La Fuente de toda la Abundancia
Por: *Deepak Chopra*
La abundancia es la experiencia en la que nuestras necesidades se
satisfacen
con facilidad y nuestros deseos se cumplen espontáneamente. Sentimos
alegría, salud, felicidad y vitalidad en cada momento de nuestra
existencia.
La abundancia es una realidad, y el propósito genuino de este libro es
darnos una visión interna de la naturaleza de esa realidad.
Cuando arraigamos en la naturaleza de la realidad y, al mismo tiempo,
sabemos que esa realidad es nuestra propia naturaleza, comprendemos
que
somos capaces de crear cualquier cosa, porque todo el material de la
creación tiene el mismo origen. La naturaleza acude al mismo sitio
para
crear un conjunto de nebulosas, una galaxia de estrellas, una lluvia
en el
bosque o un cuerpo humano, igual que para crear un pensamiento.
En la creación, todo lo material, todo lo que podemos ver, tocar, oír,
gustar u oler, está hecho de la misma sustancia y proviene de la misma
fuente. El conocimiento concreto de este hecho nos da la capacidad de
satisfacer cualquier deseo, de adquirir cualquier objeto material, y
de
gozar de la plenitud y de la felicidad, cualquiera que sea el límite a
que
aspiremos.
Los principios que se exponen en esta obra se relacionan, de manera
específica, con la creación de abundancia material ilimitada, pero
pueden
aplicarse para colmar cualquier deseo, porque son los mismos que
emplea la
naturaleza para generar la realidad material a partir de una esencia
inmaterial.
Antes de ocuparnos de esos principios, deseo hablar en detalle de lo
que la
ciencia, en particular la física, nos dice acerca de la naturaleza de
este
universo que habitamos, de la naturaleza de nuestro cuerpo humano, de
nuestra mente, y de la relación que existe entre ellos.
Según los teóricos del campo de los cuanta, todas las cosas
materiales, sean
automóviles, cuerpos humanos o billetes, están hechas de átomos.
Estos, a su
vez, están compuestos de partículas subatómicas que son fluctuaciones
de
energía e información, en un inmenso vacío de energía e información.
En mis libros, siempre exploré minuciosamente el carácter de la
realidad
cuántica. Sin entrar en detalles, la conclusión básica de los teóricos
de
los campos cuánticos es que la materia prima del mundo es inmaterial;
la
sustancia esencial del universo es antimateria. Toda nuestra
tecnología se
basa en ese hecho , y es la ruina suprema de la superstición
materialista de
la actualidad.
Las máquinas de fax, las computadoras, las radios, la televisión, son
posibles porque los científicos ya no creen que el átomo, unidad
básica de
la materia, sea una entidad, sólida. El átomo no es en absoluto una
entidad
sólida: es una jerarquía de estados de información y energía en el
vacío de
todos los posibles estados de información y energía.
La diferencia entre un objeto material y otro objeto material, por
ejemplo
entre un átomo de plomo y uno de oro, no se encuentra en el nivel
material.
Las partículas subatómicas, protones, electrones, quarks y bosones que
componen tanto el átomo de oro como el de plomo son exactamente las
mismas.
Más aún, aunque las llamamos partículas, no son objetos materiales
sino
impulsos de energía e información. Lo que diferencia el oro del plomo
es la
disposición y la cantidad de esos impulsos.
Toda creación material está estructurada sobre la base de información
y
energía. En esencia, todo suceso cuántico es una fluctuación de
energía e
información. Y esos impulsos de energía y de información son la
antimateria
que constituye todo lo que consideramos sustancia o materia.
Por lo tanto, resulta claro que no sólo la sustancia esencial del
universo
no es materia, sino que es no materia pensante Pues, ¿qué otra cosa es
un
pensamiento, sino un impulso de energía e información?
Imaginamos que los pensamientos sólo surgen en nuestra cabeza, pero
ello se
debe a que los experimentamos como pensamiento estructurado de manera
lingüística, que se expresa verbalmente y que nos habla en inglés… en
mi
caso, con acento de persona de la India. Sin embargo, esos impulsos de
energía e información que consideramos pensamientos, esos mismos
impulsos,
son la materia prima del universo.
La única diferencia entre los pensamientos que están dentro y fuera de
mi
cabeza consiste en que veo los que están dentro estructurados en
términos
lingüísticos pero antes de que un pensamiento se haga verbo y pueda
experimentarse como lenguaje es solo intención. Es, insisto, un
impulso de
energía e información.
En otras palabras, en el nivel preverbal, toda la naturaleza habla el
mismo
lenguaje. Todos somos cuerpos pensantes en un universo pensante. Y, de
igual
manera que el pensamiento se proyecta en las moléculas de nuestro
cuerpo,
los mismos impulsos de energía e información se proyectan como sucesos
en el
espacio-tiempo de nuestro ambiente.
Tras la apariencia visible del universo, más allá del espejismo de las
moléculas, del maya o ilusión del mundo físico, subyace una matriz
invisible
por definición, constituida por la nada. Esa nada invisible orquesta,
instruye, guía, gobierna y obliga en silencio a la naturaleza a
expresarse a
través de una creatividad infinita, de una abundancia infinita, y de
una
exactitud sin errores en incontables diseños, modelos y formas.
Las experiencias de la vida son el continuum, esa matriz sin costuras
de la
nada, en ese todo de cuerpo y medio ambiente, de éxito y fracaso, de
riqueza
y pobreza. En apariencia, todo eso nos sucede pero, en niveles muy
primarios, nosotros hacemos que sucedan.
Los impulsos de energía e información que crean nuestras experiencias
se
reflejan en nuestras actitudes hacia la vida. Y esas actitudes son el
resultado de impulsos autoengendrados de energía e información.
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