miércoles, 1 de julio de 2015
LOS SOLSTICIOS EN LA MASONERÍA.
LOS SOLSTICIOS EN LA MASONERÍA.
Las culturas antiguas tenían particular respeto y dedicación a la astronomía y de manera especial al Sol, a cuyo estudio y ofrenda dedicaron gran cantidad de sus templos. Por ello se les daba a los solsticios especial atención, puesto que son precisamente los momentos del año cuando el sol llega a sus puntos más lejanos de oscilación entre el Sur y el Norte, en junio (Cáncer) y diciembre (Capricornio) ; es decir, en el momento que en el Astro Rey tiene su máxima declinación meridional (al sur) o septentrional (al norte), aparentando detenerse (de ahí el termino latino Sol – Stitium) para iniciar su camino pendular de regreso hacia el otro extremo.
Desde las épocas más remotas y prácticamente en todas las civilizaciones se han festejado las fechas en que se presentan los solsticios: en Roma, se dedicaban al Dios JANO, representativo del Sol, quien presidía los comienzos, las iniciaciones (en latín INITIUM, INITIARE) y en particular el ingreso del Sol en los dos hemisferios celestes.
El mito de Jano aparece en las tradiciones gnóstica e iniciática de la más remota antigüedad, erigiéndose en uno de los símbolos fundamentales de la Ciencia Sagrada. Para entender la trascendencia de la adopción de este mito en la Francmasonería, hay que tener presente que el mito solar, modelo a escala de la magna dinámica del Logos en el Universo, es uno alrededor de los cuales gira integralmente la estructura simbólica masónica.
En cuanto a la recurrencia de la tradición juanítica primitiva con el esoterismo cristiano, cabe señalar una estrecha relación, manifiesta en no pocos textos bíblicos, entre Jesús, nacido en el
solsticio de invierno y Juan Bautista, celebrado en el solsticio de Verano, relación disuelta por razones teológicas muchos siglos después del inicio de la era cristiana, transponiendo esta relación de Jesús con Juan Bautista a Juan Evangelista.
El cristianismo, conocido receptáculo de las doctrinas anteriores a ella, adaptó la tradición Juanítica primitiva y la asimiló a la mitología Crística, ocupando un lugar preponderante al anular
las fiestas “del asno” en verano y las “saturnales” de invierno para cambiarlas por las fiestas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista, respectivamente. En la Edad Media el ya entonces San Juan de los cristianos fue adoptado como “santo patrón” de los Collegia Fabrorum de artesanos y luego de los constructores, masones operativos, de donde pasó a la masonería especulativa desde su mismo surgimiento, a principios del Siglo XVIII.
Desde entonces y hasta la fecha, la Francmasonería asimiló a Janus dentro de su estructura simbólica y celebra en su honor las fiestas de Solsticiales, que como marcan algunos ceremoniales alusivos. Aquí nos sale al paso una pregunta: ¿Por qué dicen pertenecer a una Logia de San Juan?.
Desde el punto de vista Histórico, según una acreditada versión a la que hacen referencia varios autores masónicos, la utilización material del término “Logia de San Juan” dentro de la Mas:. se remonta al tiempo de las Cruzadas, cuando algunos caballeros masones se unieron a sus similares de la Orden de San Juan de Jerusalén, mejor conocidos como Templarios, por lo que en un gesto de solidaridad con los principios de estos últimos, fue aceptado por los primeros. Se cuenta que de ahí en adelante todas las logias se llamaron “Logias de San Juan”. Tal vez en forma sincrónica San Juan fue también tomado como patrono por parte de las corporaciones que ya señalamos.
No obstante esta explicación, que pudiera ser satisfactoria y suficiente a los ojos profanos, deja en los practicantes del Arte Real un hueco que requiere ser llenado al abrevar unas cuantas gotas del vasto manantial de la ciencia sagrada tradicional. He aquí algunos hallazgos:
El nombre JANUS o JANO tiene un parecido muy singular con el de JUAN y no es por casualidad que éste fue puesto por la tradición judeocristiana en el exacto lugar de aquel.
