domingo, 26 de septiembre de 2010

Los Protocolos de los Sabios del Sion.




Los Protocolos de los Sabios del Sion.
Por : I.:P.:H.: León Zeldis

Revista Nefertiti.

"Queridos Hermanos: Os adjunto un artículo firmado por el I:.P:.H:. León Zeldis. Los Protocolos no son un documento relacionado con la historia de la Masonería dado que es una de las falsificaciones literarias más notorias en la historia, basada en el plagio y el fraude desde el comienzo mismo de su gestación. Con un T:.A:.F:. JOSÉ SCHLOSSER, Israel."
Más de una vez en el curso de los últimos dos siglos, la antimasonería ha sido fusionada con un odio más antiguo, el odio a los judíos, es decir el antisemitismo. Probablemente la naturaleza irracional de ambas fobias facilita su yuxtaposición. Sea como fuere, somos testigos desde mediados del siglo XIX de una ola creciente de propaganda a la vez antisemita y antimasónica. Posiblemente la obra paradigmática de esta clase de "literatura" sea un opúsculo llamado Los Protocolos de los Sabios de Sión a veces también conocido como Protocolos de los Ancianos de Sión.
Esta es una de las falsificaciones literarias más notorias en la historia, basada en el plagio y el fraude desde el comienzo mismo de su gestación, y sin embargo esta superchería ha cautivado la imaginación de muchas personas en otros respectos sensatas y se ha transformado en la "fuente de información" indispensable en el bagaje de todos los antisemitas y antimasones.
En este trabajo, examinaremos la historia de este fraude, demostraremos su absoluta falsedad y echaremos un vistazo a las lamentables consecuencias que ha tenido en la historia moderna, tanto del punto de vista del pueblo judío, como de los masones.
ANTECEDENTES
El acoplamiento de antimasonería y antisemitismo no comienza con los Protocolos. Ya con ocasión del caso Dreyfus, que comenzó en 1894 y continuó en forma intermitente hasta 1906, la prensa francesa y también la de otros países5 relacionaron el judaísmo de Dreyfus con la masonería de muchos de sus defensores más leales. Aún antes, el Padre Agustín Barruel en su Memoria para servir a la historia del Jacobinismo6, acusó a la Masonería (que confundió con los Illuminati de Baviera) de ser instrumental de la Revolución Francesa (¡y también de ser los herederos de los Templarios!). Aunque Barruel no encontró datos históricos que le permitieran extender su ataque abarcando a los judíos (entre los revolucionarios franceses famosos no había judíos), otros autores posteriores no fueron tan puntillosos, y no tuvieron empacho en inventar lo que no existía en la realidad.
Existen numerosos libros publicados antes y después de los Protocolos que sostienen que el judaísmo está en el origen de la Masonería. Citaremos a Monseñor León Meurin, Arzobispo de Port-Louis, Mauritius, quien publicó en 1893 un libro titulado La Franc-Maçonnerie, Synagogue de Satan. Dice así el autor, en la página 260: "Todo en la Franc-Masonería es fundamentalmente judío, exclusivamente judío, apasionadamente judío, del comienzo al final".7
La verdad histórica, que se puede hallar en cualquier trabajo serio sobre la Masonería, es que las logias eran en sus orígenes exclusivamente cristianas, y sólo con la creación de la Gran Logia de Londres (1717) comenzó el proceso de descristianización, que culminó en 1813, al tiempo de la unión de las dos Grandes Logias rivales de Inglaterra, cuando se creó la Gran Logia Unida de Inglaterra y Gales y fueron revisados nuevamente los rituales, eliminando de ellos los últimos restos de simbolismo cristiano para transformar la institución en el organismo de vocación universal que conocemos actualmente.
Vale la pena, como comentario al margen, recordar que existen hasta hoy algunas Grandes Logias (especialmente en los países escandinavos que practican el Rito Sueco) que no admiten en su seno a personas que no profesen la religión cristiana. Más aún, incluso en aquellos países donde los judíos y miembros de otras religiones son bienvenidos en las logias masónicas, existen otros cuerpos masónicos cerrados ante ellos, reservados exclusivamente a los masones cristianos. Como ejemplos (hay muchos otros), mencionaré los "altos grados" del rito York, tales como la Cruz Roja de Constantino, el Caballero de Malta y el Caballero Templario.
Existen asimismo algunos Supremos Consejos que consideran que el Rito Escocés Antiguo y Aceptado es un rito exclusivamente cristiano, y que no aceptan el ingreso ni de judíos ni de miembros de otras religiones (p.ej. los Supremos Consejos de Inglaterra, Escocia, Irlanda y Australia). Su selectividad llega a tal punto, que los candidatos deben declarar creer no sólo en la fe cristiana, sino también en la Santísima Trinidad (!).

