martes, 27 de octubre de 2009

LOS 144 DANZANTES DEL SOL - PROFECIA DE LOS INDIOS HOPI


LOS 144 DANZANTES DEL SOL ( LOS 144.000 INSTRUCTORES DEL NUEVO TIEMPO REAL )
PROFECIA DE LOS INDIOS HOPI ( 1920 )
CABALLEROS DE LA ORDEN DEL SOL
VICTOR SALAZAR SOTO

El Gran Abuelo habla como portavoz del Gran Espíritu Guerrero , de las Visiones que recibió a la entrada de la Gran Caverna Eterna:

No basta con que el hombre sea feliz en su carne , sino que debe ser feliz en su espíritu . Porque sin felicidad y fuerza espiritual la vida es engañosa. Sin buscar las cosas del espíritu, la vida se vive a medias y está vacía. Por vida espiritual no quiero decir el apartarse una hora de un día para estar en adoración, sino buscar las cosas del espíritu cada hora de cada día. Les pregunto: Qué hizo esta gente para encontrar iluminación y fuerza espiritual? Sólo se dedicaron a una vida que tenía poco mas que trabajar? Se les dio la oportunidad cada día de sus vidas – tal como a Uds. les será dada la elección de buscar la fuerza del espíritu o resignarse a una vida de trabajo sin significado. El resultado es siempre el mismo: sepulcros olvidados y sueños olvidados, de olvidadas gentes. No es importante lo que alguien recuerde, sino alcanzar a Dios y sostener una posición positiva del Espíritu Que Mueve Todas Las Cosas, trayendo la conciencia del hombre mas cerca del Creador.
No basta con buscar las cosas del espíritu a un nivel personal. Es egoísta hacerlo así, y quienes buscan lo espiritual sólo para si mismos no están buscando cambiar al espíritu que se mueve a través de los corazones de los hombres. Ellos están escapando, eludiendo su responsabilidad, y usando su conocimiento para su propia glorificación. Un hombre espiritual debe trabajar por un principio, por una causa, por una búsqueda mucho mayor que la glorificación de si mismo, para cambiar el espíritu que dirige a los hombres hacia su destrucción.
Intentar vivir una vida espiritual en la sociedad moderna es el camino mas difícil que se puede recorrer. Es un camino de dolor, aislación y pruebas de fe. Pero es el único camino que puede hacer nuestra Visión una realidad. La verdadera búsqueda en la vida, es vivir la Sabiduría de la Tierra dentro de los confines del hombre. No hay iglesia ni templo que necesitemos para encontrar la paz, porque nuestros templos están en la naturaleza. No hay líderes espirituales, porque nuestros corazones y el Creador son nuestros únicos líderes. Nuestro número es reducido, porque pocos hablan nuestro lenguaje o comprenden las cosas que vivimos. Así, recorrimos solos nuestros caminos, porque cada Visión, cada búsqueda, es única para cada individuo. Pero debemos caminar en la sociedad, o nuestra Visión morirá. Porque un hombre que no vive su Visión, está viviendo su muerte.
La Tierra está muriendo. La destrucción del hombre está cerca, tan cerca, que todos debemos trabajar para cambiar el camino de destrucción. Debemos pagar por los pecados de nuestros abuelos y abuelas, porque por mucho tiempo hemos sido una sociedad que mata a sus nietos para alimentar a nuestros hijos No puede haber descanso, ni podemos renunciar. Demasiados han renunciado en el pasado. Es fácil vivir una vida espiritual lejos del hombre, pero la realidad de la Visión sólo puede ser vivida cuando se participa en la sociedad.
He tenido la Visión de la destrucción del hombre. Pero al hombre le serán dados cuatro signos de advertencia, dos de ellos para darle la oportunidad de cambiar, y dos de ellos para dar a los Hijos de la Tierra la oportunidad de escapar de la ira del Creador. Los signos serán obvios para ti y para quienes han aprendido a escuchar al Espíritu de la Tierra. Pero aquellos quienes viven en la carne y sólo para la carne, no habrá conocimiento ni comprensión. Cuando estos signos, advertencias y profecías se hagan manifiestos, entenderás la urgencia de lo que digo. Entonces entenderás porqué uno no debe trabajar sólo por su fuerza espiritual, sino para dar acceso a la fuerza espiritual al hombre moderno.


