jueves, 5 de febrero de 2009

DISCURSO HUMANISTA DEL PRESIDENTE OBAMA.CAMBIA...PARA HACER FUERTE A LA NECESIDAD DE UNA NUEVA ERA



El discurso de investidura del presidente Barack Obama duró 18 minutos y 10 segundos, fue audaz, tuvo fuerza, transmitió realismo y esperanza, y trasladó el mensaje de la transformación, opinaron los analistas.



"Hoy nos reunimos porque hemos elegido la esperanza sobre el miedo, la unidad de propósitos sobre el conflicto y la discordia. Hoy hemos venido a proclamar el fin de las quejas mezquinas y las falsas promesas, de las recriminaciones y los dogmas caducos que durante demasiado tiempo han estrangulado a nuestra política".



"Lo que no entienden los cínicos es que el terreno que pisan ha cambiado y que los argumentos políticos estériles que nos han consumido durante demasiado tiempo ya no sirven".
Compatriotas:



Me encuentro hoy aquí con humildad ante la tarea que enfrentamos, agradecido por la confianza que me ha sido otorgada, consciente de los sacrificios de nuestros antepasados. Agradezco al presidente Bush su servicio a nuestra nación, así como la generosidad y cooperación que ha demostrado a lo largo de esta transición.



Ya son cuarenta y cuatro los norteamericanos que han hecho el juramento presidencial. Estas palabras han sido pronunciadas durante mareas de prosperidad y aguas tranquilas de la paz. Y, sin embargo, a veces el juramento se hace en medio de nubarrones y furiosas tormentas. En estos momentos, Estados Unidos se ha mantenido no sólo por la pericia o visión de los altos cargos, sino porque nosotros, el pueblo, hemos permanecido fieles a los ideales de nuestros antecesores y a nuestros documentos fundacionales.



Así ha sido. Y así debe ser con esta generación de norteamericanos.



Que estamos en medio de una crisis es algo muy asumido. Nuestra nación está en guerra frente a una red de gran alcance de violencia y odio. Nuestra economía está gravemente debilitada, como consecuencia de la codicia y la irresponsabilidad de algunos, pero también por el fracaso colectivo a la hora de elegir opciones difíciles y de preparar a la nación para una nueva era.



Se han perdido casas y empleos y se han cerrado empresas. Nuestro sistema de salud es caro; nuestras escuelas han fallado a demasiados; y cada día aporta nuevas pruebas de que la manera en que utilizamos la energía refuerzan a nuestros adversarios y amenazan a nuestro planeta.



Estos son los indicadores de una crisis, según los datos y las estadísticas. Menos tangible pero no menos profunda es la pérdida de confianza en nuestro país - un temor persistente de que el declive de Estados Unidos es inevitable y de que la próxima generación debe reducir sus expectativas.



Hoy os digo que los desafíos a los que nos enfrentamos son reales. Son graves y son muchos. No los enfrentaremos fácilmente o en un corto periodo de tiempo. Pero Estados Unidos debe saber que les haremos frente.



Hoy nos reunimos porque hemos elegido la esperanza sobre el miedo, la unidad de propósitos sobre el conflicto y la discordia. Hoy hemos venido a proclamar el fin de las quejas mezquinas y las falsas promesas, de las recriminaciones y los dogmas caducos que durante demasiado tiempo han estrangulado a nuestra política.



Seguimos siendo una nación joven, pero, según las palabras de las Escrituras, ha llegado el momento de dejar de lado los infantilismos. Ha llegado el momento de reafirmar nuestro espíritu de firmeza: de elegir nuestra mejor historia; de llevar hacia adelante ese valioso don, esa noble idea que ha pasado de generación en generación: la promesa divina de que todos somos iguales, todos somos libres y todos merecemos la oportunidad de alcanzar la felicidad plena.



Al reafirmar la grandeza de nuestra nación, somos conscientes de que la grandeza nunca es un regalo. Debe ganarse. Nuestro camino nunca ha sido de atajos o de conformarse con menos. No ha sido un camino para los pusilánimes, para los que prefieren el ocio al trabajo o buscan sólo los placeres de la riqueza y la fama. Más bien, han sido los que han asumido riesgos, los que actúan, los que hacen cosas -algunos de ellos reconocidos, pero más a menudo hombres y mujeres desconocidos en su labor, los que nos han llevado hacia adelante por el largo, escarpado camino hacia la prosperidad y la libertad.



