sábado, 4 de noviembre de 2017

El Retorno.


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El Retorno:

Víctor Salazar Soto.

Caballeros de la Orden del Sol

Somos como la gota de agua de un Gran Océano.
Nuestra constitución Cósmica es parte de un Gran Universo en movimiento y expansión
Nos desarrollamos y evolucionamos nuestra conciencia experimenta las diferentes emanaciones de existencia.
Luego de experimentar nos fusionamos en el TODO.

Asi sea.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

DIRECTORIO 2017 - 2022 DE "WORLD ALLIANCE OF MASONICS GNOSTICS"



DIRECTORIO 2017 - 2022 DE "WORLD ALLIANCE OF MASONICS GNOSTICS"

ESTATUTOS GENERALES DE LA MASONERÍA (Nueva York, 1826)


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ESTATUTOS GENERALES DE LA MASONERÍA (Nueva York, 1826)

Bajo la divisa “Desde la oscuridad a la Luz” y el ojo de Dios, se muestran las diversos aspectos educativos de la Masonería que comienzan con la regeneración del hombre a través de su iniciación en la Orden y acceso a la Maestría.
Toilet Seat Covers: We Are Kidding Ourselves?
We need to get rid of those silly paper covers. Like, yesterday.


Sección I

“1º La moral y la Filosofía forman la base de la institución masónica, no serán recibidos Masones sino hombres escogidos.

2º Por consecuencia todo aspirante deberá haber recibido una educación liberal y ejercer una profesión decorosa; porque la educación que instruye, y aun induce al conocimiento del bien y del mal, desenvuelve los sentimientos nobles, y tanto por amor propio como por virtud, hace preferir en todos casos lo que es decoroso y justo, y porque un ejercicio honroso produce la propia satisfacción, sostiene el carácter, y no pone a la merced del que lo emplea al hombre obligado a trabajar para subsistir.

3º El aspirante deberá, pues, ser de costumbres irreprehensibles, de una probidad escrupulosa, de un carácter conciliador y apacible, y de una discreción a toda prueba; deberá amar a sus semejantes, a su país, a las leyes y a la Divinidad.

4º Recibido Masón será en la Sociedad profana, libre sin licencia, grande sin orgullo, humilde sin bajeza; en la sociedad masónica, firme sin ser porfiado, sereno sin ser inflexible, sometido sin ser servil, siempre justo y valeroso defenderá al oprimido, protegerá la inocencia, no se jactará jamás de los beneficios y servicios que ha hecho.

5º Justo apreciador de los hombres y de las cosas, no verá sino el mérito personal, cualquiera que sea por otra parte el rango, el estado y la fortuna. Igual en su conducta, libre y constante en sus principios, jamás se desviará del camino de la verdad.

Sección II

Concerniente a Dios y a la Religión

6º El Masón no hace consistir la Religión en los ritos, ni en los dogmas sino en la moral y en la práctica del bien. Persuadido que el Gran Arquitecto del Universo no ha creado los humanos sino para amarse y socorrerse mutuamente, y que llenar estas dos obligaciones es satisfacer a la ley que le impone la Majestad Divina, hace consistir todo su culto religioso en estas dos máximas: «Haz a tus semejantes lo que quisieras que hiciesen contigo mismo; no hagas a otro lo que tú no quieras que te hiciesen».

7º Si alguno por amor a las ciencias, por envidia, o por curiosidad, deseare ser recibido Masón, debe desde luego informarse como fundamento y piedra angular de todo, si cree en el poder de Dios, y si tiene por él todo el respeto que le es debido como Gran Arquitecto y Poderoso motor de este vasto Universo.

8º Un Masón es obligado a obedecer la ley moral; y si entiende bien el arte Real, no puede caer en las trazas irregulares de un desgraciado libertino, o de un estúpido ateo; ni de ninguna manera obrar contra esta luz interior y secreta de su propia conciencia.

9º Haciendo buen uso de su razón; y en virtud de este acto por el cual un Masón es declarado libre, practicará los puntos más esenciales de la Religión sobre los cuales todos los hombres darán a cada uno su opinión particular, lo mismo que sus formas y las diversas modificaciones; de donde se sigue que todo Masón debe ser bueno, honesto, sincero y fiel; y que en cualquiera parte que pueda hallarse entre ello por la diferencia de secta, y la creencia religiosa, debe seguir en todo tiempo el precioso precepto de obrar con los otros hombres, como él quisiera que ellos obraran con él.

10º Pues que así como los Masones deben por su juramento seguir los más sublimes preceptos, la Masonería se ha hecho el centro de la unión entre Hermanos, y el feliz medio de conciliar y cimentar en un cuerpo a aquellos que de otro modo existirían en una perpetua distancia; por consecuencia, la Masonería aumenta en lugar de disminuir la fuerza de las obligaciones que imponen la religión y la amistad.

11º El verdadero Masón es el hijo de la naturaleza, él declara que si existe para él alguna verdad sentimental, es la de la existencia de un ser autor de todas las cosas; que conoce la necesidad de honrar este ser, cuya admisión es el sistema más consolador, el más propio para engrandecer el alma y transportarla hasta la exaltación de las virtudes.

