viernes, 19 de febrero de 2010
SAN MARTIN Y LA LOGIA LAUTARO Y LA FRENCMASONERIA
MASONES DE LA LENGUA ESPAÑOLA PARA LOS ESTADOS UNIDOS DE NORTE AMERICA
R:.L:.S:. Integración, Caballeros del Sol No. 11
SAN MARTIN Y LA LOGIA LAUTARO Y LA FRENCMASONERIA
Luis A. Cruz Espinoza :.
V:.M:. R:.L:.S:. Integración Caballeros del Sol No 11
Valle de New York, Oriente de U.S.A.
El estudio sobre la personalidad del Gral. San Martin merece, sin duda, una difusión que no se ha podido alcanzar a las reducidas ediciones, sin embargo, proseguirla, porque la francmasonería Argentina que tanto debe a su labor personal en la propagación de sus principios fundamentales.
Lo primordial del tema, se relaciona con el carácter atribuido a la Logia Lautaro, Fundada por el Libertador en Buenos Aires, no bien llegado a su país natal para ponerse al servicio de la revolución emancipadora.
Se ha sostenido, como se sabe, y con espíritu de hostilidad hacia la Francmasonería, que tal organización nada tuvo de común con ella ni se propuso otra cosa que agrupar a un numero de personas influyentes, asociadas secretamente al solo efecto de evitar una publicidad de sus planes y movimientos que, conocidos por sus enemigos, facilitaran la reacción en su contra.
Tal pudo ocurrir y seria explicable; por lo cierto es que en el animo de su creador prevaleció desde el principio la idea de formar en esta parte de América una nueva entidad destinada a ejercer influjo en el medio social de los antiguos dominios de la corona española, con su vinculación con las que, ya establecidas en el mundo, especialmente a principios del siglo XVIII, encabezan la lucha por el triunfo de los derechos morales y políticos que forman la base sobre la cual se asientan las organizaciones institucionales de la democracia.
Las interesantes memorias de Gral. Tomas de Iriarte son suficientemente explicitas en sus referencias al movimiento masónico en el continente, del cual no excluye la intervención de personalidades, tanto nativas como provenientes de la madre patria o de otros países, pero vinculadas entre si por el culto a los mismos principios de Libertad, de Igualdad, entre los hombres ante el derecho y la ley, y de Fraternal armonía fundada en el sentimiento del amor al prójimo. Por estas finalidades superiores de la vida social y de la organización gubernativa, se viene bregando desde hace dos milenios en forma diríamos que mas orgánica y con objetivos mas concretos como son los de abolir la esclavitud, suprimir los regimos de gobierno absoluto, hereditario e irresponsable, e instituir en su reemplazo los que rodean al ciudadano de los respetos debidos a la dignidad del hombre, por el solo hecho de ser hombre y de formar parte de la sociedad en que vive.
Los detalles puntualizados por Iriarte sobre la organización de los masones en la parte meridional de nuestro continente, son bien ilustrativos; el mismo lo era antes de su regreso de España, y frecuento a casi todas, empezando por la de Perú, donde desembarco, hasta llegar a Buenos Aires, donde conoció a la
"Lautaro", con sus reglamentaciones y autoridades establecidas según las formas y rituales observadas por todas las de su genero, tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo.
El espíritu masónico se manifiesta, además, en los móviles perseguidos por cada Logia en particular, que nunca fueron los de prestar apoyo a ningún poder absolutista y mucho menos tiránico, y en cambio, propendieron siempre a liberar a los oprimidos, abolir los poderes gubernativos discrecionales, afianzar una justicia distributiva, fomentar el desarrollo de las ciencias y los estudios filosóficos, y respetar celosamente las creencias religiosas de cada individuo. Se busco así; y la finalidad a venido lográndose en gran parte; unir a los hombres y a los pueblos en todo aquello que por su índole no admite oposición dentro del respeto que nos debemos los unos a los otros, por enzima de toda discrepancia propia de la misma Libertad de Pensamiento y de opinión que debe sernos reconocida. Agruparse, en suma, en torno a cuanto pueda unir, y prescindir de lo que pertenece al dominio de la ciencia con relación a las ideas políticas o creencias religiosas, y exponga a la división o incluso a la hostilidad.