Por nosotros se llevaron sus pocas posesiones materiales y viajaron a través de los océanos en busca de una nueva vida.



Por nosotros trabajaron en condiciones infrahumanas y se establecieron en el oeste; soportaron el látigo y araron la dura tierra.



Por nosotros lucharon y murieron en lugares como Concord y Gettysburg, Normandía y Khe Sahn.



Una y otra vez estos hombres y mujeres lucharon y se sacrificaron y trabajaron hasta tener llagas en las manos para que pudiéramos tener una vida mejor. Veían a Estados Unidos más grande que la suma de nuestras ambiciones individuales, más grande que todas las diferencias de origen, riqueza o facción.



Este es el viaje que continuamos hoy. Seguimos siendo la nación más próspera y poderosa de la Tierra. Nuestros trabajadores no son menos productivos que cuando empezó esta crisis. Nuestras mentes no son menos inventivas, nuestros bienes y servicios no son menos necesarios que la semana pasada, el mes pasado o el año pasado. Nuestra capacidad no ha disminuido. Pero el tiempo del inmovilismo, de la protección de intereses limitados y de aplazar las decisiones desagradables, ese tiempo seguramente ha pasado. A partir de hoy, debemos levantarnos, sacudirnos el polvo y volver a empezar la tarea de rehacer Estados Unidos.



Porque allí donde miremos, hay trabajo que hacer. El estado de la economía requiere una acción audaz y rápida y actuaremos no sólo para crear nuevos empleos sino para levantar nuevos cimientos para el crecimiento. Construiremos carreteras y puentes, las redes eléctricas y las líneas digitales que alimentan nuestro comercio y nos mantienen unidos. Pondremos a la ciencia en el lugar donde se merece y aprovecharemos las maravillas de la tecnología para aumentar la calidad de la sanidad y reducir su coste. Utilizaremos el sol, el viento y la tierra para alimentar a nuestros automóviles y hacer funcionar nuestras fábricas. Y transformaremos nuestras escuelas y universidades para hacer frente a las necesidades de una nueva era.



Todo esto podemos hacerlo. Y todo esto lo haremos.



Algunos cuestionan la amplitud de nuestras ambiciones y sugieren que nuestro sistema no puede tolerar demasiados grandes planes. Sus memorias son cortas. Porque han olvidado lo que este país ya ha hecho; lo que hombres y mujeres libres pueden lograr cuando la imaginación se une al interés común y la necesidad a la valentía.



Lo que no entienden los cínicos es que el terreno que pisan ha cambiado y que los argumentos políticos estériles que nos han consumido durante demasiado tiempo ya no sirven.



La pregunta que nos hacemos hoy no es si nuestro gobierno es demasiado grande o pequeño, sino si funciona -ya sea para ayudar a las familias a encontrar trabajos con un sueldo decente, cuidados que pueden pagar y una jubilación digna. Allí donde la respuesta es sí, seguiremos avanzando y allí donde la respuesta es no, pondremos fin a los programas. Y a los que manejamos el dinero público se nos pedirán cuentas para gastar con sabiduría, cambiar los malos hábitos y hacer nuestro trabajo a la luz del día, porque sólo entonces podremos restablecer la confianza vital entre un pueblo y su gobierno.



La cuestión para nosotros tampoco es si el mercado es una fuerza del bien o del mal. Su poder para generar riqueza y expandir la libertad no tiene rival, pero esta crisis nos ha recordado a todos que sin vigilancia, el mercado puede descontrolarse y que una nación no puede prosperar durante mucho tiempo si favorece sólo a los ricos. El éxito de nuestra economía siempre ha dependido no sólo del tamaño de nuestro Producto Nacional Bruto, sino del alcance de nuestra prosperidad, de nuestra habilidad de ofrecer oportunidades a todos los que lo deseen, no por caridad sino porque es la vía más segura hacia el bien común.



