viernes, 5 de julio de 2013

¿Qué es la iniciación Masónica?

R;.L:.S;. ST.JOHN N.2 VALLE DE NEW YORK
GRAN LOGIA HISPANA DE NORTEAMERICA
 ¿Qué es y qué ocurre en la iniciación Masónica?

La iniciación es un momento solemne y luminoso, es una experiencia agradable sin ningún momento embarazoso o incómodo. Aquí es donde se enseñan los principios de la francmasonería.

La iniciación no es un fenómeno puntual y momentáneo, sino que es un proceso paulatino, aunque pueda representarse en una ceremonia. La iniciación no se da, se provoca. La iniciación no es una experiencia sacramental o mágica, sino un proceso de aprendizaje psicológico.

La iniciación masónica no es un camino de salvación de carácter religioso o esotérico, sino un proceso de esclarecimiento y, como tal, es compatible con toda fe religiosa o esotérica que no anule la libertad del individuo.

La iniciación, solemne y de muy antiguo origen, es una experiencia vivificadora para el candidato e imprime carácter. Tras ella, el ya masón, recibe más instrucciones sobre la ceremonia ritual en la cual ha participado. Se le pide, además, memorizar algunas partes esenciales de este ritual.

El ritual Masónico ilustra la importancia de una vida moral. Utiliza las herramientas de los antiguos masones y canteros como símbolos para enseñar estos ideales, valiéndose para ello, además, de alegorías


Gran Logia Mixta Universal - New Jersey

La Masonería argentina evoca a Juan Agustín García
 

Capital Federal - Consigna en envío a Impulso Baires, Ángel Jorge Clavero, Gran Maestre que "Historiador, sociólogo, jurista, escritor y pedagogo, se graduó de abogado a los 20 años de edad. Fue docente del Colegio Nacional de Buenos Aires, escribió Nociones de Geografía Argentina, para sus alumnos".

Continùa que "Durante dos años viajó por Europa y a su regreso fue designado Director de la Inspección General de Colegios Nacionales y Escuelas Normales. Luego y sucesivamente, fue fiscal en lo criminal, juez en lo civil y camarista del fuero federal.

Retomó la cátedra en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires donde dictó Introducción a las Ciencias Jurídicas, Sociología, Derecho Público Eclesiástico, Derecho Civil e Introducción al Derecho. También ejerció la docencia en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Plata y en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) de la que fue Interventor después de la reforma universitaria de 1918 y hasta su deceso.

Su obra más difundida es La ciudad Indiana, también es autor de Introducción al estudio del derecho argentino, Introducción al Estudio de las Ciencias Sociales Argentinas, Sobre el teatro nacional y otros artículos. Su producción literaria está reunida en tres volúmenes: Memorias de un sacristán (1906), La Chepa leona (1910) y En los jardines del convento (1916).

Juan Agustín García fue iniciado masón en la Logia Docente (1883), Integró después la Logia Unión del Plata N° 1 desde 1906. Falleció el 23 de junio de 1923, a los 61 años de edad".



Un discreto acto en el Casino de Madrid y una intervención de Fernando Ledesma (ex ministro de Justicia): con Pascual Sala tengo en común nuestra pertenencia a la Masonería


Un discreto y restringido, aunque numeroso en asistencia, acto de homenaje a Pascual Sala, por su jubilación como presidente del Tribunal Constitucional, celebrado en Madrid a mediados de mayo, fue escenario de una sorprendente revelación: la vinculación del homenajeado con la Masonería, hecha por el ex ministro de Justicia, Fernando Ledesma, que también reconoció pertenecer a ella.

El acto consistió en un almuerzo, servido en el Casino de Madrid, al que asistieron un centenar de personas, a pesar de lo cual no se ha publicado nada sobre su celebración y asistentes, como tampoco sobre esas afirmaciones del ex ministro, a las que siguieron otras más en relación con la Masonería y su influencia en la Justicia en España.

Invitaciones persona a persona

El Confidencial Digital ha tenido conocimiento preciso de cómo se organizó el homenaje a Pascual Sala y sobre cómo se desarrolló, a partir del testimonio de varios de los asistentes al acto.

El almuerzo tuvo lugar un día inusual, en sábado. Fue el 18 de mayo, en el Casino de Madrid, y su celebración no fue anunciado de una forma pública, por lo que no se pudo apuntar cualquiera, sino que se iba notificando persona a persona. Por eso no trascendió que se pensaba organizar y no hubo asistencias imprevistas.

Los promotores principales fueron el magistrado Ignacio Sierra, ex presidente de la Sala Primera del Tribunal Supremo, pero sobre todo Juan Antonio Xiol, recién elegido miembro del Tribunal Constitucional a propuesta del PSOE. Xiol, vinculado a Fernando Ledesma, que le nombró director general de Justicia, ha sido secretario general del Tribunal Constitucional, vocal del Consejo General del Poder Judicial y presidente de la Sala de lo Civil del Tribunal Supremo.

Álvaro Cuesta y Marugán

Según los datos recogidos por ECD, de personas que estuvieron en el Casino de Madrid, entre el centenar de asistentes había muy pocos políticos. No identificaron a nadie del Partido Popular, pero sí a dos conocidos socialistas: Álvaro Cuesta, hoy ex diputado y abogado con actividad en Oviedo y Madrid, miembro de la Ejecutiva federal del PSOE como secretario de Libertades Públicas y Derechos de Ciudadanía; y Francisco Fernández Marugán, actualmente adjunto primero al Defensor del Pueblo, que ha sido tesorero del PSOE y portavoz económico en el Congreso.

Del Tribunal Constitucional estuvieron dos magistrados: Ramón Rodríguez Arribas, en ese momento todavía vicepresidente del TC con Pascual Sala y que ya ha cesado, y Francisco Pérez de los Cobos, que posteriormente ha sido elegido presidente del alto tribunal, un magistrado en principio conservador pero que votó a favor del matrimonio homosexual. También acudió la anterior presidenta, María Emilia Casas.

Miembros del Consejo del Poder Judicial, acudieron su presidente, Gonzalo Moliner, también presidente del Tribunal Supremo; y la portavoz del CGPJ, Gabriela Bravo.

Fiscales se identificó a pocos, uno de ellos, ya jubilado, Eduardo Martínez Zato, que acudió con bastón. No estaba el presidente de la Audiencia Nacional, Ángel Juanes, ni el ex fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido (que ha competido con Juan Antonio Xiol para entrar en el TC), aunque sí su mujer.

El resto de asistentes pertenecían sobre todo al ámbito jurídico, aunque había algún informador, como dos periodistas de la agencia Efe, que sin embargo no estaban en función informativa.

Ledesma, Sala y la Masonería

Tomó la palabra en primer lugar Ignacio Sierra, ex presidente de la Sala Primera del Tribunal Supremo, de manera concisa y para introducir el homenaje.

A continuación, como orador principal, habló Fernando Ledesma, ministro de Justicia en 1982 (lo nombró Felipe González), con imagen de político moderado y que introdujo en España el aborto en 1985. Posteriormente fue presidente del Consejo de Estado, magistrado del Tribunal Supremo y presidente de la sección tercera de la Sala Tercera de lo Contencioso-Administrativo.

En la actualidad consejero permanente del Consejo de Estado, Ledesma, junto con la ex vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, apadrinó a José Luis Rodríguez Zapatero en su ingreso en el Consejo de Estado. En 2009 fue elegido presidente de la Real Fundación de Toledo, en sustitución de Gregorio Marañón Bertrán de Lis, fundación en la que, entre otros, figuran como patronos Javier Krahe y el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez.

En el homenaje a Pascual Sala, Ledesma pronunció un largo discurso (calificado de ‘premioso’ por algunos de los asistentes), hablando de Pascual Sala y de los aspectos de su personalidad con los que coincide. Aludió, por ejemplo, a su profunda afición a los toros.

Fue entonces cuando hizo la afirmación más llamativa: coincido con Pascual en tres cosas, la tercera nuestra común pertenencia a la masonería.

El Tribunal Supremo hasta 1940

A continuación hizo uso de la palabra Francisco Navarrete Casas, persona de escasa proyección pública y sin apenas presencia en los medios.

Es abogado, tiene despacho en el paseo de la Castellana, y entre sus especialidades figuran la legislación laboral y la navegación aérea: escribió un libro sobre esta última materia. Ha sido secretario del consejo de Administración de Iberia y director ejecutivo de la Fundación Aequitas, promovida por el Consejo General del Notariado para la mejora de la protección jurídica de los colectivos necesitados de especial protección.

Las fuentes consultadas por ECD no pueden confirmar con exactitud el motivo de su presencia y de una intervención tan destacada en el homenaje al presidente del Tribunal Constitucional saliente.

De acuerdo con esas fuentes, Francisco Navarrete hizo alusión a que, con la llegada de Pascual Sala a la presidencia del Tribunal Supremo, en noviembre de 1990, se recuperaron en el alto tribunal los símbolos masónicos. Comentó también que hasta el año 1940 todos los presidentes del Supremo han sido masones.

Pascual Sala ni comenta ni niega

A la vista de las referencias escuchadas, y sobre todo de la afirmación de Fernando Ledesma sobre la pertenencia a la Masonería, parecía lógico que el homenajeado hiciera alguna alusión a esos comentarios.

Sin embargo, Pascual Sala, en su intervención ante los asistentes al homenaje, no se refirió para nada a tales asuntos: no aludió a la Masonería, ni tampoco negó su pertenencia a ella.

En su intervención criticó, aunque sin excesiva acritud, el retraso que se había producido en la renovación del Tribunal Constitucional, así como también la falta de mujeres en las grandes instancias de la Justicia: en TC hay solamente dos, de un total de doce magistrados.

Tal como contó ECD, Pascual Sala se despidió de la presidencia del Tribunal Constitucional aprobando, gracias a su voto de calidad, el que la Iglesia no pueda crear universidades, a pesar de que así se reconoce en los Acuerdos España-Santa Sede.

Entradas para una corrida de toros en Nimes

Dada la afición de Pascual Sala por las corridas de toros, y su admiración por el diestro José Tomás, en el homenaje del Casino de Madrid se le regaló una foto de José Tomás, así como dos entradas (para él y su mujer) para una corrida de toros en Nimes (Francia) en la que el diestro español iba a ser la estrella.

La jubilación del hasta ahora presidente del Tribunal Constitucional ha motivado otros homenajes más, estos públicos y con luz y taquígrafos, como el que están promoviendo desde Valencia, de donde es natural Pascual Sala. Están organizando una comida-sorpresa, y para ellos se cursan llamadas telefónicas a las altas autoridades judiciales para cerrar fechas.

RITO – RITUAL – RITUALISMO (Primera Parte)



Ex-Ven .•. Mae .•. Rolando F. A. PINCHETTI, M .•.M .•.



Esta Pl .•. Grab .•. que hoy presento a vuestra consideración está dividida en tres partes y tiene como objetivo que podamos ilustrarnos en relación con el uso y significado –a veces equívoco- de cierta terminología común en el vocabulario masónico y que en ocasiones induce a errores conceptuales que, por fuerza de su transmisión a través del tiempo, terminan convirtiéndose en medias verdades de aplicación mecánica y carentes de su significación simbólica y de sus originales acepciones.

