viernes, 8 de agosto de 2014

La triplicidad del hombre. Tríptico



II
Enigma de los hijos de Noe
o quienes son
los semitas, camitas y jafetanos

(Artículo del libro "El misterio de la Santisima Trinidad")


Como nos comunica la Biblia, después del diluvio los descendientes de los tres hijos de Noe, a saber, Sem, Can y Jafet, se dispersaron por la tierra (Gen 10, 32). Se cree que originaron tres razas de la humanidad y tres familias lingüísticas, a saber: las de los semitas, camitas y jafetanos. Sin embargo el texto bíblico no permite definir con seguridad las tierras de la extensión de cada uno de ellos, ya que sus comunicaciones, a veces oscuras o contradictorias, además se relacionan asiduamente con los nombres geográficos desconocidos. Así, sobre las tierras ocupadas por los hijos de Jafet ahí se dice: “se poblaron las islas de las gentes” (Gen 10, 5). Sobre el área de la dispersión de los hijos de Sem el texto nos informa que “su asiento se extendió desde Mesa, en dirección a Sefar, al monte del oriente” (Gen 10, 30), pero los lugares nombrados hasta hoy no están localizados. Se puede decir que la comunicación bíblica más comprensible para nosotros es sobre los descendientes de Can, aunque incluso ahí no nos faltan dificultades, porque se origina una gran confusión respecto a los pueblos que los representan. Así, a algunos descendientes de Can los encontramos en la genealogía de Sem. Antes de todo es Asur que está presente tanto en la genealogía de Can como en la de Sem. Además, llama la atención el parecido de los nombres Caín, Canaan y Cainán (Quenan) en las genealogías de Caìn, Set, Sem (en la Septuaguinta y en las versiones orientales de la Biblia: rusa, armenia) y Can, y el hecho que los descendientes de Set casi por completo (aunque diseminadamente) parecen repetir la genealogía de Caín.
Origen de las dificultades y las versiones de las genealogías bíblicas se encuentra en las distintas fuentes que tenían los compiladores de la Biblia. La información sobre la existencia de tales fuentes se conservó, por ejemplo, en la “Historia de Armenia” de Moisés de Joren (siglo V), donde el autor cita algunos fragmentos de éstas.[1] Particularmente, cita las genealogías de Can y de Jafet, paralelas a la segunda genealogía bíblica de Sem (Gen 11, 10-20) y ausentes en el texto bíblico, que, segùn el autor, fueron presentadas por un tal Abidén que confirmaba que estas fueron “después substraídas por alguien”. Allí Moisés de Joren escribe:
“Es de común saber que la definición de los tiempos desde el principio hasta nosotros, y, especialmente, la definición de las filas de los descendientes de los linajes patriarcales de los tres hijos de Noe es muy penosa y de difícil realización, especialmente si intentar observarlos por los siglos. Y más aún, porque la Divina Escritura al destacar su propio pueblo, rechazó a los demás como despreciables e indignos de la mención en sus páginas. Contaremos, comenzando de ellos,
a medida de nuestras posibilidades, todo lo cierto que encontramos en las historias antiguas, de nuestro punto de vista, completamente auténticas. Y tú, juicioso lector, mira ahora la regularidad
de las filas de los tres linajes hasta Abraham, Nin y Aram y ¡asombrate!” A continuación presentamos las genealogías citadas por Moisés de Jorén:
Sem tenía cien años cuando engendró a Arpaksad,
Arpaksad era de ciento treinta y cinco años de edad cuando engendró a Kainan.
Kainan tenía ciento veinte años cuando engendró a Sélaj.
Era Sélaj de treinta años cuando engendró a Héber.
Era Héber de ciento treinta y cuatro años cuando engendró a Péleg.
Era Péleg de ciento treinta años cuando engendró a Reú.
Era Reú de ciento treinta y dos años cuando engendró a Serug.
Era Serug de ciento treinta años cuando engendró a Najor.
Era Najor de ciento veintinueve años cuando engendró a Téraj.
Era Téraj de setenta años cuando engendró a Abram,

Can engendró a Kus
Kus engendró a Misrátim
Misráyim engendró a Nemrod
Nemrod engendró a Bab
Bab engendró a Anebis
Anebis engendró a Arbel
Arbel engendró a Hayal
Hayal engendró al otro Arbel
Arbel engendró a Nin
Nin engendró a Ninive

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1.Moises de Joren “Historia de Armenia” (s.V). En el primer libro de esa historia que alude a la genealogía del pueblo armenio, el autor habla de las fuentes que usó para escribir el libro. Todas fuentes son griegas, mejor dicho son las traducciones griegas de las crónicas e historias que se encontraban en los archivos reales y de templo de Persia, de Egipto, de Babilonia y de otros paices, que él conocía, como creen, a través de las obras de Eucebio de Cesarea. Entre los autores mencionados por él, figuran: Beros, “un sabio caldeo, experto en las ciencias”; Mar Abas Catina, un sirio “inteligentisimo y ávido de saber”; Abidén; Sibila de Beros “superior a muchos por su veracidad” y otros. Entre las fuentes indica también leyendas orales, particularmente atribuidas a Olimpiador, un filósofo que había contado el contenido del libro sobre Ksisutro (Noe bíblicio) y sus hijos, que existía en los otros tiempos y que, como decía, ya “no se puede hallar en ningún lugar”. La existencia de esas legendas se confirmaba por los ancianos de la generación de Aram que incluso en los tiempos de Moisés de Joren “las contaban de memoria acompañandolas con los instrumentos musicales, cantos, espectáculos y bailes”.
El autor concluye la lista de estas últimas fuentes con las siguientes palabras:
“Cuanto mentira y cuanto verdad hay en ellas no me incumbe. Porque en este libro yo cito todo lo que he escuchado y leido en libros, para que no dudes en la puresa de mis intenciones respecto a vos”.

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Jafet engendró a Gomer
Gomer engendró a Tiras
Tiras engendró a Togarma
Togarma engendró a Hayk
Hayk engendró a Aramaniak
Aramaniak engendró a Aramais
Aramais engendró a Amasia
Amasia engendró a Guelam
Guelam engendró a Harma
Harma engendró a Aram

Como vemos, la genealogía de Sem completamente coincide con la segunda genealogía del mismo presentada en Gen 11, 10-26 de Septuaguinta y de las traducciones orientales (rusa, armenia, etc.). Pero Cainán (Quenán) no figura en las versiones modernas católicas y hebreas de la misma genealogía. Tampoco figuran allí Asur y Aram presentes en la primera genealogía de Sem en Gen 10, 22-31. Y tampoco está Asur en la genealogía equivalente de Can que nos presenta Moisés de Joren, mientras que Aram figura allì como descendiente de Jafet.
Esas tres genealogías merecen una consideración especial a la que dedicaré el tercer artículo de este tríptico, pero ahora, volviéndose al tema notemos que tampoco tiene fundamentos firmes la opinión que los hijos de Noe fueron los progenitores de las tres razas humanas, porque no está aclarado de que razas exactamente se trata. Si los observamos desde el punto de vista del color, suponiendo, como se cree, que los camitas son los negros, entonces deberíamos hablar de dos razas, ya que aquellos que se creen semitas y jafetanos pertenecen a la raza blanca. Si, conforme con el texto bíblico, suponemos que los camitas son los habitantes del norte de África y de la parte oriental del Asia Anterior (Gen 10, 6-20), veremos que allá vivían y viven a los que llamamos semitas y los etíopes. Y nos preguntaremos entonces: si en lugares, donde, según la Biblia, deben estar los camitas, viven los semitas, entonces ¿donde están los camitas?
Si dirigimos ahora a las tres familias lingüísticas que llevan los nombres de los hijos de Noe, la confusión se profundizará aún más, porque hay pueblos que, según la genealogía bíblica, representan a los camitas, sin embargo su lengua pertenece a la familia semítica. Así Babilón, Acad, Asur en la Biblia se relacionan con los descendientes de Can (Gen 10, 6-14), mientras que sus lenguas (asirio-babilónico y acádico) pertenecen a la familia semítica. A la misma pertenecen también las tribus Seba y Dedán anotadas en la genealogía de Can. Para salir de algún modo de esta confusión, los lingüistas a menudo cualifican la familia semítica como semítico-camítica, aunque no exista ninguna definición segura de las lenguas camíticas.
Con semejantes contradicciones en el texto bíblico nos encontramos bastante frecuentemente. Una de estas, es la comunicación que Yabal del linaje de Caín fue “el padre de los que habitan en tiendas y crían ganado” (Gen 4, 20), cuando sabemos que en tiendas habitaban los semitas y el mismo Abraham.
Todas esas desconformidades porfiadamente hacen suponer una incorrecta interpretación de la Sagrada Escritura y buscar la solución en la etimología de los nombres y de los topónimos.

Los nombres bíblicos. Los investigadores de la Biblia conocen que los nombres bíblicos revelan la misión o predestinación oculta de los hombres, objetos o fenómenos que definen. El nombre es semejante a la palabra encarnada por la cual Dios creó todo el universo invisible y visible. El sentido recóndito del nombre ya se adivina, cuando el Señor lleva ante el hombre a todos los animales y aves que había creado, “para ver cómo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera.”(Gen 2, 19-20).
Y no hay duda en que los nombres que Adán los daba tenían que ver con las predestinaciones de estos seres.
También los nombres de las ciudades, de los pueblos y países bíblicos revelan su predestinación principal, sea positiva o negativa. Así, el nombre Babilón se debe al hecho que “allí embrolló Yahveh el lenguaje de todo el mundo, y desde allí los desperdigó Yahveh por toda la haz de la tierra” (Gen 11, 9), es decir, allí fue dividida la unidad del lenguaje humano.
Lo mismo se puede decir respecto a los nombres étnicos. De un modo evidente vemos eso, por ejemplo, en los nombres de moabitas y ammonitas que nacieron como consecuencia de un incesto que cometieron las hijas de Lot con su padre: “la mayor dio a luz un hijo,” se dice en Génesis, “ ye le llamó Moab: es el padre de los actuales moabitas. La pequeña también dio a luz un hijo, y le llamó Ben Ammí: es el padre de los actuales ammonitas” (Gen 19, 37-38).
Igualmente el nombre de Dios Yahveh que le define como “Yo soy como soy” (Ex 3, 14) y los nombres de todas otras personas que la Sagrada Escritura menciona.
La importancia que tienen los nombres en los ojos de Dios se revela también del hecho que Él cambia los nombres de aquellos con quienes establece una alianza. Por ejemplo, a Abram le dijo: “No te llamarás más Abram, sino que tu nombre será Abraham, pues padre de muchedumbre de pueblos te he constituido” (Gen 17, 5) y también: “Dijo Dios a Abraham: «A Saray, tu mujer, no la llamarás más Saray, sino que su nombre será Sara. Yo la bendeciré, y de ella también te daré un hijo. La bendeciré, y se convertirá en naciones; reyes de pueblos procederán de ella.»(Gen 17, 15-16). Lo mismo hace Dios con Jacob diciéndole: “En adelante no te llamarás Jacob sino Israel; porque has sido fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido” (Gen 32, 29), etc.
Sobre el sentido misterioso y secreto del nombre evidencian también las palabras del Salvador en Apocalipsis: “al vencedor le daré maná escondido; y le daré también una piedrecita blanca, y, grabado en la piedrecita, un nombre nuevo que nadie conoce, sino el que lo recibe.” (Ap 2, 17)
Pues, todo nos dice que los nombres y topónimos de la Biblia encierran en sí una información importante sin la cual sería imposible entender el sentido que tienen en los ojos de Dios aquellos que los llevan y el papel que les está predestinado en las intenciones divinas. Pero el asunto es que no todos ellos pueden ser explicados por el idioma hebreo. Ese hecho y además las glosas que existen en el texto de la Sagrada Escritura hacen suponer que, quizás, el idioma original de la misma, particularmente del Pentateuco, no fue el hebreo y que los traductores, de haberla traducido muchas veces de idioma a idioma, podrían perder muchas cosas, porque traducían lo que entendían y lo que no entendían, dejaban como estaba. Para descifrar esas palabras que, sin duda, Dios nos había transmitido para que entendiéramos, es menester que muchos teólogos y lingüistas reuniendo sus esfuerzos busquen sus significados en todas las lenguas vivas y muertas, porque, es muy probable que el original fuera escrito en aquella lengua divina e única que la humanidad hablaba antes de la Confusión de Babel.

