sábado, 3 de abril de 2021

EL MANDIL MASONICO SIGNIFICADO GRADO DE APRENDIZ


EL MANDIL MASONICO SIGNIFICADO GRADO DE APRENDIZ 
AL:. G:. D:. G:. A:. D:. U:. 

 El Mandil Introducción La costumbre de cubrir o proteger simbólicamente la región hipogástrica es común entre distintas civilizaciones y culturas: ceñidor de los israelitas, delantales blancos persas, fajas sagradas de los brahmanes, mantos blancos de los esenios, mandiles blancos japoneses, han sido usados en ceremonias iniciáticas y rituales. Dado que el objeto de trabajo, la piedra bruta, somos nosotros mismos, se deduce de ello que es nuestro propio plano inferior del que nos tenemos que proteger y a la vez sobre el que tenemos que trabajar a fin de lograr el máximo progreso moral y espiritual, cumpliendo así con el mandato de “dominar la tierra sabiamente”. Su uso en el mundo profano es un pedazo de tela impermeable que se sujeta al cuerpo a la altura de la cintura para proteger la ropa durante los trabajos rudos, por lo que respecto a las enseñanzas e interpretaciones simbólicas en Masonería, el mandil tiene su origen desde las más antiguas costumbres Hebreas y egipcias. los Caldeos, los Asirios, los Druidas, etc. le atribuían cualidades como la de PERSEVERANCIA, CONSTANCIA Y FIRMEZA en las acciones humanas, como cualidades indispensables en los iniciados Dice el Génesis que Dios vistió de piel a Adán y a su mujer y los envió fuera del jardín del Edén “para que trabajaran la tierra”. Puede entenderse de esto que Dios dotó al hombre de cuerpo físico para que ejercitase, trabajase, sus cualidades divinas en la tierra. Podemos deducir de esto que cuando nos ponemos el mandil, estamos recordando la naturaleza y la finalidad mismas del hombre tal como ahora lo conocemos: espíritu revestido de materia que trabaja la tierra para plasmar en ella sus capacidades, que a través de este trabajo puede conocerse a sí mismo, pues ese mundo exterior puesto a su disposición refleja a su vez de forma simbólica la propia esencia del hombre. Desarrollo La palabra mandil viene de la voz latina MANTILE y también se traduce como sinónimo de MANDIL, es un delantal que se coloca atado con un cordón a la cintura y que llega hasta los muslos; sirve para preservar los vestidos de los trabajos de los artesanos. El mandil debe estar forrado de seda o raso color negro alegórico de las tinieblas, de la ignorancia, del misterio el ribete azul celeste que indica Infinito que indica que así como en la vida los masones estaremos unidos en la eternidad. Cuando el mandil se adhiere al cuerpo, se sostiene por una cuerda o listón, la cual forma un círculo con respecto al cuerpo, simbolizando el espíritu de Dios. El triangulo de la babeta representa el alma Masónica, es un triangulo cuyos tres vórtices significan: Tres grados fundamentales: Ap∴, C∴ y M∴ Tres hechos vitales: Salud, Dinero y Amor. Tres hechos porque luchar: Municipio, Estado y Nación Tres cosas que defender: Honor, Patria y Hogar. Tres cosas que controlar: Carácter, Lengua y Conducta. Tres cualidades que estimar: Rectitud, Valor y Gratitud. Tres hechos que meditar: Vida, Muerte y Eternidad. Tres hechos que evitar: Pereza, Barbarie e Ignorancia. Tres hechos que admirar: Voluntad, Dignidad y Lealtad. Tres hechos que adoptar: Libertad, Igualdad y Fraternidad. Tres instituciones que defender: Revolución, Liberalismo y Francmasonería. El ignorante grita, el inteligente discute, y el sabio calla. Sabiduría, Fuerza y Belleza. Salud, Fuerza y Unión El cuadrado representa nuestro cuerpo (la tierra, la materia y la esencia). Uniendo estos tres