EL PRIMER SIGNO
Siguiendo al Gran Espíritu Guerrero, entré en un mundo desconocido. Estaba en un mundo seco, con poca vegetación. A la distancia vi un poblado, construido con carpas y telas, en lugar de los materiales normalmente usados por el hombre. Cuando nos acercamos, el olor de la muerte me afectó y me sentí enfermo. Escuché el llanto de niños, las quejas de los mayores, y sonidos de dolor y desesperación. Pilas de cuerpos se amontonan al costado de trincheras, esperando ser sepultados, con sus rostros contorsionados y deformados por la muerte de inanición. Los cuerpos eran mas esqueletos que carne, y los niños, adultos y mayores tenían el mismo aspecto, con su piel originalmente morena ahora de un color gris ceniza. Cuando entré en el poblado, el horror de las muertes por hambre me golpeó mas fuerte. Los niños apenas caminan, los mayores yacen moribundos sobre el suelo, y hay dolor, llanto y miedo por todas partes. La presencia de la muerte y la sensación de desesperanza me sobrecogió, amenazando con llevarme lejos del poblado.
Un adulto me habló, en un lenguaje desconocido. Comprendí que no era un hombre de carne y hueso, sino el espíritu de un hombre que un día transitó por un camino espiritual, posiblemente el shaman de su tribu. Entonces comprendí lo que trataba de decirme con lentas palabras: “Bienvenido a lo que llamamos la tierra del hambre. El mundo un día mirará esto con horror. Este será el primer signo de que el hombre no puede vivir prescindiendo de las leyes del Creador, ni puede luchar contra la Naturaleza. Si el hombre comprende que tiene la culpa de esta calamidad, por esta hambre sin sentido, habrá aprendido una gran lección. Pero temo que el hombre no asumirá su culpa, sino que culpará a la Naturaleza. No comprenderá que él creó este lugar de muerte al forzar a las gentes a tener muchos hijos. Cuando las leyes de la tierra fueron violadas, la gente murió de hambre, tal como la naturaleza mata de hambre al venado cada vez que su población crece demasiado para que la tierra lo sostenga. Esta gente debió haber sido dejada sola. Una vez supieron como vivir con la Tierra, y su riqueza se medía en felicidad, amor y paz. Pero esto les fue despojado cuando fueron considerados como una sociedad primitiva. Entonces el mundo les mostró como cultivar y vivir de un modo menos primitivo. Fue el mundo que les forzó a vivir fuera de las leyes de la Creación y, como resultado, ahora les fuerza a morir “Luego el viejo se alejó, de regreso a la muerte y la desesperación. Se volvió hacia el Gran Abuelo por última vez, diciendo: “Este será el primer signo. Primero vendrá el hambre, y después hambre. Nada capturará la atención del mundo con tal impacto como lo hará este signo. Los Hijos de la Tierra aprenderán las lecciones contenidas en todo este dolor y muerte, pero el mundo lo tomará como una calamidad mas, culpando a la Naturaleza en lugar de a si mismo”.
Al desaparecer el anciano, el Gran Abuelo se encontró de regreso a la entrada de la Caverna Eterna. El Gran Abuelo cayó en un profundo sueño, y en su sueño el Gran Espíritu Guerrero habló de nuevo al Gran Abuelo: “Es durante los años de calamidad, el primer signo, que una enfermedad caerá sobre el hombre, una enfermedad que barrerá la tierra y aterrorizará a las masas. Los médicos no tendrán respuestas, y un gran grito de dolor se esparcirá sobre la tierra. La enfermedad provendrá de los monos, las drogas y el sexo. Destruirá al hombre desde adentro, haciendo que cualquier enfermedad común sea una enfermedad mortal. El hombre se buscará esta enfermedad como resultado de su vida, su adoración por el sexo y las drogas, y su vida alejada de la Naturaleza. Esto también es parte del primer signo de advertencia. Las drogas producirán guerras en las ciudades del hombre, y las naciones se levantarán contra esas guerras y contra esa enfermedad mortal. Pero lucharán de manera equivocada, atacando el efecto el lugar de la causa. Nunca ganará esta guerra hasta que la nación, la sociedad, cambie sus valores, y abandone la adoración del sexo y las drogas. Es en este momento que el hombre tiene la oportunidad de cambiar el curso del futuro. Es entonces que puede aprender la gran lección de la calamidad y la enfermedad. Pero hasta que aparezca el segundo signo, la Tierra no puede ser curada en lo material. Sólo una curación espiritual puede cambiar el futuro de la humanidad ”.