Sobre el origen de las Sagradas Escrituras. Pero ¿qué sabemos sobre el origen de nuestros conocimientos religiosos? Respecto a esa pregunta algunos datos interesantes encontramos en los libros apócrifos del Antiguo y del Nuevo Testamentos. Particularmente son los dos: el Libro de Enoc y El Evangelio armenio de la Infancia. Y lo que en ellos se refiere a la antigüedad de las fuentes bíblicas no solamente no contradice a la lógica de los libros canónicos, sino va ampliando y hasta explicando sus comunicaciones.
Enoc vivió antes del diluvio universal, lo que significa que vivió antes de la Confusión de Babel que provocó la división de las lenguas y de los pueblos. Entonces podemos decir que su libro fue escrito en la protolengua de la humanidad de la cual después había sido traducida innumerables veces. Conforme con el texto que citamos abajo, la enseñanza del Libro de Enoc es la de sabiduría y se llama la norma reguladora para toda la tierra que en otros términos significaría la Palabra de Dios ya que es El Quién posee la sabiduría y da normas reguladoras para toda la tierra. He ahí las propias palabras de Enoc: “Libro escrito por Henoc, el escriba ? pues él escribió toda esta enseñanza de sabiduría, loada por todos los hombres y norma reguladora para toda la tierra ?, para todos mis hijos que moran en la tierra y para las generaciones posteriores que obren en rectitud y paz.” (Primer libro de Enoc 92, 1). En otro lugar continúa: “conozco los secretos de los santos, ya que el Señor me los ha mostrado y hecho conocer y los he leído en las tablas celestiales. En ellas vi escrito que una generación tras otra pecará, hasta que surja una generación justa, se destruya la culpa y desaparezca el pecado de la tierra, aconteciéndole todo bien. (Primer libro de Enoc 106, 19-107, 1)
Ese libro él entregó a su hijo:
“Ahora, hijo mío, Matusalén, voy a decirte todas estas cosas y te las escribiré: todo te lo he revelado y te he dado los libros de todo esto. Conserva, hijo mío, el libro de mano de tu padre, para darlo a las generaciones eternamente. 2Sabiduría te he dado, a ti, a tus hijos y a tus descendientes, para que transmitan a sus hijos por generaciones esta sabiduría superior a su pensamiento”. (Primer libro de Enoc 82, 1-2)
Después lo recibieron consecutivamente Lamec y Noé, quién añadió:
“Tras esto, me dio mi abuelo Henoc en un libro la explicación de todo lo oculto y las parábolas que le habían sido otorgadas, y me las reunió en las palabras del Libro de las parábolas” (Primer libro de Enoc 68, 1).
El Evangelio armenio de la infancia completa estos datos. Según el, los tres reyes – Melkón, Baltasar y Gaspar - que habían llegado a adorar a Cristo recién nacido, cuentan lo siguiente:
“... cuando Adán hubo abandonado al Paraíso, y cuando Caín hubo matado a Abel, el Señor concedió a nuestro primer padre el nacimiento de Seth, el hijo de consolación, y, con él, aquella carta escrita, firmada y sellada por el dedo del mismo Dios. Seth la recibió de su padre, y la dio a sus hijos. Sus hijos la dieron a sus hijos, de generación en generación. Y, hasta Noé, recibieron la orden de guardar cuidadosamente dicha carta. Noé se la dio a su hijo Sem, y los hijos de éste la transmitieron a los suyos. Y éstos, a su vez, la dieron a Abraham. Y Abraham la dio a Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Alto, por cuya vía nuestro pueblo la recibió, en tiempo de Ciro, monarca de Persia, y nuestros padres la depositaron con grande honra en un salón especial. Finalmente, la carta llegó hasta nosotros. Y nosotros, poseedores de ese testimonio escrito, conocimos de antemano al nuevo monarca, hijo del rey de Israel.... ese documento era el mismo que los magos ofrecieron al niño Jesús. (El Evangelio armenio de la Infancia 11, 11 y 24) [2]
Una confirmación circunstancial de lo que la carta de Dios, realmente, podría llegar a parar en Persia en los tiempos de Ciro nos da la Biblia misma. En el libro de Isaías Dios dice a Ciro:
«Tú eres mi pastor y darás cumplimiento a todos mis deseos, cuando digas de Jerusalén: "Que sea reconstruida" y del santuario: "¡Echa los cimientos!"»
Así dice Yahveh a su Ungido Ciro, a quien he tomado de la diestra para someter ante él a las naciones y desceñir las cinturas de los reyes, para abrir ante él los batientes de modo que no queden cerradas las puertas. Yo marcharé delante de ti y allanaré las pendientes. Quebraré los batientes de bronce y romperé los cerrojos de hierro. Te daré los tesoros ocultos y las riquezas escondidas, para que sepas que yo soy Yahveh, el Dios de Israel, que te llamo por tu nombre. (Is 44, 28 – 45, 1-3)
Hablando aquí de “los tesoros ocultos y las riquezas escondidas”, Dios, sin duda, refiere a los tesoros y riquezas espirituales que, por supuesto, podrían incluir esa Carta de salvación dada por Dios a Adán.
Creo que la Biblia está compuesta precisamente en la base de estos conocimientos que pasaban
de generación a generación, de lengua a lengua. Si la unidad de la forma y del contenido del texto bíblico más antiguo no deja lugar a dudas respecto de su autenticidad, los nombres y topónimos

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2. Evangelios apócrifos. – Ediciones Libertador, Bs.Ar. 2003.

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deberían sufrir adaptaciones a todas las lenguas a las cuales se traducían. Además, si al principio estos caracterizaban a las personas o lugares, con el tiempo comenzaron entenderse simplemente como nombres propios, mientras que el sentido que incluían fue olvidado. Por eso hoy es muy difícil definir cuál fue su sentido primitivo.

La maldición-bendición de Noé. Preguntas sin respuestas. Al intentar a descubrir el significado o la etimología de los nombres de los hijos de Noe nos enfrentamos con las mismas dificultades. Resulta que el sentido exacto de estos nombres no está aclarado y distintos investigadores los interpretan de distinta manera. Además prestando la mayor atención al punto de vista histórico, antes de todo concentran su atención sólo en definir, quien fue el primogénito, ya que en este asunto el texto bíblico tampoco es claro.
La cuestión es que estos nombres con más frecuencia se mencionan en el siguiente orden: Sem, Can y Jafet (Gen 5, 32; 6, 10; 7, 13) del cual se puede concluir que Sem fue el mayor; Can, el medio y Jafet, el menor. Pero en cuanto a las genealogías, la de Jafet siempre precede a las de sus hermanos. Después viene la de Can y al final la de Sem. (Gen 10) A pesar de que el nombre de Can invariablemente figura entre los nombres de sus hermanos, el texto lo menciona como al menor (Gen 9, 24).
Para encontrar la respuesta los estudiosos recurren a los cálculos. Partiendo de la comunicación bíblica que Noe tenía 500 años cuando nacieron Sem, Can y Jafet (Gen 5, 32); que Can fue el menor (Gen 9, 24); que el diluvio tuvo lugar, cuando Noe cumplió 600 años (Gen 7, 6) y que Sem tenía 100 años, cuando a dos años después del diluvio nació Arpaksad (Gen 11, 10), muchos de ellos hacen la siguiente conclusión: si a dos años después del diluvio Sem tenía 100 años, a saber,
cuando Noe tenía 602 años, significa que Sem nació, cuando Noe tenía 502 años; y si Can fue el menor de sus hijos, entonces hay que pensar que cuando en Génesis 5, 32 se dice sobre el nacimiento de esos tres hijos de Noe en su edad de 500 años, en realidad, se refiere sólo a Jafet, ya que Sem nació dentro de dos años y Can fue el menor. Además algunos sabios del idioma hebreo antiguo creen que el verso 21 del capítulo décimo de Génesis que suele interpretar como “También le nacieron hijos a Sem, padre de todos los hijos de Héber y hermano mayor de Jafet,” según la gramática hebrea, sería más correcto traducir como “También le nacieron hijos a Sem, padre de todos los hijos de Héber y hermano de Jafet, el mayor.” [3] Pero porque, por el convencimiento común, tal interpretación no corresponde al contexto bíblico, la mayoría simplemente deja sin atención este hecho y sigue considerando a Sem como el hermano mayor de Jafet. [4]
En fin, respecto a los hijos de Noe hay muchos enigmas. Pero el más enigmático es el siguiente fragmento, conocido como el de maldición-bendición de Noe. Así es el fragmento:
“Los hijos de Noé que salieron del arca eran Sem, Cam y Jafet. Cam es el padre de Canaán.
Estos tres fueron los hijos de Noé, y a partir de ellos se pobló toda la tierra. Noé se dedicó a la labranza y plantóuna viña. Bebió del vino, se embriagó, y quedó desnudo en medio de su tienda. Vio Cam, padre de Canaán, la desnudez de su padre, y avisó a sus dos hermanos Entonces, Sem y Jafet, tomaron el manto, se lo echaron al hombro los dos, y andando hacia atrás, vueltas las caras, cubrieron la desnudez de su padre sin verla. Cuando despertó Noé de su embriaguez y
supo lo que había hecho con él su hijo menor, dijo:

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3. Ver, por ejemplo, S.N.Kramer, Analecta Bíblica 12 (1959) : 202-204 - www.wikicristiano.org/editar.php?id=4066; Judaísmo ortodoxo netzraim.Cap.10: www.mesianicos.net/noaj_ en_espanol_cap.10.htm )
4. ??????????? ? ?????????????. ??????????? ??????. ?????????? ????????????: http://lib.eparhia-saratov.ru/books/13n/nikifor/encyclopedia/1755.html

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«¡Maldito sea Canaán! ¡Siervo de siervos sea para sus hermanos!»
Y dijo: « ¡Bendito sea Yahveh, el Dios de Sem, y sea Canaán esclavo suyo!
¡Haga Dios dilatado a Jafet; habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán esclavo suyo!» (Gen 9, 18-27)
Esas palabras de Noe durante siglos provocaron y siguen provocando la perplejidad entre los investigadores tanto judaicos, [5] como cristianos, porque al leerlas inmediatamente surgen por lo menos dos preguntas:
(1) ¿por qué por el crimen de Can Noe maldice a Canaan, el hijo de este? Y
(2) ¿por qué dice que Jafet habitará en las tiendas de Sem? ¿Dónde estará entonces Sem?
He ahí como contesta a esas preguntas, por ejemplo, San Juan Crisóstomo.
Respecto a la primera pregunta él escribe:
“He ahí hemos llegado a la pregunta que se repite por doquier. Hay muchos que dicen: ¿Porque fue el hijo que recibió la maldición, cuando él que pecó y abrió la desnudez
fue el padre?... Noe quiso castigar a Can por su crimen y por la ofensa inferida a él sin romper al mismo tiempo la bendición de Dios que ya habían recibido: Dios, se ha dicho, bendijo a Noé y a sus hijos, cuando salieron del arca (Gen 9,1). Pues, para que no parezca que él maldice a aquel quien ya había recibido la bendición de Dios, Noe por ahora deja al ofensor e acarrea la maldición a su hijo. Es cierto, uno dirá, de esto se ve que Noe no maldijo a Can porque él había recibido la bendición de Dios: pero ¿por qué por el crimen del padre fue castigado el hijo? Y no es sin motivo. En efecto. Can fue castigado y sufrió la pena no menos que su hijo.
Ustedes, por supuesto, saben, que a menudo los padres están dispuestos a ser castigados en lugar de sus hijos, que para ellos es mucho más penoso ver el sufrimiento de sus hijos que sufrir ellos mismos. Pues así fue hecho (es decir, en lugar de Can fue castigado su hijo) para que también el padre por su natural amor al hijo, sufriera un profundo dolor, mientras que la bendición de Dios quedaría intacto; y que el hijo expuesto a la maldición fuera castigado por sus propios pecados, porque aunque ahora sufre por el crimen del padre, probablemente, fue castigado también por sus propios pecados. El fue expuesto a la maldición no sólo por el pecado del padre, sino, sin duda, también para que a través del hijo el padre llevase un castigo mayor. Los profetas a menudo advierten que ni los padres por sus hijos, ni los hijos por sus padres no sufren el castigo, pero cada uno se castiga por sus propios pecados. Por ejemplo, dicen: «Los padres comieron el agraz, y los dientes de los hijos sufren de dentera» (Jer 31, 29) también: “El que peque es quien morirá” (Ezeq 18, 20) y también: “No morirán los padres por culpa de los hijos ni los hijos por culpa de los padres” (Deu 24, 16)” [6]
Es la interpretación que con unas variaciones poco significantes adoptaron todas las Iglesias cristianas. Unos de los investigadores, por ejemplo (y a mi juicio, muy justamente), piensan que el nombre Canaan puede ser alguna definición de Can, otros, que su maldición podría ser justificada por su viciosidad que había heredado del padre, o por su participación en el pecado cometido por su padre; terceros opinan igual que el San Juan Crisóstomo, que la causa de la maldición del hijo está relacionada con el deseo de castigar al padre lo más dolorosamente. [7]
En cuanto a la segunda pregunta, el San Juan Crisóstomo la contesta de la manera siguiente:

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5. En la enciclopedia hebrea electrónica en idioma ruso bajo el rubro de “Can”, donde se dice: “No está claro, porque Noe en lugar de Can maldijo a su hijo Canaan…”» (www.eleven.co.il/)
6. La traducción española de las citas presentadas de “Las conversaciones sobre el libro de Genesis” del San Juan Crisóstomo es de la autora de esta obra. Las citas han tomadas de la conversación ??I? t.IV, libro.I – Edición de Internet: ???-?????? "?????" ?????? - 2003
7. “La maldición (Gen 9,2427). Va dirigida contra Canaán, que ya ha sido presentado como hijo de C.; quizás es una denominación del mismo C., o una sustitución del padre por un hijo heredero de sus bastardos sentimientos. P. Morant cree que la maldición de Canaán puede explicarse porque participó en el pecado o porque así C. es castigado y herido en lo que más quiere, que es su hijo”. G. del Cerro Calderón. ??m - Ediciones Rialp S.A. Gran Enciclopedia Rialp, 1991

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“A través de las bendiciones de Sem y Jafet él, me parece, anunció la vocación de dos pueblos, a saber: a través de Sem a los judíos, porque de él provino el patriarca Abraham y el pueblo Judío; y a través de Jafet, la vocación de los paganos. Así que esa es la profecía que se esconde en esta bendición: “¡Haga Dios dilatado a Jafet; habite en las tiendas de Sem» Eso, como vemos, de verdad, se cumplió respecto a los paganos. Diciendo “haga dilatado” él refería
a todos los paganos, y diciendo” habite en las tiendas de Sem” (dio entender) que los paganos se aprovecharán de todo lo que fue designado y preparado para los Judíos. Y sea Canaán esclavo suyo!” [8]
Por lo general también esta explicación coincide con la opinión adoptada por todas las Iglesias. Las variedades son insignificantes. Por ejemplo, uno de los investigadores católicos escribe:
«Varios detalles son dignos de notar en esta maldiciónbendición: a) La graduación de preferencia: Sem (v.) o el señor, Jafet (v.) o el huésped, Can. o el esclavo (P. Morant). b) Can queda así excluido de las bendiciones divinas. c) El nombre de Canaán evidencia la intención de restringir la maldición a los cananeos; no quedarían incluidos los otros hijos de Can y, de hecho, la historia bíblica no los considera tan peyorativamente como podría esperarse de la maldición. d) Los Santos Padres interpretan la bendición de Jafet como una profecía que anuncia la entrada de los paganos en la comunidad de los elegidos». [9]
Pero si es así, entonces surgen tres preguntas más:
(1) ¿por qué Jafet que obró noblemente igual que Sem, se relaciona con los
paganos, es decir, de repente se convierte en el progenitor de los
pueblos idólatras, malditos por Dios, cuando dice Cristo: “Un árbol bueno
no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos.”(Mt
7, 18)? Y
(2) ¿por qué, cuando se dice que él habitará en las tiendas de Sem, algunos
entienden que habitará como un huésped, es que el huésped poco se
distingue de un esclavo, ya que, igual que él, no tiene su vivienda y vive en un
hogar ajeno por el favor del dueño?
(3) ¿por qué, los semitas se contraponen a los jafetanos como a los paganos,
cuando todos los libros de los profetas hablan del paganismo de los
descendientes de Sem y, particularmente de los que se llamaban israelitas
(Ver, por ejemplo, las palabras del Señor dirigidas a Jerusalén (Ezeq 16, 3-63)?
No hay duda, que todas estas explicaciones son forzadas y no convincentes, porque, evidentemente, nacen de una consideración literal del texto bíblico y sin tener en cuenta el significado de los nombres de estos patriarcas postdiluvianos de la humanidad. Pero veremos ahora, qué sabemos respecto a las etimologías de sus nombres.

