jueves, 22 de marzo de 2012

FRATERNIDAD

C. W. LEADBEATER

“Destellos de Luz. N° 13-14 del año 1923”.


Todos los seres humanos son hermanos sin distinción de sexo, raza, creencia o color, y quienes se niegan a admitirlo cierran su comprensión a la realidad. No emplearemos tiempo en tratar con los que lo niegan, pues la misma Naturaleza refutará su herejía. Más sutilmente peligrosos son quienes comprenden mal LA FRATERNIDAD y su número es legión.

Recordemos no tan solo lo que significa fraternidad, sino también lo que no significa. Desde luego, no significa igualdad; porque los gemelos y los tríos, son muy raros en la Naturaleza. Bajo todas, excepto las más anormales circunstancias, la fraternidad implica diferencia de edad y por lo tanto otra clase de diferencias en fortaleza, ingenio y aptitud.

La Fraternidad entraña intereses comunes, pero no comunidad de intereses. El interés individual de los hermanos, no solo puede, sino que durante varios años, debe ser diferente en absoluto. ¿Qué interés común con su hermanito de seis años tiene el muchacho de catorce? ¿Cómo es posible que el hermano mayor, que a los veinte y cinco años está abriéndose paso en la vida, fije su atención y cuidado en las inquietudes de la vida escolar del hermano menor?

Por lo tanto no cabe esperar que por ser los seres humanos hermanos por origen natural, hayan de tener los mismos sentimientos e interesarse por las mismas cosas. Aunque esto fuera posible, no sería conveniente, porque los deberes de cada cual, difiere según sus posibilidades y su edad, en la escala de su evolución y lo único que en mayor grado estimula la evolución colectiva de la raza humana, es que todo ser humano cumpla ardientemente con su deber.

El niño se va haciendo hombre; pero mientras es niño, sus deberes están adecuados a su edad y no a la de sus hermanos mayores. Cada edad tiene sus deberes; el menor ha de aprender y servir, el mayor ha de dirigir y proteger; pero unos y otros han de ser amables y serviciales y todos han de formarse ideas de la gran familia humana. Cada cual ayudará mejor a sus hermanos sí cumple con su propio deber como miembro de esta gran familia, que entrometiéndose en el deber ajeno.

LA FRATERNIDAD de nuestra institución, ha de ser efectiva y conviene que reconozcamos y echemos de ver un estrecho compañerismo, un sentimiento de verdadera unidad y atracción. Esto se cumplirá, si los miembros olvidan sus personales sentires y piensan principalmente en los intereses de los demás. La perfección fraternal depende de la actitud en este sentido de sus miembros; pero todavía es imperfecto a causa de la propensión de cada miembro a pensar demasiado en si mismo y muy poco en el bienestar del conjunto.

Si cuantos pertenecemos a estas FRATERNALES INSTITUCIONES, abandonáramos nuestros prejuicios de raza, nacionalidad, posición social, etc., y conviviéramos amistosamente, podríamos realizar la obra que para el porvenir nos aguarda. La cual es conseguir latan necesaria paz Universal. ¿Cuál será la mejor manera de lograrla? Interesando a los hermanos en que insistan sobre ella. Cada raza y nación tiene sus peculiaridades, como las tiene cada individuo.

Si hemos de cooperar a la gran obra, hemos de aprender a soportarlas, a ser tolerantes con ellas y a considerarlas con cariñoso interés en vez de mofarnos de ellas. ¿Qué podremos hacer prácticamente para ayudar a la resolución de este problema? Lo que deberíamos hacer es, que cuando en nuestra presencia se burle alguien de otras naciones, expongamos el aspecto contrario del asunto, diciendo algo a favor de la nación menospreciada.

Pocos de entre nosotros habrá, que al cabo del año no se relacione siquiera pasajeramente con por lo menos mil personas y así cada cual puede ser un centro de auxilio para que nuestros compatriotas vean el aspecto favorable de las otras naciones y aunque en modesta esfera, suavizaremos asperezas y allanaremos el camino de la unión.

Muchas gentes están habituadas a hablar constantemente con estrechos prejuicios contra las peculiaridades o defectos de las demás naciones o individuos. Cuidemos de no imitarlos, sino recordar siempre la importancia de estimular amorosos sentimientos. No nos desaliente el pensar cuán poco podemos hacer cada uno de por si en este punto, si no tengamos presente que todo esfuerzo que hagamos en ese sentido, se aprovechará.

Cada uno de nosotros tiene ocasión de cooperar en este plan, de colaborar en pro del bien universal. Si nos colocamos al nivel de nuestro deber, debemos desprendernos de nuestros egoísmos y olvidarlos, alentando buenos sentimientos hacia nuestros hermanos de ideal y hacia nuestros prójimos en general.

Si oímos hablar mal de alguien, sea de nación o de individuo, expongamos el aspecto contrario, y hagamos resaltar todo lo bueno que conozcamos de ellos. Contrarrestaremos el mal, por la expresión del bien, no dando falsos informes o conceptos, sino interpretando los hechos bajo el mejor aspecto posible.

Nuestra labor consiste en suavizar las asperezas y en neutralizar los rozamientos.,

Nuestro propósito ha de ser, el de favorecer la unión y armonía entre nosotros, si queremos cumplir con los dictados de la fraternidad universal que profesamos y destruir en nuestro pensamiento la idea de preeminencia de nacionalidad a nacionalidad, y de persona a persona.

La obra es grandiosa, y la ocasión gloriosa. ¿Sabremos aprovecharla?.


Gentileza de R.·.H.·. José Alfredo Duarte, ARLS.·. TEMPLARIOS N° 144 - GOPy

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