LAS ENSEÑANZAS DE LAO TSE
EL TAO
El
antiguo taoísmo chino enseñaba que en el cielo hay un Dios del que
depende la tierra, que premia a los buenos y castiga a los malos. Este
Dios poseía conciencia humana y era como el rey Wen, que toleraba a su
alrededor a los santos elegidos. podía ponerse furioso y castigar cuando
los hombres eran malos, pero cuando sus sacerdotes y sustitutos, se
limpiaba y se acercaban a El, de forma correcta, (a través de
sacrificios), al final siempre les perdonaba y se compadecía de ellos.
Tomaba como padre el cielo y aceptaba como madre a la tierra, sin que
los pensamientos monoteísta afectaran esta concepción; habían un montón
de viejos espíritus de la naturaleza que dependían del cielo, pero con
sus propias ocupaciones; como si fueran los súbditos del rey. Esta forma
de religión tomó lugar bajo el ímpetu de horribles acontecimientos que
nada tenía que ver con un Dios del cielo. Los pobres eran martirizados
aun siendo hombres inocentes. La filosofía china comienza con Lao Tse
por apartar radicalmente el antropomorfismo de la religión. El cielo y
la tierra no poseen ningún sentimiento humano de amor; los entes que hay
sobre la tierra son como perros de paja destinados al sacrificio.
Antes de perros de paja fueran sacrificados en las fiestas eran metidos
en un cofre y cubiertos con ricas telas bordadas. El sacerdote oficiante
se acercaba para llevarlos al altar donde eran ofrecidos y a
continuación los arrojaba de forma que los traunseantes pudieran
pegarles en la cabeza y espalda, luego los despuntadores los recogían
para quemarlos.
Así se comporta la naturaleza con
todos los seres vivientes. Mientras están en auge encuentran la mesa de
la vida puesta y todo preparado para que lo utilicen. Pero cuando les
llega la hora de ser tirados y pisados, el flujo de la vida pasa por
delante sin prestarles atención. Lao Tse también estaba libre de
cualquier escepticismo o pesimismo. No era un repentino luchador de la
religión popular sino que en su lugar traía algo que lo sustituía, algo
más alto y que llevaba más lejos, pues reconocía en la vieja sabiduría
del libro de las Transformaciones, que el ser del mundo no era de
bendiciones estática o mecánica. Conceptuaba a la tierra en continuo
cambio y transformación. Para él todo lo que existe está destinado a la
muerte, porque nacimiento y muerte son opuestos, mas siempre van
unidos, y aunque todo lo que transcurre se va, esto no es motivo para
decir "todo es en vano", porque en el mismo libro de las
Transformaciones se enseña que cualquier transformación se efectúa por
normas fijas. El libro de las transformaciones indica que el mundo se
apoya en los pares de opuestos: el Creador y lo creador, el uno y el
dos, la luz y la oscuridad, lo positivo y lo negativo, lo masculino y lo
femenino; son aspectos de la fuerza de los dos polos que que traen los
cambios y las transformaciones. Estas fuerzas no pueden ser tomadas por
el principio, porque la visión del Libro de las Transformaciones está
lejos de cualquier dualidad, estas fuerzas están en cambio continuo. El
uno se divide y se vuelve dos. El dos se une y se convierte en uno. El
creador y lo creado se unen y constituyen el mundo. Así pues, dice Lao
Tse, el uno produjo al dos, el dos produjo al tres y el tres produjo
todas las cosas.
En el libro de las Transformaciones se expone que existe la línea no dividida del Creador y la línea dividida de lo creado.
Pero
Lao Tse también vio en el libro de las Transformaciones que estos
cambios, no son una casualidad. en este libro se habla de una triple
transformación.
El cambio cíclico, como por ejemplo las
estaciones del año. De un estado se pasa a otro, más en el transcurso
de este cambio entra otra vez el primer estado. Así al invierno le sigue
la primavera; el verano, el otoño, y se vuelve a comenzar el invierno,
con el cuál queda cerrado el circulo de la transformación. Estos cambios
son las transformaciones cósmicas. El adentrarse y el retroceder del
sol en el transcurso del día y del año. El crecer y el menguar de la
forma, primavera otoño, nacimiento y muerte.