Can y Canaán. Comencemos de Can (en hebreo, Jam o Cam, en latín, Can). La etimología de ese nombre no está aclarada. [10] Algunos la vinculan con la raíz hum, es decir,
negro, y partiendo de la opinión común, que los descendientes de Can se instalaron en el continente africano, creen que los camitas son los negros. [11]
Existe también la opinión que Can significa caliente. [12] Evidentemente, también esa opinión

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8. Ver la nota 6.
9. G. del Cerro Calderón. ??m - Ediciones Rialp S.A. Gran Enciclopedia Rialp, 1991.
10. G. del Cerro Calderón. ??m - Ediciones Rialp S.A. Gran Enciclopedia Rialp, 1991; Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Bíblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones Certeza) 2000.
11. Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Bíblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones Certeza) 2000.
12. ??????. ????? ?????????? ??????? ??????? ? ?????? ?????? ? ??????? ???????? ? ????????????. ??.???. 1983, ???. «????? ? ?????», ????????.- ??????? ?????????, ??.2470: ???.

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está relacionada con la creencia que los camitas son los habitantes de la caliente África y antes de todo porque el Salmo 78, verso 51 dice de Egipto: “hirió en Egipto a todo primogénito, las primicias de la raza en las tiendas de Cam.” [13]
Pero, teniendo en cuenta que Egipto en el texto bíblico a menudo se entiende alegóricamente y que los nombres caracterizan a los hombres, veremos, primero, ¿cuál fue el pecado de Can que provocó su maldición, porque el significado de su nombre, seguramente, debería relacionarse con este pecado.
Como hemos visto del fragmento presentado, este pecado consistía en el hecho que Can “vio la desnudez de su padre.”
Los que conocen el texto de la Sagrada Escritura, saben que bajo la frase ver desnudez se entiende la relación sexual respecto a cual el Levítico da indicaciones muy claras. Aquí están algunas de ellas:
“Ninguno de vosotros se acerque a una consanguínea suya para descubrir su desnudez. Yo, Yahveh. No descubrirás la desnudez de tu padre ni la desnudez de tu madre. Es tu madre; no descubrirás su desnudez. No descubrirás la desnudez de la mujer de tu padre; es la misma desnudez de tu padre...” etc. (Lev 18, 6 y sigs.) o
“El que se acueste con la mujer de su padre, ha descubierto la desnudez de su padre; ambos
morirán: caerá sobre ellos su sangre.” (Lev 20, 11; ver también todo el fragmento de 10 a 21)
Asimismo el Deuteronomio después de nombrar los mismos pecados añade que maldito está quien los comete. He ahí la maldición exacta referida al pecado cometido por Can: “Maldito quien se acueste con la mujer de su padre, porque descubre el borde del manto de su padre. - Y todo el pueblo dirá: Amén.” (Deum 27, 20; ver también todo el fragmento: versos 15-26).
De los fragmentos citados está claro que el pecado cometido por Can era el pecado mortal del incesto.
Pero ¿por qué la maldición fue dirigida a Canaan y no a Can? Para contestar a esta pregunta, veremos qué sabemos del nombre de Canaan (hebr. Janaan).
Ese nombre se repita en la Biblia más frecuentemente que los otros dos. Respecto a su etimología las opiniones de los investigadores tampoco coinciden. Unos la relacionan con el “negociante”, porque Ezequiel define a Canaan como la tierra de los negociantes que hacen negocios con todo el mundo (Ezeq 17). [14] Otros creen que debe significar
“esclavo”, según la maldición de Noe. [15] Terceros ven en el
nombre de Canaan “la tierra baja”. [16] Otros más lo explican como “celoso”. [17]
Pero el asunto se aclara, como creo, en la siguiente conversación que tuvo Jesús con una mujer cananea:
“En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio, gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está malamente endemoniada.» Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros» Respondió él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.» Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor, socórreme!» El respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los
perritos.» «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.» Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija.” (Mt 15, 22-28)

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13. Ver también Salmos 105, 23 y otros.
14. Ver la nota 5 “Can” (www.eleven.co.il/)
15. ??????. ????? ?????????? ??????? ??????? ? ?????? ?????? ? ??????? ???????? ? ????????????. ??.???. 1983, ???. «????? ? ?????», ????????.- ??????? ?????????, ??.2470: ??????.
16. ??. ?????????? ??????? ?????????? ?.?.: www.geocities.com/Athens/Itaca/4515 ??? http://vp35.narod.ru
17. Diccionario bíblico: www.ecatolico.com/diccionario/dicbil.htm

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Este episodio con Cristo, donde Él define a los cananeos como” perros”, nos inmediatamente sugiere que en el latín se conservó el verdadero sentido de la raíz can que significa perro. Ya que los sonidos “c(k)” y “j” y también “n” y “m” se alternan, no hay duda que Jam hebreo y Can latino representan la misma raíz que vemos en ambos nombres, es decir, en el nombre del padre – Can - y del hijo – Canaan , casi con el mismo significado, ya que uno indica el pecado y el otro al que lo comete. Es evidente por eso que en la Sagrada Escritura Can se llama padre de Canaan por la misma razón que el Satán se llama padre de la mentira (Jn 8, 44).
A juzgar por la interpretación del pecado cometido por Can que he presentado arriba, bajo Canaan hay que entender justamente el pecado de la depravación sexual. Y maldiciendo a Canaan Noe maldice ese mismo pecado y su origen cualificándolo con esa palabra. Mientras que los pueblos que se formaron de sus descendientes, como nos da a entender el texto sagrado, representan las variedades de este pecado. En tal sentido Can y Canaan pueden presentar la misma persona, ya que Canaan se convierte en la definición de Can, o a lo que él puso en marcha. A propósito, en la Enciclopedia electrónica hebrea ofrecida en el Internet en idioma ruso hay una información interesante acerca de Can, tomada de la Ley oral de los hebreos, de tal Aggada que dice: “Can era tan depravado que antes de morir legó a sus descendientes: “Amad uno al otro, amad bandolerismo, amad libertinaje, odiad a sus señores y no decid la verdad.” [18]
Nombraremos sólo los países más conocidos fundados, según la Biblia, por los hijos de Can. Entre ellos encontramos Egipto (Misráyim), Babilón, Acad, Canaan y otros. Particularmente de Canaan tuvieron origen los siguientes naciones y ciudades:
“Canaán engendró a Sidón, su primogénito, y a Het, al jebuseo, al amorreo, al guirgasita, al jivita, al arqueo, al sineo, al arvadeo, al semareo y al jamateo. Más tarde se propagaron las estirpes cananeas. La frontera de los cananeos iba desde Sidón, en dirección de Guerar, hasta Gaza; y en dirección de Sodoma, Gomorra, Admá y Seboyim, hasta Lesa. Estos fueron los hijos de Can, según sus linajes y lenguas, por sus territorios y naciones respectivas”(Gen 10, 6-20).
Cada uno de ellos, parece, representa un pecado particular, como, por ejemplo, Sodoma y Gomorra, y está predestinado a la destrucción. En cuanto a sus tierras, éstas fueron prometidas al Pueblo de Dios:
“Yo te daré a ti y a tu posteridad la tierra en que andas como peregrino, todo el país de Canaán, en posesión perpetua, y yo seré el Dios de los tuyos.» (Gen 17, 8)
Que los cananeos simbolizaban el pecado de lujuria, se ve también de la siguiente conversación de Rebeca con Jacob que leemos en el libro de los jubileos:
“... llamó Rebeca a su hijo Jacob, y le dijo:
- Hijo mío, no tomes mujer de las hijas de Canaán, como tu hermano Esaú, que ha tomado dos mujeres cananeas que han amargado mi espíritu con sus actos impuros. Todas sus acciones son fornicación y lascivia; no hay en los cananeos ninguna justicia, pues son malos...
Respondió Jacob a su madre, Rebeca:
- Aquí me tienes, madre, con nueve septenarios, y no conozco ni he tocado ninguna mujer, ni me he desposado, ni pienso tomar mujer de las hijas de Canaán. Recuerdo, madre, las palabras de nuestro padre, Abrahán, que me ordenó no tomar mujer de las hijas de Canaán, ya que de la descendencia de la casa de mi padre y de mi linaje debo tomar mujer..... No temas, madre, confía en que haré tu voluntad y procederé rectamente, sin corromper nunca mi conducta”. (El libro de los jubileos 25, 1, 4-5,10)
De ahí se ve que Esaú que tenía dos mujeres cananeas, rompió con los preceptos de Abrahán en cuanto al candor y castidad, y lo hizo de tal modo que no le importó vender por un guiso su
primogenitura. En otros términos, obrando así, Esaú puso en evidencia que su carne dominaba a

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18. Ver la nota 5. “Can” (www.eleven.co.il/)

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su espíritu. Mientras que Jacob, como hemos visto, era casto y mantuvo su fidelidad al legado de Abrahán.
Eso significa que bajo las relaciones con los cananeos se entiende el sometimiento del espíritu a los instintos de la carne. Precisamente por eso a los hebreos fue prohibido casarse con las hijas de Can y Canaán. Al amonestar a su hijo Jacob para que no se case con las cananeas, Rebeca le recuerda también que “toda su descendencia está destinada a exterminio en la tierra. Por culpa de Cam erró Canaán, y roda su descendencia y posteridad desaparecerán de la tierra; no habra de ella quien sea salvo el día del juicio.” (El libro de los jubileos, 22, 21-22).
Por eso los hebreos no sólo no debían casarse con las hijas de Can y Canaán, sino también tenían obligación a extirpar y anonadar a todo cananeo sin piedad como la personificación del mal.
Así es como Dios aconseja tratarlos:
“Cuando Yahveh tu Dios te haya introducido en la tierra a la que vas a entrar para tomarla en posesión, y haya arrojado delante de ti a naciones numerosas: hititas, guirgasitas, amorreos,
cananeos, perizitas, jivitas y jebuseos, siete naciones más numerosas y fuertes que tú, cuando Yahveh tu Dios te las entregue y las derrotes, las consagrarás al anatema. No harás alianza con ellas, no les tendrás compasión. No emparentarás con ellas, no darás tu hija a su hijo ni tomarás su hija para tu hijo. Porque tu hijo se apartaría de mi seguimiento, serviría o otros dioses; y a la ira de Yahveh se encendería contra vosotros y se apresuraría a destruiros. Por el contrario, esto es lo que haréis con ellos: demoleréis sus altares, romperéis sus estelas, cortaréis sus cipos y prenderéis fuego a sus ídolos.” (Dt 7, 1-5)
Es una alegoría de la historia de la conquista de la tierra prometida por Josué, hijo de Nun que simboliza a Jesucristo. Compartimos esa idea con Eusebio de Cesárea, el padre de la historiografía cristiana, que las obras de Jose cualificó como “culto simbólico entregado por él” en “el mando de la verdadera y más pura piedad.” Justamente por eso, según el historiador, Moisés lo llamo Jesús, ya que el nombre significa Salvador. [19]
Cuando el Señor habla sobre la necesidad de la exterminación de los pueblos cananeos, quiere decir, la exterminación de los pecados, toda la variedad de los cuales en la Biblia se compara con los “pueblos,” que alejan a los Hijos de Dios de su Padre Celestial. La inexorabilidad y la crueldad con la cual el Señor manda a Josué de Nun exterminar a los cananeos, en realidad, nos muestra, con que inexorabilidad tenemos que exterminar a los camitas y cananeos que habitan dentro de nosotros. Justamente esa misma intención está, por ejemplo, en las penitencias, a veces bastante crueles, que se imponen los monjes y las monjas cristianos. Así, los camitas y cananeos no representan una raza terrenal, sino el pecado que lucha por dominar al hombre. Eso quiere decir que todo pecador es cananeo o camita, sin importar su nación terrenal, porque así se llama el mismo pecado.
Pero hay que admitir, que cuando la lengua de la Biblia se entiende literalmente, entonces comienza el derramamiento de sangre que Dios detesta. Y en lugar de arrancar el mal de sí mismo, los pueblos empiezan a exterminar uno al otro y haciendo esto, absurdamente alegan a Dios.
Entonces Can y Canaan personifican en la Biblia a los hijos del vicio.
Es curioso, que la misma raíz está en el verbo armenio khamel que significa exprimir y la que se puede entender también como liberar el recipiente de la inmundicia que lleva.
Desde este punto de vista viene a la memoria la siguiente profesión:
“Muchos serán lavados, blanqueados y purgados; los impíos seguirán haciendo el mal; ningún impío comprenderá nada; sólo los doctos comprenderán” (Dan 12, 10).

