Mientras la Plomada es el emblema del Segundo Vigilante, el Nivel está asociado al Primer Vigilante o Vicepresidente de la logia. La utilización de ambos instrumentos en albañilería es perfectamente opuesta entre sí: la Plomada sirve para trazar planos perpendiculares; el Nivel busca afirmar la horizontalidad.
Ambos elementos se empezaron a utilizar en la construcción de las pirámides egipcias. En su versión antigua consistía en un bastidor de madera parecido a una A, un ángulo de lados iguales y desde cuyo vértice que apuntaba hacia arriba pendía una plomada; una marca situada en el travesaño horizontal señalaba la verticalidad y debía coincidir con la plomada. Hoy, en albañilería este instrumento es completamente diferente, y ha sido sustituido por el llamado nivel de burbuja, pero permanece como símbolo de las hermandades de constructores (el "compagnonage") y de la masonería especulativa.
Algunos han querido ver en el diseño de este instrumento una esquematización del Azufre, elemento químico equivalente al alma humana. En cierta forma el Nivel se utiliza para fundamentar bien la construcción, firme y completamente horizontal; de la perfección de este instrumento originario dependerá la solidez de todo el conjunto. En ese sentido es, efectivamente, similar al alma, parte originaria del ser humano cuyo desarrollo y afirmación se pretende.
En los primeros grados de la masonería se considera muy importantes estos dos instrumentos que llegan incluso a simbolizar los dos primeros grados de iniciación: así, el paso de la Plomada al Nivel comporta el paso del grado de Aprendiz al de Compañero, el primero y segundo de la jerarquía masónica. El primero es un grado que comporta reflexión interior, aprendizaje y sumisión al maestro de la logia; el masón se convierte así en sujeto pasivo que recibe enseñanza y empieza a ser desbastado de su ignorancia. El segundo, por el contrario, es un grado activo y expansivo: los conocimientos adquiridos en el primer nivel de iniciación le permiten caminar por sí mismo en su interioridad. Pero nada de todo ello sería posible, si las bases de este trabajo no estuvieran sólidamente asentadas sobre un terreno bien equilibrado y horizontal; nada de todo ello, en definitiva, sería posible sin saber utilizar el Nivel.
En el plano moral, aquel en el que tan frecuentemente permanecen los masones actuales, el Nivel es tomado en su acepción ético social como el referente de la igualdad, la vida en común y la ausencia de autoritarismo; en otras palabras, como el instrumento paradigmático del segundo término de la trilogía ideológica de la masonería: "igualdad". Resulta difícil comprender, en cualquier caso, la relación entre la "igualdad" masónica y el complicado sistema jerarquizado en extremo que preside la organización interna de las logias: en efecto, la igualdad es la antítesis de la jerarquía. Esta, por el contrario, es una de las acepciones simbólicas de la plomada.
En tanto desciende verticalmente, supone distintos escalones de aptitud y preparación: la plomada es superior a lo que mide; la tierra y su ley de la gravedad, atrayendo al plomo que pende del límite del hilo dramatiza así la condición humana atraída por el elemento tierra. Indica también una dirección descendente y de caída que debe ser invertida mediante el uso del Nivel con el cual, como hemos dicho, se prepara la superficie sobre la que se asentaba el edificio construido anteriormente.
Pero la Plomada tiene también un sentido superior. Al descender del aire a la tierra, lo que hace es poner en contacto dos órdenes de realidad: un polo celeste y un polo terrenal. Diversos símbolos son los que disponen de esta característica axial propia de comunicadores entre el cielo y la tierra. También indica una cierta correspondencia entre lo alto y lo bajo, entre las realizaciones trascendentes y lo contingente, entre el mundo del ser y el del devenir. Lo que va de uno a otro extremo de la Plomada es lo que va del principio metafísico a la manifestación de este principio en la actividad cotidiana; resume así perfectamente el concepto masónico de cosmos.
”Plomada.- pesa de plomo (u otro material hoy en día) usada generalmente en albañilería suspendida de un cordel y que sirve para comprobar para comprobar si algún objeto está perpendicular al horizonte.