El segundo
tipo de transformación es la constante evolución. Un estado conduce a
otro, pero no se regresa al estado primario sino que el desarrollo
continúa con el tiempo.
Así son los días del hombre. Aunque sumergidos en los ciclos del cambio de las estaciones, no son iguales.
La
tercera, es la norma no cambiante que se forma en estas
transformaciones. Esta norma dicta que cualquier movimiento de una
forma concreta manifiesta:
Cuando se contempla el
fenómeno entre tierra y cielo, éste aparece sobre los hombres de forma
aplastante, con su grandeza y su fuerza, y en su desconcertante verdad y
multiplicidad; dicta el principio de la creación activa, que en su
tiempo era energía. Cuando esta energía se pone en acción, sucede todo
fácil y sutilmente, de tal forma que era fácil de abarcar, y lo fácil y
simple surge lo difícil y complicado. Lo concebido es el principio del
movimiento limitado.
Cuando reacciona al estimulo del
Creador, cualquier transformación limitada es simple y progresiva, de
modo que se la puede reconocer sin lugar a error. Sólo en un largo
periodo se aumentan esta transformación simple, hasta las múltiples
impresiones. Por eso en todo puede distinguirse la semilla. Así pues,
cuando se quiere por igual a todas las semilla. Así pues, cuando se
quiere por igual a todas las obras de la naturaleza, hay que ascender
desde lo fácil y simple, hasta lo difícil y diverso; porque todas estas
normas no tratan de una necesidad impuesta por el exterior, sino de una
inminente animación orgánica que actúa por sí misma en libertad, y que
se rige por las normas propias de la inteligencia. El fondo de todas
estas transformaciones es el gran polo (Tai Gi) la unidad de todos los
sucesos y los presentes. La forma de las transformaciones van por un
camino seguro lleno del sentido (Tao), el camino del cielo (Tier Tao),
el camino de los hombres en la tierra (Jen Tao). Y este es el trasfondo
del libro de las Transformaciones, la relación común y la armonía que
existe entre macrocosmos y microcosmos, entre los dibujos del cielo, y
los pensamientos culturales de los santos en su evolución. También
observamos en el Libro de las Transformaciones el fondo astronómico y
astrológico que era único en la religión china; que se vislumbraba en la
concepción del camino del cielo, y el camino del hombre.
Estas
ideas son más extensas en la filosofía de Confucio, pero Lao Tse tenía
su propia concepción sobre ellas, tenía su propia experiencia, aunque
sólo haya dejado unos pocos aforismos. estos aforismos contienen un
riguroso sistema que es comprendido por todo aquel que observa la
relación.
Después Lao Tse busca un principio base para
su visión del mundo. El Confucianismo solo llega hasta el cielo. El
cielo era de alguna manera algo imaginario, era conceptuado como un Dios
más puro y supremo que el Dios de la religión popular. Shang-Ti tenía
tendencia antropomórficas, pero Confucio en los momentos más tensos
hablaba de forma que claramente se advertía sus tendencias religiosas
con respecto al cielo y que según la tradición cultural se puede rezar
cuando se atraviesa una crisis interna. Para LaoTse en cambio, el cielo
no era lo supremo, porque lo supremo para él estaba por encima de algo,
no era algo al lado o por encima de algo, no era tampoco nada.
Simplemente era algo que no podía ser alcanzado por las formas de
pensamiento humanas.
Para ese algo naturalmente no
existía nombre, puesto que los nombres derivan de las experiencias, y
esto es lo que hace posible las experiencias. Sólo al final y por
necesidad fue descrito como Tao por no haber palabra que lo expresara, y
también lo llamaron Grande.