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19. Eusebio de Cesarea “Historia de la Iglesia”. Libro 1, cap. 3

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Sem. De haber ya considerado el significado del nombre Can, nos detendremos ahora en el nombre de Sem (Shem - hebr.) Ese nombre se menciona en las genealogías del Génesis, Deuteronomio, del primer libro de Crónicas y en las genealogías de Jesucristo en los Evangelios según Mateo (1, 1-17) y según Lucas (3, 36). Su significado tampoco es aclarado. Según la comunicación de la Gran enciclopedia Rialp, ese termino es “de significado incierto, pero que procede de una lengua formada en el curso de la historia. En el supuesto de que la palabra sea de origen hebraico, debería significar nombre, reputación, fama. Si es originaria de Mesopotamia, equivaldría al babilónico shumu, con el significado de nombre, usado como hijo”. [20] Citando la Aggada mencionada, los judíos piensan que “Dios dio a Sem uno de Sus nombres que es Ha-Shem.” [21]Y por eso, como creen, de los dos hijos bendecidos, El había destacado sólo a Sem.
Como vemos, todas las conclusiones son poco convincentes, porque el significado de la
palabra sigue siendo desconocido.
Para encontrarlo, recordemos, primero, que el Pueblo de Dios, según la Sagrada Escritura, provino de Sem y que la honradez de Sem atestigua que él era un portador de Dios. También recordemos que Sem fue contrapuesto a Can que era el portador del pecado, es decir, del diablo. Ahora en relación con esto consideremos dos palabras griegas - simbolo (s?µß???? symbolon), ? diablo (d?aß????), - que nos ayudarán a entender el significado del nombre de Sem. Prestemos atención a que las dos palabras tienen la misma raíz ß?? y se distinguen por las preposiciones griegas s?µ y d?a. La primera – sym (syn)- significa junto y la segunda – dia -, al que divide. En cuanto a la raíz ß??, los diccionarios etimológicos lo vinculan con el verbo ballein, es decir, echar, tirar. [22] Pero el error de esa conclusión se manifiesta, cuando uno la considera desde el punto de vista teológico. Se sabe que el diablo es aquel quien rebeló contra Dios y apartó de El al hombre rompiendo así la unidad natural de ambos. Por tanto la raíz ß?? debe considerarse como una derivación de El (Dios) bíblico. [23] Eso revela que el significado original de la palabra símbolo es junto con Dios o unido con Dios. Consiguientemente el prefijo griego s?µ se remonta
al nombre de Sem que es el símbolo de Dios o Su imagen. Entonces el sentido teológico de la palabra símbolo es la unión con Dios y la misma es un antónimo de la palabra diablo.
De otro lado la palabra Sem (Shem) en idioma armenio significa edificio, puerta: Sem, en armenio occidental, y Shem en armenio oriental antiguo que ahora se usa en su forma plural antigua shenk , pero en el sentido singular. Eso a su vez me hace recordar que la Biblia compara el cuerpo humano con los vasos, recipientes, cacharros, edificios tiendas, lo que nos hace entender que Sem significa el cuerpo hecho por Dios para Su propia habitación. He ahí como lo afirma el apóstol:
“…sabemos que si esta tienda, que es nuestra morada terrestre, se desmorona, tenemos un edificio que es de Dios: una morada eterna, no hecha por mano humana, que está en los cielos”.(2 Cor 5, 1) Mientras que el cuerpo vacío de los portadores del pecado se compara con los vasos de desecho: “en todos los terrados de Moab”, dice el profeta, “y por sus calles todo el mundo se lamentaba, porque he quebrantado a Moab como vaso de desecho - oráculo de Yahveh” (Jer 48, 38)
Que Sem es un vaso, una tienda, una morada, un edificio sagrado nos indica su honradez que mereció la bendición.
Entonces, se puede decir, que la palabra griega símbolo significa también casa de Dios. Eso es
el sentido del nombre Sem.

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20. Ver la nota 5: “Sem” (www.eleven.co.il/); Diccionario bíblico: Sem (www.wikicristiano.org/diccionario-biblico/4066/sem/
22. Edward A. Roberts, Bárbara Pastor. Diccionario etimológico indoeuropeo de la lengua española. Edición “Alianza Editorial” 2001, Madrid.
23. Que, realmente,es así, se puede ver en mis observaciones en el libro “Ararat enigmático” presentado en esta misma página web.

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En otros términos, Sem es el alma del hombre, que fue creado por Dios como Su propia vivienda, y Can es el cuerpo exterior adquirido después de su caída, donde vive el Malvado.
De ahí, como pienso, el nombre de Sem se encuentra en la raíz de la palabra semilla en muchas de las lenguas indoeuropeas (ver: semia ruso, semen latin e ingles, serm armenio, samen alemán, semeno checo) y de las otras familias lingüísticas (ver: seeme estonio y hasta zraim hebreo). Más aun que eso a menudo se justifica bíblicamente. Traeré sólo un ejemplo de muchos. El Mismo Cristo dijo: “la buena semilla son los hijos del Reino” (Mt 13: 38).
Así que Sem es aquella semilla, tienda (edificio, etc.) que Dios preparo para Sí Mismo.
Pero ¿quién es entonces Jafet? Y ¿cual es su rol en la historia divina?

Jafet (hebr. Yafeth) es la persona más misteriosa de los tres “hermanos” designada a “habitar en las tiendas de Sem”. Su nombre en la Biblia se menciona en el Génesis, en el Deuteronomio y en el primer libro de Crónicas donde se repite la genealogía de los hijos de Noe.
Ya he dicho, que el idioma hebreo no le da una explicación satisfactoria. Como creen, la bendición de Jafet está basada en el siguiente juego de palabras: yap(e)t(e) elohim le y(e)pheth, donde el primer yap(e)t(e) los intérpretes relacionan con el verbo patah que en su forma hif `il significa dilatar, aumentar. Por eso el nombre Jafet se explica como él que se dilata. [24]
Por tanto el fragmento de cuestión obtiene la interpretación conocida:
“¡Haga Dios dilatado a Jafet; habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán esclavo suyo!”
Sin embargo es muy poco lo que explica esta interpretación, casi nada, por que el nombre de Jafet no se aclara con ella.
Algunos lo relacionan con el Yapet, el titano de la mitología griega y el padre de Prometeo; [25] otros, con Ptah, la divinidad egipcia, el creador del mundo. Los últimos lo hacen partiendo de la presencia de los mismos sonidos “f” y “t” en ambos nombres, mientras que en el primer sonido “yod” (J-ph-th) ven una indicación a Dios Yahveh, cuyo nombre en la Sagrada Escritura a veces se escribe en la forma abreviada “Yah”. Y así Jafet bíblico se explica como Dios Ptah. [26] Quizás, es por eso que se cree que los descendientes de Jafet son los paganos que poco a poco se adaptarán a los semitas y participarán en su herencia.
Hubo otras intenciones encontrar el significado del nombre Jafet. [27] Pero ninguna fue conforme con el contexto de la Sagrada Escritura, ya que todas ellas se basan en el parecer fónico.
Pero he notado que en el idioma armenio antiguo hay un análogo exacto del nombre del patriarca que suena como yavet (o havet armenio moderno) y significa eterno. Teniendo en cuenta que los sonidos v-f se alternan, se ve que Yafet – - yavet son la misma palabra (ver también yavet (baluch?) que significa siempre; y javed (persa) que asimismo significa eterno y
cuya forma simple es yave). [28]
El sentido y la estructura de la palabra inevitablemente hacen recordar a Yahveh, el nombre

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24. “Jafet”- Luis Arnaldich. Semitas; Patriarcas bíblicos. - Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991; Douglas, J. D., Nuevo Diccionario Biblico Certeza, (Barcelona, Buenos Aires, La Paz, Quito: Ediciones Certeza) 2000, c1982.
25. Los mitos griegos del libro: ??????? ???. ???? ? ??????? ??????? ??????, ?.I. ????????. (????? ???????)
26. ?lement Greenberg: www.groups.msn.com/Retoatodosloscristianos/fraudei.msnw?action=get_message&mview=1&ID_Message=11076-48k
27. ?.?.?????. ??????? ???????? ??????. ??????????. ???. ????, 1999. (Las enigmas del norte ruso por V.N. Demin)
28. Hr Ajar3an1 Ha3yryn armadagan pa-aran1 Yryvani hamalsarani hradaragv;3vn1 1971 (Atcharian Hr. Diccionario etimológico de la lengua armenia – Edición de la Universidad estatal de Yerevan (Armenia), 1971).

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bíblico de Dios que, como se sabe, significa “Soy como soy,” es decir, Ël que fue, es y será o eterno.
La igualdad sonora y semántica de estas dos palabras manifiesta que aquí se trata de lo mismo, a saber, de Dios. El sonido “t” al final del nombre del patriarca, lo más probable, es ora un sufijo, ora un remanente de la raíz que se perdió en unas lenguas y se conservó en otras. Como ejemplo de este proceso podemos proponer dos palabras que significan “paraíso”: es la palabra rusa “ray” y la frmenia “drajt”. Ambas tienen la misma raíz ray(j). En la versión armenia vemos, seguramente, un articulo “d” convertido en un prefijo (compare con el articulo inglés “the” y aleman “der”) y “t”, un sufijo o remitente de una raíz que ha desaparecido en el idioma ruso. El significado de este “t,” por las señas, es un análogo extranjero de la raíz hebrea “yz” que
significa Salvador y junto con el nombre de Yahveh forma el nombre de Jesús Salvador "Yehoshúah [29] o Joshua". Eso nos hace recordar que, según el Evangelio apócrifo de Felipe (53), los sirios, considerando a Jesús como Eucaristía, lo llamaban “farisatja”, es decir, él que se dilató”. A la misma dilatación apunta la parábola sobre la levadura que Jesús contó a Sus discípulos: “Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo.» (Mt 13, 33). Llama la atención también la identidad lingüística de los nombres Jafet (Yavet) y Hiawatha con el t en final, tanto más que la personalidad de este último, según la leyenda de los iroqueses que he presentado en mi libro “Ararat enigmático”, recuerda mucho a la de Jesucristo.
Todo esto una vez más nos muestra que Jafet ( Yahve-th) es la personificación de Yahve-Jesús, el Salvador que “se dilatará” y “se aumentará”.
Este punto de vista completamente cambia la idea que tenemos sobre los hijos de Noe y sobre su significado en los ojos de Dios.

El significado de las palabras de Noé. Antes de todo ahora el contenido del fragmento en cuestión nos presenta de otra manera: adquiere un carácter puro profético, ya que bajo los hijos de Noe no se sobreentienden los pueblos terrenales, sino los etapas de la liberación y salvación del hombre. Sem es el hombre creado por Dios, Jafet, su predestinación final. Precisamente eso quiere decir el apóstol cuando nos comunica que “fue hecho el primer hombre, Adán, alma viviente; el último Adán, espíritu que da vida” (1 Cor 15, 45).
Pero entre esas dos etapas está Can. Justamente él y sus descendientes representan a los paganos en el sentido espiritual, porque los paganos, según el apóstol, son los “dominados por la pasión” (1 Tes 4, 5) a causa de no conocer a Dios que es perfecto. Es del pagano de lo que debe liberarse el hombre para dar la posibilidad a Dios nuevamente habitar en él como en un edificio santo o en una tienda santa que El había preparado para Sí Mismo. En otros términos, aquí no se habla de tres razas terrenales, sino de dos espirituales que viven en el cuerpo humano. Los representantes de una de ellas son los portadores del espíritu divino, es decir, del espíritu de honradez y de bondad. Mientras que los representantes de la otra son los portadores del espíritu vicioso que se rebeló contra Dios en numerosas formas. A los primeros en la Biblia representa Sem designado a llenarse de Jafet. Y a los segundos, Can o Canaan que debe ser expulsado del cuerpo humano. Bajo este punto de vista se ve, por qué a veces Sem parece el mayor de los hijos de Noe y a veces, Jafet. Jafet es eterno, es El que fue engendrado por Dios antes de la creación del mundo, por eso es el mayor, aunque Su presentación en la carne terrenal en la persona de Jesucristo es históricamente posterior a Sem. Pero Can siempre se encuentra en medio de estos, ya que es aquel, quien separa al hombre de Dios. Es por eso que fue llamado menor, es decir, no primogénito como no es primogénito el cuerpo adquirido por el hombre después del pecado original.

