sábado, 9 de enero de 2010

EL ARTE MASONICO EN WASHINGTON



El arte masónico en Washington

La nueva novela del autor de El código Da Vinci, Dan Brown, ocurre en una ciudad fascinante en sus contradicciones. Hunde sus raíces estilísticas en la antigüedad, pero sólo tiene 200 años de historia. Es en sí misma un homenaje a la razón, pero se inspira en arcanos simbólicos como las estrellas de cinco puntas y las cruces. El símbolo perdido es en sí mismo un mapa oculto de Washington, una ciudad diseñada por masones.

LA CASA DEL TEMPLO
Durante décadas, los amantes del ocultismo han utilizado el mapa de la capital de Estados Unidos para trazar figuras esotéricas. La Casa Blanca, unida a las rotondas que la rodean, forma una estrella de cinco puntas invertida. En la misma calle de la residencia presidencial se halla La Casa del Templo del Consejo Supremo Número 33, una logia masónica construida a imagen y semejanza...
...del mítico Mausoleo de Halicarnaso.

Dos esfinges reciben al visitante. Una claraboya ilumina la sala central, en cuyo centro se yergue un pedestal con los libros sagrados. Aquí, en este escenario abierto al público, bebe la sangre simbólica e iniciática el demonio Mal'akh, de un cráneo humano, en las primeras páginas de la novela.

En la tradición masónica de Estados Unidos hay un personaje muy respetado: el fundador de la patria, el general y primer presidente George Washington. A su memoria, precisamente, se le dedicó uno de los principales templos masones de Estados Unidos en Alexandria, a las afueras de Washington. Fue construido en los años veinte del siglo pasado, imitando al faro de Alejandría.

En Estados Unidos hay unas 35 logias masónicas. Entre los padres fundadores de la patria había unos 18 masones. Y era masón el arquitecto franco-americano Pierre L'Enfant, que diseñó esta ciudad en 1791 (un proyecto que se extendería durante más de un siglo y cuya magnitud ha quedado como uno de los últimos hitos del urbanismo).

En el interior de este monumento, un mural muestra al general Washington colocando la primera piedra del Capitolio en 1793, siguiendo un pomposo rito masónico, ataviado con un delantal y luciendo otro símbolo muy querido para esa hermandad: la escuadra y el compás.

EL CAPITOLIO
En las catedrales católicas, las cúpulas sirven para reflejar el mundo celestial, el advenimiento de Jesucristo. La del Capitolio es exclusivamente laica. En su techo, a Jesucristo le sustituye el propio general Washington, sentado en los cielos, laureado por las diosas de la Victoria y la Libertad.

"La arquitectura neoclásica está meticulosamente diseñada para evocar la grandeza de la antigua Roma, cuyos ideales fueron la inspiración de los fundadores de América cuando establecieron las leyes y la cultura de la nueva República", según escribe Dan Brown en su novela. A través de la balconada interior se accede a la torre que adorna la cúpula en el exterior, desde la que se tienen unas impactantes vistas del distrito de Columbia.

Desde esa torre se percibe el simbolismo religioso con el que los fundadores masones de la patria diseñaron Washington. Los monumentos a Jefferson y Lincoln, el Capitolio mismo y la Casa Blanca forman una cruz, en cuyo centro se yergue otro de los puntos cruciales de la novela de Brown: el monumento a Washington, el obelisco más alto del mundo.

EL OBELISCO
Admiradores de la arquitectura y el arte de la antigüedad, los masones tomaron el símbolo del pilar como una representación de su relación con la divinidad. Tal y como el experto masón Carl Claudy dijo en su Introducción a la masonería, "los pilares son símbolos de gran valor; el iniciado de la antigüedad veía en el obelisco el verdadero espíritu del dios al que adoraba".
Se puede ascender hasta un mirador situado en la pirámide que corona el monumento, a 169 metros de altura, con un ascensor. Para acceder a él hay que retirar unas entradas gratuitas, muy preciadas en la ciudad, que se reparten a las ocho y media de la mañana y se agotan en minutos, en un centro de visitantes cercano.

Subir hasta esa pirámide significa estar en el punto más elevado de la ciudad, en el nivel más elevado de cuantos se puede encontrar en esta masónica ciudad. Dan Brown así lo entendió, y por eso le dio a este punto, visible desde la Casa Blanca, el Capitolio y casi toda la ciudad, un protagonismo merecido en su novela. Desde aquí se confirma lo que el escritor observa en el libro: "Incluso desde el aire, Washington DC exuda un poder casi místico"..

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