martes, 23 de diciembre de 2008


EL SOLSTICIO EN LA HISTORIA Y LA MASONERÍA
Por el Q:.H:. Luis Alejandro Yáñez-ArancibiaR:.L:.S:. Pleno Día No. 3Gran Logia Unida Mexicana de LL:.AA:. MM:. Gr:.Or:. de Veracruz
INTRODUCCION
Por acá en el Hemisferio Norte, Solsticio de Invierno o "sol inmóvil", es cuando a partir del 21 de diciembre el sol alcanza su cenit en el punto más bajo y el día comienza a alargarse poco a poco en detrimento de la noche. El sol cambia sutilmente su declinación de un día a otro y parece permanecer en un lugar fijo del Ecuador celeste.
Este fenómeno representaba para las culturas milenarias el verdadero "nacimiento del sol" y con ello toda la "naturaleza" comenzaba a rebrotar lentamente de su sueño y las esperanzas renacían gracias a la fertilidad de la tierra alimentada por la persistencia del "sol divino". Las culturas pre-románicas, durante los tres días previos al 25 de diciembre, así como en los seis días posteriores que conducían hasta el año nuevo, festejaban el "retorno del nuevo sol" y las fuerzas vegetativas de la Naturaleza.
Los Masones también festejamos la "navidad", pero a diferencia de otras filosofías, festejamos el "culto de la naturaleza", celebradas en cuatro ocasiones: los dos equinoccios y en las dos etapas del solsticio de verano e invierno, de acuerdo al Hemisferio, Norte o Sur. Acá en el hemisferio donde Yo vivo, el solsticio de invierno marca un momento en que el tiempo se detiene; el presente se manifiesta en un instante de eternidad. Es un tiempo de silencio, recogimiento interior y profunda meditación. La semilla se pudre en el interior de la tierra esperando pacientemente a que llegue el tiempo apropiado para germinar y brotar. Duberlí me dijo hace muchos años, simbólicamente ("...las fiestas solsticiales, son las fiestas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, son el momento simbólico en que los Masones nos recogemos hacia el interior de nuestro microcosmo y advertimos nuevas verdades morales y nuevas realidades espirituales para continuar con la obra suprema, en un nuevo comienzo...").
Con los años he aprendido que a medianoche en punto, en lo más profundo de la oscuridad del Solsticio Invernal, Hiram muere, el Templo de Salomón es destruido; pero esto no es sino el anuncio del nacimiento del Maestro y la renovación de los trabajos del Templo. Al conmemorar los Solsticios, nuestra Orden reverdece el encanto y misterio de la estrecha relación que existe entre el ser humano y la naturaleza. El Sol rige el desempeño del hombre y su entorno y en esta fiesta solsticial celebramos el inicio de una nueva etapa de nuestra vida.
DESARROLLO DEL TEMA
1. El Sol en la Historia
El Solsticio en el Hemisferio Norte es una conmemoración milenaria celebrada por todas las culturas ancestrales de la historia. La fecha señala la entrada del invierno, un momento de mínima luz solar, el día más corto del año. Documentado en Yáñez Vega (2002), Gadea Saguier (2007) y Goldstein (2007) podemos sintetizar de ellos algunos esbozos históricos:
Griegos, Romanos o Celtas celebraban la noche de San Juan con verbenas, música y danzas que incentivaran a las fuerzas de la naturaleza, para influir en el destino próximo inmediato, tener buena suerte, un buen amor, o pedir salud y prosperidad a dichas fuerzas naturales. Para los Griegos ésta fecha estaba destinada al culto del dios Apolo al que tributaban con procesiones de antorchas pidiéndole que no dejase en tinieblas a su pueblo, creían que la magia del Solsticio abría las puertas de lo incógnito y por un breve lapsus el hombre podría gozar de los privilegios de los dioses; de ahí la leyenda Griega de poder traspasar los espejos o visitar mundos paralelos.