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29. Diccionario de nombres: en la web: http://www.euroresidentes.com/significado-nombre/nombres.htm=

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Ahora desde ese punto de vista observemos el siguiente fragmento del Libro de los jubileos, que se refiere a las tierras predestinadas por Dios a cada uno de los hijos de Noé:
“...la tierra que salió en suerte a Jafet y sus hijos como heredad perpetua para él y sus hijos por sus generaciones hasta siempre: cinco grandes islas y gran tierra en el norte, aunque fría, mientras que la tierra de Cam es tórrida. La de Sem, por el contrario, no es ni tórrida ni gélida, sino templada en el calor y el frío.” (Libro de los jubileos 8, 29-30)
Aquí vemos una vertical: Cam (sur tórrido - averno); Sem (medio – la tierra de los hijos de Dios); y Jafet (norte frío – los cielos).
Lo que el norte en la Biblia a menudo significa la morada de Dios, se ve, por ejemplo, de los
siguientes pasajes:
“... una claridad llega del norte: gloria terrible alrededor de Dios” (Job 37, 22)
“El extiende el Septentrión sobre el vacío, sobre la nada suspende la tierra.” (Job 26,7);
“... su monte santo, de gallarda esbeltez, es la alegría de toda la tierra; el monte Sión, confín del Norte, la ciudad del gran Rey” (Salmos 48, 2-3).
También Satanás pretendiendo ser dios decía en su corazón:
“«Al cielo voy a subir, por encima de las estrellas de Dios alzaré mi trono, y me sentaré en el Monte de la Reunión, en el extremo norte. Subiré a las alturas del nublado, me asemejaré al Altísimo” (Is 14, 13-14).
La vertical – de abajo arriba: Cam-Sem-Jafet – la podemos comparar también con el Arbol de la Vida que con sus raíces va al mundo subterráneo, mientras que sus cumbres están en el cielo.
Sin embargo, el orden natural está roto, porque Cam/n se puso entre Sem y Jafet, es decir, sometió a Sem, lo cubrió y a Jafet lo alejó de su vista.
En los “Oraculos Sibilinos” [30] encontramos una confirmación de la idea que Jafet y Sem personificaban el cielo y la tierra. Aquí Sem, Can y Jafet se presentan bajo los nombres Crono, Titán y Japeto, aunque con los mitos griegos poco tienen en común. Y es porque, según la Sibila, Homero, aprovechándose de sus profecías, alteró su Contenido. [31]
En la versión de Sibila (a la que nos adherimos), Crono, Titán y Japeto son hijos de Noé que se salvó junto con su familia del diluvio universal. Cito su relato casi en su integridad:
“Y se hicieron con el poder Crono, Titán y Japeto, hijos excelentes de tierra y cielo (a los que los hombres habían llamado tierra y cielo, al ponerles nombre, porque ellos fueron los más destacados de los seres humanos). A suertes habían echado para cada uno la tercera parte de la
tierra, y cada uno estuvo reinando en su porción y no combatían entre sí, pues juramento habían

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30. “Oráculos sibilinos” (versión castellana) se puede encontrar en el libro de A.Díez Macho (Ediciones Cristiandad). Apócrifos del Antiguo Testamento vol. III . Es probable que es la misma Sibila mencionada por Moises de Jorén entre las fuentes de su obra histórica (ver la nota n.1).
31. Cito las palabras de Sibila referidas a Homero:
“Habrá en el futuro un escritor de mentiras, anciano mortal de falsa patria; en sus ojos la luz habrá desaparecido; tendrá gran inteligencia y su palabra en verso acorde con sus pensamientos, con una mezcla de dos nombres. Quieta se denominará a sí mismo y escribirá lo que sucedió en Ilio, no con verdad, sino con claridad, pues se apoderará de mis palabras y mis versos; el será el primero que con sus manos, despliegue mis papiros. Dará gran honra a los héroes de la guerra, cubiertos con casco, a Héctor Príamida, Aquiles Pélida y a los demás que realizaron las guerreras hazañas. Hará también que como dioses los asistan, (pues escribirá toda clase de mentiras), hombres de cabeza hueca. Y morir por Troya, por encima de todo, les traerá amplia gloria; pero también enumerará en compensación sus hazañas. (p. 302; Libro III)
Y en otro lugar:
...pues el contenido de sus escritos estará lleno de vigor y reflexión, y con habilidad, unas veces de una forma, otras de otra, compondrá indecibles poemas, con dominio de mis palabras, cantos y versos; pues él será el primero que despliegue mil libros y luego los ocultará y ya no los mostrará a los hombres hasta que le llegue el límite de la dañina muerte, el final de la vida. (p. 365; Libro XI)

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dado a su padre y el reparto era justo. Entonces llegó el tiempo del final de la vejez del padre y, naturalmente, murió; y los hijos, cometiendo terrible trasgresión de sus juramentos, se lanzaron a una mutua discordia, por ver quién habría de mandar sobre todos los mortales con real honra; y combatieron Crono y Titán entre sí; mas Rea, Gea, Afrodita, que ama las coronas, Deméter, Hestia, de hermosas trenzas, y Dione los condujeron de nuevo a la amistad, tras reunir a todos los reyes y hermanos, consanguíneos y otros hombres, que procedían de su misma sangre y de sus mismos padres. Y decidieron que, como rey, Crono sobre todos reinará, ya que era el mayor y más agraciado en su apariencia. A su vez Titán impuso a Crono grandes juramentos: que no habrá de criar descendencia alguna de hijos varones, para así reinar él cuando la vejez y la Moira a Crono alcanzarán.
Cada vez que Rea paría, junto a ella se sentaban los Titanes y despadazaban a tjdjs los hijos varones, mientras que permitían que las hembras se criarán vivas con su madre. Mas cuando por tercera vez parió la soberana Rea, de su vientre salió primero Hera y, al ver con sus ojos que era descendencia femenina, se marcharon con los suyos aquellos agrestes hombres, los Titanes. Y a continuación Rea parió un hijo varón, al que en seguida, ocultamente y por su cuenta, a Frigia envió para ser criado, tras escoger bajo juramento a tres varones cretenses; por eso Dia (Zeus) pusieronle por nombre, porque por mediación de otros fue enviado. Y del mismo modo envió a Posidón ocultamente. En tercer lugar, a su vez, a Plutón ...... Mas cuando se enteraron los Titanes de la existencia oculta de estos hijos, siembra de Crono y Rea, su esposa, a sus sesenta hijos reunió Titán, hizo prisioneros a Crono y Rea, su esposa, ocultóles dentro de la tierra y en un recinto manteníalos custodiados. Y entonces fue cuando los hijos del poderoso Crono le escucharon y por él promovieron gran guerra y refriega: éste fue el comienzo de la guerra para todos los mortales, pues ése fue el primer inicio de guerra para los mortales.
Y entonces a los Titanes concedió Dios un mal don: toda la descendencia de los Titanes y de Crono se extinguió. Después, con el transcurso del tiempo, hizo surgir el reino de Egipto, luego el de los persas, medios, etíopes y el de Babilonia de Asiria, luego el de los macedonios, de nuevo el de Egipto, por fin el de Roma.” (p. 291-293 – Libro III).
Como vemos, los héroes de los mitos griegos en la versión de Sibila aparecen en un contexto distinto que más bien lo llamaríamos un contexto bíblico.
Notemos que en el relato de la Sibila los hijos de Noé se denominan como la tierra y el cielo. Y son sólo dos nominaciones, dados a los tres. ¿Por qué?
Evidentemente, porque uno de estos fue intruso que de haber ocupado el lugar que no le pertenecía, impidió la unión de aquellos dos que personificaban la tierra y el cielo. No obstante después, cuando se habla de la división de la tierra nuevamente se mencionan los tres hijos, porque cada uno, según el orden de Dios tiene su parte en la tierra. Mas en la narración sobre la guerra entre los hijos de Noé, surgida después de la muerte de él, Sibila vuelve mencionar sólo a Crono y Titán, es decir, a Sem y a Can. Puede surgir una pregunta justa: ¿Y Japeto? Pero Sibila no lo menciona más, porque Can lo tapó de la vista de Sem. Es que la guerra fue entre dos espíritus - el de Titán/Can y el de Jafet - por apoderarse de Crono/Sem al que Jafet había edificado para si mismo. Pero Crono/Sem entró en acuerdo con Titán/Can y Jafet se quedo afuera. En resultas aunque Crono/Sem siendo el mayor fue aceptado como el rey, se vio obligado ceder ante algunas exigencias de Can, a saber ante la exterminación de sus hijos varones que habrían de nacer.
Ese relato tiene raíces teológicas muy profundas. El acuerdo de Crono/Sem con Titán/Can simboliza lazos “matrimoniales” entre la “morada” del Señor y el espíritu maligno. Y ya que los espíritus en la Sagrada Escritura se personifican por las mujeres, - en este caso por las mujeres malvados,- a estas, al nacer, dejaban a vivir, mientras que a los varones que representan la imagen de Dios los mataban. Así fue como Titán/ Can logró apoderarse de Crono/Sem y convertirse en uno con el. Ocurrió lo que el apóstol expresa de esta manera:
“¿O no sabéis que quien se une a la prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues está dicho: Los dos se harán una sola carne. Mas el que se une al Señor, se hace un solo espíritu con él.” (1 Cor 6, 16-17).
Por esa razón se dice que el Señor exterminará la descendencia tanto de Titán/Can como la de Crono/Sem que se unió con él. Esa misma simbólica la vemos también en la Biblia, a saber: en la degollación de los inocentes realizada por el orden de Herodes con relación al nacimiento de Jesucristo, y, mucho antes, en la aniquilación permanente en Egipto de los varones recién nacidos del pueblo hebreo por el orden del faraón que se prolongó hasta el éxodo de los mismos del Egipto en los tiempos de Moisés:
“El rey de Egipto dio también orden a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifrá, y la otra Puá, diciéndoles: «Cuando asistáis a las hebreas, observad bien las dos piedras: si es niño, hacedle morir; si es niña dejadla con vida.»
Pero las parteras temían a Dios, y no hicieron lo que les había mandado el rey de Egipto, sino que dejaban con vida a los niños. Llamó el rey de Egipto a las parteras y les dijo: «¿ Por qué habéis hecho esto y dejáis con vida a los niños?» Respondieron las parteras a Faraón: «Es que las hebreas no son como las egipcias. Son más robustas, y antes que llegue la partera, ya han dado a luz.»
Y Dios favoreció a las parteras. El pueblo se multiplicó y se hizo muy poderoso. Y por haber temido las parteras a Dios, les concedió numerosa prole. Entonces Faraón dio a todo su pueblo esta orden: «Todo niño que nazca lo echaréis al Río; pero a las niñas las dejaréis con vida.» (Ex 1, 15-22)
Todos estos episodios, así mismo el hecho de que Titán haga prisionero a Crono y lo oculte bajo la tierra, significan que la gloria de Dios en hombre es prisionera de la “casa de arcilla”, o de la” tienda terrestre”, o de la “ciudad maldita”, con las que la lengua bíblica, como hemos visto en la primer parte de este Tríptico, define el mal.
En el fragmento siguiente, hablando de Roma en el estilo de las profecías del Antiguo Testamento, Sibila se refiere justamente a la gloria de Dios, o a Sem que fue predestinado a ser morada de Dios, pero que se perdió por esa alianza con Can:
“¡Cállate, deplorable, maldita ciudad, entregada a la orgía! Nunca más en tu nombre las jóvenes doncellas prenderán el fuego divino en la madera que gusta alimentarlo. Está apagada en ti la morada antaño añorada, cuando por segunda vez acabo de ver la ruina de tu morada abatida y su consunción en el fuego, provocada por mano impura; tu morada, siempre floreciente, templo visitante de Dios, de los santos nacido y que siempre es imperecedero, esperado de alma y cuerpo...” (p.334, Libro V)
Es decir, lo que estaba predestinado a Dios y para la alegría del hombre, se resultó maldito y perdido. En otros términos, el orden natural se alteró.
Sin embargo esta alteración tendrá su fin. Primero será aniquilado Can, es decir, será echado al infierno, donde debe estar. Como dice Sibila, “Primero Dios enviará su castigo a los Titanes, pues pagarán su pena a los hijos del fuerte Crono, porque en prisión encerraron a Crono y a la ilustre madre de aquellos.” (p. 294, Libro III)
Después Sem liberado se unirá con Jafet y van a dominar a Can, es decir, a toda carne. Eso significa que la alianza entre el cielo y la tierra será restaurada, y la tierra se asemejará al paraíso.
Ahora si nuevamente volvamos al fragmento en cuestión, veremos que Noe, en realidad, no bendijo ni maldijo a ninguno de sus hijos. El solamente bendijo a Dios y maldijo al espíritu del libertinaje. Dijo: «¡Maldito sea Canaán! ¡Siervo de siervos sea para sus hermanos!» Es decir, no maldijo a Can, sino el libertinaje que originó. De otras palabras, maldijo las pasiones de la carne que deben ser sometidas al espíritu humano, o la misma carne adquirida después de la caída del hombre.
Tampoco Noe bendijo a Sem, sino bendijo a Dios de Sem:
Y dijo: “¡Bendito sea Yahveh, el Dios de Sem, y sea Canaán esclavo suyo!”
Está claro que aquí bajo el nombre de Sem se entiende el vaso de Dios, el edificio que El había construido para sí mismo, en otros términos, el cuerpo primordial del hombre que él tenía en el paraíso, la obra de Dios. Mientras que subrayando que Canaan será esclavo de Sem, Noe profetiza que el Hombre someterá a toda la naturaleza que le va a servir en concordancia con el plan de Dios.
Asimismo bendiciendo a Jafet, Noe, de hecho, la segunda vez bendice al Mismo Dios- Yahveh, pero ahora en la persona de Jesucristo, porque sus palabras predicen la victoria del Salvador, Cuyo Espíritu en su tiempo sin obstáculos habitara en el depurado cuerpo humano, es decir, llenará a Sem que es la Casa de Dios. Es así como se debe entender las siguientes palabras de Noe referidas a Jafet:
“¡Haga Dios dilatado a Jafet; habite en las tiendas de Sem, y sea Canaán esclavo suyo!”,
ya que es Jesucristo quien destaca, purifica y salva a sus hijos caídos, liberándolos de la esclavitud babilónica - es decir, de la confusión ideológica - y egipcia, es decir, cananea o de la corrupción material y carnal que los afecta por dentro y por afuera.
Sobre el estado caído de los hijos de Dios el profeta relata de una manera muy pintoresca:
“Me comió, me arrebañó el rey de Babilonia, me dejó como cacharro vacío, me tragó como un dragón, llenó su vientre con mis buenos trozos, me expulsó. (Jer 51, 34)
“Las tiendas” de Sem, como el cuerpo purificado del hombre en la Biblia se contraponen a las “tiendas de impiedad” (Salm 84, 11) que simbolizan a aquellos que albergan en sí el espíritu impuro del Maligno. Son las tiendas de Can y Canaan, es decir, el cuerpo exterior.
La profecía sobre Sem, de hecho, es idéntica a la promesa de Dios a Abraham, cuando el Señor le dijo: “se adueñará tu descendencia de la puerta de sus enemigos.” (Gen 22, 17), es decir, adueñará (o habitará) la fe (o el Espíritu Santo) las tiendas (o el cuerpo, o la ciudad, o el edificio), liberados del pecado, porque Can los ocupo ilegalmente, porque estas “tiendas” Dios creo para Sí mismo.
Entonces, Sem personifica al hombre creado por Dios, Can, los vicios adquiridos a causa de la caída y Jafet, a Yahveh encarnado en Sem a través de Jesucristo que debe destacar el resto de Sus hijos y salvarlos. Así, como cuenta El mismo en una de Sus parábolas: “También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos” (Mt 13, 47-49)
De este modo el hombre será purificado.
En el libro apócrifo “Testamento de los doce patriarcas” en la parte de Simeón hay una confirmación más que cuando haya perdido Can, entonces liberará la tierra de todo mal e injusticia, Sem se cubrirá de gloria y el bien dominará en los hombres:
“... si erradicáis de vosotros la envidia y la dureza de corazón,” dice Simeón, “florecerán como una rosa mis huesos en Israel, y mi carne como un lirio en Jacob; mi aroma será como el del Líbano; y los santos que de mí salgan se multiplicarán para siempre como cedros, y sus ramas se extenderán a gran distancia. Entonces perecerá el linaje de Canaán, y a Amalec no le quedará ningún resto; perecerán todos los capadocios, y todos los heteos serán aniquilados. Desfallecerá la tierra de Cam, y todo ese pueblo perecerá. Entonces descansará la tierra de turbación, y de guerra todo lo que hay bajo el cielo. Entonces Sem será cubierto de gloria, porque el Señor Dios, el grande de Israel, aparecerá sobre la tierra [como un hombre] salvando por sí mismo a Adán. Todos los espíritus del error serán pisoteados, y los seres humanos reinarán sobre los malos espíritus” (Testamento de los doce patriarcas. Simeón, 6, 2-6)
Todo eso una vez más confirma que Cam, Sem y Jafet simbolizan, en primer lugar, épocas, igual que Esaú y Jacob, de los cuales Dios dijo: “Amé a Jacob y odié a Esaú” (Rom 9, 13), y el profeta explicó:
“Desde Abrahán hasta Isaac, cuando nacieron de él Esaú y Jacob, la mano de Jacob retenía al nacer el calcañar de Esaú; pues el fin de este siglo es Esaú y el comienzo del siguiente es Jacob. La mano del hombre entre el calcañar y la mano.” (3 Esdras 6, 8-10).
Consecuentemente, si Cam-Esaú representan la época nuestra, a Sem-Jacob le pertenece el Reino milenario de Dios. En otros términos, son ángeles de los “siglos”.
Se puede decir también que el fragmento de consideración predice el Antiguo (Sem) y el Nuevo (Jafet) Testamentos, es decir, el de Moisés, referido al santuario terrenal, y el de ?risto, referido a la promesa, sobre los cuales el apóstol Pablo dice en el capítulo 9 de su Carta a los hebreos: « la primera Alianza tenía sus ritos litúrgicos y su santuario terreno». Y la “nueva Alianza; para que, interviniendo su muerte para remisión de las transgresiones de la primera Alianza, los que han sido llamados reciban la herencia eterna prometida.” (1 y 15).
En segundo lugar, los hijos de Noé simbolizan la esencia misteriosa del ser humano, pues en la profecía de Noe se vislumbra la unión venidera y definitiva del hombre con Dios, cuando después de ser liberado del espíritu impuro, él haya aceptado al Espíritu Santo que lo llenará hasta convertirlo en el “espíritu que da vida” (1 Cor 15, 45). Entonces «Dios será todo en todo» (1 Cor 15,28). Es el siglo de Jafet.
Por lo dicho se ve que considerar a los jafetanos, que llevan el nombre de Dios, como paganos es completamente injusto. Son los camitas – cananeos los que en la Biblia figuran como paganos. En realidad, los jafetanos y los camitas representan, como ya fue dicho, dos espíritus contrarios que habitan en Sem. Los que prefieren la verdad a la mentira, la castidad al libertinaje, son jafetanos. Pero aquellos que dan preferencia a la mentira y al libertinaje, son los hijos de Can o paganos. Así que podemos decir que el verdadero cristiano es jafetano, a saber, es un verdadero hijo de Dios que presta su Sem al Espíritu Santo y por eso algún día, vencerá completamente a su Can y será como Jesucristo.
Entonces no es correcto también decir que los jafetanos serán hijos adoptivos de Dios, porque éstos serán todos aquellos que hayan vencido en sí mismo a Can.
Es igualmente absurdo llamar la tierra prometida por el nombre de Canaan, que fue maldito, incluso definirla como Canaan celestial. Eso fue, lo que quería Satanas- convertirse en Dios. En cuanto a la promesa de Dios dar a Su pueblo la tierra de Canaan, se trata tanto de toda la tierra liberada de los cananeos como del cuerpo del hombre liberado de Can, o del pecado. Abraham fue mandado a la “tierra” uzurpada por Can para iniciar el proceso largo de su liberación y purificación.
Tanto más que en este siglo aún no hay ni un cuerpo perfectamente puro, ni la tierra prometida. El Pueblo de Dios no entró en ella por sus pecados y erra hasta hoy por el desierto cargado de sus males (o de su Can, del que no quiere desprenderse). La Biblia dice que Dios enojado por eso, juró que no lo hará entrar a la tierra prometida antes de purificarlo:
“Y, una vez más alcé mi mano hacia ellos,” dice El por la boca del profeta, “en el desierto, jurando que no les dejaría entrar en la tierra que les había dado, que mana leche y miel, la más hermosa de todas las tierras. Pues habían despreciado mis normas, no se habían conducido según mis preceptos y habían profanado mis sábados; porque su corazón se iba tras sus basuras. Pero tuve una mirada de piedad para no exterminarlos, y no acabé con ellos en el desierto.” (Ezeq 20, 15-17)
Porque decidió:
“separaré de vosotros a los rebeldes, a los que se han rebelado contra mí: les haré salir del país en que residen, pero no entrarán en la tierra de Israel, y sabréis que yo soy Yahveh”. .(Ezeq 20, 38) El contenido de esa profecía es idéntica al de la parábola de Cristo citada arriba (Mt 13, 47-49).
Significa que Dios exprimirá de su criatura el espíritu ajeno, es decir, lo alejará de su cuerpo y no le dejará a este espíritu que entre a la tierra prometida. Aquí se habla de la anulación total del espíritu impuro en el hombre, aquel que rebeló contra Dios. Sólo después de esto el hombre se convertirá en el verdadero hijo de Dios y será trasladado a la tierra prometida que no es la parte oriental de la Asia Anterior, sino toda la tierra, porque los portadores del pecado de Canaan viven en todas partes y los Hijos de Dios nacen de toda carne y viven “mezclados” con los hijos de Can- Canaan.