Así utilizó un término ya
existente y lo transformó. El Tao del cielo, y el Tao del hombre ya que
eran conocidos desde la antigüedad pero no así el Tao absoluto.
Tao
significa camino, pero en el sentido de Lao Tse no puede ser traducido
como camino o sendero. En chino existen dos palabras para camino, una de
ellas es Lu, escrita por la combinación de los símbolos "pie" y "cada",
que es aquello que cada pie holla en el camino que se forma por el
hecho de ser andado. Este término, transmitido al "sentido", podría ser
utilizado para el moderno concepto de la ley natural. que también es
concebida como existente, y los acontecimientos en esta dirección
inducen a la costumbre.
La otra palabra para camino es
Tao, escrita por combinación de los símbolos "cabeza" y "andar", de ahí
nace la diferencia principal entre estas, y la palabra "Lu" que
significa el camino que conduce a una meta, la dirección. Al mismo
tiempo significa también "hablar" y "guiar".
El ecuador ha sido
llamado desde la antigüedad "ruta" y la ecléctica, "la ruta amarilla".
Estos caminos no son casuales . Tienen un sentido de algo ajeno: el
hombre de la tierra, la tierra del cielo, y el cielo del Tao.
Cuando
Lao Tse habla del Tao, cuida de alejar todo aquello que pueda dar una
idea de algo concreto. Lo sitúa en un plano que es completamente
distinto a todo aquello que pertenece al mundo. Lo que era antes que el
cielo y que la tierra, no es posible decir de donde proviene. Era antes
que Dios, descansa en si mismo y es constante. Es el principio del cielo
y la tierra, de lo límite y lo temporal.
Es la madre
de la creación, y también es denominado el antepasado de todos los
seres. En un antiguo proverbio es comparado con el alma del valle vacío,
con la madre misteriosa que cual una corriente nunca deja de fluir
siempre constante, y es la raíz del cielo del Tao, y la tierra.
Estas conceptuación viene de un viejo ensalmo para el conjuro del espíritu, del signo de Kan.
Este
signo es el octavo signo primitivo del libro de las Transformaciones.
Significa la luna y el agua celestial fluyendo entre los acantilados. Es
la misteriosa oscuridad, lo peligroso, lo imaginario, lo inescrutable,
lo supremo, la sabiduría, lo inagotable; antiguamente era imaginado como
femenino. Durante el segundo milenio empezó a ser imaginado como
masculino. Está en el norte, o en el Oeste. Siempre en la parte oscura
del siglo.
Su signo en los astros es el guerrero
oscuro, una misteriosa mezcla entre culebras y ranas. En la antigüedad
ere sin lugar a dudas la magia negra la que envolvía este signo. En "Lia
Dsi" es citado el proverbio como si fuera de "Huang Ti". Seguramente
Lao Tse acudía a este proverbio como cita de Tao Te King. Para Lao Tse
habían en estos proverbios citas que estaban de acuerdo con su forma de
pensar respecto al Tao, por lo tanto él lo hizo similar. Aun así, lo
comparaba con el agua que es poderosa por mantenerse abajo, y en lugares
que eran aborrecidos por los demás: la encuentra en el valle, en el
mar, en las profundas corrientes de los ríos. Es similar al Tao donde
todo se mantiene abajo y donde toda agua fluyente es bien conservada,
sin llenarse o desbordarse. Así también el Tao esta vacío y nunca se
llena.