significados, tenemos presente en el mandil la representación del hombre en alma, espíritu y cuerpo. El aprendiz masón debe llevar la babeta levantada, con lo que forma la figura de un polígono de cinco lados, por lo que se convierte en una figura geométrica más avanzada que el cuadrado. Otra configuración que se nota en el mandil, consiste en que resulta una combinación entre el cuadrado y el triangulo; este ultimo representa a la primera de las figuras geométricas, y el cuadrado es la suma de dos triángulos, por lo que en atención a la forma en que están colocadas estas figuras geométricas, significa que el aprendiz debe educar su espíritu para dominar la materia, y moralmente, debe entablar la lucha para dominar las pasiones que se consideran como defectos propios de la materia, lo que toca al iniciado modelar para vivir en armonía con todos sus semejantes. El mandil con sus dos caras también simboliza: el día y la noche, la Luz y la Oscuridad, el Trabajo y el reposo, la sabiduría y la ignorancia, la alegría y el dolor, los bienes y los males y la VIDA Y LA MUERTE. El mandil solo se usa por el reverso Únicamente durante los trabajos de la Logia Fúnebre, en cuyo caso simboliza el luto, el reposo y la muerte y recibe el nombre de Logia de Dolor. La representación del mandil en masonería es la del trabajo, su forma y colores varia en los diversos grados. El mandil símbolo del trabajo es el único distintivo que da derecho al masón, para entrar a los templos y tomar parte de las tenidas. El mandil del Aprendiz es blanco. Refleja así su buena voluntad y su pureza de intención: ha pedido la Luz, ha buscado la Verdad y ha llamado a las puertas del Templo y ese, su trabajo hasta ahora, es lo que acredita su blanco mandil. el BLANCO es representativo del TRABAJO, el DINAMISMO, la ACTIVIDAD y en general de todo aquello que indique la LABORIOSIDAD, el ADELANTO y el PROGRESO humanos, por esa razón se le considera también como alegórico del DÍA, es decir, de las horas que tarda el SOL para recorrer el espacio, en su carrera de ORIENTE A OCCIDENTE. Puede decirse que el mandil tiene tres partes: Una triangular, una cuadrada y unas cintas que lo rodean y sostienen. Como el propio cuerpo humano parece tener cabeza, tronco y extremidades: el plano interior, el plano exterior y la trama universal que todo lo relaciona. Como en la propia Logia, el Delta preside el trabajo en el Templo, recorrido por la Cadena de Unión. Visto así, se establece una superposición de planos: Mandil, Hombre, Templo, Universo. Conclusión El circulo (dios) se hace vehículo en el triangulo (alma) para manifestarse en el cuadrado (cuerpo). Representado en el mandil masón, como el camino que debe seguir de regreso a la manifestación del ser divino, que todos llevamos dentro. Así que el mandil es al masón como el cuerpo físico es al hombre. El mandil representa al masón mismo. Nos recuerda que aquí todo el trabajo se hace a través del plano físico, que visto así nos resulta un nivel inferior, sin embargo hay que verlo en el plano substancial en el que la esencia se encarna para poder así tomar parte en la gran Construcción Universal. Como el propio cuerpo físico, porta las huellas de la vida vivida y del trabajo realizado. Como todos los símbolos tiene diferentes planos de lectura y en él, todo es significativo: la forma, el color, el tejido, el lugar que ocupa sobre el cuerpo. Como masones entendemos que las leyes por la cual se rige la creación, son las mismas leyes que deben de influenciar el diseño de nuestra vida. Es cuanto. Oaxaca de Juárez, Oax, 24 de Octubre de 2009 (E.V.)

