jueves, 2 de febrero de 2012

EL INICIADO MASÓN
Apr.·. M.·. FRANCISCO MEDINA RODRÍGUEZ

B.·.R.·.L.·.S.·. Lautaro 62, Gran Oriente de Perú



Pongo a consideración de los RR.·. y QQ.·. HH.·. mi trabajo, que gracias al G.·.A.·.D.·.U.·. obtuvo el tercer lugar en el reciente Concurso Literario, convocado por la Gran Logia del Perú, con motivo de celebrar el DIA DEL APRENDIZ MASÓN. La ceremonia se llevó a cabo el día 26 de enero de 2012 e.·. v.·. en el Gran Templo de la Logia. “El libro donde Dios ha escrito sus secretos es el cielo y la tierra. Por eso el hombre santo y sabio estudia la ciencia del señor en la paz del Jardín del Edén”. (Louis Cattiaux)


“Gritaba desesperadamente, no sabía lo que pasaba, ¿por qué le sucedía esto? – se repetía sin cesar, ¿por qué lo estaban enterrando?, si él no había muerto, un grupo de hombres vestidos todos de traje negro lo habían conducido a una especie de cueva en donde había un sarcófago y un hoyo abierto en la tierra, el mareo, el desconcierto y el terror lo invadían, la sensación de ser metido en un cajón, los gritos de los hombres, los arañazos sobre la tapa del sarcófago lo llevaban hasta el delirio, intentaba patear, golpear, gritar; sentía como iban llenando el hoyo con la tierra, hasta que quedó sumido en la más profunda oscuridad...

Despertó sudando profusamente, no había parte de él que no estuviera bañada en sudor, su respiración era agitada, desde el día en que cumplió los 21 años de edad, tenía la misma pesadilla cada noche, se iban a cumplir tres meses de esto y no tenía explicación alguna del por qué este sueño tan vívido se repetía constantemente, miró el reloj… eran las tres de la madrugada… En ese momento reparó que todas las noches se despertaba a la misma hora - ¿Tendría algo que ver? – o era solo su imaginación…

Franz Sebastian se catalogaba así mismo como un chico común y corriente, era trigueño de ojos grandes y redondos con unas largas pestañas que parecían abanicos, cabello semi ondulado negro, nariz pequeña con una graciosa punta redondeada, sobre la mejilla derecha tenía un lunar negro que le daba un porte misterioso, lo curioso es que era como una pupila más y si alguien era un observador acucioso se daría cuenta que el lunar y las pupilas de sus ojos formaban un perfecto triángulo equilátero medía un metro con ochenta centímetros, porte atlético; desde niño era dado a los deportes, nadaba muy bien y era un karateca experto, se defendía en el futbol, como para no desentonar, su principal don era la simpatía pues siempre caía en gracia a quien lo conocía, era catalogado como un “buen amigo”, siempre conciliador y buen estudiante… Un hecho que marcó su vida fue la separación de sus padres, y años después la muerte de su progenitor a quien siempre había estado muy unido…

La imagen y los recuerdos de su padre lo invadían frecuentemente, eso, aunado a las pesadillas y las noches de insomnio y sobresaltos lo hacían pensar que estaba en una especie de laberinto sin salida… pero no estaba dispuesto a rendirse, su padre siempre le había dicho que en momentos críticos lo mejor era serenarse, rendirse al silencio y escucharse así mismo, pues generalmente las respuestas a nuestras interrogantes están dentro de nosotros… con ese pensamiento se tranquilizó… cuando vio por la ventana se dio cuenta que ya había amanecido así que decidió prepararse para ir a trabajar, hace poco que se había recibido de la carrera de filosofía muy a disgusto de su madre quien pensaba que esa profesión no le iba ayudar mucho a tener dinero, todo lo contrario de su padre quien siempre respetó los anhelos de Franz, esa fue una de las razones por las cuales terminaron divorciándose, Su madre, la Señora Cecilia, muy orgullosa de sus logros profesionales y académicos siempre le increpaba que era un soñador y un mediocre por tratar de cambiar el mundo con sus “locas ideas” de hermandad mundial y la glorificación del honor y la palabra empeñada… Franz recordaba claramente el rostro de tristeza de su padre, pero nunca oyó que hablara en forma negativa de ella, se limitaba a decir: – Algún día lo entenderá – lamentablemente lo entendió cuando el ya no estuvo…