Los Masones somos y hacemos una escuela iniciática de la búsqueda de la Verdad y de la aplicación de la Razón. Asimismo consideramos al símbolo y al lenguaje simbólico como los vehículos más aptos y efectivos para el proceso de enseñanza-aprendizaje de nuestras tradiciones, conocimientos y conductas. Por ello, y desde sus más tempranos inicios –aún en aquellas escuelas que adhieren a las explicaciones míticas respecto de la historia masónica- el simbolismo y su forma de transmisión han tenido una superlativa importancia, no tanto para resguardar los tan mentados y mal publicitados “secretos” de la Orden como para mantener una línea conceptual de transmisión oral y figurativa que pudiera ser comprendida y asimilada adecuadamente por el iniciado y que este simbolismo fuera capaz de impregnar su espíritu o inconsciente –como se prefiera- y le permita reflejar conscientemente los valores transmitidos por el símbolo en su vida cotidiana.

En razón de este aserto, la Masonería ha organizado –repito, desde sus orígenes- su vida interior bajo la forma de ritos, rituales y ceremonias que cargados los mismos de simbolismos conforman la manifestación física visible del pensamiento simbólico y que son parte integral y esencial del ser masón.

Pero, y tal como ha ocurrido en muchas otras asociaciones humanas, el mensaje simbólico a veces ha perdido su fuerza e integridad a manos de la rutina o –peor aún- del ritualismo. No es el objeto de este Trab.•. incursionar en la búsqueda de las razones que motivan la aparición de estas desviaciones. Bastará con reconocer que ellas existen y que en ocasiones adquieren la magnitud suficiente como para llegar a disociar al símbolo del mensaje original que debía transmitir, vaciándolo parcial o totalmente de significación.

Pensemos por un instante en cuántas de las conductas, movimientos de piso, saludos y posturas en el transcurso de una Tenida, en cuántos de los elementos que decoran nuestros Templos, nos resultan completamente conocidos y de los cuales somos capaces de dar al menos una explicación de la razón por la cual se realizan o de su presencia material. Ahora agreguemos cuál es el significado operativo, psicológico, moral o filosófico que pretenden transmitir. Cada quién mis HH.•. guarde la respuesta para sí mismo. Esa respuesta será un eficaz indicador de la magnitud que tiene la rutina y el ritualismo para cada uno de nosotros.

La palabra española rito, se deriva del latín ritus y tiene dos acepciones acorde al diccionario de la Real Academia: costumbre o ceremonia por un parte y el conjunto de reglas establecidas para el culto y las ceremonias por otra. Por derivación, el rito es “el conjunto de prácticas establecidas que regulan un culto y las ceremonias relacionadas con el mismo.” Es también definido como una “costumbre o acto que se repite siempre de forma invariable.” Otra definición expresa que el “rito es el orden establecido para la celebración del culto”. Puede apreciarse claramente que la palabra rito contiene en sí misma tanto la definición del acto como la práctica del mismo, el hecho y la acción, el ser y el hacer, la idea y la praxis englobada en el mismo término.

El Diccionario Enciclopédico de la Masonería define al rito como “el conjunto de reglas o preceptos de conformidad con los cuales se practican las ceremonias y se confieren o comunican los signos, toques, palabras y todas las demás instrucciones de los grados. ”

En su aplicación masónica podemos decir entonces que un rito es por un lado el conjunto de reglas y de prácticas establecidas que regulan una reunión de masones así como las ceremonias y demás prácticas y costumbres relacionadas con la realización de la misma por otro. Es decir, el rito es un orden regulado, establecido y aceptado por los masones, que se compone de actos y ceremonias que se repiten de forma invariable.

A esta definición debemos agregar un origen etimológico aún más antiguo de la palabra rito que deviene del sánscrito rita que significa orden. Un rito es, en esencia, una idea del orden de las cosas y una forma de desarrollo de los acontecimientos, una cosmogonía ideal dramatizada que pretende mostrar en su desarrollo la forma en que –quienes lo crearon tanto como quienes lo practican- el universo se originó y debiera transcurrir. El rito es esencialmente entonces también un símbolo en sí mismo o más bien una alegoría por su complejidad que –en el caso masónico- regula no solo un orden y forma de desarrollo de los actos y ceremonias, entre ellos las Tenidas, sino –y aún más importante- pretende transmitir una forma de concepción del mundo y de las relaciones entre sus componentes, entre ellos el género humano.

Según Frau Abrines han llegado a contabilizarse hasta 150 ritos masónicos, de los cuales perviven efectivamente no más del 10% en la actualidad. La gran mayoría de aquellos que se extinguieron lo fueron en razón de no haber podido mostrar o mantener un contenido simbólico que pudiera transmitir o representar un verdadero orden universal de las ideas, pensamientos, orígenes, conductas o actitudes de sus adherentes a lo largo del tiempo y otros –peor aún- solo surgieron a consecuencia de lamentables divisiones ideológicas entre HH.•. o con el mero fin de practicar un boato en el ceremonial que placiera a sus cultores a manera de masónico remedo de algún culto religioso, de la realeza profana o de la caballería medieval.

En Argentina se practican efectivamente al menos unos seis Ritos distintos en la actualidad e incluso ha llegado a existir uno irregular con el nombre de Rito Argentino en la época de la existencia del GOFA.

Volviendo a la definición y aplicación de la palabra rito, me gustaría que recordemos en este momento, en forma textual, lo que preceptúan los Reglamentos Generales de nuestra Jurisdicción al respecto:

“Art. 2º RR .•. GG .•. - Se llama rito al conjunto de ceremonias, actos y procedimientos mediante los cuales se confiere el carácter de masón y se expone su doctrina. Las logias que forman la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones trabajan corrientemente de acuerdo al Rito Escocés, Antiguo y Aceptado, pero se admite el funcionamiento de logias de otros ritos regularmente reconocidos.”.

A manera de conclusión podemos decir entonces que un rito, independientemente de sus orígenes y aspectos distintivos, es la herramienta masónica por excelencia encargada de transmitir en forma orgánica y ordenada la doctrina y los símbolos que confieren el carácter de masón a quienes lo practican por una parte, y la manera regulada para la práctica del ceremonial y de las costumbres de la actividad masónica por otra.

Cabe preguntarse entonces el porqué de las diferencias entre los distintos ritos, si partimos de la suposición que la simbología masónica así como el carácter de masón son virtudes o cualidades universalmente aceptadas y reconocidas en todas las Logias del mundo.

Creo, en forma personal, que si bien todos los HH .•. esparcidos sobre la faz de la Tierra compartimos un acervo común de pensamiento simbólico y valores que nos unifican y universalizan, la manera particular en que ese simbolismo y esos valores se ven representados, vividos y transmitidos es sumamente variable dependiendo de nuestros diversos orígenes, culturas, y hasta de las peculiares tradiciones y costumbres que hacen de cada grupo humano y de cada persona un organismo individual y especial. Y vuelvo a una de las definiciones del rito en el español que dice “costumbre o ceremonia”. Obviamente que las costumbres condicionan fuertemente la manera en que somos, creemos, pensamos y creamos. Los diferentes ritos constituyen la materialización de nuestras particularidades personales y colectivas, donde el mismo mensaje simbólico adquiere formas de expresión material diferente según múltiples y diversas causales, entre ellos las costumbres, y en los que el mismo mensaje necesita adquirir vehículos simbólicos distintos según el impacto que causan en los diferentes grupos de personas. Los ritos se transforman entonces en los vehículos simbólicos para lograr la unidad en la diversidad.

Sería muy difícil sino imposible hoy para cualquier investigador, masónico o profano, poder decir ni describir con cierta certeza cuál era el rito –si pudiéramos darle ese nombre- utilizado por las primitivas Logias operativas o aquél utilizado por nuestros ancestros especulativos. Pero sin lugar a dudas el concepto de la existencia de las Tenidas, de un orden existente en las mismas y de una manera de transmitir el conocimiento simbólico –operativo, moral o filosófico- son denominadores comunes que se nos han legado desde nuestros más pretéritos orígenes y son el denominador común para todos los ritos que existen hasta la actualidad.

Habrán podido apreciar a lo largo de esta Plancha que he mencionado en forma repetida las palabras tradición, costumbre y ceremonia. Resultan fundamentales a la hora del análisis del rito, al igual que los términos ritual y liturgia, pero los mismos serán motivo de las próximas partes de este trabajo.

Me interesaría ahondar, para finalizar, en otro aspecto del rito que adquiere notoria importancia para una cabal comprensión del término. Hemos afirmado al principio de esta exposición que un rito es un conjunto de reglas o preceptos que –entre otras cuestiones- regula la forma en que se deben desarrollar los actos y ceremonias masónicas, la forma y decoración del Templo, la vestimenta de los HH, el nombre y funciones de sus Dignatarios y Oficiales. La definición de ese conjunto de reglas así como de su cumplimiento invariable en la praxis, requiere necesariamente de la existencia de una estructura administrativa encargada de tales menesteres. En el caso del R .•.E .•.A .•.A .•. ese organismo natural sería el Supremo Consejo Grado XXXIII de cada país o de los Conventos Generales del Rito.

Sin embargo –y tal como ocurre en otras Potencias- esa prerrogativa del control del Rito y su aplicación, exclusivamente para los Grados del 1º al 3º, ha sido delegada en los organismos de gobierno de la Gran Logia, específicamente en la Comisión de Rituales dependiente del Consejo de la Orden y en la Asamblea de la Gran Logia, únicos organismos con potestad para efectuar cambios en los Rituales actualmente en uso, exclusivamente en aquellos casos de las Logias que trabajan en el R .•.E .•.A .•.A .•. Esta estructura administrativa es la responsable de definir las partes y formas en que se desarrollan las Tenidas masónicas en los diferentes grados simbólicos así como otras ceremonias masónicas, cuestiones que por otra parte están determinadas también claramente en los Estatutos y Reglamentos Generales de la Gran Logia.

Vale la pena aquí recordar a todos los HH .•. algunas de las regulaciones y recomendaciones que figuran en la legislación masónica vigente.

“Art. 3º RR .•.GG .•. - Para que las logias puedan trabajar en otro rito, que no sea el Escocés, Antiguo y Aceptado, ….El rito deberá ser practicado y desarrollado en forma pura y sin variaciones ni modificaciones que lo diferencien de los rituales clásicos respectivos. Las logias no podrán cambiar el rito sino por resolución de las tres cuartas partes de sus miembros reunidos en una sesión expresamente convocada para tratar el tema...

Art. 4º RR .•.GG .•. - Las disposiciones de los presentes Reglamentos Generales son de observancia obligatoria para todas las logias en todo cuanto hagan referencia a sus relaciones con la Gran Logia, con las demás logias y potencias extranjeras, y sólo se considerarán modificados de conformidad al respectivo rito en las partes referentes a la vida interna de la logia y con respecto al número y denominación de sus dignidades y responsabilidades de las mismas.”. “Se recomienda muy especialmente a los Venerables Maestros y Luces de las Logias de nuestra jurisdicción el uso estricto de este Manual, sin agregados ni supresiones de ninguna clase.”(Libro del Aprendiz Masón). “Se recomienda muy especialmente a los Venerables Maestros y a las Luces de todas las Logias de nuestra jurisdicción el uso de este Ritual, sin agregados ni supresiones de ninguna clase que modifique el Rito.” (Ritual del Aprendiz Masón)

Cabe entonces concluir que el R .•.E .•.A .•.A .•. en sus grados simbólicos se halla plenamente unificado en Argentina, tanto en los rituales que emplea como en la instrucción masónica que transmite.

