se muestran ligados a los siete principios herméticos. Eso prueba una vez más que éste es el dios de la Luz y la iniciación.

El hermetismo invita a descubrir todos los misterios del Universo y Baphomet posee su ciencia desvelada en símbolos.

Veamos la relación entre los siete principios herméticos y Baphomet.

1. PRINCIPIO DE MENTALISMO.

Las palabras solve y coagula de Baphomet, en alusión a la facilidad para disolver y crear, simbolizan el “todo es mente, el Universo es mental”.

2. PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA.

Una mano hacia arriba y otra mano hacia abajo de Baphomet simbolizan el “como es arriba, es abajo”.

3. PRINCIPIO DE VIBRACIÓN.

Las citadas manos y la vara de Hermes en vibración simbolizan el “nada está inmóvil, todo vibra”.

4. PRINCIPIO DE POLARIDAD.

Las dos direcciones de las manos, la luna negra y la luna blanca, los pechos femeninos y el falo masculino de Baphomet, simbolizan el “todo es doble”.

5. PRINCIPIO DE RITMO.

Las fases lunares representadas por las dos lunas simbolizan el “todo fluye y refluye, avanza y retrocede, sube y baja”.

6. PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO.

Las palabras solve y coagula de Baphomet simbolizan el “toda causa provoca un efecto y todo efecto parte de una causa”.

7. PRINCIPIO DE GENERACIÓN.

Los pechos femeninos y el falo masculino, los dos tipos de brazo de Baphomet, simbolizan el “todo es masculino y femenino”.

Cuando el iniciado culmina la iniciación en el Rojismo, mediante el tantra y la cábala, se transforma en el andrógino divino, en el andrógino alquímico, en el propio dios, descubriendo que puede transformar su realidad y toda la realidad que lo envuelve. Es entonces cuando ha superado todas las fases de la alquimia y la última fase Obra al Rojo. Se puede decir que es entonces cuando, gracias a Baphomet y a una ruta iniciática unida a él, ha descubierto su poder real. Y es que sin Baphomet la iniciación no puede ser completada, porque falta conocimiento, Luz y una ruta iniciática que exalta al hombre a su condición de dios, al HOMO EST DEUS.

La Filosofía Rojista, la psicología científica, etc., realizarán el resto en el Sistema…

Por todos estos motivos, los iniciados de alto grado que hemos experimentado esa fase alquímica, la Obra al Rojo, tenemos el deber de exaltar la figura del dios de la Luz, en el proceso iniciático, abandonando cualquier duda al respecto.

Como conclusión, cabe decir que, en el psicoanálisis, la figura del dios de la Luz tiene su importancia para Freud. De manera no sistemática, a lo largo de su obra y su correspondencia, Freud elaboró un psicoanálisis aplicado al dios de la Luz, que él denominó Satán, ya que como hebreo así lo conocía en su tradición. Primero, decubrió que éste era una representación del inconsciente. Después, lo asoció al padre malo. Acepto lo primero, porque es cierto que existe una relación entre el inconsciente y el dios de la Luz Baphomet. Con el tantra y la cábala, el iniciado penetra su inconsciente y descubre a Baphomet en su interior. Pero discrepo de lo segundo. El padre malo no es Satán, sino el dios esclavista; para mí el dios de la Luz sería el abuelo, con quien pacta el hijo que lucha contra su padre (dios esclavista), en pleno proceso de rebelión.

miércoles, 31 de julio de 2013

¿Que es el Masón?


Cada masón lleva en su corazón un altar a la virtud, en su cerebro un ideal científico para predicar el bien y practicar el amor a sus semejantes, para lo cual aprobado firmemente en las dos columnas de la ciencia y la virtud, desenmascara al hipócrita, abate el ambicioso y enseña al ignorante.

Se es masón cuando se admite en la Orden previa ceremonia de iniciación, prueba física e intelectual y juramentos de honor que señalan los rituales. Portando con mano segura y firme los estandartes de la libertad, la igualdad y la fraternidad y combatiendo con la espada desnuda, contra los enemigos tradicionales del progreso humano, representados por la cruz de la ignorancia, el altaje de la hipocresía y la suástica de la ambición.

Del masón se requiere que practique la caridad y que limpio de atavismos, practique fraternidad universal, luche por la libertad social y combata por la libertad de conciencia, enseñando el camino de la verdad y logrando la redención social.

Los masones se consideran como hermanos y se dan mutuamente ese tratamiento. Se ayudan los unos a los otros en el lugar donde se encuentren, cualquiera que sea la nacionalidad que posean y la clase social a que pertenezcan, iluminando con la antorcha de verdad la sinuosa senda obstruida por obstáculos difíciles que se presentan ante nosotros y que es la vida misma del individuo con respecto a la sociedad y de la sociedad con respecto a sus individuos.

El masón lucha contra los que cierran las puertas al progreso, que han claudicado en sus ideales por convenirle a sus intereses y que han mentido con aplomo al ingresar a nuestra augusta institución.

El masón regular es aquel que tiene derecho y obligaciones y que continúa en nuestra sociedad masónica, porque está convencido de la grandeza de la misma y que seguro de sí mismo y de los demás asociados, sostiene y proclama los ideales masónicos, con inalterable voluntad.

El masón busca el perfeccionamiento moral del hombre por medio del estudio, dejando libre cauce a sus sentimientos generosos y justicieros, a sus anhelos caritativos y de amor, sus inquietudes y de conciencia.

El masón necesita ser puro, sincero y recto de conciencia, amar la verdad y no dejarse arrastrar nunca por la pasión; procura instruirse y aprender porque el saber es el mejor tesoro que podemos poseer ya que es la que nos concede el derecho de dar a cada cosa, pensamiento e idea, su verdadero valor.

El masón aprende a no doblegarse a dirigentes incapaces, a defender firmemente sus opiniones ante todos y no en camarillas de sectarios y fariseos movidos por intereses particulares, que medran en beneficio de ese pequeñísimo grupo de seudo-intelectuales de salón y profesionales fracasados en la lucha diaria.

El masón trata de llevar a cabo un movimiento internacionalista, en el cual estén integrados todos los elementos progresistas que cooperan con sus distintas tendencias políticas, que lo distinguen del retrogrado y del reaccionario y que se opone y no permite bajo ningún motivo la división de las logias, en grupos que se ataquen mutuamente debido a la falta de preparación y honradez masónica de sus dirigentes.

El masón no tiene el temor que lo obliga a esconder la cabeza como el avestruz; no tiene miedo de perder su independencia, libertad y comodidad. Sólo al necio y al fatuo que ingresan por conveniencia, si les preocupa su bienestar personal y al hacerlo mancillan el impoluto estandarte que se les ha dado.

El masón debe ser culto e inteligente para dar gloria al país donde nació; estudioso e investigador para ofrecer sus experiencias al progreso de la humanidad; caritativo y benévolo para entregar la felicidad al género humano; fraternal y justiciero para ofrecer la libertad a los oscurantistas y reaccionarios; conocer todas las ramas del saber humano, especializarse en alguna de ellas para que el acervo cultural que posee lo derrame a todo linaje humano.

El masón exige que se cumplan los deberes para con el gran arquitecto del universo, con los semejantes, con la familia, con la sociedad, con la orden, con la patria, consigo mismo y rechaza la afirmación necia e ignorante de que es ateo y renegado.

El masón posee este noble sentimiento que anida en el corazón para ayudar a sus semejantes. Siendo amigo de cada hombre para apreciar sus virtudes, practicando la tolerancia indulgente con sus enemigos; ya que cada acto y cada hecho, tiene razón de ser.

El masón verdadero que busca la gran verdad, olvida las injurias de los malvados, perdona a los ignorantes y lucha contra los hipócritas, desterrando la vulgaridad, laborando con enjundia y concordia, ahuyentando lo que constituye la ingratitud, trabajando conjuntamente con otros pensadores y teorizantes, logrando que sea positiva su práctica del bien y el mejoramiento de los semejantes.

El masón debe continuar aherrojando las pasiones, rindiendo culto a la ciencia y a virtud, encadenando los vicios, distinguiendo la razón y la justicia, engrillando la maldad, liberando la voluntad.

El masón debe ser constante en sus estudios, ya que estos debidamente impartidos por los maestros, lo llevaran al conocimiento de la doctrina masónica y si ahonda en sus investigaciones debidamente orientado por sus guías, encontrará que los principios básicos la orden masónica, las ideas de la masonería y la doctrina masónica son benéficas a la humanidad, al país, al masón y a él mismo.

