martes, 5 de enero de 2010
SIMBOLISMO y RITUALISMO
MASONES DE LA LENGUA ESPAÑOLA NEW YORK.
SIMBOLISMO y RITUALISMO
De: JOSÉ GUZMÁN ESTRADA. Gentileza de B. ORTIZ
. KNEF:
Uno de los jeroglíficos de los antiguos egipcios. Se representa por un huevo alado y era símbolo del mundo que se renueva sin cesar. Esta figura estaba colocada sobre la gran puerta que daba entrada al templo de Memphis.
LAZOS y NUDOS.
En todas las tradiciones, los lazos o los nudos simbolizan esencialmente la vinculación que el individuo mantiene con la propia organización iniciática (de ahí la expresión "lazos de amor" empleada en Francia para designar la unión que entre sí mantienen los diferentes integrantes de una Logia), y a través de ésta, considerada como soporte, con el Principio que esa misma organización vehicula. Sin embargo, ese anudamiento con lo que constituye la naturaleza profunda y más interna del ser, incluye previamente un "des-anudamiento" o un "des-enlace" con lo que en ese ser hay de más externo y periférico.
Esta doble operación de "des-anudar" y "anudar" es idéntica al solve et coagula de la Alquimia, consistente en separar, o "des-ligar", lo "espeso de lo sutil", lo profano de lo sagrado. Con la disolución o muerte a un plano inferior, se produce simultáneamente la coagulación o nacimiento a un plano superior, lo cual constituye un proceso arquetípico que va señalando las diferentes etapas por las que transcurre la iniciación en los misterios del cosmos y de la vida. Esta es la razón por la que el significado de los lazos se presta a una ambivalencia que, por otro lado, es consubstancial a numerosos símbolos. En efecto, existe un cierto aspecto "negativo" de los lazos y los nudos, pues en ocasiones éstos, en lugar de simbolizar la unión permanente y armónica entre todos los estados del ser, traducen, por el contrario, determinadas trabas o ataduras psicológicas que suponen un serio obstáculo en la realización interior. Recordemos, en este sentido, el "nudo gordiano" de la leyenda de Alejandro Magno.
NUDO GORDIANO.
Se asocia en la leyenda con Alejandro Magno. El nudo fue hecho por Gordias. Más tarde fue profetizado por un oráculo que aquel que desate el nudo se convertiría en el rey de Asia. En el año 333AC, Alejandro trató de desatar el nudo. Al no poder encontrar un cabo del nudo, él lo cortó por el medio con un golpe de su espada (la denominada “solución alejandrina”).
Puede ser utilizado como un modelo filosófico de la creación misma. El Nudo Gordiano es el más simple de los nudos. La forma representa la idea de UN DIOS y la relación de la sagrada trinidad que llega como Uno y existe en todas las cosas (positivo, negativo y neutral).
PROFANO.
Profano es, etimológicamente, aquello que está “fuera de” un lugar sagrado; aquello que no ha sido, en virtud del rito, sacralizado. El no iniciado es un profano que mundea entre las tinieblas exteriores y sólo mediante el ritual de la iniciación “verá la luz” y se convertirá en la "materia de obra" susceptible de recibir la semilla del Conocimiento, es decir "los misterios y privilegios", como se dice en algunos rituales.
SALARIO:
Esta palabra deriva de sal -el principio neutro de la Alquimia- en clara alusión a la época en que los constructores eran pagados en especie (y la sal era una de éstas, usada como conservante de los alimentos) o bien en moneda, como recompensa al trabajo realizado.
Cada cual recibía un sueldo que se correspondía con el grado, cargo y función que desempeñaba en la Organización. Complementando esta función de subsistencia material y siendo jerárquicamente superior a ella, el salario también simboliza una recepción espiritual.
La sal tiene un simbolismo complejo y variable según el contexto en el que aparece. Significa la "unión" por cuanto mezclada con el agua se funde en ella. (Viene a significar la "Reabsorción del Yo en el Universo").