Aunque al tao la existencia le fuera negada, no
significaría nada, porque de nada no puede salir nada. El Tao no es
temporal ni limitado, intentando observarlo no se ve, no se oye y no se
siente nada, es porque en el Tao algo comprende la diversidad de
sentidos: formas y dibujos, pero sin forma ni manera. En el Tao no se
diferencia la cabeza o la espalda, a menudo parece que estuviera ahí,
pero luego se retira al no ser. Por lo tanto esta más allá del ser o del
no ser. No es nada verdadero pues de ser así, sería una cosa más, pero
tampoco es tan irreal que las cosas verdaderas puedan adelantarse, por
tanto ninguna descripción del Tao puede ser hecha. Cualquier definición
concreta es falsa, porque el Tao va más allá de lo definible y por eso
Lao Tse se esfuerza en no limitar sus definiciones. Habla continuamente
de similitudes. Dice: "parece", "podría ser llamado", "es como", "es
aproximadamente como"... No usa denominaciones concretas. Pues el Tao de
ninguna manera puede ser reconocido o sabido. Cualquier definición es
una referencia sobre una experiencia que se deja expresar inútilmente,
ya que es imposible expresarla con palabras. Y por ello también la
definición Tao, no da ninguna idea. La vivencia que quiere describirse
con esto, va más allá de cualquier idea o concepto. No es transmisible.
Tampoco puede ser objeto de estudio. Quien lo conoce no habla de El.
Quien habla de El no lo conoce. Cuanto más se trata de definir y
describir, más se aleja uno de El. Por eso el camino del Tao es
contrario al camino del estudio. A través del estudio se acumulan
conocimientos que se van amontonando, y al dedicarte al Tao van
disminuyendo los conocimientos adquiridos, hasta llegar incluso al
no-obrar, alcanzando el no obrar nada queda sin hacer por si mismo.
En
este comportamiento Lao Tse se hace, consciente de que su Tao no se
trata de una adquisición científica. Los hombres más elevados cuando
oyen de El, lo siguen implícitamente. Los hombres inferiores dudan, y
tan pronto lo siguen como tan pronto lo abandonan. Los hombres necios,
cuando oyen hablar de El se ríen a carcajadas, de no reírse a
carcajadas, no se hubiera tratado del verdadero Tao.
Si
nos preguntamos que quería decir Lao Tse con el Tao, tendríamos que
retroceder a experiencias místicas, para llegar a su entendimiento. En
una concepción parecida a la del Budismo Mahayana, a través de la
meditación se alcanzará el estado de Samandhi, en el cual la psique
actúa por encima del consciente y entra en las esferas de la suprema
conciencia. Estas experiencias, cuando no son reales, sumergen al hombre
en la profundidad del ser que va más allá del mundo de los sentidos. La
forma externa es conocida como un fenómeno de la parapsicología, y es
objeto de investigaciones científicas. Aunque la real experiencia dl Tao
jamás podrá ser investigada científicamente, ya que se trata del más
antiguo fenómeno en el sentido más elevado, que sólo con asombro puede
contemplarse, y del cual no pueden sacarse deducciones.
Las
experiencias del Tao no se pueden comunicar con palabras. Por ejemplo:
es la sensación de ver con los ojos físicos un color verde o amarillo,
percibir la sensación, una experiencia que jamás podrá ser transmitida a
otra persona. Ella tendría que ver estos colores por si misma, y esto
sucede con el Tao.
La parapsicología no puede
describirnos esta experiencia de modo que la podamos entender. Hay que
experimentarla. Para aquellos que han tenido la experiencia es fácil
comprender las palabras de Lao Tse. El no sólo da al Tao un significado
psicológico, sino también cósmico, con lo cual tiene razón, porque el
cosmos no es algo objetivo o independiente de las experiencias
existentes. Cada organismo posee su medio ambiente, y puesto que Lao Tse
no limitaba el Tao a alguien, tampoco condicionaba la experiencia, ni
siquiera al cosmos. Pues cualquier experiencia se base en el sentido y
el Tao es el sentido que da significado a todo lo que es y con ello a
todo lo que es; a la existencia.
El Tao es la fuente primaria cósmica de la que parte la creación, pero nunca aparece como tal.
Lao
Tse no hace su afirmación sobre el Tao de una forma científica. No
puede testificar la naturaleza de la esencia, pero señala los caminos
por los que se puede llegar a la experiencia del Tao.
Primero es importante que vayamos del mundo de la metafísica hasta el mundo de los sentidos.
TEXTOS EXTRAÍDOS DEL TAO TE KING
VERSIÓN DE RICHARD WIHELM
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