Sin embargo, y esta afirmación parte de la experiencia podríamos decir que cotidiana en la práctica masónica, existen un sinnúmero de sutiles y otras veces no tanto diferencias entre una Tenida de nuestro Taller y el de muchas –por no decir todas- Logias del R .•.E .•.A .•.A .•. que cualquier H.•. puede visitar en Orientes distintos. De la profunda lectura de los Rituales y de los diferentes Libros de instrucción aprobados y en uso, rápidamente puede uno percatarse que hay un importante número de comportamientos rituales y ceremoniales que no se hallan contemplados ni específicamente determinados. Allí aparecen nuevamente la figura de las costumbres y tradiciones, a veces enriquecedoras, otras inadecuadas o de significado incierto, y de cuyo análisis nos ocuparemos en otra parte de este trabajo. Únicamente me parece necesario adelantar ahora que toda costumbre o tradición cuyo agregado al Rito implique enriquecerlo o mejorar el caudal simbólico que el mismo puede transmitir debe necesariamente estudiarse y, en cualquier caso, ello no implica de ningún modo incumplir con los Rituales aprobados ni modificar su validez o contenido simbólico, sea que existan o no estas diferencias, y todos los HH.•. en cualquier caso deben ser plenamente capaces de comprender el mensaje masónico que tanto el Rito como las tradiciones y costumbres peculiares de cada Taller pretenden transmitirnos. Sin ese requisito, todo acto, ceremonia o Rito no constituyen más que una “pantomima hueca y sin sentido.” (Ritual del Aprendiz Masón).

¿VIVIR COMO MASONES?



¿VIVIR COMO MASONES?
QQ:.HH:.
Creo Firmemente que en nuestra A:.O:. no existen ni “maestros” ni Gurus”, tampoco es “religión” porque no ofrece salvación alguna. Solo existen “Guías” que pueden señalar pautas y consejos a seguir, porque cada H:. debe encontrar su camino de acuerdo a su propio razonamiento..
En este sentido, creo deber de todo Maestro Mason con sus HH:. menores asi como son sus iguales, compartir las experiencias pasadas en el recorrido particular de cada uno. En este sentido únicamente y con mucha humildad me permito comunicar mis propias experiencias con todos vosotros.
Que cada H:. puedan encontrar la inmensa satisfacción de sentirse “libres” de todo dogma que los ata y discernir según sus propios criterios haciendo uso del Libre Albedrío, que tiene cada hombre desde su nacimiento como el mejor de los “derechos” que les ha otorgado el G:.A:.D:.:. a la humanidad.
Es mucha y muy variada las temáticas que tiene nuestra A:.O:.en la ejemplarizarían de la praxis masónica, en su Historia, Ritualismo, Simbología, Filosofía, Esoterismo, Esoterismo como son las preguntas que nos hacemos a las cuales muchas veces no encontramos respuestas apropiadas, porque cada uno de nosotros es un mundo particular, y donde cada cual avanza buscando su propia VERDAD?
Nunca olvido las palabras de mi Mentor el RH:. Marcelino Macias PM:.(oe:.) cuando afirmaba que efectIvamente eran muchas e interesantes los cuestionamiento, pero la primera obligación de un Mas:. es vivir como tal !!!!y siempre repetía un dicho que según el RH:. Victor Polay Risco (oe:.) pertenecia al gran filosofo chino: Confucio:
"LA VIDA ES 90% DE HIEL Y 10% DE MIEL, FELIZ EL HOMBRE QUE SABE HACER UNA MIXTURA QUE NO SEA TAN DULCE QUE NOS EMPALAGUE Y TAN AMARGA QUE NOS HAGA SUFRIR"
En mi caso en particular, nunca tuve en consideración esta premisa y me bebí toda la "miel" dejando para el final de mis anos el amargor de la hiel, a la que hay poner buena cara, pues me imaginaba que no existiría solución alguna para compensar este desequilibro. Sin embargo el paso de los anos, me demostró que estaba equivocado, ya que el G:.A:. según se asegura en el V:. de la L:.S:. "aprieta pero no ahorca", y siempre nos brinda no, "una" sino varias "segundas oportunidades", quizás porque enmendamos nuestra vida y volvemos al carril de lo bueno y justo.
Cuantas veces nos la hemos jugado haciendo cosas "locas"? Y cuando nos hemos visto en precaria situación y perdidos, hemos dirigido una piadosa "oración" a nuestro "creador" pidiendo ayuda y PROMETIENDO no hacerlo nunca mas????? y sin embargo muchas veces sin querer queriendo volvíamos a repetir el "plato" en otra forma y en diferentes circunstancias.

Es posible que para muchos con una sola "jugada" quedaban curados y nunca mas lo repetían, pero para otros sentir el peligro y caminar por el filo de la navaja, se convirtió en una forma de vida, buscando siempre el peligro no importando ni el que? ni el como? y asi se fue consumiendo la miel.
Así por hacer algo bueno, hemos arriesgado mucho con la sana idea de traer posibilidades económicas rápidas que brindaría, "felicidad" a los nuestros? Cuantas veces hemos jugado a ganador, sin tener posibilidades? Cuantas fuimos infieles a nuestras promesas? Cuantas veces fallamos a nuestros hijos? Cuantas veces faltamos a nuestros Juramentos Masónicas? Cuantas dejamos languidecer a nuestra Logia con nuestra Inasistencia? Seguramente podria agregarse muchas mas, como todos lo que lean el presente "lo comprenderán".
Si hacemos un estudio profundo honesto y justo de nuestra conciencia, empleando para ello la simbología que ejemplariza el DELTA?? encontraremos que cuando dejamos de cumplir con la ley de la "etica y la moral", es que todos nuestros problemas comenzaron. Quizas de algunos de ellos, salimos solo con un buen susto , pero en otros tendremos que pagar con lagrimas y dolor, desgraciadamente no solamente en nosotros sino en nuestras familias, nuestros prójimos o nuestros hermanos?
Recordemos la famosa pregunta de Tales de Mileto: QUE ES LO MAS DIFICIL PARA EL HOMBRE? Siglos después contestaría Sócrates: CONOCERSE A SI MISMO!!!!!!. Una pregunta simple para una respuesta igual, sin embardo que dificil es llevarla a cabo.

Es en el incumplimientos de nuestras primeras obligaciones ¿?

FE en nuestros Ideales?
ESPERANZA de alcanzarlas?
CARIDAD para todos???

O en la de las siguientes Virtudes ¿?
JUSTICIA
PRUDENCIA
FORTALEZA
TEMPLANZA

Cuando todas o parte de ellas se dejan de lado, floreces los peores defectos de los hombres, pues, aparecen la:

ENVIDIA
ODIO
CODICIA
MALIDICENCIA
IMPIEDAD
PODER DESMEDIDO
HONORES INMERECIDOS
TRAICION
INGRATITUD
MENTIRA
LUJURIA
INFEDELIDAD
INJUSTICIA
IMPRUDENCIA
AMBICION

Es muy fácil RR:. y QQ:.HH:., descubrir que tanto VIVIMOS NUESTRA EXISTENCIA COMO MASONES, basta con evaluar nuestro actuar,
primeramente con las VIRTUDES y luego CON LOS VICIOS Y DEFECTOS, y haciéndolo frente al DELTA, nuestra realidad quedara reflejada en el ESPEJO DE LA VERDAD DE NUESTRA CONCIENCIA!!!

Es ciertamente muy doloroso hacer este examen de conciencia, porque todos y cada uno, pensamos que somos "muy buenos" , porque tenemos la facilidad de olvidarnos de nuestras FALLAS Y ERRORES, por lo consiguiente, si queremos CONOCERNOS NOSOTROS MISMOS debemos primero chequear nuestra conducta y después decidir que camino seguir como hombres que verdaderamente buscan la PERFECCION por el bien de nosotros, nuestra familia, nuestra comunidad y de la Orden Masonica en particular.
Este Traz:. Mas:. Creo muy útil para que los RR:. Y QQ:.HH:. independientemente de sus Grados y Posiciones comprobar cuando se han desviamos del camino de la verdad, del amor fraternal y de la caridad para con nuestros HH:. del Tall:. de la Jurisdicción y de la Correspondencia.
Para el suscrito es un complemento del Delta de aquel OJO que todo lo VE, que en muchas oportunidades queremos ignorar que sin embargo como HH:. Mayores, es mayor nuestra responsabilidad de portarnos con equidad y respeto.
Por ello cuando se afirma:

QUE LA MASONERIA ES UNA FORMA DE VIDA,
¿ QUE ES DIFICIL ES VIVIR BAJO SUS PRINCIPIOS?,
V E R D A D, RR:. Y QQ:. HH:.!!!


Muy Fraternalmente


Cesar A. Pain Sr. PM:.
Alianza Fraternal Americana No. 92
Washington D.C.
Julio 27, 2009

Los Landmark arietes de la Libertad Absoluta de Conciencia


Publicado por Eduardo Romera


TRAZADO DE ARQUITECTURA
LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD

La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía

José Martí (masón cubano)

A veces la masonería se nos vuelve contradictoria. Por una parte dice defender tres principios básicos: El de la Libertad, que garantiza la libertad de creencias y de pensamiento; el de la Igualdad de todos los seres humanos y el de la Fraternidad. Pero por otra parte, sus acciones demuestran que una cosa es la teoría y otra la praxis.

En este trazado no voy a versar sobre los principios de Igualdad y Fraternidad. Ya lo haré en próximas ocasiones. Y no es que resulten cuestiones menores, pero de hacerlo daría lugar un trazado extenso que sería cansado para mis hh.·., tan poco acostumbrados a la lectura en el Taller.

Centrémonos, sin más delación por tanto, en el Principio de la Libertad y en uno de sus aspectos más esenciales: La Libertad de Creencias.

Donde mora la libertad allí está mi patria

Benjamin Franklin (Masón Norteamericano)

La Libertad Absoluta de Conciencia debe ser la Clave de Bóveda de todos los francmasones, en todas las Obediencias, porque lo es a la vez de todas las libertades.

¿Está dentro de la ética masónica la aceptación de unos linderos infranqueables e inamovibles, que deben ser aceptados como parte de un sólido dogma y que se convierten para algunos en motivo de aceptación o de exclusión masónica?

Para poder dilucidar sobre esta cuestión debemos dejar claro antes qué es un Landmark o lindero. El vocablo Landmark fue usado por la masonería inglesa, tomándola de textos bíblicos (Job 24, 2 y Profetas 22, 28 y 23, 10. Y se refiere a las fronteras o lindes, tanto físicas, como intelectuales y morales que no se deben traspasar nunca y que deben ser aceptadas y no cuestionadas.

La masonería anglosajona usa estos linderos para delimitar lo que es masón y lo que no lo es. O dicho de otra forma: Dentro de estos linderos se encuentra la masonería, fuera de ellos, no existe.

Los defensores de esta teoría inmovilista sostienen que la Masonería es un culto fundado en bases religiosas y cuyos dudosos principios originales (los Landmark) son inmutables hasta el fin de los tiempos y, en consecuencia, no se pueden introducir modificaciones en los principios y fundamentos de la Masonería Original, sin cesar de ser Masonería.