Simboliza la incorruptibilidad y la purificación por su cualidad de conservar los alimentos y por ser fisiológicamente necesaria en las comidas. Así representa al "Alimento Espiritual" y la alianza con Dios. Y su consumo adquiere algunas veces el valor de "Comunión". Y es que para los hebreos compartir el pan y la sal significa establecer un lazo de fraternidad indestructible
En Alquimia la sal corresponde al principio fijo de la substanciación, es el termino medio gracias al cual el azufre anima al mercurio y este acepta al azufre; el hijo filosófico del que el azufre y mercurio son padre y madre, simboliza la Sabiduría y la Ciencia. También al igual que las tradiciones hebrea, árabe y griega, la sal viene a ser símbolo de fraternidad y de la hospitalidad, por que es siempre compartida y de la palabra dada. Por que su sabor es indestructible.
LA RUEDA.
Se considera a la rueda –o la esfera en la tridimensionalidad– como el signo geométrico más perfecto, y, podríamos decir, el más universal, pues el cosmos entero es considerado como una gran esfera, y esféricos son también los astros que lo habitan y circulares sus movimientos, que en múltiples dimensiones se realizan siempre a partir de un centro o eje. De ahí que se encuentre esta figuración representada reiteradamente por todos los pueblos desde épocas prehistóricas.
El centro de la rueda, única imagen posible de la Unidad metafísica e inmanifestada, representa el origen y el destino común de todas las cosas. De él irradia la creación entera y, sin dividirse de modo alguno, habita en el interior de cada una de sus criaturas. Es el Principio único del que todo emana y al que finalmente todo retorna. La imagen de la eternidad en la que todo es presente y simultáneo.
La circunferencia gira alrededor de ese centro invisible e inmóvil, simbolizando a los indefinidos seres manifestados a que el punto central da lugar. En ella sí hay movimiento y multiplicidad, y cada uno de los puntos indefinidos que la conforman son sólo como un reflejo ilusorio del punto central que les dio origen. Y esto es importante de hacer notar: el centro es totalmente independiente de la circunferencia; es anterior y superior a ella. La circunferencia, en cambio, no podría tener ninguna existencia sin ese centro original, pues es secundaria y contingente con respecto a aquél y su propia existencia depende directamente de él.
Sin embargo hay algo que los une estrechamente: los radios o rayos que emanan del centro de la rueda y terminan en la circunferencia. Aunque se los suele representar en número de cuatro, seis, ocho o doce, según los distintos simbolismos a que esto da lugar, estos radios son en multitud indefinida, como lo son los puntos de la circunferencia. Sin embargo desde la perspectiva del centro todos son uno solo, sin distinción alguna.
Desde cierto ángulo de visión puede verse en el centro al cielo, en la circunferencia a la tierra y en el radio al hombre como intermediario entre lo terrestre y lo celeste. O también: En el centro al espíritu, en la circunferencia al cuerpo y en el radio al alma.
Desde otro punto de vista, se puede ver al centro como el Yo único y verdadero, la esencia espiritual que constituye la identidad más profunda del ser, y a la circunferencia como a los múltiples egos con los que de ordinario solemos identificarnos. El radio será aquí el camino que en virtud de la iniciación recorremos en la búsqueda de ese centro supremo que cada ser individual únicamente puede encontrar en su propia interioridad.
En el signo de la espiral, vemos simbolizado a ese doble movimiento centrífugo y centrípeto que realiza todo ser: de la unidad o centro supremo emanan, por su irradiación, los seres, en los diversos y escalonados grados de la creación. Y desde la manifestación externa, todos ellos han de emprender el camino de retorno hacia lo único y verdadero.
Estos símbolos, incluyen y sintetizan las posibilidades de lo inmanifestado y de la manifestación; de lo inmóvil y el movimiento.