En España, durante la dominación Árabe, confraternizaban judíos, católicos y musulmanes unidos por la mágica fiesta del Sol y el fuego. En Alemania la reunión popular alrededor de las hogueras unía a varias generaciones y pueblos distantes. En Francia la hoguera solsticial era prendida por el propio Rey.
Similares formas culturales las tenemos en la civilización Hindú cuyo dios del fuego "Indra" es adorado entre fogatas y cánticos espirituales. En estas mismas fechas, ellos engalanan sus hogares, preparando piras purificadoras de las cuales conservarán sus cenizas por todo el año siguiente, además que por las formas que toman las llamas y con las cenizas que quedan, los Hindú profetizan el porvenir.
Este simbolismo y ritos paralelos eran compartidos por pueblos distantes, inconexos, separados del Viejo Mundo por el Océano Atlántico o el Océano Pacífico. En el caso de los Incas en Perú, dice Yáñez Vega (2002) que los dos festivales primordiales del mundo Incaico eran el Capac-Raymi (o Año Nuevo) que tenía lugar en diciembre y el que se celebraba cada 24 de junio, el Inti-Raymi (o la fiesta del Sol) en la impresionante explanada de Sacsahuamán, muy cerca de Cuzco. Justo en el momento de la salida del astro Sol, el Inca elevaba los brazos y exclamaba mirando hacia el cielo para pedirle al Sol que desapareciera el frío y trajera el calor. Este gran festival se sigue practicando y representando hoy en día para conmemorar la llegada del Solsticio de Invierno. Los habitantes de la zona se engalanan con sus mejores prendas al estilo de sus antepasados Quechuas y recrean el rito Inca muy similar tal y como se realizaba durante el apogeo del Tahuantinsuyo.
Todo el continente Americano conserva éste tipo de Ritual dentro de su folklore. En México los guerreros Aztecas se caracterizaban por su sentido del deber con respecto al vínculo con el Sol y la "renovación de los fuegos". Los Mayas de la Península de Yucatán y Meso América continúan hoy en día, tal cual sus antepasados de centurias atrás, celebrando con ritos, cánticos, vestimentas y comidas, la magia del Solsticio para sembrar y obtener buenas cosechas. Los indígenas Norteamericanos siguen perpetuando sus ritos mágico-simbólicos entre hogueras y danzas solares. En los Estados Unidos, hasta el día de hoy, se celebran los Solsticios de Verano en coincidencia con el 24 de Junio día de San Juan Bautista, y el de Invierno el 27 de Diciembre día de San Juan Evangelista.
En Israel, el Solsticio de Verano es llamado "Fiesta de la Flor" y su origen está en la festividad Alemana de "Rosenfest", Fiesta de la Rosa que se celebra en Tenida Blanca en honor de las damas en símbolo del cariño, el respeto y la admiración que se tiene por la mujer.