El texto más veces referido con respecto a los linderos masónicos, las Constituciones de Anderson, no son de modo alguno un viejo lindero.

La Constitución publicada por la Gran Logia de Inglaterra en el año 1723 es una verdadera reforma de los usos y costumbres de la Masonería operativa, llevada a cabo por la necesidad de organizar la Fraternidad, a fin de reunir los elementos dispersos y coordinar sus esfuerzos.

Esto está claramente recogido en la página 73 del Libro de las Constituciones de 1723, en la que se puede leer: “...Habiendo sido en Inglaterra considerablemente interpoladas y mutiladas y lamentablemente alteradas las añejas Constituciones... nuestro antiguo Respetable Gran Maestre encargó al autor examinar, corregir y redactar, siguiendo un método nuevo y mejor, la historia, deberes y reglamentos de nuestra vieja fraternidad. En consecuencia, este último ha estudiado diversos documentos provenientes de Italia, de Escocia y de distintas regiones de Inglaterra (entre los que encontró gran número de errores) y de ellos, así como de otros antiguos archivos masónicos, sacó las Constituciones aquí publicadas con los Deberes y Reglamentos Generales”.

Pero aquellos masones que permanecían fieles a lo que creían ser la verdadera tradición masónica, no querían admitir que esta podía haber sido realmente corrompida por alteraciones de todo orden.

Es precisamente a estos hermanos a quienes se debe la publicación de una Constitución (“The Old Constitutions belonging to the Ancient and Honourable Society of Free and Accepted Masons”), copiada de un supuesto documento manuscrito de más de quinientos años de edad, que nunca fue mostrado.

Fueron ellos quienes años más tarde publicaron una lista enumerativa de los “Landmarks”, o Principios Fundamentales e Imprescindibles de la Orden, que opusieron con éxito a los recogidos en las “Obligaciones de Anderson”, recogidos en los Landmarks de McKey. Hoy en día, aun la Gran Logia Unida de Inglaterra hace de esos Landmarks la base de la ortodoxia masónica y todavía hoy muchos hermanos creen que ciertos linderos están indisolublemente unidos a las Constituciones de Anderson. Nada más alejado de la realidad.

Si confrontamos los Landmarks de McKey y las Obligaciones de Anderson, podemos comprobar que ambos documentos se contradicen en muchos aspectos. Estas diferencias no son fruto del azar, son voluntarias, premeditadas y puestas a punto para cumplir los fines para los que fueron creados.

Estas diferencias se acentuaron con el tiempo e impulsaron a los “antiguos” (la oposición de los “modernos” que rodeaban y apoyaban a Anderson) a volver a sus antiguos sentimientos, renegar de las Constituciones de Anderson, invocar la imprescriptibilidad de los linderos (landmarks) que ellos “habían descubierto” y provocar así la alteración del texto original de Anderson y posteriormente la fusión entre sus linderos con las Obligaciones de Anderson.

Respecto a los Ladmark, debemos aceptar que hasta hoy no conocemos su número exacto ni sus orígenes verdaderos. Unos pocos corresponden a los antiguos e inalterables linderos. Otros muchos no son nada más que tardíos agregados e interpolaciones que tuvieron como objeto primordial sustentar posiciones altamente criticables por lo poco masónicas.

Cuando se proclama que los antiguos linderos son “inalterables, inamovibles e inmutables vamos en contra del principio Universal de la mutabilidad del Universo. Nada permanece igual eternamente; y menos una serie de normas elaboradas en un enorme refrito histórico. La naturaleza no es estacionaria y así lo hacemos ver en nuestros talleres cuando levantamos en ellos las doce columnas que representan al zodíaco, símbolo de la mutabilidad de todo lo que nos rodea.

Son por tanto las Obligaciones de Anderson, al igual que los Principios Básicos Constitutivos de la Francmasonería Universal del año 1523, los únicos documentos capaces de proporcionar una base sólida al derecho masónico. Los landmarks o linderos, bajo su forma actual no solamente poseen un nulo su valor masónico y jurídico, sino que, además de su imprecisión y su falta de coordinación constituyen para la Orden un mal de una excepcional gravedad que sería de urgencia extirpar.

"La libertad de pensar es la más sagrada de las libertades. Lo que hoy se llama Libertad de Conciencia, antaño se llamó herejía."

Un Masón Español

¿Y basado en estos linderos es en lo que la masonería anglosajona argumenta su marchamo de masoneidad? Es por este refrito de normas por el que se infringe el principio masónico de Libertad de Conciencia?

Particularmente siempre me he opuesto, pues opino que la Libertad de Conciencia y el derecho a pensar diferente y a la oposición a todo dogma, deben estar garantizados por encima de todo.

Somos una institución fuertemente cimentada en la luz del conocimiento. Y, por tanto, a la luz de la razón todo es escrutable, opinable y oponible. Aceptar los Landmark no sólo atenta contra la libertad de pensamiento, sino que infringe un duro golpe al poder de la razón; puesto que creer en un dogma, es decir en algo que hay que aceptar porque sí, porque no es demostrable sólo es asumible en el ámbito de lo religioso y la religión ha de quedar adscrita al ámbito de lo personal y privado.

La construcción mutua del edificio masónico propio y también del colectivo, ha de estar basada en el respeto total del otro y de su derecho discrepar; y por eso, si debería haber un Landmark o lindero que nadie ni nada debería traspasar es el del Respeto de la Libertad Absoluta de Conciencia.

En Los VV.·. de Granada a 29 de Nissam del 6013 lux veritas


Machado

M.·.M.·.

jueves, 4 de julio de 2013

RENE GUENON Y LA MASONERIA


GRAN LOGIA HISPANA DE NORTEAMERICA LAS VEGAS NEVADA



por : Francisco Ariza
Uno de los temas de investigación sin duda apasionantes entre los muchos que ofrece la obra de René Guénon es, precisamente, el que nos toca desarrollar en estas páginas: la influencia de dicha obra en la Masonería, sabiendo de antemano que no podemos abordar, por razones obvias, todo lo que Guénon dijo al respecto, que fue mucho y muy importante. Esto nos obliga a ser necesariamente sintéticos en nuestra exposición, y a señalar tan sólo una serie de puntos que nos parece pudieran ofrecer una visión global de lo que el mensaje guenoniano representa para la Masonería, una de las pocas vías iniciáticas que todavía pervive en Occidente.
Y cuando hablamos de esa influencia lo hacemos sabiendo que la obra legada por Guénon, en su conjunto, constituye no la exposición de una forma tradicional cualquiera, sino que se trata de la adaptación a nuestra época de la doctrina metafísica y la cosmogonía perenne, cuya depositaria no es otra que la Tradición primordial, también llamada Tradición unánime y universal, pues su origen es no-humano, o mejor aún supra-humano, por ser la expresión misma de la Verdad y la Sabiduría eternas.1 Para Guénon, todas las formas tradicionales (incluidas las que tienen dentro de sí un componente religioso o exotérico) derivan de esa Tradición primigenia, y de ella extraen su legitimidad en tanto que tales formas. Esto incluye, naturalmente, a la tradición masónica, según confirman las distintas leyendas en donde se relatan sus orígenes míticos, así como sus códigos simbólicos y sus ritos iniciáticos, los cuales constituyen sus señas de identidad y su razón misma de ser. Quizás fue la pervivencia de esos códigos la razón principal del interés mostrado siempre por Guénon hacia la Masonería, interés que, además, estaba plenamente justificado por el hecho de que ésta, lejos de encontrarse en pleno vigor, se hallaba sumergida en una profunda decadencia que la conducía de manera inexorable al borde de su desaparición como tal organización iniciática, y por tanto de ser completamente absorbida por el mundo profano.

En efecto, a principios de siglo, cuando Guénon comienza a escribir sus primeros artículos en la revista "La Gnose" (precisamente en la época en que recibe la iniciación islámica, la taoísta y la masónica), la Masonería estaba sufriendo la misma suerte que antaño corrieron otras organizaciones iniciáticas y tradicionales de Occidente, como fue el caso de la Orden del Temple y la Orden Rosa-Cruz, a las que más adelante nos referiremos. La incomprensión de que eran objeto los símbolos y los ritos por la mayoría de sus miembros era la causa principal de esa decadencia, que para Guénon ya comienza cuando a principios del siglo XVIII la Masonería pierde gran parte de su antiguo carácter operativo (heredado de los constructores y cofradías artesanales de la Edad Media) al hacerse predominante en ella lo "especulativo", que lejos de constituir, como señala el propio Guénon, "un progreso, implica, no una desviación propiamente dicha, sino una degeneración en el sentido de un aminoramiento, que consiste en la negligencia y el olvido de todo lo que es realización, porque es esto lo verdaderamente 'operativo'".2

Ese olvido sería entonces el verdadero origen de lo "especulativo" dentro de la Masonería (o de la preponderancia de éste en detrimento de lo operativo, pues ambos no tienen por qué excluirse, como no se excluyeron en la antigua Masonería, en donde lo especulativo se correspondía con la iniciación virtual y lo operativo con la realización efectiva), lo cual no quiere decir que ésta haya tomado definitivamente una forma "especulativa", pues esto significaría afirmar que sus símbolos son sólo "teoría", y no contuvieran, como de hecho contienen, los elementos necesarios para la realización espiritual. Como antes hemos dicho, lo "especulativo" es sólo un punto de vista, por otro lado insuficiente, por su carácter mental y reflejo, para efectuar el paso de la "potencia al acto", de lo virtual a lo efectivo, o como se dice en lenguaje masónico, para ir de las "tinieblas a la luz". Esto ha de quedar bien claro si se quiere comprender lo que para Guénon significaba realmente la Masonería, pues más allá del estado de degeneración en que, por las circunstancias que fuesen, se encuentra una organización iniciática, esto "no cambia nada de su naturaleza esencial, y asimismo la continuidad de la transmisión es suficiente para que, si circunstancias más favorables se presentaran, una restauración sea siempre posible, debiendo ser necesariamente concebida esta restauración como un retorno al estado 'operativo' ".3 Por ello él insistió, casi cada vez que abordaba el tema masónico, en señalar las diferencias existentes entre lo "operativo" y lo "especulativo", pues es ésta una cuestión de capital importancia que debe ser entendida claramente si se desea comprender la verdadera naturaleza de la iniciación masónica, o mejor aún, de la iniciación considerada en ella misma, al margen de la forma tradicional a través de la cual se exprese. Para Guénon lo "operativo" no es sinónimo de trabajo manual, ni tampoco de "práctica", sino más bien de trabajo interior, en el sentido alquímico del término, es decir de lo que el ser pueda hacer consigo mismo en vistas al cumplimiento de su propia realización espiritual, que es lo que realmente importa, no siendo el trabajo manual sino un soporte como otro cualquiera para efectuar dicha realización. No es entonces por casualidad que tanto la Masonería, como la tradición Hermética, también se denomine el "Arte Real", idéntico a la "Gran Obra" de la transmutación alquímica. Las "herramientas" de ese trabajo interior no son otras que los ritos y los códigos simbólicos, su práctica, estudio y meditación, pues ellos vehiculan las ideas de orden cosmogónico y metafísico cuyo conocimiento efectivo determinará el grado del desarrollo del ser y la vinculación con su Principio uno y eterno.

