domingo, 24 de octubre de 2010

“SER” MASON: UNA NECESIDAD VOCACIONADA




La Masonería tiene como uno de sus principios morales fundamentales el respeto en primera instancia, a las Leyes del País. En este sentido, debemos recordar que la Constitución Política de nuestra República, proclama en su artículo 4º la igualdad del hombre y la mujer, postulado que rebasando la calidad de simple enunciado deontológico, garantiza la reciprocidad de oportunidades, derechos, obligaciones y responsabilidades del hombre y la mujer ante su familia, su sociedad, su nación y el mundo.

Sin embargo, de nadie es ignorado que las condiciones de la masonería femenina distan de ser igualitarias respecto de las que prevalecen en el seno de la masonería masculina. Los ejemplos vigentes en el ámbito jurídico, administrativo, político, etc., sobran. ¿Porqué los hombres sí pueden visitar una logia femenina y una mujer no puede asistir a trabajos de una logia masculina? Este es un ejemplo de las grandes contradicciones que la masonería tendrá que resolver forzosamente a estas alturas del siglo XX, pero en todo caso la parte fundamental del trabajo debe estar a cargo de nuestras hermanas.

Desde nuestro particular punto de vista, reconocer a la masonería femenina como Institución de la sociedad civil no tiene mayor problema. Esto puede lograrse en muy corto plazo, siempre y cuando entre las masonas se llegue a acuerdos democráticos y serenos sobre la estructura, organización, funcionamiento, principios y fines de sus correspondientes agrupaciones. Hay que tomar en cuenta que en nuestro país existen varias masonerías femeninas y que la opinión de todas es igualmente importante. Paralelamente, habría que pensar en la celebración de reuniones entre ellas, a fin de que, al margen de protagonismos estériles, que en muchos casos provocan divisiones, traten de reflexionar y conseguir acuerdos que puedan ser benéficos para todas y que tal vez puedan tender a la conformación de una verdadera potencia masónica institucional.

Muchos hombres y mujeres han luchado por la masonería femenina, levantando sus voces y demostrando con hechos, ante la cerrazón de las instituciones conservadoras, masónicas y profanas, su importancia como organización. Frente a la intolerancia, dentro y fuera de los templos, han triunfado con palabras y con hechos.


Fuente: Blogs V.I.T.R.I.O.L.



EL SIGNIFICADO DE LA INICIACIÓN


Una de las definiciones más sencillas y acertadas de lo que es la Iniciación es la siguiente: La Iniciación es una ceremonia ritual y simbólica que da inicio a un proceso espiritual y mental que tiene como objetivo capacitar al candidato para ser un operador consciente y competente con aquellos seres, de niveles superiores de consciencia al físico, que guían y cuidan a la Humanidad.

Como la palabra lo indica, la Iniciación sólo es el comienzo de un proceso en el alma del candidato. Un proceso que también tiene lugar en una escala mayor en la evolución de la especie humana. La Humanidad se mueve y fluye constante y lentamente, aunque en su mayoría ciegamente, en las mareas de la evolución. El hombre y la mujer ordinarios son inconscientes de este proceso. En tanto se sientan confortables, no les importa adonde sean conducidos por estas mareas ni se cuestionan cuál es el propósito de su existencia.

El aspirante es el actor principal en un Misterio, en el cual pasa por acciones simbólicas a través de ciertas experiencias anímicas en su jornada desde la oscuridad a la luz. Con ello se trata de traer a la memoria las experiencias por las que el alma ha pasado. La verdadera Iniciación es una experiencia espiritual.

Se relata que en los antiguos Misterios el candidato a la Iniciación en las distintas fraternidades tenía que actuar de acuerdo con la historia de la vida del Hierofante original, el “Hombre Divino” cuya historia formaba la base de su simbolismo y de sus ceremonias. Hay que decir que sólo conocemos los Misterios por las escasas alusiones de los autores griegos y latinos, y también por las informaciones transmitidas por los llamados Padres de la Iglesia, muchas veces un tanto sospechosas. En el Ritual se trata de repetir de forma ceremonial simbólica la vida de un Adepto Iluminado o Ser Realizado, es decir, la historia de un ser cuya consciencia ha llegado a ser divina, y se hace una celebración mágica. El método de la representación retrata a un hombre que muere, real o místicamente, y resucita como un Dios irradiando Sabiduría y Plenitud espiritual. Para los egipcios, Osiris fue el mejor ejemplo de alguien que vence a su humanidad, símbolo de la regeneración. Cuando un oficiante del Templo representa el papel de un Dios o Imagen Divina, si conoce bien los métodos técnicos mágicos, asume la Forma de ese Dios tan perfectamente que las emanaciones magnéticas del Dios en él fluyen hasta la parte más recóndita de su alma.

