sábado, 25 de septiembre de 2010

ANTE EL PROBLEMA MAPUCHE: VISIÓN DE LA GRAN LOGIA DE CHILE



ANTE EL PROBLEMA MAPUCHE: VISIÓN DE LA GRAN LOGIA DE CHILE

Declaración del Gran Maestro, Luis Riveros Cornejo.

“Una solución permanente al problema mapuche debe venir inspirada a través de la visión humanista. Nuestros hermanos mapuches requieren respeto y urgente atención a sus demandas, y así terminar con más de un siglo de indiferencia y discriminación. Por ello, la Masonería chilena promueve una solución integral y permanente que de base a la salida de la huelga de hambre de representantes de comunidades mapuches y personas ligadas a la defensa de sus derechos.”“Es imprescindible que exista un diálogo que involucre principalmente a los tres poderes del Estado chileno.”“La Masonería chilena se pone a disposición de todos los esfuerzos que se lleven a cabo por parte del Estado chileno para superar en forma permanente el conflicto que hoy día representa el pueblo mapuche.”

Nuestra Patria vivió un intenso proceso deconstrucción institucional durante el siglo XIX, en años posteriores a lainmediata consolidación del proceso independentista. Los esfuerzos estuvieron dirigidos a laconstitución y consolidación de las principales instituciones republicanas,incluyendo la promulgación de una Constitución Política y el diseño de tareas yestructuras para los poderes del Estado. Asimismo, la Naciónse abocó vitalmente al proceso de integración territorial, para constituir unaestructura consolidada de país bajo un gobierno central. En ese contexto se desarrolló la guerra de la Araucanía, un procesodoloroso con significativo costo humano y que implicó pérdida de vidas yconllevó un virtual aplastamiento del pueblo mapuche con su cultura e historia,como asimismo el desplazamiento desde territorios que ellos ocupabanancestralmente.

En aquellos años, la Nación presupuestaba unaefectiva incorporación del pueblo mapuche al contexto nacional, conreconocimiento a su individualidad cultural y su debida incorporación a losbeneficios de vida en una comunidad nacional. Esto no ocurrió de la manera prevista: las tierras ancestrales fueronexpropiadas y sus habitantes desplazados pero, más grave aún, el pueblo mapuchefue virtualmente olvidado en las políticas públicas siendo relegado a unasituación de permanente postergación de su cultura como asimismo a una realidadde pobreza y discriminación. A pesarde que durante la mayor parte del sigloXX los esfuerzos del país se dirigieron a crear políticas para el desarrollosocial y la creación de mejores oportunidades para los más desposeídos, elpueblo mapuche continuó siendo objeto de una sistemática relegación. En efecto, las políticas se concentraron enatender las necesidades de los sectores urbanos y promovieron esfuerzos deindustrialización y educación que favorecieron principalmente a las grandesciudades y sectores sociales no incluidos en la extrema pobreza. El sector rural fue pospuesto en los ánimosde esos esfuerzos, que además se acompañaron de desequilibrios sociales yeconómicos que terminaron por producir graves disensos políticos y una virtual frustraciónen los ánimos de desarrollo. En esemarco, durante el siglo no se atendieron con ningún tipo de énfasis lospospuestos problemas representados por el pueblo mapuche.

Desde hace algunos años esta situación se haido haciendo más insostenible. Laslegítimas protestas del pueblo mapuche se han centrado en la aspiración de quese revisen, y eventualmente se compensen adecuadamente, las expropiaciones quetuvieron lugar en sus dominios ancestrales. También demandan, y en forma concurrente, atención a su situaciónsocio-económica, marcada por pobreza y abandono, especialmente ante la carenciade efectivas oportunidades para sus niños y jóvenes. Los esfuerzos que han llevado a cabo lossucesivos gobiernos han sido insuficientes por una institucionalidad que másbien impone la lógica central y dominante, antes que la participación efectivade las comunidades en las decisiones. Seha caracterizado también por recursos insuficientes, que no guardan proporciónfrente a la magnitud del problema humano prevaleciente.

Los actos violentistas que el país haobservado recientemente no corresponden a la esencia cultural del pueblomapuche ni al histórico significado de sus demandas. Aún cuando se trata de un problema queprevalece contra el Estado chileno, cuya consideración integral se ha pospuestopor más de un siglo, la violencia no colabora a ponerlo en la dimensión yprioridad nacional que corresponde. Porlo mismo, en la actual situación, es necesario diferenciar los problemas que serelacionan con la protesta de un grupo de dirigentes mapuches, con aquellasdemandas históricas que el Estado chileno debe resolver en profundidad. Sin hacer esta diferenciación se caerá en elerror histórico de abordar una manifestación de gran impacto público sin atacaren sus fundamentos el problema esencial, cual es el de las reivindicacioneshistóricas del pueblo mapuche. ElGobierno está obligado, como cabeza del Estado chileno, a un diálogo encaminado a solucionar lasituación creada por la huelga de hambre de un grupo de dirigentes, dandomuestras de distensión y mostrando un compromiso para abordar la situaciónestructural que ha dado origen a todo esto.

La mesa de diálogo debe enfrentar el problemapolítico de corto plazo representado por la huelga de hambre de los 34comuneros mapuches, reconociendo que en esta protesta son determinantes losfactores estructurales mencionados, como también los ánimos políticos que enforma natural e inevitable se han desarrollado en torno al caso. Sin embargo, la solución debe lograrse entorno al tema de fondo, cual es la situación de asilamiento y discriminacióncontra el pueblo mapuche legada desde los años de la consolidaciónrepublicana. Por ello, si bien debeenmarcarse la actual discusión en torno a la reforma de la ley anti terrorista,para que juicios contra civiles sean analizados por la justicia civil y no porla justicia militar y para que se definan adecuadamente los parámetros paraconsiderar los delitos existentes, es necesario que de este acuerdo sedesprenda otro relativo a las soluciones de fondo al problema mapuche quesubsiste por décadas. Los actores enambos diálogos deben ser distintos, pues si bien las instituciones humanitariasy de ayuda deben prevalecer en lo primero junto a los compromisos del Gobiernoy las reformas legales requeridas, en cuanto a lo segundo es imprescindible queexista un diálogo que involucre principalmente a los tres poderes del Estadochileno. Esta segunda instancia debeanimarse a corregir las políticas prevalecientes en décadas pasadas y estimularuna efectiva incorporación del pueblo mapuche a las prioridades de país,reconociendo su nacionalidad, estableciendo políticas de efectiva compensaciónante la expropiación de sus tierras y orientadas a la entrega de efectiva oportunidadesa la niñez y juventud mapuches en sus legítimos ánimos de progreso social ybienestar.

Una solución permanente al problema mapuchedebe venir inspirada a través de la visión humanista. Nuestros hermanos mapuches requieren respetoy urgente atención a sus demandas, y así terminar con más de un siglo deindiferencia y discriminación. Por ello,la Masoneríachilena promueve una solución integral y permanente que de base a la salida dela huelga de hambre de representantes de comunidades mapuches y personasligadas a la defensa de sus derechos, Pero además, la Masonería piensa que deben ser los poderes del Estado quienesse envuelvan directamente en una negociación que signifique una salidapermanente al problema que representa el tratamiento del pueblo mapuche ennuestra sociedad. Esta solución debeimplicar un tratamiento satisfactorio del problema legado por lasexpropiaciones de sus tierras, además del necesario conjunto de políticas paraatender adecuadamente sus necesidades en materia educacional, de salud, laboraly previsional, las cuales han sido pospuestas en forma visible hastaahora.. Por lo mismo, si en la primerainstancia se deben privilegiar la necesaria ayuda humanitaria y de decisiónpolítica contingente, en la segunda deben prevalecer las autoridades de los tres poderes del Estado y todasaquellas instituciones civiles que tengan una voz relevante en materia deincidencia política y nacional para adoptar soluciones de carácter permanente.

La Gran Logia de Chile, institución presenteen la historia de Chile por casi 150años y presente en forma decisiva en los episodios claves de consolidaciónrepublicana, hace un llamado a las autoridades de la Nación a atender esteproblema con la prioridad que se merece. La oportunidad de desarrollo que Chile tiene hoy día pasa de manerafundamental por una efectiva equidad y, por lo mismo, por una adecuadaconsideración a la situación que enfrentan las minorías del país. El término ala huelga de hambre sostenida por algunos dirigentes debe basarse encompromisos a nivel de Estado, y en muestras visibles de la voluntad deprovocar un sustancial giro en la situación que afecta al pueblo mapuche. Lo anterior debe tener lugar con un programa,ratificado en el Congreso Nacional, que signifique terminar con este pospuestoproblema en el curso de los próximos diez años, por la vía de políticassociales y económicas además de una efectiva compensación por los territoriosexpropiados. Con ello se evitarán dañosmayores a la Nación,se aislará al violentismo y se procurará una solución acorde al país conequidad y vigencia del humanismo que aspiramos a construir.

La Masonería chilena se pone a disposición de todos losesfuerzos que se lleven a cabo por parte del Estado chileno para superar enforma permanente el conflicto que hoy día representa el pueblo mapuche. Comoentidad representativa del humanismo laico chileno y como instituciónrepublicana por su historia y tradición, responderá a cualquier llamado querequiera su aporte sustantivo en el ánimo de lograr una solución estable alserio dilema que hoy día enfrenta la Patria. Nosponemos a disposición de los actores relevantes en ambos lados del conflictopara aportar del modo que sea necesario para su definitiva erradicación.


Santiago de Chile, Septiembre 23 de 2010


GRAN LOGIA DE CHILE

Guadalupe, Patrona de México y de todo el continente





"Confiamos a Santa María de Guadalupe, Patrona de México y de todo el continente, el destino de los pueblos americanos y de su nueva evangelización"
(S.S. Juan Pablo II, Enero 1999)


Historicidad

La Virgen Santísima se apareció en el Tepeyac, México, a san Juan Diego el martes 12 de diciembre de 1531, apenas diez años después de la conquista de México. La madre de Dios viene para dar a conocer el evangelio a sus hijos nativos del nuevo continente y para "mostrar y dar" todo su "amor y compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre".

Como prueba de su visita la Virgen milagrosamente hizo que en aquel lugar aparecieran preciosas rosas de Castilla y que su imagen se quedara permanentemente en la tilma de su siervo.

Durante cuatro días la Virgen se había comunicado con Juan Diego hablándole en su propia lengua, el náhualtl. Al identificarse, María usó la palabra "coatlallope"; un sustantivo compuesto formado por "coatl" o sea, serpiente, la preposición "a" y "llope", aplastar; es decir, se definió como "la que aplasta la serpiente". Otros reconstruyen el nombre como "Tlecuauhtlapcupeuh" que significa: "La que precede de la región de la luz como el Aguila de fuego". De todas formas el vocablo náhualtl sonó a los oídos de los frailes españoles como el extremeño "Guadalupe", relacionando el prodigio del Tepeyac con la muy querida advocación que los conquistadores conocían y veneraban en la Basílica construida por Alfonso XI en 1340. En España existían dos advocaciones a la Virgen de Guadalupe, en Cáceres y en La Gomera. Sin embargo la Guadalupe Mexicana es original. ¡La Virgen se comunicó de manera que la entendiesen tanto los indios como los españoles!.

La Virgen de Guadalupe dio al indio Juan Diego un delicado trato de nobleza elevando proféticamente la condición de todo su pueblo. El Señor "derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes". Al mismo tiempo, La Virgen trajo reconciliación y no división entre los nativos y los españoles. Les ayudó a ambos a comprender que la fe cristiana no es propiedad de nadie sino un don de amor para todos. La Virgen pide a Juan Diego que vaya al obispo. El obispo de México era Fray Juan De Zumárraga, franciscano. De esta manera la Virgen enseña que se debe someter a la autoridad legítima que Jesús estableció en la Iglesia.

Cuatrocientos años debieron pasar para que la cultura occidental reconociera admirada que la imagen impresa sobre el ayate indígena era un verdadero códice mexicano, un mensaje del cielo cargado de símbolos. Helen Behrens, una antropóloga norteamericana descubrió en 1945 lo que los ojos de los indios habían "leído" en la pintura de la "Madre del verdadero Dios por quien se vive" aquel diciembre de 1531.

Guadalupe propicia la Evangelización del continente

Los misioneros tenían poco éxito a pesar de su intensa labor, en gran parte por el mal ejemplo de muchos que llamándose cristianos, abusaban de ellos. Pero la Virgen de Guadalupe se presenta como mujer nativa y les enseñó que el regalo de la fe es para todos sin distinción. La imagen de la tilma es toda una catequesis (ver abajo). Resultado: En los 7 años después de las apariciones 8 millones de nativos se convirtieron a la fe católica. Esto representa un promedio de 3000 conversiones diarias. Si recordamos que por la predicación de San Pedro el día de Pentecostés se convirtieron 3000 hombres, podemos apreciar que la Virgen inició un verdadero Pentecostés que duró 7 años.