Caldeos, Egipcios, Cananeos, Persas, Sirios, Fenicios, Griegos, Romanos, Hindú, y casi todas las culturas desarrolladas e imperios, han celebrado durante el Solsticio Invernal el parto de la "Reina de los Cielos" y la llegada al mundo de su hijo, el joven dios Solar. En la mitología del culto al Sol siempre se destaca la presencia de un joven dios que cada año muere y resucita encarnando la vida cíclica de la naturaleza (Flor Pinto, 2002). El Sol representa el padre y el principio generador masculino. En la Antigüedad civilizada los monarcas de todos los imperios se hicieron adorar como hijos del Sol. En este contexto, la antropomorfización del Sol en un dios joven presenta ejemplos bien conocidos en Horus, Mitra, Adonis, Dionisos, Krisna, Hermes, Buda o el propio Jesús (Rodríguez, 1997; Flor Pinto, 2002). En el antiguo Egipto se creía que Isis, la virgen Reina de los Cielos, quedaba embarazada en el mes de marzo y que daba a luz a su hijo Horus a finales de diciembre. El dios Horus, hijo de Osiris e Isis, era "la sustancia de su padre Osiris", de quién era una encarnación. Fue concebido milagrosamente por Isis cuando Osiris ya había sido muerto y despedazado por su hermano Seth o Tifón. Era una divinidad casta –sin amores- al igual que Apolo, y su papel entre los humanos estaba relacionado con el Juicio ya que presentaba las almas a su padre. Era el Christos y simbolizaba el Sol. El dios Mitra de la religión Iraní (Persa) anterior a Zaratustra, era muy significativo en el Imperio Romano hasta el siglo IV d.C., y era una divinidad Solar al igual que el dios Mitra Hindú, hijo de Adití la personificación del Sol. Muchos siglos antes de Jesús-Cristo, el dios Mitra de los Persas ya había nacido de virgen el 25 de diciembre, en una gruta, siendo adorado por pastores y magos, obró milagros, fue perseguido, acabó siendo muerto y resucitó al tercer día (Rodríguez, 1997). Como lo hicieron igual los dioses Horus y Osiris de los Egipcios y los dioses Hércules, Baco y Adonis de los Griegos (Flor Pinto, 2002). Los partos virginales se han repetido constantemente en la historia milenaria de la conjunción "hombre-mito solar", y anteceden por mucho al de la "virgen Maria" dando a luz a Jesús. Mucho antes la virgen Devaki da a luz en un establo al dios Krisna en medio de pastores. Igualmente se afirma que nacieron de vírgenes Zoroastro, Quetzalcoatl, Apolonio, y otros (Flor Pinto, 2002).
Desde tiempos inmemoriales en las culturas más heterogéneas, la época de Navidad ha representado el advenimiento del Solsticio por excelencia, como hecho cósmico que podría garantizar la supervivencia del hombre pagano y el renacimiento cíclico de la principal divinidad salvadora (Gadea Saguier, 2007). Eso explica que el natalicio de los principales dioses Solares de las culturas agrarias precristianas –como Osiris, Horus, Apolo, Mitra, Dionisio/Baco y otros-, se situara durante el Solsticio de Invierno. Más aún, el natalicio de Jesús, el "salvador cristiano" fue ubicado el 25 de diciembre, fecha en la que hasta finales del siglo IV de esta era se conmemoró el nacimiento del Sol Invencible (Natalis Solis Invicti) en el Imperio Romano. De esta forma entre los años 354 y 360, era del Papa Liberio (352-366), se tomó por fecha inmutable la noche del 24 al 25 de diciembre coincidente con el "nacimiento del sol invencible", la misma fecha en que todos los pueblos contemporáneos festejaban la llegada del Solsticio de Invierno. Es claro que el verdadero origen de la Natividad católica, sobrepuesta al Natalis Solis Invicti, orientó a los creyentes a que ese día no lo dedicasen al Sol, sino al "creador del Sol".
2. Los Elementos Adorados
El vocablo Solsticio viene del latín solstitium, combinando dos acepciones. Sol = el astro y stitium = estático o detenido. Es decir, la detención del Sol. El diccionario Larousse dice, "tiempo en que se halla el Sol más lejos del Ecuador y en que parece quedarse estacionado algunos días; entre el 21 y el 22 de Junio en Verano y entre el 21 y el 22 de diciembre en Invierno". El diccionario Webster dice, "uno de los dos puntos en la curva elíptica en la cual su distancia del Ecuador Celestial es la mayor la cual es alcanzada por el Sol cada año alrededor del 22 de Junio y el 22 de Diciembre; el tiempo que el Sol cruza el Solsticio el 22 de Junio comienza el Verano en el Hemisferio Norte y el Invierno en el Hemisferio Sur". Dice Goldstein (2007) que no se encuentra en la Biblia un versículo referente directamente al fenómeno del Solsticio, pero lo más cercano pudiera interpretarse de "Salmos", Capítulo 19, versículo 7, donde dice refiriéndose al Sol: "De un extremo de los Cielos es su salida y su curso hasta el término de ellos. Y nada hay que se esconda en su calor". En el Talmud hay una referencia describiendo la Felicidad en el Tomo "Bendiciones", página 59: "Quién ve al Sol en su época y a la Luna en su fortaleza…".