Meditemos por un momento en una frase acuñada por la Tradición que nos dice que al ser único y verdadero se lo puede imaginar –si es que fuera imaginable– como "un círculo cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna".
EL VIAJE.
Todo el recorrido de la iniciación, que supone un descenso a los infiernos y un posterior ascenso atravesando los diversos planos o niveles del ser, es visualizado como un viaje o un peregrinaje en la búsqueda del origen y el destino.
Entre los egipcios, el recorrido que realiza el alma una vez que se libera de su morada terrestre, es representado ritualmente como un viaje de ultratumba, que es lo que se experimenta con el viaje simbólico de la iniciación, cuando se muere al estado profano y comienza el proceso del Conocimiento. El peregrinaje hacia el Centro, hacia la Ciudad Santa, es realizado, como es conocido, por árabes y judíos, y, en general, las aventuras, peligros y peripecias del viaje, nos hablan de los estados por los que pasa el iniciado en el recorrido que emprende, como los héroes mitológicos en sus aventuras, en la búsqueda de sí mismo y de la ciudad celeste, lo que suele representarse además como un recorrido en el que se remonta la corriente de un río buscando la fuente original.
EL PUENTE.
El viaje puede también visualizarse como el atravesar el río de un lado al otro, en cuyo caso cada orilla representa un grado diferente del ser: la una se corresponde con la tierra y la muerte, y la otra con el cielo y la inmortalidad. El puente es, como lo es también el arco iris, el símbolo que une a estas dos márgenes del río, y ambos representan también a las energías celestes y su descenso al mundo terrestre, y a la "alianza" que permite el ascenso, desde la tierra, al cielo.
LA LLAVE.
La llave es el símbolo del "Silencio" y tiene una gran importancia en las antiguas tradiciones, Venia representada en el umbral del "Adytum" es decir el lugar más sagrado y secreto de los templos, lugar en donde se recordaba a los candidatos a la iniciación del deber del secreto y prometía al profano la revelación de los misterios impenetrables, hasta en él aquel momento ocultos para él.
Si nos movemos en la representación de Edipo Rey, vemos que el coro habla de la llave de oro que mantiene cerrada la boca del Hierofante que venía a oficiar en los impenetrables Misterios de Eleusis.
Si observamos con iniciática atención vendremos a considerar también el papel importante y sobrenatural que tenia en las Fiestas de Jano la llave. Ya que sus llaves abrían y abren las puertas solsticiales, es decir, el arcano acceso a las fases ascendentes y descendentes del impenetrable ciclo anual, que se repite a lo largo de la vida.
En cuanto a la Mitología Religiosa, tenemos que la llave se nos muestra otra vez retadora: La enigmática Sacerdotisa de Ceres llevaba una llave como insignia de su oficio. En los Misterios de Isis, la llave viene a significar la apertura del corazón y de la conciencia ante los enigmáticos "Asesores de los Muertos".
En el tema de Agarta, el Sumo Sacerdote indio, es portador de una tiara con dos llaves entrecruzadas, que viene a ser el símbolo de la posesión del "Sumo Secreto" o "Palabra Sagrada" que estaba grabada en un triangulo de oro encerrado en una caja herméticamente sellada. Las llaves están como no, entre los atributos del Sumo Pontífice, viniendo a representar las llaves del Cielo, entregadas y depositadas simbólicamente a San Pedro. Cuando ya hablamos de Esoterismo, tener o ser poseedores de la llave, significa haber llegado al ansiado estadio de la "Iniciación". Haber podido acceder a una morada espiritual, enfin, a un "Grado Iniciático".
Si vemos con detenimiento el desarrollo de algunas tradiciones, se nos muestran tres llaves que nos abren las puertas a tres recintos, los cuales se nos muestran como los tres grados o etapas de la "Iniciación".
EL COLOR NEGRO.