Bajo la influencia de estos principios y con predominio notorio de iniciados en los distintos centros de la masonería, se sanciona en 1787, en la convención de Filadelfia, la Constitución de los Estados Unidos; dos anos después estalla en Francia contra una monarquía ya decrepita el movimiento general que dio origen a la posterior declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en coincidencia con las garantías de aquella ley fundamental ofrece, y siglo y medio después, ave tres lustros, por primera vez en el mundo, una Organización de Naciones Unidas de la que forman parte la casi totalidad de los países independientes, proclama los derechos inherentes a la persona con la misma amplitud y el mismo fondo moral con que la Masonería los viene sosteniendo desde tiempos remotos.
Entre una y otra época se fueron instituyendo las repúblicas en Iberoamérica, y si las practicas democráticas no lograron arraigar firmemente al principio, ni nos es permitido todavía considerarlas como parte de una estabilidad institucional permanente, a cubierto de amenazas reaccionarias, no tenemos derecho a desconocer que el amor a la Libertad sigue predominando, lo cual, por si mismo es de valorar como una promesa cierta de no apartarse del mejor camino en la fatigosa marcha hacia un porvenir de mayor ventura.
Rindamos culto, entretanto, a la verdad histórica y no ocultemos que San Martin abrigaba muy poca confianza en la posibilidad de instituir en estas tierras el Régimen Republicano representativo de gobierno. Prefería una Monarquía, sin perjuicio de poner a buen resguardo el goce de las Libertades Publicas, porque la experiencia nos probaba la debilidad de los gobiernos electivos, a causa, en primer lugar, de la falta de corrección en los procesos preparatorios de los comicios y en los comicios mismos. Así creía conciliar la necesidad de gobiernos estables y la de velar por el respeto debido a los derechos individuales. Para eso vino a luchar por la independencia y obsérvese que en su larga jornada no libro más que un combate y dos batallas. Hubiera preferido que bastara la de Choca buco para recuperar a Chile; la de Maipo, su triunfo mas resonante, provocada por imprevistas contingencias de la guerra no había entrado en sus cálculos.
Nótese por lo demás, que se dirige luego al Perú, entra a Lima, donde el ultimo Virrey depone ante el su autoridad, sin que el feliz desenlace de su empresa en esa parte decisiva fuera resultado de una victoria militar. No induce este sugestivo detalle a pensar con fundamento que la fuerza de las armas no fue indispensable porque en la supuesta partes contendientes había otra fuerza mas poderosa, no de hostilidad sino de atracción reciproca, como los ideales ya triunfantes en Norte América y a los que se habrían paso en la conciencia europea y que animaban a la acción perseverante de la Masonería.
San Martin supo aprovechar esa y cualquiera otras circunstancias propicias, para desarrollar su memorable campana con la menor efusión posible de sangre Fraterna, al par que en su conducta al frente de las tropas que lucharon bajo su comando, nunca dejo de cumplir los deberes impuestos por la ley internacional de guerra, ya humanizada por influjo del progreso de la razón publica al que no poco contribuyo la orden masónica en su defensa de la sociedad contra los males derivados de la superstición, la intolerancia y todas las formas y expresiones del exclusivismo y del odio.
Su conducta era la de un Mason Cabal y así lo probo hasta el final de sus días, sin que, entretanto, esta calificación no deje de cuadrarle desde que se inicia en Europa; mantiene su condición de tal durante su estada en Sudamérica y, según lo puntualizara Onzari en las paginas finales que habrán de leerse, la conserva con su afiliación a la Logia "La Parfaite Amitie", de Brúcelas, a poco de radicarse de nuevo en ultramar, después de su histórica y voluntaria y abnegada expatriación.
New York,
Texts:
Fabian Onsari.
Consejo Supremo del Grado 33 y
Gran Logia de la Masonería Argentina.
Carlos D. Verdure.
R:.L:.S:. INTEGRACION CABALLEROS DEL SOL N.11
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