La raza humana y el número 33.
En el principio de los tiempos.
Víctor Salazar Soto.
El numero 33 representa la elevación de la consciencia humana para asumir su responsabilidad y compromisos, procurando lograr y mantener el equilibrio para proyectar equilibrio hacia los demás. También se relaciona con la ley universal de correspondencia, como es arriba así es abajo. Si queremos saber cómo funciona el universo, conozcámonos primero nosotros mismos; si deseamos que el mundo cambie, cambiemos primero nosotros. Esta clave nos recuerda que debemos tener a una espiritualidad práctica uniendo la tierra con el cielo
En el principio de los tiempos nuestra existencia estaba en el pensamiento del gran espíritu que se manifestaba en cada una de su expansión, en su mente se crearon lo todo lo que ves y no ven tus ojos.
La tierra estaba aún joven, el germen de la vida existía ya en su espacio y tiempo.
Una constante existencia ilusoria en un sueño eterno el tiempo es la existencia y el fin, pero de ella nacía una nueva forma.
Prepararon la tierra y la acondicionaron durante miles de millones de año, aquellos que fueron enviados, los ingenieros genéticos.
La tierra había sido desolada en su primera, segunda y tercera existencia, fueron acondicionados los mares para dar nacimiento a la forma física a la vida.
Cumplida su misión, llegaron los encargados de la segunda etapa, el apoyo al desarrolla de la especie, donde encarnarían los nuevos y viejos espíritus en este mundo, esto sería un proceso donde la naturaleza aportaría los cuerpos para estos espíritus, este fue un proceso largo en el tiempo, no fue de la noche a la mañana este condicionamiento de adaptación tuvo muchos fracasos.
Cada tiempo tenía su espacio que en ella se desarrollaba una forma hasta que el espíritu tome forma para ser un cuerpo individual, macho y hembra aun convivio hasta que la naturaleza lo separo y su forma evoluciono. Ciego de su creación camino por largo tiempo hasta que llego su momento más preciso, el tiempo había llegado, los astros se alinearon para preparar a la madre tierra que extendió sus manos hacia el cielo.
Entre enorme nubes de fuego y relámpagos, llegaron los señores de Sudra (Venus), estableciendo su poderosa nave, en el que un día fuese un gran océano, lo que hoy es el desierto de Gopi. En Mongolia el continente de Asia ,la gran Hermandad Blanca estableció allí como centro de luz al nuevo mundo, esta sería la escuela de instrucción para elevar a la raza humana a su nivel evolutivo que le corresponde ante su creador.
Allí está el señor del mundo, el siempre joven, Sanat Kunara, el anciano de los tiempos, el rey del mundo.
Los 32 mentores maestros de diferentes mundos, había llegado de diferentes constelaciones. Trabajarían hasta que el ser humano consciente de su verdadera realidad, acepte su compromiso, ante su creador, libre y consc
iente en todo sus sentidos, y se integra y pase a ser el número 33 en el nuevo tiempo.
El hombre físicamente aparece en la tercera raza, es el Muriano (Lemuriano), y se desarrolla en la tercera sub raza, siendo así el 3. 3 ( tres punto tres)
Asi sea
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