sábado, 24 de noviembre de 2012
EVANGELIO DE LOS ESENIOS - EXTRACTOS
Publicado por Oma (Omara)
Les digo en verdad, ustedes son uno con la Madre Tierra; ella está en vosotros y vosotros en ella; de ella nacieron y en ella viven y a ella regresarán de nuevo.
Es la sangre de vuestra Madre Tierra la que cae desde las nubes y fluye en los ríos; es el aliento de nuestra Madre Tierra el que susurra en las hojas del bosque y sopla con viento poderoso desde las montañas; dulce y firme es la carne de nuestra Madre Tierra en las frutas de los árboles; fuertes y firmes son los huesos de nuestra Madre Tierra en las rocas y piedras gigantes, las cuales se mantienen como centinelas de tiempos perdidos; verdaderamente somos uno con la Madre Tierra y aquel que se una a las leyes de su Madre, a él también se unirá su Madre.
Les digo en verdad, el libro de la naturaleza es un Libro Sagrado y si desean que los Hijos de los Hombres se salven a si mismos y hallen la Vida Eterna, enséñenles una vez más, cómo leer las páginas vivientes de la Madre Tierra; porque en toda cosa que esté con vida está escrita la Ley; está escrita en el pasto, en los árboles, en los ríos, en las montañas, en las aves del cielo y en los peces del mar y la mayor parte está dentro del Hijo del Hombre. Sólo cuando él regrese al seno de su Madre Tierra encontrará la Vida Eterna y el Torrente de Vida lo guiará hacia su Padre Celestial; sólo de este modo puede evitarse la visión tenebrosa del futuro.
Les digo en verdad, el Reino de nuestro Padre Celestial es vasto, tan vasto que ningún hombre puede conocer sus límites, porque allí no los hay.
Sin embargo, todo Su Reino puede ser encontrado en la gota más pequeña del rocío sobre una flor silvestre, o en el aroma del pasto recién cortado en los campos bajo el sol de verano.
¡Verdaderamente no hay palabras para describir el Reino del Padre Celestial!
Gloriosa, de veras, es la herencia del Hijo del Hombre, porque solamente a él le está dada, para entrar al Torrente de Vida, el cual lo guiará al reino de su Padre Celestial. Pero primero debe buscar y encontrar la paz con su cuerpo, con sus pensamientos, con sus sentimientos, con los Hijos de los Hombres, con el conocimiento Sagrado y con el Reino de su Madre Tierra.
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