Como todas la mañanas, se encaminó hacía el Colegio Salesiano, había conseguido un puesto de profesor de filosofía en este tradicional colegio en donde su padre había estudiado y el también, así que se sentía muy orgulloso por haber iniciado una especie de tradición familiar, el lidiar con los jóvenes era una de sus pasiones y que mejor reto que unos mocosos sobreprotegidos que creían que lo mejor era tratar de conseguir el carro más lujoso para poder conquistar la mayor cantidad de chicas fáciles. Siempre pensó en la manera casual en que consiguió el trabajo… Una tarde de primavera caminando por el centro de Lima, llegó al antiguo Bar Queirolo y se antojó de una de sus famosas butifarras, cuando se disponía a dar el primer mordisco a su gigantesca golosina, vio la figura de un sacerdote que se le acercó y lo llamó por su nombre: ¿Franz? - ¿Eres tú?

- Al ir acercándose reconoció a Álvaro, uno de los viejos amigos de su padre, el recordar aquellas tardes de risas y conversaciones misteriosas entre Su padre, Álvaro, Cesar y José, fue realmente inevitable… ¿Cómo estás hijo mío? - Le preguntó

- Un par de brazos enormes como árboles lo rodearon y casi lo dejó sin respiración, ese era un detalle que ya casi había olvidado, pues cuando niño huía de esos efusivos abrazos, pues pensaba que en cualquier momento iba a terminar con la espalda quebrada en mil pedazos.

- Luego de una larga conversación y de recordar momentos muy gratos, el Sacerdote le dijo que él era el nuevo Director del Colegio y que había un puesto disponible y que si quería era suyo, Franz le dijo:

- Que casualidad el habernos encontrado justo hoy – El Padre Álvaro cambiando el gesto le dijo:

- Hijo mío, ya entenderás que nada es casual, te espero el lunes a primera hora en la dirección del colegio para que firmes tu contrato – y dicho esto se despidió efusivamente

- Aquella frase, “Nada es casual” era una de las que su padre repetía constantemente y que había prometido explicarle llegado el momento… ese momento nunca llegó…

Aquel día fue muy extraño para él, estaba teniendo un día especialmente difícil con el Quinto A de secundaria, los chicos se estaban esmerando en tratar de hacerle perder la paciencia al intentar explicarles el pensamiento de Kant, cuando escucho su nombre por el altavoz:

- ¡Profesor Franz Sebastian, acérquese a la dirección, profesor Franz Sebastian acérquese a la dirección!

– aquel llamado resultó ser un respiro porque estaba a punto de perder la paciencia, llamó a un auxiliar y se encaminó a ver al Padre Álvaro, al llegar a la puerta de la oficina no pudo evitar recordar las veces que fue citado ahí por alguna travesura inocente en sus épocas de estudiante… Tocó la puerta.

– ¡Adelante!, se escuchó al otro lado – Al entrar no pudo evitar la sorpresa al ver a esos rostros antiguamente conocidos, volvieron a su mente aquellas interminables tertulias de su padre y sus amigos, mucho vino y risas, abrazos efusivos y por supuesto, abundante propina.

– Hola Franz – escuchó - y en ese momento sintió esa entrañable hermandad al ser acogido cuando llegaba a la oficina de su padre a jugar un rato con ellos… ahí estaban, un poco más viejos Cesar, tan alto como siempre, José, con esa panza increíble y lógicamente el gran oso de Álvaro.