12º Él huye de toda especie de fanatismo religioso, y de la intolerancia política; sabe que es la fuerza de la razón y no por la vacilante opinión que los hombres deben conducirse, y que las virtudes solamente les distinguen; se somete a las leyes del país que habita; en cualquier lugar que se encuentre, tiene ante sus ojos el deber de reconocimiento al lugar que le abriga, y que nada puede dispensarlos de vivir allí como hombre pacífico.

En fin debe poseer un arte o talentos que le hagan útil a sí mismo y a sus semejantes.

Sección III

Deberes acerca de los Magistrados Civiles

13º Cualquiera que quiera ser buen Masón debe saber que los lazos de las obligaciones que él ha contratado como súbdito y como ciudadano, lejos de ser relajados por su admisión, son más fuertemente constreñidos, y debe amar la paz, la tranquilidad, manifestando la obediencia a los poderes civiles, bajo la protección de los cuales vive, como establecidos en los lugares donde reside y trabaja, sin traspasar los límites de la razón y de la religión.

14º Un verdadero Masón no puede mezclarse en ninguna conjura contra el estado, ni faltar al respeto que debe a los Magistrados, porque la felicidad de su patria debe ser su primer cuidado.

15º Si algún Hermano por un olvido de sus deberes y obligaciones que le imponen el Arte Real, y por una consecuencia de su abandono a los malos consejos cayese en muy grande error, será privado por ello de todos los beneficios de la Logia, y los Hermanos deben abstenerse de las asociaciones y conversación con él en particular, en tanto persista en sus deseos criminales; en fin, su conducta debe ser tal que no dé motivo de sospecha al poder legislativo…”.

http://www.fenixnews.com/2017/10/30/estatutos-generales-de-la-masoneria-nueva-york-1826/

domingo, 29 de octubre de 2017

LA INICIACIÓN, ¿POR QUÉ Y PARA QUÉ?

LA INICIACIÓN, ¿POR QUÉ Y PARA QUÉ?
LA INICIACIÓN, ¿POR QUÉ Y PARA QUÉ?