Tenemos que acercarnos a las palabras de Jung, "El Negro es el lugar de las germinaciones, es el color de los orígenes, del comienzo, de las impregnaciones, de las ocultaciones, en su fase germinativa antes de la explosión luminosa del nacimiento..."El negro es el color de la substancia primordial de la materia prima, de la indiferenciación al que se le atribuye un sentido de oscuridad.
Pero también es símbolo de la no manifestación y de la virginidad primordial, y en este ultimo sentido lo encontramos simbolizado en las Vírgenes Negras medievales, la Piedra de la Meca, etc..
También tiene un significado ambivalente, el negro representa pena, dolor, soledad, tristeza, destrucción y muerte. Es la ausencia de la alegría (es decir de otros colores).
Corresponde a Malkuth (El Reino) pero también representa lo que esta más allá del negro-blanco, de la "Manifestación es decir "El Ainh-Soph".
EL TRONO DE SAN PEDRO.
"Cátedra", del griego y del latín silla o trono, es la raíz de la palabra catedral, la iglesia oficial de un Obispo donde se sitúa su cátedra y desde la que predica: es por tanto un símbolo de su autoridad para enseñar. Otra palabra para cátedra es "sedes", de la que procede la palabra "sede", que es el lugar desde el que el Obispo gobierna su diócesis. La Santa Sede, por ejemplo, es la sede del Obispo de Roma, el Papa.
La cátedra de Pedro, que durante siglos se pensó era la silla episcopal de San Pedro y se encuentra actualmente custodiada en el Altar de la Cátedra en la Basílica de San Pedro, es el trono que Carlos el Calvo, nieto del Emperador Carlomagno, regaló al Papa Juan VIII el día de Navidad del año 875, cuando el Pontífice le coronó emperador. En 1666 la cátedra se instaló encima de un altar, en el ábside de la basílica vaticana, conforme al proyecto de Bernini.
Según la tradición, era una silla doble, de la que algunas partes se remontaban a los primeros tiempos del cristianismo y al primer Papa, San Pedro. Sin embargo, los estudios efectuados durante su restauración entre 1968 y 1974, cuando fue extraída de su nicho en el altar de Bernini, revelaron que era una silla única, en su mayor parte de acacia, cuyas partes más antiguas databan del siglo VI. Lo que parecía ser una segunda silla era una cubierta que servía para proteger el trono y llevarlo en procesión.
EL GALLO.
"¿Quién infundió la sabiduría al ibis, y dio al gallo inteligencia?, Job, 38,36.
En el libro de Job se señala que a dos aves se les ha dispensado la facultad de previsión: Al ibis, que anuncia las crecientes en el Nilo y al gallo, el nacimiento del día. Son por tanto símbolo de la inteligencia venida de Dios.
En la Grecia clásica, por un lado se inmolaba el gallo a Aslepios (Esculapio), dios de la medicina, para obtener la salud y vencer la enfermedad y por el otro estaba consagrado a los dioses solares y lunares por lo que Pitágoras en Los versos de oro recomendaba: "Alimentad al gallo y no lo inmoléis, pues está consagrado al sol y la luna".
Con otro destino, el gallo era también sacrificado entre los helenos: Como psicopompo, para anunciar una muerte en el otro mundo y conducir allí al alma de un difunto. Así lo hace Sócrates antes de morir y le pide a Critón sacrifique un gallo a Aslepios. Este papel de psicopompo es también el que lo liga a Hermes (Mercurio), el mensajero que recorre los tres niveles del Cosmos, desde los infiernos al Cielo. Y también entre los antiguos germanos, fue un animal funerario sacrificado al igual que el perro y el caballo.
En la Grecia moderna por otra parte es costumbre matar un gallo, un carnero o una oveja y dejar que su sangre corra sobre la piedra angular, bajo la que luego se entierra al animal con el objeto de conferir al edificio solidez y estabilidad.
Mahoma, al parecer prohibía la maldición del gallo desde que es el animal que llama a la primera oración matutina. Más aún, decía: "El Gallo blanco es mi amigo; es el enemigo del enemigo de Dios". Presume que su canto indica la presencia del ángel.