La Virgen de Guadalupe continúa guiándonos a Jesús. Los milagros obtenidos por la Virgen son tan extraordinarios que no se puede menos que exclamar: "El poder divino está aquí". Dios Todopoderoso se complace en derramar sus dones por medio de aquella a quien El escogió para ser su madre.

El Santuario, Tepeyac
El Tepeyac es el santuario mariano mas visitado del mundo, superando en visitas a Lourdes y Fátima. Cada año 20 millones de fieles se acercan a la venerada imagen para expresar a la Madre del Cielo el testimonio de su cariño y veneración. El día de la fiesta, el doce de diciembre, se calcula que casi tres millones de personas acuden al santuario.

En la actualidad la imagen milagrosa está en la nueva basílica construida junto a la antigua que se ha hundido notablemente. Los fieles pueden contemplar el cuadro desde una estera móvil que a sus pies se desliza para movilizar a los fieles y dar cabida a las multitudes que desean venerarla. Como en todo santuario mariano, la basílica de Guadalupe cuenta con una capilla del Santísimo donde los fieles constantemente adoran al Señor.

La Basílica nueva tiene forma redonda que simboliza la tienda que albergaba el Arca de la Alianza en su marcha por el desierto; las lámparas interiores que cuelgan del techo recuerdan la nube que guiaba al pueblo de Dios día a día y la refulgente pared de oro que sostiene el cuadro, representa la columna de fuego y luz que indicaba el camino durante la noche.

Durante el proceso de estudio para para canonización de Juan Diego se estableció una comisión para estudiar su historicidad. El padre Fidel González fue asistido en esta labor por Eduardo Chávez Sánchez y José Luis Guerrero Rosado (Cf. «El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego», Editorial Porrúa, México 1999, 564 pp.). Presentaron 27 documentos o testimonios indígenas guadalupanos y 8 de procedencia mixta indo-española. Entre todos ellos, destaca el «El Nican Mopohua» y el llamado Códice «Escalada».

No se pueden explicar con elementos históricos algunos aspectos decisivos de la historia de México sin tener en cuenta el milagro de Guadalupe. Como, por ejemplo, el que, después una conquista dramática y tras dolorosas divisiones y contraposiciones en el seno del mundo político nahuatl, en un lugar significativo para el mundo indígena, en el cerro del Tepeyac, se levantara en seguida una ermita dedicada a la Virgen María bajo el nombre de Guadalupe. No explican tampoco cómo Guadalupe se convirtió en señal de una nueva historia religiosa y de encuentro entre dos mundos hasta ese momento en dramática contraposición.

.... Existen otras muchas pruebas históricas sobre la existencia de Juan Diego, como, por ejemplo, la tradición oral, fuente decisiva al estudiar a los pueblos mexicanos, cuya cultura era principalmente oral. Esta tradición, en esos casos suele obedecer a cánones bien precisos y, en el caso de Guadalupe, siempre confirma la figura histórica y espiritual de Juan Diego. Quien quiera profundizar en el aspecto histórico del vidente de Guadalupe, puede leer a continuación el artículo inédito escrito por una de las personalidades más competentes en la materia, Fidel González, presidente de la Comisión histórica sobre Juan Diego constituida por la Santa Sede.
-Fuente: Zenit.


La siguiente historia es tomada del escrito del indio Nican Mophua del XVI

Para el texto completo ver: El Nican Mopohua

Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residía a la ciudad de México a clase de catecismo y a la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecía y escuchó que le llamaban de arriba del cerro diciendo: "Juanito, Juan Dieguito".

Él subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: "Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?... sabe y ten entendido, tú el más pequeño de mis hijos, que yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios, por quien se vive; del Creador cabe quien está todo; Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí un templo, para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa pues yo soy vuestra piadosa madre; a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores míos que me invoquen y en Mí confíen; oír allí sus lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y dolores.

Y para realizar lo que mi clemencia pretende, ve al palacio del obispo de México y le dirás cómo yo te envío a manifestarle lo que mucho deseo, que aquí en el llano me edifique un templo: le contarás puntualmente cuanto has visto y admirado y lo que has oído... Hijo mío el más pequeño; anda y pon todo tu esfuerzo"

Él se arrodilló y le dijo: "Señora mía, ya voy a cumplir tu mandado; por ahora me despido de ti, yo tu humilde siervo". Y se fue de prisa a la ciudad y camino al Palacio del Obispo, que era Fray Juan de Zumárraga, religioso franciscano.

Cuando el Obispo oyó lo que le decía el indiecito Juan Diego, no le creyó. Solamente le dijo: "Otro vez vendrás, hijo mío y te oiré más despacio, lo veré muy desde el principio y pensaré en la voluntad y deseo con que has venido".

Juan Diego se volvió muy triste porque no había logrado que se realizara su mensaje. Se fue derecho a la cumbre del cerro y encontró allí a la Señora del Cielo que le estaba aguardando. Al verla se arrodilló delante de Ella y le dijo: "Señora, la más pequeñas de mis hijas, Niña mía, fui a donde me enviaste a cumplir tu mandado; aunque con dificultad entré a done es el asiento del prelado; le vi y expuse tu mensaje, así como me advertiste; me recibió benignamente y me oyó con atención; pero en cuanto me respondió, pareció que no la tuvo por cierto... Comprendí perfectamente en la manera que me respondió, que piensa que es quizás invención mía que Tú quieres que aquí te hagan un templo y que acaso no es de orden tuya; por lo cual, te ruego encarecidamente, Señora y Niña mía, que a alguno de los principales, conocido, respetado y estimado le encargues que lleve tu mensaje para que le crean porque yo soy un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda, y Tú, Niña mía, la más pequeña de mis hijas, Señora, me envías a un lugar por donde no ando y donde no paro."

Ella le respondió: "Oye, hijo mío el más pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y mensajeros, a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad; pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites y ayudes y que con tu mediación se cumpla mi voluntad. Mucho te ruego, hijo mío el más pequeño, y con rigor te mando, que otra vez vayas mañana a ver al obispo. Dale parte en mi nombre y hazle saber por enero mi voluntad, que tiene que poner por obra el templo que le pido."

Pero al día siguiente el obispo tampoco le creyó a Juan Diego y le dijo que era necesaria alguna señal maravillosa para creer que era cierto que lo enviaba la misma Señora del Cielo. Y lo despidió.

El lunes, Juan Diego no volvió al sitio donde se le aparecía nuestra Señora porque su tío Bernardino se puso muy grave y le rogó que fuera a la capital y le llevara un sacerdote para confesarse. Él dio la vuelta por otro lado del Tepeyac para que no lo detuviera la Señora del Cielo, y así poder llegar más pronto a la capital. Mas Ella le salió al encuentro en el camino por donde iba y le dijo: “Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, no se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa; no te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella: está seguro que ya sanó... Sube, hijo mío el más pequeño, a la cumbre del cerrillo, allí donde me viste y te di órdenes, hallarás que hay diferentes flores; córtalas, júntalas, recógelas; en seguida baja y tráelas a mi presencia.”

Juan Diego subió a la cumbre del cerro y se asombró muchísimo al ver tantas y exquisitas rosas de Castilla, siendo aquel un tiempo de mucho hielo en el que no aparece rosa alguna por allí, y menos en esos pedregales. Llenó su poncho o larga ruana blanca con todas aquellas bellísimas rosas y se presentó a la Señora del Cielo.

Ella le dijo: “Hijo mío el más pequeño, esta diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo. Le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla: Tú eres mi embajador, muy digno de confianza. Rigurosamente te ordeno que sólo delante del obispo despliegues tu manta y descubras lo que llevas. Contarás bien todo; dirás que te mandé subir a la cumbre del cerrillo que fueras a cortar flores; y todo lo que viste y admiraste; para que puedas inducir al prelado a que te dé su ayuda, con objeto de que se haga y erija el templo que he pedido.”

Juan Diego se puso en camino, ya contento y seguro de salir bien. Al llegar a la presencia del Obispo le dijo: “Señor, hice lo que me ordenaste, que fuera a decir a mi Ama, la Señora del Cielo, Santa María, preciosa Madre de Dios, que pedías una señal para poder creerme que le has de hacer el templo donde ella te pide que lo erijas; y además le dije que yo te había dado mi palabra de traerte alguna señal y prueba, que me encargaste, de su voluntad.

Condescendió a tu recado y acogió benignamente lo que pides, alguna señal y prueba para que se cumpla su voluntad. Hoy muy temprano me mandó que otra vez viniera a verte; le pedí la señal para que me creyeras, según me había dicho que me la daría; y al punto lo cumplió: me despachó a la cumbre del cerrillo, donde antes yo la viera, a que fuese a cortar varias rosas de Castilla (...). Ella me dijo por qué te las había de entregar; y así lo hago, para que en ellas veas la señal que pides y cumplas su voluntad; y también para que aparezca la verdad de mi palabra y de mi mensaje. He las aquí: recíbelas”.

Desenvolvió luego su blanca manta, y así que se esparcieron por el suelo todas las diferentes rosas de Castilla, se dibujó en ella y apareció de repente la preciosa imagen de la Virgen María, Madre de Dios, tal cual se venera hoy en el templo de Guadalupe en Tepeyac. Luego que la vieron, el Obispo y todos los que allí estaban, se arrodillaron llenos de admiración. El prelado desató del cuello de Juan Diego la manta en que se dibujó y apareció la Señora del Cielo y la llevó con gran devoción al altar de su capilla. Con lágrimas de tristeza oró y pidió perdón por no haber aceptado antes el mandato de la Virgen.

La ciudad entera se conmovió, y venían a ver y admirar la devota imagen y a hacerle oración; y le pusieron por nombre la Virgen de Guadalupe, según el deseo de Nuestra Señora. Juan Diego pidió permiso para ir a ver a su tío Bernardino, que estaba muy grave. El Obispo le envió un grupo de personas para acompañarlo. Al llegar vieron a su tío estaba muy contento y que nada le dolía. Y vinieron a saber que había quedado instantáneamente curado en el momento en que la Santísima Virgen dijo a Juan Diego: "No te aflija la enfermedad de tu tío, que no morirá ahora de ella: está seguro de que ya sanó".

El Obispo trasladó a la Iglesia Mayor la santa imagen de la amada Señora del Cielo. La ciudad entera desfilaba para admirar y venerar la Sagrada Imagen, maravillados todos de que hubiera aparecido por milagro divino; porque ninguna persona de este mundo pintó su preciosa imagen.

(hasta aquí el relato indio del siglo XVI).



Descripción de la Imagen

La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe quedó impresa en un tosco tejido hecho con fibras de maguey. Se trata del ayate, usado por los indios para acarrear cosas y no de una tilma, que usualmente era de tejido más fino de algodón. La trama del ayate es tan burda y sencilla, que se puede ver claramente a través de ella, y la fibra del maguey es un material tan inadecuado que ningún pintor lo hubiera escogido para pintar sobre el.

La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es una maravillosa síntesis cultural, una obra maestra que presentó la nueva fe de manera tal que pudo ser entendida y aceptada inmediatamente por los indios mexicanos. Es imposible de describir aquí la rica y complicada simbología que contiene este cuadro-códice porque cada detalle de color y de forma es portador de un mensaje teológico.

El rostro impreso en el ayate es el de una joven mestiza; una anticipación, pues en aquel momento todavía no habían mestizos de esa edad en México.

María asume así el dolor de miles de niños, los primeros de una nueva raza, rechazados entonces tanto por los indios como por los conquistadores. El cuadro que se conserva en la moderna Basílica del Tepeyac mide aproximadamente 66 x 41 pulgadas y la imagen de la Virgen ocupa unas 56 pulgadas del mismo. La Virgen está de pié y su rostro se inclina delicadamente recordando un poco las tradicionales "Inmaculadas". Esta oportuna inclinación evita que el empate que une las dos piezas del tejido caiga dentro de la faz de la Virgen. El manto azul salpicado de estrellas es la "Tilma de Turquesa" con que se revestían los grandes señores, e indica la nobleza y la importancia del portador. Los rayos del sol circundan totalmente a la Guadalupana como para indicar que ella es su aurora. Esta joven doncella mexicana está embarazada de pocos meses, así lo indican el lazo negro que ajusta su cintura, el ligero abultamiento debajo de este y la intensidad de los resplandores solares que aumenta a la altura del vientre. Su pie esta apoyado sobre una luna negra, (símbolo del mal para los mexicanos) y el ángel que la sostiene con gesto severo, lleva abiertas sus alas de águila.

La Virgen de Guadalupe se presentó ante sus hijos como la Madre del Creador y conservador de todo el universo; que viene a su pueblo porque quiere acogerlos a todos, indios y españoles, con un mismo amor de Madre. Con la prodigiosa impresión en el ayate comenzaba un nuevo mundo, la aurora del sexto sol que esperaban los mexicanos.