El masón premia la virtud, la honradez, la caridad, la justicia, el respeto al derecho ajeno, la tranquilidad del espíritu, la paz de la conciencia, la fortaleza de la voluntad y el perfeccionamiento del respeto social y el cumplimiento de su deuda para con el género humano.

El masón rechaza todo sentimiento rencoroso para cualquier hermano. Su capacidad, educación y principios masónicos le impiden hacerlo. Las enseñanzas recibidas le ordenan perdonar todas las ofensas y olvidar todos los daños hechos a sabiendas o no. Respecto a sus hermanos, ninguno de ellos debe tener motivo de queja, ya que no insulta ni abusa de su autoridad, no suprime derecho ni pisotea los principios morales, no ofende ni mancilla durante los periodos que gobierna, y de consiguiente su conciencia está tranquila. Durante este tiempo en que gobierna, en que dirige y en que milita activamente, nunca se beneficia personalmente, al contrario, a la medida de sus posibilidades ayuda a sus hermanos dentro y fuera de logia, considerando el saco de beneficencia como sagrado y oponiéndose terminablemente a que se emplee sin necesidad, facilitando el saco de los pobres a los hermanos privados de una situación económica desahogada.

El masón jamás debe halagar o adular. Siempre debe decir la verdad aunque a veces hiera, ya que es preferible una herida que cure y no un bálsamo que infecte. Nunca debe menospreciar a sus hermanos sino que al contrario, insistir en que el éxito se alcanza en grupo integrado y que el trabajo no es personal sino colectivo, en el cual todos los integrantes tienen la obligación de cooperar en beneficio del taller, que dicho en otras palabras es el “uno para todos y el todos para uno”, principio inviolable de la masonería que no tolera el halago ni la adulación fuera ni dentro de la logia.

El masón en ningún tiempo acepta medias tintas. Ser o no ser. Se es masón o no se es masón. Ser masón es ser un hombre que ama la libertad, que lucha por la igualdad y que siente la fraternidad, sin dar cabida en sus corazones a los bajos instintos que en el mundo profano campean del brazo con la ignorancia y la hipocresía.

El masón representa el prototipo clásico del revolucionario que ha dado origen a un movimiento reivindicador de la humanidad, que no tiene temor de enfrentarse a los guías espirituales y políticos que han predicado la injusticia, la ignominia, la ignorancia, la hipocresía y la ambición.

Finalmente surge la pregunta inevitable: ¿”Qué es el masón”?

El masón es el instrumento del Gran Arquitecto del Universo que se mueve en dirección a un fin aceptado, reconocido y proclamado como tal que avanza hacia el objetivo deseado, empleando sus conocimientos para el mejoramiento social, económico, técnico, moral, ético y espiritual de la sociedad a la que pertenece y que utiliza su voluntad para el logro de un propósito con independencia de criterio y cuyo beneficio le permitirá una paz en su conciencia y una tranquilidad en su espíritu.

José Wainer Kahn.
INSTRUCCIÓN EN PRIMER GRADO


Etimología de la Palabra Logia

La palabra “Logia”, se deriva de las antiguas corporaciones de constructores de la edad media cuando levantaron las catedrales que todavía son admiradas. Según los datos que arrojan los registros de aquellas cofradías, sus miembros se reunían en una casa pequeña llamada en alemán hüte (Logia) equivalente a la palabra latina macerice.
La Logia de los Masones de nuestro tiempo es también un “recinto sagrado” por ser en ella donde el Iniciando ha de ejercitarse especialmente en la disciplina que le permita acceder a un estado de conciencia superior.
El Templo Masónico representa la Sabiduría, la Verdad y la Justicia, si se toma en consideración que la palabra “Templum”, lleva consigo un origen cuya raíz se interpreta como “Cortar” o “Apartar”; es decir que indica que el Templo es un lugar Separado o Apartado de toda indiscreción profana, puesto que el acceso a los ceremoniales sólo se conceden a quienes dan la seguridad de observar una discreción absoluta para ser iniciados dentro de los Misterios. Específicamente, el local del templo debe estar perfectamente Orientado, especialmente Acondicionado y sublimemente Consagrado para llevar a cabo las tenidas y ceremonias, dentro de los lineamientos que marca la Tradición Masónica.
Por otro lado, la palabra latina “Templum”, se refiere al Edificio Material, destinado a celebrar cualquiera de los cultos que se rinden a la Divinidad; pero dentro del tecnicismo netamente Masónico, se le da ese nombre al recinto dentro del cual los Iniciados celebran sus sesiones o sus asambleas,

La palabra Logia en que deriva de la lengua Latina “Loggia”, voz que al mismo tiempo tiene otra variación que se hace venir del vocablo “Laubja”, pero con el antecedente de que ambas palabras significan “Cuna”; por lo que dando una interpretación libre, resulta que en este caso se trata del Local en que tienen su nacimiento o sea crían determinados Ideales, Principios y Máximas.

Existen otras voces latinas de la cual se rescata “Logicus”, y cuyo origen también se hace venir del griego “Logikos”, palabras que se traducen en español, como Lógico o Lógica, y así tenemos determinado que el nombre de “Lokus”, que los romanos daban a los Recintos Sagrados, deriva también del sánscrito “Loka” a las que se les da la traducción del vocablo Mundo.



En conclusión El Templo y La Logia presenta diversas interpretaciones etimológicas dependiendo de la lengua o el punto de vista que se le aplique, es decir sus significados van desde una concepción del mundo y el conocimiento, una cuna de ideas y principios, un sitial apartado de indiscreción profana donde se la da veneración a la Divinidad que conocemos los masones como GADU.

Dimensiones del Templo

Simbólicamente, la Logia está orientada hacia el Oriente, el lugar de donde viene la Luz. Presenta el Templo una forma de cuadrilongo, extendido de Oriente a Occidente y su anchura de Norte a Sur. A la derecha de la Cámara hay dos columnas distinguidas, una con la letra B\ que es la de los Aprendices y la otra con la letra J\ de los Compañeros. En ambos lados, al Norte y al Sur, están los asientos de los Aprendices, se sientan en la parte menos iluminada, porque aún no resisten el impacto de toda la Luz, los Compañeros en Occidente y los Maestros al lado Oriente.

Las dimensiones del Templo se consideran abarcando la inmensa extensión del Espacio; por lo consiguiente, su superficie se cuenta como la que ocupa todo el Universo, su profundidad se toma hasta el Centro de la Tierra, y su altura se mide hacia la Bóveda Celeste, hasta el Infinito.

La Cámara debe medir de alto la misma distancia que de ancho, y de largo tres veces lo que mida de ancho. De esta manera la Cámara quedara dividida en tres cubos imaginarios de la misma medida. El primer cubo empieza en la pared de Occidente terminando en el Ara; el segundo continua y termina en la primera grada del Oriente, y el tercero va desde la primera grada hasta la pared donde se encuentran el sol y la luna.

Al recinto de la Logia Masónica se ingresa por su lado Oeste y a diferencia del templo de Salomón, cuyo acceso se situaba al Este. La entrada “este”, en recuerdo de la de aquel Templo, está representada en las Logias por la abertura central de la balaustrada que decora el espacio llamado “Oriente”, tras la que se encuentra el sitial del Venerable Maestro de la Logia.

Descripción y Decoración del Templo

En nuestro Rito, las paredes del templo están tapizadas o pintadas de color rojo el cual representa el calor o el fuego, generalmente asociado con la idea de la sangre, sacrificio o heroísmo, además representa la caridad, devoción, abnegación, tal vez recordando al Pelícano que alimenta a su cría con su propia sangre.
El ser humano se encuentra relacionado con el rojo simbolizando la sangre y la tierra, este simbolismo podría explicar la relación del rojo con las pasiones, el amor carnal y la juventud, representa la fuerza expansiva y la vitalidad, es el emblema de la fe y la fortaleza. Y por último, el rojo al estar relacionado con la reencarnación puede representar la reconstrucción del templo de Salomón del cual el Templo Masónico es una copia.

El piso de la Logia está formado por cuadros Blancos y Negros que tienen varios significados, que representan los pares opuestos que dominan el mundo; el día con la noche, la oscuridad con la luz, el dolor con el placer, entre otros. Puede simbolizar que todo tiene un aspecto positivo y negativo, también que en la logia se admiten hombres de todas las razas, religiones, preferencias políticas, clases sociales y nacionalidades, a su vez también pueden representar las virtudes y los vicios.

