lunes, 28 de diciembre de 2009

¿A QUE LLAMAMOS LIBERTAD?


¿A qué llamamos libertad?

¿Qué es aquello que nos hace sentirnos prisioneros y nos provoca esa inquietud de búsqueda de libertad? La libertad no es el resultado de tener una situación social determinada, un poder económico o cualquier otro aspecto que nos favorezca externamente. La libertad sólo se puede vivir cuando deja de haber alguien que quiera ser libre. Quedamos atrapados en la consciencia superficial del pensamiento, que quiere y desea ser libre. Esta demanda es un reflejo de la conciencia profunda unitaria, libre de todo condicionamiento. Cuanto más buscamos la libertad en ideales, deseos, etc., más atrapados nos sentimos y vivimos. Podemos observar, que la fuerza, dependiendo de cada personalidad, será más o menos fuerte, pero todas las personas buscan ser libres.
“La existencia es un movimiento continuo, caprichoso y juguetón, que por mucho que nos empeñemos jamás podremos controlar. El mundo externo no tiene nada que ver con nosotros, con lo que somos. Nosotros no estamos en el exterior. No residimos en ninguna ciudad, ni país. No tenemos casa ni nombre. Somos siempre y por siempre: perenne, inmutable…, incambiable.”
Sin darnos cuenta, nos salimos de nosotros mismos, no hablamos desde unas ideas, teorías, filosofías que solo nos llevan a los opuestos: libre-atado, gusto-dolor, seguridad-inseguridad, etc. Ahí podemos observar como queremos controlar y todo lo que queremos controlar, provocando fricciones y conflictos; ahí sigue existiendo un alguien que cree que está controlando. Vivimos una dualidad, vivimos en la conciencia superficial; esa misma fuerza que hace que

la comprensión de lo relativo, y una y otra vez nos situamos en la unidad de conciencia que somos. Ahí somos todo el amor, toda la energía y lucidez que se expresa en nosotros, independiente de todo lo externo, de la contemplación, la meditación, ahondando en lo más íntimo, sin ir a buscar nada, atenta y despierta a la unidad de conciencia.
Del amor a la verdad, la conciencia profunda nos libera de toda estrategia de la mente, si la comprendemos.
“Y viviré lo que venga, aceptando, abriéndome al fluir de la vida, me toque la lotería o me venga una enfermedad.”
La palabra libertad es sólo un concepto ¿qué libertad vamos a vivir sin dejar de querer mantenernos en lo establecido o ilusorio?
- Libertad es hacer lo que la inteligencia de la vida nos proponga en todo momento, no es un ir en contra de nada, es un fluir sin contratiempos donde nunca aparece el “alguien”.
- La libertad es trascender el “yo soy libre”, la libertad no se cuestiona, el que cuestiona nunca podrá ser libre.
creamos que nosotros hacemos, que somos fulanito de tal…, etc. Es la conciencia profunda, lo idéntico, la única verdad, pero la mente no la reconoce como tal, debido a toda la estructura que se ha formado. Y vivimos en un sueño de creernos que *hacemos y deshacemos* y que vamos a conseguir lo que nos propongamos, que vamos a ser libres desde unos apoyos mentales que buscamos desesperadamente y nos enganchamos a ellos.
En la experiencia vemos que la idea de libertad, si es que alguna vez creemos que la hemos conseguido en cualquier momento o circunstancia, ha desaparecido. Desde la comprensión, debemos desnudarnos de toda la carga psicológica que llevamos viviendo hace tiempo; no es cambiar nada, sólo es ver con sinceridad, comprensión y amor que vivimos en un error. Si tenemos que conseguir algo, lo podemos conseguir en la medida en que aprendamos a contemplar, situándonos en la inteligencia que ve, que crea, independiente de todo condicionamiento, brotando desde el amor puro independiente de cualquier forma, unificándose en la capacidad de energía. Contemplar desde ahí nos mantiene en la esencia de donde aparece y desaparece todo; ahí nos acercamos hacia lo eterno, la liberación. Esta práctica se transforma en un vivir en el presente, en el día a día, trabajando, conduciendo, limpiando, leyendo, etc. Si aparece dolor, tristeza, ira, lo miramos desde

- La libertad es unidad. La unidad es libertad. La libertad real es la vivencia de que no hay nada entre lo que creemos ser cuando decimos yo (sujeto) y lo que llamamos el otro (objeto).
- La libertad no es dual en sí misma porque no depende ni de Sí misma porque siempre Es.
- Vivir “lo que es” es libertad.
- “Sólo la verdad nos hará libres”, frase perfecta que define el puro conocimiento y su fruto (el discernimiento).
Lo que creemos que somos (el ego) es la prisión que se encadena a sí misma. Cuanto más se reafirma, más fuerte se hacen los muros. Cuando observamos que ese yo no existe, que es falso, que hemos caído en el error, ese muro comienza a derrumbarse. Luego sólo queda que entre el que percibe y lo percibido no haya ninguna otra diferencia. ¿Cómo? Trascendiendo todo lo personal.

- Arquitecto144…

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