La imagen ha sufrido serios atentados y ha salido incólume de ácidos corrosivos y hasta de una bomba de gran tamaño que, en 1921, un desconocido escondió entre flores que malvadamente le ofrecía. Al explotar la bomba, causó gran destrucción. El crucifijo de metal que estaba cerca de la Virgen quedó retorcido y sin embargo la imagen de la Virgen quedó intacta. El cristal del marco de su imagen no se rompió. Ver estudios

Los Papas y la Virgen de Guadalupe

Pío X proclamó a Nuestra Señora de Guadalupe "Patrona de toda la América Latina"; Pío XI, de "todas las Américas"; Pío XII la llamó "Emperatriz de las Américas"; y Juan XXIII, "La misionera celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas". En esta gran basílica Juan Pablo II beatificó al indio Juan Diego el 6 de mayo de 1990.

En sus cuatro visitas a México, Juan Pablo II ha visitado el Tepeyac y honrado con profundo amor filial a la Virgen de Guadalupe a quien ha encomendado el continente Americano y su nueva evangelización.

La Virgen de Guadalupe, defensora de la vida.

El Papa Juan Pablo II nos enseña que, ante la actual cultura de la muerte, encontramos esperanza en la Virgen de Guadalupe, la gran abogada y defensora de la vida humana. Ella apareció embarazada. Los indios comprendieron que les visitaba la Madre de Dios. Tras la conversión, los indios cesaron de ofrecer sacrificios humanos que hasta entonces eran comunes. Por eso la Iglesia pide hoy día su intercesión para defender la vida contra el genocidio del aborto y otras amenazas contra los inocentes.

En su cuarta visita a México, del 22 al 26 de enero de 1999, Juan Pablo II puso a los pies de la Virgen el documento del sínodo de las Américas que en aquella ocasión entregó a la Iglesia como fundamento para la Nueva Evangelización que solo es posible por la obra del Espíritu Santo. La Virgen es la que propicia la obra divina con su FIAT. Así es corredentora con su Hijo Jesucristo. La cuarta visita del Papa a México coincidió con el 26 aniversario de la legalización del aborto en USA, poniéndose así de relieve la gran batalla mundial por la dignidad de la vida humana.

Estudios Científicos sobre la Imagen de la Virgen de Guadalupe
ver:Descubrimientos en Powerpoint

Los asombrosos descubrimientos en torno al cuadro de la Virgen de Guadalupe tienen a los científicos en gran asombro. Se ha formado una comisión de científicos para investigar los fenómenos inexplicables de esta tela que era la ruana o poncho del indio Juan Diego.

La Fenómeno de la Tela

Lo primero que llama la atención de los expertos en textiles es que la tela del ayate sobre el que está la imagen de la Virgen es de fibra vegetal de maguey. Por su naturaleza, esta fibra se descompone por putrefacción en veinte años o menos. Así ha sucedido con varias reproducciones de la imagen que se han fabricado con este mismo tejido. Sin embargo el ayate de la imagen ha resistido mas de 470 años en perfecto estado de conservación. Por causas ininteligibles a los expertos, el ayate de la imagen es refractaria a la humedad y al polvo.

La imagen de la Virgen de Guadalupe estuvo 116 años expuesta a las inclemencias del ambiente, sin protección alguna contra el polvo, la humedad, el calor, el humo de las velas y el continuo roce de miles y miles de objetos que fueron tocados a la venerada imagen, además del constante contacto de manos y besos de innumerables peregrinos. Todo esto sin que se haya deshilachado ni desteñido su bella policromía.

El Fenómeno de la Imagen

La pintura que cubre la tela es otro misterio. El sabio alemán Kuhn, premio Nobel en Química, ha estudiado esta pintura, y su respuesta dejó atónitos a los oyentes: "Estos colorantes no son ni minerales, ni vegetales, ni animales". No han podido explicar el origen de los pigmentos que dan color a la imagen, ni la forma en que esta fue pintado.

Se podría pensar que la tela ha resistido tanto porque la habrían encolado y preparado de manera especial como a otras pinturas famosas, para que tuviera gran resistencia. Pero el Señor Callaga, del instituto espacial NASA, de Estados Unidos, la ha estudiado con aparatos de rayos infrarrojos y ha descubierto que la tela no tiene ningún engomado ni preservativos, y que no se puede explicar cómo esa imagen ha resistido cuatro siglos en un lienzo tan ordinario. Con estos rayos infrarrojos se ha descubierto que la imagen no tiene esbozos previos -como se ve en los cuadros de Rubens y Tiziano-, sino que fue plasmada directamente, tal cual se la ve, sin tanteos ni rectificaciones.

La imagen no tiene pinceladas. La técnica empleada es desconocida en la historia de la pintura. Es incomprensible e irrepetible.

El Fenómeno de las Pupilas
Ver video

Un famoso oculista, Lauvvoignet, examinó con un poderoso lente la pupila de la Virgen, y observó, maravillado, que en el iris se ve reflejada la imagen de un hombre. Esto fue al principio de una investigación que condujo a los más inesperados descubrimientos.

Por medio de la digitalización se observa en la pupila de una fotografía todo lo que la persona estaba mirando en el momento de tomarse la foto. El Dr. Tosnman, especializado en digitalización, le ha tomado fotografías a la pupila de la Virgen de Guadalupe. Después de ampliarlas miles de veces, logró captar detalles imposibles de ser captados a simple vista. ¡Ha descubierto lo que la Virgen miraba en el momento de formarse la imagen en la tilma de Juan Diego!

Los detalles que aparecen en las fotografías de la pupila de la Virgen de Guadalupe son: un indio en el acto de desplegar su ruana ante un religioso; un franciscano en cuyo rostro se ve deslizarse una lágrima; un hombre con la mano sobre la barba en señal de admiración; otro indio en actitud de rezar; unos niños y varios religiosos franciscanos más. O sea, todas las personas que según la historia de la Virgen de Guadalupe, escrita hace varios siglos, estaban presentes en el momento en que apareció la sagrada imagen.

Lo que es radicalmente imposible es que en un espacio tan pequeño, como la córnea de un ojo situado en una imagen de tamaño natural, aún el más experto miniaturista lograra pintar todas esas imágenes que ha sido necesario ampliar dos mil veces para poderlas advertir.

La ciencia moderna se queda sin explicaciones ante las maravillas de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Es una realidad irrepetible. Sobrepasa todas las posibilidades naturales, por lo que se puede decir que estamos ante un hecho sobrenatural.

Una tilma que no se corrompe. Unos colores que no fueron pintados. Una pupila que contiene toda la escena y todas las personas del momento del milagro. Estamos ante una imagen que ni el tiempo ni los atentados de hombres llenos de odio han podido vencer.

La Virgen no se impone, no reta, no humilla a sus enemigos. El milagro de su presencia en el Tepeyac es real pero muy sutil. Es un milagro que no aparece como tal a primera vista. Quiere ser mas bien confirmación de la verdad para ayudar a los corazones que se han endurecido pero que aun buscan.

Para los sencillos de corazón los milagros no son necesarios para tener fe. Ellos captan por la gracia del Espíritu el amor solícito de la Madre del Cielo que viene por ellos.

Los enemigos de la Virgen son muchas veces personas muy poderosas, pero pasan y se hacen polvo. La Virgen permanece como testigo del amor de Dios que es eterno. Ella ha querido ser un faro plantado en el corazón del continente Americano para atraer a todos a Cristo, Salvador y Vida Eterna, única esperanza ante la ruina en que se encuentra la humanidad. Ella ha querido darnos un milagro para ayudar a las generaciones incrédulas. Ha querido demostrar con su característica humildad, que la ciencia tiene su función pero también sus límites. Ella nos recuerda las palabras del ángel: "Para Dios nada es imposible".


Oración a Nuestra Señora de Guadalupe
Patrona de México y Emperatriz de las Américas

"Madre Santísima de Guadalupe. Madre de Jesús,
condúcenos hacia tu Divino Hijo por el camino del Evangelio,
para que nuestra vida sea el cumplimiento generoso
de la voluntad de Dios
Condúcenos a Jesús,
que se nos manifiesta y se nos da en la Palabra revelada
y en el Pan de la Eucaristía
Danos una fe firme,
una esperanza sobrenatural
una caridad ardiente
y una fidelidad viva
a nuestra vocación de bautizados.
ayúdanos a ser agradecidos a Dios,
exigentes con nosotros mismos y llenos de amor
para con nuestros hermanos.
Amén"

viernes, 24 de septiembre de 2010

Masonería Medieval. Contexto Histórico


Masonería Medieval. Contexto Histórico


Como el caracol que guarda el misterioso sonido de un mar pretérito, las piedras de las viejas abadías benedictinas y de las inmensas catedrales erigidas en el centro mismo de la ciudad medieval, conservan la marca de estos hombres y el eco de sus mazos y cinceles, testigos de una nueva cultura que ellos mismos ayudaron a gestar edificando Templos a la Virtud.

El nacimiento de las guildas

Hacia los siglos XI y XII, las tensiones acumuladas en el seno de Europa durante el primer milenio del cristianismo se encaminaban a su destino y, en ese desarrollo incipiente de las bases de una nueva conciencia y una nueva sociedad, comenzaban a tomar forma algunas estructuras que podemos considerar antecesoras directas de la Masonería Operativa. Aparecen las primeras asociaciones de hombres dedicados al oficio de construir, ligados en un primer momento a las órdenes monásticas, principalmente las de Cluny y el Cister. Pero también es el momento de la aparición de los primeros antecedentes de las corporaciones gremiales de la Baja Edad Media y el renacimiento de la cultura urbana. Las ciudades comienzan a resurgir de un largo y oscuro letargo.

En esos años se invierte en Europa el flujo de las invasiones. Son los años en que Guillermo el Conquistador unifica la política normanda a ambos lados del Canal de la Mancha, en que su primo Roberto Guiscardo navega hasta Sicilia y que Bohemundo, duque de Pulla y Calabria hace flamear el estandarte de Tarento en las torres de Antioquía. El comercio se expande por el Mediterráneo a través de las flotas de Venecia, Pisa y Génova, que logran franquicias y bases en los nuevos estados cristianos de Siria. Se insinúa una nueva cultura agraria y un incipiente desarrollo de las potencias productivas, que van a generar un flujo inédito de divisas hacia los grandes conglomerados urbanos. Los monasterios son centros de enorme irradiación espiritual e intelectual y aparece un arte que se expande casi simultáneamente en una vasta geografía: el Románico. Los mismos años en que el encendido Bernardo de Claraval llama a los barones de Occidente a dar la vida por la Cruz y en que su sobrino Hugo de Payens le pide una regla para la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Jerusalén que acaba de fundar junto a otros ocho caballeros cruzados.

Y son también los años en que el obispo Suger, abad de Saint-Denis, en cuya cripta descansan todos los reyes de Francia, pone los cimientos de un nuevo arte al que ha quedado atada definitivamente la francmasonería: El Gótico.

Aun considerando a priori que no podemos ir más allá de un esbozo, ¿Cómo podemos comprender a la Masonería sino en el contexto de todos estos hechos y muchos otros? ¿Cómo separar a la conformación de las corporaciones y los gremios de oficios de los nuevos factores económicos que surgen de estas nuevas condiciones? ¿Cómo disociar las nuevas fuerzas productivas que surgen en el continente del renovado impulso que implica la construcción casi simultanea de centenares de obras inmensas que aún hoy nos conmueven?

Luego de un largo proceso que algunos se empeñan en denominar oscuro, pero en el que se ha gestado una nueva Europa, comienzan a emerger nuevas potencias. Al principio sólo unas pocas islas en las que el conocimiento ha permanecido a resguardo, tras los muros de las antiguas abadías que conservan unos cuantos textos preservados y alguna reliquia de sus fundadores. Apenas algunos pequeños grupos de teólogos en las cortes de algún rey guerrero de renombre. Sin embargo, “...al menos, estos centros de estudio, estas bibliotecas, estos tesoros cuyos más hermosos camafeos llevaban el perfil de Trajano o de Tiberio, aseguraron, a través de una cadena ininterrumpida de renacimientos ingenuos y fervientes la permanencia de una cierta idea del hombre: la estética de Suger, la ciencia de Santo Tomás de Aquino, el florecimiento gótico y la voluntad de liberación que este llevaba consigo, tienen sus raíces en aquellos islotes de cultura perdidos en medio de la rusticidad, de la brutalidad del año mil...”

Para comprender todas estas fuerzas se hace necesario analizar algunos puntos en particular:

1.- En primer lugar resulta preciso entender los sentimientos que anidaban en la humanidad que se enfrentaba y se estremecía con la llegada del segundo milenio de la cristiandad. La fecha 1033, año en el que se cumplían 1000 años de la pasión de Jesús, ha quedado grabada por la pluma de muchos hombres que nos permiten una observación privilegiada sobre la Europa del siglo XI.