En cuanto a nuestra defensa común, rechazamos como falsa la elección entre nuestra seguridad y nuestros ideales. Nuestros padres fundadores, enfrentados a peligros que apenas podemos imaginar, redactaron una carta para garantizar el imperio de la ley y los derechos humanos, una carta que se ha expandido con la sangre de generaciones. Esos ideales aún alumbran el mundo y no renunciaremos a ellos por conveniencia. Y a los otros pueblos y gobiernos que nos observan hoy, desde las grandes capitales al pequeño pueblo donde nació mi padre: sabed que América es la amiga de cada nación y cada hombre, mujer y niño que persigue un futuro de paz y dignidad y de que estamos listos a asumir el liderazgo una vez más.



Recordad que generaciones anteriores se enfrentaron al fascismo y al comunismo no sólo con misiles y tanques, sino con sólidas alianzas y firmes convicciones. Comprendieron que nuestro poder solo no puede protegernos ni nos da derecho a hacer lo que nos place. Sabían por contra que nuestro poder crece a través de su uso prudente, de que la seguridad emana de la justicia de nuestra causa, la fuerza de nuestro ejemplo y las cualidades de la templanza, la humildad y la contención.



Somos los guardianes de este patrimonio. Guiados de nuevo por estos principios, podemos hacer frente a esas nuevas amenazas que exigen aún mayor esfuerzo - incluso mayor cooperación y entendimiento entre las naciones. Comenzaremos a dejar Irak, de manera responsable, a su pueblo, y forjar una paz ganada con dificultad en Afganistán.



Con viejos amigos y antiguos contrincantes, trabajaremos sin descanso para reducir la amenaza nuclear y hacer retroceder el fantasma de un planeta que se calienta. No vamos a pedir perdón por nuestro estilo de vida, ni vamos a vacilar en su defensa, y para aquellos que pretenden lograr su fines mediante el fomento del terror y de las matanzas de inocentes, les decimos desde ahora que nuestro espíritu es más fuerte y no se lo puede romper; no podéis perdurar más que nosotros, y os venceremos.



Porque sabemos que nuestra herencia multiétnica es una fortaleza, no una debilidad. Somos una nación de cristianos y musulmanes, judíos y e hindúes - y de no creyentes. Estamos formados por todas las lenguas y culturas, procedentes de cada rincón de esta Tierra; debido a que hemos probado el mal trago de la guerra civil y la segregación, y resurgido más fuertes y más unidos de ese negro capítulo, no podemos evitar creer que los viejos odios se desvanecerán algún día, que las lineas divisorias entre tribus pronto se disolverán; que mientras el mundo se empequeñece, nuestra humanidad común se revelará; y América tiene que desempeñar su papel en el alumbramiento de una nueva era de paz.



Al mundo musulmán, buscamos un nuevo camino adelante, basado en el interés mutuo y el respeto mutuo. A aquellos líderes en distintas partes del mundo que pretenden sembrar el conflicto, o culpar a Occidente de los males de sus sociedades - sepáis que vuestros pueblos os juzgarán por lo que que podesis construir, no por lo que destruyais.



A aquellos que se aferran al poder mediante la corrupción y el engaño y la represión de la disidencia, teneis que saber que estáis en el lado equivocado de la Historia; pero os tenderemos la mano si estáis dispuestos a abrir el puño.



A los pueblos de las naciones más pobres, nos comprometemos a colaborar con vosotros para que vuestras granjas florezcan y dejar que fluyan aguas limpias; dar de comer a los cuerpos desnutridos y alimentar las mentes hambrientas. Y a aquellas naciones que, como la nuestra, gozan de relativa abundancia, les decimos que no nos podemos permitir más la indiferencia ante el sufrimiento fuera de nuestras fronteras, ni podemos consumir los recursos del mundo sin tomar en cuenta las consecuencias. Porque el mundo ha cambiado, y nosotros tenemos que cambiar con él.



Al contemplar la ruta que se despliega ante nosotros, recordamos con humilde agradecimiento aquellos estadounidenses valientes quienes, en este mismo momento, patrullan desiertos lejanos y montañas distantes. Tienen algo que decirnos, al igual que los héroes caídos que yacen en (el cementerio nacional de) Arlington susurran desde los tiempos lejanos. Les rendimos homenaje no sólo porque son los guardianes de nuestra libertad, sino también porque encarnan el espíritu de servicio; la voluntad de encontrar sentido en algo más grande que ellos mismos. Sin embargo, en este momento -un momento que definirá una generación- es precisamente este espíritu el que tiene que instalarse en todos nosotros.