VISIONES DIVERSAS SOBRE LA VÍA INICIÁTICA EN EL MARCO EVANGÉLICO
Pascal Gambirasiod’Asseux
Este título es voluntariamente provocador. Pero la “pro-vocación”, en su esencia¿acaso no debe entenderse como un llamamiento para cumplir alguna cosa, como una llamada hacia algo o de alguien…? Siendo ese “alguien”, como bien habrá podido comprenderse, el mismo Cristo que no deja de llamar a los hombres a que lo sigan y a su imitación.
El subtítulo, por su parte, anuncia la orientación y el objetivo de este trabajo (que reconoce gustoso por su parte sus límites e imperfecciones) versando sobre un tema mayor de nuestra vía espiritual. En efecto, en tanto que iniciados cristianos debemos ser conscientes del carácter paradójicamente específico y universal de nuestro camino, y como bien señalaba el Papa Juan Pablo II en su exhortación apostólica “VITA CONSECRATA” presentada en 1996: “Aun cuando toda la Sagrada Escritura sea (…) fuente límpida y perenne de vida espiritual, los Evangelios son «el corazón de todas las Escrituras ».
El sentido de la palabra iniciación (del latín: initium, que viene de inire: compuesto por su parte dein, que significa en eire, significando ir, marchar, avanzarse) es doble y connota por una parte la idea de encaminamiento, más particularmente de los primeros pasos en el cumplimiento de este encaminamiento, y por otra, la idea de una interioridad.
La iniciación se define así de manera natural como un encaminamiento interior, como una búsqueda de interioridad, insistiendo en su carácter de comienzo probablemente con el fin de subrayar que su término, su cumplimiento “no es de este mundo” en su sentido evangélico, lo que tampoco no significa que no pueda ser alcanzada, realizada “en este mundo” o “desde este mundo”. Volveremos más adelante sobre esto.
Esta andadura interior, así pues estrictamente hablando, esta vía del y hacia el corazón, es simultáneamente, y de manera efectiva, andadura hacia lo “alto”, andadura hacia el Reino de los Cielos en el que Cristo Jesús nos revela que él “también” está y ello “en primer lugar” dentro de nosotros: “ved, en efecto, que el reino de Dios está dentro de vosotros”[1]. Señalaremos aquí que el término de esoterismosignifica precisamente “lo que está al interior”, en “el corazón” de las cosas o los seres.
Por otra parte, no nos es posible evocar este carácter de encaminamiento y vía que constituye el propio de la iniciación sin recordar estas palabras del Señor que aclaran e iluminan (en todos los sentidos del término) su naturaleza esencial: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”[2].
El Verbo divino encarnado en la adorable Persona de Jesucristo, se presenta así, no solamente como el objetivo de toda iniciación, sino también como la vía misma para acceder a ella; diríamos inclusive la Voz, la Palabra de llamamiento que invita a ello. Efectivamente, el hombre es llamado continuamente por su Creador y Salvador para que se gire (se torne: la conversión en su sentido pleno) hacia Él, Fuente de Amor y de Vida: “Sígueme”[3].
La iniciación es pues la búsqueda del reencuentro, de la intimidad con la Verdad revelada la cual, de igual modo como el Camino que conduce a ella, no es otra que una Persona, la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Por otra parte el esoterismo, o el conjunto de conocimientos y “operaciones” rituales que le están vinculados, significa muy precisamente lo que surge del ámbito de la interioridad y en consecuencia del secreto porque es de naturaleza sagrada y escondida en “la célula del corazón” según expresión monástica. El esoterismo, en oposición a la locura ocultista o de los travestismos heréticos en que algunos lo han convertido –en todos los sentidos de la palabra-, aparece así como el corazón, la médula y la sangre espirituales del Conocimiento y la Caridad que el Padre nos abre y nos pide por el Hijo en el Espíritu: “Venid, y lo veréis.”[4]
Pero es menester precisar que la iniciación, esencialmente, es una vía reservada; una voz que sólo es percibida si uno es escogido por ella. He ahí el auténtico sentido de la vocación que nos devuelve al deseo espiritual del santo encuentro que evocábamos hace un instante, encuentro de corazón a corazón con Dios, Creador, Salvador y Amigo, que a la vez se revela y se oculta. Y para nosotros, en tanto que cristianos, de la entrada más intensa en la participación adoptiva de la vida trinitaria, en este amor de las Tres Personas de una única naturaleza, que nos es dada por los Sacramentos del bautismo, de la confirmación y de la eucaristía. La realidad de esta vía reservada, de esta vocación específica nos es anunciada y justificada por estas palabras de Jesús: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas ante los cerdos, no sea que las pisoteen con sus patas y volviéndose a vosotros os despedacen.”[5], y cuando sus discípulos le preguntaban por qué hablaba a las turbas mediante parábolas, les respondía: “A vosotros os ha sido entregado el misterio del reino de Dios; mas a aquellos de fueratodo les viene en parábolas, para que mirando, miren y no vean; y oyendo, oigan y no entiendan (…).”[6]Múltiples son los sentidos de estas palabras, todos ellos complementarios. Significan la multiplicidad de los dones de Dios y de los caminos que llevan a Él y sugiere muy nítidamente, en particular por el calificativo de “aquellos de fuera” (dichos también profanos), la vocación iniciática y el conocimiento esotérico.
En otros términos, esta vocación iniciática, esta vía esotérica constituyen realmente una hermenéutica, pero interior y reservada (entendiendo que la hermenéutica es la interpretación teológica de los textos sagrados).
El misterio de este llamamiento es un componente del misterio de las vocaciones y carismas que Dios dispensa a cada uno según su sabiduría infinita para el bien de todos en la unidad de la Iglesia, como lo expone principalmente san Pablo en su epístola a los Romanos[7] y en su primera epístola a los Corintios[8]. El episodio de la Transfiguración del Señor fundamenta e ilustra esta vía de misterio reservado: en efecto, de entre los doce, Jesús escoge y llama únicamente a Pedro, Santiago y Juan; los lleva en un aparte únicamente a ellos a otra montaña, el monte Thabor, para contemplar la manifestación de la Gloria divina. Pero “descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos. Y guardaron la palabra entre sí.”[9] La tradición ha querido dar a Santiago y Juan el calificativo de Boanerges, nombre que significa literalmente “hijos del trueno”. Recordaremos, por una parte, que Juan y Santiago son los dos santos patrones de la iniciación de Oficio o Compañerazgo, y por otra, que en el curso de la ceremonia de iniciación según el Rito Escocés Rectificado el candidato, justo antes de recibir la luz, “oye” resonar el trueno.
La respuesta libre y amorosa del ser ante el llamamiento divino según su carisma propio, según el don del Espíritu que el Padre ha querido para él, es lo que defineal hombre de deseo, tal cual es evocado por el Apocalipsis de Juan y junto a él por el Filósofo Desconocido Louis-Claude de Saint-Martin.
