domingo, 10 de octubre de 2010

¿En que creemos los Masones?




¿En que creemos los Masones?

Por : Christian Gadea Saguier,

Libre pensador y filosofo Paraguayo.

Empecemos diciendo que, en muchas materias, no todos los Masones piensan lo mismo ni creen en las mismas cosas. Existen Masones en diferentes países, insertas en diversas culturas; en comunidades religiosas que se disputan el mundo de los creyentes y se les encuentra en diferentes partidos políticos. Veamos cuáles son los rasgos comunes que los mantienen unidos, los identifica; los postulados que les sirven de base para sus razonamientos y las proposiciones en las que creen.

Religión

En materia de creencia dicen nuestros Principios que la Masonería ni prohíbe ni impone a sus miembros ninguna convicción religiosa. Los Masones tienen a este respecto la más plena libertad y la Masonería, respeta todas las creencias religiosas sinceras, cree que nadie tiene la exclusividad de la verdad. Así, los masones pueden adherir al culto religioso que mejor satisfaga sus conciencias, o no comulgar con religión alguna, o declararse agnósticos, entendiendo por “agnosticismo” aquella postura filosófica según la cual se cree sinceramente y con humildad, que el entendimiento humano no es capaz de conocer lo absoluto, o sea la Divinidad, sino solamente lo relativo, a aquello que está al alcance de los sentidos y del limitado entender del ser humano.
Aceptan sí todos los juicios honrados, las investigaciones serias sobre el origen del Universo, las concepciones sobre la Divinidad y aquellos cultos religiosos y escuelas filosóficas que tratan de resolver las grandes incógnitas del pensamiento humano.

Laicismo

Los Masones defienden el laicismo, doctrina que protege la libertad del hombre, de la sociedad y particularmente del Estado, de toda influencia eclesiástica o religiosa excesiva o indebida. El laicismo es una actitud y un sentir liberal y tolerante, que no combate idea o sentimiento religioso alguno sino que, al contrario, los respeta y los deja al dominio exclusivo de las conciencias; involucra la idea de libre examen, el derecho que tiene toda persona de estudiar, conocer, comparar, investigar y sacar conclusiones según sus propias faculta0des; reconoce el derecho a la razón frente a la cerrada obligación que impone el dogma.
Los Masones no son antirreligiosos ni combaten ninguna creencia religiosa pero como son hombres libres y laicos, combaten los fanatismos, las afirmaciones dogmáticas y los fundamentalismos religiosos y, cuando es necesario, se oponen a aquellas proposiciones sectarias que tienden a asemejarse a los fundamentalismos. Se oponen a aquellas jerarquías religiosas que, cada cierto tiempo pretenden que no sólo sus fieles, sino que el conjunto de la sociedad se comporte según sus particulares creencias, sin dejarle espacio a otros credos u otros puntos de vista, espacio al que todos tienen derecho. Los Masones creen que sólo la existencia de un Estado y de un espacio público laico, aseguran la convivencia armoniosa y fraterna en un país, garantizan la paz y el respeto entre las distintas corrientes ideológicas y permiten la presencia enriquecedora de la diversidad cultural u religiosa en una sociedad.

Tolerancia

Un valor muy importante para los Masones es la Tolerancia, que es el respeto, la indulgencia y la consideración hacia las opiniones y prácticas de los demás. Es necesario precisar que la tolerancia no es permisividad ni silencio cobarde, ni mucho menos cómplice, respecto de las conductas indebidas. Es una tolerancia activa y no una actitud pasiva; se trata de abrirse a la verdad del otro, de permitirle que se exprese, de brindarle la posibilidad de enfrentarse con nuestra verdad. Con afecto y compresión es más fácil confrontar ideas discordantes y tratar de encontrar una síntesis entre visiones opuestas sin descalificación, agresividad ni competencia. La virtud de la tolerancia adquiere particular importancia en el tratamiento de ciertos temas, como lo valores, Religiosos y políticos, pues se trata de materias esencialmente opinables, donde generalmente no caben las pruebas científicas irrefutables y donde la verdad sólo se puede alcanzar con el sentimiento y la razón.
Todas las personas, sin excepción alguna, tienen el derecho de sostener su propia verdad, con elevación, respeto y especial consideración por los puntos de vista de los demás. Porque son tolerantes, los Masones, sean poderosos o humildes, ancianos o jóvenes, con creencias religiosas y partidos políticos diferentes, pueden reunirse u trabajar juntos en la sociedad; porque son tolerantes pueden congregarse en armonía y tratarse con moderación y cordialidad, sin distinción de jerarquías sociales ni de otro orden. De igual modo, la Masonería cree que una sociedad como la nuestra no puede existir sin la tolerancia. Por eso trata de propagarla por el mundo y con ello evitar horrores y muchas lágrimas.

Trato reciproco

Los Masones, libres para pensar, laicos y tolerantes, creen que no se debe hacer con los otros lo que no queremos que se haga con nosotros; que se deba proceder con los demás como desearíamos que se procediera con nosotros mismos. Esto porque la Masonería es esencialmente humanista, cree en el hombre y su unidad, a pesar de la diversidad, éste es el centro de sus ocupaciones, busca y cree en su realización, dignidad, felicidad y perfectividad personal y de la sociedad.