La plomada simboliza en masonería la atracción, la rectitud que debe resplandecer en todos los actos y juicios de un buen masón y es también emblema de la justicia y la equidad que han de tener indispensablemente todos los fallos emanados de los tribunales masónicos.
La "Enciclopedia de la Francmasonería", de Albert Gallatin Mackey, destaca que La Plomada "Es el símbolo de la rectitud de conducta, e inculca esa integridad debida, y senda sin desvío de la rectitud moral que sólo distinguen al hombre bueno y justo".
Se cita estos, ya que el Masón está en la búsqueda constante de la verdad que lo liberará de todas sus miserias. Debe romper lanzas por el bien, esgrimiendo en alto la espada de la virtud y debe estar en la búsqueda de su YO, y convertirse en centinela perenne de su evolución interior.
Al respecto, el Masón debe estar muy atento para luchar contra la indolencia, la pereza, el ego, y sobre todo, el deseo y la ignorancia. Además, está claro, que en nuestras mentes anida la codicia, el egoísmo, la ira, y debemos controlar esos venenos, guiados por la pureza del simbolismo de la plomada, que sinérgicamente se complementa con otras herramientas que nos servirán para edificar nuestra catedral interior.
El Masón, guiado por La Plomada, es recto, justo, bondadoso, moderado, sabio y estará estrictamente apegado a la verdad.
Un Océano de sabiduría y lineamientos de rectitud moral están contenidos en La Plomada. Leerlo no basta, porque el conocimiento no es de ninguna utilidad sino se refleja en la conducta y se lleva a la práctica. El conocimiento que se aplica a la práctica es Sabiduría.
De nada sirve a un hombre conocer todos los textos masónicos si ello no forma más que saber libresco y no enriquece de manera alguna su mundo interior. Y es que, cuantos insensatos hay que no valoran la riqueza masónica que contiene la Plomada, porque en lugar de llevar a la práctica el conocimiento puro, tienen una mente voluble y llena de deseos.
”Nivel.- instrumento matemático que se emplea para trazar líneas paralelas al horizonte, la invención del primero, se atribuye a Dedalo, después de haberse fugado del laberinto de Creta, allá por los años 1300 antes de nuestra era, otros dicen que su primer inventor, fue Rhicus, arquitecto del laberinto de Samos; el nivel es el símbolo de igualdad masónica a la que está sujeto el poderoso y encumbrado personaje, lo mismo que el más humilde de todos los iniciados, este símbolo es una de las alhajas de la orden, y sirve de distintivo al primer vigilante.
El nivel sirve nivelar horizontalmente la base sobre la cual se levantara el templo, la plomada sirve para alinear verticalmente las fuerzas de gravedad y definir el eje sobre el cual se edificara toda construcción, la plomada es el símbolo del Maestro Segundo Vigilante, el cual tiene bajo su responsabilidad la instrucción de los aprendices, el nivel es el símbolo ò alhaja del Maestro Primer Vigilante, el cual tiene bajo su responsabilidad la preparación de los HH∴ Compañeros; estas dos luces son las encargadas de vigilar y corregir la perfecta construcción del templo bajo la luz del sol que irradia desde el oriente el Venerable Maestro.
En la Masonería está estrechamente ligado al paso de Aprendiz a Compañero, significando la evolución de su conocimiento. Con el Nivel, el Compañero comienza el levantamiento de los cimientos y columnas de su obra interior se asegura de que la base no tenga desnivel, es decir que la purificación llevada a cabo en su etapa de Aprendiz halla sido efectiva y asegurar asi la firmeza y estabilidad de la obra.
Es la joya del Primer Vigilante y símbolo de la rectitud y de la igualdad de las leyes masónicas, el Nivel es el principio pasivo de resistencia y persistencia que hace madurar y fructificar nuestras aspiraciones. Es el instrumento que determina y establece la línea horizontal en relación con la vertical. La solidez de un edificio no podría conseguirse si no cuidamos su proceso vertical. Pues aunque se indique el crecimiento y la elevación no puede hacerse efectivo si no es por medio de una correspondiente expansión, en cada grado o estado, del crecimiento ascensional.
El nivel en unión con la plomada, nos enseña la perfección del equilibrio, que es elemento necesario e indispensable en cada etapa de crecimiento.


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