2.- La segunda cuestión es la aparición repentina de un arte nuevo. El arte y la arquitectura del siglo XI representan un desafío a los historiadores y una clave para los masones, puesto que es un arte en el cual se reconoce un “proceder iniciático” como ha sido admitido por grandes medievalistas. La expansión del románico, las artes figurativas que complementan esta nueva visión de la arquitectura y aun la música y la liturgia establecen una nueva forma de comunicar y educar. La cuestión de la expansión del románico y la irrupción posterior del gótico no son procesos espontáneos, sino que se inscriben en una nueva “pedagogía”. Y para que una cosa así ocurra debe haber existido necesariamente un plan, puesto que resulta evidente que se trata de un arte concebido “...para la instrucción de las masas...expresado en un lenguaje accesible a todos...”

3.- Para que este resurgimiento del arte y la arquitectura haya sido posible y a su vez se haya concebido en términos de un plan a desarrollar sobre una geografía tan vasta, deben necesariamente haber existido condiciones económicas que modificaron la realidad social, su composición, las fuerzas productivas que en ella actuaban y los recursos materiales y humanos para llevarlo a cabo. En este esquema, la figura del masón adquiere su realidad histórica, puesto que construye en base a un proyecto pedagógico. En ese proyecto, el masón primero, la logia luego, y finalmente la Masonería, comienzan por ser una herramienta hasta convertirse, con el tiempo, en una fuerza consciente de esta nueva pedagogía, poseedora de un conocimiento que, como el arte que inspira, es iniciático. Los factores económicos establecerán nuevos tipos de asociación entre artesanos y trabajadores de oficios. Finalmente, la agrupación de individuos inspirados por los mismos símbolos, exaltados por los mismos arquetipos en su imaginación y abocados a una tarea en la que se hacen necesarias vías de transmisión de información y conocimiento, les impone constituir un mecanismo asociativo particular: La Logia.
4.- El cuarto punto que no es posible desconocer es que en esa sociedad, en la que las estructuras feudales alcanzan su apogeo, surge también una nueva moral atada al ideal caballeresco, que no sólo no está en contradicción con esta gran expansión artística espiritual y económica sino que es también su consecuencia. La caballería comienza por ser un componente militar pero deriva rápidamente en una nueva elite de individuos que han redescubierto el mito de héroe y se lanzan a su aventura personal con un código moral nuevo. La necesidad de combinar las artes caballerescas y la vocación espiritual heredada del amor a la vida monástica da como resultado a las ordenes militares, cuya influencia en la francmasonería ha sido lo suficientemente tratada en los últimos años por importantes medievalistas.

Conviene comenzar con una visión general del siglo XI, y nada mejor para ello que las palabras del monje Raúl Glaber, citadas en infinidad de ensayos y tratados, pero que reflejan con enorme fuerza testimonial el espíritu de aquellos años: “...Al acercarse el tercer año que seguía al año 1000, se vio en casi toda la tierra, pero especialmente en Italia y en la Galia, reedificar los edificios de las iglesias; aunque la gran mayoría bastante bien construidas, no lo necesitaban en absoluto. Una auténtica emulación impulsaba a cada comunidad cristiana a tener una iglesia más suntuosa que la de sus vecinos. Se hubiera dicho que el mundo se sacudía para despojarse de su vetustez y se revestía por todas partes de un manto blanco de iglesias. Entonces casi todas las iglesias de las sedes episcopales, las de los monasterios consagradas a cualquier santo e incluso las pequeñas capillas de las aldeas fueron reconstruidas por los fieles con gran belleza...” Otros testimonios lo corroboran, como el del obispo Thietmar de Merseburg: “...habiendo llegado a los mil años de la concepción del Cristo Salvador por la Virgen sin pecado, se vio brillar en el mundo una mañana radiante...”

No hay dudas de que se trata de un amanecer para unos pocos, y que sólo la cúspide de la pirámide feudal, sólo un pequeño grupo de hombres alrededor del señor o del obispo puede percibir los efectos de este cambio. Pero paulatinamente Europa va dejando atrás los difíciles años de las grandes hambrunas, la miseria y la angustia. Jacque Heers define así aquel momento: “...en estos años se confirmó un amplio movimiento, desigual y más o menos precoz, que afectó a todos los países de Occidente y les confirió un nuevo equilibrio económico y humano a cambio de encarnizados esfuerzos llevados a cabo durante siglos. No hay dudas de que este florecimiento de Europa estuvo provocado por un fuerte crecimiento demográfico que hizo necesaria la búsqueda de nuevas tierras y nuevas actividades...” Las causas de este empuje demográfico son diversas.

Muchos autores coinciden en que el esfuerzo continuo por mejorar las técnicas de producción agraria comienza a dar resultados positivos hacia fines del siglo X, principalmente dentro de las vastas porciones de tierra bajo el dominio monástico. Estos avances aceleran la actividad de desmonte y modifican paulatinamente la dieta alimentaria lo que permitirá, con el tiempo, pasar de una economía de supervivencia a una que asegura, siempre dentro de ciertas limitaciones, comer todo el año. Sin embargo, y hasta bastante entrado el siglo XI se producen todavía graves crisis de subsistencia entre las que cabe mencionar la grave hambruna del año 1033. Entre las consecuencias de esta presión demográfica se debe incluir la expansión militar, política y religiosa de Occidente. Las cruzadas son una de esas consecuencias, pero también lo son los hechos de armas que intentan recuperar en España los territorios bajo dominio islámico y las invasiones alemanas a los territorios eslavos de Europa oriental.

Pero, a más largo plazo, dice Heers, “...las transformaciones sustanciales sufridas por la economía occidental constituyeron un factor mucho más decisivo...” : Desarrollo del Comercio Internacional; Ocupación de las ciudades y surgimiento de la sociedad urbana; Crecimiento de la cantidad de mano de obra y orígenes de la vida industrial. A lo que debe agregarse el ya mencionado avance de la economía agraria.

En este contexto, algunos autores preferirán encontrar en medio de estas transformaciones económicas las causas de la aparición de los gremios medievales ,otros indicarán sus orígenes en las asociaciones religiosas constituidas en torno a los grandes monasterios o como consecuencia e imitación de las corporaciones mercantiles surgidas en las grandes ciudades mediterráneas. Lo cierto es que, hacia fines del siglo XI, aparecen las cofradías (fraternitates – caritates), los gremios de oficios y -entre ellos- las guildas de constructores que se extienden con rapidez vertiginosa.

En pocos años aparecen en ciudades tales como Maguncia, Worms, Wurtzbourg, Rouen, Colonia. Hacia fines del siglo XI ya están establecidas en Inglaterra - bajo la denominación de “craftgilds”- en Oxford, Huntington, Winchester, Londres, Lincoln y en infinidad de pequeñas villas, al igual que en el resto del continente. Europa está a punto de concebir a la masonería operativa.

Podrán o no coincidir los autores con relación a los orígenes pretéritos de la Orden, pero todos coinciden en cuanto a su vínculo con los gremios y las “guildas de constructores” medievales.

Probablemente deberíamos establecer en primer término a qué nos referimos por “guildas de constructores”. ¿Hacemos mención a los Arquitectos? ¿A los Canteros? ¿A los tallistas de piedra franca (mármol)? Todos estos oficios intervenían en la construcción, y también los carpinteros, los herreros, los talabarteros... los vidrieros etc. Por lo tanto, podríamos adoptar el criterio de referirnos a los gremios en un sentido más genérico que el de “albañil”. Si la Logia era una especie de fábrica en la cual, no sólo se planificaba sino que también se dirigía y, fundamentalmente, se garantizaba la continuidad de una obra cuya ejecución demandaría años y hasta “generaciones” enteras de artesanos y trabajadores, es lógico incluir -entre sus múltiples actividades- la coordinación de obreros y oficiales especializados en los más diversos oficios.

Existen numerosos estudios en torno al origen de las corporaciones de arquitectos y de los gremios de artesanos en general; es así como -en líneas generales- aún en este siglo muchas investigaciones han seguido el camino de los eruditos de principios del siglo XIX, en cuanto a considerarlos una continuación de los “collegia fabrorum” de la antigua Roma. Muchos de estos trabajos han resultado un aporte importante al estudio de la economía en la Edad Media y vale la pena hacer algunas menciones. Henri Pirenne, en su tratado clásico sobre economía medieval dice que, pese a que se supuso por mucho tiempo que los collegia habían sobrevivido a las invasiones germánicas, “... ninguna prueba se ha podido aducir a favor de tal supervivencia al norte de los Alpes, y lo que se sabe de la absoluta desaparición de la vida municipal a partir del siglo IX nos permite admitirlo” Para el sabio belga, sólo en las regiones de Italia que permanecieron durante la Edad Media bajo la administración bizantina pudo haberse conservado alguna forma de organización heredada de los collegia, “... pero este fenómeno es demasiado local y de importancia demasiado mínima para que de él se derive una Institución tan general como la de los gremios...”


Las opiniones son absolutamente divergentes aun entre los autores de las obras más importantes relacionadas con este tema. Algunos estudiosos, como P. S. Leicht, que ha escrito numerosos trabajos al respecto pero en particular “Corporazioni romane e arti medievale” sostienen -al igual que Pirenne- que la influencia de los collegia se reduce al territorio italiano y prefiere ver el origen de las corporaciones gremiales en algunas formas de asociación desarrolladas en Renania y en el norte de Francia por la política de los carolingios. En cambio, en la misma época, otro italiano, M. G. Monti, rechazaba cualquier posibilidad acerca de alguna supervivencia de los colegios romanos y negaba tal origen para las corporaciones medievales aun en Italia.

Del mismo modo, algunos estudiosos de la economía medieval han creído ver su origen en el derecho señorial, denominado “hofrecht”. Según esta idea, las asociaciones de artesanos se habrían desarrollado dentro de los grandes señoríos y dominios surgidos desde la época carolingia y posteriormente. Los artesanos, organizados dentro de cada latifundio por el señor, actuaban, según esta visión, bajo la vigilancia de jefes que regían el comportamiento de cada oficio, así como su producción y el producido de la misma. Se trata en definitiva de siervos especializados en un oficio cuya actividad está reglada por el señor al que pertenecen. Se ha tratado en vano de establecer el punto en el cual estas asociaciones de oficios recibieron autorización para abrir su actividad más allá de los límites del señorío o, simplemente, para trabajar para el público. Esta línea de razonamiento sostiene que esto sucedió en algún momento del siglo XI y que, entonces, algunos hombres libres ingresaron en estas cofradías que, con el tiempo, pasaron de asociaciones serviles a ser gremios autónomos.

Los criterios que actualmente prevalecen en cuanto a la formación de los gremios se inclinan a la libre asociación. El crecimiento de las ciudades y villas que se registra a partir del siglo XI, provoca un auge hasta entonces desconocido en torno a los oficios que tiene relación directa con un proceso industrial incipiente. El crecimiento de individuos participantes de una misma actividad industrial o artesanal impone la necesidad de asociación por múltiples motivos: la defensa común, la asistencia mutua, la caridad entre los miembros que la componen, la defensa frente a la competencia, la regulación de la actividad etc. Es probable que se hayan tomado como antecedentes a las asociaciones mercantiles, ya ampliamente difundidas en la Europa mediterránea y también a las de carácter religioso surgidas en torno a los monasterios y los grandes latifundios cistercienses.

El segundo factor que interviene en este criterio es el del poder público. Muchos autores -entre ellos el ya mencionado Henri Pirenne- creen que “...Por más importante que haya sido la asociación, no bastó, sin embargo, para provocar la constitución de los gremios. Es preciso conceder un amplio lugar , fuera de ella, al papel que en esta formación desempeñaron el o los poderes públicos...” Esta apreciación se basa en el hecho de considerar la supervivencia, durante la Edad Media, de cierto poder de policía por parte del Estado -léase aquí por Estado a cualquier poder público sea este real, municipal u episcopal- en cuanto al monopolio de las pesas y medidas y las estructuras de comercialización de bienes y mercancías. Avanzado el siglo XII, estas asociaciones gremiales caerán irremediablemente bajo el control comunal y serán finalmente legisladas en las primeras constituciones urbanas. De esta época provienen la mayoría de los documentos que se consideran antecedentes directos de las “Constituciones” masónicas modernas. Como hemos visto en anteriores trabajos, muchos de estos documentos son de neta inspiración en las Constituciones de sesgo cluniacense.

Imaginemos por unos momentos la vida de estas asociaciones. Imaginemos unos instantes estas potencias que comenzaban a despertarse en una Europa que poco a poco veía poblar nuevamente sus ciudades... “tapizada por un blanco manto de iglesias”, salpicada de un sinnúmero de enormes obras que se comienzan a construir casi simultáneamente y que van a movilizar en los años sucesivos una inmensa cantidad de toneladas de piedra. Una sociedad en la que grupos de hombres, diestros en distintos artes y oficios, bajo protección comunal o episcopal, comienzan a establecer vínculos profesionales en una época en donde surgen los grandes pensadores del medioevo.

