miércoles, 24 de octubre de 2012


EL SILENCIO EN LA MASONERÍA

Gentileza de CARLOS MANUEL VERHELST BERROCAL



  Silencio voz del latín silentium, significa abstenerse de hablar. Entre menos hable la persona, menos posibilidad tendrá de equivocarse, pues está escrito: “En el exceso de palabras no faltan las trasgresiones y quien refrena sus labios es sensato”, (Proverbios X, 19). La lengua es una espada de doble filo y por la misma boca salen la mentira y la maledicencia, por eso el rey David decía: “Ocúltame del consejo de los malhechores, del tumulto de los obradores de iniquidad, que afilan la lengua como espada y lanzan como saeta suya la palabra amarga”, (Salmo LXIX, 3-4). Dice la Ilustre y Poderosa Hermana Doctora Radha Burnier, 33º que la mayoría de la gente escuchamos muy poco. Mientras otra persona nos está hablando, nosotros estamos pensando en lo que vamos a responder. La mente concreta sostiene su propia charla la mayor parte del tiempo.


Nosotros debemos aprender a escuchar y lo más importante mantener en silencio nuestra mente concreta. Una manera de aprender a mantener en silencio nuestra mente concreta es por medio de la meditación. Solamente manteniendo en silencio nuestra mente concreta podremos recibir la verdad y obtener el máximo beneficio de ella. Decía el rey Salomón que existe un momento para callar y otro para hablar. Dijo el hombre sabio: “Si no hallas una persona que te enseñe ética, apégate al silencio y así no hablarás tonterías”.

Silencio Queridos Hermanos que estamos en logia de Aprendices Masones. Tenemos que aprender a guardar silencio en nuestra mente concreta, así empezaremos a disciplinar la lengua al tratar de cuidarla para evitar que hable, ya que la lengua es un órgano muy trivial. Antes de recitar la anterior frase, el Venerable Maestro de la logia de Aprendices Masones da un fuerte golpe con el mallete que tiene en su mano derecha. El fuerte golpe del mallete le advierte al francmasón que debe y tiene que batir todo pensamiento impropio de su mente concreta, de su mente egoica, su parte mortal, es decir, mantenerla en silencio. El Aprendiz Masón debe y tiene que aprender a disciplinar su mente concreta.

Dice La Muy Distinguida Orden Sufí Naqshbandi Haqqani: “si la Palabra es Plata, el Silencio es Oro”, porque los que guardan silencio difícilmente van a estar equivocados, pero aquellos que se apresuran a hablar fácilmente podrían cometer graves errores. El Silencio del Secreto es la principal obligación que juran guardar los francmasones y que ha servido de base a la solidez, duración y fuerza de las columnas de nuestra Augusta y Venerable Institución Masónica durante eones de tiempo.

¿Por qué se le exige al Aprendiz Masón el Silencio? Es mi opinión que más allá de observar y escuchar, de que no sabe absolutamente nada, de que no tiene nada que decir ni enseñar, está lo que hemos denominado el Silencio Interior. El Silencio Interior solamente podemos alcanzarlo por medio de la meditación como explicamos con anterioridad. La meditación es una palabra del latín Meditatio que significa Acción de Meditar, de Reflexionar. Es el acto de someter a la reflexión, al examen interior una verdad. Una verdad, aquella verdad que os hará ver de frente el sol de los hombres libres.

En este Silencio Interior, la energía fluye en la Piedra Bruta del Aprendiz Masón y este a su vez aprenderá no sólo a tener control sobre su mente concreta y su palabra, sino que aprenderá a tener control sobre sí mismo y sobre el entorno que le rodea y podrá algún día llegar a ser amo y señor entre los hombres y entre los elementales. Recordemos que la Piedra Bruta consta de tres partes de las cuales ya habíamos hablado en años anteriores cuando ilustraba en el Rito Escocés Antiguo y Aceptado con planchas de suficiencia.

Hay dos cosas que me han enseñado como francmasón a guardar silencio: comentarios sobre política y comentarios sobre religión, a menos que sea para ilustrar, son cosas que no poseen ni perjuicio ni beneficio, por ejemplo, el proletariado en la revolución, la burguesía en la revolución, el campesinado en la revolución, la religiosidad de la masonería, etc., etc. Sobre estas cosas hay que saber escuchar y guardar silencio antes que el otro termine de hablar, pues está escrito: “Quien responde antes de oír, comete una necedad que le reporta bochorno”, (Proverbios XVIII, 13).

Una manera de aprender a mantener la mente concreta en silencio es haciéndole preguntas que no tengan respuestas con el único fin de cansarla. Al mantener cansada la mente concreta estará en estado de quietud y de reposo, la cual utilizaremos para nuestro trabajo interior. Allí someteremos a la reflexión, al examen interior una verdad. ¿Qué verdad? Aquella verdad que os hará ver de frente el sol de los hombres libres.

El Silencio es, en verdad, una virtud cardinal, que es practicada por todos los Filósofos Herméticos, y es demandado por todas las autenticas escuelas de iniciación, llámense estas Gnósticas, Rosacruces, Masónicas, Illuminati, Ordo Templi Orientis, etc. El Filósofo Hermético debe guardar silencio sobre el trabajo que está llevando a cabo, ya que hablar sobre el interfiere con el propósito y la intención del esfuerzo de su trabajo interior. El trabajo interior puede ser político, filosófico o espiritual. “El francmasón debe tratar de aprender una vez y una vez más a no tirar las perlas delante de los cerdos”.

Dice el libro de las Virtudes que si permaneces guardando silencio adoptas una conducta sabia, pues es preferible que te digan: “¡Habla!, ¿por qué callas?” a que hables y tu conversación se convierta en fastidiosa y te digan: “¡Calla!”. Ejemplo de lo anterior lo que le dijo el rey Borbón al Presidente de la República Bolivariana de Venezuela: “¡Calla Chávez!”. Se debe ser cuidadoso de no abochornar o de fastidiar a ninguna persona ni causarle disgusto alguno al hablar.

El francmasón debe ser prudente con su lengua. Manteniendo la mente concreta en silencio, absteniéndose de hablar, el francmasón esta guardando su alma de problemas. Dice el libro Proverbios XXI, 23: “Quien guarda su boca y su lengua, guarda su alma de problemas”. Allí está la enseñanza para el Aprendiz Masón, de tratar de disciplinar su mente concreta, de tratar de mantenerla en Silencio Interior. Al aprender el francmasón a disciplinar su mente concreta, a mantenerla en silencio, aprenderá a gobernarse así mismo, en vez de ser gobernado o esclavizado por otros:.


BIBLIOGRAFÍA

Apuntes de un Compañero Masón, Carlos Manuel Verhelst Berrocal, Bogotá, D.C., Colombia, 2007 Era Vulgar.

El Libro de las Virtudes, El Silencio, Capitulo XXI, Traducido al Castellano por el Rabino Isaac Fadda, Edición Jerusalén, Israel, 2003 Era Vulgar.

La Biblia Hebreo-Español, Volumen II, Versión Castellana conforme a la tradición Judía por el Rabino Moisés Katznelson, Editorial Sinaí, Tel Aviv, Israel, 1996 Era Vulgar.

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