domingo, 24 de noviembre de 2019

ADAM KADMON


SEFHIROTH

ADAM KADMON

La mitología judía es verdaderamente apasionante, casi tan rica como la griega pero más misteriosa. Toma elementos de casi todas las religiones y filosofías conocidas desde el principio de los tiempos, muchos piensan que el judaísmo es el gran heredero de los vestigios de la religión Sumeria.

Tantos personajes y alusiones arcanas cuya sublimidad lamentablemente se ha visto empañada por fanatismos religiosos, deducciones literales de “grandes rabinos eruditos” y, por supuesto, el cristianismo. Tan penoso es que de toda una gama de complejas historias y personajes se haya visto reducida a la historia de un solo ser y un solo pueblo.

Pues bien, luego del golpe sufrido por el cristianismo, el judaísmo tardó mucho en recuperarse, no sería hasta la aparición de El Zohar en la Edad Media que el judaísmo volvería a ganar adeptos, y es que este texto nutrió tanto a la filosofía judaíca que aún hoy mantiene ese aire místico que llama tanto la atención.

Entre sus conceptos y personajes más apasionantes se encuentra la figura de Adam Kadmon, el principio de los principios, el más antiguo de los seres primordiales. La tradición cabalística relativa a Adam Kadmon, el Adam Primordial, se deriva de los estratos más antiguos de la mística judía.

El alcance total de esta tradición arcaica se ha perdido para nosotros, pero los restos de ésta pueden ser rastreados hasta textos que vienen de Egipto, Tierra Santa, Siria y el este de Turquía, de Irán y de la India.

Los restos más relevantes e interesantes provienen de la intersección del judaísmo, el hermetismo, el zoroastrismo y el Islam en un cinturón que se extendía desde la antigua ciudad de Harran en Turquía, a la igualmente antigua ciudad de Babilonia en una región que alguna vez se llamó Caldea, luego Mesopotamia, y ahora Irak.

Adam Kadmon precede todas las demás creaciones, y es desde Adam Kadmon que los otros mundos emergen, Fue la primera creación en llenar el vacío creado por la “contracción de Dios” (lo que ahora se llamaría la teoría del Big-Bang), consistiendo en emanaciones de forma circular que forman a un ser humano.
Estas emanaciones tomaron la forma de Adam Kadmon, el hombre primordial, un ser completamente espiritual.

Cuando se dice que el hombre fue creado a la imagen de Dios, esto se refiere a la forma de Adam Kadmon, ya que Dios como tal no tiene forma o imagen. Lleno de la luz del infinito, Adam Kadmon se extiende desde el final del vacío hasta el principio de la creación. Se dice que esta luz infinita emerge desde las aperturas del cráneo de Adam Kadmon; desde sus orejas, su nariz, su boca y sus ojos. Otros, que proviene desde su boca, su ombligo y su falo.

El complejo concepto de Adam Kadmon sirve tanto como una figura mítica y como función cabalística abstracta. El término Adam Kadmon significa “hombre primordial”, se sobreentiende que es un prototipo espiritual del hombre, un tipo de alma cósmica. Al mismo tiempo puede ser identificado como una manifestación antropomórfica de Dios, una deidad masculina asumiendo la forma y características de un ser humano.

Un concepto que quizá evolucionó de los escritos de Philo, “el hombre celestial”, un hombre que fue creado antes que el Adán terrenal. En la visión de Philo, el hombre primordial es la pura imagen de Dios, y en la visión Cabalística, se dice que Adam Kadmon contiene cada imagen de cada hombre que haya existido, existe, y existirá. Él es el arquetipo original.

Adam Kadmon es una figura demiúrgica. El rol de Dios en el mito de Adam Kadmon es muy curioso. Éste parece tener múltiples roles, por una parte está el Dios infinito, conocido como Ain Soph, que significa “interminable”, llamado así antes que Dios creara el mundo o el universo, Dios llenaba toda la existencia. No había vacante o lugar, espacio o vacío. Todo esta lleno con luz del infinito.

Luz que no tiene principio ni final, ni día ni noche. Cuando Dios decidió crear mundos el cual a Adam Kadmon, y el resto de las emanaciones creacionales vienen de Adam Kadmon, quien contiene las diez sephirot. Ya que Ain Soph no puede ser conocido, Adam Kadmon es la primera manifestación de existencia divina que puede ser percibida.