En la parte alta de las paredes, rodeando toda la Cámara se encuentra pintada o colgada una cadena de eslabones grandes o una cuerda a la que se le hacen nudos, representando la unión y la fraternidad que existe entre todos los Masones, cada miembro es representado por un eslabón, o un nudo, esta cadena solo se separa en la pared del Occidente simbolizando a los HH fallecidos, y a su vez también se muestra recibiendo a los nuevos HH Aprendices; esta decoración se llama La Cadena de la Unión.

También tanto en la pared norte, como en la sur se encuentra seis columnas de cada lado, encima del capitel de las columnas, y debajo del eslabón o el nudo de la Cadena de la Unión, que debe coincidir con la parte superior de las columnas, se encuentran los signos del zodiaco. En el techo del taller esta dibujada la Bóveda Celeste, que representa al cielo en toda su inmensidad, hacia el Oriente la pintura representa el amanecer resplandeciente y lleno de la sabiduría que el VM Irradia hacia todos los lugares del taller. El techo de la Logia simboliza que el alcance del conocimiento adquirido en Logia es ilimitado.

En centro del taller, donde comienza la Cámara del Medio, se encuentra ubicada una mesa de color rojo que se conoce con el nombre de Ara o altar de los juramentos. Ara es una palabra del latín que significa “Altar”, sobre el Ara se coloca al comienzo de las tenidas, el Libro Sagrado, el compás y la Escuadra. El Ara se ubica en el medio del taller, ya que así como la logia representa a el universo, el Ara representa el sol, siendo esta su ubicación real en nuestro sistema solar, estando también los nueve planetas simbolizados por el Venerable Maestro, el Ex Venerable Maestro, él Secretario, el Orador, el Primer Vigilante, el Segundo Vigilante, el Guarda Templo, el Tesorero y el Hospitalario. Los dos Diáconos, los dos Maestros Expertos y los dos Maestros de Ceremonias, representan Satélites, los HH Miembros de logia son las Constelaciones, los HH Visitantes son los Cometas.

Junto a la columna B en el suelo esta ubicada una piedra bruta, es decir aun no trabajada, simboliza el alma humana áspera por sus imperfecciones, que desaparecerán en la medida en que los Aprendices, hagan el trabajo diario de tallar esa piedra con los instrumentos que se les otorgaron simbólicamente en la iniciación, que son el Mazo que simboliza la razón que dirige e impulsa, y el Cincel que es el símbolo de la voluntad, sin la cual el hombre no puede eliminar sus impurezas e imperfecciones.
La Piedra Bruta debe ser convertida, mediante el trabajo individual en una piedra Cúbica perfecta, pulida, representación del alma liberada de las pasiones que degradan y de los vicios que impiden el progreso del hombre y son causas de los peores males de la humanidad.
Y es así como poco a poco se irán esclareciendo los misterios que rodean el Templo que los Masones llaman Logia.

Es cuanto

Daniel Germer M∴M∴

martes, 30 de julio de 2013

El Grado de Past Venerable Maestro


El grado de Ex-Venerable Maestro (Past Master), a diferencia de otros grados de la Francmasonería, no esparce luz acerca de sí mismo. Antiguamente fue conferido únicamente a los Venerables Maestros de las Logias, para instruirlos en las obligaciones que tenían para con la Logia en la cual estaban llamados a presidir, e igualmente de las obligaciones de los Hermanos para con ellos. Pero nosotros, como Masones del Real Arco, conferimos éste grado no sólo como un paso preliminar, sino también con el propósito más importante de protegernos contra una transgresión de nuestras obligaciones masónicas.

Jewel of a Past Master of Mark Masons.

El uso general del término Past Master por el Gremio se aplicaba a quien había sido electo e instalado y había presidio por doce meses una logia regular. La acepción general del término no implica un grado separado, aun cuando en muchas Grandes Logias, el grado honorario de Past Master se confiere a un Maestro electo como parte de la ceremonia de instalación. Este grado suele conferirse únicamente en presencia de Past Master, y es el Segundo en la serie del Capitulo; de aquí surgieron los términos Past Master Real y Past Master Virtual, denotando este ultimo a quien ha recibido el grado en un Capitulo, pero no ha sido electo ni ha servido como Maestro de una Logia. Un Past Master Virtual no tenía derecho a ser reconocido por la Gran Logia como Past Master.
El grado es antiguo. Encontramos la expresión "Past Master" empleada en 1774 implicado a quien "había pasado por la Silla a través de alguna ceremonia". La Constitución de la Gran Logia de Inglaterra de 1723, habla del Maestro instalado mediante su paso a través de ciertas "significativas ceremonias". No cabe la menor duda de la antigüedad del grado. Data del nacimiento de la Francmasonería especulativa. La introducción del grado a la Masonería Capitular descansa en el hecho de que, originalmente, el Real Arco se confería solamente a quienes habían sido electos y habían presidido una logia como Maestros, pero era manifiestamente injusto hacia una gran porción de los hermanos interponerles tal restricción para alcanzar el Real Arco. La siguiente ley de 1789 ilustra este pacto: "Ningún hermano podrá ser exaltado hasta que cumpla cuando menos tres años como Maestro Masón y haya presidido seis meses como Maestro de alguna Logia regular con carta patente, o haya pasado por la Silla por Dispensación."
Esta ley muestra la antigua restricción y la enmienda que tomaba forma para permitir que recibieran el Real Arco quienes no eran Past Master reales. Una vieja ley encontrada en la Harmony Lodge No. 52, de Filadelfia, en 1799, estatuye: "que todo hermano que no haya pasado por la Silla deberá pagar catorce dólares, de los cuales se cubrirá la Dispensación; si ha pasado por la Silla, para ser exaltado, pagara ocho dólares."
Esto es, un Past Master real podía recibir el Grado de Real Arco por ocho dólares, pero el que no había recibido el Grado de Past Master tenía que obtener una Dispensación del Gran Maestro para recibirlo antes que pudiera ser hecho Masón del Real Arco, y le costaba catorce dólares.
Cuando el grado de Real Arco dejó de depender de la logia y pasó a ser un sistema separado, conocido como Capitulo, el pre requisito para el Real Arco permaneció, a saber: el Grado de Past Master. El Grado Virtual de Past Master se volvió parte de la serie del Capitulo. La razón de tal requisito previo salta a la vista cuando las lecciones de este bello grado del que tanto se abusa, se estudian y entienden. La lección de la obediencia a la autoridad es prueba contra la anarquía, y aquel que deberá enseñar debe antes aprender a obedecer.
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New York - masones

EL VENERABLE MAESTRO

Or.·. de México, D.F. a febrero 2010. E.·. V.·.

El concepto venerable en uno de sus significados, expresa: “Lo que es digno de veneración, título que se da a personas de sólida reputación y reconocida autoridad, adquirida por la madurez de su juicio y por su haber y grandes virtudes. Es renombre o tratamiento de mucha significación entre los Francmasones, y con el que se distingue o designa en algunos países al maestro que ejerce el cargo de Presidente de las logias simbólicas”(1).

Esta bella y honrosa recompensa digna del mayor encomio cuando recae en hermanos beneméritos y acreedores de ésta y aun de mayores distinciones, debe otorgarse siempre a los V V.·. H H.·. con la mayor circunspección y no puede prodigarse, porque el V.·. H.·. investido con esta dignidad goza de ella durante todo un ejercicio, y vive la sensación durante toda su vida.

El Venerable Maestro jamás perderá de vista que se debe por entero al servicio de la logia que le ha honrado con sus sufragios otorgándole su confianza y representación, jamás verá amigos o enemigos en su logia, sino hermanos a quienes distinguir por igual. Parco en la censura y prudente en las alabanzas, procurando que su imparcialidad nunca pueda ser puesta ni por un solo instante en tela de juicio, estudiando y reflexionando el carácter y las disposiciones de los QQ.·. HH.·. del taller, siempre vigilante y dueño de sí, previsor y prudente.

“El Venerable Maestro siempre será querido y respetado cuando se encuentre en el amor de sus hermanos y en la tranquilidad de su conciencia, es la única recompensa digna de sus desvelos y merecimientos”(2).

La escuadra como sabéis constituye “la joya del V.·. M.·., es símbolo de su rectitud, porque debe ser el masón más recto, justo y virtuoso de la logia”(3).

Considero contradictorio hablar de un buen masón o de un mal masón y el mismo principio debe aplicarse para un V.·. M.·., sencillamente podemos expresar que se trata de un buen masón o de un mejor masón.

El mejor masón debe ser virtuoso por excelencia, no solamente dentro de los trabajos de logia, sino también en el mundo profano, el maestro debe seguir siempre el camino de la verdad.