La adoración Solar ha sido la base de toda expresión religiosa arcaica; desde el hombre primitivo se le ha concedido al Sol todo el poder necesario para el sustento, no sólo como insumo vital de la naturaleza, sino como inductor de los aspectos espirituales; por ello desde las civilizaciones primigenias se ha seguido con especial énfasis todos sus tránsitos angulares, amaneceres y ocasos, tibieza o insolación, apariciones y desapariciones (hoy eclipses). La "luz", el "fuego" y el "agua" son los protagonistas principales del encuentro Solar en la mecánica celeste anual y, a su conjuro, asisten obedientes las fuerzas de la naturaleza para bendecir a los campos y augurar abundante cosecha.
En todas las culturas primigenias el Fuego es considerado purificador, por ello las danzas alrededor y sobre el fuego no sólo tienen el poder de ahuyentar a los malos espíritus, sino de proporcionar salud y fortaleza; cuantas más hogueras se saltase, más se creía que se estaba a salvo de toda desgracia, incluso el caminar sobre las cenizas acentuaba ésta creencia. Las fiestas populares han perdurado sobre todo en la celebración de verbenas y hogueras, en donde los más audaces, saltan retando a las llamas.
El Agua es el complemento del fuego y si al rito anterior se le acompañaba con un vivificante baño en cualquier río, estanque o en el mismo mar, resultaba mucho más beneficioso; caminar sobre el rocío de la noche de San Juan o beber de siete fuentes era una peregrinación obligada de todo adorador del Sol.
El misterio de los cielos, el acontecer de la luz y la oscuridad, la dualidad del calor y el frío, la magnitud de los espacios cósmicos, han invadido la curiosidad del hombre desde las civilizaciones más antiguas. Sacerdotes, Trovadores y Poetas les han manifestado cánticos. Filósofos han especulado en su metafísica, y Astrólogos y Astrónomos con su metódica ciencia nos han explicado la fenomenología y sus ciclos repetitivos. Mucho tiempo ha pasado desde que Copérnico en su celda buscaba una señal que respondiera sus sabias preguntas, y poder separar los deseos y voluntades de los dioses, con las matemáticas que le descifraban los acontecimientos estelares. Hoy en día, hasta los niños saben que la tierra gira sobre su eje alrededor del Sol en una rotación de 24 horas y en una traslación de órbita que demora 365 días. Los fenómenos del Universo proceden siguiendo leyes inmutables, ritmos constantes y precisos, en tiempos fijos y plazos concretos, que se repiten desde la eternidad infinita, con la justeza simbólica con que el Ser Supremo maneja la Escuadra, el Compás, la Regla y la Plomada.
3. Solsticio y Masonería
Según Frau Abrines y Arús Arderiu (1947) en el Diccionario Enciclopédico de la Masonería se lee: "Bajo el doble nombre San Juan Bautista y de San Juan Evangelista, patronos de nuestra augusta Orden, los Francmasones celebran dos grandes fiestas anuales, llamadas indistintamente fiestas de San Juan o de la Orden. Estas fiestas, que corresponden a los dos Solsticios, se llaman con más propiedad aún fiestas Solsticiales. Se celebran el 24 de junio y 27 de diciembre que dependiendo del hemisferio en que nos encontremos se denominan de Invierno o de Verano". En fecha más reciente, Frau Abrines (2005) precisa que "Solsticio" es la época en que el Sol entra en los signos de Cáncer y Capricornio llegando a la máxima declinación septentrional y meridional, y es cuando toman su lugar las fiestas Solsticiales que celebra la Masonería en los Solsticios do al Occidente y el Segundo Vigilante simboliza al Sol al Mediodía.