Desde una visión netamente económica, los gremios y corporaciones medievales son grupos absolutamente privilegiados. El poder público no solo les otorga la exclusividad del oficio que ejercen sino que se la garantiza y protege. A cambio, las corporaciones pagan una franquicia. Sin embargo, al menos en el siglo XI y gran parte del XII los gremios están aun muy lejos de la autonomía. Sus estatutos y reglas son dictadas por el poder municipal, carecen de libertad para administrarse y no tienen injerencia más allá de las “cuestiones del arte”; pero ya existe una estructura básicamente constituida por maestros, compañeros (oficiales asalariados) y aprendices.

Escuchemos como describe un economista -Pirenne, nuevamente- a esta estructura: “...Los miembros de toda corporación se reparten en categorías subordinadas entre ellas: los maestros, los aprendices y los compañeros. Los maestros constituyen la clase dominante de la que dependen las otras dos. Son pequeños jefes de talleres, propietarios de la materia prima y de los utensilios. El producto fabricado les pertenece, por consiguiente, y todas las ganancias de su venta se quedan en sus manos. A su lado los aprendices se inician en el oficio bajo su dirección, puesto que nadie puede ser admitido en el ejercicio de la profesión sin garantía de aptitud. Los compañeros, en fin, son los trabajadores asalariados que terminaron su aprendizaje, pero que no se han podido elevar aún a la categoría de maestros... El número de estos es limitado, ya que es limitado a las exigencias del mercado local, y la adquisición de la maestría se halla sometida a ciertas condiciones (pago de derechos, nacimiento legítimo, afiliación a la burguesía) que hacen dicha adquisición bastante difícil...”

Es una descripción familiar para cualquier masón. Sin embargo, en realidad, está haciendo referencia a gremios de carácter “local”, establecidos en villas y ciudades, sin “movilidad”. Sus privilegios están limitados al área sobre la cual gobierna la comuna o el obispo que los protege.

Las guildas de constructores contaron necesariamente con privilegios adicionales, privilegios que a su vez les permitieron una libertad difícilmente accesible para los hombres del siglo XI, una libertad que, como era de esperar, formó hombres diferentes. La necesidad de contar con estas verdaderas superestructuras industriales itinerantes, capaces de desplazar maestros de oficio, artesanos, obreros y personal de todo tipo, capaces a su vez de mover grandes volúmenes de materias primas y erigir, simultáneamente, las más grandes obras que jamás haya construido el occidente, partió de un arte nuevo. El arte románico.

Su aparición, a mediados del siglo XI, es de gran importancia para comprender el desarrollo ulterior de las grandes corporaciones que construyeron las grandes catedrales. En efecto, la arquitectura que surge del arte románico, ofrece un testimonio extraordinario de la aceleración histórica que, a mediados de este siglo une a los progresos materiales las transformaciones sociales y las mutaciones espirituales. Jacques Le Goff, afirma, basándose en los trabajos sobre el humanismo románico llevados a cabo por Pierre Francastel, “ la existencia de una ruptura profunda en el ideal estético hacia los alrededores del año 1050. Esto permite fijar un punto de partida para el estilo románico y acentúa la importancia histórica de una fecha ya considerada como particularmente notable...” y continúa: “...Pierre Francastel descubre de este modo a mediados del siglo XI “una voluntad nueva de coordinación con relación a la bóveda de las diferentes partes del edificio cristiano”. No se podría simbolizar mejor el esfuerzo de síntesis que, en todos los ámbitos, va a inspirar la expansión del mundo occidental...”

Lo que describe Francastel es una profunda renovación artística que tiene lugar y es consecuencia de un profundo renacimiento espiritual, cuya expresión más acabada son las grandes abadías románicas. Y esta renovación no está limitada a un nuevo concepto arquitectónico sino al arte que lo expresa: “...Sus muros y sus bóvedas de piedra tallada, las extraordinarias decoraciones de sus tímpanos y capiteles esculpidos, o en sus frescos naturales que en muchos casos sólo han sido descubiertos a partir de principios de este siglo...”

Se lo denomina arte románico en la medida en que deriva directamente del arte romano y se inspira en el estilo de las Basílicas y de las ciudades latinas. Por otra parte, y tal como lo afirma Heers “...era netamente distinto a las expresiones artísticas propias de los reinos bárbaros de la alta edad media y del arte cristiano oriental..” Preocupados por aliviar las paredes y contrarrestar el empuje de las bóvedas, los arquitectos que desarrollan el románico centran sus esfuerzos en desarrollar la columna y el arco, inventan el triforio y toman de los bizantinos la bóveda de pechinas. Los enormes muros descansan en contrafuertes sólidos. Las naves se estrechan modificándose la planta de la basílica romana tomando la forma de cruz.

Algunos autores sostienen que el gran arte románico solo se impone primeramente en los países del mediodía. Sus características no son en principio uniformes y varían de una región a otra. Heers, Le Goff, Duby y muchos otros medievalistas coinciden en que sus orígenes son muy complejos. Pero básicamente podemos convenir en que han existido dos antecedentes fundamentales del arte románico: Un arte románico primitivo heredado de la arquitectura carolingia y un arte románico primitivo meridional en el que las artes decorativas, las tallas, los frescos y el mobiliario, son mucho más destacados.

Después del año 1050, estas tradiciones e innovaciones artísticas y arquitectónicas triunfaron y se difundieron en toda Europa. Constituyeron un arte original que alcanzó su apogeo en las grandes abadías benedictinas, especialmente las de la Orden de Cluny. Fue en esta misma época en donde comienzan a aparecer registros concretos de una gran cantidad de guildas y gremios, concretamente vinculados a la construcción de estas grandes Iglesias Abaciales, desplazándose por los caminos de las grandes peregrinaciones, difundiendo el nuevo arte, y con él, el complejo simbolismo que desarrolla el románico. Es el punto en que las grandes abadías matrices alcanzan la cúspide de su prestigio.

Actualmente existe cierta opinión generalizada de que los maestros albañiles de Milán y Como –conocidos como “Magistri Comacini”- tuvieron activa participación en una nueva forma de construcción difundida en Lombardía desde el año 1000 y que se inscribe en un arte románico primitivo meridional del cual se han ocupado in extenso autores como L. Grodecki. Su influencia llegó al litoral mediterráneo de Francia y Catalunia y por los valles del Ródano y el Saona hasta Borgoña y los valles alpinos.

Los hombres que se desplazaban siguiendo las rutas de la expansión artística del románico, sumaron un privilegio adicional a la ya privilegiada condición de su oficio: Eran hombres liberados de los límites del señorío; estaban más allá del poder territorial del feudalismo -que arribaba por entonces a su cúspide- y contaban con una herramienta que muy pocos hombres de la época disponían: el ver al mundo más allá del lugar de nacimiento. Algunos registros conservados en los archivos de la catedral de Santiago de Compostela, en la iglesia real de San Juan Bautista de León y en la catedral de Jaca, dan cuenta de una gran cantidad de tallistas de piedra que, venidos del otro lado de los Pirineos, trabajaron en estas construcciones. Estas mismas guildas dejaron su huella en toda la arquitectura cluniacense en la baja Borgoña y en el norte de España.

Antes de que el siglo XI expirara, el mundo había sufrido una gran transformación. Siglos después de la desaparición del viejo estado romano, aquellas culturas provenientes de las planicies y estepas de la Europa profunda a las que se denominó “pueblos bárbaros” habían logrado dar forma a una nueva forma de civilización que debía encontrar su propia expresión iniciática. Durante mucho tiempo estos pueblos colisionaron con la cultura celta dominante en el norte y con la latina, que nunca cedió del todo su influencia en la Europa meridional. A lo largo de ese inmenso interregno de siglos ascendieron y descendieron los reyes de la casa merovingia; los carolingios, con su “rex bellator” a la cabeza, establecieron las bases de la sociedad feudal; los monjes de Benito de Nursia salvaron lo que pudieron y algunos hombres recogieron -en canciones que nunca se olvidarán- la gesta de unos pocos campeones que salvaron al mundo de la ola musulmana. Europa occidental se fue alejando poco a poco de los antiguos patriarcas del cristianismo bizantino, y no es una mera coincidencia de que en ese mismo siglo XI, en 1054, los legados del papa dejaran sobre el altar de Santa Sofia la bula que excomulgaba al emperador Miguel Cerulario sellando la división que pronto cumplirá mil años y aun se dirime en los Balcanes. En la medida en que se alejaba de los antiguos padres, se convertía en el eje mismo de una nueva civilización que volvería a cruzar las puertas de Jerusalén tras el ejército de los francos y loreneses que comandaban Godofredo de Bouillón y Raimundo de Tolosa.

El siglo XI expiraba, pero el pensamiento occidental había nacido. Pronto se volvería consciente de sí mismo. La razón encontraría un lugar... y también el progreso. En medio de este clima que tanto amaba describir Raul Glaver repicaban los cinceles de los tallistas, los canteros arrancaban a la tierra sus entrañas y los hombres se constituían en asociaciones para protegerse mutuamente. Los abades competían entre sí por quien construía la iglesia más bella, mientras los papas llamaban a la cruzada y las gentes iniciaban con el desmonte sistemático una de las transformaciones topográficas más extraordinaria de la historia humana.

En ese mundo, donde aún estaba todo por hacer, es muy posible que haya existido ya algún tipo de masonería operativa incipiente, una “protomasonería” limitada a un grupo de hombres a los que se les reconocía la posesión de una habilidad, un oficio que les permitía reunir bajo su dirección a compañeros y aprendices a los que protegían y a la vez explotaban. Estos maestros eran el brazo que ejecutaba parte de ese plan civilizatorio que necesitaba una arquitectura propia, un arte que expresara en símbolos lo que el pueblo aun no podía comprender más que en términos figurativos. Eran, en definitiva, los que hacían posible esa “pedagogía de masas” que había sido lentamente diseñada por los grandes abades del movimiento monástico benedictino. Pero nunca sabremos hasta qué punto tenían conciencia de su parte en esa obra. Ni sabremos tampoco cuántos de ellos, si acaso alguno, conocían las historias que sobre el Templo de Salomón había escrito el monje inglés Beda, inmortalizado en la famosa Glosa Ordinaria escrita por otro benedictino: Walafrid Strabon.

Pero ya no estaba lejos el día en que llegarían las primeras logias operativas.

(c) Monjes y Canteros, Eduardo R. Callaey (Buenos Aires - Dunken - 2001)

Publicado por Eduardo R. Callaey en 18:28 0 comentarios


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El nacimiento de la Gran Logia de Londres
En este apartado nos centraremos en la repercusión de la creación de la Gran Logia de Londres sobre la Masonería en general y sobre las mujeres en particular.

Los fundadores de la Gran Logia de Londres, que luego pasó a lla-marse Gran Logia de Inglaterra, se autoconcedieron el papel de gene-radores de regularidad y de matriz productora de una filiación masóni-ca exclusiva. La alusión a la “exclusividad”, es doblemente relevante, pues con ella queremos subrayar que esta nueva entidad masónica se auto-otorgó el arbitraje en el reconocimiento masónico a otras logias, y la potestad de incluirlas o excluirlas del universo masónico. A su vez, decretó la exclusión de las mujeres de la Masonería, negando la posibi-lidad de su incorporación, lo cual conllevaría que todas las logias que desearan incluirse en su jurisdicción no podrían jamás iniciar a mujeres ni permitir la participación de mujeres iniciadas en sus trabajos. Con-trariamente a lo que pudiera creerse, la exclusión de las mujeres, no fue percibida en la sociedad inglesa de entonces como un hecho nor-mal o natural(5).

Es cierto que en aquella época las mujeres no eran ad-mitidas en el Parlamento, ni en los cuerpos gubernamentales locales, ni tampoco en la Universidad, pero tenían un papel central en la vida social, principalmente en los círculos aristocráticos (de los que se valió la Masonería para cobrar importancia y respetabilidad). Los francma-sones de la Gran logia de Londres se vieron obligados a efectuar im-portantes esfuerzos por refutar la idea extendida de que odiaba a las mujeres, pues las críticas y acusaciones (de todo tipo) fueron frecuen-tes. Tuvieron, pues, que elaborar justificaciones para no aceptar mu-jeres porque en los contextos nobles y aristocráticos no se entendía que las mujeres no participasen de la sociabilidad masónica. Entre las justificaciones habituales se encontraba que las mujeres jamás habían sido miembros operativos; que su presencia podía distraer a los hom-bres de los asuntos serios de la logia; evitar en ésta la realización de actos inmorales e impedir la revelación de los secretos, habida cuenta de la natural tendencia de las mujeres a la murmuración. Estos argumentos, como puede observarse, se insertan en la más clara y radical línea de misoginia medieval.