Como lo indica nuestra Liturgia del Primer Grado, en el ritual de instalación: “el V.·. M.·. es el jefe del taller. Con el alto sentido de responsabilidad que este cargo implica en el desempeño de sus funciones, siempre conexas a su dignidad, debiendo ser hombre bueno, recto y justo, que obedezca las leyes morales y fomente la práctica de las virtudes; como ciudadano debe ser pacífico y también respetuoso de las leyes del país en que vive y de su gobierno cuando éste es legítimo, trabajar con inteligencia y vivir con honradez cultivando siempre los principios sociales que distinguen y enaltecen.

“Entre otras muchas obligaciones se encuentran las de estimular el conocimiento de las artes y de las ciencias, debe cumplir y hacer cumplir a todos los QQ.·. HH.·. de su taller con oportunidad y decisión en todos los deberes masónicos, velando siempre por el progreso de la logia” (4).

“El Venerable Maestro debe haber estudiado la ciencia masónica y haber desempeñado los puestos y dignidades inferiores. Así mismo es menester que posea un conocimiento profundo del hombre y de la sociedad y un carácter firme, pero razonable. Las atribuciones y deberes de los Venerables Maestros son muchos y de diversa índole”(5).

El Venerable Maestro se coloca en Oriente “uno de los cuatro puntos cardinales representado en las logias por el costado que se haya enfrente de la entrada, se coloca bajo dosel para dirigir los trabajos de los obreros; designa al primero de los cuatro puntos cardinales, opuesto a occidente y se denomina además Este o Levante.

“El Oriente es la parte del mundo que ha servido de cuna a todas las generaciones humanas, en las que han aparecido los legisladores sagrados cuya autoridad reconoce la Europa entera (escribía Napoleón: El Oriente es, de donde como el Sol, salen todos los hombres eminentes y todas las cosas grandes).

“Además del V.·. M.·. tienen su asiento en Oriente, los V V.·. H H.·. Orador y Secretario, el Primer Diácono, grandes dignatarios y oficiales de la Orden y visitadores revestidos de alguna dignidad o de altos grados”(6).

El Venerable Maestro simboliza astronómicamente al planeta Sol, por ser el astro que alumbra la tierra durante el día, debe dar luz con la práctica de sus virtudes y con el ejemplo, el Sol, astro luminoso que gira sobre sí mismo de Occidente a Oriente y proyecta incesantemente luz y calor sobre cuantos cuerpos celestes forman parte del sistema planetario, da a la tierra el calor y la luz que la fecundan y vivifican; inmenso, indivisible, imperecedero y omnipresente, foco perenne de luz; los brillantes Devas, así conocidos los dioses por los Ario-indos allá en los albores de la Historia, llamaban al Sol como el pusán que significaba el beneficio, y lo definían como el dispensador de bienes, el nutridor que con su arado de oro marca el surco al labrador, el que conoce todos los caminos y celoso los vigila recorriéndolos eternamente”(7).

“El V.·. M.·. en L.·., como ya se dijo, representa al sol, astronómicamente, sin embargo tiene el valor esotérico que puede analizarse desde varios puntos de vista, uno de éstos es el que se refiere al sol como generador de vida en la mayoría de los sistemas religiosos creados a través de la historia.

“Desde el origen de la humanidad las principales concepciones religiosas tuvieron sus raíces en la reverencia al sol como padre y a la luna como madre. El solsticio de invierno que generó los mitos solares, es la fecha en que se festeja al Sol Naciente.

“El sol Hombre es parido por la madre noche, representada por la luna o por la estrella de la mañana que se manifiesta con figura de mujer, Venus, la Magna Mater como vía de acceso del espíritu a la materia.

“En las civilizaciones antiguas puede notarse la presencia de los dioses asociados al sol, como Marduk de los Babilonios, interpretado como hijo o ternero del sol y que llegó al mundo para hacerse mortal, ser sacrificado y finalmente resucitar, convirtiéndose en la constante de los cultos al sol el llevar la muerte a los altares.

“Entre los Druídas, la espada flamígera se llamaba de Belino, dios del sol y veneraban el muérdago nacido bajo la luna y milagroso bajo el sol, debiendo ser hombre quien lo cortara con una hoz de oro, para simbolizar la forma lunar en fusión con el metal solar, porque siempre la naturaleza solar, masculina, era la esencial para no desvirtuar la naturaleza trascendente del vegetal.

“Los ingleses llaman al muérdago holy, o sea, santo, refiriéndose a su propiedad esencial para unir al hombre con la divinidad.

“Los Fenicios consideraban imperativa la condición de que los primeros rayos del sol de cada día alcanzasen el Santuario, para que al ‘estallar’ ahí, su luz impregnase el Templo, en su calidad de cueva y de útero virginal, pero esto debía ser propiciado por el sacerdote, cuya masculinidad es imprescindible para actuar en afinidad con la naturaleza insemínadora del rayo lumínico.

“¡Imposible que el femenino pueda fecundar a lo femenino!.

“Esta es la secreta condición que impide a las mujeres oficiar como sacerdotisas y proviene de las más remota antigüedad, mucho antes del Cristianismo”.(8)

Recordad mis QQ.·. HH.·. que el Sol declina hacia el ocaso para indicar en lenguaje figurado que es vencido por las tinieblas, que simbolizan el genio del mal y recordad también que reaparece de nuevo sobre nuestro hemisferio y en esta alegoría se nos presenta como vencedor y resucitado, la muerte y resurrección son imagen de las vicisitudes de la vida y de la vida que nace de la muerte.

El V.·. M.·. no puede juzgarse a sí mismo como el más puro de todos los QQ.·.HH.·. del taller ni como el más puro de todos los hombres, debe ser siempre movido en lo profundo de su conciencia hacia la superación dentro de una crítica reflexiva, constante, sincera, rigorista y serena, que le permita elevar su propio espíritu contribuyendo a la elevación del de todos aquéllos que lo rodean, permitiéndole cubrir con un velo que se convierta en su pensamiento de reflexión filosófica, tan potente que llene al taller y a cada uno de sus miembros con la luz de la concordia y dando el calor que sólo puede dar el Sol al sistema planetario, llenando de fertilidad a nuestro planeta en todos sus aspectos cósmicos, circundándolo hasta el más microscópico de ellos, lo cual nos permite simbólicamente que sigamos nutriéndonos, perfeccionándonos y evolucionar mejorando el mundo que nos rodea.

E.·. C.·.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
1.- Diccionario de Masonería. Editorial Grijalbo, S. A. de C. V., México, D.F., 1990. Tomo III.
2.- Enciclopedia de la Masonería. Publicaciones Mundial, México, D.F., Tomo II.
3.- Frau Abrines, Lorenzo. Diccionario Enciclopédico de la Masonería. Publicaciones Mundial. Barcelona, España, II Tomo.
4.- Liturgia del Primer Grado. Ediciones y Publicaciones Valle de México, 1998.
5.- Revista: Más Allá de la Ciencia. Año VI, No. 3-0101-04. J.C. Ediciones, S.A., Madrid, España.


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(1) Enciclopedia de la Masonería. Publicaciones mundial. México, D.F., Tomo II, p. 1478 y s.
(2) Frau Abrines, Lorenzo. Diccionario Enciclopédico de la Masonería. Publicaciones Mundial. Barcelona, España, II Tomo, p. 1437.
(3) Diccionario de la Masonería. Editorial Grijalbo. México, D.F. 1990, Tomo I, p. 169
(4) Liturgia del Primer Grado R.·. E.·. A.·. y A.·. Ediciones y Publicaciones Valle de México, p.79.
(5) Diccionario de Masonería.Editorial Grijalbo, Op. Cit., Tomo III, p. 200.
(6) Frau Abrines, Lorenzo. Op. Cit., p. 1437.
(7) Frau Abrines, Lorenzo. Op. Cip., p. 1481.
(8) Revista: Más Allá de la Ciencia. Año VI, No. 3-0101-04. J.C. Ediciones, S.A., Madrid, España.



