miércoles, 24 de septiembre de 2014

Jesús Soriano: ´La reapertura del Templo Masónico serviría para reivindicar la memoria histórica´"Soy optimista con el futuro masónico en Canarias", afirma el soberano gran comendador del Supremo Consejo
Jesús Soriano, durante la entrevista a la opinión de tenerife.
Patricia Ginovés

Jesús Soriano, durante la entrevista a la opinión de tenerife. carsten w. lauritsen
La masonería está de actualidad en Santa Cruz. El templo de la calle San Lucas abre sus puertas este mes para visitas guiadas y la Sala MAC acoge, hasta la próxima semana, la exposición El Templo Masónico de Tenerife. Masonería y Sociedad, que se completa con un ciclo de conferencias. El pasado miércoles, Jesús Soriano, soberano Gran Comendador del Supremo Consejo del Grado 33 del Rito Escocés Antiguo, fue el encargado de la charla. Este doctor en Ciencias resalta el éxito de la apertura al público del templo chicharrero y manifestó durante su estancia en la Isla el interés de su logia por La Palma, donde espera que en breve se reactive la masonería.

–¿Qué papel juega el Supremo Consejo en la rehabilitación del Templo Masónico?

–El Consejo Supremo presentó el proyecto en el mes de junio en el Congreso Mundial de Supremos Consejos, así que probablemente lleguen ayudas desde fuera para rehabilitarlo. Tengo esperanzas de que todo funcione porque creo que Santa Cruz se tiene que dar cuenta de que tiene algo único en el mundo. Estoy convencido de que es un proyecto que va a salir adelante y que será muy bueno para España y Tenerife. Es único en el mundo. No hay otro igual.

–¿Qué opina del templo?

–Lo conozco hace bastante y es el único que queda en Europa de estilo egipcio. En España, los otros cuatro templos que había fueron derribados durante la persecución a la masonería pero este se salvó porque se convirtió en una farmacia militar. Hasta donde yo sé, se conservan los planos del edificio, por lo que la rehabilitación es muy sencilla, dentro de lo que cabe. Merece la pena hacer un esfuerzo.
–¿Y qué opina del abandono que ha tenido que soportar?

–Supongo que se podría haber intentado rehabilitar antes pero es como todo, no hay dinero. Hay muchas cosas que están realmente mal, como la escalera, pero creo que en general, bajo la opinión de algunos arquitectos, no está en un estado muy complicado. Hay que recordar que se construyó en 1900 y ha estado diez años cerrado. Eso es lo peor que le puede pasar a un edificio. Pero me consta que cuando se ha informado al Ayuntamiento de Santa Cruz de algún daño lo arregló rápidamente.

–¿Qué supondría para la masonería su reapertura?

–Significa reivindicar la memoria histórica. La segunda persona a la que mataron durante el alzamiento del 17 julio de 1936 fue al hermano que estaba en la puerta del Templo de Santa Cruz, que hacía de conserje, a su mujer y a sus dos hijas. Aunque solo sea por la memoria de todos los hermanos que fusilaron en aquellos momentos, merece la pena. Sería importante que se consiguiera que fuese un centro documental internacional de la masonería, sobre todo teniendo en cuenta la importancia que ha tenido la masonería canaria como enlace entre América y España. Además, la tradición masónica ha sido brutal en las Islas y poco a poco se va recuperando. También sería bueno como atracción turística porque es un edificio muy singular.

–¿Cuál es la situación actual de la masonería en España?

–Vamos creciendo razonablemente pero cuesta mucho salir de 40 años de persecución con una ley única en el mundo para la represión de la masonería y el comunismo. Afortunadamente, las generaciones jóvenes ya no tienen miedo y la sociedad ha cambiado. Actualmente somos en España cerca de 4.000 masones, que es lo que había en la época de la II República. En Canarias la situación está muy bien porque aquí cuando alguien dice que es masón la gente lo considera algo normal. Por eso soy optimista con el futuro canario.

-¿Cuál es el requisito más importante que ha de cumplir alguien que quiera ser masón?

