viernes, 31 de julio de 2015
LA LETRA G
LA LETRA G
EPIPHÁNEIA
– ¿Sois Compañero?
– He visto la Estrella Flamígera.
– ¿Por qué os habéis hecho recibir Compañero?
– Para conocer la letra G.
– ¿Qué significa esa letra?
– El G.·. A.·. D.·. U.·. o bien, el que ha sido elevado a lo más alto del Templo. Esa letra significa también la Geometría y puede recibir otras numerosas interpretaciones.
La letra G, símbolo esencial de la Logia de Compañeros, no sólo posee una multiplicidad de significados, sino que, característica propia de la Masonería, presenta incluso varios orígenes distintos. Entre sus numerosos significados destacan el del G.·.A.·.D.·.U.·., Principio Universal que ha trazado los planes del macrocosmos y el de la Geometría Sagrada, la ciencia que por excelencia predispone para la unificación del microcosmos y el macrocosmos, pero ante todo, y en virtud de que esta letra se encuentra en el centro de la Estrella Flamígera, su principal significado iniciático en la Logia de Compañeros es la representación del Principio Divino que reside en el corazón del hombre dos veces nacido, el Germen de Inmortalidad, latente en el centro del microcosmos humano.
Que la letra G representa tanto al G.·.A.·.D.·.U.·. como al centro del microcosmos humano es, en palabras de René Guénon, fácil de comprender puesto que el polo y el centro son en el fondo una sola y misma cosa, el punto único que permanece fijo e invariable en todas las revoluciones del devenir. El centro del estado humano, o lugar del Hombre Verdadero, puede ser representado como el Polo Terrestre, mientras que el centro del Universo total, o lugar del Hombre Trascendente, lo es como el Polo Celeste, siendo el Polo Terrestre el reflejo o proyección del Polo Celeste. Por eso, salvo en los casos donde ambos Polos son señalados expresamente por símbolos distintos, no ha lugar a diferenciarlos, teniendo así el mismo simbolismo aplicación en dos grados de universalidad diferentes, lo que revela además la identidad virtual del centro del estado humano con el centro del ser total, pues desde el punto de vista humano, el Hombre Verdadero no puede ser distinguido de la “huella” del Hombre Universal.1
Se encuentra en los antiguos rituales de la Masonería un claro ejemplo de esta separación expresa, donde la letra G representa al Polo Universal, pues estando figurada en el centro de la bóveda, cae suspendida de ella la Plomada del G.·.A.·.D.·.U.·. directamente sobre el centro de una swastika trazada sobre el piso, que, por analogía, representa al Polo Terrestre. En cambio, la letra G situada en el centro de la Estrella Flamígera, representación del Hombre Verdadero u Hombre Regenerado, alude directamente al principio divino que reside en el corazón del iniciado, polo del microcosmos humano. En ambos casos, la letra G sustituyó a la letra Iod hebraica, como consecuencia de la asimilación fonética de Iod con God2, siendo este hecho lo que transfiere a la letra G su verdadera significación esotérica e iniciática, pues por sí misma, al no formar parte de una lengua sagrada, no podría ser considerada como un verdadero símbolo sagrado.
Iod, primera letra del Tetragramatón (el Nombre Divino Inefable) representa al Principio, de tal suerte que puede considerarse que ella sola constituye un nombre divino, el primero de todos según ciertas tradiciones. De hecho, en hebreo, a veces el Tetragramatón se representa abreviadamente por tres Iod o por una sola, inscrita dentro de un triángulo3. Su primacía viene indicada por su misma forma que evoca un punto o un germen, simbolizando la esencia indivisible que se encuentra en el origen de toda la creación, de tal manera, que la letra Iod constituye el elemento principal del cual se derivan todas las demás letras del Alefato.4 Por todo ello la Iod, como la G, tras la transposición comentada, es a la vez Principio y Germen, Principio en el mundo superior, que contiene en potencia todas las cosas, y Germen en el mundo inferior, que está contenido en todas las cosas.
Por otra parte, la letra ha sido asociada siempre a la semilla (o germen) porque encierra un contenido significativo, que debe ser extraído y desarrollado en la conciencia, ya que en la letra se esconde lo nombrado. Puede verse en todo ello una estrecha relación con el simbolismo de la Palabra de Paso, que permite al Aprendiz la entrada en la Logia de Compañeros. Tal palabra, ligada al Paso de las Aguas, se representa precisamente por una espiga de trigo al lado de un río5, en alusión a un pasaje del Libro de los Jueces, donde se relata cómo la correcta pronunciación de la consonante inicial de esta palabra permitía el paso del Jordán6, mientras que la incapacidad de pronunciarla correctamente arrastraba a la muerte7. La inicial es el símbolo del Principio y, en materia de iniciación, todo desconocimiento del Principio (el empobrecimiento del sentido de las Palabras Masónicas) cierra el camino y conduce al error y a la muerte. Ninguna enseñanza exotérica es capaz de otorgar el conocimiento real, que el hombre debe encontrar solamente en sí mismo, pues todo lo que el hombre aprende ya está en él y todas las experiencias y aprendizajes no son más que ayudas que contribuyen a la anamnesia o reminiscencia. Pero para poder acceder al conocimiento es necesaria una transmisión iniciática, que permita el despertar de las posibilidades latentes que el ser porta en sí mismo, habiendo ahí una verdadera cuestión de cualificación, pues en la edad en que vivimos la Verdad ya no es accesible a todos los hombres indistintamente. Toda iniciación comprende necesariamente varias fases que se corresponden con otros tantos estados correspondientes. Estos grados pueden ser reducidos a tres, que vienen caracterizados por las fases de nacer, crecer y producir, o, en otras palabras, descubrimiento, asimilación y propagación de la Luz. Y es precisamente la conciencia de la Luz lo que constituye el Secreto masónico, cuya posesión cualifica para el paso a otro grado.