Esta respuesta del amor del hombre al amor de Dios, que la teología denomina la redamatio, da testimonio de la orientación del ser, del “signo” que lo marca ontológicamente y del buen uso que el interesado ha hecho de su libertad, primero de los dones gratuitos del amor de Dios para con el hombre. Es la respuesta a la pregunta planteada por el Señor a Adán en el jardín del Edén después del Pecado y es entonces que precisamente Adán se esconde: “¿Dónde estás tú?”. Pero ésta vez, en la luz de la Salvación y la voluntad de conversión del hijo pródigo, la respuesta es idéntica a la del discípulo Ananías llamado por Jesús en el curso de una visión: “Heme aquí, Señor”[10] y satisface todo el conjunto y la anterior pregunta cuando la Caída y ésta llamada constante del Salvador citada anteriormente: “Sígueme”.
Es la respuesta del ser que presenta su dignidad esencial, su nobleza original y que experimenta en lo más profundo de sí mismo que su razón primera no es otra que escatológica: la alabanza y la adoración de la Santísima Trinidad en la intimidad filial de este diálogo auténtico y misterioso que es la verdadera contemplación: la presencia del corazón del hombre con la Presencia del Corazón de Dios en él, en primer lugar, por el de Jesús, el Emmanuel por el Espíritu Santo.
Por otra parte en este aspecto, el primer carácter de la vía iniciática, en su modalidad cristiana, es perfectamente mariano puesto que en efecto, en la historia de los hombres como en la plenitud de los tiempos, no existe ninguna criatura, ningún ser comparable a la santa Virgen María quien, en fruto de su total oblación a Dios, ha sido objeto de la manera más eminente y única de la presencia en ella del Verbo por el Espíritu. En este sentido asume por todos nosotros el paradigma de toda santidad y nos es dada a la vez como ejemplo y como madre. A la Iglesia en general y a cada uno de sus hijos en particular, especialmente a aquellos que han recibido la cualificación iniciática, ella muestra, cuando la Anunciación, la única vía hacia Dios presentándose como el cumplimiento perfecto: “He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra”.[11]
La “cualidad mariana” se revela pues como carácter constitutivo de toda alma ofrecida a Dios y viviendo de y para el Señor, Única Realidad, único origen y Único Término.
Vía activa en una aparente pasividad que es de hecho una recepción gustosa y activa, una receptividad actuante y discerniente del corazón y del espíritu. ¿No es acaso el trabajo de todo iniciado y principalmente el del aprendiz, sentado silenciosamente en la columna del norte y que acaba de nacer (o quizá mejor renacer) a la Luz que es Cristo? Para realizar esta recepción, es preciso en primer lugar ser capaz del recogimiento, que es silencio y secreto, así pues vigilancia del centro del ser, esta “célula del corazón” de la que hablábamos más arriba. Esta guardia, esta vigilancia, es un elemento clave –en el pleno sentido de la palabra-, de la vía espiritual y muy especialmente de la vía iniciática, ligada por naturaleza al misterio del silencio y de la Luz escondida para aquel que no está llamado a contemplarla en todo su esplendor. El ritual de cierre de los trabajos del Rito Escocés Rectificado se nos presenta como una ilustración inmediata a través de estas palabras pronunciadas por el Venerable Maestro: “Que la Luz que nos ha iluminado en nuestros trabajos no sea nunca expuesta a los ojos de los profanos”.[12]
Esta vigilia, este recogimiento en la humildad, ya que quien se siente llamado y todavía más en el camino de la iniciación, sólo puede hacer íntimamente suyas estas palabras pronunciadas por todos y cada uno en el momento de la comunión en el Cuerpo y la Sangre de Cristo: “Domine, non sum dignus (Señor, no soy digno de que entres en mi casa; pero una palabra tuya bastará para sanarme)”, esta guardia y este recogimiento,así pues, se enraízan y se alimentan del ejemplo mayor de María acogiendo la Palabra y recogiéndose en Ella para mejor ofrecerla al mundo, así como san Lucas lo señala: “María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón”.[13]
Es solamente en la plenitud de esta actitud que toda alma está dedicada a volver a ser, lo que ella siempre ha sido y nunca ha dejado de serlo, desde toda la eternidad, y que traduce tan pertinentemente el blasón y la divisa del grado de Aprendiz (“AdhucStat”).
Es también el signo cristiano de este camino iniciático, que de alguna manera y según su carácter propio y sus carismas específicos, sella lo que en términos teológicos se denomina la consagración: se evoca entonces la vida consagrada o una persona. Nos parece oportuno citar aquí un breve pasaje de la exhortación pontifical citada anteriormente: “A imagen de Jesús, el ‘Hijo bien amado’ que el Padre ha consagrado y enviado al mundo[14], aquellos que Dios ha llamado para que le sigan, están ellos también consagrados y enviados al mundo con el fin de imitar su ejemplo y proseguir su misión. Esto se aplica a todos los discípulos en general. No obstante, se aplica de manera más particular a aquellos que son llamados a seguir a Cristo “más de cerca”, en la forma específica de la vida consagrada, y hacer de ello el “todo” de su existencia (…) La misión, en efecto, caracterizándose por las obras exteriores, consiste en hacer presente al mundo el mismo Cristo a través de su testimonio personal. He ahí el desafío, ¡he ahí el objetivo primero de la vida consagrada! En la medida que uno se deja configurar a Cristo, más lo hace presente y actuante en el mundo para la salvación de los hombres. Esta consagración, que no debe ser confundida con uno de los siete sacramentos, es el vector de cargos y deberes espirituales.
En el plano y en el ámbito que son los suyos, la iniciación es comparable a una consagración y exige con el mismo rigor la cualificación y fidelidad a los compromisos solemnemente adquiridos. Por lo demás, ¿acaso en el ritual de cierre del Rito Rectificado no se nos pide: “llevar entre los otros hombres las virtudes de las cuales habéis jurado dar ejemplo”[15]… Esta “consagración iniciática”, podríamos decir, cuyo carácter imborrable queda impreso en el ser por la recepción de lo que René Guénon denomina “la influencia espiritual” recibida en el momento de la ceremonia de iniciación, es también, en corolario, la fuente de los carismas necesarios a esa misión, a estos deberes. Carismas, a los que por otra parte aspira nuestra plegaria de cierre de los trabajos recitada en el seno de la cadena de unión, dispensados por el Espíritu sobre cada uno de acuerdo a sus necesidades y los deseos de Dios respecto a él.
Sobre la naturaleza y los “efectos” de la iniciación, es ciertamente necesario distinguir según se opere en el seno de las tradiciones no cristianas o en el marco evangélico de la Nueva y Eterna Alianza.

