domingo, 17 de julio de 2011

Los Esenios En El Templo De Jerusalém

Autor: R:.H:. Carlos Napoleón del Carpio Palacios

Dentro de todas las culturas predominantes de esa época tales como Los Saucedos y los Fariseos, los Esenios fueron los que permanecieron fieles a sus principio y a sus enseñanzas que datan desde el siglo 1696 A.de C. En la época de Jesús, no se limitaban a la comunidad de Qumram. Muchos de ellos vivían en las ciudades entre las poblaciones locales. La mayoría estaba casado y tenían hijos, a los cuales los educaban conforme a los ideales de su Fraternidad. Por lo general desempeñaban oficios manuales, como agricultura, pesca, carpintería, alfareros, panaderos, etc. Siendo profundamente místicos, llevaban una existencia tranquila basada en el respeto al prójimo y en la veneración a Dios. Conocidos por su obsequiosidad, integridad y sabiduría, gozaban de una buena reputación por parte de los pueblos.

En el Templo de Jerusalém, construido por el Rey Salomón, los Esenios disponían de una sala en donde podían reunirse libremente. Era ahí donde se reunían para hablar entre ellos o proceder a ciertos rituales. Era Allí también en donde predicaban a la intención de los judíos que ya no estaban satisfechos de la orientación que el sacerdocio había dado al judaísmo. Esto es no criticaban los fundamentos de esas religiones ni las dirigían, ya se tratara de los Saucedos o de los Fariseos. Preparaban más bien la llegada de Jesús, como Juan el Bautista lo hacía en las localidades aledañas. Lo presentaban entonces, no solamente como el Mesías al cual referían las profecías, sino también como aquel que Dios había elegido para sellar una NUEVA ALIANZA con Él. Al respecto, hay que notar que la comunidad esenia, en su conjunto, era igualmente designada con el nombre de “Comunidad de la Nueva Alianza”. Recordemos que la Primera Alianza fue entre Dios y Adam, la Segunda Alianza fue entre Dios y Moisés.

Lo que a continuación se menciona nos conducen a aclarar que los esenios no creían que Jesús se había encarnado para fundar una nueva religión, en este caso el Cristianismo. Según ellos, Él vino a establecer una nueva Alianza, no entre Dios y el pueblo judío únicamente, sino entre Dios y todos los hombres, independientemente del papel que tuvo en la redención del mundo. Cabe notar también que Jesús nunca limitó sus prédicas y sermones a un pueblo en particular. Desde ese punto de vista, su mensaje se alejó de la línea del de Moisés, quien proclamaba principalmente una Alianza entre Yavé y los Hijos de Israel o lo que fue la Segunda Alianza.

En el año 68 de nuestra era, los judíos se sublevaron contra los romanos, quienes ocupaban Israel desde aproximadamente un siglo, imponiendo sus costumbres y cultura a los habitantes de ese país. El ejército romano ejerció severas represalias contra el pueblo, especialmente contra los zelotes, considerados justamente como los instigadores de esa revuelta. Los más decididos entre ellos vivían en Masada, fortaleza construida al sureste del Mar Muerto. Los romanos atacaron esa fortaleza y, después de varios días, lograron penetrar en ella por medio de una larga rampa hecha de bloques y piedra. Pero sintiéndose perdidos, los zelotes prefirieron suicidarse que rendirse y ser prisioneros, incluso hasta ser crucificados, como se hacía en esa época. En la actualidad, su resistencia y su martirio son considerados por muchos israelitas como un símbolo de valor y determinación.

En los días que siguieron a la toma de Masada, el ejército romano derribó todo lo que los zelotes habían construido en ese lugar. Así mismo, destruyeron Qumram, por temor a que los esenios ocultaran entre ellos a los revolucionarios o, a su vez, tomaran posición contra los romanos. Algunos de ellos se movieron al Monte Carmelo, en donde se encontraba un monasterio Esenio. Otros, se fueron a Siria y se unieron a las escuelas de los misterios que existían en ese país. Otros incluso partieron a Grecia y fueron recibidos por los “Terapeutas”, quienes provenían de la misma comunidad original y quienes compartieron, en consecuencia los mismos ideales y conocimientos místicos y esotéricos. De una u otra forma esos conocimientos que vienen desde épocas inmemorables (Lemurianos, Atlantes y egipcios) no se han perdido a pesar de las vicisitudes de la historia, ya que se han perpetuado a través del tiempo y de país en país, conocimientos que se encuentran incluidos en la Masonería, razón por la cual muchos historiadores de nuestra augusta Orden manifiestan que la Masonería tiene raíces esenias.

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