Por mucho que el gobierno pueda y deba hacer, en última instancia esta nación depende de la fe y la decisión del pueblo estadounidense. Es la bondad de acoger a un extraño cuando se rompen los diques, la abnegación de los trabajadores que prefieren recortar sus horarios antes que ver a un amigo perder su puesto de trabajo, lo que nos hace superar nuestros momentos más oscuros. Es la valentía del bombero al subir una escalera llena de humo, pero también la voluntad del progenitor de cuidar a un niño, lo que al final decide nuestra suerte.



Nuestros desafíos podrían ser nuevos. Las herramientas con que los hacemos frente podrían ser nuevas. Pero esos valores sobre los que depende nuestro éxito - el trabajo duro y la honestidad, la valentía y el juego limpio, la tolerancia y la curiosidad, la lealtad y el patriotismo - esas cosas son viejas. Esas cosas son verdaderas. Han sido la fuerza silenciosa detrás de nuestro progreso durante toda nuestra historia. Lo que se exige, por tanto, es el regreso a esas verdades. Lo que se nos pide ahora es una nueva era de responsabilidad - un reconocimiento, por parte de cada estadounidense, de que tenemos deberes para con nosotros, nuestra nación, y el mundo, deberes que no admitimos a regañadientes, sino que acogemos con alegría, firmes en el conocimiento de que no hay nada tan gratificante para el espíritu, tan representativo de nuestro carácter que entregarlo todo en una tarea difícil.



Este es el precio y la promesa de la ciudadanía.



Esta es la fuente de nuestra confianza - el saber que Dios nos llama a dar forma a un destino incierto.



Este es el significado de nuestra libertad y de nuestro credo - por lo que hombres y mujeres y niños de todas las razas y de todas las fes pueden unirse en una celebración a lo largo y ancho de esta magnífica explanada, por lo que un hombre cuyo padre, hace menos de 60 años, no habría sido servido en un restaurante ahora está ante vosotros para prestar el juramento más sagrado.



Así que, señalemos este día haciendo memoria de quiénes somos y de lo largo que ha sido el camino recorrido. En el año del nacimiento de América, en uno de los más fríos meses, una reducida banda de patriotas se juntaba ante las menguantes fogatas en las orillas de un río helado. La capital se había abandonado. El enemigo avanzaba. La nieve estaba manchada de sangre. En un momento en que el desenlace de nuestra revolución estaba más en duda, el padre de nuestra nación mandó que se leyeran al pueblo estas palabras:



"Que se cuente al mundo del futuro que en las profundidades del invierno, cuando nada salvo la esperanza y la virtud podían sobrevivir ... la urbe y el país, alarmados ante un peligro común, salieron a su paso."



América. Ante nuestros peligros comunes, en este invierno de nuestras privaciones, recordemos esas palabras eternas. Con esperanza y virtud, sorteemos nuevamente las corrientes heladas, y aguantemos las tormentas que nos caigan encima. Que los hijos de nuestros hijos digan que cuando fuimos puestos a prueba nos negamos que permitir que este viaje terminase, no dimos la vuelta para retroceder, y con la vista puesta en el horizonte y la gracia de Dios encima de nosotros, llevamos aquel gran regalo de la libertad y lo entregamos a salvo a las generaciones venideras.



Gracias, que Dios os bendiga, que Diós bendiga a América.

miércoles, 4 de febrero de 2009

DIALOGO SOBRE MASONERIA


DIALOGO SOBRE MASONERÍA

Por el Prof. Dr. H. Seedorf
A. Oigo que es usted masón. Se hablan sobre ellos cosas tan diversas que me agradaría tener informes fidedignos; pero usted, seguramente, no estará autorizado para darme las aclaraciones necesarias.

B. Al contrario, pregúnteme.

A. Me sorprende. Tenía entendido que los masones estaban obligados a la más severa discreción.

B. Eso se refiere únicamente a las formalidades de ritual, que se observan en nuestras reuniones, y a los asuntos de índole interna de la Asociación

A. Entonces le ruego me responda a algunas preguntas. ¿Qué fines persigue la masonería?.

B. Trabajamos por el ennoblecimiento de la Humanidad y queremos contribuir a que la verdadera moral se extienda cada vez más por el mundo.