Evolución

Los Masones no temen al cambio, por el contrario, lo propugnan; la evolución es condición de progreso y de desarrollo, tanto para los individuos como para la sociedad. En esta evolución creen que es necesario “prescindir de las pasiones e intereses de círculos para inspirarse sólo en altos ideales”. Así estiman que pueden adaptarse, y de hecho lo hacen, a las evoluciones sucesivas de la civilización en cada tiempo y en cada país, saben que es necesario luchar por la verdad contra la mentira, la sinceridad contra la hipocresía, la libertad y la tolerancia, contra la tiranía y el fanatismo, evitando la pérdida de valores y manteniendo doctrinas arraigadas.
Los Masones están al lado de la Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, en la justicia social y combaten los privilegios y la intolerancia. Los Masones proclaman que el trabajo es uno de los deberes y derechos fundamentales del hombre ya que es un medio eficaz para desarrollar la personalidad y contribuir al progreso social; que debe unirse a todos los hombres en la práctica de una moral universal que elimine los prejuicios de toda índole y promueva la paz y el entendimiento entre las personas y los pueblos.
La Masonería vela porque los ideales y los valores estén siempre vigentes y, por ello, siente gran simpatía por los hombres con ideales y aquellos que persiguen utopías en sus anhelos de un mundo con un futuro perfeccionado para un hombre en permanente evolución.
Las enseñanzas de la Masonería no son secretas u ocultas. Lo único reservado es la manera como al orden imparte sus enseñanzas a personas honorables que quieren recibirlas.



El renacimiento de la masonería en Algeciras

La asociación celebra reuniones mensuales con rituales muy antiguos. · Autor: Faro

Por Domínguez Saucedo

La masonería ha vuelto a instalarse en Algeciras, 75 años después de que fuera disuelta como consecuencia del inicio de la Guerra Civil y de la represión que sufrió por parte del bando nacional. Así, la Logia Trafalgar, la única que existía en la ciudad en 1936, ha sido reconstituida por un grupo de seguidores de esta hermandad filantrópica.

A los actos de su recuperación e instalación en la ciudad, que tuvieron lugar el pasado 15 de julio, asistieron miembros de todas las Logias de Andalucía, muchos representantes de las Logias españolas y una nutrida representación de las Logias de Gibraltar.

La historia de la masonería en Algeciras se remonta a la época del sitio de Gibraltar, cuando ya estaba bastante extendida en la zona. Así, en el siglo XIX ya existían en la comarca las Logias Trafalgar, Carvajal, Guzmán el Bueno y el Capítulo Wamba, teniendo su máximo desarrollo en el Campo de Gibraltar a finales del siglo XIX, cuando desarrollaban su actividad en la zona multitud de Logias.

En el siglo XX, sobre todo a partir de la segunda década y hasta el comienzo de la Guerra Civil, se multiplicaron de una forma asombrosa. En La Línea, con una población de naturaleza básicamente laboral, llegaron a contabilizarse catorce, en las que confraternizaban ciudadanos ingleses, carabineros, intelectuales y obreros en la más perfecta armonía.

Los fuertes vínculos de los hermanos de La Línea y San Roque con la masonería británica era lógica, habida cuenta de la elevada proporción de los vecinos que se ganaban la vida al otro lado de la frontera gibraltareña, con lo que esta confraternización fue creciendo con el paso del tiempo.

El grueso de las iniciaciones en las Logias del Campo de Gibraltar se produjo en los años 1926 y 1927. En el Campo de Gibraltar, en aquella época, por la influencia de los ingleses, la masonería no estaba perseguida. Era una sociedad legalmente constituida, integrada por personas honorables, con sus estatutos, reglamentos y directiva aprobada por el gobernador.

No vivían, pues, en la clandestinidad, sino a plena luz y dentro de la ley, y seguían el ejemplo de convivencia en perfecta armonía reinante en Gibraltar, donde existían, junto al templo católico, la capilla protestante, la mezquita árabe, la sinagoga hebrea, la pagoda india y la logia masónica, sin que se molestaran los unos a los otros los partidarios de cada uno de estos cultos, religiones y sociedades.

En el taller masónico convivían en completa hermandad todas las profesiones, oficios y carreras, como militares de graduación, oficiales de la Marina Mercante y de Guerra, empleados de todas las ramas de las administraciones, políticos de todas las ideas, obreros o artesanos.

Todos los hermanos eran conocidos en la ciudad. Cumplían perfectamente con sus deberes sociales y profesionales y muchos con sus deberes religiosos. En aquel ambiente tenían algunos la convicción de realizar una labor altamente cristiana con sus actuaciones, desde el primer día de ingreso en la Logia, obligando a cumplir el reglamento, oponiéndose enérgicamente a toda discusión de carácter político o religioso, llevando a todos los actos el espíritu de comprensión, de fraternidad y tolerancia propios de la institución, y sin el cual era imposible la convivencia social.

Aunque también estuvieron las logias desgarradas por rencillas políticas. Los partidos republicanos se dividieron en multitud de banderías hostiles, hasta el punto de que el Algeciras, un alcalde saliente lerrouxista y un alcalde entrante azañista, ambos miembros de la Logia Trafalgar de Algeciras, se hacían campañas de prensa escandalosas e incluso se insultaron y agredieron en público. Las pugnas de intereses privados comerciales entre los miembros de las Logias consumieron gran parte de la energía de estas.

La más clara definición de masón que existe, según apuntan en la Logia Trafalgar, la elaboró el poeta masón Rojas Cabrera, y fue utilizada en los trabajos masónicos de muchos hermanos de las Logias del Campo de Gibraltar: “alma noble, vida honrada, franco, cortés, generoso, padre, amante, buen esposo, odio a nadie, miedo a nada. De la virtud defensor, sostén de la libertad, siervo de la caridad, compañero del dolor. Refractario del fanatismo que en la falsedad se inspira. Verdugo de la mentira y juez del oscurantismo. Adora a Dios y a sus seres y es a más de todo eso, sacerdote del progreso y esclavo de sus deberes”.

En relación al oscurantismo existente en torno a la masonería, aseguran que “es una historia oscura sólo en España. En Estados Unidos, por ejemplo, se tiene en cuenta en los curriculums si eres masón para encontrar trabajo”.

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