Las 10 emanaciones que Adam Kadmon contiene son las diez sefirot. En resumen, Adam Kadmon sería la fuerza motora del universo, el alma que contiene todas las almas, la chispa divina que conduce el todo, el heredero de Ain Soph, quien volverá cuando Adam Kadmon se extinga y un nuevo ciclo inicie
ADAM KADMON, METATRON, ADAN, JESUS.
IN PRINCIPIO ERAT VERBUM
IN PRINCIPIO ERAT VERBUM

Muchos eruditos cabalísticos y cristianos identifican al ‘espíritu santo’ con Adam, aquella energía que siempre estuvo acompañando a YHVH/Jehová/Elohim en la creación del todo, también lo identifican como su “primer hijo” quien luego se manifestaría en Adán y luego en Jesucristo.
San Pablo visionaba a Adán y Jesús como iguales/duales, uno conduciendo a la humanidad hacia la mortalidad a través del pecado, y el otro conduciendo a la humanidad a la vida eterna a través del sacrificio. Incluso se refiere a Jesús (1 Cor 15:47) como el “Último Adam”.

Ahora bien, como reza el mito, Ain Soph es YHVH/Jehová/Elohim, es decir, aquella energía creadora, consciente que implota constantemente no gobierna los cielos. Él no tiene tiempo para eso, suficiente con dar nacimiento a la existencia.

En su lugar dejó a alguien más, de acuerdo con El Zohar los encargados del gobierno del cielo son los ángeles de la presencia: Metatrón, Suriel, Sandalphon, Astanphaeus, Sarakiel, Phanuel, Jehoel, Zagzagael, Uriel, Yefefiah, Sabaoth, and Akatriel.
Quienes, según la Cábala, fueron expulsados de “la presencia divina” al revelar los misterios y el propósito de Dios a la humanidad, una suerte de ángeles prometianos.

En un análisis más profundo podríamos ver que estos ángeles se rebelaron contra su creador y tomaron control de la creación, siendo su líder en arcángel Metatrón, quien también sería otra emanación divina de Adam Kadmon.

Siendo Ain Soph y Adam Kadmon seres totalmente desproporcionados tanto física como espiritualmente, poco o nada les importaría una rebelión en su reino, si de igual manera siguen siendo ellos los que gobiernan. Podemos imaginarlo como una consecución de círculos: el círculo más grande es Ain Soph, aquel que le sigue -su emanación- es Adam Kadmon; la siguiente es el Adán Terrenal, Enoc, Metatrón, Jesús, etc.

La representación de Adam Kadmon con la diez sephirot y el cuerpo humano me parece sencillamente espectacular, ya que nosotros somos el vivo ejemplo de macrocosmo y microcosmo consciente.

Piensa en Ain Soph como aquella energía indescriptible que provoca tu existencia: lo increado, ex nihilo; Adam Kadmon es tu cuerpo, como hemos visto se divide en diferentes mundos y esferas infinitas cada uno con su diferente dios, tú eres consciente de las partes de tu cuerpo y crees controlarlas, pero no eres consciente de qué o quiénes habitan el mismísimo núcleo de tu ser, es así como tú te asimilas como un universo, Ain Soph lo indescifrable, por qué existimos; Adam Kadmon tu yo físico y espiritual, tu consciencia; Adán, Jesús, Metatrón, etc, como los gobernantes de las diferentes zonas de tu cuerpo que tu emanas, subyugas y subordinas inconscientemente para mantener el equilibrio en tu ser.

Antes de ser conocido como Yahwe, Elohim, o Jehová, la energía creadora del universo, de acuerdo con la tradición cabalística, era conocido como Ain Soph. Esta energía vagaba en soledad por la completa y absoluta nada hasta que decidió crear, sí, crear en la máxima extensión de la palabra.

El Zohar expone el concepto de Ain Soph así:
Antes de que le diera forma al mundo, antes de que Él produjera cualquier forma, Él estaba solo, sin forma y sin ninguna semejanza a cosa alguna. ¿Quién podrá comprender cómo era Él antes de la Creación? Está prohibido intentar identificarlo con cualquier forma, o incluso llamarlo por su nombre sagrado. Sin embargo, después de crear la forma del Hombre Celestial, Él lo usó como transporte para descender, y Él desea ser llamado por su forma, por su nombre sagrado: “YHWH”.