Sin embargo, si los símbolos y los ritos, o la energía espiritual que vehiculan y de la que son el soporte, no son "vivificados" por el Espíritu, esto es, si no actualizan y promueven la búsqueda del Conocimiento, que es en definitiva de lo que se trata, la iniciación masónica será tan sólo "virtual", y entonces sí que podrá llamarse "especulativa", pero no en ella misma, sino con respecto a quien así la considere. Es bastante probable que para la mayoría de masones de hoy en día su Orden no sea sino eso: "especulativa", o teórica, sin relación alguna, o en cualquier caso reducida al mínimo, con cualquier tipo de realización interior, que incluye el desarrollo de las posibilidades de orden universal y trascendente inherentes a la naturaleza humana. Pero la obra guenoniana va dirigida sobre todo a aquellos masones que realmente se entregan a la búsqueda del Conocimiento, esperando encontrar en los símbolos y ritos masónicos las enseñanzas y los métodos necesarios para hacer efectiva su iniciación. Es decir, a los que se sienten a sí mismos herederos de su legado tradicional, y se muestran receptivos a su mensaje, considerando que está vivo y que es actuante (y no una reliquia del pasado trasnochada y anacrónica), y además sabiendo con certeza, y esto es esencial, que dicho legado forma parte de la "cadena áurea" o Philosophia Perennis directamente emanada de la Tradición primordial.

Por consiguiente, es partiendo de una toma de conciencia de la verdadera universalidad de los símbolos y los ritos masónicos, que se puede acometer cualquier labor encaminada a recuperar, en la medida de lo posible, los elementos doctrinales que se han perdido, o han sido alterados, con el paso de lo operativo a lo especulativo. Y es en este punto preciso donde la obra de Guénon adquiere su verdadera función con respecto a la Orden masónica, ofreciéndole a esos masones vinculados con el Espíritu de su tradición las "líneas maestras" a partir de las cuales realizar esa labor restauradora. Si la obra que nos ha legado ha sido considerada como "providencial" para la Orden masónica es por una razón fundamental: porque restituye el sentido original de sus símbolos y sus ritos, que constituyen la doctrina y el método masónico respectivamente, integrándolos dentro de la Cosmogonía Perenne, afín a todas las formas tradicionales. De ahí también que cualquier tentativa que se haga para recuperar la "operatividad" de la simbólica masónica haya de pasar necesariamente por un conocimiento previo de aquella obra, en la que se encontrará todo lo imprescindible para que dicha tentativa dé sus frutos y se haga realidad, lo cual incluye, naturalmente, el conocimiento de otras tradiciones distintas a la Masonería, pero idénticas a ella en lo esencial. Esto es perfectamente normal e incluso necesario, pues admitiendo la universalidad y sacralidad de los códigos simbólicos de todas las tradiciones, aún vivas o ya desaparecidas, el conocimiento de dichos códigos es desde luego de una ayuda inestimable para comprender la propia simbólica masónica. La misma obra de Guénon es un ejemplo, e incluso un modelo, de lo que decimos, pues en ella constantemente se hace referencia a las relaciones, reciprocidad y correspondencia entre las diversas doctrinas tradicionales, en su identidad a través de sus símbolos, ritos y mitos, haciéndonos ver que todas esas doctrinas derivan, gracias precisamente a esa identidad, de una sola y única Doctrina o Tradición. Esa obra no es la de una individualidad (en todo caso ésta fue tan solo el soporte), sino la de una función tradicional, que Guénon "encarnó" por razones que nunca sabremos (ni tampoco importan demasiado), pues como se dice en las Escrituras "el Espíritu sopla donde quiere", cómo y a quién quiere. Y también que "los caminos del Señor son inescrutables". En lo que concierne a la doctrina puramente metafísica y a los símbolos fundamentales de la cosmogonía, Guénon fue un fiel intérprete de la Tradición, el más importante de nuestro siglo, y sus limitaciones en este caso eran las que le imponían el propio lenguaje humano, que como tantas veces él mismo dijo, se muestra incapaz, por su forma analítica y discursiva, de expresar en toda su amplitud las verdades universales, que son de orden supra-humano, y que por tanto sólo pueden ser aprehendidas mediante la "intuición intelectual", a cuyo despertar contribuye principalmente el símbolo y lo que él revela. Guénon no se cansó de repetir que el mensaje tradicional no es sistemático, es decir que no se presta a ningún tipo de clasificación racional y mental, pues el objeto mismo de ese mensaje es el mundo de las ideas y de los arquetipos, es decir de las posibilidades de concepción verdaderamente ilimitadas, que naturalmente están por encima de cualquier sistema o forma, que siempre tiende a la limitación más o menos estrecha.

Por tal motivo, Guénon consideraba muy importante la creación de logias centradas en la investigación de los símbolos y los rituales, para lo cual es imprescindible que los integrantes de esas logias posean conocimientos doctrinales lo suficientemente amplios y profundos para que dicha labor de los frutos apetecidos, y permita que lo que estaba "disperso" sea de nuevo "re-unido", lo que sería conforme a uno de los principios básicos de la Masonería, que consiste en "difundir la luz y reunir lo disperso". Podemos decir que la obra de Guénon, en la medida en que ella es la expresión de los principios e ideas universales, puede verse como esa "luz" clarificadora que la Masonería necesita como guía para remontar la curva descendente en que se encuentra en la actualidad. Y aquí queremos recordar aquella expresión hermética que afirma que "cuando todo parece perdido es cuando todo será salvado". Y aunque esta expresión se refiera a un determinado momento del proceso mismo de la iniciación, también se puede extrapolar al conjunto entero de una tradición, en este caso de una organización que precisamente es iniciática, que aunque en lo esencial ella siga siendo tan virginal como en sus orígenes (lo que hace posible que, a pesar de todo, continúe transmitiendo la influencia espiritual a quien esté capacitado para recibirla), sin embargo, en tanto que institución, está inevitablemente sumida al devenir del tiempo y su decadencia cíclica. En cierto modo, lo propio del hombre, peregrino en un país extranjero, es "errar" por la "rueda del mundo", mientras que la Tradición (lo que ella revela) se mantiene inalterable en el centro de esa misma rueda, a la que da vida y sentido.

Así pues, el papel que pudieran desempeñar esas logias sería fundamental para devolver a los símbolos y ritos masónicos su "operatividad", sabiendo de antemano que esto será así para un número muy reducido de masones, suficientes, por otro lado, para que la Masonería recobre nuevamente su "fuerza y vigor", por emplear una expresión masónica habitual. Este es uno de los casos en que la calidad (o cualidad) importa infinitamente más que la cantidad. Mas, para que dicha operatividad sea efectiva, esos estudios, lejos de limitarse al plano puramente teórico (esto es, "especulativo"), han de ser considerados por quienes los realizan como un soporte y formando parte integrante de su propio trabajo interno, condición ésta que es indispensable para que los resultados que se pretenden alcanzar estén apoyados en una base lo suficientemente sólida y fuerte, nacida del íntimo convencimiento de que la "intención" que los mueve está en conformidad con la herencia recibida de la Tradición.

Es evidente que dicha "intención", o voluntad, ha de tomarse aquí en su sentido etimológico preciso, esto es, como un "tender hacia" (de in tendere), o "tendencia" hacia la que se dirige u "orienta" todo el ser, lo cual equivale a seguir un orden en la dirección ascendente que señala el "Eje del Mundo", comunicando a ese ser con su Principio, que en la Masonería recibe el nombre de Gran Arquitecto del Universo. De hecho la palabra iniciación, del latín in ire, no quiere decir sino 'entrada' o 'comienzo', y está ligada a la idea de emprender un camino: el camino del Conocimiento. En El Rey del Mundo, Guénon aclara la representación simbólica de esa intención u orientación ritual: "ésta, en efecto, es propiamente la dirección hacia un centro espiritual, que, cualquiera que sea, es siempre una imagen del verdadero Centro del Mundo". Podrían aplicarse aquí estas palabras del Evangelio, que, además, forman parte de ciertos rituales masónicos: "Buscad y encontraréis; pedid y recibiréis; llamad y se os abrirá". Ha de existir entonces un verdadero "compromiso" adquirido con el Espíritu de la Orden masónica para que lo "virtual" pase a ser efectivo y se convierta en una realidad permanente; que lo potencial, en fin, se actualice, y permita que el hombre se encuentre y se conozca a sí mismo en el cumplimiento de su verdadero destino. Dicho compromiso lo constituye el "lazo" iniciático, mediante el cual el ser, ligándose con la Tradición, asume, o va asumiendo gradualmente (de aquí la idea de grados), que ella y él son una sola cosa, es decir que el mensaje por la Tradición vehiculado se identifica con el que lo recibe, y viceversa. Sólo entonces la Masonería, su mensaje o transmisión,4 podrá ir revelando su contenido y promover la efectiva realización interior, justificando así el sentido de su propia existencia como organización iniciática.

Esta idea aparece con frecuencia en Guénon, sobre todo en sus dos libros que tratan específicamente sobre la iniciación: Aperçus sur l'Initiation e Initiation et Réalisation Spirituelle. Estos volúmenes tienen un valor inapreciable para conocer la verdadera naturaleza de la iniciación, pues en ellos se exponen los principios fundamentales que estructuran su proceso, y para los masones en particular constituyen sin duda una guía doctrinal que les permite recuperar una enseñanza que formaba parte integrante de la antigua Masonería operativa. Las ideas que allí se desarrollan son, por tanto, un complemento perfecto a los estudios de los símbolos y un medio efectivo para comprender en profundidad el sentido de los ritos y sus prácticas, vehículos y soportes, volvemos a repetir, de la influencia espiritual.5

Para Guénon, el lazo iniciático no es otra cosa que la recepción de esa influencia, que siendo de orden estrictamente espiritual y metafísico es siempre idéntica a sí misma, inmutable y eterna, cualesquiera sean los vehículos simbólicos y las formas tradicionales a través de los cuales se manifieste. Dicho lazo se refiere, empleando un término hindú, al sûtrâtmâ, o "hilo de Âtmâ", el hálito del Espíritu que liga entre sí a los múltiples estados del ser, y a todos ellos con su Principio, que es su identidad más profunda y real. En este sentido, debemos recordar que algunos de los antiguos manuales masónicos comenzaban con la siguiente serie de preguntas y respuestas: "¿Qué lazo nos une?".- "Un secreto".- "¿Cuál es este secreto?".- "La Masonería". Esto quiere decir, entre otras cosas, que la Masonería es ella misma un "secreto", o un "misterio", conservado en su núcleo más íntimo por encima de la forma específica que necesariamente adquiere una organización tradicional, y que dicho secreto es inviolable por su propia naturaleza espiritual, no teniendo nada que ver con el "secretismo" propiciado por las sectas ocultistas, pseudo-iniciáticas y similares. Secreto o misterio que únicamente puede ser conocido por quienes se entregan a él, pues como se dice en el Zohar, "la Sabiduría sólo se revela a quien la ama".