Con frecuencia la Francmasonería posterior ha efectuado una inter-pretación indulgente de la exclusión literal y explícita de las mujeres en la Constitución de Anderson, sosteniendo que la exclusión obedec-ía al sometimiento jurídico de las muje-res a sus padres o esposos y que no se trataba, por tanto, de una discrimina-ción estrictamente por razón de sexo. Nos atrevemos, sin embargo, a discrepar (al menos parcial-mente) de esta opi-nión porque aunque es cierto que los de-rechos civiles de las mujeres eran casi nulos, sí existían en-tonces mujeres libres (nos referimos a las clases pudientes): viudas y solteras huérfanas que sí dis-ponían de sus bienes. Además, el hecho de que los francmasones desarrollasen otro tipo de argumentaciones co-mo las descritas anteriormente, indica que pesaron más los prejuicios que el estatus jurídico, y que las Constituciones de Anderson vinieron a normativizar la exclusión de la mujer como sujeto masónico, y a romper una tradición débil (en cuanto al número de francmasonas) pero secular de mixidad, estableciendo una pretendida regularidad que imposibilitase la continuación de dicha tradición.

Con todo, la presencia y participación de las mujeres no pudo ser so-focada por la emergencia de la Gran Logia de Londres, pues la propia Historia de la Masonería Especulativa, con sus muchos avatares, encontró sus cauces y puertas de entrada ( aunque no siempre en términos igualitarios) para las mujeres.


(5) RIDLEY, J. (2004). Los Masones. Barcelona. Ediciones B. Pags. 73-75

Lea CULTURA MASONICA No. 05

Historia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado




Historia del Rito Escocés Antiguo y Aceptado


Las verdaderas raíces del Rito Escocés de la Francmasonería se pierden en la noche de las épocas antiguas. Nuestras enseñanzas preceden a nuestra organización actual en miles de años. Los grados del Rito Escocés nos dan un sentido de valores y de normas históricas. Hoy es el niño de ayer. Nadie puede entender el significado de los acontecimientos que en cada época sacuden al mundo, a menos que se los vea desde la posición ventajosa de la historia. De las crisis del pasado, el hombre ha descubierto los principios que son tan sólidos como las montañas y tan perdurables como las estrellas.
El Rito Escocés esta formado por una acumulación de lecciones y de experiencias masónicas. Artefactos del Rito Escocés están dispersos a través de la historia de muchas razas, culturas, y sociedades. Los signos, símbolos, inscripciones, conceptos, y enseñanzas pueden ser encontrados en los estudios de la mayor parte del mundo antiguo. Están inscritos en las tumbas y los templos de la India, las ruinas de Nubia, y en el valle egipcio del Nilo hasta su mismo delta. También se encuentran en Caldea, Assyria, Persia, Grecia, Roma e incluso en México antiguo y Yucatán.
El origen del Rito puede ser rastreado a Francia a principios del Siglo XVIII, aunque algunos de sus rituales pueden tener un legado que data de los años 1600. Hay antiguas alusiones a la masonería "Escocesa", es decir, grados con un título "Escocés", que datan de 1741. El uso de la palabra "Escocés" ha conducido a muchos a creer que el Rito se originó en Escocia y que Escocia sigue siendo la fuente originaria de su actividad. Este no es el caso.
La Masonería, habiendo sido fundada en Inglaterra como una fraternidad simbólica, fue introducida en Francia por aquellos Escoceses que huían de la intranquilidad de esa época en las Islas Británicas. En Francia existía un medio ambiente muy fértil para la difusión de la Masonería y por la naturaleza misma del instinto de Francia por las cortes de realeza y los honores, desarrolló Grados "más altos" para honrar a los Masones que entraron en su medio.
La historia demuestra que un Cuarto grado fue creado llamado"Chevalier Macon Ecossais" o Caballero Escocés. Se cree que de ahí viene el término "Rito Escocés". Como se popularizó la creación de grados, cada uno con su propio propósito y moralidad, afloraron los esfuerzos para organizar a éstos dentro de un sistema de grados. Un sistema así se conoció como el "Rito de Perfección" y tenía veinticinco grados y estaba situado en Burdeos. Pero el origen más probable del Rito Escocés como ahora se lo practica puede ser rastreado al establecimiento del Capítulo de Clermont en 1754 en las afueras de París, por Chevalier de Bonneville, honrando al Duque de Clermont, entonces Gran Maestro de la Gran Logia Inglesa de Francia. Este Capítulo habría trabajado hasta 25 grados durante su período de cuatro año de existencia.
El Capítulo de Clermont fue sustituido por los Caballeros del Este y los Emperadores del Este y del Oeste, el último conocido en Francia como el Rito de Heredom durante los años 1750. Este Rito organizó el Rito de Perfección, comprendiendo 25 grados, 22 de los cuales fueron llamados los “haut grades,” o los altos grados, con los tres grados de la logia simbólica agregados. Un documento que concernía al Rito de Perfección, conocido como las Constituciones Secretas de 1761, designó a oficiales como Inspectores Generales del Trigésimo tercer grado.
Con la aparición de este documento, una patente conjunta fue otorgada por la Gran Logia de Francia y los Emperadores del Este y del Oeste a un comerciante llamado Etienne (Stephen) Morin, con el fin de establecer el Rito de Perfección en las Américas. El hogar de Morin era en Burdeos, el más viejo centro Masónico provincial de Europa. Allí le hicieron Masón en la Loge Francaise, que había sido creada el 13 de Diciembre de 1740 y más adelante fue llamada La Francaise Flue Ecossaise. Ésta era la Logia más antigua de más de cincuenta Logias-hijas de Loge L'Anglaise, una Logia que los Masones Británicos fundaron en Burdeos en 1732. Estas Logias-hijas dieron a luz a la proliferación de grados que resultaron ser los progenitores de nuestro Rito Escocés. Esta patente le dio a Morin el título de Inspector General, con la autoridad para crear otros inspectores y para establecer Logias que trabajen en "los grados perfectos y sublimes." Su primer nombramiento fue el de Henry Andrew Francken en las Indias Occidentales. Un año después, las Grandes Constituciones de 1762 fueron adoptadas, estipulando 25 grados, incluyendo los tres grados de la Masonería Simbólica, con autoridad para establecer Logias y para trabajar los grados bajo Inspectores Generales y sus Diputados. De la autoridad original de Morin, las patentes fueron concedidas que establecían el Rito de Perfección en las Indias Occidentales, Albany, New Orleans, Philadelphia, y Charleston.
Las Grandes Constituciones de 1786, adoptadas en Berlín el 1o de Mayo de 1786, estipularon que un Rito trabaje en Treinta y tres grados, del uno al treinta y tres, bajo el nombre de Rito Escocés Antiguo y Aceptado y sea gobernado por un Consejo Supremo. Esta Constitución creó la estructura y el gobierno del Rito Escocés como se practica hoy.
La razón original para la organización de Logias distintas para conferir estos grados "más altos" pudo haber sido el deseo de limitar la calidad de miembro a los de la fe Cristiana. Las Constituciones de Anderson de 1723 habían ampliado el campo de la Masonería a hombres de todas las denominaciones religiosas que creyeran en la Deidad y en la esperanza de la inmortalidad. A este respecto se debe observar que las últimas Constituciones del Rito Escoces de 1786 abrieron igualmente las puertas a los hombres de todas las religiones y estipulan que solo cuatro de los nueve gobernantes necesitan profesar la religión que prevalece.
Estas Logias también se habrían creado como refugio y desvío de las crueles operaciones bajo la famosa Bula papal "In Eminencia" de 1738 que decretó la prohibición y el castigo a los Masones y la Masonería y a cualquiera que les ayudaran. Morin era Católico, al igual que la mayoría de los primeros Masones Franceses.
Más adelante, estas Logias prosperaron y florecieron en los campos fértiles de la Masonería por razones más importantes. Se convirtieron en depositarios de las revelaciones mediante grados secuenciales, de grandes verdades derivadas de la sabiduría arcana de las generaciones, incluyendo descubrimientos que la Francmasonería original encubría dentro el conocimiento secreto, los símbolos y los Misterios Mayores y Menores que vinieron a través de los siglos, aun mucho antes que el enigma de la Esfinge Mística desconcertara las mentes de los hombres.
Manuscritos franceses antiguos contemporáneos al período prueban que desde alrededor de 1740 Burdeos era la madre y regulador de estos Grados Escoceses y que había autorizado organizaciones-hijas bajo diferentes regulaciones. Estas descendientes incluyeron: París 1747; Capital- Santo Domingo 1748; St. Pierre- Santo Domingo 1750; Por La Pair- Santo Domingo 1752; St. Marc- Santo Domingo 1753; Les Caye de Fond L ' Isla a Vaches- Santo Domingo 1757; Ferigueux- Francia 1759; New Orleans- E.E.U.U. 1763 (conforme a la petición de 1756).
El desarrollo y la expansión de grados en los de nuestro Rito Escocés Antiguo y Aceptado evolucionó por tanto del Rito de Perfección de Burdeos, del Capítulo aristocrático de Clermont en París que Chevalier de Bonneville fundó en la Universidad de los Jesuitas en 1754, del Consejo de Emperadores del Este y del Oeste, y de varios otros sistemas tributarios. Más adelante, el renombrado Soberano Gran Comendador y erudito clásico, Albert Pike trajo orden del caos y editó o reescribió los rituales para estos grados.
Un Supremo Consejo de nueve miembros se abrió por primera vez en Charleston, Carolina del Sur, en mayo de 1801, así estableciendose el "Consejo Madre del Mundo." Hoy, todos los Supremos Consejos regulares y reconocidos que existen en el mundo provienen esta fuente.
El 21 de febrero de 1802 el Supremo Consejo de Charleston concedió a de Grasse una Patente como Soberano Gran Inspector General y lo declararon Gran Comandante vitalicio del Supremo Consejo de las Islas Indias Occidentales Francesas con autoridad para establecer otras organizaciones del Rito Escoces bajo las Grandes Constituciones.
En 1802, de Grasse volvió a Santo Domingo, sirviendo como Capitán de Caballería bajo las ordenes del General Leclerc, cuñado de Napoleón, y más adelante bajo las ordenes del Comandante de Rochambeau, y fue allí que un año después un bloqueador Británico lo llevó preso a Jamaica.
Luego de estar cerca de siete meses en Kingston, Jamaica, estableció el Supremo Consejo de las Islas de Barlovento y de Sotavento en Port-au-Prince en 1803. Volviendo a Francia en 1804, se fue a Burdeos y estableció el Supremo Consejo de Francia en el mismo año, de Italia en 1805, de España en 1809, y de Bélgica en 1817.
Todos los trabajos regulares del Rito Escocés Antiguo y Aceptado de la Francmasonería, ahora tienen un sistema de Treinta y tres grados. En la mayoría de las jurisdicciones, la autoridad sobre los primeros tres grados se deja a las Grandes Logias de Masones Antiguos, Libres, y Aceptados dentro de cada país o estado, así proporcionando una sociedad homogénea que promulgue un sistema progresivo de lecciones morales y éticas, que es la verdadera misión de la Francmasonería.
En vista de los trabajos, la dirección y los éxitos promocionales de Morin y de Francken, merecen tributo y reconocimiento duraderos. Sus celosos esfuerzos a través de muchos años sirvieron de trampolín que realmente lanzó al Rito Escocés en una órbita creativa y evolutiva, primero en los Estados Unidos y luego alrededor del mundo. Con visión profética despertaron en los hombres dominantes un impulso dinámico para un Rito Escocés que se expandía. Llevaron a la oscuridad y pasaron a otras manos una llama Viviente que continúa iluminando a la Francmasonería del Rito Escoces con una brillantez cada vez mayor. Esto condujo a los logros excepcionales que gozamos y por los cuáles estamos hoy tan agradecidos, como si fuéramos los herederos de una gran riqueza legada a nosotros por un testamento.
El primer Supremo Consejo en Sud América se estableció en Colombia en 1827, luego en Brasil en 1832, Uruguay en 1855, Argentina en 1858, Perú en 1875, Paraguay en 1896 y Chile en 1899.


Distintas épocas en la Historia de la Masonería

Por el Q:.H:. Luis Podestá Gavilano
R:.L:.S:. Concordia Univeral No. 14
Valle del Callao - Ort. del Peru

Podemos dividir la historia de la Masonería en dos épocas: la primera anterior al año 1717; la segunda, desde esta fecha hacia delante. Esta última época corresponde a la masonería moderna, en tanto que la primera es el precedente de ésta.

Algunos autores, fundándose en que la masonería antigua y moderna son radicalmente diferentes, tanto en su organización como en sus fines, comienzan la historia de la masonería en el año 1717, concretamente el día 24 de Junio de dicho año, fecha en que fue organizada la primera Logia con los caracteres que tiene la masonería en la actualidad., fue denominada la Gran Logia de Inglaterra. No obstante, se da como un hecho tangible que la masonería actual tiene sus precedentes históricos en una época anterior, si bien entonces tal vez no se propusiera los mismos fines de hoy.

