sábado, 20 de octubre de 2012


SIMBOLISMO DE LA ESPADA

M.·. M.·.VALERIA AGUILAR

Valle de Mar del Plata, Gran Oriente de Argentina



“…Esa cruz era, en realidad, una espada sostenida por el extremo de su hoja…” (Marcos Aguinis, La cruz invertida).



En todas las culturas, la espada simboliza el poder y la fuerza, e históricamente ha sido un instrumento reservado al guerrero, al caballero defensor de las fuerzas de la Luz. Como símbolo de poder es capaz de quitar la vida, pero también de proveer la energía regeneradora que destruye la ignorancia para establecer la paz y la justicia, de allí que se la asocie a un sentido espiritual y de purificación.



La espada -y sus equivalentes simbólicos, la lanza y la flecha- son armas representantes del eje del mundo, si las consideramos en un sentido profundo y, aunque no siempre los tengan, pueden ser tomadas de modo general, con doble filo o doble punta.



En la espada de doble filo, la dualidad está marcada en el mismo sentido del eje y refiere a los dos conjuntos de fuerzas inversas resultantes de la polarización que, habiéndose originado en una única esencia, el Principio, condiciona el mundo manifestado; idea también presente las dos serpientes enroscadas en torno al caduceo.



El eje es lugar donde las oposiciones se resuelven y concilian en el equilibrio perfecto. Su carácter esencial es la inmutabilidad; en torno de sí, se efectúa la revolución de todas las cosas y de la cual él no participa. Es el llamado “invariable medio” por la tradición extremo-oriental.



La dualidad se hace presente nuevamente, en la espada como símbolo del Verbo o de la Palabra de Dios, con su doble poder creador y destructor, según la tradición cristiana: “…y de su boca salía una espada aguda de dos filos. Y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza…” (Apocalipsis 1, 16)



Del mismo modo en el Islam, la espada del jatib está asociada al poder de la Palabra: durante la predicación, el imam que pronuncia el sermón y cuya función no es guerrera, sostiene una espada en la mano; sólo que en este caso, se trata de un arma de madera, un símbolo tradicional de origen muy remoto y que también está presente en la India. Esta espada de madera, junto con el poste sacrificial, el eje del carro y la flecha, constituyen los cuatro elementos “nacidos del rayo de Indra”.



“...(El rayo) así lanzado, se hizo cuádruple Los brahmanes se sirven de dos de esas cuatro formas durante el sacrificio, mientras que los kshatriya se sirven de las otras dos en la batalla…Cuando el sacrificador blande la espada de madera, es el rayo que lanza contra el enemigo…”



En otro nivel del símbolo, la espada se asimila al rayo, que es la fuerza que produce, al decir de Rene Guénon, “las condensaciones y las disipaciones… referidas a la acción alterna de los principios complementarios”, yin y yang, que corresponden a los términos herméticos “coagulación” y “solución” respectivamente, es decir, a la generación y a la disolución.



Particularmente, se la asocia al rayo solar y al relámpago o como derivada de este último, lo que se representa de modo sensible en la hoja ondulante de la espada flamígera, atributo propio del Ven.·. Mae.·. Esta espada se relaciona con el fuego y es símbolo del poder espiritual. Se transmite de V.·. en V.·. y se empuña con la mano izquierda, ya que no es usada como arma de defensa o de combate sino como “instrumento de transmisión”, a diferencia de los otros M.·. M.·. que portan espadas rectas en su mano derecha.



La oración para la consagración de la espada Templaria, que transcribo a continuación, resume estos aspectos que he comentado:



"Señor, haz de mi espada

luz, para los que te buscan,

fuerza, para los desalentados,

esperanza, para los oprimidos,

misericordia, para los arrepentidos,

tormento, para los perversos,

justicia, para los excluidos.



Señor, hazme digno de mi espada,

que ella nunca sea blandida

si no fuera para combatir el buen combate;

que pueda con ella mutilar diariamente

al demonio de mi ego

para que, un día, pueda degollarlo

definitivamente y entonces,

Señor, pueda verte cara a cara

y pueda ponerla a tus santos pies

como símbolo de la victoria sobre mí mismo

y poder cantar, junto con tus querubines

y serafines, la gloria de tu nombre.



Kadosch, Kadosch, Kadosch, Adonaí, Sabaoth.

Santo, Santo, Santo es el Señor,

Dios del Universo."



Considero que la espada para el masón es un signo que le recuerda cómo ha de ser el combate metafórico que ha de librar, aquel que ha iniciado esta búsqueda. Será a la vez, el fin y el instrumento que le servirá para neutralizar las pasiones, liberarlo de la esclavitud de la ignorancia, auxiliar a sus semejantes y encaminarlo perseverante hacia el O.·.

Parafraseando a Marcos Aguinis, esa espada era, en realidad, una cruz…

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