miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL CAMINO MEDIO


EL CAMINO MEDIO
Radha Burnier,
The Theosophist’

uando hay manifestación, hay desarmonía. Esta es la situación casi todo el tiempo entre la gente, entre una persona y las circunstancias en las cuales se encuentra, etc. Pero armonía es uno de los deberes que tenemos que aprender para vivir rectamente. Esto significa que no lleguemos a ningún juicio rígido y rápido, algo que debemos practicar y comprender. Normalmente llegamos a un juicio en relación con varias cosas, pero debemos aprender a no llegar a una conclusión definitiva. Podemos tener una cierta opinión, pero al mismo tiempo darnos cuenta de que esa opinión puede estar equivocada, o en muchos casos muy limitada, y por consiguiente es sólo de valor temporal. Cada uno puede encontrar por sí mismo si su juicio es correcto o no, si es para ser considerado más ligeramente, o puesto de lado.

La Voz del Silencio dice: ‘Habiendo llegado a ser indiferente a los objetos de percepción, el discípulo debe buscar al Rey de los sentidos, el productor de pensamientos; el que despierta la ilusión.’ Lo que nos sucede en este nivel inferior de manifestación, el nivel físico, es que no nos damos cuenta de que nuestra visión de las cosas puede ser recta sólo hasta cierto punto; uno puede decir ‘no’ a algo o parcialmente ‘no’ a algo, y ‘si’ a algo más, pero tal visión puede estar equivocada. ¿Podemos mantener la mente en un estado en el cual no mantengamos esa visión como el juicio final? Hacemos inflexibles las experiencias por las que pasamos agarrándonos rápidamente a ellas, y sintiendo que esto es correcto. Actuar de acuerdo con lo que es correcto, o parece correcto en el momento, pero no agarrarse muy rígidamente, es difícil.

Pensemos acerca de esto un poco más. Es difícil actuar sin un motivo debido al sentido del ‘yo’. Pero, si no hay ‘yo’, o si el ‘yo’ no es fuerte, el motivo llega a ser menos fuerte. Así podemos hacer lo que pensamos que es correcto, pero pensamos que es una respuesta final. Esto es lo mismo que preguntar: ¿Estamos libres de atracciones y repulsiones, o gustos y antipatías? Hay algunas personas cuyas acciones parecen malas, y nos desagradan; pensamos que no están bien intencionadas, ¡pero quiénes somos para juzgar! Necesitamos no atribuir las acciones a la persona en cuestión, sino ver esto de manera diferente. Ésta es una de las lecciones que aprendemos del Nuevo Testamento. Jesucristo consideraba incluso a los más depravados, aquellos que no sabían cómo obrar, como sus amigos. Esa actitud es algo que tenemos que cultivar.

¿Podemos tener esa actitud de benevolencia por quienquiera que la necesite? El sentimiento de compasión, de cuidado, de deseo de ayudar a una persona: estas cosas marcan a la persona que está libre de motivación, de atracción y repulsión. Ella sabe que hay un elemento de lo divino en todas partes. Los objetos existen, los sentidos están activos, la mente percibe, pero sin movimiento, sin desplazarse o moverse a cualquier parte; todo esto es parte del yoga.

El yoga no indica que uno tiene que llegar a ser indiferente a los objetos. Ellos continúan existiendo, los sentidos están activos, la mente percibe, pero ella está inmóvil. Desplazarse sin movimiento es una parte importante del aprendizaje, porque el movimiento viene del yo. Ustedes mismos pueden ponerse en el lugar de cualquiera sin moverse de un lugar a otro. Tal vez necesitamos meditar sobre esto, y aprender a conocer la naturaleza del movimiento. El camino medio conduce a un orden superior que hace posible vivir de manera diferente. También se le ha llamado el sendero del filo de la navaja, porque el filo es agudo hasta que aprendemos a transitarlo; entonces se hace fácil.

En las escrituras Cristianas se dice ‘estrecha es la puerta, y angosto el camino’. Ese es el camino que tenemos que recorrer. Parece difícil cuando es visto por la personalidad, pero la austeridad llega por sí misma cuando uno comienza a hollar el sendero. Llega naturalmente, no como algo que fue aprendido y practicado. Muchos de nosotros sufrimos de autoindulgencia; vemos algo muy atractivo y sentimos que tenemos que adquirirlo. ¿Podemos vivir una vida en la cual no hay ni austeridad ni autoindulgencia? Nos gusta comer algo o nos gusta tenerlo cuando no es bueno para nosotros. Indudablemente tenemos que poner atención al cuerpo para mantenerlo limpio y útil, pero cuando le ponemos demasiada atención, como mucha gente lo hace, eso no es bueno. Es observando que llegamos al estado de equilibrio. La memoria puede hacer una cantidad de daño a los seres humanos. ¿Puede la mente permanecer imperturbable? Ver que la mente trabaje sólo cuando sea necesario, es llegar a ser consciente y saber. En una carta, el Maestro escribió a Sinnett: ‘Recuerde que la expectación ansiosa no es solamente seria, sino peligrosa. Cada movimiento y latido del corazón despierta las pasiones. Los afectos no son para ser complacidos por aquel que busca comprender.’

Algunas veces la gente dice: quiero alcanzar tal y cual estado en la vida espiritual, pero desear no tiene nada que ver con eso. Es mejor no desear muy apasionadamente, muy intensamente los objetos que deseamos alcanzar. El deseo mismo puede impedir la posibilidad de alcanzarlos. Consideremos por nosotros mismos qué es el camino medio, no desde un punto de vista sectario o Budista, sino claramente de acuerdo con nuestro juicio presente. Una de las cosas que hace esto difícil es la presión que es puesta sobre nosotros por la sociedad, por nuestras familias y nuestros amigos. Ellos sienten que nosotros debemos comportarnos del mismo modo que ellos lo hacen. ¿Podemos permanecer internamente libres, no atados a una religión o a las circunstancias sociales en las cuales nos encontramos? ◙

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