sábado, 7 de noviembre de 2009

MASONES DE LA LENGUA ESPAÑOLA NEW YORK


CARTA DE UN MASÓN

Hijo mío: Cuando ya no me cuentes -como todavía lo haces- tus travesuras y tus detalles personales;
cuando ya no te de miedo la oscuridad y abras, por fin las páginas de esos libros desconocidos que hoy apenas miras, tal vez mal acomodados, en nuestra modesta biblioteca; cuando seas

mayor, acércate a esos señores que ahora te parecen extraños y un tanto misteriosos, y que, si no te infundan desagrado, quizá te merecen solo cierta indiferencia.
Busca esas personas que a menudo, o me llaman o me visitan, y con quienes comparto unas horas, cada semana, cuando me ves llegar un poco más tarde a casa. Sí busca a esos hombres a quienes la sociedad identifica como "los masones" y que yo llamo, orgullosamente: "mis hermanos".
Tanto los has visto y escuchado, que seguramente ya los conoces a todos. La mayoría son jóvenes; algunos, hombres ya maduros; y otros mas, lucen sus testas coronadas por el blanco de las canas, como algunas montañas muestran sus cimas, cubiertas por el blanco de las nieves.
Pero todos me permitieron beber en la fuente de su sabiduría. Todos por igual me abrieron en su pecho como se abre un cesto para recibir las confidencias, los goces, las penas, los proyectos y las ilusiones del amigo mejor.
Sí, acércate a ellos no importa cuan largo sea el camino que tengas que recorrer, ni cuantos los obstáculos que hayas de vencer. Decídete a buscarlos y el Supremo Hacedor te mostrará el sendero.
Y cuando conozcas que hacen, como piensan y que pretenden (siempre que tu espíritu quede satisfecho y halladas todas tus inquietudes) Únete a ellos y síguelos. Pero si, después de analizar sus principios continúan sin respuesta todas tus dudas, entonces hijo mío, sepárate de su camino con decencia de hombre bien nacido.
Si para entonces aún vivo, aplaudiré tu decisión cualquiera que haya sido. La aceptaré, porque habrás estudiado antes de definir y porque analizaste para poder escoger, es decir, que habrás decidido por ti mismo, después de razonar.
Y si ya no vivo, hijo mío, pediré al Gran Arquitecto del Universo que adorne tu vida con los atributos que siempre busque para ti y que masón o no, el mundo te reconozca como hombre honesto, virtuoso, justo, respetuoso, opuesto a todo género de opresión y con un profundo amor por la humanidad.
Anónimo

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La edad del Aprendiz
José Abelardo Rojas Quiroz.

Los grados, dentro del sistema de enseñanzas masónicas, se manifiestan y se reconocen también por medio de las edades simbólicas respectivas y se aplican por medio de las preguntas y respuestas de rigor, necesarias para lograr la identificación de los hermanos que ostentan el grado que les corresponde; lo que puede interpretarse como uno de los actos que debe ejecutar el masón, para retener a cualquier persona que se presente con la pretensión de pertenecer a nuestra orden o en su caso, tenga que darse a reconocer como tal, cuando es de suma necesidad, el que manifieste en forma satisfactoria, su jerarquía masónica y el oriente al que pertenece.
En cuanto a la edad masónica, por lo que respecta a todos los ritos, a excepción del yorkino, en todos se han establecido las edades simbólicas o místicas para quienes adquieren sus diferentes grados, la del aprendiz simboliza a la Unión, a la Paz y a la Concordia en relación a los dogmas fundamentales que nos marca el triángulo representativo de la moral, de la armonía y de la fraternidad entre masones.
En consecuencia resulta que para establecer y explicar el emblema de la reproducción de la especie humana, necesitamos saber interpretar a la edad del aprendiz masón como un agente que se manifiesta por medio de sus tres unidades, puesto que la primera representa al hombre aislado, la segunda, como a la mujer unida al hombre y la tercera nos proporciona el resultado de dicha unión o sea el producto que necesariamente nos demuestra a la propagación sana, fuerte y pura de todas las razas que habitan la superficie del globo terrestre y en consecuencia, de esta manera, se viene explicando la existencia de las diferentes edades dentro de todos los grados de la masonería azul, cuya demostración emblemática, se encuentra representada por la unión entre Isis y Osiris, cuyo producto es Horus o sea. La Luna como la madre de la naturaleza y el Sol como el padre de lo creado y a la tierra como el foco de reproducción de todos los seres y de las cosas animadas e inanimadas que actualmente existen y se conocen.
Ahora bien, la interpretación de la edad simbólica, es muy profunda en sus explicaciones, puesto que nos señala y defina, muy elevados principios de moral y de virtudes cívicas, tomando en cuenta que, en primer termino, representa al número de años que en la antigüedad se exigía a los postulantes, como el plazo necesario para demostrar su sumisión a las pruebas morales, físicas e intelectuales, por que pasaban todos los profanos, con el fin de hacerse dignos de las consideraciones y de la confianza indispensable, antes de ser iniciados dentro de los misterios masónicos, lo que dió lugar a que, posteriormente, la edad simbólica se consideraran también, como el número de años en que Pitágoras mantenía en constante observación y silencio a sus aspirantes a discípulos, antes de ser admitidos e iniciados dentro de los estudios de las ciencias místicas y cabalísticas; además, refiriéndonos al simbolismo material, la edad nos indica el plazo durante el cual, el aprendiz debe a dedicarse a desbastar las asperezas de la piedra en bruto, para el fin de darle forma geométrica, lo que se interpreta en el sentido moral, como al tiempo que se concede al neófito, para deshacerse de su envoltura material, venciendo sus malas inclinaciones, modele su espíritu, domine sus pasiones y renazca a la verdadera virtud, circunstancias que le hacen comprender, que debe también perfeccionar sus costumbres, fortalecer su talento y mejorar sus condiciones de vida, lo que solamente puede alcanzar por medio de la educación científica, moral y filosófica, lo cual únicamente puede conseguir, haciendo uso de su voluntad y de su dedicación al estudio.
Pero aún nos queda por conocer otra interpretación, que se atribuye a la edad del aprendiz, y se refiere a la que pudiéramos llamar propiamente, mística u oculta puesto que se refiere al factor espiritual, dentro de la naturaleza de los seres animados, razón por la cual nos vemos obligados a recurrir a las enseñanzas esotéricas, puesto que nos conducen hacia la meta del conocimiento de la varadera existencia del ser supremo, cuyas manifestaciones reales, se denuncian por medio de los tres atributos que le dan la vida al hombre; o sean, la materia, el espíritu y el alma, como causas que definen y demuestran la existencia del átomo que se desprende de la gran unidad natural, al a que nosotros le llamamos el Gran Arquitecto del Universo.
La edad del aprendiz masón, en relación con las enseñanzas esotéricas, morales y materiales; respecto a su influencia ritualística y dogmática, tomando en cuenta a las tres partes materiales del mundo objetivo, mismas que se encuentran comprendidas dentro del edificio natural de la logia, representando nada menos por el logos o el verbo, lo que indica claramente, que representa al lugar en que principia y termina la vida de todos los seres y de las cosas; es decir, que ahí es donde cumplen sus tres periodos de duración o sean el del nacimiento, el de la vida y el de la muerte.
José Abelardo Rojas Quiroz.

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