Por otra parte, en la leyenda, a Mahoma una noche se le aparece el Angel Gabriel, lo despierta y abriéndole desde el cuello a la cintura, le sacó el corazón y lo lavó; volvió luego a colocarlo en su pecho, llenando así su alma de fe y sabiduría. En ese estado de pureza Mahoma monta una fabulosa criatura, la yegua Buraq, que tiene cara de mujer y es capaz de recorrer de un solo salto una distancia tan grande como la que alcanza la vista. Así encuentran el gallo blanco que sostiene con la cabeza el trono de Alá, mientras sus patas descansan en tierra.
El gallo ha sido universalmente asociado a la salida del sol, al que anuncia, por lo que su simbología es preferentemente solar. El canto del Gallo expulsa a las tinieblas, hace que salga el sol. “En la Tierra no hay nada más solar que el gallo” (Proclus). Referencia a la virtud de anunciar el día es lo que ha dado nombre a que a la misa de medianoche de nochebuena se la llame Misa de Gallo. De paso diremos que la primer Misa de Gallo de Occidente tuvo lugar en Roma, probablemente en el Siglo VI.
En el Cristianismo ha sido tomado como el anuncio de la venida de la luz (Cristo), por lo que en ocasiones representó a San Juan Bautista. Es así uno de los tres animales emblema de Cristo, junto con el águila y el cordero, pero el gallo transmite especialmente su simbolismo solar: luz y resurrección. Este especial sentido llevó en la Edad Media a ser cabeza de las veletas que señalan la dirección del viento y están por encima de las Iglesias y Catedrales, lo que representa la supremacía de lo espiritual sobre lo material, el origen celeste de la salvación.
En Extremo Oriente tiene también un papel benéfico. Representa las cinco virtudes: Civiles (la cresta lo asimila a un mandarín), militares (tiene espolones), valor (por su comportamiento en combate), bondad (llama a comer y comparte su alimento con las gallinas) y la confianza (la seguridad de que tras su canto vendrá el alba).
El abraxas del gallo: Incorporado a la simbología gnóstica, y presente en el abraxas, sello que fuera templario, acompaña por otra parte muy frecuentemente a San Pedro en la iconografía. Como se sabe en el abraxas sobre un cuerpo humano se insertan dos animales, de simbolismo complementarios: el gallo y la serpiente. Compuesto sobre una apariencia humana de torso desnudo y delantal ceñido a la cintura, en la mano derecha porta un escudo redondo y en la izquierda una especie de látigo. Tiene la cabeza de gallo y las piernas formadas por serpientes que terminan en cabezas alzadas. El gallo encarna al iluminado que renace con la luz y la serpiente la sabiduría ancestral que perdura gracias a sus poderes para mudar o metamorfosearse.
LA VENERA O CONCHA DEL PEREGRINO.
Todas las peregrinaciones, sin excepción, poseían toda clase de objetos y atributos característicos, recuerdos de las mismas, en muchos casos objetos santos o santificados. A veces eran piedras de los edificios santos, piedras de las tumbas, agua del Jordán, aceite de las lámparas que ardieron ante sus altares, velas quemadas ante la tumba de Cristo, limaduras de hierro de las cadenas de San Pedro, etc.
La peregrinación a Santiago durante los siglos XI y XII posee enseñas propias, entre las que sobresale el uso de veneras o conchas como gran atributo jacobeo. Son conchas de vieiras del tipo Pectem Maximus L., que se pueden encontrar desde Madeira hasta Noruega. El uso de tal motivo fue tan pródigo en el peregrino jacobeo, que no solo tenía la presumible funcionalidad de ayudarse con ella para beber, sino que formaba parte de su indumentaria decorativa en el traje de romero, en la esclavina, en el sombrero. Incluso comprada como regalo se podían encontrar en plomo, hueso, marfil y metales preciosos, que se vendían en mercado floreciente en la puerta de Azabachería.