Cortesía del R:.H:. José Luis Irizzont Melgoza. de Cozumel, Q, Roo, México

lunes, 29 de julio de 2013

LOS HOMBRES PUENTES Y EL CAMINO AL GRAN CAMBIO

V:.M:. VICTOR SALAZAR
R:.L:.S:. ST . JOHN  N. 2 VALLE DE NEW YORK 
.
Caballeros de la Orden del Sol

Q:.H:. Quiero iniciar este tema, tomando las palabras de nuestro I:.P:.H:. Serge Raynaud De La ferriere en el Eterno Oriente, sus palabras que quedaron escritas en un libro de excelente calidad. El libro negro de la Francmasonería.
Quiero hablarles en nombre de ese Supremo Consejo, que es dirigido por aquellos Venerables Ancianos de las Vestiduras Blancas, y que existe mas haya del inicio de los tiempos en que los Hombres aparecieron en este mundo tridimensional.
Ellos coordinan con todos aquellos seres, que trabajan en bien del progreso evolutivo de la humanidad. Ellos viven entre nosotros en el planeta Tierra.
Nuestra Madre Tierra.
Quiero decirles que toda la existencia en estos tres planos .Espiritual, mental y físico todo proviene de la misma fuente infinita.
Nada muere todo se transforma, todo evoluciona, cambia, nada se desperdicia en la naturaleza.
Nada esta quieto, pasivo todo esta en constante movimiento transformándose.
El eterno oriente no existe,es un sueno en la mente infinita del Creador, porque también todo evoluciona y se transforma.
Toda la existencia viene del Gran Arquitecto del Universo G:.A:. D:.U:.
En toda su manifestaciones físicas y no físicas.
El espacio no esta vació, La existencia lo penetra todo, nada esta hecho al azar.
La casualidad no existe, todo es causal, todo tiene un propósito.
Lo de arriba es igual a lo que esta abajo.El gran secreto consiste en saber que todos venimos de la misma fuente, que no hay nada que este solo, individual .
Todos estamos integrados, en diferentes emanaciones o dimensiones, de existencia.
Pero todo es “UNO”

Las dos fuerzas opuestas son UNO,para dar movimiento a lo Todo
Salimos de “ EL TODO” , en su expansión y en el camino nos desarrollamos y evolucionamos, para volver a EL vivimos y nos movemos en EL...
Q:.H:. La fuente del PROFUNDO AMOR UNIVERSAL. Exhala su aliento de vida, en un mundo de colores, esta a su vez produce unos sonidos, y esta vibración nos reviste de una forma física en sus diferentes estados de conciencia. Y nos movemos en un mar de emociones y así aprendemos en el camino de la vida."La clave 33 simboliza la elevación de la consciencia para asumir los grandes retos y compromisos, procurando lograr y mantener el equilibrio para proyectar equilibrio hacia los demás. También se relaciona éste número con la ley universal de correspondencia, por la cual así como es arriba así es abajo. Si queremos saber cómo funciona el universo, conozcámonos primero nosotros mismos; y si queremos que el mundo cambie, cambiemos primero nosotros. Esta clave nos recuerda que debemos tener a partir de éste momento una vida material espiritualizada y a la vez, una espiritualidad práctica

domingo, 28 de julio de 2013

New York - Masones



R:.L:.S:. St. John n . 2 Valle de New York
V:. M:. Victor Salazar  Soto 33°


 

EL DEMIURGO
publicado por René Guénon.

Cap. I, Parte I, de Mélanges, Gallimard, París, 1976. No publicado aún en castellano.


I

Hay unos cuantos problemas que constantemente han preocupado a los hombres, pero el que se ha presentado generalmente como más difícil de resolver es el del origen del Mal, con el que han topado, como si fuera un obstáculo infranqueable, la mayoría de los filósofos y sobre todo los teólogos: "Si Deus est, unde Malum? Si non est, unde Bonum?" ( 1 ). Este dilema es, en efecto, insoluble para aquellos que consideran la Creación como la obra directa de Dios, y que, en consecuencia, están obligados a responsabilizarle del Bien y del Mal. Se dirá sin duda que esta responsabilidad es atenuada, en cierta medida, por la libertad de las criaturas; pero, si las criaturas pueden escoger entre el Bien y el Mal, es que uno y otro existían ya, al menos en principio; y si las criaturas son susceptibles de decidirse a veces en favor del Mal en lugar de hacerlo siempre hacia el Bien, es que son imperfectas. ¿Cómo entonces Dios, si es perfecto, ha podido crear seres imperfectos?
Es evidente que lo Perfecto no puede engendrar imperfección, ya que, si esto fuera posible, lo Perfecto debería contener en sí mismo lo imperfecto en estado principial, con lo que dejaría de ser lo Perfecto. Lo imperfecto no puede entonces proceder de lo Perfecto por vía de emanación; entonces no podría resultar más que de la creación "ex nihilo", ¿pero cómo admitir que algo pueda proceder de la nada, o, en otros términos, que pueda existir alguna cosa carente de principio? Por otra parte, admitir la creación "ex nihilo" sería admitir el aniquilamiento final de los seres creados, ya que lo que ha tenido un comienzo debe también tener un final, y no hay nada más ilógico que hablar de inmortalidad en tal hipótesis. Pero la creación así entendida es un absurdo, puesto que es contraria al principio de causalidad, que es innegable para todo hombre sincero y medianamente razonable, con lo que podemos decir al igual que Lucrecio: "Ex nihilo nihil, ad nihilum nihil posse reverti." ( 2 )

No puede haber nada que carezca de principio; pero ¿cuál es este principio?, y, en realidad ¿no hay más que un Principio único de todas las cosas? Si se considera el Universo total, es evidente que contiene todas las cosas, puesto que todas las partes están contenidas en el Todo. Por otro lado, el Todo es necesariamente ilimitado, ya que, si tuviera un límite, lo que hubiera más allá de este límite no estaría comprendido por el Todo, siendo esta suposición completamente absurda. Lo que carece de límite puede ser llamado Infinito, y como lo contiene todo, es el principio de todas las cosas. Por otra parte el Infinito es necesariamente "uno", porque dos Infinitos que no fueran idénticos se excluirían el uno al otro; resultando de esto que no hay más que un Principio único de todas las cosas, y este Principio es lo Perfecto, pues el Infinito sólo puede ser tal si es lo Perfecto.

Así lo Perfecto es el Principio supremo, la Causa primera, que contiene todas las cosas y las ha producido todas; pero entonces, puesto que no hay más que un Principio único, ¿de dónde salen todas las oposiciones que normalmente se consideran en el Universo: el Ser y el No-Ser, el Espíritu y la Materia, el Bien y el Mal? Nos encontramos aquí con la misma pregunta del comienzo, y ahora podemos formularla de una manera más general: ¿cómo ha podido la Unidad producir la Dualidad?

Algunos han creído que debían admitir dos principios distintos, opuestos el uno al otro, pero esta hipótesis está descartada por lo dicho anteriormente. En efecto, estos dos principios no pueden ser ambos infinitos, pues entonces se excluirían o se confundirían; si sólo uno fuera infinito, éste sería el principio del otro; y, si ambos fueran finitos, no serían verdaderos principios, ya que decir que aquello que es finito puede existir por sí mismo, es admitir que algo puede salir de la nada, puesto que todo lo finito tiene un principio lógico si no cronológico. En este último caso, en consecuencia, uno y otro, siendo finitos, deben proceder de un principio común, que es infinito, lo que nos vuelve a llevar a la consideración de un Principio único. Además, muchas doctrinas que observamos como dualistas, no lo son más que en apariencia; en el Maniqueísmo, como en la religión de Zoroastro, el dualismo no es más que una doctrina puramente exotérica, cubriendo una verdadera doctrina esotérica de la Unidad: Ormuz y Ahrimán son los dos engendrados por Zervané-Akérêné, y deben fundirse con él al final de los tiempos.

La Dualidad es entonces necesariamente producida por la Unidad, puesto que no puede existir por sí misma; ¿pero cómo puede ser producida? Para comprenderlo debemos considerar primeramente a la Dualidad bajo su aspecto menos particular, que es la oposición del Ser y del No-Ser; por otra parte, puesto que uno y otro están forzosamente contenidos en la Perfección total, es evidente, en principio, que esta oposición no puede ser más que aparente. Entonces valdría más hablar únicamente de distinción; pero ¿en qué consiste esa distinción?, ¿existe, en realidad, independientemente de nosotros, o no será simplemente más que el resultado de nuestra forma de ver las cosas?

Si por No-Ser no entendemos más que la pura nada, es inútil seguir hablando, pues ¿qué podemos decir de aquello que no es nada? Pero otra cosa distinta sería considerar al No-Ser como posibilidad de ser; con lo que el Ser sería la manifestación del No-Ser y, entendido de este modo, el Ser estaría contenido en estado potencial en el No-Ser. La relación entre el No-Ser y el Ser es entonces la relación entre lo no-manifestado y lo manifestado, y podemos decir que lo no-manifestado es superior a lo manifestado, puesto que es su principio, ya que contiene en potencia todo lo manifestado más lo que no es, ni jamás ha sido, ni jamás será manifestado. Al mismo tiempo, vemos aquí la imposibilidad de hablar de una distinción real, ya que lo manifestado está contenido en principio en lo no- manifestado; sin embargo no podemos concebir lo no-manifestado directamente, sino únicamente a través de lo manifestado. Esta distinción existe pues para nosotros y sólo para nosotros.