– Te hemos llamado porque ha llegado el momento de entregarte algo que tu padre nos dejó para ti y que nos pidió expresamente te lo diéramos el día de hoy a esta hora exacta. Ese día era el 12 de Octubre, tres meses después de su cumpleaños número 21, pues él había nacido un 12 de Julio a las tres de la madrugada, en ese momento no pudo evitar ver el reloj, eran exactamente las tres de la tarde y ya se sentía el ajetreo de la hora de salida.

César tomó la palabra diciendo:

Ha llegado la hora de revelarte un secreto que solo se le puede transmitir a quien es merecedor de recibirlo, todo está explicado aquí… en ese momento le entregó una caja de madera tallada, por sus conocimientos de ebanistería y estudios botánicos pudo deducir que era de Acacia, sobre la tapa había un extraño símbolo de un ojo radiante dentro de un triángulo, al abrirla se podía ver un libro forrado en cuero blanco, con el mismo signo grabado, en cada esquina de la tapa había unas borlas muy parecidas a las de los birretes de graduación y sobre el símbolo del ojo estaban grabados el Sol y la Luna. Al abrirlo pudo ver la siguiente dedicatoria:



Querido Hijo: Sé que prometí explicarte muchas cosas, pero mi tiempo en este mundo acabó, debo agradecer que en este plano físico todavía estén mis hermanos con quien debes estar conversando en este momento. Debes entender hijo mío que la muerte no es el final, es solo una transmutación para convertirnos en quien realmente somos, seres trascendentales, el antiguo oro alquímico, Morimos todos los días, pues cada día es diferente y cada día debemos evolucionar a algo mejor, esa es nuestra misión y responsabilidad. Pero debes saber morir… morir a esas atracciones que nos degradan como seres humanos y ser purificado, Si tú quieres saber quién eres realmente, de dónde vienes y hacia dónde vas, debes prepararte para morir y resucitar a una nueva vida. Mis Hermanos te explicaran el resto, luego de lo cual tú elegirás, seguir como hasta ahora o elegir el camino del honor y el servicio. Abrazar el camino de los hijos de la luz.

Te ama, François



¿Los hijos de la luz? – ¿Existen? – Pregunté

– José me respondió directamente, tu padre y nosotros pertenecemos a esta antigua hermandad, hace muchos años que iniciamos el camino por este sendero, el de la búsqueda de la verdad, lo que llamamos el camino de la luz. Tu padre quería explicártelo cuando tuvieras la edad apropiada, pero no pudo, es por eso que nos dejó el encargo a nosotros, pues al ser hermanos, tu eres nuestro sobrino y tenemos el deber de cumplir con los deseos de tu padre. El esperaba que sintieras el llamado, que empezaran a desencadenarse una serie de hechos que te lleven a cuestionarte y a investigar. Tu eres hijo de un gran maestro de la luz y en cierta medida tu camino está marcado, pero tú tienes la opción de escoger, lee este diario, pregunta todo lo que quieras, y luego toma tu decisión, la única condición es que sea totalmente libre, que responda a lo que tú quieres realmente.

– ¿Te ha pasado algo extraño últimamente? – Me preguntó.

Esa pregunta era fácil de responder.

– Estoy teniendo la misma pesadilla todas las noches y como cosa curiosa siempre me despierto a las tres de la madrugada – rápidamente les explicó lo que estaba soñando, los hombres de negro, la tumba, los gritos, la tierra… el solo recordarlo lo ponía nervioso…

César lo interrumpió para tranquilizarlo: Franz, muchacho… ese es el llamado, ese sueño tiene muchas cosas importantes que debes analizar, muchas cosas las encontrará en el libro de tu padre. Pero para ayudarte un poco, reflexiona sobre esto… Hay un número que se repite constantemente en los últimos acontecimientos que describes, los números nos dicen muchas cosas, son la esencia de todo, tú eres filósofo, por lo tanto un amante de la sabiduría, un buscador de la verdad sin tabúes, sin dogmas que alteren la esencia real de las cosas. Parte de esta sabiduría es el lenguaje que usa Dios a través de los números, ellos no solo sirven para calcular sino también para conocer los secretos del universo, pero este significado debe ser reconocido por la conciencia, pues esta se expresa mediante símbolos e imágenes.