EL SEGUNDO SIGNO
El Gran Abuelo despertó nuevamente a la entrada de la Caverna. Al mirar a su alrededor toda había cambiado. Los campos se veían mas secos, sin vegetación y los animales están moribundos. Un mortal hedor se levanta de la tierra y el polvo es grueso y pesado, el calor intenso y opresivo. Al mirar al cielo, el Sol aparece mas grande y mas intenso. No se ven pájaros ni nubes, y el aire parece ser mas grueso. Entonces que el cielo se agita y aparecen grandes agujeros en el cielo. Los agujeros se abren con gran estruendo, que resuena como el trueno, y la tierra, las rocas y el suelo se estremecen.
La piel del cielo parece abrirse en heridas, como las heridas de una peste, un gran mar flotante de pestilencia, aceite y peces muertos. Fue a través de uno de estos agujeros que el Gran Abuelo vio los cuerpos de delfines muertos, junto con grandes levantamientos de la Tierra y violentas tormentas. Al sostenerse del temblor de tierra, sus ojos bajaron del cielo, y todo en su alrededor era un desastre. Montones de desechos se elevan hasta el cielo, los bosques yacen arrancados y moribundos, las costas inundadas y las tormentas crecen mas violentas y estruendosas. A cada momento, la Tierra se sacude mas fuertemente, amenazando con partirse y tragar al Gran Abuelo.
De pronto la Tierra deja de temblar y el cielo se despeja. El Gran Espíritu Guerrero aparece caminando entre el aire polvoriento y se detiene a corta distancia del Gran Abuelo. Al contemplar su rostro, el gran Abuelo ve que lágrimas caen de los ojos del Gran Espíritu Guerrero, y que cada lágrima cae sobre la tierra con un sonido cristalino. El Gran Espíritu contempla al Gran Abuelo por largo tiempo, y finalmente dice: “Agujeros en el cielo”. El Gran Abuelo piensa, de manera incrédula “ Agujeros en el cielo ...? “ . Y el Gran Espíritu responde: “Estos serán el segundo signo de destrucción del hombre. Los agujeros en el cielo y todo lo que has visto podrán ser realidad. Es a partir de este momento que el hombre ya no podrá curar a la Tierra por ninguna acción física. Es entonces que el hombre deberá trabajar mas duro para cambiar el futuro. Pero no sólo debe trabajar materialmente, sino espiritualmente a través de la invocación, pues sólo por la invocación puede el hombre curar la Tierra y a si mismo”.
El Gran Abuelo vacila en creer en los agujeros en el cielo. Hay una larga pausa. Entonces el Gran Espíritu se le acerca susurrando: “Estos agujeros son el directo resultado de la vida del hombre, sus viajes, y los pecados de sus abuelos y abuelas, y serán el legado de sus vidas alejadas de la Naturaleza. El signo de estos agujeros marca el momento de una gran transición en el pensamiento de la humanidad. Quedarán entonces librados a una elección, elección entre continuar su sendero de destrucción o regresar a la sabiduría de la Tierra y una existencia mas sencilla. Es entonces cuando se debe elegir, o todo estará perdido”. Entonces el Espíritu se volvió y desapareció caminando entre el polvo.


EL TERCER SIGNO
En los días siguientes el Gran Abuelo pasó a la entrada de la Caverna, para nada le habló, ni siquiera la Tierra. El Gran Abuelo dice que fueron días de gran tristeza y soledad, días para digerir lo que había visto. Supo que estos signos no aparecerían durante su vida, pero que debían ser transmitidos a la gente del futuro con la misma fuerza y sentido de urgencia que le habían sido dados. Pero no sabía como hacerlo. Seguramente los chamanes y ancianos comprenderían, pero no así la sociedad, y menos alguien que esté alejado de la Tierra y el Espíritu.
Estuvo sentado por cuatro días, inmóvil como hecho de piedra, con su corazón pesado por la pesada carga que había contraído. Al final del cuarto día, llegó la tercera Visión. Contemplando los campos hacia la puesta del Sol, de pronto el cielo se tornó líquido y de color rojo sangre. Hasta donde sus ojos podían contemplar, el cielo era color rojo intenso, sin sombra ni nube ni variación alguna ni textura diferente. Toda la Creación parecía haberse detenido, como en espera de una orden superior. El tiempo, al lugar, el destino, parecen suspendidos en el cielo de sangre. Contempló largo tiempo el cielo, presa de la angustia y el terror, porque nada era como lo que había visto en toda su vida, ni en la salida ni en la puesta del Sol. Era un color humano, no natural, y tenía un aspecto siniestro y acechante. Parecía quemar la Tierra dondequiera que la tocara. Cuando se hizo la noche, las estrellas brillaron en rojo vivo, rojo que nunca abandonaba al cielo, y se escuchaban gritos de miedo y de dolor por todas partes.
Nuevamente el Gran Espíritu Guerrero se presentó al Gran Abuelo, pero ahora como una voz en los cielos. Como un trueno, la voz estremeció los campos: “Este es el tercer signo, la noche de las estrellas de sangre. Será conocido en todo el mundo, porque el cielo en todas partes será rojo con la sangre de los cielos, día y noche. Es entonces, con el tercer signo, que ya no habrá esperanza. La vida sobre la Tierra, como la ha vivido el hombre, llegará a su fin, y no habrá retorno ni el lo material ni en lo espiritual. Será entonces que, si el hombre no ha cambiado en los signos anteriores que el hombre sabrá que ha llegado la destrucción de la Tierra. Porque cuando el cielo sangre fuego, no habrá refugio en el mundo del hombre ”. El Gran Abuelo tembló de terror mientras la voz hablaba: “A partir de este momento, desde que las estrellas sangren, hasta la aparición del cuarto signo, habrá cuatro estaciones de tranquilidad. Durante estas cuatro estaciones los Hijos de la Tierra deben internarse en las profundidades de lugares remotos y encontrar una nueva residencia, cerca de la Tierra y del Creador. Sólo los Hijos de la Tierra sobrevivirán, y deberán vivir la sabiduría de la Tierra, sin nunca regresar a los pensamientos del hombre. Y la supervivencia no será suficiente, porque los Hijos de la Tierra deberán vivir cerca del Espíritu. Diles que no vacilen, cuando vean el tercer signo en las estrellas, porque sólo habrá cuatro estaciones para escapar ”. El Gran Abuelo sostuvo esta Visión por una semana , y luego desapareció tan rápido como le llegó.