El Mandil Masónico, Símbolo de la Masonería



El Mandil Masónico, Símbolo de la Masonería Mandil masónico


 El Mandil masónico además de ser el símbolo de la inocencia del masón, lo es de su conducta caballeresca, de su determinación de no causar mal moralmente a nadie. Como buenos aprendices iniciados, preocupados y esmerados dentro y fuera de nuestro Templo Masónico, debemos percatarnos de los símbolos que ostentan nuestras prácticas, toda vez que ellos nos fueron depositados en ese instante supremo de renacimiento espiritual, soñado muchas veces dentro el inefable afán de encauzar nuestros pasos por el sendero recto que ha de conducirnos al conocimiento de la Verdad y que nos fuera otorgado en el momento en que recibimos la 
Luz Masónica. Uno de éstos símbolos es el Mandil. Entre los esenios, era uno de los objetos que se entregaba a los neófitos siendo su color blanco. La representación general del Mandíl en la Masonería es la del trabajo, su forma y colores varía en los diversos grados. Muchos Venerables, sobre todo los Past, están en la creencia de que pueden dispensarse de llevar el mandil de su grado, y que es suficiente la joya distintiva de su cargo para poder entrar en los trabajos. Esto, como lo hace observar muy acertadamente el gran hermano Ragón, es un error y una falta. El Mandil Masónico, símbolo del trabajo. Es el único distintivo que da derecho al Masón, para entrar en los Templos y tomar parte en las tenidas, siendo por consiguiente indispensable para todos los masones, incluso altos dignatarios. Las joyas de los grados y de los cargos, son tan solo las condecoraciones, mientras que el Mandil es el verdadero arreo masónico. En las tenidas de algunos grados de la Masonería Filosófica están dispensados los hermanos de ceñir el Mandil, porque simbólicamente, el trabajo ha acabado para ellos, pero en los trabajos Simbólicos donde se figura que éstos empiezan, el mandíl es obligatorio. Los esenios, aquellos antiguos judíos que practicaban su propia Doctrina, tenían la firme opinión de que la pureza interna y la rectitud de conducta, se evidenciaba vívidamente por la apariencia externa de la persona. Quien lleva dignamente el Mandil Masónico recordará siempre esta pureza de vida y de conducta que tan necesariamente nos servirá para conseguir nuestra admisión en la Gran Logia Celestial presidida por el Creador. Significado del Mandil Masónico El Mandil es pues el emblema del mismo cuerpo físico con el cual venimos para trabajar sobre la tierra, y con el objeto de adquirir aquellas experiencias que nos transformarán en artistas verdaderos logrando el magisterio o dominio completo sobre nuestro mundo. La percepción de este Mandil, como simple envoltorio o vestido exterior, asi como la esencia misma de nuestro ser, es consecuencia de la visión espiritual que hemos conseguido en nuestra búsqueda de la Luz, desde la obscuridad del Occidente, de los sentidos exteriores al Oriente de la Luz y Realidad. El Mandil como símbolo masónico tiene diferentes significados según el grado en que se ocupe. El Mandil es el emblema del trabajo que redime y fecunda, que regenera y perfecciona las almas, fortaleciendo el cuerpo; nos indica asi mismo, que todos nuestros actos deben ser de completa actividad, armonía y laboriosidad. El Mandil masónico además de ser el símbolo de la inocencia del masón, lo es de su conducta caballeresca, de su determinación de no causar mal moralmente a nadie; también lo es de su indulgencia con la apatía e ignorancia de los hombres, de su perdón benévolo para sus hermanos cuando, consciente o inconscientemente le hacen mal, y de su consagración espiritual a los valores y virtudes para un mejoramiento de la Humanidad, por lo cual el hombre se eleva sobre la bestia y el mundo va hacia adelante por el camino ascendente, hacia su mejor progreso. En el lenguaje académico, La palabra mandil proviene del latin “mandile” y es un delantal que se coloca atado con un cordón a la cintura y que llega hasta los muslos; sirve para preservar los vestidos de los trabajos de los artesanos. Tipos