Siendo la Naturaleza el marco de acción del Masón y los fenómenos naturales, fuentes de estudio e inspiración, no podía estar la Orden ajena al fenómeno natural del recorrido elíptico del Astro Rey destacando la coincidencia de que sus puntos más distantes del Ecuador, coinciden con cambios naturales de las dos opuestas Estaciones, el Invierno y el Verano, símbolos también de la contradicción, la dualidad, representados estos opuestos conceptos de pares eternos, en el piso cuadriculado del Taller. Dice Goldstein (2007), el Solsticio de Invierno nos recuerda nuestra propia Iniciación, la Cámara de Reflexión, la Oscuridad. Para el Sol, justamente la detención en el Solsticio de Invierno es, simbólicamente, su propia Cámara de Reflexión, su Cámara de Oscuridad Invernal que, al igual que todos nosotros, que toda la Humanidad, desde esa oscuridad, al preguntarle: Qué es lo que más deseas?, contesta: Quiero ver la Luz, la Luz!.
CONCLUSION
La masonería, en su intento de entender la realidad profana, comprende y enseña el simbolismo encerrado en este flujo y reflujo del ir y venir del Sol. El Solsticio nos enseña que el Pulido de la Piedra Bruta, el esfuerzo personal de mejorar nuestra condición humana y crecer intelectualmente, no se produce solamente en un continuo ritmo ascendente; en cierto momento el trabajo cotidiano decae y el ánimo merma. En este momento, las palabras de Yáñez Vega (2002) me parecen enormes al afirmar "…es ahí cuando se halla la fuerza emergente del pensamiento Masónico, el espíritu hecho vigor en la Cadena Fraternal, que con su fuerza y aliento nos induce a recomenzar la marcha con renovada vitalidad. Puesto que por encima de nosotros, como permanente ejemplo, se halla la presencia del Sol omnipotente, que irradia calor, fuerza y luz constante, sin discriminación alguna en la entrega de estos valores. De este ejemplo se nutre la Masonería e induce a sus miembros a seguir una senda de justicia, de amor y de fraternidad, en una armónica conjunción operativa para que las enseñanzas de la Orden no sean infecundas semillas sin frutos. Unámonos espiritualmente al conjunto de la Naturaleza y en el simbolismo de esta celebración encontremos renovadas fuerzas para nuestro mejoramiento humano, espiritual e intelectual. Y cada mañana elevemos nuestra mirada al iluminado día sintiendo la felicidad por el hecho de que la vida continua en su eterno flujo y especialmente por la existencia de la otra realidad, sensible y espiritual, que los símbolos de la Masonería permiten descubrir".
Al celebrar los solsticios, nuestra Orden nos evoca la estrecha relación que existe entre el ser humano y la naturaleza. El Sol rige el comportamiento del hombre y su entorno y por eso que en esta fiesta Solsticial celebramos el inicio de una nueva etapa de nuestra vida. Con el Solsticio de Invierno la Naturaleza se prepara para renacer, y con el de Verano germina la semilla que el hombre sembró en aquella tierra fértil que durante el Invierno se dedicó a trabajar. Con el Solsticio, en el Masón debe aparecer poco a poco aquella piedra libre de aristas que durante todo el año se dedicó a desbastar.
Paradójicamente, cuando el Sol está en su mínimo esplendor, hoy 27 de diciembre es nuestra última Tenida del año, pero ello no significa que nuestra labor haya finalizado, muy por el contrario, comenzamos una nueva etapa, que se relaciona con la preparación para una nueva siembra de la cual se espera una mejor cosecha y de esta forma contribuir de mejor manera nuestro trabajo en la sociedad profana.
Termino con un pensamiento personal que me acompaña desde décadas.
"Nada gratifica más al final del camino que haber empleado la vida construyendo verdades"
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