Si es así concebida la Dualidad en cuanto a la distinción entre Ser y No-Ser, con mayor razón debe serlo igualmente en sus demás aspectos. Con esto vemos el carácter ilusorio de la distinción entre Espíritu y Materia, sobre la que se han edificado -sobre todo en los tiempos modernos- gran cantidad de sistemas filosóficos, como si se tratara de una base inquebrantable; y desapareciendo esta distinción, de tales sistemas no queda nada. Además, podemos resaltar de paso que la Dualidad no puede existir sin el Ternario, ya que si el Principio supremo, al diferenciarse, da nacimiento a dos elementos -que por otra parte sólo son distintos en tanto nosotros los consideremos como tales-, éstos y su Principio común forman un Ternario. Y de tal forma esto es así que, en realidad, es el Ternario y no el Binario lo que es inmediatamente producido por la primera diferenciación de la Unidad primordial.

Volvamos ahora a la distinción entre el Bien y el Mal, que no es en sí, más que un aspecto particular de la Dualidad. Cuando oponemos Bien y Mal, consideramos generalmente el Bien como Perfección o, al menos, en un grado inferior, como una tendencia a la Perfección, con lo que el Mal no es otra cosa que lo imperfecto. Pero ¿cómo lo imperfecto podría oponerse a lo Perfecto? Hemos visto que lo Perfecto es el Principio de todas las cosas, y que, por otra parte, no puede producir lo imperfecto; de lo que resulta que lo imperfecto no existe, o que, al menos, lo imperfecto sólo puede existir como elemento constitutivo de la Perfección total, y, siendo así, no puede ser realmente imperfecto, y lo que llamamos imperfección no es más que relatividad. Así, lo que llamamos error es verdad relativa, ya que todos los errores deben ser comprehendidos en la Verdad total, sin lo que ésta, estando limitada por algo que estaría fuera de ella, no sería perfecta, lo que equivale a decir que no sería la Verdad. Los errores, o, mejor dicho, las verdades relativas, no son sino fragmentos de la Verdad total; es pues la fragmentación la que produce la relatividad, y en consecuencia, podríamos decir que, si relatividad fuera realmente sinónimo de imperfección, podría considerarse como causa del Mal. Pero el Mal sólo es tal cuando se lo distingue del Bien.

Si llamamos Bien a lo Perfecto, realmente lo relativo no es algo distinto, ya que en principio está contenido en El; entonces, desde el punto de vista universal, el Mal no existe. Existirá únicamente si consideramos las cosas bajo un aspecto fragmentario y analítico, separándolas de su Principio común, en lugar de considerarlas sintéticamente como contenidas en este Principio, que es la Perfección. Así es creado lo imperfecto; el Mal y el Bien son creados al distinguirlos el uno del otro, y, si no hay Mal, no hay motivo para referirse al Bien en el sentido ordinario de esta palabra, sino únicamente a la Perfección. Es pues la fatal ilusión del Dualismo la que realiza el Bien y el Mal, y que, considerando las cosas bajo un punto de vista particularizado, sustituye a la Unidad por la Multiplicidad, y encierra así a los seres sobre los cuales ejerce su poder en el dominio de la confusión y de la división. Este dominio es el Imperio del Demiurgo.



II

Lo que hemos dicho respecto la distinción del Bien y el Mal permite comprender el símbolo del Pecado original, al menos en la medida en que estas cosas pueden llegar a expresarse. La fragmentación de la Verdad total, o del Verbo -pues son lo mismo en el fondo-, produce la relatividad y es idéntica a la segmentación del Adam Kadmon, cuyas partes separadas constituyen al Adam Protoplastas, el primer formador. La causa de esta segmentación es Nahash, el Egoísmo o el deseo de la existencia individual. Este Nahash no es algo externo al hombre, sino que está en él, primero en estado potencial, y sólo deviene externo en la medida en que el hombre mismo lo exterioriza. Este instinto de separatividad, por su naturaleza, que es provocar la división, empuja al hombre a probar el fruto del Arbol de la Ciencia del Bien y del Mal, es decir, a crear la distinción entre Bien y Mal. Entonces sus ojos se abren, pues aquello que le era interior se ha convertido en exterior, a consecuencia de la separación que se ha producido entre los seres. Estos están ahora revestidos de formas, que limitan y definen su existencia individual, y así el hombre se ha convertido en el primer formador. Pero en lo sucesivo, también él se encuentra sometido a las condiciones de esta existencia individual, está revestido de una forma, o, siguiendo la expresión bíblica, de una túnica de piel, y está encerrado en el dominio del Bien y del Mal, en el Imperio del Demiurgo.
A través de esta exposición abreviada y muy incompleta, vemos que el Demiurgo no es en realidad una potencia externa al hombre; en principio no es más que la voluntad del hombre en tanto realiza la distinción entre Bien y Mal. Pero seguidamente el hombre, limitado como ser individual por esa voluntad que es la suya propia, la considera como algo externo a él, y así deviene distinta de él. Además, como dicha voluntad se opone a los esfuerzos necesarios para salir del dominio en que él mismo se ha encerrado, la ve como una potencia hostil, y la denomina Satán o el Adversario. Remarquemos que este Adversario, que hemos creado nosotros mismos y que creamos a cada instante -ya que esto no debe considerarse como algo que ocurrió en un tiempo determinado-, no es malo en sí mismo, sino que constituye únicamente el conjunto de todo lo que nos es contrario.

Desde un punto de vista más general, el Demiurgo, convertido en una potencia distinta y considerado como tal, es el Príncipe de este Mundo del cual se habla en el Evangelio de Juan. No es, propiamente hablando, ni bueno ni malo, más bien es lo uno y lo otro, puesto que contiene en sí mismo el Bien y el Mal. Se considera su dominio como el Mundo inferior, en oposición al Mundo superior o Universo principial del que ha sido separado. Pero hay que tener en cuenta que esta separación jamás es absolutamente real, sólo lo es en la medida en que la realizamos, pues este Mundo inferior está contenido, en estado potencial, en el Universo principial, y es evidente que ninguna parte puede realmente salir del Todo. Por otra parte, esto es lo que impide que la caída continúe indefinidamente; pero esto no es sino una expresión totalmente simbólica, y la profundidad de la caída mide simplemente el grado de separación realizada. Con esta restricción el Demiurgo se opone al Adam Kadmon o a la Humanidad principial, -manifestación del Verbo-, pero solamente como un reflejo, ya que no es una emanación, y no existe por sí mismo; eso es lo que está representado por la figura de los dos ancianos del Zohar, y también por los dos triángulos opuestos del Sello de Salomón.





Los dos ancianos del Zohar

Esto nos lleva a considerar al Demiurgo como un reflejo tenebroso e invertido del Ser, ya que en realidad no puede ser otra cosa. Por tanto no es un ser; pero después de lo dicho, puede considerarse como la colectividad de los seres en la medida en que son distintos, o si se prefiere, en tanto tienen una existencia individual. Somos seres distintos en tanto que creamos nosotros mismos la distinción, que sólo existe en la medida en que la creamos; y en tanto que lo hacemos somos elementos del Demiurgo, y, como seres distintos, pertenecemos al dominio de este Demiurgo, que es lo que se conoce como la Creación.
Todos los elementos de la Creación, es decir las criaturas, están pues contenidas en el Demiurgo, y en efecto, sólo las puede extraer de sí mismo puesto que la creación ex nihilo es imposible. Considerado como Creador, el Demiurgo produce primero la división, y no es realmente distinto de ella, ya que sólo existe en tanto que la división misma existe; después, como la división es la fuente de la existencia individual y ésta viene definida por la forma, el Demiurgo debe ser considerado como formador y entonces es idéntico al Adam Protoplastas, tal como hemos visto. Podemos decir también que el Demiurgo crea la Materia, entendiendo por esta palabra el caos primordial que es la reserva común de todas las formas; después organiza esta Materia caótica y tenebrosa donde reina la confusión, haciendo surgir de ella las múltiples formas cuyo conjunto constituye la Creación.