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Abundando en lo dicho, Guénon señala6 la similitud que existe entre las palabras "secreto" (secretum) y "sagrado" (sacratum), añadiendo que "se trata, tanto en uno como en otro caso, de aquello que está puesto aparte (secernere), reservado, separado del dominio profano". Y prosigue: "igualmente el lugar consagrado es llamado templum, cuya raíz tem (que se reencuentra en el griego temnô, cortar, separar, de donde temenos, recinto sagrado) expresa también la misma idea; y la 'contemplación' se vincula aún a esta idea por su carácter estrictamente 'interior' ". Estas palabras nos llevan a considerar el papel fundamental que en la tradición masónica desempeña la Logia, el Templo o "recinto sagrado" que según la fórmula ritual ha de estar "a cubierto", esto es "separado" y "puesto aparte" de la realidad relativa, y por tanto ilusoria, del mundo profano, significando esta palabra, profano, lo que literalmente está "fuera del templo" (profanum). Pero además, la Logia, el Templo masónico, representa una verdadera síntesis del orden universal (de la Cosmogonía), y por consiguiente un modelo simbólico sumamente importante cuya estructura el masón ha de conocer perfectamente, formando así parte integrante de la propia enseñanza iniciática.
La Logia es consubstancial a la Orden masónica, pues no se debe olvidar que los orígenes de la misma se remontan a la construcción del Templo de Jerusalén, o de Salomón, al que la propia Logia reproduce en su esquema esencial. Además, es en la Logia, dentro del "recinto sagrado", donde se cumplen todos los trabajos rituales, y este es el motivo de que la Logia también sea considerada como un "Taller", recuerdo sin duda alguna de los tiempos operativos, pero que continúa siendo un término todavía válido para quienes la iniciación y su proceso es el exacto equivalente del "Arte Real" o "Gran Obra". En efecto, Guénon afirmó en varias ocasiones que lo más importante en Masonería es la ejecución del ritual, que es el verdadero trabajo masónico, en primer lugar porque el rito no es sino el propio símbolo en acción, y por tanto no está separado de la idea que conforma al símbolo: es esa misma idea manifestándose, y es por eso que es el vehículo de transmisión de la influencia espiritual o supra-individual. Y en segundo lugar, y como consecuencia de ello, porque esa acción está realizada siempre conforme al orden, es decir conforme a las propias leyes del cosmos, pues esta palabra, cosmos, en griego significa precisamente "orden", que es por cierto la traducción exacta del sánscrito rita, idéntica evidentemente a la palabra rito.7 Cosmos, orden y rito (es decir el símbolo en acción) son entonces tres términos equivalentes, de ahí la necesidad de que el gesto ritual sea ejecutado lo más perfectamente posible, porque de esta manera se entra en correspondencia directa con la Armonía universal.8

La Masonería misma se identifica y es una con esa Armonía, y para sus miembros ella es "la Orden", entendida claro está, como sinónimo del propio Orden cósmico, como si, efectivamente, no fuera sino una emanación directa de él. Naturalmente esto no es privativo sólo de la Masonería, pues lo mismo podría decirse de todas las organizaciones iniciáticas y tradicionales. Pero en la Masonería, por el hecho de derivar de una tradición de constructores, que entendían el cosmos como una arquitectura, y la arquitectura como una imitación del modelo cósmico, esa relación con el orden universal se hace más evidente y está en su propia razón de ser. Además, la denominación de Gran Arquitecto dado al principio espiritual bajo la inspiración del cual se realizan todos los trabajos y ritos masónicos, es motivo más que suficiente para que no quepa la menor duda al respecto. Y es ese Principio, que Guénon identifica con el Viswakarma hindú, o el "Espíritu de la Construcción Universal",9 el que es trasmitido, o al menos su germen o semilla virtual, en el rito de la iniciación masónica, y el que está "presente" siempre en la ejecución del rito cuando éste, como se ha dicho antes, es una "acción hecha conforme al orden". Ese espíritu se concibe como una "luz", y el desarrollo del germen espiritual implantado por la influencia iniciática, se verá como una "iluminación" progresiva de la conciencia humana,10 iluminación que es análoga "a la vibración original del Fíat Lux que determina el comienzo del proceso cosmogónico por medio del cual el 'caos' de las posibilidades será ordenado para devenir el 'cosmos' ". La "iluminación" iniciática, que es un "segundo nacimiento", opera entonces el mismo efecto en el ser que la acción de la Palabra o Verbo divino al proyectar el Fíat Lux en el caos o matriz primigenia, de donde nace igualmente el mundo. Dicho caos, Guénon en cierto modo lo asimila a las "tinieblas exteriores" del estado profano, de donde procede el recipiendario antes de su entrada en el Templo, entrada que será para él, en efecto, un pasaje "de las tinieblas a la luz". Existe, por tanto, todo un conjunto de correspondencias y analogías entre el proceso cosmogónico y el proceso iniciático, "y así la iniciación es verdaderamente, según un carácter por otro lado muy general de los ritos tradicionales, una imagen de 'lo que ha sido hecho en el comienzo' ".11

Según ese "carácter general", además del rito propiamente iniciático, la "imagen de lo que ha sido hecho en el comienzo" la Masonería la repite en el ritual de apertura de la Logia, apertura que es sin duda alguna un acto cosmogónico, y por consiguiente una fuente de enseñanza simbólica inestimable para entender el sentido de la propia iniciación.12 En efecto, hasta el momento de su apertura la Logia permanece en "tinieblas", o en un "caos" potencial que será progresivamente "iluminado" y "ordenado" por la acción del rito, acción que determinará la creación de un espacio y un tiempo sagrados, pues la energía del símbolo habrá sido plenamente actualizada, pasando a ser la Logia entonces "un lugar muy iluminado y muy regular", expresión masónica que se ha seguido conservando, y de la que Guénon dice que representa "un recuerdo de la antigua ciencia sacerdotal que regía la construcción de los templos".13 Dicha ciencia es la Geometría, a la que los operativos identificaban con la Masonería misma, pues el arte de la construcción, esto es la arquitectura, constituye el desarrollo de las ideas contenidas en las formas geométricas, entendidas éstas en su aspecto puramente cualitativo, que es el que siempre ha tenido en la Masonería y en todas las tradiciones. No es entonces por casualidad que en ésta el Gran Arquitecto reciba también el nombre de "Gran Geómetra del Universo".

En efecto, la geometría es la ciencia masónica por excelencia,14 estrechamente relacionada con la ciencia de los números, pues la geometría es realmente el cuerpo del número, pero el número considerado no como cifra, que sólo sirve para el cómputo cuantitativo, sino como ideas de orden metafísico que al manifestarse organizan la Inteligencia o estructura invisible del cosmos, generando su dinámica interna o Alma universal, y con ella el Rito cósmico y la posibilidad de la vida bajo todas las formas en que ésta se expresa. Hablar de número es hablar, como pensaban los pitagóricos, de una energía o fuerza en acción, de un poder divino que al plasmarse en la substancia receptiva del mundo y del hombre la actualiza y la hace inteligible, esto es, la ordena al conjugar y armonizar sus partes dispersas. Y ya que hablamos de los pitagóricos (cuya herencia afirma Guénon pasó a la Masonería medieval a través de los Collegia Fabrorum romanos), debemos decir que para ellos el Dios geómetra era el propio Apolo hiperbóreo, Dios de la Luz primigenia del que Platón dice que "geometriza siempre", pues con sus rayos luminosos "mide" la totalidad de la manifestación universal, extrayendo el cosmos del caos.

En este sentido, Guénon nos dice en el tercer capítulo de El reino de la cantidad y los signos de los tiempos, titulado "Medida y manifestación", que esos rayos equivalen a las middoth de la Cábala (que significan precisamente "medidas" en hebreo), asimiladas a los atributos y nombres divinos, "afirmándose que Dios creó los mundos gracias a ellas, lo que por otra parte se relaciona precisamente con el simbolismo del punto central y de las direcciones del espacio. También podríamos recordar a este respecto la frase bíblica en la que se afirma que Dios ha 'dispuesto de todas las cosas en número, peso y medida' ".15 Según esto la manifestación corpórea, o el mundo físico, debe tomarse como un símbolo de toda la manifestación universal, pues de otra manera ésta (la manifestación universal) dejaría de ser representable, es decir que no se podría simbolizar de ninguna manera, lo cual evidentemente es imposible, pues la ley de analogía y de correspondencia (ley que constituye la clave del símbolo) actúa en todos los niveles y planos de la manifestación, relacionándolos unos con otros, generando así el discurso de la existencia. El propio pensamiento humano es analógico, y es precisamente esa cualidad la que le permite acceder y comprender, a su nivel correspondiente, las realidades superiores.

Es entonces por eso que el espacio físico se toma como un símbolo del propio orden cósmico, y ese espacio es realizado y medido en toda su extensión por las seis direcciones, equivalentes simbólicamente a las middoth o atributos divinos y a los "rayos luminosos" del Apolo hiperbóreo, todos ellos partiendo de un centro, que en el caso de la representación geométrica es un punto, y en el mundo espiritual es el "Corazón o Centro del Mundo", es decir Dios mismo o la Unidad primordial. La Logia, que es, volvemos a repetir, una imagen del cosmos, no se "actualiza" hasta el momento en que se "encienden las luces", las cuales, efectivamente, la hacen pasar de las "tinieblas a la luz". Todo esto es importantísimo en el simbolismo masónico, al que, como estamos intentando explicar aquí, Guénon ha restituido su auténtica dimensión iniciática y esotérica. El mismo nos dice en un capítulo de Los símbolos fundamentales de la ciencia sagrada, concretamente en "El simbolismo solsticial de Jano", que la estructura de la Logia está formada a partir de la cruz de tres dimensiones, dimensiones cuya "longitud es 'de Oriente a Occidente'; su anchura, 'de Mediodía a Septentrión'; su altura, 'de la Tierra al Cielo' (el Cenit); y su profundidad, 'de la superficie al centro de la Tierra' (el Nadir). Por otra parte, continúa Guénon, se dice que 'en la Logia de San Juan (así es como se denomina a la Logia masónica) se elevan templos a la virtud y se cavan mazmorras para el vicio';16 estas dos ideas de 'elevar' y 'excavar' se refieren a las dos dimensiones verticales, altura y profundidad, que se cuentan según las mitades de un mismo eje que va del 'cenit al nadir', tomadas en sentido mutuamente inverso; esas dos direcciones opuestas corresponden, respectivamente, a sattwa y a tamas (mientras que la expansión de las dos dimensiones horizontales corresponde a rajas), es decir a las dos tendencias del ser, hacia los Cielos (el templo) y hacia los Infiernos (la mazmorra)". Como se dice en los manuales de instrucción masónica (cuya lectura y meditación Guénon recomendaba practicar asiduamente como apoyo al trabajo interior), esas dimensiones prueban que la Masonería es universal, y por tanto también la Logia, que al ser "iluminada" por la luz que está en su interior (luz despertada y vehiculada por el rito), ha sido "abierta" a las influencias espirituales, quedando constituida según el modelo del cosmos. Esas direcciones, en efecto, determinan tres espacios simbólicos análogos a los tres planos cósmicos: el Inframundo, la Tierra y el Cielo, los que a su vez se relacionan con los tres grados iniciáticos de aprendiz, compañero y maestro, respectivamente. Por tanto, si como se afirma en los rituales, la Logia es "justa y perfecta", es, entre otras razones, porque ella refleja el equilibrio y la armonía universal, y porque la seis direcciones de la cruz tridimensional más su centro suman siete, al que todas las tradiciones consideran como el número cosmogónico por antonomasia; con él se acaba la creación y se resume en sí misma como nos indica el Génesis, y es al mismo tiempo el número de los planetas tradicionales, y el de las siete sefiroth de "construcción cósmica" del Arbol de la Vida cabalístico.