–Para entrar en la masonería regular, que es la que yo represento, las personas deben ser mayores de edad, libres y de buenas costumbres. Es decir, han de ser buenos ciudadanos y honrados. Tampoco deben estar condicionados por nada y hay que tener un mínimo de condiciones económicas para poder pagar. No hay más. Todas esas cosas que dicen sobre el secreto no son verdad. Tenemos una página web, un teléfono de contacto y el que quiera puede entrar.

–También le dan una gran importancia a la religión.

–Para ser masón es necesario creer en un sumo hacedor. Cada uno cree en el que sea pero un ateo no puede ser masón. En las constituciones que rigen la masonería pone que "no se puede ser un ateo estúpido".

-¿Y existe un perfil de la edad?

–Ahora está entrando gente de entre los 35 y 40 años. La masonería española es relativamente joven aunque es verdad que al principio, cuando se legalizó en los años 80, había mucha gente mayor.

–¿Y cuál es el papel de la mujer?

–En la masonería regular no se admite a mujeres por tradición. Hay que ser libre y en el siglo XVIII la mujer no lo era porque dependía de su marido, padres o hermanos. Pero ahora hay masonería femenina y mixta. Las instituciones con tantos siglos tienen una inercia pero la situación va cambiando.

-¿Es una tradición familiar?

–Fuera de España, sí. Aquí, después de los 40 años de persecución, es muy complicado. Nosotros somos una generación nueva. En mi logia tengo un hermano que es nieto de masones. Sus padres y abuelos tuvieron que exiliarse pero cuando regresó se unió. Así que entre nosotros ya se empiezan a dar casos así.

–El rey Fernando VII y Franco fueron en España dos de los grandes enemigos de la masonería. ¿A que se debió su persecución?
–Uno era un rey absoluto y el otro un dictador y lo que hicieron fue abolir la libertad, la igualdad, la fraternidad, la justicia, así que nosotros éramos para ellos gente incómoda. Esta gente estaba en contra del Estado de Derecho con libertades democráticas, que es lo que defiende la masonería.

–¿Podría repetirse la situación?

–Creo que no. A lo mejor es una ilusión pero la sociedad ha ido evolucionando tanto que ya es muy difícil volver a ese retroceso.

–La masonería siempre ha estado rodeada de leyendas, ¿cree que la discreción de la que hacen gala ha podido contribuir a ello?

–Puede ser, pero es una discreción normal. Aunque, claro, cuando todos los males se achacan al contubernio judeomasónico... Si el poder se dedica a decir que comemos niños crudos o que hacemos misas negras, pues al final la gente se lo acaba creyendo. En España ha pesado mucho la propaganda en contra, pero en otros sitios somos algo completamente normal.

-¿Ayudan estas jornadas a acabar con ese misterio?

–Sí, están acabando con mucho mitos. Las preguntas que nos hacen son muy importantes. Tenemos que acercarnos a la sociedad para que realmente sepa lo que somos. Y solo lo podemos hacer contando la verdad de lo que hacemos. Somos personas normales.

–¿Destacaría algún comentario que le hayan hecho tras las conferencias que ha impartido?

–Lo que me llama la atención es la gente que se acerca y confiesa que tiene un antepasado masón, porque ha habido muchas personas que han sufrido mucho. En el Archivo de Salamanca de la Memoria Histórica hay del orden de 80.000 procesos iniciados durante la dictadura franquista. Fueron 6.000 personas pasadas por las armas y había 4.000 masones. Se aprovechó para eliminar a gente señalándolo como masón, así que cuando alguien se me acerca y me dice con lágrimas en los ojos que su padre o algún familiar era masón, a mí se me encoge el corazón.

–¿Qué persona ilustre de la masonería le habría gustado conocer?

–Hay muchos aunque también he conocido a masones ilustres que no son conocidos pero son buenas personas, que es lo importante. Me hubiera gustado conocer a un antecesor mío, Miguel Morayta, y a Luis Cimago, que fue el primer catedrático de Psicología de España. Alexander Fleming también hubiera sido una persona muy interesante, Antonio Machado, Joaquín Sorolla...

–¿Y que persona le gustaría que se interesara por la masonería?

–Cualquiera que crea en nuestros principios. Una de las ventajas de la masonería es que cubre un espectro social muy importante y todos aprendemos de todos.

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