¿Debemos decir entonces que esta Creación es imperfecta?, seguramente no se la puede considerar como perfecta; pero, desde el punto de vista Universal, no es más que uno de los elementos constitutivos de la Perfección total. Sólo es imperfecta cuando la consideramos analíticamente, como separada de su Principio, y lo es en la misma medida que constituye el dominio del Demiurgo. Pero, si lo imperfecto sólo es un elemento de lo Perfecto, no es verdaderamente imperfecto, y de ahí resulta que en realidad el Demiurgo y su dominio no existen desde el punto de vista universal, al igual que la distinción entre Bien y Mal. Igualmente resulta que, desde el mismo punto de vista, la Materia no existe: la apariencia material es una ilusión, de donde no hay que sacar la conclusión de que los seres que tienen esta apariencia no existan, pues sería caer en otra ilusión: la de un idealismo exagerado y mal entendido.

Si la Materia no existe, la distinción entre Espíritu y Materia desaparece; en realidad todo debe ser Espíritu, pero entendiendo esta palabra en un sentido bien diferente del que le han atribuido la mayor parte de los filósofos modernos. Estos, en efecto, oponiendo el Espíritu a la Materia, no lo consideran como independiente de toda forma, con lo que podríamos preguntarnos en qué se diferencia de la Materia. Si afirmamos que es inextenso, mientras que la Materia es extensa ¿cómo es que lo inextenso puede estar revestido de una forma?. Por otra parte, ¿por qué definir el Espíritu?, ya sea con el pensamiento o de otra manera, es siempre a través de una forma como se lo quiere definir, y entonces ya no es Espíritu. En realidad el Espíritu universal es el Ser, y no tal o cual ser particular; es el Principio de todos los seres, y así los contiene a todos. Por eso todo es Espíritu.

Cuando el hombre alcanza el conocimiento real de esta verdad, se identifica e identifica todas las cosas con el Espíritu universal. Entonces para él toda distinción desaparece, de tal forma que contempla todas las cosas como estando en él mismo y no como exteriores a él, pues la ilusión se desvanece ante la Verdad como la sombra ante el sol. Así, por ese mismo conocimiento, el hombre es liberado de las ataduras de la Materia y de la existencia individual, ya no está sometido al dominio del Príncipe de este Mundo, ya no pertenece al Imperio del Demiurgo.



III

De lo que precede resulta que el hombre puede, desde su existencia terrestre, liberarse del dominio del Demiurgo o del Mundo hylico, y que esta liberación se opera por la Gnosis, es decir por el Conocimiento integral. Señalemos que este Conocimiento nada tiene en común con la ciencia analítica y no la supone de ningún modo. Es una ilusión muy extendida en nuestros días creer que no se puede llegar a la síntesis total más que a través del análisis; al contrario, la ciencia ordinaria es totalmente relativa y, limitada al Mundo hylico, tiene la misma existencia que éste desde el punto de vista universal.
Por otra parte, debemos indicar también que los diferentes Mundos, o, según la expresión generalmente admitida, los diversos planos del Universo no son lugares o regiones, sino modalidades de la existencia o estados del ser. Esto permite comprender cómo un hombre viviendo en la tierra puede pertenecer en realidad, ya no al Mundo hylico, sino al Mundo psíquico o incluso al Mundo pneumático. Es lo que constituye el segundo nacimiento. Sin embargo, propiamente hablando, éste no es más que el nacimiento al Mundo psíquico, por el cual el hombre se hace consciente de los dos planos, pero sin alcanzar todavía el Mundo pneumático, es decir sin identificarse con el Espíritu universal. Esta identificación sólo es alcanzada por aquel que posee íntegramente el triple Conocimiento, por el cual es liberado para siempre de los nacimientos mortales; es lo que se expresa diciendo que solamente los Pneumáticos son salvados. El estado de los psíquicos no es más que un estado transitorio; es el del ser que ya está preparado para recibir la Luz, pero que todavía no la percibe, que no ha tomado consciencia de la Verdad una e inmutable.

Cuando hablamos de nacimientos mortales, entendemos las modificaciones del ser, su paso a través de las formas múltiples y cambiantes; no habiendo en ello nada que se parezca a la doctrina de la reencarnación tal como la admiten los espiritistas y los teosofistas, doctrina que algún día tendremos la ocasión de explicar. El Pneumático está liberado de los nacimientos mortales, es decir está liberado de la forma, por lo tanto del Mundo demiúrgico; ya no está sometido al cambio y, en consecuencia, carece de acción; siendo este un punto sobre el que hablaremos más adelante. El Psíquico, por el contrario, no sobrepasa el mundo de la Formación, que es designado simbólicamente como el primer Cielo o la esfera de la Luna; de allí regresa al Mundo terrestre, lo que no significa que tome un nuevo cuerpo en la Tierra, sino simplemente que debe revestirse de nuevas formas, sean cuales fueren, antes de obtener la liberación.

Lo que acabamos de exponer muestra el acuerdo -podríamos incluso decir la identidad real, a pesar de ciertas diferencias en la expresión- de la doctrina gnóstica con las doctrinas orientales y más particularmente con el Vedanta, el más ortodoxo de todos los sistemas metafísicos fundados en el Brahmanismo. Es por este motivo que podemos completar lo dicho anteriormente respecto a los diversos estados del ser, reproduciendo algunas citas del Tratado del Conocimiento del Espíritu de Sankarâchârya.

"No hay otro medio de obtener la liberación completa y final que el Conocimiento; es el único instrumento que desata los lazos de las pasiones; sin el Conocimiento no se puede obtener la Beatitud."

"La acción, no oponiéndose a la ignorancia, no la puede alejar; pero el Conocimiento disipa la ignorancia, como la Luz disipa las tinieblas."

La ignorancia es aquí el estado del ser envuelto en las tinieblas del Mundo hylico, atado a la apariencia ilusoria de la Materia y a las distinciones individuales; mediante el Conocimiento -que no pertenece al dominio de la acción, sino que le es superior- todas las ilusiones desaparecen, tal como hemos dicho anteriormente.

"Cuando la ignorancia que nace de los afectos terrestres es alejada, el Espíritu, por su propio esplendor, brilla a lo lejos en un estado indiviso, como el Sol difunde su claridad cuando las nubes se dispersan."

Pero, antes de llegar a este grado, el ser pasa por un estado intermedio, el que corresponde al Mundo psíquico; entonces cree ser, ya no el cuerpo material, sino el alma individual, puesto que para él no ha desaparecido toda distinción, porque todavía no ha salido del dominio del Demiurgo.

"Imaginándose que es el alma individual, el hombre se asusta, como alguien que toma por error un trozo de cuerda por una serpiente; pero su temor es alejado por la percepción de que él no es el alma, sino el Espíritu universal."

Quien ha tomado consciencia de los dos Mundos manifestados, es decir del Mundo hylico -conjunto de manifestaciones groseras o materiales-, y del Mundo psíquico, -conjunto de las manifestaciones sutiles-, es nacido dos veces, Dwidja; pero aquel que es consciente del Universo no manifestado o del Mundo sin forma, es decir del Mundo pneumático, y que ha llegado a la identificación de sí mismo con el Espíritu universal, Atmâ, éste y sólo éste puede ser llamado Yogui, que quiere decir unido al Espíritu universal.

"El Yogui, cuyo intelecto es perfecto, contempla todas las cosas como morando en él mismo, y así, por el ojo del Conocimiento, percibe que todo es Espíritu."

Notemos de paso que el Mundo hylico se compara al estado de vigilia, el Mundo psíquico al estado de sueño, y el Mundo pneumático al estado de sueño profundo. Debemos recordar a este propósito, que lo no-manifestado es superior a lo manifestado, por ser su principio. Por encima del Universo pneumático no hay más -según la doctrina gnóstica- que el Pleroma, que puede considerarse como constituido por el conjunto de los atributos de la Divinidad. No se trata de un cuarto mundo, sino del Espíritu universal mismo, Principio supremo de los Tres Mundos, ni manifestado ni no-manifestado, indefinible, inconcebible e incomprensible.

El Yogui o el Pneumático, ya que en el fondo es lo mismo, se percibe, no ya como una forma grosera ni como una forma sutil, sino como un ser sin forma; se identifica entonces con el Espíritu universal, y estos son los términos con que Sankarâchârya describe ese estado:

"Es Brahma, tras cuya posesión no hay nada que poseer; tras el gozo de su felicidad, ya no hay felicidad que pueda ser deseada; y tras la obtención de su conocimiento, ya no hay conocimiento que obtener."

"Es Brahma, el que una vez visto, no deja otro objeto que contemplar; habiéndose identificado con El, ya ningún nacimiento es experimentado; habiéndolo percibido, no hay nada más que percibir."

"Es Brahma, esparcido por todas partes, en todo: en el espacio medio, en lo que está por encima y lo que está por debajo; el verdadero, el viviente, el dichoso, sin dualidad, indivisible, eterno y uno."