Todo símbolo sagrado, por su condición vehicular, supone la posibilidad de un pasaje desde la realidad material hacia la verdad interior oculta. En concreto, el cruce de una orilla a otra del río, y a causa de la necesidad de esa cualificación iniciática de la que hablábamos, representa el lugar de pruebas y peligros donde el hombre comunica con su propia realidad espiritual y resulta posible el paso de uno a otro grado del ser. El Paso de las Aguas, por lo demás, suele estar asociado con un simbolismo violento que caracteriza a ese hiato o discontinuidad que marca el paso “violento”, primero de lo profano a lo sagrado, de lo exotérico a lo esotérico después y, finalmente, de los misterios menores a los misterios mayores. Durante el paso de lo exotérico a lo esotérico, que realiza el Compañero vemos en la realización del quinto Viaje, durante el cual la punta de la espada del H.·. Exp.·. incide en el corazón del inminente Compañero, una correspondencia con el uso que hace Alejandro Magno de la espada, al cortar con ella el nudo gordiano, que le confiere el acceso a Asia, y que supone un Paso de las Aguas equivalente al llevado a cabo por César en el Rubicón (o río Rojo) o al realizado por el pueblo judío, bajo la amenaza de las tropas del Faraón, en el Mar Rojo. De hecho, podemos ver en la herida realizada en el corazón por la punta de la espada del H.·. Exp.·., que actualiza la marca impresa por la punta del Compás cuando el Neófito presta juramento, otro de los significados de la letra G, debido a la equivalencia simbólica del Ojo del Corazón, la Iod y esa herida punzante recibida en el corazón, símbolos que, curiosamente, presentan una semejanza formal particularmente sugerente.8
Conocido el simbolismo del corazón como centro de la individualidad humana y sede simbólica del conocimiento, o receptáculo de las influencias espirituales, el Ojo del Corazón representa propiamente a la Intuición Intelectual, esa capacidad suprahumana por la cual, el ser humano puede participar directamente de la Inteligencia Universal. La Intuición Intelectual reside en el corazón y no podría ser de otra manera, ya que, es en el centro mismo del ser donde se halla el punto de contacto con lo Divino. El Conocimiento del Corazón, que penetra a un ser desde el interior y lo ilumina con su irradiación, es en sí mismo incomunicable, de ahí que el simple conocimiento de las Palabras Masónicas no haga partícipe del Secreto. Para alcanzar el conocimiento real el hombre debe transferir su conciencia al corazón, pues es allí donde el Germen de Inmortalidad madura y fructifica.
La letra G, decíamos, representa a ese Germen permanente e indestructible del ser, el Núcleo de Inmortalidad, denominado Lûz en la tradición hebrea, del cual se dice que se localiza en diferentes lugares del cuerpo humano, en función de la fase de desarrollo espiritual del iniciado, que se corresponden con los centros orgánicos sutiles de la doctrina hindú denominados chakras. Así, mientras en el hombre ordinario, inmerso en el estado de sueño, el Lûz se localiza en la base de la columna vertebral, es en el corazón donde ocurre la fase inicial de su germinación, que constituye propiamente el segundo nacimiento, que culminará cuando el Lûz se sitúe en el Ojo Frontal, lo que corresponde a la perfección del estado humano o reintegración del estado primordial. Finalmente, su localización en la coronilla permitirá el paso a los estados supraindividuales del ser. Por consiguiente, la letra G, representa tanto al Ojo del Corazón (particularmente cuando la Iod aparece escrita dentro de un corazón), como al Ojo Frontal o Tercer Ojo, que permite la contemplación del eterno presente y caracteriza al Hombre Verdadero o microcosmos regenerado, simbolizado por la Estrella Flamígera, e incluso, macrocósmicamente, al Ojo que Todo lo Ve, contenido en el Delta Radiante y situado en Logia entre el Sol y la Luna, ojos derecho e izquierdo respectivamente del G.·.A.·.D.·.U.·. u Hombre Universal.