Es muy sorprendente la oscuridad que reina acerca de los orígenes de la masonería, oscuridad que ha da lugar a muchas hipótesis.

Las relaciones que se afirma existir entre la masonería y la arquitectura han dado lugar a diversas opiniones sobre su origen, no faltando quien la haga derivar de la construcción de las Pirámides, la de la del Templo de Salomón, de los colegios Fabrorum del Imperio Romano que dieron lugar a las corporaciones gremiales de la Edad media y de las corporaciones de albañiles organizadas en Francia por Mannon y en Inglaterra por Albano.

Sin embargo las versiones que gozan de más credibilidad son 3:
- La que atribuye los orígenes de la Masonería a los Templarios.
- La que se supone nació de la lucha entablada por las clases populares, a fin de librarse de la presión del feudalismo, tomando aquellas por base la organización de los gremios.
- La que atribuye su fundación a los judíos.

Los que sostienen el origen judaico de la masonería basan sus fundamentos en que las ceremonias y enseñanzas de ésta reproducen la historia y el espíritu judaico constantemente, mostrando como aspiración fundamental la reivindicación de la nacionalidad del pueblo hebreo, su reinstalación en los Santos Lugares y su dominación universal .

Aquellos que pretenden ver el origen de la masonería en los templarios se fundan en el carácter caballeresco, así como a la similitud de ceremonias y actos.

La teoría que atribuye el origen de la masonería a los gremios y a las asociaciones libres de trabajadores manuales de la Edad Media fue sostenida por el masón Caballero de Puga.

La construcción de grandes edificios haciendo convivir durante largo tiempo a numerosos obreros y artistas, hizo establecer entre ellos estrechas relaciones dando como resultado corporaciones en la que existía una verdadera jerarquía (aprendices, oficiales maestros) y subordinación y para cuya organización sirvieron de modelo los colegios Fabrorum de los romanos y las asociaciones de los germanos.

La Masonería en América

La Masonería en los Estados Unidos:
USA es el país del mundo en que la masonería ha alcanzado mayor desarrollo.
En 1730 se inició la Masonería en Massachussets, bajo los auspicios de la Gran Logia de Inglaterra.
En 1735 se fundó la Logia Salomón en Georgia y el 1775 la Gran Logia de Pensilvania en Filadelfia.
A finales de 1910, el número de Logias y de Masones existentes en los diferentes Estados era de 13,886 Logias, con un total de más de 1 millón trescientos mil masones.
La Gran Presidencia de la asociación reside en Chicago. A pesar de ello toda la población masónica no supera el 2% en todo estados Unidos.
En Washington está el templo Masónico más suntuoso del mundo, inaugurado en el año de 1912 y cuyo costo superó el millón de dólares.
En Cleveland se publica anualmente un Universal Masonic Directory..

La Masonería en Canadá:
La masonería llegó a ese país en 1821, también por la Gran Logia de Inglaterra. A finales de 1910 en la provincia de Notario existían 380 Logias con 44,000 miembros y en la de Québec 61 Logias con 5416 miembros.

La Masonería en México:
Hasta el año de 1910 la principal de las Logias mexicanas era la Gran Logia Valle de México que contaba con 43 adheridas, de las cuales 26 estaban formadas por americanos y las 17 por mexicanos.

En Sudamérica la masonería se halla bastante desarrollada en Brasil y Argentina.
En Argentina existe un Gran Oriente de rito escocés.

En Cuba la Gran Logia de Cuba tenía bajo su autoridad 67 Logias de las cuales 34 pertenecían a La Habana.

Fuente: “La Masonería" de Honrad Menué, 2004.


miércoles, 22 de septiembre de 2010

TUNELES PREINCAICOS ( CHINKANA ) EL ENIGMA DEL LABERINTO

TUNELES PREINCAICOS ( CHINKANA ) EL ENIGMA DEL LABERINTO

Por: Carlos E. Casero

A primeros del mes de marzo del año 2.003 la prensa de medio mundo se hizo eco del descubrimiento de un gran túnel o galería subterránea de unos dos kilómetros de longitud en el subsuelo de la ciudad peruana de Cusco (en quechua Qosqo) o Cuzco, la antigua capital inca. El hallazgo llevado a cabo por el arqueólogo español Anselm Pi Rambla, unía la conocida y céntrica edificación denominada Koricancha, antiguo templo inca (Templo del Sol) y en la actualidad el Convento de Santo Domingo, con un área exterior al norte de la ciudad, exactamente con la fortaleza de Sacsayhuamán.

Según Anselm Pi Rambla y el resto de sus colaboradores, el túnel descubierto no era más que una pequeña parte de un gran entramado de galerías, cámaras y mausoleos que con toda seguridad se extendían bajo el suelo de la ciudad, como así parecían indicar todos los resultados realizados con modernos y sofisticados equipos de radar, que señalaban entre otros puntos que, diferentes túneles, comunicaban el actual Convento de Santo Domingo con el Convento de Santa Catalina o Marcahuasi, con la Catedral o Templo del Inca Wiracocha, con el Palacio de Huáscar, con el Templo de Manco Cápac o Colcampata y con el Huamanmarca. Todo ello en un estrato de unos 100 metros de profundidad bajo la que es hoy la moderna superficie de la ciudad de Cuzco.



Mapa del Perú. En el pequeño recuadro amarillo se puede localizar la ciudad de Cusco o Cuzco.
A ojos del arqueólogo español, las investigaciones sugerían una perfecta alineación astronómica de todas estas edificaciones, que descartaría la antigua presunción de que los incas sólo tenían al planeta Venus como referencia astral, sino que a partir del descubrimiento se podía establecer que también se guiaron por el Sol, la Luna, la Cruz del Sur y las Pléyades (estrellas de la constelación de Tauro), y al menos en sus orígenes, no se trataría de una obra que pudiera ser achacada a los incas, ni tan siquiera a culturas preincaicas más o menos catalogadas, sino a una cultura aún no conocida. El investigador planteaba entonces textualmente en voz alta un reto a toda la comunidad científica; "…la gran pregunta consiste en saber a qué época pertenecerían las construcciones…"

Como muchos lectores ya habrán adivinado, dichas aseveraciones sobre la existencia de una antigua civilización preincaica totalmente desconocida, no terminaron de “encajar” muy bien entre la comunidad científica. Ya en julio del año 2.000, tres años antes del descubrimiento del túnel, cuando se firmó el acuerdo entre el Instituto Nacional de Cultura del Perú y la Orden de los Dominicos de Cuzco por un lado y la sociedad de investigación de Anselm Pi Rambla (Sociedad Bohic Ruz Explorer) por otro , consistente en intentar descubrir la existencia de un complejo sistema de túneles incaicos y preincaicos mencionados a lo largo de la historia por muchos investigadores y cronistas, fueron multitud los detractores que se opusieron a dicho proyecto, principalmente por tres motivos. El primero de ellos era meramente científico, pues no parecía muy serio entre los sectores más ortodoxos o conservadores perder el tiempo en buscar túneles y pasadizos que consideraban como simples leyendas, y más aún cuando se planteaban “estrafalarias hipótesis” sobre sus orígenes y constructores. El segundo de los motivos era de índole religiosa. Las excavaciones afectarían a un área con un importante significado para muchos creyentes, tanto católicos como seguidores de las antiguas tradiciones incas, perturbando la paz y la armonía que se supone debe morar en un emplazamiento de semejantes características. La tercera y última de las razones podríamos denominarla algo así como “político-sentimental”. ¿Qué hacía un grupo de extranjeros, y más aún españoles, buscando tesoros en uno de los lugares más sagrados del antiguo Perú? En pocas palabras, el rencor histórico y la vena patriótica salieron a relucir entre los descendientes de Atahualpa, el último Inca.




A la izquierda podemos observar el actual Convento de Santo Domingo. Su construcción fue efectuada sobre el antiguo Templo del Sol de los incas (koricancha), apreciandose aún los muros en la parte inferior que sirven de base a la construcción realizada por los conquistadores españoles. A la derecha se pueden apreciar los increibles sillares, de los que el escritor e investigador español Javier Sierra en su libro -En busca de la Edad de Oro- escribió lo siguiente: "...Cuando llegué al pie del templo, asentado sobre sillalres incas pulcramente tallados, vi lo poco que quedaba del antiguo esplendor del lugar. Sobre esos bloques encajados milimétricamente entre sí, formando una serie de puzzle indestructible, se levantan los toscos muros españoles, de paja y barro, quebrados mil veces por la intensa actividad sísmica de la región. Pero eso no sucede con las paredes incas. Los muros que podía admirar se asientan sobre gruesos y macizos bloques de andesita que descansan, a su vez, sobre una fina película de arena de playa que los desliza al compás de cualquier terremoto, impidiendo su caída o rotura..."

Pues bien, a pesar de la magnitud del descubrimiento de Anselm Pi Rambla en aquel mes de marzo del año 2.003 y como colofón a las ya primeras críticas iniciadas desde el mismo momento de la firma del proyecto arqueológico, al final y tan solo cinco meses después, en Agosto del año 2.003, el Instituto Nacional de Cultura del Perú rescindió los acuerdos que autorizaban los trabajos de excavación e investigación existentes bajo una grave acusación. Todo el proyecto había sido un gran engaño.

Pero…, ¿cómo se podía hablar de engaño si cinco meses antes Anselm Pi Rambla había sacado a la luz uno de los míticos túneles de los que ya el primer literato mestizo, el inca Garcilaso de la Vega, hacía referencia en el año 1.609 en su obra “Comentarios Reales de los Incas?
Si existe una antigua leyenda mil veces repetida entre las culturas andinas, es aquella que se refiere a la existencia de una extensa red de túneles, construidos en tiempos anteriores a los incas, que recorren buena parte del actual territorio peruano y partes de otras áreas próximas de la cordillera de los Andes (Bolivia, Ecuador, Colombia, etc.). Y son estas mismas leyendas también, las que aseguran que diferentes galerías subterráneas parten desde la ciudad de Cuzco, que en la lengua de los incas significaba “el ombligo de la tierra o el mundo”, extendiéndose hacia las cuatro direcciones del imperio andino: Al Noroeste en dirección de las ciudades de Cajamarca y Quito. Al Noreste camino de la gran selva del Amazonas. Al Suroeste rumbo al desierto de Atacama. Y por último al Sudeste, donde se encuentra la mítica ciudad de Tiahuanaco a orillas del lago Titicaca.

Las mismas autoridades que impidieron continuar la labor de búsqueda de nuevos túneles que confirmaran la realidad de todas estas leyendas, conminaron a Anselm Pi Rambla para que clausurara las excavaciones subterráneas efectuadas en el templo, las cuales quedaron inconclusas, e instaron a la realización por parte del grupo de investigación encabezado por el arqueólogo español a la ejecución de los trabajos de cierre totalmente a su cargo. Los trabajos incluyeron el pago de la mano de obra, los honorarios profesionales y el costo de los materiales para cumplir con el relleno de las excavaciones, así como con el colocado de las losetas y otros materiales retirados inicialmente. Del mismo modo, tuvieron que hacer frente al pago de una fianza de 6.000 dólares como garantía del cumplimiento de la realización del cierre de las obras, cuyo beneficiario fue el convento de Santo Domingo, punto del que partía el túnel descubierto.
Una vez concluido el cierre al acceso de dicho túnel, se difundió un comunicado en el que se aseguraba que Bohic Ruz Explorer S.A.C., la empresa de investigación de Anselm Pi Rambla, quería demostrar que entre el complejo arqueológico de Sacsayhuamán y el Koricancha (hoy convento de Santo Domingo) existía un túnel que los incas empleaban furtivamente, pero este proyecto resultó ser un engaño y pretendió sorprender al pueblo de Cuzco, pues lo que buscaba esta empresa realmente eran supuestos tesoros y expoliar las riquezas del Perú, como ya hicieron los españoles siglos atrás.




De izquierda a derecha. Atahualpa, Francisco Pizarro y Huáscar.

¿A qué tesoros se referían las autoridades peruanas? Y sobre todo… ¿Por qué cambió radicalmente la postura de las autoridades peruanas en tan breve periodo de tiempo, máxime cuando los resultados del acuerdo estaban siendo tan satisfactorios?
Tras la captura en la localidad de Cajamarca por parte de los hombres de Pizarro del que fuera el último emperador inca, Atahualpa, éste ofreció por su liberación llenar dos habitaciones de plata y una de oro "hasta donde alcanzara su mano", y para ello mandó la orden a todo el imperio inca de que enviasen la mayor cantidad posible de oro y plata hacia Cajamarca. Pizarro, desconfiado, ordenó también a tres de sus hombres que se desplazaran a la capital del reino, Cuzco, a la que por el momento aún no se había atrevido a ingresar, para supervisar el cumplimiento de la promesa del emperador. Fue concretamente en el Templo del Sol o Koricancha, o en lo que es ahora el Convento de Santo Domingo, donde los tres españoles quedaron boquiabiertos al contemplar las inmensas riquezas que allí se atesoraban. Planchas de oro de 2 kilos cada una revestían los bloques de piedra del interior y el exterior del templo, en el que había sitio hasta para un jardín con reproducciones de animales, plantas y árboles en oro, varias estatuas también en oro macizo y todo ello presidido por un enorme disco solar aurífero en el altar mayor de la Koricancha, en quechua “Quri Kancha” o templo dorado.