de mandiles. El mandil de todo masón, cualquiera que sea su grado, debe ser de piel de cordero por su pureza y blancura, porque asi no se destruye el caracter emblemático y simbólico de la prenda. Sabemos que el cordero, simbólicamente esta considerado como una alegoría de la inocencia y su piel blanca lo es de la pureza, cualidades que la Masonería distingue en todos los iniciados. Por eso el verdadero mandil masónico debe ser confeccionado con esa piel pura y sin mancha, de forma cuadrada, con solapa triangular y sin ningún adorno. El mandil del Aprendiz, compañero y maestro Masón En el grado de Aprendiz la Faldeta, Baveta, o Solapa, levantada, lo cual quiere indicarnos que en nosotros se desconoce la potencia espiritual, pero que, con tesón. Con voluntad y verdadero interés, podremos conquistar el equilibrio moral y la fuerza espiritual necesaria a todo masón para lograr alcanzar el recto sentido del bien. Es la más sublime virtud, que nos hace sentirnos más humanos, más hermanos. Está confeccionado de piel de cordero, como emblema de la humildad y la tolerancia, pureza de intenciones. La forma de usar el mandil Y su enseñanza simbólica varía según la Cámara en que se trabaje. El Aprendiz Masón debe llevar el mandil durante sus trabajos regulares, con baveta levantada con lo que forma la figura de un polígono de cinco lados; Por lo que se convierte en una figura geométrica más avanzada que el cuadrado. Otra configuración que se nota en el mandil, consiste en que resulta una combinación entre el cuadrado y el triángulo; este último representa a la primera de las figuras geométricas, y el cuadrado es la suma de dos triángulos; esta explicación nos da a conocer que la geometría desempeña un papel importantísimo en las enseñanzas masónicas. Ya conocemos la explicación geométrica del Mandil del Aprendiz; ahora veamos el significado moral. El triángulo es emblema del espíritu del hombre; el cuadrado, segunda figura geométrica perfecta, representa a la materia o sea al cuerpo, y el polígono, que afecta la forma en que lo usan los aprendices, simboliza el trabajo material del iniciado al pretender modelar la piedra tosca, por lo que en atención a la forma en que están colocadas estas figuras geométricas; Significan que el Aprendiz debe educar su espíritu para dominar la materia, y moralmente, debe entablar la lucha para dominar las pasiones que se consideran como defectos propios de la materia, lo que toca al iniciado modelar para vivir en armonía con todos sus semejantes. Explicación oculta del Mandil Existe otra explicación oculta del Mandíl con relación a los tres ángulos, los que representan a las tres fuerzas vivas del hombre: El espíritu. El cuerpo. El alma. El primero se manifiesta por medio de la inteligencia, el segundo por la materia y el tercero por el fenómeno de la actividad locomotora, o sea la vida. Un pensamiento dice que, la lucha que debe primeramente entablar un iniciado al recibir su mandil, para recibir las primeras enseñanzas masónicas; son precisamente, combatir el error, las preocupaciones y la ignorancia, todas perjudiciales al progreso de la humanidad. Debemos observar siempre y tener presente que el mandil en el sentido material, representa el trabajo peculiar del hombre. Este debe protegerse para que el mandil no se manche, ensucie a lastime con las aristas de su piedra bruta. Y en sentido figurado, nos recuerda constantemente que nuestras acciones deben tener como base el dictado de nuestra conciencia, para que no nos corrompamos con falsas apreciaciones ni torcidas enseñanzas, lo que en realidad significa el trabajo material de Labrar la Piedra Bruta. Todo Aprendiz que ostenta el blanco mandil de su grado, debe dirigir sus miradas hacia el Norte y a su Pal:.Sag:. y aglutinando lo mejor de sus ideales hacer uso de la Fuerza que lo respalda para dominar “su” materia y luchar para modelar su espíritu y lograr su perfección. Esto le dará una mejor voluntad para cumplir con sus deberes para con el G:.A:.D:.U:., para sus semejantes y para Consigo Mismo. https://losmasones.com/