La etapa de Compañero comienza entonces con la localización del Germen de Inmortalidad en el corazón y finaliza cuando éste alcanza el Ojo Frontal. Al transferir la conciencia al corazón actúa la Intuición Intelectual, regenerándonos hasta devenir en Hombre Verdadero. Es como si, estando al Orden de Compañero, alimentásemos por medio del Signo de Fidelidad el crecimiento de la Espiga, que podría verse reflejada en el Signo del Saludo, como una proyección exterior, que nace en el Germen del Corazón, se desarrolla y florece a la altura de la frente. La Espiga de trigo (como el maíz en la Tradición Americana o el arroz en la Extremo Oriental –alimentos de inmortalidad) simboliza el Conocimiento por transposición de la asimilación corporal a otra intelectual, y su llegada a la madurez indica el florecimiento de las posibilidades del ser. La etapa de Compañero terminará con la muerte de esa espiga, pues el Compañero debe morir nuevamente para poder seguir desarrollándose, ya que deberá volver a nacer, pero esta vez, fuera del mundo de las formas.
Nos queda por comentar todavía otro significado de la letra G, también recogido en el Manual de Instrucción del grado de Compañero, según el cual alude a la Geometría Sagrada, quinta de las Siete Artes Liberales, lo cual no es por casualidad, ya que este grado, que reúne numerosos elementos provenientes de la Tradición Pitagórica, está situado bajo el signo del número cinco.
En la Escuela Pitagórica, la Geometría, junto con el resto de ramas de las Matemáticas, eran consideradas como una preparación indispensable para acceder a un Conocimiento superior. Platón, que también consideraba la Geometría como un símbolo de la Verdad espiritual, había inscrito sobre su escuela: “Nadie entre aquí si no es geómetra”, lo que se comprende fácilmente cuando se sabe que a él mismo se le atribuye la fórmula de que “Dios hace siempre Geometría”. Cuando se habla de un Dios geómetra se está aludiendo a Apolo, pues si bien todas las ciencias estaban atribuidas a Él, esto era incluso más especialmente en cuanto a la Geometría y a la Medicina. La letra G, inicial de la inscripción grabada al frente del Templo de Apolo: “Gnothi séauton” (“Conócete a ti mismo”), evoca la Gnosis y, más particularmente, el Conocimiento adquirido por la vía iniciática de la Geometría.9
En los antiguos manuscritos de la Masonería operativa, la geometría se identifica constantemente con la Masonería misma, identificación particularmente apreciable en los numerosos símbolos de origen pitagórico presentes en el grado de Compañero. En este origen del significado de la letra G, ésta ha tomado el lugar de su equivalente la Gamma griega, letra que, en sí misma presenta cierto interés desde el punto de vista del simbolismo masónico, en razón de su forma misma en escuadra. Es más, el conjunto de cuatro Gammas colocadas en ángulos rectos las unas respecto de las otras conforma la swastika, lo cual alude nuevamente a la posición central o polar de la letra G. La swastika como la letra G son símbolos de la Estrella Polar, la cual es a su vez símbolo del G.·.A.·.D.·.U.·..
NOTAS
1 Cf. René Guénon: La Gran Tríada, capítulo XVIII, "El hombre verdadero y el hombre trascendente".
2 "Stands for God" recogen los rituales ingleses. Ver René Guénon: "La letra G y la svástika", capítulo XVII de Símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada.
3 La relación de la Iod con el triángulo deviene del hecho de que en la Cábala la letra Iod se considera formada por la reunión de tres puntos, que representan las tres middôt o dimensiones supremas, puestas en escuadra.
4 Así, por ejemplo, la Alef, primera letra del alfabeto hebreo, está compuesta por cuatro Iod.
5 Shibbolet significa habitualmente espiga, pero admite también el significado de la corriente del río.
6 Cuya consonante inicial coincide precisamente con la del nombre de la columna donde reciben su salario los Compañeros masones.
7 Parece ser que el uso de "shibbolets", donde la puesta en evidencia de las iniciales jugaba un papel principal, debió de ser bastante usual en la antigua Masonería operativa. Es más, todas las organizaciones artesanales disponían de un lenguaje hablado secreto, en el que la alteración y mutación de las consonantes iniciales era particularmente significativa, de tal modo que por esas deformaciones de la pronunciación podían hablar en público sin ser comprendidos por los profanos. Ver Denys Roman: Réflexions d'un Chrétien sur la Franc-Maçonnerie, "L'Arche vivante des Symboles", capítulo VII: "René Guénon et la lettre G".
8 El Ojo del Corazón como figuración simbólica de una herida se relaciona en la Tradición Occidental con la leyenda del Grial y con el doble chorro de sangre y agua que manan del corazón de Cristo, como fuente de inmortalidad. Se relaciona también con el simbolismo del Corazón Abierto de la Tradición Islámica. Cf. René Guénon: "El ojo que todo lo ve", capítulo LXXII de Símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada.
9 René Guénon habla de una estrecha relación entre Pitágoras y el Apolo délfico e hiperbóreo. De hecho, Pitágoras era llamado Pythios, nombre que significa "Guía de la Pythia", expresión, que se aplica al mismo Apolo. La Pythia era la mujer que recibía la inspiración de los Dioses en el Templo de Delfos, lugar donde era abolida la condición temporal en beneficio del Eterno Presente. Apolo, "el Médico Infalible y el Salvador Eterno", permitía al organismo humano reencontrar ese estado primordial, donde el hombre está en perfecta armonía con el Cosmos.
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