"Es Brahma, sin tamaño, inextenso, increado, incorruptible, sin rostro, sin cualidades o características."

"Penetra él mismo su propia esencia eterna, y contempla el Mundo entero apareciendo como Brahma."

"Brahma no se parece en nada al Mundo, y fuera de Brahma no hay nada; todo lo que parece existir fuera de él es una ilusión."

"De todo lo que se ve, de todo lo que se oye, sólo existe Brahma, y por el conocimiento del principio, Brahma es contemplado como el Ser verdadero, viviente, feliz, sin dualidad."

"El ojo del Conocimiento contempla al Ser verdadero, viviente, feliz, que todo lo penetra; pero el ojo de la ignorancia no lo descubre, no lo percibe al igual que un hombre ciego no ve la luz."

"Cuando el Sol del Conocimiento espiritual se levanta en el cielo del corazón, expulsa las tinieblas, penetra todo, abarca todo e ilumina todo."

Observemos que el Brahma del que aquí se trata es el Brahma superior; hay que tener cuidado en distinguirlo del Brahma inferior, pues éste no es otra cosa que el Demiurgo, considerado como el reflejo del Ser. Para el Yogui, sólo hay el Brahma superior, que contiene todas las cosas, y fuera del cual no hay nada; el Demiurgo y su obra de división ya no existen.

"El que ha realizado el peregrinaje de su propio espíritu, un peregrinaje en el cual no hay nada que concierna a la situación, al lugar o al tiempo, que está en todo, en el que ni el calor ni el frío se experimentan, que constituye una felicidad perpetua y una liberación de toda penalidad; éste está por encima de la acción, conoce todas las cosas, y obtiene la eterna Beatitud."



IV

Después de haber caracterizado los tres Mundos y los estados del ser que les corresponden, y de haber indicado dentro de lo posible, en qué consiste la liberación de la dominación demiúrgica, debemos retomar todavía el tema de la distinción entre el Bien y el Mal, con el fin de sacar algunas consecuencias de lo expuesto anteriormente.
Para empezar, se podría estar tentado de decir lo siguiente: si la distinción entre el Bien y el Mal es ilusoria, si en realidad no existe, lo mismo debe suceder con la moral, pues es evidente que la moral está basada en esta distinción, a la que considera esencial. Esto sería ir demasiado lejos; la moral existe, pero en la misma medida que la distinción entre el Bien y el Mal, es decir para todo lo que pertenece al dominio del Demiurgo; desde el punto de vista universal, no tendría ninguna razón de ser. En efecto, la moral no puede aplicarse más que a la acción; la acción supone el cambio, y éste sólo es posible en lo formal o manifestado. El Mundo sin forma es inmutable, superior al cambio, por lo tanto a la acción, y es por lo que el Ser que ya no pertenece al Imperio del Demiurgo es no- actuante.

Esto indica que hay que tener mucho cuidado en no confundir los diversos planos del Universo, pues lo que se dice de uno podría no ser verdadero para el otro. Así, la moral existe necesariamente en el plano social, que es esencialmente el dominio de la acción; pero no cuando se considera el plano metafísico o universal, puesto que entonces ya no hay acción.

Establecido este punto, debemos señalar que el ser superior a la acción posee sin embargo la plenitud de la actividad; pero es una actividad potencial, una actividad no actuante. Este ser no es inmóvil - como se podría decir equivocadamente-, sino inmutable, es decir superior al cambio. En efecto, se identifica con el Ser que siempre es idéntico a sí mismo: según la fórmula bíblica "el Ser es el Ser." Esto está relacionado con la doctrina taoísta, según la cual la Actividad del Cielo es no actuante. El Sabio, en quien se refleja la Actividad del Cielo observa el no actuar. Sin embargo, este Sabio -que hemos designado como el Pneumático o el Yogui- puede actuar aparentemente, como la Luna parece que se mueve cuando las nubes pasan delante de ella; pero el viento que aparta las nubes no tiene influencia sobre la Luna. Igualmente la agitación del Mundo demiúrgico no tiene influencia sobre el Pneumático; y a este respecto podemos citar lo que dice Sankarâchârya.

"El Yogui, habiendo atravesado el mar de las pasiones, está unido a la Tranquilidad y se regocija en el Espíritu."

"Habiendo renunciado a los placeres que nacen de los objetos externos perecederos, y gozando de las delicias espirituales, está en calma y sereno como la llama bajo un apagavelas, y se alegra en su propia esencia."

"Durante su residencia en el cuerpo, no es afectado por sus propiedades, como el firmamento no es afectado por lo que flota en su seno; conociendo todas las cosas permanece no afectado por las contingencias."

A partir de ahí podemos comprender el verdadero sentido de la palabra Nirvana, de la cual se han dado tantas falsas interpretaciones; esta palabra significa literalmente "extinción del soplo o de la agitación", o sea el estado de un ser que ya no está sometido a ninguna agitación, que está definitivamente liberado de la forma. Es un error muy extendido, al menos en Occidente, creer que no hay nada cuando no hay forma, cuando en realidad es la forma lo que no es nada y lo informal lo es todo. Así, el Nirvana, muy lejos de ser el aniquilamiento como han pretendido algunos filósofos, es por el contrario la plenitud del Ser.

De todo lo que precede, podríamos sacar la conclusión que no hay que actuar; pero sería inexacto, sino en principio, al menos en la aplicación que quisiéramos hacer. En efecto, la acción es la condición de los seres individuales, pertenecientes al Imperio del Demiurgo; en el Pneumático o el Sabio en realidad no hay acción, pero en tanto que reside en un cuerpo, tiene las apariencias de la acción; exteriormente, es en todo parecido a los demás hombres, pero sabe que no es más que una apariencia ilusoria, y esto es suficiente para que esté liberado de la acción, puesto que es a través del Conocimiento como se obtiene la liberación. Por eso mismo, el que está liberado de la acción ya no está sujeto al sufrimiento, ya que el sufrimiento es un resultado del esfuerzo, por tanto de la acción, y esto es en lo que consiste lo que llamamos la imperfección, aunque en realidad no haya nada imperfecto.

Es evidente que la acción no puede existir para aquel que contempla todas las cosas en sí mismo como existiendo en el Espíritu universal, sin ninguna distinción de objetos individuales, tal como expresan estas palabras de los Vedas: "Los objetos difieren simplemente en designación, accidente y nombre, como los utensilios terrestres reciben diferentes nombres, aunque solamente sean diferentes formas de tierra." La tierra, principio de todas esas formas, es en sí misma sin forma, pero las contiene a todas en potencia; tal es también el Espíritu universal.

La acción implica cambio, es decir la destrucción incesante de formas que desaparecen para ser reemplazadas por otras; son las modificaciones que llamamos nacimiento y muerte, los múltiples cambios de estado que debe atravesar el ser que todavía no ha alcanzado la liberación o la transformación final, empleando esta palabra transformación en su sentido etimológico, que es el de pasaje fuera de la forma. El apego a las cosas individuales, o a las formas esencialmente transitorias y perecederas, es propio de la ignorancia; las formas no son nada para el ser que se ha liberado de ellas, y por eso, incluso durante su residencia en el cuerpo, no le afectan en nada sus propiedades.

"Así se mueve libre como el viento, pues sus movimientos no están afectados por las pasiones."

"Cuando las formas son destruidas, el Yogui y todos los seres entran en la esencia que todo lo penetra."

"Es sin cualidades y sin acción, imperecedero, sin volición; feliz, inmutable, sin rostro; eternamente libre y puro."

"Es como el éter, expandido por todas partes, y que penetra al mismo tiempo el exterior y el interior de las cosas; es incorruptible, imperecedero; es el mismo en todas las cosas, puro, impasible, sin forma, inmutable."

"Es el gran Brahma, que es eterno, puro, libre, uno, incesantemente feliz, no dual, existente, perceptivo y sin fin."

Tal es el estado al que llega el ser por el Conocimiento espiritual; así es liberado para siempre jamás de las condiciones de la existencia individual, liberado del Imperio del Demiurgo. Traducción: Antonio Guri y P. Vela


NOTAS

* Reproducimos aquí el texto que, creemos, ha sido el primero, sino en ser redactado, sí al menos publicado por René Guénon. Apareció en el primer número de la revista La Gnose, que data de Noviembre de 1909. (Nota de Roger Maridort, que preparó la edición de Mélanges.) (R)

1 ¿Si Dios es, entonces de dónde el Mal, si no es, entonces de dónde el Bien?". (N.deT.) (R)

2 "De la nada, nada surge; y a la nada, nada puede retornar". (N. de T.) (R)