martes, 30 de marzo de 2021

El Cuarto de Reflexiones


EL CUARTO DE REFLEXIONES 

ALDO LAVAGNINI 

El cuarto de reflexión no representa únicamente la preparación preliminar del candidato para su recepción, sino que es principalmente aquel punto crítico, aquella crisis interior, donde empieza la palingenesia que conduce a la verdadera iniciación, a la realización progresiva, al mismo tiempo especulativa y operativa, de nuestro ser y de la Realidad Espiritual que nos anima, simbolizada por los viajes. El cuarto de reflexión, con su aislamiento y con sus negras paredes, representa un período de oscuridad y de maduración silenciosa del alma, por medio de la meditación y concentración en uno mismo, que prepara el verdadero progreso efectivo y consciente que después se hará manifiesto a la luz del día. Por esta razón se encuentran en él los emblemas de la muerte y una lámpara sepulcral, y se hallan sobre sus paredes inscripciones destinadas a poner a prueba su firmeza de propósito y la voluntad de progreso que tiene que ser sellada en un testamento. Al ingresar en este cuarto (símbolo evidente de un estado de conciencia correspondiente), el candidato tiene que despojarse de los metales que lleva consigo y que el Experto recoge cuidadosamente. Tiene que volver a su estado de pureza originaria –la desnudez adámica- despojándose voluntariamente de todas aquellas adquisiciones que le fueran útiles para llegar a su estado actual, pero que constituyen otros tantos obstáculos para su progreso ulterior. Debe cesar de cifrar su confianza y codicia en los valores puramente exteriores del mundo, para poder encontrar en sí mismo , realizar y hacer efectivos los valores verdaderos, que son los morales y espirituales. Debe cesar de aceptar pasivamente las falsas creencias y las opiniones externas, con objeto de abrirse su propio camino hacia la Verdad. Esto no quiere decir que uno tiene que despojarse en absoluto de todo lo que le pertenece y ha adquirido como resultado de sus esfuerzos y premio de sus labores, sino únicamente que debe cesar de dar a estas cosas aquella importancia primaria que puede hacerle esclavo o servidor de las mismas, y poner siempre en primer lugar, por encima de toda consideración material o utilitaria, la fidelidad a los Principios y las razones espirituales. Este despojo tiene por objeto conducirnos a ser libres de aquellos lazos que de otra manera nos impedirían todo progreso adelante. Se trata, por consiguiente, en esencia, del despejo de todo apego a las consideraciones y lazos exteriores, con el objeto de que podamos enlazarnos con nuestra íntima Realidad Interior, y abrirnos para su siempre más libre, plena y perfecta expresión.

