sábado, 29 de octubre de 2011


Akhenatón El Visionario Egipcio Autor: R:.H:. Carlos Napoleón del Carpio Palacios


Akhenatón
El Visionario Egipcio



Autor: R:.H:. Carlos Napoleón del Carpio Palacios

Según la historia, el faraón Amenhotep IV, que nació alrededor del año 1394 a. de C., se convirtió en faraón a la temprana edad de dieciséis años. En el libro titulado “El Faraón Akhenatón” da a conocer la fe que animaba a este faraón y sobre todo la profundidad de su comprensión con Dios. Fue inspirado por una convicción monoteísta es decir, la creencia en un único Dios al que llamó Atón De esta forma y bajo este pensamiento, se reveló contra la clerecía prevaleciente y el culto al Dios Amón.  Posteriormente, Amenhotep cambió su nombre por el de Akhenatón, que significa “vivir en la verdad”; estableció una ciudad nueva consagrada al Dios único, ciudad que hizo construir en Tell-El-Amarna, región desértica de Egipto Medio. A esta ciudad la llamó “Akhetatón”, que literalmente significa la “ciudad del horizonte del disco”, pero también en su sentido más esotérico, el “santuario de Atón”. En la actualidad, solamente quedan algunas ruinas de Akhetatón, porque la ciudad fue completamente destruida bajo el reinado de Ramsés I.  Sin embargo, sabemos que fue una gran belleza a nivel arquitectónico y artístico, mezclando armoniosamente las construcciones de piedra y los arriates de flores.  Al centro de la ciudad se encontraba un templo de grandes dimensiones.  Las tradiciones manifiestan que el templo tenía forma de una cruz, prefigurando el esquema de las futuras catedrales.  En ese templo no solamente se desarrollaban los rituales consagrados de veneración de Atón, sino también las ceremonias específicas de la Orden.  Bajo los impulsos de Akhenatón, Akhetatón, se convirtió finalmente en el centro de la Gran Fraternidad Blanca de Egipto y reagrupó a los más grandes iniciados de la época, entre los cuales a sabios que habían llegado de otros países, convirtiéndolo en centro de intensa actividad cultural y espiritual.

En lo que concierne a los Salmos espirituales que dejo a la humanidad y probablemente en los Manuscritos de Qumram escritos por los Esenios; ya que ellos fueron una continuidad de la Escuela de los Misterios que Akhenatón fundo por esos años; en la Biblia encontramos un Salmo, casi idéntico a uno suyo (es importante recordar que parte del evangelio y otros pasajes del V:.De La L:. S:. se han encontrado en los Manuscritos de Qumram):

“Cuan diversas son tus obras.
Se esconden de nosotros.
Oh tu único Dios cuyo poder
Ningún otro posee”.

La Escuela de los Misterios de Akhenatón, era una de las más ilustradas.  Él enseño que un poder divino universal, era el único Dios, la fuerza creadora de éste único Dios universal, fluye hacia la Tierra desde el Sol. El disco solar, rodeado de la cobra real (la uraeus) o con la prolongación de brazos que terminaban en manos, con el fin de simbolizar los hechos que Dios impregna y vivifica todo lo que existe en la Tierra. Atón, no era un Dios para Akhenatón, sino que era un símbolo del único Dios.

La Obra de Akhenatón

Las observaciones precedentes conducen a examinar el papel que jugó Akhenatón en la Orden fundada por Tutmosis III, la Orden reagrupaba a todas las Escuelas de Misterios de Egipto.  Sin embargo las enseñanzas que impartían en cada una de las Escuelas de los Misterios, eran diferentes, ya que dependía de los maestros que las dirigían. Akhenatón se dedicó precisamente a uniformizarlas, para que todos tuvieran acceso al mismo Conocimiento y recibieran la misma formación iniciática.  Paralelamente, hizo varios rituales, principalmente para abrir y cerrar los trabajos, llevados a cabo durante las reuniones.