La venera parece que ya había sido anteriormente utilizada en ofrendas mortuorias en ritos prehistóricos, y en la antigüedad era considerada como símbolo del amor, atribuyéndosele efectos afrodisíacos. También están esculpidas en los sarcófagos de los primeros cristianos de las iglesias coptas, recomendadas también en brujería contra el mal de ojo, mala suerte, enfermedades, etc. Pero no figuran en ningún caso asociados a la iconografía cristiana antes del culto a Santiago, y cuya aplicación al mismo está sin una clara explicación.
El mito de que los peregrinos se acercaban a las playas para recoger tales enseñas para regresar después a sus países con la demostración de haber realzado la peregrinación es falso, por cuanto la venta de estos objetos fue fruto de un ascendiente negocio en la ciudad de Santiago, en la puerta de Azabachería, de tal modo que tuvo que ser regulado contractualmente por la iglesia que se queda con el 33% del negocio, y la venta fuera de la villa estaba prohibida bajo excomunión. La venera indicaba fundamentalmente la peregrinación a Santiago, pero por extensión se adjudicó a todo tipo de peregrinación, y por consiguiente era objeto de devoción local en otros santuarios, generalmente cerca del mar, como en Francia en el santuario de Saint-Michel, donde la efigie del santo ha de aparecer grabada en las representaciones de plomo, como lo hacía el Santiago matamoros en las de Compostela.
El estudio de las veneras naturales descubiertas en las excavaciones nos informa de la extensión e importancia del culto a Santiago a través de Europa y sus caminos, de las rutas de peregrinación, de los hábitos funerarios, de la evolución de los vestidos con que se enterraban los peregrinos, de las supersticiones, de las prácticas de la medicina popular, y otros muchos desarrollos de minuciosa atención. La mayoría de las veneras que aparecen en las tumbas no pueden ser consideradas como ofrendas mortuorias, aunque después de la Edad Media y hasta el siglo XVIII formaban parte del traje del peregrino enterrado con ellas. Se encuentran estas tumbas fundamentalmente fuera de España, sobre todo en Francia, en las rutas principales, pero también en las secundarias o de acceso, formalizando de ese modo el Camino a través de sus enseñas. Hay restos en el Schleswig alemán, en Amsterdam, en Breslau, en Ginebra, en Londres, en Lyon, en Malinas, en Salisbury. Los ejemplos de enseñas más antiguas en el subsuelo se encuentran en la segunda mitad del siglo XII extendiéndose por los países citados en los siglos en los que la peregrinación era más numerosa e importante.
El significado de la venera en el transcurso de los siglos y de los caminos pasó a ser el signo de reconocimiento de peregrinación y dificultad, por lo que al portante de las mismas se le ofrecía ayuda en la consideración de su esfuerzo y santificación para sobrellevar las fatigas y peligros, siendo a la vez beneficiarios de las obras de caridad que ofrecían las instituciones hospitalarias, las cofradías y otras gentes que en ellos reconocían al peregrino y a Cristo, como era el indicativo evangélico extendido en esa época, y a lo que nos hemos referido en semanas anteriores.
Podemos así concluir que la venera es el signo por excelencia de la peregrinación jacobea, pero que en ningún caso nació como signo telúrico en el Camino, aunque si fue donde más importancia y desarrollo tuvo.
VARIETUR DEL NE.
“No debe ser alterado”. A veces, un notario público después de autentificar un documento, puede escribir estas palabras. Ne Varietur. Ne varietur, se trata de una locución latina que significa: “Para que nada sea cambiado”; usada para indicar reproducción muy fiel. Por consiguiente, ne varietur es la “firma modelo”, o sea, aquella que no será cambiada, pues, una vez puesta en documento masónico oficial, servirá de base para una posterior verificación de autenticidad.
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