El Cuadro del Aprendiz Masón Primer Grado de la Masonería




El Cuadro del Aprendiz Masón Primer Grado de la Masonería

El cuadro representa todas las virtudes que el aprendiz debe practicar mediante la utilización de las herramientas y alegorías que constituyen los elementos para el desarrollo de este grado. Las enseñanzas masónicas están veladas en símbolos, a los que el aprendiz deberá investigarlos para poder penetrar más allá de su significado exotérico.

Este cuadro es un rectángulo donde su ancho y lado representan los Puntos Cardinales. Arriba el Este, abajo el Oeste, a la izquierda el Norte y a la derecha el Sur. Los Puntos Cardinales representan al mundo, al mundo del aprendiz donde debe investigar para aprender a discernir sobre los conocimientos que constituyen su universo.
En su interior, arriba a la izquierda se encuentra el Sol y a la derecha la Luna. Constituyen las dos formas de adquirir conocimiento. La experimental con el Sol y la inductiva con la Luna. El experimental es el que aprendemos en el camino de la vida, con nuestros aciertos y desaciertos, en nuestras decisiones. La Inductiva aprendemos de los demás, pues al ser considerados aprendice tenemos a un Vigilante, a un padrino y, a los demás hermanos que nos ayudan en descubrir las alegorías. Lo practicamos esto de la misma forma en que el Sol nos ilumina directamente con sus rayos y la Luna nos ilumina indirectamente a través de la luz del Sol.

La base se encuentra adornada con Baldosas Blancas y Negras, las que nos muestran que a pesar de la diversidad y del antagonismo de toda la naturaleza, en todo reside la más perfecta armonía. Esto nos sirve como lección para que no miremos las divisiones de los colores de las razas y el antagonismo de las religiones, además de los principios que rigen en los distintos pueblos, debido a que constituyen nada más que una manifestación, que es la única forma de comprender los sentimientos, sensaciones y que nos descubre en nuestra sensibilidad.

Tres columnas, una al Oriente y dos al Occidente se encuentran representadas en Logia por el V.·.M.·. y los VVig.·. Estas tres y las otras doce que rodean al templo son las que sostienen la Logia. Representan también: la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza; Sabiduría en el discernimiento, Fuerza en la determinación y Belleza en toda acción. En la Biblia lo encontramos en el Antiguo Testamento, con Salomón hijo del Rey David, Hiram Rey de Tiro quién proveyó de los materiales y la mano de obra para la construcción y por último el otro Hiram, muy conocido en el mundo masónico, Abif, quien fue un orfebre perteneciente al la Tribu de Nan, encargado de edificar las columnas del Pórtico de entrada y dirigiera los trabajos. En el Mundo Griego lo representaron con el nombre de tres ciudades, las que nos legaron sus artes u órdenes de Arquitectura: Jónico, Dórico, Corintio.

Todo este simbolismo nos indica que en la obra fundamental de nuestra construcción moral debemos traer a la superficie todas las posibilidades de la potencia humana, alejándonos de las ilusiones de la personalidad. Y en este trabajo sólo podemos se Sabios si poseemos Fuerza, porque la Sabiduría exige sacrificios que sólo pueden ser alcanzados con fuerza. No podemos ser Sabios, sino tenemos Belleza, porque la belleza constituye el camino para expresar nuestra sensibilidad ante el mundo que nos rodea.

En el centro de estas tres columnas se encuentra el Ara o Altar de los Juramentos, donde se ubican el Libro de la Ley, el Compás y la Escuadra. El Libro de la Ley representa el Código Moral que cada uno respeta y sigue, la filosofía que uno adopta. El Compás y la Escuadra que se encuentran unidos solamente en Logia representan la medida justa que deben presidir todas nuestras acciones, sin apartarnos de la Justicia, ni de la Rectitud.

Los puntos del Compás se encuentran por debajo de la escuadra porque significa que el aprendiz solamente trabajando la Piedra Bruta se despojará de sus asperezas y cuando esta piedra se encuentre pulida, podrá hacer uso del Compás.

Esto nos lleva a desarrollar el Punto dentro del Círculo, dibujado debajo del Ara. Es para alertarnos de que mientras circulemos dentro del círculo no nos equivocaremos en nuestras acciones. Además, las dos líneas paralelas que se sitúan al costado del círculo, representan a Moisés y Salomón, tratándonos de recordar que siempre debemos seguir por la senda de la Rectitud y de la Justicia.

Encima del Ara en forma simbólica, se encuentra la Escalera de Jacob, representando el sueño que tuvo por tratar de encontrar el camino al cielo. Cada escalón representa en la masonería las virtudes que debemos tener en el camino de la vida. En la escalera están representadas las tres Virtudes Teologales: Fe, Esperanza, y Caridad. La fe en nuestras potencialidades, la Esperanza en nuestro perfeccionamiento moral, la Caridad con nuestros semejantes. También demuestra con sus infinitos escalones que cuando llegamos al final de una etapa, el siguiente es el comienzo de un nivel superior.

Pendientes en las esquinas del cuadro observamos cuatro Borlas que nos recuerdan las Cuatro Virtudes Cardinales: Templanza, Justicia, Fortaleza, Prudencia que siempre fueron practicados por nuestros HH.·.

En las bases de las tres columnas se sitúan las Joyas Móviles: Escuadra, Nivel y Plomada que representan y lo portan el V.·.M.·., el 1° Vig.·. y el 2° Vig.·. respectivamente. Nos recuerda que nuestras acciones deben ser Justas en nuestro juicio, iguales en el trato con los HH.·. y recto de nuestras determinaciones. También se encuentran la Piedra Bruta y la Piedra Pulida para ratificar nuestro compromiso de mejorar en nuestra construcción moral.