Algunas veces simplemente se lo llama ‘Ein’ (el desconocido, el innombrable, el no existente). Es este ser el que emana las 10 Sephirot mencionadas con anterioridad, y los mundos, seres y niveles que conforman el universo entero.
De acuerdo con la tradición cabalística Ain Soph emana 40 esferas de la creación, y éstas se dividen en 4 grandes mundos que son:
1. Atzilut, el mundo sin límites, el mundo de los arquetipos y de los Nombres Divinos.
2. Briah, el Mundo Arcangélico, mundo de las creaciones.
3. Yetzirah, el Mundo jerárquico, mundo de las formaciones.
4. Assiah, el mundo elemental, mundo de las sustancias.

ADAM KADMON Y LAS SEPHIROTH
SEFHIROTH

En la Cábala Adam Kadmon es una frase que significa “Hombre Primordial”. La fuente rabínica más antigua del término es “Adam ha-Kadmoni” (el original, el de arriba), contraparte del Adán terrenal, “Adam Ha-Rishon” (el primero, el de abajo).

Vemos aquí el enunciado alquímico (Kybalión) por excelencia: “as above, so below”; “como es arriba es abajo”. El macrocosmo y el microcosmo, Adam celestial es equivalente al terrenal, el macrocosmo es el microcosmo, cada persona es un universo. Jorge Luis Borges lo define sutilmente de la siguiente manera en sus magistrales conferencias Siete Noches:

Las diez emanaciones forman un hombre que se llama el Adam Kadmon, el Hombre Arquetipo. Ese hombre está en el cielo y nosotros somos su reflejo. Ese hombre, de esas diez emanaciones, emana un mundo, emana otro, hasta cuatro. El tercero es nuestro mundo material y el cuarto es el mundo infernal. Todos están incluidos en el Adam Kadmon, que comprende al hombre y su microcosmo: todas las cosas.

Recordemos lo mencionado en Kadosh… Los Conceptos Esenciales de Cábala: El Árbol Sephiroth o de la Vida: ‘De acuerdo con la tradición cabalística este diagrama (El árbol de la vida) representa como hemos dicho al universo y al hombre, pero no cualquier hombre, sino el primero, el Adam Celestial, la primera creación de Dios, Adam Kadmón. No confundir con el Adán terrenal, pareja de Eva.

Podríamos identificar a Adam Kadmón con el Púrusha hindú, aquel ser primordial que fue desmembrado por los dioses védicos y que de su cuerpo y esencia nacería todo el mundo y la realidad. En este caso, las 10 Sephirot del Árbol de la Vida son las partes esenciales de Adam Kadmón o las emanaciones del dios anterior a la creación del universo, llamado Ain Soph:

Una de las ideas más antiguas de la Cabalá es una correspondencia entre las sefirot del Árbol de la Vida y el cuerpo humano. Las sefirot representan la potencia activa y creativa de los nombres divinos, y su relación con el cuerpo hace hincapié en que debemos ver las sefirot como componentes de un solo organismo. La forma humana es la “forma” de esta dinámica, y es el prototipo, la forma o imagen a la mayor escala (macrocosmos), y en la escala humana (microcosmos).

Kéter (La Corona. Providencia equilibrante).
Jojmá (La Sabiduría).
Biná (La Inteligencia siempre Activa).
Jesed (La Misericordia. Grandeza).
Gevurá (La Justicia. Fuerza).
Tiféret (La Belleza).
Netsaj (La Victoria de la Vida sobre la Muerte).
Hod (La Eternidad del Ser. Gloria).
Yesod (El Fundamento. La Generación o piedra angular de la Estabilidad).
Maljut (El Reino. Principio de las Formas).

Kéter es la corona de la cabeza prototípicos y tal vez se refiere a la glándula pineal, Jojmá y Biná son los hemisferios derecho e izquierdo del Gran Cerebro, Jesed y Gevurá son los brazos derecho e izquierdo, lo que significa los miembros creativos activos del Gran Hombre; Tiféret es el corazón, o, según algunos, la totalidad de las vísceras; Netsaj y Hod son las piernas derecha e izquierda respectivamente, o los apoyos del mundo, Yesod es el sistema generativo, o la fundación de la forma; y Maljut representa los dos pies, o en la base del ser. Ocasionalmente se considera a Yesod como el macho y Maljut como el poder generativo femenino.

Adam Kadmon contiene miles de millares de mundos. Conteniendo los 4 mundos principales. El Árbol está dividido en cuatro niveles conocidos como los Cuatro Mundos (estos mundos corresponden a los sentidos de la visión, el oído, el olfato y el habla):
El Mundo Arquetípico llamado Atziluth, el Mundo Creativo llamado Briah,
el Mundo Formativo llamado Yetsirah, y el Mundo Material llamado Assiah.’

http://nefertum138.org/?p=1671

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