Álvaro se levantó y con su sonora voz dijo:

- ¡Ya déjenlo! – ha sido suficiente por hoy, Franz, vete a descansar, cuando desees una explicación, búscanos y acudiremos inmediatamente a tu llamado. Cuídate mucho hijo mío… esta vez no pudo escaparse del abrazo del oso…

Mientras conducía de regreso a su casa, pensaba en la tarea que le habían dejado, un número que se repite… pensó y pensó, pero no llegaba a nada concreto, prefirió llegar a su departamento, bañarse, almorzar y luego pensar en el “acertijo”. Mientras almorzaba iba repasando mentalmente todos los momentos vividos hasta esa tarde, recordó las palabras que el Padre Álvaro le mencionó, “Tu padre nos pidió que te entregáramos esto hoy y a esta hora exacta”… En ese momento eran las tres de la tarde, me despierto a las tres de la madrugada… en ese momento casi se atora con un pedazo de carne, todo se hizo claro, - ¡es el número tres! - ¡ese es el número que se repite constantemente!, tres de la tarde, tres de la madrugada, tres meses después de su cumpleaños, que era el doce de julio, 2 +1 es tres, hoy era 12 de octubre, lo mismo, conversó con los tres amigos de su padre, y hacia tres meses que empezaron las pesadillas… con el corazón palpitante buscó el cofre de Acacia, en ese momento se acordó que su padre le había dicho que la acacia era el símbolo de la vida eterna, ante su mente se iban revelando antiguos momentos vividos, frases, dichos, refranes, símbolos que su padre le había ido revelando en ciertos momentos… todo iba tomando sentido… era realmente como si la luz hubiese aparecido realmente en su mente… Tomó el diario forrado en cuero blanco y lo abrió, lo fue leyendo poco a poco con más calma, releyó la dedicatoria y se encontró con unas páginas pegadas por un extremo con lacre en donde se podía ver un sello con el número tres y un triángulo con un ojo en medio… El tres… estoy en el camino correcto… rompió el sello y al voltear la página encontró escrito en letras góticas muy grandes la siguiente frase – “Post Tenebras Lux” - Después de la tinieblas, la luz…

Hijo mío… si has llegado a este punto quiere decir que no me equivoque contigo, debo entonces empezar a explicarte ciertas cosas, el número tres es un número muy especial, es el número de los aprendices a hijos de la luz, porque representa lo nuevo, aquello que nace de un impulso creador… Es por eso que el tres es considerado un número sagrado pues representa la fuerza vital, El uno y el dos representan la polaridad primitiva masculina y femenina, la fusión de ambos da lugar al tres, todo lo nuevo surge como un tercero a partir de la fusión de los contrastes. El tres es el símbolo de todo lo viviente y representa a la madre naturaleza. Es por esta razón que el triángulo representa a este número sagrado. El filósofo Kant hace alusión a este número cuando dice, “El cielo le ha brindado al hombre tres cosas para afrontar las dificultades de la vida: La esperanza, el sueño y la risa”.

Al terminar de leer esta página Franz se sintió más tranquilo, sintió como nunca que su padre estaba con él y que nunca lo había dejado solo y que como siempre había aparecido en el momento en que más lo necesitaba, al ponerse a recordar se había dado cuenta que esa había sido una constante en su corta vida, si bien es cierto que siempre gozó de independencia para decidir y realizar sus ideas siempre había sentido un ojo amoroso detrás de él que lo vigilaba y que cuando era necesario se hacía presente, ahora entendía porque siempre le mencionaba que él era como “el ojo que todo lo ve” y terminaba en una sonora carcajada…

Siguió leyendo con detenimiento aquel diario forrado en cuero blanco, y poco a poco se abrió ante sus sentidos un mundo inimaginable de verdades, algo que llamó poderosamente su atención fue la explicación del sentido evolutivo del ser humano…