APARECEN LOS PROTOCOLOS
Los Protocolos aparecieron por primera vez en 1905, en Tsarskoe Selo, un lugar de veraneo cerca de San Petersburgo, Rusia (todavía la Rusia imperial, bajo el gobierno del Zar Nicolás II). El autor indicado en las primeras ediciones era un personaje que fue sucesivamente abogado, juez, y monje griego-ortodoxo llamado Sergei Alexandrovich Nilus (1862-1930).
Originalmente, los Protocolos aparecieron como un simple apéndice en la segunda edición de un libro de Nilus intitulado Velikoe v Malom (Lo Grande en lo Pequeño). Como era habitual en esa época, el libro lleva también un largo subtítulo, que en este caso es bastante tremebundo: y el Anticristo como una posibilidad política cercana. Este subtítulo se refiere al apéndice de que hablamos.
En las diversas ediciones que siguieron (1911, 1912, 1917 y 1919, siempre en ruso), Nilus ofrece distintas explicaciones de cómo el manuscrito de los Protocolos había llegado a sus manos, asegurando que él solamente había hecho la traducción al ruso. Otras ediciones y traducciones, publicadas por otras personas, contaban diferentes historias sobre el origen del documento.
Una de las más frecuentes "explicaciones" agregadas a los Protocolos es que son las "actas secretas" del Primer Congreso Sionista convocado en Basilea en 1897 por el Dr. Theodor Herzl.
El argumento desarrollado en el documento es que los judíos conspiran para controlar todos los gobiernos del mundo, destruir la civilización cristiana y convertirse en amos de la tierra. Los Protocolos proporcionan detalles sobre los métodos que serían empleados para alcanzar estos objetivos. La Francmasonería sería la herramienta usada por los "Sabios de Sión" para engañar a la humanidad y luego dominarla.
Comencemos por dejar establecido que jamás existió una organización como los "Sabios de Sión" o los "Ancianos de Sión". Sin embargo, y sin que exista un ápice de evidencia para probarlo, se ha mantenido empecinadamente que estos Protocolos eran las actas de esta organización.
Examinemos un momento la forma de los Protocolos. Lo primero que llama la atención al lector objetivo es que este texto no guarda ningún parecido a ningún protocolo que haya leído jamás. Un protocolo es un acta, es decir, la relación de lo ocurrido en una sesión. Tiene un lugar, una fecha, la hora en que comienza la sesión, quién la preside, generalmente los nombres de quienes están presentes y de quienes excusaron su inasistencia, y luego la descripción de los debates, quién tomó la palabra y - a veces en forma muy resumida - qué es lo que se dijo y qué resoluciones fueron aprobadas. Finalmente, hay una hora de cierre de la sesión, y las firmas que garantizan la veracidad del acta. Nada de esto existe en los Protocolos de que estamos tratando. La única "firma" es simplemente una línea que dice "Firmado por los representantes de Sión del Grado 33".
Más aún, en estos "protocolos" no se escucha sino una sóla voz. Son monólogos o lecciones, arengas podríamos decir, sin que se haya hecho siquiera un intento de que representen un debate o la intervención de varias personas.
Es un triste comentario a la credulidad o la malevolencia de aquellos lectores que hayan estado dispuestos a aceptar un texto de esta naturaleza como pretendidos "protocolos" de verdad.
Entrando al contenido, salta a la vista el absurdo de un pretendido plan criminal preparado por un grupo que pretende controlar los medios de comunicación del mundo entero ... pero es incapaz de impedir la reiterada publicación de sus planes. Basta citar a Leopoldo Lugones, en el preámbulo a la edición en español del comentario del Padre Pierre Charles, S.J., a los Protocolos.8 Escribe Lugones:
"Basta, en efecto, un mediano criterio ... para comprender que se trata de un panfleto (Los Protocolos) tan maligno como imbécil."

Fuente: Docencia Nº 854 Miércoles 16 de JULIO de 2008 (e:.v:.)"REVISTA De La LIBERTAD". Gran Oriente de Paraguay.
Suministrada por nuestro Q.:H.: Richard Klein

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