Independientemente de la obra que realizó como Gran Maestro de la Orden, Akhenatón fue el origen de una gran revolución artística, muchas de las estatuas construidas durante su reinado, tenían un aspecto exageradamente disforme.  El mismo se hizo representar así, lo que dio pie a que algunos egiptólogos dijeran que estaba enfermo, histérico, etc.   Su propósito era expresar el hecho que las apariencias poco importan y que todo ser humano posee en sí mismo una parte de feminidad y una de masculinidad. Akhenatón fue un ser excepcionalmente inteligente y mostro tener una mente iluminada, en el sentido más místico del término.   Por otra parte, cada vez más historiadores ponen en tela de juicio el calificativo de “hereje” que algunos le atribuyeron y ven en él un gran precursor, lo que efectivamente fue a pesar de su juventud.

Cuando Akhenatón abandonó Tebas para establecerse en Akhetatón, los sacerdotes de Amón empezaron a oponerse a él públicamente y a hacerlo pasar como un usurpador a los ojos del pueblo.  ¿Por qué? Por que la nueva religión que deseaba establecer disminuía considerablemente su poder, en el sentido que relegaba a un segundo plano a todas las demás divinidades y daba a cada individuo la posibilidad de venerar sólo al Dios único.  A hora bien, los sacerdotes representaban un poder importante, ya que eran numerosos y tenían una gran influencia.  En la época de Akhenatón, eran aproximadamente unos 80,000 en todo Egipto. Naturalmente, entre ellos había algunos que eran profundamente místicos y pertenecían también a la Orden, entre los cuales, estaba el Gran Sacerdote.  Pero la gran mayoría estaba mas interesada en el beneficio material que obtenían de su cargo que por la espiritualidad.

Akhetatón sabía perfectamente que la mayor parte de los sacerdotes iban a oponerse a él por todos los medios, pero estaba determinado a establecer en Egipto las bases del Monoteísmo, ya que ésa era su misión principal para la cual se había encarnado.  En última instancia, lo que más le importaba, no era convertir al pueblo egipcio a la creencia de un Dios único, por que dicha empresa era imposible realizarla en algunos años.  Más bien era implantar en el inconsciente colectivo la idea de tal creencia.  Cuando tuvo el sentimiento de haber tenido éxito en “sembrar la semilla”, tuvo la convicción de haber cumplido su deber al servicio de la humanidad.  A partir de ese momento se alejó totalmente de los asuntos terrestres y no tuvo otro deseo que el de conocer a Atón en toda su plenitud, hasta el punto que dedicó todo su tiempo a venerarlo.  La tradición refiere que el 24 de julio del año 1350 antes de la era cristiana, por la noche pidió a Dios que pusiera fin a su vida terrestre y que lo elevara hasta Él.  Su fervor fue tal que su deseo fue concedido y su alma paso a la Luz Mayor; explicándose de esta forma que su “Misión Cósmica” había terminado y que el momento había llegado para dejar el plano terrestre, e ingresar al plano espiritual continuando así su obra al servicio de la Divinidad; o reencarnar en otro país y continuar el servicio a la humanidad.

Moisés

La tradición refiere que Moisés fue contemporáneo de Akhenatón y formaba parte de los miembros más avanzados de la Orden.  De conformidad con lo que había sido decretado por la Gran Logia Blanca fue comisionado para guiar al pueblo hasta Israel e inculcarle la creencia en un Dios único, al cual dio el nombre de “Yahvé”.  Así, el judaísmo debe tanto a Akhenatón como a Moisés.

Ptah Hotep, era Gran Visir para un faraón en el siglo XXVII, a. de C. sus famosas máximas, que dejo como guía no solamente para su hijo sino para la humanidad, y probablemente una influencia para el Budismo e Islamismo, son la primera literatura concerniente a la buena conducta. He aquí algunos ejemplos:

“Permíteme que tu mente sea sagaz y tu palabra
Sabia”
“No seas soberbio por tu erudición”
“Aprende del ignorante tanto como del
Ilustrado”
“Es una virtud de tu corazón escuchar
con amabilidad”