EL CUARTO SIGNO
El Gran Abuelo no supo cuanto tiempo pasó a la entrada de la Gran Caverna, ni le importaba, porque había obtenido la Visión por la que había venido. Fue en su última noche que vino su cuarta Visión, esta vez en la forma de la voz de un pequeño niño: “El signo cuarto y final se verá en los diez inviernos siguientes, después de que las estrellas sangren. Durante este tiempo la Tierra se curará así misma, y los hombres morirán. Por estos diez años, los Hijos de la Tierra deberán permanecer escondidos en lugares remotos, sin un lugar de residencia permanente, evitando todo contacto con las fuerzas del hombre. Deberán permanecer escondidos, como los antiguos nómades, y luchar contra la necesidad de retomar el contacto la destrucción de los hombres. La curiosidad matará a muchos ”.
Hubo un largo silencio. El Gran Abuelo preguntó al niño: “ Y que ocurrirá al mundo del hombre ? ... “ . Otro prolongado silencio. El niño de nuevo habló: “Habrá gran calamidad en todo el mundo, como no es posible imaginar. Las aguas correrán sucias, envenenadas con los pecados de los hombres regando los suelos, lagos y ríos. Las cosechas se perderán, los animales del hombre morirán, y la enfermedad matará a las masas. Los nietos se alimentarán de los despojos de los muertos, y todo será gritos de dolor y angustia. Pandillas de hombres cazarán y matarán a otros hombre por alimento, y el agua siempre será escasa, y mas escasa por cada año que pasa. Las tierras, el agua, el cielo, estarán envenenados, y el hombre vivirá en la cólera del Creador. Al principio el hombre se refugiará en las ciudades, pero allí morirán. Unos pocos escaparán a lugares remotos, pero la naturaleza salvaje los destruirá, porque hace mucho tiempo les fue dada la oportunidad. El hombre será destruido, sus ciudades en ruinas, y entonces sus nietos deberán pagar por los pecados de sus abuelos y abuelas ”.
“ No hay ninguna esperanzas ? ... “preguntó el Abuelo Apache. El niño replicó: “Sólo hay esperanza cuando se vean los primeros dos signos. En el tercer signo, la noche sangrienta, ya no hay esperanza, porque sólo los Hijos de la Tierra podrán sobrevivir. Se dará al hombre estos signos de advertencia. Si no se les presta atención, no podrá haber esperanza, porque sólo los Hijos de la Tierra serán purgados de los cánceres de la humanidad, del pensamiento destructivo de la humanidad. Serán los Hijos de la Tierra quienes traerán la nueva esperanza de una nueva sociedad, viviendo más cerca de la Tierra y del Espíritu”.
Luego se hizo el silencio. El paisaje se despejó y todo volvió a ser normal, y el Gran Abuelo salió de su Visión. Estremecido, dijo que había vagado durante toda la nueva estación , tratando de comprender lo que había recibido, tratando de entender porqué él había sido elegido para recibir el mensaje.

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