Por el R.·.H.·. DAVID GALEANO OLIVERA
Venerable Maestro
Aug.·. y Resp.·.Log.·. Simb.·. Tekokatu Nº 124
Vall.·. de Kapiata, Gran Or.·. de Paraguay
Desde los primeros momentos de nuestra iniciación ya manifestamos -en pequeña o en gran escala- nuestro inocultable deseo de desarrollar y lograr una plena y exitosa carrera masónica, que -de ser posible- culmine en el legendario Grado 33º del R.E.A.A..
Pero, a fuerza de sinceridad. resultará de gran importancia y desde el principio, que “pisemos tierra” y tengamos en claro que dicha carrera implica un proceso que es largo y a veces complejo pero, en esencia, necesario, normal y justo. Cualquiera de nosotros que se precie de ser un buen iniciado debe ser consciente de ello.
En dicha dilatada pero apasionante carrera debemos evitar y -de ser posible- suprimir, por ejemplo: la precipitación, la ambición desmedida, la envidia y la soberbia, ya que ellas pueden malograr nuestra marcha. No existe espectáculo más triste que ver a un Hermano aspirando más de lo que puede o bien ostentando un grado inmerecido y para más con un extraordinario y visible “hueco” en materia de conocimientos. De hecho, lo justo y perfecto nos debe conducir a construir la obra “despacio y con buena letra”. Todo a su tiempo, pues todo responde a la ley de causa y efecto, y por consiguiente, nada existe por casualidad.
Algunas de esas pautas que debemos tener en cuenta en la Carrera Masónica son las siguientes:
Ø 1.- CONVICCIÒN EN EL G:.A:.D:.U:. Y EN LA ORDEN:
El buen iniciado debe convencerse que el G:.A:.D:.U:. es el principio y el fin de todo, es la causa primera y el efecto primero; y que sus trazados son justos y perfectos y gozan de la más absoluta armonía. Todas nuestras buenas acciones las concretamos a su gloria y nunca deben perturbar dicha armonía o coherencia formal. La Orden Masónica no es otra cosa que la intérprete, receptáculo y transmisora -con carácter selectivo y mediante un proceso iniciático- de los misterios del G:.A:.D:.U:. Por consiguiente, ingresar a la Masonería implica una aproximación consciente, gradual, progresiva y ordenada al G:.A:.D:.U:. y al conocimiento e interpretación de sus misterios implícitos en su grandiosa y eterna obra.
Ø 2.- SALUD:
Que, precisamente es lo primero que los masones nos deseamos fraternalmente en cualquier circunstancia; es por ello que decimos “Salud, fuerza y unión”. Si tenemos salud tenemos fuerza y siendo sanos y fuertes somos eslabones poderosos de la cadena de unión. Un antiguo pero siempre vigente refrán dice “mente sana en cuerpo sano”. En otras palabras, si deseamos tener una larga vida con sabiduría el primer paso es gozar de una salud plena. La persona enferma o con la salud degradada no rinde lo mismo que aquella persona sana. Por consiguiente, el Masón no viene al templo únicamente para conocer de filosofía, simbología, ritualistica e historia; sino a entender que nada de ello será logrado cabalmente si no se goza de una buena salud (alimentarse adecuadamente, realizar ejercicios físicos y espirituales, descansar debidamente, etc).
Ø 3.- ESTUDIO, INVESTIGACIÒN Y FORMACIÒN:
Estos son necesarios para acceder a la sabiduría que es la aspiración suprema de todo buen iniciado. Para nosotros nada es verdadero o cierto hasta que sea demostrado. Es en este sentido que la Masonería no es dogmática pues incita a sus iniciados a buscar la verdad por medios científicos. Quien posee la información también posee el poder y; por otra parte, quien sabe es libre y cuanto más sabe más libre es. No perdamos de vista que nuestro gran objetivo es posesionar el compás (espíritu) por encima de la escuadra (materia), recordando que la gran herramienta o palanca para dicho efecto es la sabiduría. De masones es leer, investigar, interpretar, justipreciar a partir de una constante y efectiva gimnasia mental. Todo debe ser comprendido e interpretado, mientras ello no ocurra nada o casi nada se logró. Cualquiera de nosotros debe resistir -merced a su formación- una confrontación intelectual con cualquiera, cuando y donde sea. No es de masones “copiar y pegar” información de Internet para luego presentarla como suya. Nuestro conocimiento debe delatar nuestra bien pulida formación.
Ø 4.- PERSEVERANCIA, PACIENCIA Y RESPONSABILIDAD:
Desde el principio debemos de estar seguros de nuestra vocación masónica, caso contrario de nada servirá nuestra presencia en la Orden; que no sea para ostentar un mandil inmerecido. Debemos de estar absolutamente convencidos de querer ser masones y aceptar que la Masonería es un estilo de vida. La cosa no pasa por ser Masones en los días de tenidas para luego volver como profanos al mundo profano. La convicción debe llevarnos a ser masones desde el momento de nuestra iniciación hasta el último suspiro. El buen iniciado ya nunca podrá ser un profano. Desde la iniciación, el buen Masón lo es en todas partes y en todas las horas, minutos y segundos del resto de su vida. Y viviendo como masones en el mundo profano, lleno de baldosas negras (tentación, envidia, ambición, soberbia), requeriremos de perseverancia, paciencia y mucha responsabilidad para el logro de nuestros objetivos y para afrontar con éxito lo previsto e imprevisto. Perseverancia para insistir, paciencia para resistir, responsabilidad para vivir.