Al lado del Ara se ubica la Pancha de la Log\que es utilizada por los MM.·. para realizar los trazos de Arq que los AA.·. los utilizarán para instruirse.

Rodeando todo el cuadro se encuentra la Orla Dentada que representa el principio de atracción gravitacional alrededor del Sol y a los masones en Log..·.

Mis QQ.·. HH.·. como el futuro depende del trabajo, trabajad para ser felices y para que el paso por este mundo no sea estéril.

“Y que la Masonería siga no siendo nada a los ojos del iluso es la mejor prueba de su valor”

Fuente: Portal Masónico del Guajiro.

CONSTITUCIONE DE ANDERSON



CONSTITUCIONE DE ANDERSON

ANTIGUAS LEYES FUNDAMENTALES

17 ENERO 1723 e:.v:.

I.- LO QUE SE REFIERE A DIOS Y A LA RELIGION
El Masón está obligado, por vocación, a practicar la moral y si comprende sus deberes, nunca se convertirá en un estúpido ateo, ni en un hombre inmoral. Aún cuando en los tiempos antiguos los masones estaban obligados a practicar la religión que se observaba en los países donde habitaban, hoy se ha creído más oportuno, no imponerle otra religión que aquella en que todos los hombres están de acuerdo, y dejarles completa libertad respecto a sus opiniones personales. Esta religión consiste en ser hombre buenos y leales, es decir, hombres de honor y de probidad, cualquiera que sea la diferencia de sus nombres o de sus convicciones. De este modo la Masonería se convertirá en un centro de unidad y es el medio de establecer relaciones amistosas entre gentes que, fuera de ella, hubieran permanecido separados entre sí.
II.- DE LA AUTORIDAD CIVIL, SUPERIOR E INFERIOR
El masón, debe ser una persona tranquila, sometida a las leyes del país donde esté establecido y no debe tomar parte ni dejarse arrastrar en los motines o conspiraciones fraguadas contra la paz y contra la prosperidad del pueblo, ni mostrarse rebelde a la autoridad inferior, porque la guerra, la efusión de la sangre y los trastornos, han sido siempre funestos para la Masonería. Así es que en la antigüedad, los reyes y los príncipes se mostraron muy bien dispuestos para con la sociedad, por la sumisión y la fidelidad de que los masones dieron constantemente pruebas en el cumplimiento de sus deberes de ciudadano y en su firmeza para oponer su conducta digna a las calumnias y acusaciones de sus adversarios; esos mismos reyes y príncipes no se desdeñaron de proteger a los miembros de la corporación y de defender el honor de la misma que siempre prosperó en los tiempos de paz. Siguiendo esas doctrinas, si algún hermano se convertía en perturbador del orden público, ninguno debía ayudarle en la realización de sus propósitos y por el contrario, debía ser comparecido como un ser desgraciado. Pero por este sólo hecho y aún cuando la cofradía condenase su rebelión para evitarse el dar al gobierno motivo alguno de sospecha o de descontento, siempre que el rebelde no pudiese ser censurado de otro crimen, no podía ser excluido de la Logia, permaneciendo inviolables sus relaciones con ésta Logia y los derechos de que como masón gozaba.
III.-DE LAS LOGIAS
La logia es el lugar donde los masones se reúnen para trabajar, y por extensión se da este nombre a toda asamblea de masones constituida; todos los hermanos deben formar parte de una logia y someterse a sus reglamentos particulares y a las ordenanzas generales.
Las Logias son particulares o Generales y el mejor medio de distinguirlas en estos dos distintos caracteres es visitarles y estudiar los actuales reglamentos de las Logias Generales o Grandes Logias.
Antiguamente los maestros y los miembros de éstas Logias, no podían ausentarse, ni dejar de asistir a sus sesiones, cuando eran invitados, sin incurrir en un castigo severo, a menos que hicieren conocer a los maestros y a los inspectores, las causas que les habían impedido cumplir con este deber.
Las personas que querían ser admitidas en calidad de miembros de las Logias, debían sr hombres buenos y leales, libres de nacimiento, de edad madura y razonable y de buena reputación; estaba prohibido admitir en la Masonería, esclavos, mujeres y hombres inmorales, cuya conducta fuera motivo de escándalo.
IV.- DE LOS MAESTROS, INSPECTORES, COMPAÑEROS Y APRENDICES
Entre los Masones, las preferencias no pueden fundarse exclusivamente, en el verdadero mérito personal, se debe cuidar con especial atención de que los propietarios que disponen las construcciones, serán servidos a su completa satisfacción; debe procurarse que los hermanos no tengan porque avergonzarse de sus obras de que la Real Asociación, no pierda la consideración de que goza. Por esta razón, los maestros e inspectores deben ser elegidos teniendo en cuenta más que su edad, sus méritos personales. Es imposible tratar todas estas cosas por escrito. Cada hermano debe estar en su lugar y aprender éstos principios según el método adoptado en cada cofradía; debe, sin embargo, tenerse en cuenta por los aspirantes que ningún maestro puede aceptar un aprendiz, si este no le presenta suficientes obras, si no es un joven perfecto, sin deformidad física alguna y sin defecto que le haga incapaz de instruirse en su arte, de servir a su maestro y de llegar a ser a su vez un hermano y maestro, cuando haya transcurrido el tiempo de su aprendizaje.
Debe ser también, hijo de padres honrados, para que si posee otras cualidades, pueda llegar a obtener el puesto de inspector, de maestro de una Logia, de Gran Inspector y de Gran Maestro de todas las Logias, según su mérito y virtudes.