A. Dice usted que la Asociación " trabaja ". ¿Qué clase de trabajo es éste?.

B. En primer lugar se trata del estímulo continuo para el propio ennoblecimiento, mediante el propio examen de conciencia; después influenciando en este sentido a los demás, sean o no miembros de la masonería, y por último fomentando cualquier obra o ideal, moral y bien intencionada, tanto en el terreno práctico como en el teórico.

A. Según el criterio masónico, ¿Dónde se encuentra los fundamentos de la verdadera moral?.

B. En nuestra propia conciencia, donde una voz nos aconseja y previene, y en los fundamentos éticos de la cultura de la Humanidad, que tienen expresión perfecta en la moral de Cristo.

A. ¿Entonces forman ustedes una Asociación cristiana?.

B. Ciertamente, pero solo en lo que se refiere a la ética.

A. Frente a los fundamentos del cristianismo, ¿Qué posición sostienen ustedes?.

B. Las premisas de la Orden son la fe en Dios y en la inmortalidad del alma. La forma de desarrollar estos conceptos, así como la idea con que se los representen en la imaginación, queda al arbitrio de cada miembro de la Orden. Dios es, desde luego, para nosotros el portador o representante del orden moral del mundo.

A. Estas ideas no son exclusivas del cristianismo, y, sin embargo, he oído que sólo admiten ustedes cristianos.

B. Esto sólo se refiere a determinadas logias. Las demás tienen abiertas sus puertas igualmente para los que no profesan la fe cristiana.

A. Si sostienen ustedes este criterio fundamental. ¿Cuál es la causa de que en determinadas logias sólo se admitan cristianos?.

B. Porque creen en la necesidad de ser cristianos para desarrollar nuestras ideas morales, que tienen sus raíces en el cristianismo.

A. ¿Sus raíces en el cristianismo? ¿Es ésta la opinión de sustentan también las demás logias?..

B. Ciertamente. Sin el cristianismo no hubiera podido producirse la masonería, que después de larga prehistoria, se organiza en la forma actual en siglo XVII en Inglaterra.

A. No obstante, los católicos les consideran como enemigos.

B. Eso es injusto. Somos, por el contrario, amigos de la verdadera religiosidad.

A. Entonces, ¿Por qué afirman los católicos lo contrario?.

B. La Iglesia católica teme que nuestra Asociación, fundada en el verdadero espíritu de tolerancia, quebrante su influencia.

A. Acaso en la Suprema Dirección de su Orden haya otros propósitos secretos y mal intencionados.

B. Esta suprema Dirección no existe. No hay más que asociaciones de logias dentro de cada Estado. Relaciones internacionales sólo se establecen entre las asociaciones de logias de cada país a manera de las relaciones diplomáticas mantenidas entre potencias políticas iguales, y para regular Asambleas o Congresos.

A. ¿No aspiran ustedes también a la fraternidad universal en el sentido político?.

B. Somos patriotas fieles y consideramos que, aun en interés de la Humanidad misma, no es deseable la desaparición total de las diferencias nacionales; quisiéramos, no obstante contribuir a suavizar las diferencias políticas. La política por sí sola no nos interesa.

A.. No obstante, se oye que en Francia y España las logias se ocupan de política.

B. Esto está expresamente prohibido desde los más antiguos reglamentos masónicos.

A. ¿Es para ustedes esencial el patriotismo? .

B. Naturalmente. Gentes sin patria no tienen cabida en nuestros talleres.

A. ¿Qué otras cualidades consideran ustedes necesarias para la admisión?.

B. Quien pretenda ingresar ha de ser hombre honrado y de buenas costumbres, debe reunir la cultura y preparación espiritual necesaria, para saber desarrollar las sugestiones que reciba en las logias, y disponer de algunos medios económico, pues su pertenencia a la masonería representa algún sacrificio pecuniario (de 60 a 200 pesetas anuales aproximadamente) .

A. ¿ Entonces no es la masonería una Asociación humana – esta expresión la he oído – en el sentido de poder abarcar todo el mundo?.

B. En este sentido, desde luego no. Queremos ser apóstoles del humanismo, y extender las enseñanzas que recibimos en nuestras logias para que el mundo se sature de nuestras ideas.