El sonido y el color desempeñan un papel importantísimo en la operación de transmutar las energías correspondientes a un nivel inferior y más denso mediante las fuerzas de un plano superior. Su influencia tiene su base en los principios de la ley de las octavas vibratorias. Es una cosa bien sabida que muchas personas asocian ciertos colores con determinados tonos musicales. El sonido es una vibración del aire, y el número de vibraciones por segundo de cada nota puede establecerse con exactitud. La Luz es una vibración del éter, y el número de sus vibraciones por segundo correspondiente a cada color también puede ser calculado con precisión. No es pues difícil descubrir una relación matemática entre las vibraciones aéreas de un sonido y las vibraciones etéricas de un color, que es lo que se produce en la conciencia de ciertas personas muy sensitivas.


En los planos sutiles existen distintos tipos de fuerza, cada una de las cuales tiene su propio ritmo vibratorio. Si se puede descubrir el coeficiente de ese ritmo, sus raíces o sus factores primordiales, enunciándolos en su debida secuencia evocarán la vibración complementaria en el cuerpo sutil que corresponda al plano de la potencia que se trata de invocar, de la misma manera que una nota musical hace que el color correspondiente surja en la conciencia. Esta es la explicación y la base del empleo en los Rituales de los Nombres Sagrados, Palabras de Pase y de Poder.

Todas estas influencias se emplean para construir una forma mental en la mente colectiva del Templo, y en esta forma mental se derraman las potencias invocadas con los Nombres Sagrados y Palabras de Poder empleados en las Ceremonias Rituales, enfocándose todas estas influencias sobre los participantes mientras estos se encuentran en un estado de exaltación consciente. Esta es la explicación del Poder del Ritual.

No todos los aspirantes están preparados psicológicamente para recibir esta forma de sabiduría o verdad, que para algunos tiene la consideración de sagrada. En las Escuelas de Misterios genuinas, los que buscaban la verdad la conseguían por medio de la Iniciación, o sea, a partir de los dramas rituales que les impartían los Misterios. La palabra misterio no tenía las mismas connotaciones en esos tiempos remotos que las que a veces tiene en la actualidad de “extraño”, “sobrenatural”, etc. Se refería más bien a una gnosis única o conocimiento que se revelaba al candidato a la Iniciación. En griego, el plural ta misteria procede del verbo myo, que significa “cerrar la boca”, que dio myésis, “iniciación”, y de ahí mystes, el “misto”, el iniciador o el iniciado en los misterios, lo cual se refiere a la obligación absoluta de guardar silencio sobre el Misterio. La relación de estas palabras muestra, de manera obvia, el significado de Iniciación. Consecuentemente, el candidato a la Iniciación era el que recibía un conocimiento inspirado que haría una impresión emocional o psíquica en su conciencia, al mismo tiempo que aumentaba su conocimiento.

El significado propio de la palabra "Iniciar" en español es "entrar, comenzar". Un iniciado es alguien que entra en un nuevo Sendero. No es un adepto. Quienes llaman a Moisés, Hermes, Pitágoras, Buda y Jesús "Grandes Iniciados" tergiversan el verdadero significado de una buena palabra. Ellos fueron grandes Iniciadores. Enseñaron nuevos caminos, ellos fueron Grandes Ejemplos para sus seguidores y NO excepciones. Un iniciado es un principiante, un novicio, un aprendiz.

Ningún rito, ninguna ceremonia, no importa cuál sea su forma o ejecución, es de hecho una verdadera Iniciación si no logra lo siguiente: (a) hacernos introspectivos, es decir, que nuestra conciencia se vuelva hacia el interior para mirarnos a nosotros mismos, (b) engendrar en nosotros la aspiración de autosuperación, de auto-transmutación, de cambiar nuestros modelos subconscientes, tanto físicos como mentales y emocionales.

El universo entero es una “DANZA DE VIDA” cósmica, un ritual, que mantiene contacto con todas las partes de sí mismo a través de la ceremonia del movimiento ritualístico. Hasta la expresión del amor depende del sacramento ritualístico que une a dos partes de un todo. Al comienzo quizá no sean muy perceptibles los beneficios de este proceder repetido, ya que es preciso vencer modelos subconscientes habituales y congelados y esta es una “acción” de carácter acumulativo; por consiguiente, para hacer que se constituyan en parte integral permanente del ser humano es preciso persistir en ellos.


Trabajo encontrado en Internet por el H:. Fausto Alzati Araiza y enviado para compartirlo desde FACEBOOK.
Extradio de http://www.lvx.org.es/

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