“El ser humano está llamado a evolucionar en conciencia, es decir, el ser real que habita en el cuerpo pasajero y que a través de la acumulación de experiencias va desarrollándose lentamente a través de las edades, es por fuerza de esta evolución de la conciencia que ciertos hombres se dan cuenta que no pueden estar sujetos a parámetros de pensamientos dogmáticos, que no llegan a explicar la naturaleza y el sentido de la existencia, esto es el saber “a dónde vamos”, es aquí donde unos pocos llegan al camino de la iniciación, es decir “tocar a las puertas del templo”… El hombre evoluciona por naturaleza, es religioso por intuición y busca el camino de la iniciación por convicción…”

Franz se preguntaba así mismo si tendría esa convicción, si tendría la madurez necesaria para iniciar este proceso evolutivo… él había percibido hace tiempo que la naturaleza oculta una verdad más profunda… ¿podría ser el un iniciado?, Pues intuía que no bastaría con pasar la ceremonia que su padre le explicaba en el libro, la de la purificación por los cuatro puntos cardinales, sino más bien tendría que poner mucho esfuerzo y dedicación para que esta iniciación se produzca realmente. En ese momento de reflexión vino a su mente las palabras del maestro Jesús… “Muchos son los llamados, pocos los escogidos”, él tenía la oportunidad de acercarse a una milenaria escuela iniciática, pero en su interior sabía que solo podía considerarse entre los “llamados”.

Las preocupaciones de Franz iban en aumento, parecía que esa noche iba a ser muy, pero muy larga, en su mente se desataba una guerra de pensamientos, muchos de ellos contradictorios, alegres y tristes, malos y buenos, miedo y coraje… luego de un par de horas de estar absorto en sus reflexiones, llegó a la conclusión de que ese paso inicial requería de una actitud mental positiva, pues intuía que su vida cobraría una nueva dimensión, un cambio estructural que debería reflejarse en su comportamiento, en su modo de pensar y en sus relaciones personales y familiares.

Franz se quedó profundamente dormido, pronto se vio conducido por un grupo de hombres… el sueño se volvía a repetir, solo que esta vez, estaba preparado, le dio la impresión que en realidad estaba en otro plano de existencia, pues está vez los hechos eran más vívidos; estaba dormido pero sentía que no lo estaba, esta vez había algo diferente, empezó a sentir una presencia familiar y una gran nostalgia lo embargó… de pronto, escuchó la voz de su padre…¡Franz! – escucho decir – no tengas miedo hijo mío, déjate llevar – todo se repetía una vez más, pero esta vez la voz no lo dejó de acompañar… él iba entendiendo lo que ese sueño significaba…

Tú hijo mío: - le decía la voz – como todos los hombres, procedes de Dios y a Él debes regresar mediante este proceso de reintegración, este es el primer paso, volver a la tierra, a la caverna, debes morir simbólicamente, Esto representa en realidad el volver al útero materno, pues en su seno, el que va ser iniciado se purifica, para nacer de nuevo a una nueva vida, este regreso o muerte mística te debe impulsar a reflexionar sobre lo volátil que es la vida terrenal, te darás cuenta que el apego a las cosas materiales no sirven de nada y que solo así, desnudo y despojado de lo material, podrás comprender lo insensato que es dejarse dominar por la sociedad consumista.

Esta vez escucho una potente voz, muy firme que le decía una vez más. - ¡Si quieres renacer debes volver a la tierra, desciende a sus profundidades, solo así podrás remontarla… después de la muerte llega el nacimiento… después de la oscuridad llega la luz! … en ese momento una luz brillante, muy blanca, lo dejo ciego, cuando sus ojos se acostumbraron a este esplendor, se vio a sí mismo vestido con una túnica blanca, luminosa y perfumada… sintió mucha paz…

Despertó de muy buen humor, con una tranquilidad como nunca antes había sentido, inspirado… Tres meses después era conducido por los Hermanos de su padre al Templo… los Hijos de la Luz… tenían a un nuevo iniciado…”



Ø Gentileza del R:.H:. JOSÉ GUSTAVO AGÜERO MACIEL, Valle de Pedro Juan Caballero GOPy

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