La cuestión del sentido cualitativo de las direcciones del espacio Guénon la aborda muchas veces a lo largo de su obra, pero muy especialmente en El simbolismo de la cruz, que es un libro de una importancia capital para quien le interese conocer la ciencia de la geometría desde el punto de vista tradicional y sagrado, y desde luego para los masones realmente interesados en el conocimiento de su Orden debe representar unos de los textos fundamentales de investigación simbólica, supliendo así, en gran medida, la carencia doctrinal en que vive sumida la Masonería desde hace ya varios siglos.17 Aquella frase que estaba en el frontispicio de entrada a la escuela platónica: "Que nadie entre aquí si no es geómetra", podría estar perfectamente en la entrada al templo masónico, pues como dice Guénon las enseñanzas que en esa escuela se impartían no podían "ser comprendidas verdadera y efectivamente más que por una 'imitación' de la actividad divina", lo que en lenguaje masónico equivale al cumplimiento de los planes "trazados" por el Gran Arquitecto o Gran Geómetra del Universo.

Sobre estos planes, y su cumplimiento efectivo en el ser, veamos qué nos dice Guénon en el cap. XXXI de Aperçus..., titulado "De la enseñanza iniciática": "En el fondo si todo proceso iniciático presenta en sus diferentes fases una correspondencia, ya sea con la vida humana individual, ya con el conjunto de la manifestación vital misma, particular o general, 'microcósmica' o 'macrocósmica', ésta se efectúa según un plan análogo al que el iniciado debe cumplir en sí mismo, para realizarse en la completa expansión de todas las potencias de su ser. Se trata siempre y en todo lugar de los planes correspondientes a una misma concepción sintética, de tal manera que ellos son principialmente idénticos, y, aunque son diferentes e indefinidamente variados en su realización, proceden de un 'arquetipo' único, plan universal trazado por la Voluntad suprema que es designada simbólicamente como el 'Gran Arquitecto del Universo'.

"Así pues, todo ser tiende, conscientemente o no, a realizar en sí mismo, por los medios apropiados a su naturaleza particular, aquello que las formas iniciáticas occidentales, apoyándose sobre el simbolismo 'constructivo', denominan el 'plan del Gran Arquitecto del Universo', y a concurrir por ello, según la función que le pertenece en el conjunto cósmico, a la realización total de ese mismo plan, el cual no es en suma sino la universalización de su propia realización personal. Es en este punto de su desarrollo, cuando un ser toma realmente conciencia de esta finalidad, que comienza para él la iniciación efectiva, que debe conducirle por grados, y según su vía personal, a esta realización integral, que se cumple, no en el desarrollo aislado de ciertas facultades especiales, sino en el desarrollo completo, armónico y jerárquico, de todas las posibilidades implicadas en la esencia de este ser".

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Estas sucintas indicaciones acerca del rito y de la Logia masónica queremos pensar que han servido por lo menos para formarnos una idea de por qué Guénon consideraba a la Masonería como una organización iniciática que continúa conservando los elementos simbólicos necesarios para transmitir una influencia espiritual, cuyo desarrollo en el interior del ser conduce al conocimiento de la cosmogonía y de él mismo como integrado dentro de ella, y a partir de ahí alcanzar el estado no-condicionado de la Unidad metafísica, que por ser tal está "más allá" (por decirlo de alguna manera) del dominio cósmico e individual.
Pero hasta ahora apenas hemos hablado de su estructura iniciática según las enseñanzas que a este respecto nos transmite la obra guenoniana. Para Guénon, lo repitió multitud de veces, la Masonería propiamente dicha es la de los tres primeros grados: aprendiz, compañero y maestro, que son los que están directamente relacionados con la iniciación de oficio. La efectiva realización de estos grados (de las enseñanzas que contienen) conducen al cumplimiento de los "pequeños misterios", que son los misterios de la cosmogonía y del hombre, y cuyo conocimiento es plenamente actualizado en el grado de maestro "puesto que la realización completa de éste implica la restauración del estado primordial", al que conducen precisamente los "pequeños misterios".18

En lo que respecta a los llamados "altos grados", Guénon distingue "de una parte, aquellos grados que tienen un lazo directo con la Masonería, y, de otra, aquellos grados que pueden ser considerados como representando vestigios o recuerdos, venidos a injertarse en la Masonería, o a 'cristalizarse' de alguna manera en torno a ella, de antiguas organizaciones iniciáticas distintas de la Masonería". Esas organizaciones iniciáticas a las que se refiere Guénon son especialmente la Orden del Temple y la Orden hermético-cristiana de la Rosa-Cruz, parte de cuya herencia simbólica ha "cristalizado" efectivamente en varios altos grados masónicos, sobre todo en los pertenecientes a la Masonería Escocesa. Con respecto a esos altos grados, Guénon señala que "habría mucho que decir sobre este papel 'conservador' de la Masonería, y sobre la posibilidad que este papel le da de suplir en una cierta medida la ausencia de iniciaciones de otro orden en el mundo occidental actual". Esto es muy importante, por diversas razones, entre ellas porque desautoriza completamente y niega cualquier valor real a esas organizaciones pseudo-iniciáticas que hoy en día se dicen templarias o rosacrucianas. Pero sobre todo porque esa función conservadora y receptiva la convierte en una especie de "arca" que ha concentrado en su seno la herencia tradicional de Occidente, lo cual ha sido posible, entre otras cosas, porque la Masonería no tiene una forma religiosa que pudiera derivar por degradación en un dogmatismo excluyente, sino que al ser una organización iniciática está por ello mismo abierta a cuantas doctrinas tradicionales de carácter igualmente iniciático han entrado o pudieran entrar en contacto con ella. En los tiempos que estamos viviendo, donde numerosos signos anuncian el final de un ciclo, ese papel conservador de la Orden masónica no deja de tener sin duda alguna su importancia y su trascendencia.19

Así pues, es en la Masonería actual, y en algunos de sus altos grados concretamente, donde se ha depositado lo que se pudo conservar de la Orden del Temple y de la Rosa-Cruz. Que éstas hayan desaparecido como formas iniciáticas, no quiere decir que su espíritu no haya permanecido de alguna manera latente y en estado germinal, y si es así, es en la Masonería donde se le podría hallar. En fin, es éste un tema desde luego muy interesante, pero que lógicamente no podemos desarrollar en estos momentos. Nos remitimos, eso sí, a varios estudios que Guénon escribió enteramente, o en parte, sobre el tema, a saber: "Los altos grados masónicos", "Palabra perdida y nombres substituidos" y "Heredom", todos ellos incluidos en el volumen II de Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage; en Initiation et Réalisation Spirituelle, ver el capítulo titulado "Realización descendente y ascendente"; en Aperçus sur L'Initiation, el que lleva por nombre "Sobre dos divisas iniciáticas"; en Símbolos Fundamentales..., "La salida de la caverna cósmica"; así como algunos capítulos de El esoterismo de Dante.

Entre los altos grados que como dice Guénon tienen un lazo directo con la Masonería de oficio él estuvo particularmente interesado en el de Royal Arch (o Arco Real), perteneciente al Rito inglés de Emulación.20 De este grado nos dice que "es como el nec plus ultra de la iniciación masónica... el único que debe ser tomado como estrictamente masónico propiamente hablando, y donde el origen operativo no ofrece ninguna duda: es, de cualquier forma, el complemento normal del grado de Maestro, con una perspectiva abierta sobre los 'grandes misterios'", es decir sobre lo supra-cósmico y lo metafísico. De aquí que, como menciona Guénon en La Gran Tríada (otra de sus obras en que se hacen numerosas referencias al simbolismo masónico, y también hermético-alquímico, en correspondencia con la cosmogonía extremo-oriental), en la Masonería anglosajona se haga una distinción entre lo que se denomina la "Square Masonry" (la Masonería de la Escuadra) y la "Arch Masonry" (la Masonería del Arco). La escuadra y el arco se relacionan evidentemente con las figuras geométricas del cuadrado y del círculo, y ambas son los símbolos respectivos de la Tierra y del Cielo, representados precisamente en la Masonería por la escuadra y el compás, sus dos emblemas tal vez más característicos.

La escuadra y el compás se refieren a los misterios de la cosmogonía, que son los misterios de la Tierra y del Cielo, y también del hombre como síntesis nacida de la unión entre ambos. Pero en el simbolismo masónico, la escuadra, que sirve para trazar figuras rectilíneas, y por tanto vinculadas a lo terrestre, está puesta en relación con los tres primeros grados (los que conforman la "Square Masonry"), mientras que el compás, que sirve a su vez para trazar las figuras circulares, y por consiguiente vinculadas a lo celeste, está más bien en relación con la Masonería del Arco, y en los grados de otros Ritos masónicos de alguna manera semejantes a ella. La escuadra está directamente ligada con la construcción y la obra de la cosmogonía, en la que también intervienen la perpendicular (o plomada) y el nivel. Esta es la razón de que el distintivo del Venerable de una Logia (llamado en los antiguos rituales el "Maestro de la Logia", porque él es el representante de dicho grado tanto en una Logia que trabaja en grado de aprendiz como de compañero) sea una escuadra, que es la unión precisamente de la perpendicular y el nivel, esto es de la vertical y la horizontal, cuya interacción generan permanentemente la vida universal. Sin embargo el compás está más bien vinculado con el "acabamiento" y "perfección" de dicha obra, perfección que desde luego ya está implícita en el grado de maestro, pero que adquiere su desarrollo completo en el grado complementario de Royal Arch. En este sentido, y como dice Guénon, "si el grado de Maestro fuera más explícito, y también si todos aquellos que son admitidos estuvieran verdaderamente cualificados, es en su interior mismo que estos desarrollos deberían encontrar su lugar, sin que sean necesarios otros grados nominalmente distintos de aquel". Que esos otros grados sean necesarios hoy en día para cumplimentar toda la enseñanza iniciática contenida en el grado de maestro, en nada disminuye el significado simbólico de lo que este grado en el fondo representa, que es, como antes hemos dicho, la restauración del estado primordial, o del "hombre verdadero" como se dice en el Taoísmo, el cual no es sino el reflejo del "hombre transcendente", esto es, del propio Gran Arquitecto del Universo. Tengamos en cuenta que la restauración de ese estado es al mismo tiempo la recuperación de la "Palabra perdida", que es el fin que persigue todo el trabajo masónico, y que esa recuperación no es otra cosa que restablecer la comunicación con el "Centro Supremo" o la Tradición primordial, "porque esta Tradición no es sino una con el conocimiento mismo que está implicado en la posesión de este estado".21 Tal vez todo esto lo veamos con mayor claridad si lo trasladamos al simbolismo constructivo, que es el modelo del que la iniciación masónica extrae lo esencial de su enseñanza. Y para hacerlo nada mejor que acudir a aquellos artículos de Los Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada que han sido reunidos bajo el título general de "Simbolismo constructivo", y de esos artículos concretamente los que llevan por título "El simbolismo de la cúpula" y "La piedra angular", puesto que en ellos se señalan ciertos aspectos simbólicos del ritual de Royal Arch.