Los Inspectores han de ser miembros de la corporación y los maestros han debido desempeñar antes el cargo de Inspector.
Los Grandes Inspectores han de haber sido maestro de Logia, y en fin, para ocupar el puesto de Gran Maestro ha de poseerse el carácter perfecto de Masón.
El Gran Maestro debe ser noble de nacimiento, o bien ocupar una posición excepcional, de una educación perfecta, o bien un sabio distinguido, un arquitecto hábil, un hábil hijo de padres honrados, y además, las Logias deben reconocer en él un mérito real, y para que pueda llenar los deberes de su cargo de un modo más perfecto, se le autoriza para designar y nombrar un diputado que debe ser o haber sido maestro de una Logia Particular; el Diputado Gran Maestro, tiene el deber de realizar todos los actos que son de la competencia del Gran Maestro, su superior, en las ausencias de éste o por su delegado.
Todos los hermanos están obligados a prestar obediencia a todas estas ordenanzas y a todos los gobernantes superiores y subalternos de la Antigua Logia, en sus diversos empleos, con arreglo a las antiguas leyes y reglamentos, y ejecutar las órdenes con respeto, afecto y actividad.
V.- DEL REGLAMENTO DE LA CORPORACION DURANTE EL TRABAJO
Durante los días laborables, todos los masones deben trabajar lealmente, para que puedan disfrutar mejor del dia de fiesta; el compañero de más conocimientos y experiencia, debe ser elegido en calidad de maestro o superintendente de los trabajos de construcción dispuestos por el propietario, y los que trabajan bajo sus órdenes deben llamarle maestro. Los Compañeros deben evitar toda inconveniencia deshonesta y el darse nombres poco decentes, se titularán mutuamente Hermanos o Compañeros y conducirse cortésmente, tanto dentro como fuera de la Logia.
El Maestro, debe emprender los trabajos del propietario en las condiciones más justas y equitativas, y emplear lo que a éste pertenezca, como si se tratase de sus propios bienes; y no dar a cada aprendiz o compañero más salario que el que realmente merezca. Maestros y masones, todos deben ser fieles al propietario que los ocupe y les paga religiosamente su salario, y ejecutar sus trabajos a conciencia, bien trabajes o jornal o a destajo.
Ningún hermano debe mostrarse celoso de la prosperidad de otro, ni atormentarlo o procurar separarlo de su trabajo cuando es capaz de ejecutarlo, porque ninguno puede terminar un trabajo empezado por otro en condiciones tan ventajosas como el que lo empezó, a no poseer un conocimiento profundo de los planos y dibujos de la construcción.
Si un Inspector de los trabajos, se elige entre los compañeros, debe ser fiel al maestro y a los compañeros; en ausencia del maestro, velará cuidadosamente, en interés del propietario, por la buena ejecución de los trabajos, y sus hermanos deben obedecerle.
Todos los masones recibirán su salario con reconocimiento, sin murmuraciones ni observaciones y no abandonarán a su maestro hasta que la obra termine. Debe enseñarse la obra a los hermanos jóvenes, para que aprendan a emplear bien los materiales y para que por medio de esta fraternal enseñanza se consolide entre ellos la más estrecha amistad; todos los útiles empleados para los trabajos, deben ser aprobados por la Gran Logia.
En los trabajos exclusivos de la Masonería, no debe emplearse ningún jornalero y los mismos maestros, no deben trabajar sino con sus compañeros, a no ser que a ello obligue una apremiante necesidad; tampoco podrán comunicarse sus enseñanzas a los obreros que no pertenezcan a la sociedad.
VI.- DE LA CONDUCTA
En la Logia Organizada:
No se debe instruir comisión particular alguna, ni entablar negociación sin haber obtenido la autorización del maestro; no debe tratarse ninguna cuestión inoportuna o inconveniente; ni interrumpir la palabra del maestro o de los inspectores o de cualquier hermano que sostenga diálogo con el maestro. Tampoco deben emplearse frases jocosas mientras la Logia se ocupe de asuntos serios, ni usar en caso alguno lenguaje poco honesto, y en todas las ocasiones sebe darse al maestro, a los inspectores y compañeros, el término del respeto que merecen, y que todos les deben.
Si se presenta una queja contra un hermano, el culpable debe someterse al juicio y a la decisión de la Logia, que es el tribunal real, a menos que corresponda su conocimiento a la Gran Logia. En tales casos debe cuidarse de que no interrumpan por estas causas los trabajos del propietario, y si llegase a ocurrir una suspensión forzosa, debe tomarse una decisión con arreglo a las circunstancias. Tampoco debe recurrirse a los tribunales de justicia para ventilar asuntos de la Masonería, a no ser que la Gran Logia reconozca y declare ser de indispensable necesidad.
Conducta que debe observarse cuando la Logia este cerrada, pero estando aún reunidos los hermanos.
Los hermanos pueden dedicarse a placeres inocentes, y regulares, mutuamente según los medios de cada cual, pero procurando evitar los excesos de todo género, sobre todo en la mesa. también deben abstenerse de decir y de hacer cosa alguna que pudiere herir o romper la buena armonía que entre todos debe reinar siempre; por ésta razón, no deben llevarse a éstas reuniones, odios privados sin motivo alguno de discordia y sobre todo, deben evitarse en absoluto las discusiones sobre religión y política, sobre nacionalidad, puesto que los masones, como antes hemos dicho, no profesan otra religión que la universal, y que pertenecen a todos los pueblos, a todas las lenguas, y son enemigos de toda empresa contra el gobierno constituido; la falta de observancia de éstos preceptos, han sido y serán siempre funestos para la prosperidad de las Logias.