A. Estas ideas, según veo, son ya bien conocidas por todos, Las iglesias y otras asociaciones las mantienen como normas esenciales. Para esto solo me parece que la masonería no sería muy necesaria.

B. En parte tiene usted razón, aunque nuestras enseñanzas tienen algo característico que no llega a expresarse siempre en las iglesias y otras asociaciones. Por ejemplo, el criterio de que el hombre no es malo en el fondo de su ser, sino bueno, y la insistencia sobre la influencia de un hombre sobre otro. Coincidimos en un concepto hondamente moral de la vida, que de ningún modo está influenciado por dogmas rígidos, y ello justifica, ahora como antes, la existencia de la Asociación, y seguirá haciéndola necesaria en su singular característica hasta que los ideales que nos mueven se hayan convertido en realidad.

A. ¿Por qué mantienen ustedes en nuestros tiempos sus secretos, aunque sólo sean los que se refieren al ritual o las cuestiones de orden interno?. Supongo que no será por temor a los ultramontanos, sobre todo en aquellos países en que el catolicismo está en franca minoría.

B. El secreto une fuertemente a los hombres. El espíritu cordial de nuestras reuniones se eleva con esto, y en ello vemos un mutuo estímulo, como no existiría probablemente otra más fuerte. Además sólo quien se ocupe largo tiempo e intensamente de su estudio estará capacitado para comprender el sentido y la relación del ritual con nuestros valiosos símbolos, que tanta influencia ejerce sobre el Espíritu. Para ello el secreto es indispensable. Por lo que se refiere a cuestiones de orden interno o íntimo tampoco es usual que se exterioricen sobre ellas los miembros de otras asociaciones, por ejemplo, la familia.

A. Habláis de la cordialidad de las relaciones, ponéis como comparación la familia, frecuentemente se oye que ustedes se llaman hermanos entre sí. Sin embargo, hay masones que en sus relaciones con otros no hacen el menor distingo, ni se comportan como familiares, ni siquiera como amigos sinceros y fieles.

B. Amigos solo somos en el sentido de la coincidencia de anhelos para lograr el mismo fin con medios honrados, en el sentido de la estimación mutua que se dispensan los hombres honestos, que luchan a favor del noble humanitarismo, en el sentido de confianza y predisposició n para ayudarnos y aconsejarnos unos a otros con todas las fuerzas al servicio de la moral. Sólo así ha de interpretarse la denominación de hermanos que frecuentemente empleamos. Hermanos somos porque nuestras relaciones se fundan en el más puro humanitarismo, porque nos reúne un limpio amor a la Humanidad, aquel amor que debe ligar a todos los hombres, y porque nos sentimos unidos en el deseo de fomentar con la mayor energía este amor entre nosotros y para con los demás. Una relación personal más estrecha sólo puede conseguirse con trato más dilatado, y difícilmente se conseguirá nunca entra la totalidad de miembros de una logia. Para ello sería precisa la coincidencia en algunas otras cuestiones, que poco a nada interesa a la masonería.

A. Puede ser, pero yo conozco masones que no parecen revelar las características de humanismo que vos describís.

B. Siempre seremos hombres con debilidades humanas. Estamos constantemente amenazados y tentados por enemigos externos e internos de nuestros anhelos morales. Por esto sometemos a examen a los solicitantes antes de ser admitidos, pero ¿Quién es capaz de leer el corazón humano?. Suficiente es que los pensamientos viles sean entre nosotros la excepción, si los anhelos humanitarios son fácilmente perceptibles en la mayoría, y si las logias son lugares de educación de los sentimientos en un sentido moral y trabajan por la desaparición de todas las injusticias sociales.

A. Si le he entendido bien, la masonería es una Asociación que no puede considerarse secreta, pero que trabaja con usos y formalidades sobre las que mantienen la mayor reserva, y cuya finalidad es el desarrollo moral de los asociados y de la Humanidad en general.

B. Esto es, en realidad, lo más importante. Nuestra misión es luchar contra todo lo bajo y ruin, romper lanzas contra el error, en nuestro propio pensamiento y en el de las personas que nos rodean. Contribuir a que las relaciones humanas sean expresión del verdadero humanitarismo, haciendo que cada cual se esfuerce en formarse teniendo esta idea como norma e influenciando al mismo tiempo a los demás en este sentido, por medio del ejemplo, de la enseñanza y las costumbres. Dentro de nuestro círculo interior los medios especiales para nosotros son las instrucciones, el ritual y la estrecha relación personal de unos asociados con otros.