Eran tantas las riquezas que se guardaban en el recinto de la Koricancha, que los tres españoles enviados por Pizarro sólo pudieron regresar a Cajamarca con una mínima parte de lo que sus ojos pudieron contemplar. A pesar de ello, el gran conquistador Francisco Pizarro quedó enormemente sorprendido con las noticias de cuanto pudieron ver sus hombres, así como con el material que habían logrado traer a su presencia, lo que le decidió por fin a avanzar con su ejercito sobre la capital del imperio.

Mientras unos piensan que Pizarro ordenó posteriormente ejecutar a Atahualpa para poder quedarse con todo el tesoro inca y no sólo con el rescate prometido, no faltan quienes creen que, tras la ascensión al poder de Atahualpa tras una cruenta guerra civil contra su hermano Huáscar poco antes de la llegada de los españoles, los partidarios de éste último presionaron al conquistador español para eliminarlo y poder así retomar el poder. Tras la ejecución el 26 de Julio de 1.533 del inca número XIII, Atahualpa, se produjeron muchas revueltas y sublevaciones en todo el imperio, siendo sofocadas por los españoles gracias en parte a los seguidores del depuesto y malogrado Huáscar (Atahualpa ordenó su ejecución y que sus restos fueran arrojados al Río Yanamayo).


El polifacético investigador españolv Anselm Pi Rambla, director del grupo de investigaqción Bohic Ruz Explorer.

Y fue precisamente tras nombrar el propio Pizarro como nuevo Inca a uno de los partidarios de Huáscar, Túpac Hualpa, hermano tanto de Atahualpa como de Huáscar, que marchó por fin rumbo a Cuzco en el mes de noviembre de 1.533. Y así, en la mañana del día 15 de ese mismo mes, las tropas españolas y sus aliados entraron en la capital del imperio, prestando especial interés en el principal de todos sus templos, el Koricancha de los incas, un fastuoso templo levantado en honor al Inti o dios Sol (su máxima deidad), en donde según la tradición sólo podían ingresar los que ayunaban y traían una pesada carga sobre sus hombros, como signo de humildad. Pero ante la sorpresa de los recién llegados, apenas nada quedaba de todos aquellos fabulosos tesoros que unos meses antes Martín Bueno, Pedro Martín y Juan Zárate, los tres enviados a Cuzco por Pizarro, pudieron dar fe

¿Qué había ocurrido para que la mayor parte de los tesoros hubieran desaparecido? Todo parecía indicar que los súbditos de Atahualpa habían ocultado todo el oro y demás riquezas, pero ¿dónde?

La existencia de estos bienes perdidos, dió origen a una serie de sorprendente historias, como la que señalaba que detrás del Koricancha se encontraría la entrada a una gruta llamada la gran Chingana o Chinkana (laberinto), que conduciría a la fortaleza de Sacsayhuamán, al norte de Cuzco, y de ahí al gran Paitití, la ciudad de las riquezas, un enclave secreto hasta el día de hoy oculto en la espesura de la selva. Según el mito, por este camino huyó el príncipe Choque Auqui o "Príncipe Dorado", otro de los hermanos de Huáscar, Atahualpa y Túpac Hualpa, quien antes del inicio de la guerra por la sucesión de su padre Huayna Capac, partió del palacio de Amarucancha llevándose la momia de su progenitor, la estatua de oro de éste y la sagrada imagen del Sol. Su séquito estaba formado por los amautas (maestros), los quipucamayocs (contables del imperio), las ajllas (vírgenes del Sol), los sacerdotes y parte de la nobleza quechua. Todos se dirigían al misterioso Paitití. Realidad o ficción, hasta ahora nadie lo sabe.


Murallas de la fortaleza de Sacsayhuamán, la fortaleza situada al norte de la ciudad de Cuzco, y a la que según la tradición se la relaciona con una de las más importantes entradas al enigmático laberito inca, la denominada como "la Chinkana Grande".

Durante muchos años, los españoles intentaron localizar el acceso de entrada a este mítico mundo subterráneo para encontrar el tesoro que tanto habían codiciado, pero no sólo no lo encontraron sino que, como cuentan muchas crónicas de la época, fueron pocos los que consiguieron salir del laberinto. Un caso perfectamente documentado es el que ocurrió en 1.624, donde tres hombres, Francisco Rueda, Juan Hinojosa y Antonio Orué, entraron en una galería situada por la parte de Sacsayhuamán. Esta iniciativa había despertado una enorme expectación en Cuzco, habiendo sido una gran cantidad de curiosos los que les acompañaron hasta la entrada a la gruta. Se ataron al extremo de una larga cuerda, dejando el otro al cuidado de los testigos, desaparecieron posteriormente en el interior y no volviéndose a saberse de ellos nunca jamás. La única prueba fehaciente de la existencia de tesoros ocultos sucedió en el año 1.700. Según estos mismos cronistas, unos estudiantes se adentraron en un túnel localizado en Sacsayhuamán, con el firme propósito de localizar el tesoro oculto que se le negó a Pizarro. Sólo uno de sus componentes salió con vida del laberinto cuando habían pasado diez días de su incursión, pero trajo consigo un valioso hallazgo: una mazorca de maíz de oro macizo procedente del jardín de oro del Templo del Sol. La cual posteriormente se refundió en dos coronas para la virgen del convento cuzqueño de Santo Domingo, emplazado sobre el antiguo templo inca, y que hoy conservan los monjes.

Ya en 1.590 el padre mercedario Fray Martín de Murúa advertía en el capítulo IX de su “Historia de los Incas, Reyes del Perú” de la existencia de estos túneles y del serio peligro de adentrarse en su interior: “…Este valeroso capitán Ausi Topa fue el que por mandato de su padre, hizo un camino debajo de la tierra en la fortaleza de esta ciudad del Cuzco hasta Koricancha que era donde ellos tenían el templo y oratorio del sol y de la luna y de todas las demás huacas que ellos adoraban, hasta la entrada de este socavón en la dicha fortaleza en donde llamaban la chingana aunque ya es perdido y acabado todo, porque no hay quien atine por donde va, sino es solamente la entrada, porque en entrando algún trecho se pierden y no pueden dar con el camino. Porque ni en el dicho paraje del Koricancha no hay memoria de ello y dicen que el inga lo mandó cerrar porque no entrase nadie dentro…”. De la misma manera el inca Garcilaso de la Vega apuntaba en su obra “Comentarios Reales de los Incas” en el año 1.609: “…Una red de pasajes subterráneos, tan largo como las propias torres estaban todos conectados. El sistema era compuesto de calles y alamedas partiendo en todas las direcciones, todas con puertas idénticas. Era tan complicado que ni siquiera los más valerosos se aventuraban a entrar en el laberinto sin una guía de orientación que consistía en un rollo de cuerda o brabante grueso atado a la puerta de entrada para ser desenrollado a medida que se fuese avanzando por los túneles. Cuando niño acostumbraba a ir hasta el fuerte con los chicos de mi edad, pero no nos atrevíamos a ir muy lejos, permaneciendo siempre en lugares donde hubiese la luz del sol, pues teníamos mucho miedo de perdernos, después de oír todas las historias que los indios nos contaban sobre el lugar…”.

Fueron tantos y tan sonados los casos de desapariciones en el interior de estos túneles, que en el año 1.927 las autoridades ordenaron a la policía y a los militares peruanos sellar a base de explosiones de dinamita todos aquellos accesos en Cuzco y alrededores que fuesen sospechosos de ser punto de acceso al laberinto o chinkana.

Ya han pasado varios años desde que el Instituto Nacional de Cultura de Cuzco obligase a Bohic Ruz Explorer a pagar el cierre de las obras y a marcharse definitivamente del Koricancha por entre otros cargos, haber puesto en peligro la estructura del convento y la seguridad de sus visitantes, más la grave acusación de haber engañado a las autoridades y haber actuado como vulgares cazatesoros. Desde entonces Anselm Pi Rambla y su equipo de colaboradores se ha tenido que conformar con la investigación de los datos obtenidos durante las excavaciones y los proporcionados por los equipos GPR (Ground Penetration Radar) o “geo-radares”, una herramienta excelente de prospección no destructiva del subsuelo, en un rango de profundidades que oscila entre los poco centímetros y los treinta metros. Básicamente esta técnica consiste en el análisis de las reflexiones de las ondas electromagnéticas que se producen cuando hay variaciones en la constante dieléctrica del terreno (La constante dieléctrica o permitividad relativa de un medio continuo es una propiedad macroscópica de un medio dieléctrico relacionado con la permitividad eléctrica del medio). Todos estos estudios y trabajos parecen arrojar una serie de conclusiones inequívocas, y es que, bajo el suelo de Cuzco se extiende un basto y complejo entramado de galerías de increíble magnitud, cuyo epicentro estaría claramente localizado bajo el Convento de Santo Domingo en un área que fue alterada (rellenada con tierra y escombros) y cerrada definitivamente por algunos dominicos entre los años 1.985 y 1.988 y que la misma comunidad de padres que viven actualmente en el Convento son desconocedores de estos hechos del pasado y quienes fueron sus autores.



En el mes de marzo de 1.994 los investigadores españoles Vicente París y Javier Sierra iniciaron un viaje por tierra andinas, para entre otras labores de investigación, profundizar en los mitos y leyendas que hacían referencia a la red de túneles que con epicentro en la ciudad de Cuzco se extendían por todo el Perú adentrándose incluso en otros países vecinos. La suerte o el destino quisieron que Javier Sierra (arriba a la izquierda) obtuviese nuevos datos de la existencia del túnel a través del Prior del Convento de Santo Domingo,el Padre Benigno Gamarra. Ante la sorpresa del investigador español, el prior del convento le mostró y autorizó a fotografiar dos elaboradas coronas de oro con incrustaciones (arriba en la imagen del centro) que fueron realizadas tras fundir la mazorca o choclo de oro que un estudiante en 1.700 logró sacar de los tuneles tras permanecer extraviado varios días. El religioso contó al investigador español que el terremoto que asoló Cuzco en 1.950 les obligó a cerrar la entrada del túnel para consolidar aún más los cimientos de la iglesia. Todas estas investigaciones fueron publicadas en el capítulo 15, Perú: Los túneles de los dioses, en su libro En busca de la Edad de Oro (arriba a la derecha).

Mientras, muchos han sido los rumores que han achacado a una lucha de intereses entre distintas instituciones, concretamente entre el gobierno de Perú y la Iglesia, la razón principal para el total abandono de las investigaciones sobre la posible existencia de este conjunto de túneles preincaicos, avalados desde siglos atrás, por multitud de leyendas y tradiciones. Por ley, la Iglesia no está autorizada a hacer ningún tipo de trabajo arqueológico sin el permiso de las autoridades civiles, aunque sea sobre terrenos de su propiedad, tal como sería el caso del Convento de Santo Domingo. La magnitud de los trabajos requeridos para desentrañar los secretos del subsuelo cuzqueño no pasaría inadvertidos para nadie, y menos aún para el gobierno peruano, quien de descubrir cualquier tesoro o resto arqueológico de importancia sería su único dueño.
Por otro lado, los sectores arqueológicos ortodoxos del país (como suele suceder en todas las latitudes) han restado importancia al descubrimiento de Anselm Pi Rambla y a la existencia del laberinto o chinkana en el subsuelo de la antigua capital de los incas. Más bien señalan la existencia de gran cantidad de grutas de origen totalmente natural, como la causa de la multitud de leyendas que desde tiempos inmemoriales atribuyen a un pueblo o cultura de orígenes desconocidos, tal vez emparentados con los incas, la autoría de tan titánica obra.

¿Cuánto tiempo se mantendrá esta situación? ¿Cuándo se volverán a iniciar los trabajos de investigación? ¿Es realmente posible que bajo el asfalto de la ciudad de Cuzco se encuentre oculto uno de los mayores tesoros que podamos imaginar? ¿Son de origen natural las galerías, y si no fuera así quienes fueron sus constructores y que medios emplearon para su realización? ¿Se limitan estas galerías a las inmediaciones de Cuzco o tal y como dicen las mismas leyendas, se extienden a los rincones más insospechados de Suramérica, recorriendo cientos de kilómetros en todas las direcciones?

Una vez más nos tememos que tendremos que esperar si queremos tener respuestas