En todo tiempo, la observancia de éste artículo del reglamento, sa ha impuesto con gran severidad, y más especialmente después de la reforma de la Iglesia anglicana, cuando l pueblo inglés se retiró y separó de la comunidad de la Iglesia Romana.
Reglas de conducta, cuando los hermanos se encuentran fuera de la Logia y sin la presencia de extraños.
Deben saludarse amistosamente, y según está dispuesto, darse el nombre de hermanos, comunicarse recíprocamente las noticias que puedan serles útiles, teniendo cuidado de no ser observados ni oídos; deben evitar toda pretensión de elevarse sobre los demás, y dar a cada uno la manifestación de respeto que se otorgarían a cualquiera que no fuese masón; porque aún cuando todos los masones en calidad de hermanos están en la misma altura, la Masonería no despoja a nadie de los honores de que goza antes de ser masón, antes por el contrario, aumenta éstos honores, principalmente cuando se ha merecido por el bien de la cofradía, que debe honrar a aquellos que son acreedores, y anatematizar las malas costumbres.
Conducta que debe observarse delante de los que no son masones.
Deben los masones ser circunspectos en las palabras y sus obras, a fin de que los extraños, aún los más observadores, no puedan descubrir los que no es oportuno que aprendan; algunas veces debe aprovecharse el giro que toma la conversación, para hacer recaer ésta en la cofradía, y hacer con tal motivo su elogio.
Reglas de conducta que deben observarse por los masones en su propia casa y entre sus vecinos.
Los masones deben conducirse como conviene a un hombre prudente y moral, y no ocuparse de los asuntos de la logia con la familia, con los vecinos, con los amigos; y no perder de vista, en ningún caso, que el honor propio y el de la cofradía están unidos; ésto, por razones que no podemos exponer aquí, no debe descuidarse los propios intereses, permaneciendo ausente de su casa después de las horas de la logia; evítense igualmente la embriaguez y las malas costumbres, para que no se vean abandonadas las propias familias, ni privadas de aquello que tienen derecho a esperar de los masones, y para que éstos no se vean imposibilitados para el trabajo.
Conducta que debe observarse con un hermano extranjero.
Es preciso preguntarle con precaución y del modo que la prudencia os aconseje, a fin de evitar el que, bajo falsas apariencias, seáis engañados, rechazadle con desprecio y tened cuidado de no hacer ningún signo de reconocimiento.
Pero si descubrís que es un verdadero hermano, debéis tratarlo como tal, y si tiene necesidad, debéis procurarle socorro o indicarle los medios de obtener esos socorros. Debe procurársele algunos días de trabajo, para que pueda instalarse; de todos modos no estáis obligados a hacer por él más de lo que vuestros recursos os permitan, debiendo tan sólo preferir a un hermano pobre que sea un hombre honrado, a otra cualquiera persona que se encuentre en iguales condiciones.
En fin, debéis conformaros a todas estas prescripciones, así como a cuantas se os comuniquen por otro conducto; debéis practicar la caridad fraternal, que es la piedra fundamental la llave, el cimiento y la gloria de nuestra cofradía; debéis evitar toda querelle, toda discordia, todo propósito calumnioso, toda maledicencia; no permitir que en vuestra presencia se ataque la reputación de un hermano respetable, en tal caso defenderlo para prestarle este servicio en tanto que lo permitan vuestro honor y vuestros intereses; y si algún hermano os perjudica se cualquier modo, debéis llevar vuestra queja a vuestra logia o a la de dicho hermano, apelando si es preciso a la Gran Logia en la asamblea trimestral, y en último término a la asamblea anual, según la buena y antigua costumbre observada por nuestros antepasados en todos los países. No debéis intentar proceso alguno, a menos que el caso no pueda resolverse de otra forma, y debéis acoger con deferencia los consejos amistosos del maestro y de vuestros compañeros, si tratan de evitaros que comparezcáis en juicio delante de extraños; en todo caso, debéis procurar presentar todos los medios para facilitar la acción de la justicia, a fin de que podáis ocuparos con toda tranquilidad de los asuntos de la cofradía.
En cuanto a los hermanos y compañeros que tengan entre sí algunas diferencias, los maestros y los hermanos pedirán consejo a los hermanos que conozcan el derecho, para proponer un arreglo amistoso, que las partes en litigio aceptarán con reconocimiento. Si éstos medios produjesen resalto, se aceptará sin demora el entrar en el pleito; pero reprimiendo toda animosidad, toda cólera, absteniéndose de hacer o de decir cosa alguna que pueda lastimar la caridad fraternal o interrumpir la reciprocidad de las buenas relaciones, con objeto de que todos sientan la influencia bienhechora de la Masonería. De este modo han obrado siempre, desde el principio del mundo, todos los buenos y fieles masones y así obrarán los que nos sucedan en lo porvenir.
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