lunes, 20 de octubre de 2014

El piso del templo
Por el M:. M:.Eduardo Marder
El piso del templo
Historia
El pavimento de mosaico es un antiguo ornamento de nuestra Orden, ya mencionado en los primeros rituales del siglo pasado. La Orla Dentada que lo rodea simboliza la línea, el piso la superficie y la Estrella Flamígera,- que los domina desde el centro del Templo,- el espacio.

Etimológicamente la palabra ‘mosaico’ proviene del latín ‘mosaicum y del griego ‘mouseion’ o sea propio de las musas. Es el resultado de la mezcla de piedras, maderas, nácar y vidrios de colores. Históricamente se reconocen tres tipos: el Opus Tesellatus en dos colores, generalmente blanco y negro, el Opus Sectile formado por pequeñas teselas de colores diferentes y los mosaicos multicolores en los que se desarrollaban grandes composiciones utilizando mármol, esmaltes, pinturas y vidrios opacos. Con la invasión de los bárbaros en los siglos III al VI este arte desapareció de Europa Central, conservándose entre los griegos y los bizantinos.

A través de los siglos fueron representados en los mosaicos infinidad de temas reales,- como escenas históricas, religiosas, teatrales o circenses,- o simbólicos, con imágenes mitológicas. Muestras de ello pueden verse aun hoy entre las ruinas de distintas civilizaciones: la maya y la azteca, la romana con su influencia sobre la decoración interna de las iglesias cristianas, la bizantina con su adaptación en los mosaicos árabes. En el Libro de Ester se hace mención a un rico pavimento sobre el cual las piedras preciosas formaban un bello cuadro.

En el Templo Masónico

Su piso esta compuesto por baldosas cuadradas o por dobles triángulos rectángulos, simbolizando fundamentos de nuestra Orden tales como la armonía y la igualdad, y afirmando la coexistencia de Hermanos pertenecientes a diversos niveles sociales, razas, ideas políticas y creencias religiosas, solo destacados por sus virtudes y capacidad.

La fe y la esperanza eran blancas entre los antiguos. Blanco era el color de Júpiter, padre del día. Negro el de Plutón, rey de las oscuras tinieblas: en Roma le dedicaban el segundo mes del año y dentro de él, en su segundo día se realizaban los sacrificios. en las ceremonias del antiguo Egipto los sacerdotes vestían de blanco.

Las baldosas del Templo reflejan la dualidad de la vida: el día y la noche, el placer y el dolor, la virtud y el vicio, el frío y el calor, el nacimiento y la muerte, el amor y el odio, las honras y las calumnias. Estos contrastes acompañan al hombre por los caminos de toda su existencia, y al masón en su Iniciación se le muestra por los dos sorbos de la copa simbólica. Las columnas B. y J. representan dos pares opuestos: la primera consagrada a la belleza (femenina) y la segunda a la fuerza (masculina). Su dualidad se extiende a través del piso hacia el Oriente.

Según la teoría pitagórica e binario es el símbolo de la diversidad, de la desigualdad, de la división, de la separación y de las vicisitudes que provienen del estado imperfecto en el que cae el hombre cuando se desconecta de Dios.

El contraste entre el blanco y el negro ligados por el mismo cemento, dan la imagen del bien y del mal que jalonan los senderos de la vida. También recuerda la pureza del sentimiento o el alma pura del iniciado intentando sobreponerse a los rencores, vicios y pasiones a que esta sujeto e profano. El negro no refleja los rayos luminosos y su oscuridad despierta sentimientos de destrucción y muerte. El blanco, -unión de los siete colores del espectro solar,- es luz, creación y vida, esencias del Gran Arquitecto del Universo: ‘La sabiduría que emana de Dios, es la blancura resplandeciente de la luz eterna’ canto el Rey Salomón.

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