sábado, 13 de noviembre de 2010
La palabra perdida
Laicismo es la palabra perdida, el continente que ha perdido su contenido original y auténtico –positivo-, que ha sido arteramente suplantado por otro, venido de allende sus fronteras y de connotación negativa.
Acaso el mejor exponente de congelación del pensamiento y, por consiguiente, de fanatismo, sea la azarosa existencia de la voz laicismo, porque cuando se le arrebata a una palabra su semántica, dicha palabra ya significa algo totalmente opuesto a su significado prístino. Será, desde ese momento, una simple cáscara que cualquiera puede rellenar como guste. Es lo que han hecho repetidas estrategias clericales con la técnica Goebbels: vaciaron de su contenido positivo la palabra y la rellenaron con ateísmo, agnosticismo, anticlericalismo,… que no es que sean negativos sino que no se incluyen en el auténtico significado de laicismo.
Así laicismo, que no es sino una doctrina que preconiza la independencia y libertad de individuos y Estados respecto de cualquier instancia religiosa o confesional, en el lamentablemente disléxico imaginario colectivo es entendido como agresividad contra religión y religiones, anticlericalismo furibundo. Y no es así. Esto es mentira.
A la realidad semántica contenida en la voz laicismo se la ataca desde dos frentes: el clericalismo y su hijo el anticlericalismo.
Así, se le quiere sustituir por el galicanismo-catalanismo “laicidad” que, además de no existir en el DRAE, se viene esgrimiendo, desde el pensamiento único –congelado- clerical como secularismo y anticlericalismo furioso. Véase, si no, la jugada magistral de las intervenciones del papa en su reciente visita a España, refiriéndose al laicismo, impropiamente, como secularismo y antclericalismo.
Del otro lado, desde el anticlerical, también se ataca al laicismo, puesto que se le quiere dotar –de manera absolutamente ignorante e indocumentada- de una carga explosiva anticlerical que para nada lo caracteriza. Puesto que laicismo es independencia, quiere independencia para la sociedad general y para los segmentos sectoriales que son las diferentes religiones organizadas.
El laicismo no busca la confrontación, sino que posibilita la convivencia, realidad perdida mientras no sea encontrada la palabra perdida.
Por Than - Publicado en: Laicismo - Comunidad: Masonería regular adogmática
Filosofía de la Masonería
Siendo Aprendiz, mi Segundo Vigilante me recomendó vivamente que leyera Filosofía de la Masonería. Cartas a Constant, de Fichte. Le estoy profundamente reconocido por su indicación: Cartas a Constant se convirtió para mí en libro de cabecera y mochila. Para quien recorre los peldaños del método masónico, es un libro imprescindible.
Fichte fue masón, dejó de serlo, lo fue siempre por su actitud ante la vida… Personalmente, su legado más apreciado es la carta sexta, de la que reproduzco parte en este post:
"Esta es la imagen del hombre maduro y formado, tal como yo lo concibo:
Cabeza completamente clara y libre de prejuicios de toda índole. Se erige en señor del reino de los conceptos y el horizonte de la verdad humana se extiende ante sus ojos tan lejos como es posible. Pero la verdad es para él sólo una, un todo único e indivisible; no prefiere uno de sus aspectos a otro. Incluso la misma formación del espíritu es, según él, sólo una parte de la formación entera, y así como no se le ocurre darla por concluida verdaderamente con ella, tanto menos se le ocurrirá prescindir de ella. Ve muy bien, y no se recata en admitirlo, que muchos otros le van en esto a la zaga; pero no le inquieta, porque sabe cuánto depende aquí también de la fortuna. No impone a nadie su luz, y menos aún el mero brillo de su luz; si bien está siempre dispuesto a dar a cualquiera que lo desee tanta como pueda sobrellevar, y a dársela en la forma que le sea más grata. Sin embargo, también se muestra contento, aunque nadie haya menester de su luz. Es de una rectitud extrema, escrupuloso, severo consigo mismo en su intimidad, sin hacer públicamente el más mínimo alarde de su virtud, ni imponer a los otros su punto de vista, bien mediante reiteradas aseveraciones acerca de su propia honorabilidad, bien mediante conspicuos sacrificios y afectación de una alta seriedad. Su virtud es tan falta de artificio y, me atrevería a decir, tan púdica como su sabiduría. El sentimiento dominante en él frente a las debilidades ajenas es de benévola compasión, en absoluto de una airada indignación. Vive ya aquí abajo en la fe en un mundo mejor, y sólo esta fe, a sus ojos, confiere valor, sentido y belleza a su vida sobre la tierra; pero él no impone esta fe a nadie, sino que la lleva dentro de sí como un tesoro escondido.
Esta es la imagen del hombre completo, el ideal del masón".
Lamentablemente, no quedan muchos ejemplares de esta joya filosófica y literaria en castellano. Alguien tendría que plantearse reeditarla. La parte que cito en el post corresponde a la edición de Ed. Istmo, Madrid, 1997. Tamaño óptimo, pero difícil de abrir, por la particular calidad de su encuadernación.
Nota: gracias al Hermano Pravda, coloco en la zona "Enlaces" el link que permite leer este libro. También, para leerlo, clic aquí.
Por Than - Publicado en: Francmasonería - Comunidad: Masonería regular adogmática
Filosofía de la masonería: Cartas a Constant Escrito por Johann Gottlieb Fichte
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