Noé (en hebr. Noah) Pero ahora inevitablemente surge otra pregunta: entonces, ¿cómo debemos entender a Noe?
Consideremos nuevamente el nombre: Noe. Su etimología tampoco es aclarada. Sin embargo muchos investigadores la relacionan ora con la raíz nwh, que significa “descansar,” ora con el verbo mnh, es decir, “calmar”, “apaciguar” que figura en el texto, porque cuando Noe nació de Lamej, éste “le puso por nombre Noé, diciendo "«Este nos consolará de nuestros afanes y de la fatiga de nuestras manos, por causa del suelo que maldijo Yahveh.»” (Gen 5, 29)
Así, según el Génesis, como ya he mencionado, Noé fue llamado a consolar a los hombres en su estado desastroso en la tierra maldita. Mas si recordamos también que antes de regresar a la Casa de Su Padre Jesucristo prometió a sus discípulos enviarles un “Consolador “en la persona de Espíritu Santo ( “el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre” (Jn 14, 26)) y asimismo Su atestiguamiento que “Dios es espíritu” (Jn 4, 24), entonces descubriremos que en la persona de Noé entra a la creación el Espíritu Santo que, parece, no participó en la del mundo ante diluvial, pues, como dice el apóstol, “ hace tiempo existieron unos cielos y también una tierra surgida del agua y establecida entre las aguas por la Palabra de Dios, y que, por esto, el mundo de entonces pereció inundado por las aguas del diluvio, y (...) los cielos y la tierra presentes, por esa misma Palabra, están reservados para el fuego y guardados hasta el día del Juicio y de la destrucción de los impíos” (II Pedro 3, 5-7).
Desde este punto de vista parece interesante el relato sobre el insólito nacimiento de Noé que encontramos en el libro apócrifo de Enoc, donde se dice:
“Al cabo de unos días, tomó mi hijo Matusalén, para su hijo Lamec, una mujer, que se preñó de él y tuvo un hijo. La carne de éste era blanca como escarcha y roja como las rosas; sus cabellos, blancos como lana, y sus ojos, hermosos. Cuando abrió los ojos, iluminó toda la casa como el sol, y toda ella brilló mucho. Y cuando fue tomado de mano de la comadrona abrió la boca, y habló con el Señor justo. Se asustó de él Lamec, su padre, huyó y se llegó a su padre Matusalén Le dijo:
? He tenido un hijo extraño, que no es como los hombres, sino que se parece a los hijos de los ángeles del cielo, pues su naturaleza es otra, no como la nuestra: sus ojos son como rayos de sol, y su rostro, luminoso. Me parece que no es mío, sino de los ángeles, y temo que tenga lugar algún portento en sus días sobre la tierra…. Aquí estoy, padre, para rogarte y pedirte que vayas a Henoc, nuestro padre, y oigas de él la verdad, ya que él habita con los ángeles.
Cuando Matusalén oyó las palabras de su hijo, vino a mí, a los confines de la tierra, pues oyó que yo estaba allí, y gritó. Oí su voz, fui a él y le dije:
? Aquí estoy, hijo mío, ¿por qué has venido a mí?
Y me respondió así:
? Por grave cuita he venido a ti, y a causa de una visión atormentadora me he acercado Padre mío, óyeme ahora, pues a Lamec, mi hijo, le ha nacido un niño que no es semejante a él, ni su naturaleza como la humana, pues su color es más blanco que escarcha y más rojo que las rosas; su cabello, más blanco que la lana, y sus ojos, como rayos de sol; y, al abrirlos, iluminó toda la casa. Cuando fue tomado de la partera, abrió la boca y bendijo al Señor del cielo. Su padre Lamec se asustó y huyó a mí, pues no cree que sea de él, sino imagen de los ángeles del cielo. Y he aquí que he venido a ti, para que me digas la verdad.
Le respondí yo, Henoc, con estas palabras:
? El Señor producirá cosas nuevas en la tierra…… Gran ruina vendrá sobre toda la tierra, habrá un diluvio y gran ruina en un año.Y ocurrirá que este hijo que os ha nacido quedará sobre la tierra, y se salvarán sus tres hijos con él: cuando mueran todos los hombres que hay sobre la tierra, se salvarán él y sus hijos. Engendrarán (los ángeles) sobre la tierra gigantes, no de espíritus, sino de carne; habrá gran castigo sobre la tierra, y ésta será lavada de toda corrupción. Y ahora haz saber a tu hijo Lamec que el nacido es realmente su hijo y ponle por nombre Noé, pues os servirá de resto (reposo?). Él y sus hijos se salvarán de la destrucción que vendrá sobre la tierra por todos los pecados y toda la iniquidad que en sus días tendrá lugar sobre ella”. (Primera de Enoc, 106)
Aquí, antes de todo llama mi atención el hecho que la “naturaleza” de Noe no fue como la de sus padres, sino” otra”, lo que de tal modo “asustó” a Lamec que creó que no es su hijo, sino de los ángeles celestiales. Además todo su aspecto luminoso y el hablar al “Señor justo” apenas nació inevitablemente hacen pensar que Noe fue mucho más que un hombre. Lo que ahí, de verdad, se habla del Espíritu Santo, una vez más demuestra el “Libro de la Sabiduría” donde Noé se define como “la esperanza del mundo”:
“También al principio”, se dice en el, “mientras los soberbios gigantes perecían, se refugió en una barquichuela la esperanza del mundo, y, guiada por tu mano, dejó al mundo semilla de una nueva generación” (Sab 14: 6).
Bajo “la semilla” – particularmente, la de la verdad – la Sagrada Escritura siempre supone al Espíritu Santo. Así que tanto “la esperanza” como “la semilla” se refieren a El Mismo. De esto se tratan también las siguientes palabras de Dios del “Libro de los secretos de Enoc”:
“Entonces preservaré yo a Noé, hijo primogénito de tu hijo Lamec, y haré surgir de su simiente otro mundo, y su simiente durará por los siglos hasta la segunda catástrofe, cuando los hombres vuelvan a pecar de la misma manera ante mi faz” (Libro de los secretos de Enoc 22: 18-19).
Dicho de otra manera aquí se refiere a la “simiente” de la vida, a aquel hilo de salvación que “durará por los siglos hasta la segunda catástrofe” y que nuevamente - y ya definitivamente - se establecerá dentro del alma humana, cuando la carne mortal se haya quitada de ella.
Si ahora consideramos las filas etimológicas del nombre de Noé, veremos que todo lo dicho se quedó reflejado en las mismas, ya que su nombre, como la piedrita coloreada por el caleidoscopio, dejó diversas huellas semánticas en distintos idiomas, que parecen trozos de la misma piedra de verdad rota y perdida.
Veremos, por ejemplo, A-Nun-Na sumerio que significa “espíritu celestial o espíritu del cielo” (a diferencia de Nefs que es simple un “espíritu”) y que no es casual que tenga también otro significado, a saber: “piedra noble”, porque el Espíritu Santo es el verdadero firmamento, la verdadera piedra que sostiene la Creación. Mas si disgregamos esa palabra, ante nosotros se abrirá el siguiente cuadro: a – articulo definitivo; n – “Primero”, “noble”; un – “personas” y Na – “hombre noble”, “Príncipe”, “plomada”, “caja”, “arca”, “incienso”, etc. Si juntamos los significados obtendremos algo como “espíritu fragante y recto en el arca”, o teológicamente dicho “espíritu en la Palabra (o en el Verbo) la (lo) que es lo mismo que el nombre. De ahí tenemos “anun” armenio que significa “nombre”. “Nombre”, es decir; la Palabra (o el Verbo) es el “arca” en el que se guarda la “semilla” de la vida.
Por eso no es casual que en distintos idiomas la raíz nwh signifique también “arca” o “nave”. Particularmente, en el hitita antiguo y sánscrito - nau, nauka [la última – nauka - que designa el” nave pequeño”, en las lenguas eslavas se conservó con el sentido de “ciencia””saber”], nabhas – “nubes del cielo” [comparen: “verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo”(Mt 24: 30)]; en el persa, armenio y curdo - nav; en el latino - navis; en el griego - ?a??; en el italiano y español - nave; en el germánico - Nave; en el polaco - nawa; en el croata- nava, etc. De ahí viene también la palabra internacional “navegación”.
A la misma fila yo añadiría también nafs árabe que significa “alma”, porque el alma es el mismo “nave” o “arca” que fue hecha como la morada del espíritu.
Y porque ese espíritu es el Santo con Quien en la Creación entró el concepto “nuevo” – según fue dicho por Enoc: “El Señor producirá cosas nuevas en la tierra” - el nombre de Noe refleja asimismo un elemento de novedad. Como ahora veremos, las palabras que en distintos idiomas llevan el sentido de novedad, también proceden de la misma raíz nwh. Son los siguientes: indoeuropeo - nevo – nevyo, sanscrito - nava-navya, hindu - nuo, jitano - nevo, zend - nava, beloche - nok, navak, ?rmenio - nor, iránico - no, nav, curdo- nun, afgano- nau, nawai, griego - neos, latin - novus, francés - neuf, neuve, español - nuevo, italiano - nu?vo, aleman- neu, ingles - new, antiguo eslavo - novu, ruso - noviy etc., etc... [32] Todos ellos significan “nuevo” y eso
perfectamente coincide con el sentido del diluvio que concluyó el mundo primordial y puso en marcha un mundo nuevo, bautizado en las aguas.
Ya que las ideas de Dios se manifiestan en las imágenes humanas, a Noé podríamos llamar el fundador del nuevo mundo expiatorio y el significado de su Nombre definir como “arca de salvación” o “arca de esperanza y consolación”, o “la simiente eterna de la justicia”.
Por eso, cuando el apóstol Pablo dice en su epístola a los hebreos: “Por la fe, Noé, advertido por Dios de lo que aún no se veía, con religioso temor construyó un arca para salvar a su familia; por la fe, condenó al mundo y llegó a ser heredero de la justicia según la fe” (Hebr 11:7), bajo el “arca” hay que entender “Palabra/Verbo”, pues, se refugió Noé en la Palabra de Dios y se salvó de la catástrofe.
Por consiguiente, a la luz de lo dicho Noé en el sentido espiritual representaría a Dios Mismo y Su plan de la salvación (o creación) de la humanidad que se realizaría a través de la ley (Sem), de la separación de los pecadores irremediables (Can-Canaan) y de la redención y salvación del resto de los seres humanos (Jafet). En cuanto a Can y el pecado cometido por él, este es una imagen de lo que hizo Satanas cuando separó al Creador de su creatura metiéndose entre ellos.
Todo esto hace pensar que la división antropológica y lingüística de los pueblos por los nombres de los hijos de Noe, a saber, como semitas, camitas y jafetanos es incorrecta y procede de la interpretación errónea de su sentido, porque éste último no se afirma, ni se justifica ni antropológicamente, ni lingüísticamente. En la base de tal interpretación está el autentico racismo camítico que gobierna en la tierra y que separa y distingue a las personas por la carne que tienen y no por el espíritu que llevan en sí.
Pero alguien puede preguntar: ¿cómo, entonces, interpretar la existencia de las genealogías tanto en el texto bíblico como en los apócrifos? Justamente de esto hablare en la parte tercera de este Tríptico, la que se llama “Las tres genealogías”.
A G H A R T A 
El Reino Subterráneo de la Tierra