Ø 5.- NO PRECIPÌTARSE:
Muchos son los que se inician en la Masonería e inmediatamente ambicionan grados y cargos, olvidando que todo proceso -si sigue su ritmo regular- es gradual y progresivo. Un recién nacido no puede ser Presidente de la República, Senador o Diputado; o bien, qué podría hacer un niño de 7 años en el último año de la carrera de Arquitectura?. Lo ideal es que siga el ritmo natural de la vida, entretanto deberá formarse y esperar su turno. Deberá conocerse a sí mismo, su entorno, el universo y al G:.A:.D:.U:. Esa es la razón por la cual ninguno debe precipitarse. Todo a su tiempo. Lastimosamente, hoy asistimos a la exaltación de maestros de apenas unos meses de vida, sin experiencia y sin la formación adecuada, que perturban -cuando menos- el ritual básico de la Orden y con ello hacen perder el sentido y el valor esotérico de las tenidas. Es por ello que hoy se menciona constantemente a los profanos con mandil, aludiendo a aquellos que fueron “iniciados” sin saber dónde ni para qué se iniciaron; y que no pasan de ser personas confundidas que nunca dimensionaron acabadamente lo que es la Masonería. En realidad, probablemente ingresaron a la Orden para intentar satisfacer apetencias personales generalmente de carácter financiero o político partidario.
Ø 6.- DISCIPLINA:
Entendamos bien que nada se desarrolla ni se logra plenamente sin orden, sin organización, sin sistematización. Al decir que la Masonería es un estilo de vida, ello implica disciplina; es decir, la observancia del derecho natural y del derecho positivo. Nosotros estamos obligados a respetar las leyes inmutables emanadas del G.·.A.·.D.·.U.·. y operativizadas mediante la Orden. Asimismo, estamos obligados a respetar y cumplir las leyes del país donde vivimos. No podemos ni debemos desconocer, soslayar y mucho menos transgredir la justicia. No olvidemos que todo acusa organización hasta la muerte misma. En esencia la Masonería es la manifestación del orden en materia filosófica, simbólica, ritualistica, histórica y jurídica. En ella todo estuvo y está justo y perfecto. La irregularidad no es inherente a la Masonería. De allí que queda mal y es incorrecto -en plena tenida- invocar, inducir o ejecutar procesos de carácter irregular, como por ejemplo, hacer el “recorrido del saco en forma irregular o sin ceremonia” en “homenaje al tiempo”. Eso es perturbar y romper el profundo sentido de la armonía. Es más la noción del tiempo y del espacio no existen mientras estamos entre la Escuadra y el Compás como habitualmente ocurre en el mundo profano. Detalles como este son los que lastimosamente profanizan a la Orden.
Ø 7.- HUMILDAD, DISCRECIÒN Y SECRETO – FRATERNIDAD Y SOLIDARIDAD:
El Masón que se precia de tal no se pasa la vida, dentro y fuera de la Orden, presumiendo de su condición de iniciado o exponiendo la identidad de sus hermanos entre los profanos. Por sus frutos lo conoceréis. Demás está recordar que a la pregunta “sois masón” la única respuesta posible es “mis HH.·. me reconocen como tal”. Que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. De eso se trata. Vivir discretamente es la consigna y a la vez preservar los secretos masónicos que solamente deber ser revelados a los iniciados a condición de reproducir, ellos, la misma práctica con relación a la humildad, la discreción y el secreto. La masonería resistió al paso de los tiempos porque sus iniciados supieron cuidar y mantener los secretos esenciales del Arte Real.
Finalmente, llegamos al principio y al fin de la Orden: la fraternidad y la solidaridad. Sería absolutamente imposible concebir la idea de la Masonería sin ambas. Cualquiera en el mundo profano al referirse a nuestra Orden y en general a los Masones anteponen como características fundamentales nuestras a la fraternidad y a la solidaridad. A menudo solemos escuchar a la gente decir, con respecto a nosotros, “ellos se ayudan” o bien “ellos se protegen entre sí”. La solidez y la fuerza de la Masonería efectivamente radica en el principio de la fraternidad y a través de ella de la solidaridad. Al concluir nuestras tenidas, siempre nos prometemos fraternalmente “unión, unión, unión en la justicia”. De un Hermano siempre esperamos lo bueno y lo mejor. La posibilidad más remota consiste en esperar algo malo de un Hermano.
Ø No importa cuál sea nuestro Rito, Jurisdicción u Obediencia: un Hermano es un Hermano y a él nos debemos y él a nosotros.
QQ.·. HH.·. luego de este breve e incompleto enunciado de pautas, dejémonos llevar por el natural impulso del G.·.A.·.D.·.U.·. y nunca perturbemos la armonía de su obra justa y perfecta. Si procedemos de esta forma nunca nos arrepentiremos de haber vivido, caso contrario solo dejaremos entrever nuestra necedad, nuestra soberbia y lo más triste: nuestra supina ignorancia.
A los efectos de lograr una carrera masónica justa y perfecta, fomentemos el Amor a la Humanidad, luchemos contra la miseria, la ignorancia y la ambición; preservemos nuestra buena salud, no perturbemos a la Armonía Universal, no nos precipitemos y -sobre todo- procuremos todos los días de nuestras vidas conocer más para aproximarnos a la mayor sabiduría que -como decíamos al principio- es nuestra aspiración suprema.
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