A. Esto, ciertamente, es grande y bello. Acaso me decida a ingresar en la Asociación.

B. Ello me proporcionarí a una sincera alegría; sin embargo me está vedado insistir para lograrlo. Una última advertencia quisiera hacerle para este caso; acérquese lleno de esperanzas a la idea, pero no espere demasiado de sus representantes. Ello le ahorrará seguramente desilusiones.

FIN

Al publicar este diálogo tenemos el propósito de facilitar argumentos a los hermanos jóvenes y poco experimentados en la polémica, capacitándoles para contestar a los profanos que deseen tener alguna información sobre masonería. He intentado dar contestaciones claras, y de acuerdo con el criterio sustentado por mí, a las preguntas más usuales.

Adaptado y publicado por

La L:. Unión nº 9

Madrid

1932

Fabián Santín FRC/FL
MASONES DE LA LENGUA ESPAÑOLA NEW YORK
VICTOR SALAZAR

martes, 3 de febrero de 2009

T V. MASONES ORG. htt://tvmasonesorg.blogspot.com


T V. MASONES ORG. A SIDO CREADA PARA DAR INFORMACION VISUAL A TODOS LOS HERMANOS MASONES Y HERMANOS DE LAS DIFERENTES ESCUELA EXISTENTE Y AL PUBLICO GENERAL COMO MEDIO DE DIFUCION CULTURAL, SU DIRECTOR Y FUNDADOR EL QH:. VICTOR SALAZAR A CREIDO CONVENIENTE DIFUNDIR EL NOBLE TRABAJO DE LOS HERMANOS DE LA INSTITUCION MASONICA.htt://tvmasonessorg.blogspot.com

lunes, 2 de febrero de 2009

LA MUJER Y LA MIXIDAD


Por: La Gran Logia Nacional de Canadá.
Las Constituciones de Anderson concebidas y adoptadas por la Gran Logia Unida de Inglaterra son claras al respecto. Veamos lo que dicen en la versión de 1723:

"Todas las personas a ser admitidas como miembros de una Logia, deben ser hombres buenos y fieles, nacidos libres y llegados a la edad de discreción y de juicio sano; ni siervos ni mujeres, ni hombres inmorales o escandalosos, sino de buena reputación".

Y en 1929 la Gran Logia reconfirmó: "...que la Gran Logia y las Logias particulares seran exclusivamente compuestas de hombres y que ninguna Gran Logia mantendrá relaciones masónicas con las Logias mixtas o con cuerpo que admitan mujeres en calidad de miembros".

Hay autores que afirman que desde 1740 se han recibido a las mujeres, no en verdaderas logias, sino en lugares que se les asemejaban. Estas logias "de adopción", sostenidas en logias masculinas, operaban bajo los auspicios de la Gran Logia de Francia y recibían a las esposas o parientes de hermanos.

Al paso del tiempo, estas Logias de Adopción evolucionaron junto con la Masonería francesa, empezando a construir y andar un camino propio, libre de los lazos con que tenía en los siglos XVIII y XIX.

A fines del Siglo XIX, ciertos masones indignados de que un movimiento de vanguardia de la humanidad pueda seguir excluyendo a las mujeres de sus rangos, un apostol del feminismo y del libre pensamiento (del que el concepto de "La Masona" era una de sus glorias), el Doctor George Martin, miembro de la logia Masculina "Libres Pensadores de Pecq", afiliada a la Gran Logia Simbólica de Escocia, presenta a su logia como candidata a iniciación a Maria Deraismes (1828-1894), siendo recibida Aprendiz en 1882. en reacción, la Obediencia mencionada, declara a la logia como "Taller en Sueños" y la iniciación de Maria Deraismes como nula.

Poco tiempo después, George Martin se separa de su Logia y Obediencia para fundar en 1893, la "Gran Logia Simbólica Escocesa Mixta de Francia el Derecho Humano", donde Maria Deraismes convertida en Venerable, iniciará a 15 mujeres; la "Gran Logia Mixta" se ira convirtiendo en Obediencia Masónica, hasta que en 1899 se constituye como "Orden Masónica Mixta Internacional - El Derecho Humano".