existe una inteligencia espiritual

existe una inteligencia espiritual 

Publicado por belinda 

 De entre todos los seres, los humanos hemos logrado adaptarnos a un mayor número de ambientes, dominando las demás formas de vida. ¿Cuál es el fundamento de la fuerza de nuestra especie? Los peces pueden nadar, algunas aves volar y otros animales, correr a gran velocidad; pero la inteligencia, como la hemos desarrollado, nos ha permitido conocer las profundidades oceánicas, llegar al espacio y avanzar más rápido que cualquier otra criatura sobre la superficie de la tierra. En general, cuando hablamos de inteligencia la asociamos con el coeficiente intelectual (IQ), pero la inteligencia ya no se considera una propiedad unitaria, sino un concepto que se manifiesta de distintas formas. Se habla de inteligencia racional –que incluye las habilidades lingüísticas y matemáticas–, de inteligencia emocional –que se relaciona con la capacidad de sentir empatía y solidaridad–, e incluso de inteligencia naturalista o ecológica –esa habilidad que debemos desarrollar para minimizar nuestro impacto dañino en la ecología–, pero sólo recientemente, la ciencia ha podido examinar evidencias que sugieren la posesión de una “inteligencia espiritual”. Y ésta se refiere a la percepción, aparentemente inherente, de que existe una realidad trascendental o alternativa que suprime la condición de nuestra realidad física y limitada. La inteligencia racional es la capacidad lógica para razonar, planificar, comprender ideas complejas, desarrollar pensamiento abstracto y habilidades matemáticas, lingüísticas y de aprendizaje. En 1983, Howard Gardner, psicólogo de la Universidad de Harvard, desarrolló la teoría de las “inteligencias múltiples”, entre las cuales incluye la inteligencia interpersonal y la intrapersonal –la primera, concerniente a la capacidad de entender las intenciones, motivaciones y deseos de otros, y la segunda, de comprender los sentimientos, miedos y motivaciones de uno mismo–. Tiempo después, en 1995, el también psicólogo Daniel Goleman popularizó el concepto de “inteligencia emocional”, como un requisito indispensable para poder utilizar el coeficiente intelectual, y lo definió como una serie de competencias y habilidades agrupadas en cuatro líneas principales: autoconciencia, autocontrol y adaptación, conciencia social y manejo de relaciones interpersonales. Según Goleman, los humanos nacemos con un nivel general de inteligencia emocional y podemos, por medio de la práctica, conseguir un alto grado de pericia. A pesar de que esta posición ha sido objeto de controversias, se ha observado que las personas con un coeficiente emocional elevado efectivamente se relacionan mejor con los demás, cuentan con una alta autoestima y responden de manera adecuada ante situaciones difíciles. Lo sagrado El término espiritualidad proviene de la raíz latina spiritus, que significa “aliento”, en referencia al aliento de vida. Se vincula con abrir el corazón y cultivar la capacidad de experimentar asombro, reverencia y gratitud. Es la habilidad de encontrar lo sagrado en lo ordinario, de sentir el significado de la vida, conocer la pasión de la existencia y subyugarse ante algo superior. Su propósito es despertar la compasión y su efecto una buena salud mental. A pesar de sus semejanzas, la espiritualidad no se condiciona a practicar religión alguna o tener una creencia en particular. Es un sentimiento o estado mental intensamente personal. En la actualidad la mayoría de las personas persigue la espiritualidad, y muy pocos lo hacen en una forma ajena a la religión. Sin embargo, en nuestros tiempos, la oferta para ejercer la espiritualidad también ha encontrado su nicho en formas alternativas como la corriente New Age o, de manera individual, a través de la música, la poesía, la literatura, el contacto con la naturaleza o las relaciones íntimas. Al final de cuentas, la espiritualidad puede expresarse de formas diversas: desde los bailes de los judíos jasídicos, las prácticas meditativas de los budistas, las danzas espirituales de los derviches musulmanes o los servicios religiosos de los cristianos, o a través del compromiso con causas como la llamada “ecología profunda”, cuya base es, precisamente, la vivencia de unidad e interconexión con una naturaleza sacralizada, en oposición a la idea de que es un objeto externo y ajeno a nosotros. En 1997, la física y filósofa Danah Zohar introdujo el término “inteligencia espiritual” en su libro ReWiring the Corporate Brain. La idea de una inteligencia dedicada a la trascendencia recibió de inmediato oposición del sector académico, pues su estudio se consideraba imposible debido a la dificultad de cubrir los criterios científicos. No obstante, recientes evidencias neurológicas, psicológicas y antropológicas han revelado una presencia suficiente para considerarla un objeto serio de estudio, y varios laboratorios en el mundo han profundizado en el tema. A diferencia del coeficiente intelectual, cuya máxima expresión sería albergada por una supercomputadora, y de la inteligencia emocional que existe en los mamíferos superiores, la inteligencia espiritual sería distintiva de los humanos. Además, resultaría ser la más fundamental de las tres descritas, ya que estaría relacionada con la necesidad de encontrar el significado y valor de la vida. De tal manera, la inteligencia espiritual funcionaría como un marco dentro del cual actuarían el coeficiente intelectual y la inteligencia emocional para expresar así nuestras capacidades, y mejorar nuestra vida y la de los demás. Los hallazgos Por fin, a finales del siglo XX y comienzos del XXI, se dieron las condiciones de laboratorio para poder tener acceso a este misterio. Hoy en día, los investigadores cuentan con herramientas como la resonancia magnética funcional, la tomografía por emisión de positrones y otros equipos de investigación con los que examinan el cerebro de personas comunes, monjes y religiosas, en busca de las bases fisiológicas de las experiencias espirituales. En