Filológicamente el nombre JUAN, en Hebreo Johan, en Griego Joánes, en Persa Jehan, en Salio Jánes, en Francés Jean, en Inglés John, en Alemán Johann, tiene por radical la voz semítica JAN.
También tiene una estrecha relación con el dios GANESA, el “señor de las dos vías” de la tradición hindú.
Ahora bien, si tomamos el nombre hebreo JEHOHANNAN, resulta que su traducción es “Agraciado o favorecido de Dios”, es decir, iluminado, iniciado. Por lo tanto el hecho de reconocerse como hermano o discípulo de Juan dentro de nuestra organización es de lo más correcto, dado nuestro carácter iniciático y tendiente al perfeccionamiento.
Jano y el Tiempo:
Por otra parte, desde un aspecto temporal, la imagen de Jano se interpreta habitualmente como símbolo del pasado (el perfil de un viejo) y el porvenir (el perfil de un joven). Interpretación correcta, aunque incompleta, dado que entre el pasado que ya no es y el porvenir que todavía no es, está un tercero y verdadero rostro de Jano, invisible, que mira el presente, que en la manifestación temporal no es sino un momento inasequible. No obstante, en la manifestación trascendente del espacio-tiempo es eterno, contiene toda la realidad. Este tercer rostro corresponde en la tradición hindú al tercer ojo de Shiva, invisible también y simbólico del “sentido de la eternidad”, cuya mirada por un lado reduce todo a cenizas, destruye todo lo manifestado, pero por otro, cuando la sucesión (línea) se convierte en simultaneidad (círculo), ve todas las cosas que moran en el “eterno presente”.
Así, Jano, igual que Shiva, es “señor del triple tiempo” y al mismo tiempo “señor de la eternidad”. Por su parte y en este mismo sentido, desde el punto de vista del esoterismo cristiano, el Cristo domina el pasado y el porvenir; coeterno con su Padre, es como él, “el antiguo de los días” (“in principium erat verbum”, como dice San Juan, con lo que Jano se asocia simbólicamente al Verbo Eterno) y al mismo tiempo quien vive y reina en el futuro “por los siglos (ciclos) de los siglos (recurrencia eterna)”. Pero cabe señalar que el “Señor de los Tiempos” obviamente no puede estar sometido al tiempo, igual que como dice Aristóteles, el principio del movimiento universal es necesariamente inmóvil.
Etimológicamente, la palabra Juan se relaciona con el vocablo latino JANUA, en castellano “puerta”, de donde a su vez deriva la palabra JANUARIUS o enero, inicio. En este contexto, es interesante resaltar el significado de puerta lo tiene también la letra griega “Delta”, que tiene la forma de un triángulo, forma empleada por los antiguos para el diseño de las puertas de acceso a los templos iniciáticos.
JANO representativo del ideal iniciático, simboliza, al igual que el Delta griego, la puerta de entrada a la verdadera iniciación e indica perfectamente que en la Mas:. tenemos y tomamos a nuestros viejos usos y costumbres como Piedra Fundamental del desarrollo de nuestras actividades; pero en lugar de estancarnos viviendo del pasado, debemos y tenemos la obligación de utilizarlas con miras al futuro para ser mejores y hacer mejoras en beneficio de nuestras familias, de nuestra comunidad, de nuestra nación y del mundo.
De tal forma, la expresión “Logia de San Juan” –Logia del Sol, de la Luz creadora-, viene a ser el apelativo de toda asociación de “Iniciados”, es decir, de seres humanos que transitan en el camino hacia la auto trascendencia mediante la Iniciación, término que aplicado en su sentido más general se emplea para designar a todos los que han sido admitidos en los misterios iniciáticos y más perfectamente, según el propio Magíster, aplicado “a los verdaderos hermanos de San Juan: a los maestros de la sabiduría que constituyen la gran Logia Blanca, la más justa y perfecta Logia de San Juan en la cual debemos buscar la inspiración y el origen profundo y verdadero de nuestra Orden”
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