Ya en el siglo XX la Logia "Libre Examen levanta columnas. Al término de la segunda guerra mundial, la Gran Logia de Francia impulsa la autonomía de las todavía denominadas "Logias de Adopción" y en 1945 se funda la "Gran Logia Femenina de Francia", integrada exclusivamente por mujeres y donde los hermanos son admitidos como visitantes.

Los esfuerzos de quienes han osado han derivado en la fundación de logias en Inglaterra, Francia, Bélgica, Italia, Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil, Chile, México, Costa de Marfil, Camerún, Israel, y muchas otras partes del mundo donde la Masonería existe.

El Gran Oriente de Francia mas cerca del espíritu progresista y recional de George Martin, a mantenido siempre relaciones fraternales con el Derecho Humano y recibe mujeres en sus trabajos.

En Londres, se pueden encontrar logias mixtas que trabajan bajo los auspicios del "Ancient Masonic Order of Men and Women" e incluso el Rito de Emulación en su disidencia admite mujeres.

Ya sea en Bélgica, en Italia en Suiza, en Turquía y en todos lados donde la masonería existe, las Obediencias femeninas y mixtas se encuentran en pleno desarrollo.

Todo este contexto histórico ha alimentado desde hace tiempo las meditaciones, reflexiones, debates, discursos, trabajos y solicitudes de Hermanos de la Gran Logia de Canadá, quienes en la clausura de los trabajos de su Convento Anual de 1994 - 1995 tomaron la decisión de convertirse en Obediencia Mixta.

Explicar esta decisión a todos aquellos que creen saber todo sobre el tema es fútil. Solo digamos que afortunadamente en la actualidad, la organización sigue trabajando con Igualdad y Libertad.

¿Cómo un masón que practica los valores sociales más nobles, miembro de una escuela iniciática que trabaja por el perfeccionamiento de la humanidad, casado o que algún día lo será, hoy por hoy podría decir a su esposa "tu condición de mujer no te da el derecho de hacer esto o lo otro" o "por ser mujer no puedes comprender esto o lo otro?"

Hoy podemos ver a la mujer en todas las instituciones sociales y en todas las actividades. Participa en la construcción de la sociedad en tanto que monarca, jefa de estado, miembro del ejército, masona, carpintera, artista, química, médica, astrónoma, geómetra, astronauta, filósofa, abogada, política, juez. Resultaría superfluo continuar la lista para mostrar que la mujer participa en todas las actividades del quehacer humano. Hablando de ella, no se puede hacer referencia, como hace 300 años, al "sexo débil"; se ha hecho valer a través de las épocas, los pueblos y las culturas, y ha contribuido junto con el hombre, a construir las civilizaciones.

Las constituciones de Anderson fueron escritas en su momento para responder a una noble necesidad.

Por su naturaleza, el ser humano evoluciona de manera continua pero también por lo mismo se opone al cambio.

Qué contradicción! La inseguridad, la debilidad y el miedo, a los que el masón combate en la serenidad de los templos, son los mismos que lo subyugan y el impiden comprender que la participación de la mujer en la masonería es producto de la condición humana de nuestro tiempo.

Por qué no preguntar al renovador Teófilo Desaguliers, Doctor en Derecho, o al Pastor James Anderson, ministro de la iglesia presbiteriana, ambos grandes personajes merecedores de títulos ilustres, a fuerza de coraje y de nobleza, su opinión respecto de temas actuales como la Carta Universal de los Derechos Humanos, que enriquece en la actualidad las Constituciones de nuestros países y su relación con la participación de las mujeres como masonas en Logias femeninas o mixtas?

Meditar, reflexionar, escribir, debatir, trabajar, son de las más bellas que existen. Merecen colocarlas en su justo lugar. La forma, la imagen, es importante, dirá por lo regular el ser humano, pero ¿cuánto mas importante es el fondo, la verdad?

La Gran Logia Nacional del Canadá ha pensado, y ha actuado...Respuestas a Mitos y Realidades de la Masoneria
Revista: MASONES DE LA LENGUA ESPAÑOLA NEW YORK.
Director: VICTOR SALAZAR