primer lugar, se ha descubierto que la sensación espiritual de comunión con un ser superior no corresponde, como se pensaba, a una región específica del cerebro. Una investigación realizada en 2006 por el neurocientífico Mario Beauregard, de la Universidad de Montreal, en Canadá, describió la participación y activación de varias regiones cerebrales, relacionadas con diferentes funciones, como la autoconciencia, la emoción y nuestra representación física. Para efectuar el análisis, su equipo hizo la resonancia magnética del cerebro de 15 monjas carmelitas, a quienes se pidió que revivieran la experiencia mística más intensa que hubieran vivido. El estudio de Beauregard encontró que la experiencia espiritual activaba más de una docena de diferentes áreas del cerebro a la vez. Además de Davidson, Alan Newberg, de la Universidad de Pennsylvania (EU), realizó estudios en los que registró cambios en la actividad neuronal de monjes budistas durante un ejercicio de meditación. Sus experimentos indicaron que, mientras tenían la experiencia de “unidad con toda la creación”, se observaban cambios significativos en las áreas frontales, parietales y en regiones subcorticales del cerebro, como la amígdala, lo que sugiere que la experiencia espiritual podría correlacionarse directamente con procesos neuronales de determinadas estructuras cerebrales. Iguales cambios se observaron en religiosas franciscanas durante su oración, aunque ellas describían el momento como una sensación de cercanía y unión con Dios. Más allá de las interpretaciones personales, vinculadas directamente con las distintas creencias, el hecho que ha llamado la atención es que la experiencia mística es observable, y que es biológica y científicamente comprobable. En general, las características que se han encontrado durante estos estados son una activación en los lóbulos frontales y el sistema límbico. Los primeros son el sitio de la atención y la concentración, y generan nuestro sentido de “yo”, por lo que al alterar su funcionamiento se percibe una “disolución del ego”. El sistema límbico se vincula con los sentimientos afectivos. Se ha observado también una “desconexión” del lóbulo parietal, que maneja la orientación espaciotemporal, lo que parece crear la sensación de fusión con el Universo. Cambios benéficos Otros sorprendentes descubrimientos han encontrado que las modificaciones a nivel cerebral también se traducen en cambios físicos. Por ejemplo, rituales como la oración, la meditación, y conductas repetitivas como el baile o el canto ceremonial, pueden tener efectos sobre el sistema límbico y el sistema autónomo, pues participan en la creación de la emoción y el estado anímico, al tiempo que pueden impulsar los ritmos corticales y producir sentimientos inefables e intensamente placenteros. Además, al combinarse con otras actividades (como el ayuno, la hiperventilación o la inhalación de incienso), esta estimulación multisensorial puede afectar la fisiología del cuerpo hasta conducir a estados mentales alterados. Hace algunos años, la neurocientífica Sara Lazar y sus colegas de la Universidad de Harvard encontraron que 20 monjes budistas expertos en meditación tenían un mayor grosor en algunas regiones cerebrales, en comparación con 15 voluntarios que no practicaban meditación. En particular, la corteza prefrontal y la ínsula anterior derecha presentaban más espesor en los practicantes de meditación y, curiosamente, el mayor incremento se encontró en los sujetos de mayor edad, en contraposición a lo que sucede durante el proceso natural de envejecimiento, en el que estas áreas cerebrales van adelgazándose. Y un estudio reciente, del investigador Yi-Yuan Tang, de China, respalda que no es necesario ser un monje experimentado para obtener este tipo de beneficios. De acuerdo con sus resultados, bastaron 20 minutos diarios de practicar una técnica de meditación china llamada “integración de mente y cuerpo”, para tener un mejor estado anímico y conseguir mejores resultados en pruebas de atención. También observó que el organismo producía menos cortisol, la hormona indicadora de estrés. ¿Y Dios? Al igual que la sensación de espiritualidad, el concepto de Dios, de una u otra forma aparece en casi todas las culturas. Una posible razón sería que, al constituir la única especie capaz de contemplar su propia muerte, necesitamos algo superior a nosotros mismos para hacer tolerable esa certeza. En cuanto a los resultados de los estudios, todavía hay muchas incógnitas. Aunque algunos científicos indican que Dios no existe como algo externo e independiente de nosotros, sino que es producto de una percepción inherente; la manifestación de una adaptación evolutiva que existe exclusivamente dentro del cerebro humano. Para otros, incluido Beauregard, se trata de un Ser Supremo que nos proveyó de una especie de “antena receptora” en el cerebro para captar su presencia. ¿Será Dios una percepción generada por el cerebro; o bien, estará este órgano nuestro dotado de circuitos que le permiten experimentar la realidad de Dios? Probablemente la ciencia nunca llegue a responder esta pregunta. Lo que sí parece sugerir es que los humanos tenemos ya dispuesto cierto “cableado”, o conexiones neuronales que, con ciertas conductas asociadas a la espiritualidad, como la oración, la meditación, el yoga o los cantos, nos hacen evocar percepciones y sensaciones interpretadas, por la mayoría de los integrantes de todas las culturas, como la evidencia de una realidad divina, espiritual y trascendental. Alguna vez el físico Albert Einstein describió una vivencia que evidenciaba el buen aprovechamiento de su inteligencia espiritual: “Existen momentos en los que uno se siente libre de las propias limitaciones humanas. En esos momentos, uno se imagina parado en una pequeña parte del planeta, observando con asombro la fría, pero profundamente conmovedora belleza de lo eterno, en donde fluyen vida y muerte en un solo cauce, y donde no hay evolución ni destino... sólo ser”. http://comunidadconsciencia