viernes, 27 de enero de 2017

MASONERIA FEMENINA



MASONERIA FEMENINA


Escrito de la Masonería Femenina Entre los correos que suelen motivar mis publicaciones, hace un par de días he recibido una extensa carta de un Masón muy bravo en la que, palabras más palabras menos, me recrimina que le “haga propaganda” a la Masonería femenina, ya que este fenómeno, en su concepto, corresponde a una desviación de los tiempos modernos que “degrada a la Orden”, “atenta contra la pureza del Rito Escocés Antiguo y Aceptado”, y “muy fraternalmente” me “invita a rectificar la conducta”. Palabras duras, que no puedo ni quiero pasar por alto, ya que fortalecen una posición que he existe en varias partes de nuestro planeta Masónico. A veces acompañada de un puñetazo en la mesa. Y es curioso que me corresponda aclarar tanto estos puntos y conceptos, puesto que en varios escenarios internacionales me he referido, con datos verificables en la mano, a que es nuestra Latinoamérica y no Europa, la pionera de las grandes decisiones que distinguen al mundo liberal y a dogmático de la Masonería. Por ejemplo: En el tema del GADU una Gran Logia mexicana se le adelanto 12 años al Gran Oriente de Francia, y en el de la mixtificad otra Gran Logia Mexicana se le adelantó 70 años a la OMMI “El Derecho Humano”.

Es decir, en el mismo país de nuestro “fraternal” remitente. En realidad, la únicas bases normativas comunes a todas las vertientes escocistas son las Grandes Constituciones de 1762 y 1786, y la “Nova Instituta Secreta et Fundamenta”, atribuidas al Rey Federico II de Prusia, con las reformas que les fueron introducidas en Lausana, Suiza, en 1875. Aunque, en honor a la verdad, las reformas de Lausana no son de obediencia universal. El punto principal en estos documentos, para los fines de este escrito, es que ninguno de ellos prohíbe ni las Logias femeninas, ni las Grandes Logias Femeninas ni los Supremos Consejos femeninos. Ante esta ausencia de prohibición, suelen referirse los que no están de acuerdo con la presencia de la mujer en la Orden, a que es la “Tradición” del REAA la responsable de la exclusión. Tampoco veo las cosas tan claras como dicen por ese lado, puesto que fundado el REAA en 1801, a los tres años, en 1804, ya lo estaba practicando la Logia mixta San Alejandro de Escocia, a la que se vinculó Simón Bolívar en 1805. O sea, que tampoco estamos en presencia de una de esas modas modernas a las que tanto se refieren algunos Queridos Hermanos. La mixticidad es un hecho comprobado en el REAA que tiene casi su misma antigüedad. Y hablando de México, sus méritos no se reducen únicamente a los que hemos mencionado. Gabriela Mistral He aprendido de mi Querida Hermana y buena amiga Margarita García Tablada, estudiosa como la que más y una estupenda representante de la Masonería femenina de México, a quien tuve el honor de visitar y conocer en el año 2009 cuando ella ocupaba el cargo de Presidenta de la Gran Comisión de Relaciones Exteriores e Interiores de su Obediencia, en el Distrito Federal, que “la Masonería femenina aparece en México en 1883 con la fundación de la Logia Masónica Femenina “La Media Luz” en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, convirtiéndose esta en la primera Logia femenina del país, y según se tiene conocimiento del mundo, bajo la práctica del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Entre 1888 y 1891 se fundaron dos Logias (femeninas) en el Distrito Federal, una en Tamaulipas y otra en San Luis Potosí.

La primera Gran Logia Femenina mexicana fue creada entre los años 1930 y 1935 llamada Gran Logia “Emancipación Dogmática Femenina”, con sede en el D. F., trabajaba con el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, desapareciendo a principios de la década de los 60´s, fue la precursora en 1956 de la participación de las mujeres en la Asociación de Jóvenes Esperanza de la Fraternidad.” (“Impacto de la Masonería Femenina en la Sociedad Actual”. Ponencia presentada en FAMAF. 2013) Es decir, que una vez más México se adelantó por 20 años a la creación de la Gran Logia Femenina de Francia, en 1952, que suele citarse erróneamente como la primera femenina del mundo. Por lo tanto, yo invitaría a mi Querido Hermano remitente, de la forma más fraternal, a que sin perder el gusto por la particularidad masculina de su preferencia, no sea tan hostil con las otras formas de practicar y concebir la Masonería, y en especial con las relacionadas con el REAA, al que se refiere con mucho interés. La Masonería necesita pasar esa página absurda de divisiones internas, que tantos males le han traído