Los antiguos babilonios, alrededor de los años 3200 a. de C. tenían conocimientos sobre cuatro planetas: Mercurio, Venus, Marte y Júpiter. Creían que estos planetas eran divinidades, que podían influir en la vida humana; a partir de esta creencia surgió la astrología, no obstante y según mis estudios sobre las humanidades, cuyos Ttra:. os hice llegar con mucha anterioridad, desde hace más de 25.000 años, las ciencias de la astrología y la astronomía ya existía desde tiempos inmemorables, pues los Atlantes ya la aplicaban, tan es así que estos conocimientos los plasmaron como parte del gran simbolismo en la Gran Pirámide. En esos tiempos los sacerdotes eran los astrólogos.  El imperio de los caldeos, subsiguió a los Babilonios.  Los caldeos hicieron un intenso estudio de los cielos, por primera vez, el ecuador fue dividido en 360 grados y se levanto como el zodiaco el plano de un grupo de doce estrellas.  Sus observaciones fueron tan precisas, que podían predecir un eclipse.  Los Caldeos establecieron y nos legaron la Ciencia de la Astronomía, todavía considerada como otra herencia de nuestros ancestros.

Aproximadamente en el año 2.000 a de C., gente navegante ocupó lo que ahora es el Líbano y Siria.  Esta gente, los fenicios, cambiaron las primeras escrituras a un sistema de escritura de veintidós signos alfabéticos.  A cada letra le dieron un nombre; la primera letra fue “OX” o “Alef.  Como comerciantes, los fenicios introdujeron en Grecia, el mundo occidental, su alfabeto, al utilizarlo en las anotaciones de sus cuentas de débitos.  Nuestro alfabeto es una adaptación de aquel.

Los antiguos Hebreos eran una tribu semítica del desierto.  Su Dios del desierto, era “Yahweh” (Jehovhah).  No pronunciaban las vocales originales de su nombre, ya que consideraban el nombre demasiado sagrado (como así lo es según nuestros estudios Masónicos) para pronunciarlo. En un principio Yahweh era un Dios del desierto que heredó Moisés para la religión Judaica, pero alrededor del año 750 a de C. Amós consideró a este Dios bajo una perspectiva distinta. Peregrinó predicando que Yahweh era un Dios paternal, tanto paternal como amable.  Se introdujo entonces una religión nueva y superior, de amabilidad fraternal.  El concepto de Dios, evolucionó en la consciencia humana.

En el siglo seis a de C. ocurrió una transición en Grecia. Había un desprendimiento gradual de la teogonía.  Los hombres empezaron a dudar acerca de si los dioses eran la única causa de los fenómenos físicos. Fueron en busca de un elemento primario, para explicar la unidad de toda la naturaleza.

Thales de Mileto, alrededor del año 587 a de C. fue el primer filósofo que declaró un elemento primario como la causa de todos los fenómenos naturales.  En otras palabras, dijo que el agua era la substancia última.  Esto parecía plausible para Thales de Mileto, ya que el agua tiene diversas formas: hielo, vapor, líquido.

Otros filósofos griegos en este mismo período pensaron, que tanto la tierra, el fuego o el aire, eran la substancia primaria.  Después aparecieron los filósofos a los que llamamos  los primeros atomistas.  Empédocles, un atomista, afirmaba que existen cuatro elementos primarios; aire, tierra, fuego y agua.  También decía, que dos opuestos causan una entremezcla de los elementos, dos fuerzas opuestas básicas, que llamó “odio” y “amor”.  Hoy en día las podemos llamar fuerzas negativa y positiva.

Con Anaxágoras, alrededor del siglo V a. de C., surgió una nueva explosión de sabiduría.  Decía que la Ley y el Orden persisten en la naturaleza.  Y que la ley y el orden son inteligencia.  Por lo tanto, existe una mente detrás de todo movimiento en el universo.  Esta fue la primera doctrina de la teología, es decir, una teoría de “Causa – Mente”, para explicar el orden en el universo, razón por la cual soy muy exigente en el orden que se le debe dar a nuestros Ttem:. ya que como microcosmos, representa al macrocosmos, todos nuestros sagrados símbolos, deben estar en el lugar que le corresponde (dependiendo del rito con que Tra:.); de igual forma los HH:. Deben estar perfectamente sentados, cuadrar el Tem:. Cuando es necesario y sobre todo conservando el orden cósmico.


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Bibliografía:
-     El

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