En efecto, es llegado al grado de maestro, que en el simbolismo constructivo se corresponde con la piedra fundamental situada en el centro mismo del plano cuadrangular del templo (cuadrángulo que simboliza a la Tierra), que se produce el pasaje de la "escuadra al compás", o del "cuadrado al círculo", esto es, de la Tierra al Cielo, el cual está representado por la cúpula semiesférica,22 situada lógicamente en la parte superior del edificio, en cuya sumidad se encuentra la "clave de bóveda", sobre la que se dispone la piedra angular. Esta, debido a su forma, no halla su ubicación en el templo hasta que finaliza la construcción misma, a la que la piedra angular literalmente "corona" al situarse en su ápice o punto más alto, es decir, en su Cenit. La piedra angular es, como dice Guénon, el símbolo de la Unidad metafísica, de la que toda la construcción depende y de la que no es sino un reflejo, como lo es la propia manifestación universal del Principio in-manifestado. De esa clave de bóveda parte un eje o pilar invisible hacia el centro mismo del templo, donde se encuentra la piedra fundamental (que corresponde al altar en la simbólica cristiana), la cual aparece, en efecto, como el reflejo de la piedra cimera, proyectándose a su vez en las cuatro piedras situadas en cada uno de los ángulos de la base, las que "sostienen" y sobre las que se apoya toda la construcción. Esta se levanta toda entera alrededor de ese eje, que es verdaderamente el símbolo del Eje del Mundo, y es él el que posibilita que una vez llegado al centro o altar se produzca ese pasaje o "exaltación" (así se llama exactamente la ceremonia de admisión al grado de Royal Arch) que conduce hasta la clave de bóveda, que como su propio nombre indica es una "clave" o "llave" que abre la "puerta estrecha" por donde se produce la salida definitiva de la construcción cósmica, hacia los estados supra-individuales y metafísicos, y con ellos a la Identidad Suprema y a la Liberación, objetivo, si así pudiera decirse, de todo el proceso iniciático.



NOTAS
1 Es el Sanâtana Dharma de la tradición hindú, equivalente al "Evangelio Eterno". A éste podrían aplicarse las palabras de Cristo: "Los cielos y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán jamás".
2 Aperçus sur L'Initiation, cap. XXIX, "Operativo y especulativo".
3 Ibid. Guénon suministra también otros datos que contribuyen sin duda a entender las razones del nacimiento de la Masonería especulativa, como el hecho de que los miembros (Anderson a la cabeza) que integraban las cuatro logias inglesas que en 1717 fundaron la Gran Logia de Inglaterra, no habían "recibido la totalidad de los grados 'operativos', lo que explica la existencia, al comienzo de la Masonería 'moderna', de ciertas lagunas que fue necesario cubrir seguidamente, lo que no pudo hacerse más que por la intervención de los supervivientes de la Masonería 'antigua', mucho más numerosos todavía en el siglo XVIII de lo que creen generalmente los historiadores". En otro lugar ("Heredom", en Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage t. II) Guénon señala que esos masones sólo habían alcanzado el grado de compañero, con lo cual estaban privados de un conocimiento pleno de la iniciación masónica, únicamente otorgado mediante el acceso al grado de maestro. Les faltaban, por consiguiente, la legitimidad necesaria para adaptar los rituales masónicos a las nuevas condiciones cíclicas que se estaban produciendo en aquella época, adaptación que sólo era posible realizar partiendo del respeto a los antiguos usos y costumbres, no de su olvido, o en cualquier caso de su manipulación, en beneficio de una concepción de la Masonería más moral y comprometida con los acontecimientos exteriores del mundo profano que verdaderamente iniciática y tradicional. Guénon hace asimismo notar cómo Anderson destruyó sistemáticamente todos cuantos documentos de la antigua Masonería cayeron en sus manos, especialmente aquellos en que se evidenciaba la filiación masónica al esoterismo hermético-cristiano, en el que era sumamente importante el simbolismo de la Santa Trinidad, lo que evidentemente no cuadraba en la mentalidad de un pastor protestante como era Anderson (ver a este respecto "A propósito de los signos corporativos", ibid.). Por ello mismo, las "lagunas" de que habla Guénon se dieron sobre todo en los grados superiores de la Masonería operativa, incluido el grado de maestro, que naturalmente, estaba ausente entre los que fundaron la Gran Logia de Inglaterra. Y fueron esos grados los que debieron restituir, en la medida de lo posible, los "supervivientes" que permanecieron fieles a su herencia tradicional.
4 Tradición y transmisión proceden ambas del latín tradere, por lo que equivalen exactamente a lo mismo.
5 En la Masonería, por su propia constitución heredada de una tradición artesanal y de oficio, el trabajo colectivo desempeña un papel fundamental como soporte para la realización del Conocimiento. En este sentido, y para saber lo que Guénon pensaba al respecto recomendamos el estudio de los capítulos X y XXIII de Initiation et Réalisation Spirituelle, llamados respectivamente "Sobre la 'glorificación del trabajo' " y "Trabajo iniciático colectivo y 'presencia' espiritual" (este último ha sido traducido en el nº 7 de SYMBOLOS ). En ellos se dan todas las indicaciones pertinentes sobre la verdadera naturaleza de la influencia espiritual que inspira y guía el trabajo colectivo tal cual se practica, o debería practicarse, en la Masonería.
6 Aperçus..., cap. XVII.
7 "Los ritos iniciáticos" y "El rito y el símbolo", Ibid.
8 Esta es una de las razones por las que la asistencia periódica a la Logia es uno de los principales deberes de un masón.
9 Ver "Maçons et charpentiers", en Etudes sur la Franc-Maçonnerie et le Compagnonnage II. En el mismo volumen, en el artículo "A propos du Grand Architecte de L'Univers", Guénon también asimila al Gran Arquitecto con el Adam Kadmon de la Cábala y el Hombre Universal del sufismo islámico. También es muy significativo lo que dice acerca del hierograma del Gran Arquitecto (formado por el Tetragrama Iod, He, Vau, He, el nombre inefable de Dios) y el de Allah, constituido por otro Tetragrama "cuya composición jeroglífica designa netamente el Principio de la Construcción Universal", añadiendo en nota "que las cuatro letras que forman en árabe el nombre de Allah equivalen respectivamente a la regla, a la escuadra, al compás y al círculo, éste último siendo sustituido por el triángulo en la Masonería de simbolismo exclusivamente rectilíneo".
10 "En tu luz vemos la luz", Salmos, 36, 10.
11 Aperçus... cap. XLVI, "Sobre dos divisas iniciáticas".
12 El ritual de apertura de la Logia se complementa con el ritual de clausura o cierre de la misma. Esto se simboliza con el "apagado de las luces", que se concentran así en el punto primordial de donde manaron. Este doble movimiento de expansión (apertura) y concentración (clausura), es análogo al espir y aspir, creación y disolución generadas por el ritmo (rito) universal.
13 El Rey del Mundo, cap. III.
14 En la Masonería operativa la geometría era la "quinta" ciencia, pues ella ocupa el quinto lugar en la enumeración de las siete artes liberales. Ver a este respecto "La letra G y el Svástica", en Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada.
15 Número, peso y medida se corresponden con los pilares masónicos de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza.
16 Sobre la teoría hindú de los tres gunas (tamas, rajas y sattwa) remitimos al cap. V de El simbolismo de la Cruz. También el cap. VIII de La Rueda, una imagen simbólica del cosmos, de Federico González.
17 En esta obra Guénon recoge algunas enseñanzas del esoterismo islámico y de la tradición hindú relativas a la metafísica de la geometría que pudieran ser de gran utilidad para la investigación en profundidad del simbolismo masónico.
18 Una de las figuras más representativas de la estructura simbólica de los tres grados iniciáticos, de la Masonería o de cualquier otra tradición, es la del "triple recinto druídico", al que Guénon dedica un estudio en el cap. X de Los Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada. Allí se dice que "el sentido de las cuatro rectas dispuestas en forma de cruz que vinculan entre sí los tres recintos se hace inmediatamente bien claro: son por cierto canales, por medio de los cuales la enseñanza de la doctrina tradicional se comunica de arriba abajo, a partir del grado supremo que es su depositario, y se reparte jerárquicamente a los demás grados". Está claro que esos tres recintos se corresponden perfectamente, de ad intra a ad extra, con las tres Cámaras masónicas de maestro, compañero y aprendiz, respectivamente.
19 Sobre todo esto consultar la obra de Denys Roman René Guénon et les destins de la Franc-Maçonnerie, Ed. Les Editions de L'Oeuvre. También, y en lo que se refiere al simbolismo masónico en general, consultar las obras Simbolismo Masónico y Tradición Cristiana, de Jean Tourniac (Ed. Dervy-Livres), Los Números en la Tradición Pitagórico-Masónica, de Arturo Reghini (Ed. Arché, Milano). En la actualidad, y en contraste con la época de Guénon, existen numerosos autores que abordan el simbolismo masónico desde una perspectiva tradicional, y pensamos que ello es debido, en gran parte, a la influencia de la obra guenoniana.
20 Este grado es quizás el que ha conservado con más pureza la herencia del esoterismo judeo-cristiano en la Masonería. Su nombre completo es "Santo y Real Arco de Jerusalén", y su simbolismo gira en torno precisamente al Templo de Jerusalén o de Salomón, que aunque está presente en todos los grados masónicos, es en este, y el equivalente a él en los altos grados de otros Ritos, donde se revela su significación profunda. Así lo atestiguan los símbolos distintivos de este grado, en los que aparece un círculo, dentro del cual se inscribe un triángulo, en cuyo interior aparece la "Triple Tau" (en alusión a los tres templos, que en realidad son uno solo: el de Salomón, el reconstruido por Zorobabel y aquel "que no es hecho por manos de hombre", es decir Cristo mismo), pero dispuesta de tal manera que aparecen las iniciales de Templum Hierosolimitano, el Templo de Salomón.
21 "Palabra perdida y nombres substituidos". De ahí que una Logia que trabaja en grado de maestro se denomine precisamente la "Cámara del Medio", pues ella es como una imagen del Centro o Corazón del Mundo.
22 El templo cristiano tiene normalmente la forma de una cruz latina, realizada por las seis caras de un cubo rebatidas sobre el plano de la base. Guénon dice en "El simbolismo de la cúpula", que este punto está expresamente indicado en el simbolismo del Royal Arch, y añade que "la cara de la base, que naturalmente permanece en su posición primitiva, corresponde entonces a la parte central por encima de la cual se eleva la cúpula".

miércoles, 3 de julio de 2013

R:.L:.S:. St. John N.2 Valle de New York


GRAN LOGIA HISPANA DE NORTEAMERICA

EL SABADO 9 DE JUNIO 2013 EN EL VALLE DE NEW YORK. ( QUEENS) SE INICIARON EN LA LOGIA ST. JOHN N.2
LOS HH:. APRENDIZ:. ALEJANDRO PISFIL Y EL HH:.APRENDIZ:. ORLANDO FORTUNATO DE LA CRUZ TOMANGUILLA
El V:.M;. VICTOR SALAZAR . FELICITO A LOS NUEVO HH:.  EL INGERSO A LA FRATERNIDAD MASONICA.


 
MASONES DE LA LENGUA ESPAÑOLA NEW YORK.
victorsalazar144@yahoo.com