p o r R e n é G u e n o n


Agartha, se dice, no fue siempre subterránea, y no permanecerá siempre; vendrá un tiempo en el que, según las palabras dadas por F. Ossendowski, los «pueblos de Agartha saldrán de sus cavernas y aparecerán sobre la superficie de la tierra». Antes de su desaparición del mundo visible, este centro llevaba otro nombre, pues el de Agartha, que significa «inalcanzable» o «inaccesible» (y también «inviolable», pues es la morada de la Paz, Salem), no habría sido el más conveniente; F. Ossendowski precisa que se hizo subterráneo «hace más de seis mil años», y ocurre que esta fecha corresponde, con una muy suficiente aproximación, al comienzo del Kali-Yuga, o «época negra», la «edad de hierro» de los antiguos occidentales, el último de los cuatro períodos en los cuales se divisa el Manvantara; su reaparición debe coincidir con el fin del mismo período.

Hemos hablado anteriormente de las alusiones hechas por todas las tradiciones a algo que se halla perdido o escondido, y que se representa bajo diversos símbolos; esto, cuando se toma en su sentido general, lo que concierne al conjunto de la humanidad terrena, se refiere precisamente a las condiciones del Kali- Yuga.

El período actual es una fase de oscurantismo y de confusión; sus condiciones son tales que, en tanto que persistan, el conocimiento iniciático debe necesariamente quedar oculto, de ahí el carácter de «Misterios» de la Antiguedad llamada «histórica» (que no se remonta más que hasta el comienzo de este período) y de las organizaciones secretas de todos los pueblos; organizaciones que dan una iniciación efectiva allí donde subsiste aún una verdadera doctrina tradicional, pero que no ofrecen más que la sombra cuando el espíritu de la doctrina ha cesado de vivificar a los símbolos que no son más que la representación exterior y eso, porque, por razones diversas, todo lazo consciente con el centro espiritual del mundo ha acabado por romperse, lo que es el sentido más particular de la pérdida de la tradición, la que concierne especialmente a tal o cual centro secundario, dejando de estar en relación directa y efectiva con el centro supremo.

Se debe pues, como lo decíamos anteriormente, hablar de algo que está oculto más que verdaderamente perdido, ya que no está escondido para todos y que algunos lo poseen aún íntegramente; y, si es así, otros tienen siempre la posibilidad de encontrarlo, ya que ellos lo buscan como conviene, es decir, que su intención sea dirigida de tal manera que, por las vibraciones armónicas que despierta según la «ley de acciones y reacciones concordante», pueda ponerlos en comunicación espiritual efectiva con el centro supremo.

Esta dirección de la voluntad tiene además, en todas las formas tradicionales, su representación simbólica; queremos hablar de la orientación ritual: ésta, en efecto, es propiamente la dirección hacia un centro espiritual, que cualquiera que sea, es una imagen del verdadero «Centro del Mundo».

Pero a medida que se avanza en el Kali- Yuga, la unión con este centro, cada vez más cerrado y oculto, se hace más difícil, al mismo tiempo que se hacen más raros los centros secundarios que le representan exteriormente; y sin embargo, cuando acabe este período, la tradición deberá manifestarse de nuevo en su integridad, ya que el comienzo de cada Manvantara, coincidiendo con el final del precedente, implica necesariamente, para la humanidad terrena, la vuelta al «estado primordial».

En Europa, todo lazo establecido conscientemente con el centro por medio de organizaciones regulares está roto actualmente, y ello es así desde hace varios siglos; además, esta ruptura no se realizó de un solo golpe, sino en varias fases sucesivas.

La primera de estas fases se remonta al comienzo del siglo XIV; lo que ya hemos dicho en otro lugar de las Órdenes de Caballería puede hacer comprender que uno de sus papeles principales era el de asegurar una comunicación entre Oriente y Occidente, comunicación de la que es posible comprender el verdadero alcance si se observa que el centro del que hablamos aquí siempre ha sido descrito, al menos en lo que concierne a los tiempos históricos, como situado al lado de Oriente.

Sin embargo, después de la destrucción de la Orden del Temple, el Rosacrucianismo, o a lo que se debía dar este nombre por continuidad, siguió asegurando el mismo lazo, aunque de una manera más disimulada. El Renacimiento y la Reforma marcaron una nueva fase crítica, y por último, según lo que parece indicar Saint-Ives, la ruptura completa habría coincidido con los tratados de Westfalia, que en 1648 terminaron con la Guerra de los Treinta Años.

Ahora bien, es notable que varios autores hayan afirmado precisamente que, poco después de la Guerra de los Treinta Años, los verdaderos Rosacruces hayan abandonado Europa para retirarse a Asia; y recordaremos, a propósito de esto, que los Adeptos Rosacruces eran doce, como los miembros del círculo más interno de Agartha, y en conformidad con la constitución común a tantos centros espirituales formados a imagen de este centro supremo.

A partir de esta última época, el depósito del conocimiento iniciático efectivo no está guardado por ninguna organización occidental; también Swedenborg declara que es de ahora en adelante entre los sabios del Tíbet y de Tartaria donde hay que buscar la palabra perdida; y por su parte, Anna Caterina Emerich tiene la visión de un lugar misterioso que llama la «Montaña de los Profetas», y que la sitúa en las mismas regiones.


R e n é G u e n o n

jueves, 7 de agosto de 2014

Las raíces profundas de la política antimasónica en el pensamiento tradicional español

Dibujo antimasónico
Tal como anunciamos días atrás, por fin ha llegado la versión en castellano, corregida y aumentada, de la ponencia presentada en francés por Joan-Francesc Pont Clemente Profesor de la Universidad de Barcelona, Presidente de la Fundación Francesc Ferrer i Guàrdia y Diputado del GMA de Asuntos Exteriores de la Gran Logia Simbólica Española el 1 de septiembre de 2010 en el Coloquio Internacional sobre el Antimasonismo organizado en Vichy por el Grand Orient de France, la cual tenemos el placer de ofreceros.

Paradójicamente, en la Historia de España ha habido momentos en los que el antimasonismo ha sido mucho más relevante que la Francmasonería, el teórico enemigo al que se perseguía. Así, en fecha tan temprana como 1738 el Tribunal de la Inquisición prohibió la Francmasonería, resolución ratificada por un edicto de Fernando VI en 1751. La difusión de la Orden durante el reinado de José I, hermano de Napoleón Bonaparte, ayudó a que España recibiera las ideas de racionalismo y de libertad, incluida la abolición de la Inquisición por el propio Napoléon, el 4 de diciembre de 1808, pero, como en tantas otras cosas, se asoció la Modernidad al dominio francés y se generó un rechazo hacia cuanto venía de Francia, incluida, por tanto, la Francmasonería.


El llamado rey deseado, Fernando VII, a pesar del decreto de abolición de la Regencia del Reino, tras la declaración en este sentido de las Cortes de Cádiz el 22 febrero de 1813, restableció la Inquisición el 21 de junio de 1814 y prohibió nuevamente la Francmasonería (Real Decreto de 24 de mayo de 1814, curiosamente, unos días antes de restablecer el Santo Oficio, seguido de un edicto del Inquisidor General de 2 de enero de 1815) institución a la que persiguió con normas represoras y con una dura actuación policial en connivencia con la Inquisición. La Iglesia y la monarquía borbónica se muestran más que unidas, como una misma cosa, empeñada en un combate contra la Nación, contra la Constitución y contra la libertad. En mi opinión, en esta época, hay muchos más perseguidores de la Francmasonería que francmasones activos.


A partir de 1820, el desencuentro inicial entre liberales y francmasones, nacido de la guerra del Francés, da paso, tras el pronunciamiento de Rafael de Riego (1785-1823), a una comunidad de ideales entre ellos. En 1824, restablecido el Absolutismo, unos y otros seguirán la senda del exilio. Refugiados los francmasones en el extranjero u ocultos en España, la obsesión antimasónica pervivirá en la actuación de la Iglesia y de la mayor parte de gobiernos, salvo durante las regencias de María Cristina (1833-1840) y del general Espartero (1840-1842), en que la persecución disminuirá en intensidad. La Reina Gobernadora, inicialmente orientada al combate contra la Orden, dictará una amnistía para los francmasones mediante Decreto de 26 de abril de 1834. No será, sin embargo, hasta la Revolución Gloriosa de 1868 cuando los poderes públicos cesarán de perseguir a la Orden, experimentando ésta un desarrollo fructífero, aunque no exento de querellas entre Obediencias. La aparición de la Masonería de Adopción o de Damas, fue, de un lado, un paso de gigante en la vindicación del papel de la mujer en la sociedad, y, de otro, un nuevo motivo de antimasonismo, centrado, esta vez, en el rechazo de la Iglesia a cualquier fórmula de visibilidad femenina. Ayer y hoy los fundamentalismos pugnan por imponer con saña la invisibilidad de la mujer, su condena al papel de esclava doméstica.

Durante una buena parte del siglo XIX, el antimasonismo será una fuerza poderosa, en el corazón de la Monarquía Católica, mucho más importante que la Francmasonería. En las dos almas de la España del XIX, la blanca, conservadora, tradicionalista, católica, pre-constitucional y anti-moderna, y la negra, liberal, constitucionalista y enemiga de la ignorancia y de la superstición, la Francmasonería hallará su razón de ser en esta última y, por tanto:

(I) Con independencia del carácter más o menos político de cada Obediencia, la Francmasonería estará del lado de la Constitución y de las libertades impulsadas por la España negra.

(II) Y por este motivo será condenada, anatematizada y perseguida –violentamente o mediante el rechazo social- por la España blanca.

El triunfo de los ideales renovadores de la España negra se produce el 14 de abril de 1931, con la proclamación de la II República, saludada con alborozo por las gentes de bien y, por tanto, por los francmasones. La derrota vendrá de la mano del general Franco, vencedor de la guerra civil 1936-1939, líder de la España blanca, quien instaurará un régimen nacionalista, católico, cruel con el enemigo interior y explícitamente antimasónico. El régimen de Franco perseverará en la doctrina antimasónica, a la que convierte en elemento innegociable de la estructura del Estado (a diferencia de muchas otras cuestiones consideradas accidentales, como la política económica, las relaciones internacionales o las propias buenas costumbres) hasta la muerte del dictador en la cama en noviembre de 1975. Más allá, incluso, porque la aceptación de la Francmasonería como una asociación legal no será nunca hecha por el Gobierno (un gobierno que legalizó al Partido Comunista de España en la primavera de 1977 pero que no se atrevió a hacerlo con la Francmasonería) y esta tarea sería asumida por dos sentencias del Tribunal Supremo de 3 de julio de 1979.


España ha sido uno de los países más agobiantemente católicos del mundo y tiene el dudoso honor de que la prohibición de la Francmasonería de Clemente XII mediante la constitución apostólica In eminenti de 28 de abril de 1738 fuera ejecutada antes en España (a partir del 9 de agosto del mismo año) que en los mismísimos Estados Pontificios (a partir del 14 de enero de 1739). No por casualidad, el acervo español de frases hechas conserva ser más papista que el Papa como la expresión de una actitud intransigente. Los católicos de Ripoll, en la Cataluña Vieja, pedían a la Santa Sede que la frase de un escritor reaccionario, Félix Sardà i Salvany (1844-1916), el liberalismo es pecado, fuera elevada a dogma de fe mediante la recientemente establecida infalibilidad papal. La respuesta negativa de Roma les hizo pensar que el Pontífice se hallaba infectado de algún virus masónico… En la actualidad, nihil novum sub sole, el grupo de medios Intereconomía , a la derecha de la línea principal del Partido Popular, recurre, frecuentemente, a la acusación de que el primer ministro Zapatero es masón.

En junio de 1751 el confesor real, Francisco de Rávago (1685-1763), presenta un Memorial que resulta ilustrativo de las acusaciones contra la Francmasonería: sostiene que hay miles de hombres de posición política, social o económica relevante iniciados en la Francmasonería y que, al menor indicio, deben los buenos cristianos revelar su sospecha (el mismo mecanismo de persecución de los judíos en la España de los siglos XV y XVI, producida tras su expulsión por los Reyes Católicos); sostiene, también, el carácter satánico de los masones y condena el juramento de guardar silencio sobre las actividades de las logias como el más abyecto de los peligros para la Iglesia y para la Monarquía.

En 1752 aparece un opúsculo titulado Centinela contra Franc-masones del fraile franciscano José Torrubia (nacido en Granada en 1698), editado en pequeño formato . Para Torrubia existe una gran promiscuidad entre masones, luteranos, calvinistas, ateos y judíos –una cuestión que seguirá planteándose hasta nuestros días-, aunque la acusación principal a los francmasones es su condición de sodomitas y, por tanto, de merecedores del fuego. Casi doscientos años después, dos autores antimasónicos en la España de Franco, Juan Tusquets (sacerdote) (1901-1998) y Mauricio Carlavilla (a) Mauricio Karl (policía) (1896-1973) considerarían la sodomía (sic) como el origen de todas las desgracias del mundo, a saber: el Foreign Office británico, el comunismo soviético, el presidente (de la II República Española) Manuel Azaña, el relajamiento de las costumbres, el darwinismo y la Francmasonería.

El antimasonismo español del XVIII es uno de los elementos caracterizadores de la resistencia contra la Modernidad, como he señalado al principio, y, por tanto del combate contra las incipientes muestras de emancipación ciudadana, de las élites, se entiende, pues la mayoría aplastante de la población alcanzaría el inicio del siglo XX completamente analfabeta. Esta emancipación se mostraba en los valores de la Ilustración, en la influencia de ingleses y franceses, en la tendencia igualitaria, en la tolerancia religiosa y en el combate contra la tiranía encarnada en el Antiguo Régimen. Resulta ilustrativo el completo desconocimiento que los autores antimasónicos tienen del objeto de sus ataques, lo que todavía les incita más a atribuirle a la Orden lo que ellos consideran los males de la Patria.

Durante los siglos XIX y XX, el antimasonismo recurrirá a cuatro frentes de batalla para atacar a la Orden: su anglofilia, su semitismo, su satanismo y su comunismo. La identificación entre francmasón y liberal –en el mejor sentido de esta palabra nacida en las Cortes de Cádiz-, y la de ambos conceptos con el de judío, va a ser una de las convicciones vertebradoras de la España blanca, cuyo abanderado fueron primero los carlistas y, más adelante, el franquismo .

La constitución apostólica Quo graviora de Leon XII contra los francmasones y contra cualquier sociedad que tuviera por fin conspirar en detrimento de los poderes de la Iglesia y del Estado, de 13 de marzo de 1825, será profusamente difundida en España durante el año 1827, llegando a incorporarse como Derecho interno al ser publicada en la Gaceta de Madrid. Los mismos enemigos de la Francmasonería lo serán de cuantas personas propugnaron en España una religión liberal, incluso, un catolicismo liberal. Así un Abogado barcelonés, oculto bajo las iniciales P.G., publica alrededor de 1870 un opúsculo de un centenar de páginas de pequeño formato titulado El catolicismo liberal ante el tribunal de la Historia, la Teología y el Derecho público eclesiástico, en el que combate férreamente la nefasta idea de la separación entre la Iglesia y el Estado, y la todavía peor, de la tolerancia religiosa (que teme llegue a regir, por desgracia, olvidándonos de los destinos de España…). En 1885, la Tipografía Católica de San Francisco de Sales publica Victorino –aventuras de un joven romano víctima de la francmasonería-, cuyo original italiano había aparecido en la Civiltà Cattolica, en una traducción de Paulino de Aransolo y Aranguren. Es una historia abracadabrante y aburrida destinada tan sólo a oponer las bondades de la sumisión moral de los católicos a la maldad intrínseca de cualquier esfuerzo de autonomía ética: destaca la descripción de los esfuerzos clericales, por convertir en el lecho de muerte al francmasón liberal.



Carlos VII
Del 16 al 19 de septiembre de 1896 se celebra en Trento el Primer Congreso Antimasónico Internacional. Como no podía ser menos, dos conspicuos representantes de la España blanca serán entusiásticamente recibidos: el diputado carlista Juan Vázquez de Mella (1861-1928) y el pretendiente carlista para convertir la Monarquía española católica en todavía más católica, inspirada en un absolutismo sin fisuras y en el combate contra la Nación (por ejemplo, es característica su oposición al Registro Civil, al matrimonio o a los cementerios civiles), quien deseaba llamarse Carlos VII [Carlos María de Borbón y Austria-Este (1848-1909)] . Allí este personaje añadiría una nueva acusación contra los francmasones, que todavía resuena en nuestros días: que la culpa de la pérdida de las colonias de ultramar fue de los francmasones. En 1898, tras las guerras de Cuba y de Filipinas, los francmasones fueron tachados de traidores a la Patria.


Si hasta 1931 el antimasonismo español contaba con más efectivos que la masonería, si hasta entonces la parte de España que se oponía a las Luces perseguía en la Francmasonería a un fantasma, los años de la Segunda República vieron florecer todas las manifestaciones de asociacionismo, la sociedad española tuvo la primera oportunidad de alcanzar su mayoría de edad, la Francmasonería devino una cultura, más que una organización, influyente, y el antimasonismo redobló sus esfuerzos, ahora sí con un enemigo al que combatir. El antimasonismo, nacido del pensamiento tradicionalista español, con influencias clericales italianas (P.M. Giustiniani) y francesas (Augustín Barruel, Louis Gaston de Ségur ) se sumará al fascismo e integrará uno de los mitos del nacional-catolicismo español.

El antimasonismo no dejará de influir, sin embargo, fuera del ámbito de las fuerzas conservadoras, no ya en la Internacional Comunista, como es sabido, sino en el propio Partido Socialista Obrero Español, en el que en marzo de 1934 se prohíbe a los francmasones acceder a cargos de dirección. Aunque el Partido Socialista fue, durante el exilio, gobernado, mayoritariamente, por francmasones, aquel antimasonismo germinal de 1934 se sumó en los años setenta del pasado siglo al distanciamiento hacia la Francmasonería de la generación de jóvenes católicos de izquierdas que lideró el Partido durante los años de gobierno –de otro lado, intensa y provechosamente reformistas- de Felipe González. La desafección de la mayoría de afiliados del Partido Socialista hacia la Francmasonería explica, en parte, las dificultades para la reconstrucción de la Orden en España, a diferencia, por ejemplo, de lo ocurrido en Portugal. Explica, también, las razones por las que el principio de laicidad no ha ocupado el espacio central de la política española hasta la llegada al Gobierno en 2004 de la generación de José Luis R. Zapatero.

El nacional-catolicismo, como decía, incorporó a sus dogmas fundacionales la persecución de la Francmasonería. El falangismo, desde luego, pero también los demás grupos integrantes del llamado Movimiento Nacional. La política de mano tendida que propusieron algunos falangistas “abiertos” como Dionisio Ridruejo o Joaquín Ruiz Giménez incluyó a pensadores como Ortega o Unamuno, y a sus discípulos, pero se mantuvo como una política de intransigencia, compartida con carlistas y “tecnócratas”, respecto a los francmasones y a los marxistas .

En esta cuestión, el propio general Francisco Franco juega un papel protagonista. En primer lugar, por el exterminio de los francmasones que se produce con extrema rapidez en cada una de las ciudades que, durante la guerra civil, cae bajo el control nacionalista. En segundo lugar, por la publicación de 49 artículos escritos por Ernesto Jiménez Caballero, corregidos por Franco y por Carrero Blanco, y publicados con la firma J. Boor en el diario Arriba entre 1946 y 1951. Posteriormente, se compilaron en un libro titulado Masonería. Franco llegó al extremo de recibirse a sí mismo en audiencia, incorporando a la agenda de personalidades recibidas durante una jornada en El Pardo a Mr. Jacking Boor (sic).

La historia posterior, bajo la vigencia de la Ley de Represión de la Masonería y del Comunismo de 1º de marzo de 1940 –calificada por un libelo de 1942 como tan españolísima disposición- es, suficientemente, conocida. La persecución de la Francmasonería durante los años comprendidos entre 1936 y 1975 corre pareja a la aniquilación en España de la libertad de conciencia, un interés compartido entre el Nuevo Estado y la Iglesia Católica Romana. Los efectos de la conversión de España en un erial sin pensadores se arrastran hasta hoy, cuando aún no ha podido cumplirse plenamente el mandato constitucional de separación entre la Iglesia y el Estado, el catolicismo sigue acogido al privilegio concordatario y recibe financiación pública para el culto y el clero, y el crucifijo preside la ceremonia de juramento de su cargo de los ministros ante el Rey. Un reciente borrador de proyecto de Ley (primavera de 2010) trata de resolver algunas de estas cuestiones, no todas, mientras recibe antes del debate parlamentario tantos y tan infundados ataques que, una vez más, el resultado final oscilará entre el statu quo o el retroceso.

He tratado de explicar en este trabajo cómo la Historia de la España contemporánea puede conmemorar el 250 aniversario de un movimiento antimasónico permanente y continuado, mientras que ha de conformarse con ciertos períodos de convivencia en paz (escasos, muy escasos, el más prolongado el que arranca de la Constitución de 1978 y de la integración en la Unión Europea en 1986), en los que la Francmasonería ha podido ejercer su labor. El antimasonismo ha contado con la propaganda y la represión del Estado y con los púlpitos de millares de iglesias. La Francmasonería ha contribuido a la difusión de los valores de las Luces ejerciendo como una escuela de formación de ciudadanos. ¡Qué fuerzas tan dispares!


Escuela II República
He querido, también, demostrar que la persecución franquista de la Francmasonería no es un capricho de nacional-catolicismo español (un fascismo anegado en agua bendita alimentador de un nacionalismo completamente ciego e ignorante), sino una herencia del pensamiento tradicionalista. La España blanca, la que se opuso al alumbrado público de las calles de Madrid impulsada por el Marqués de Esquilache (1766), la que busca en Dios y las leyes viejas la fuerza para oponerse a la democracia y a la libertad, la que se rasga las vestiduras ante la aceptación de los derechos de la mujer, ante la supresión de las discriminaciones nacidas de la opción sexual, y ante la construcción de la unidad nacional desde el reconocimiento, con trazos federales, de la diversidad, es la España antiliberal y antimasónica. La España encerrada en sí misma, que odia a lo extranjero, que no habla más lengua que el castellano, que es incapaz de comprender la riqueza humana de la España plural, es, en efecto, la España antiliberal y antimasónica. La España negra, la del pronunciamiento constitucional de Riego en 1820, la de la revolución de 1868, la de la efímera primera República de 1873, la de los profesores que se sacudieron la tutela de los obispos para defender la libertad de la ciencia, aun a costa de perder sus cátedras, la de los maestros republicanos que desde 1931 enseñaron a miles de niños a leer y a escribir, … es la España liberal, abierta y tolerante de la que podemos sentirnos orgullosos y a la que la Francmasonería ha aportado su grano de arena.
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