martes, 22 de febrero de 2011

¿Fue masón el marqués de Sade?

¿Fue Francmasón el marqués de Sade? Se hace tan singular pregunta el tan singular –en tantos sentidos- Jean Van Win, autor de Sade, philosope et pseudo franc-maçon?, publicado por Editions de la Hutte y que –a Donatien Alphonse François pongo por testigo-, terminaré como empecé: saciando otro poco mi hambre de conocimiento, luz y… divertimento; pues divertido y entretenido es, como pocos, el librito.

Con su peculiar estilo –de vuelta de muchas historias-, Van Win canta las cuarenta a las leyendas urbanas, a las –para él- falsas ideas, a vicios difundidos por cierta incierta rumorología masónica –o no tanto- que hubiera convertido en masones al padre Adán y a la madre Eva… de haber existido; a Dios y cualquiera de los millones de dioses, de haber… insistido.

Van Win es Van Win: personal, intransferible, como las vacaciones, pero más. Dejemos hablar al editor, en la presentación de la obra:

“Tendencia. Sade es hoy tendencia. “Hay que” haber leído a Sade; “hay que” dar una opinión, matizada pero informada, sobre Justina, Julieta y, sobre todo, sobre el insoportable y nauseabundo “Los cien días de Sodoma”, para situar a este antiguo escritor maldito como una de las estrellas ascendentes de la libertad incondicional e ilimitada de las costumbres contemporáneas. Del yo absoluto. Del individualismo exacerbado y divinizado del “divino” marqués.

Potentado local bajo la monarquía absoluta –y veremos hasta qué punto abusa de sus privilegios-, su existencia se despliega en una sociedad que va a bascular estrepitosamente de una quietud generalmente convencional a una tormenta frenética, para llegar a situarse bajo el cabestro y las espuelas del despotismo imperial.

La sociedad francesa de la época es más que nada católica, a pesar de muestras nada despreciables de protestantes, libertinos irreligiosos, incluso raramente de ateos, que permanecerán tímidamente en la sombra hasta finales de siglo.

Se ha dicho: Sade, francmasón. Se ha repetido, se ha sobreabundado. ¿Qué clase de francmasón podía ser, en una institución del mejor tono, compuesta esencialmente –aunque no exclusivamente- de aristócratas, burgueses, eclesiásticos, artistas y sabios, en su mayoría sumisos hijos de la Iglesia y, también en su mayoría, muy poco aficionados –salvo excepciones- a debates filosóficos y metafísicos?

He aquí, pues, el primer estudio exhaustivo sobre las relaciones entre el marqués de Sade, considerado iniciado, y la Francmasonería. Jean Van Win nació en 1935 en Bruselas. Consagra su tiempo a la escritura y la crítica histórica, analizando especialmente diversos mitos masónicos nacidos en el siglo XVIII en Francia y en Bélgica. Ha publicado, entre otras obras, Mais qui a tué Mozart? (Pero, ¿quién mató a Mozart?), gran éxito editorial (Eder), y Contre Guénon (Contra Guénon), en Editions de la Hutte.

Capítulos del libro:

1: La Francmasonería católica del siglo XVIII.
2: El ateísmo en Logia: surgimiento y evolución.
3: El marqués de Sade: ¿filósofo y francmasón?
4: Evolución de los rituales de la masonería francesa después de la Revolución.
5: La Francmasonería murió en 1789.”

Provocador… ¿usted cree? En todo caso, también constructor, pues la provocación construye más de lo que destruye. O no.


La edad de la inocencia: sentimiento de un Segundo Vigilante
Es curioso, me siento enormemente rejuvenecido. Uno tiene su “cierta edad”, como aseguran los benévolos, pero de misterioso modo esta “edad indefinida” parece haberse remozado desde la semana pasada. Con cierto sabor –he de reconocerlo- agridulce, de luz sombreada –asombrada acaso-, o de sombra luminosa. ¡Misterios del damero!

Hace unos días, poquitos, en mi Taller se celebró el aumento de salario de dos queridos Hermanos Aprendices que, probadamente, han cumplido tiempos, trabajos y afanes, con perfecta integración en su Columna y en la Logia en general. Era –lo fue- una jornada de expectación, cierto nerviosismo, gozo y maravilla por su parte y de sensación de trabajo bien hecho en el ánimo de toda la Logia. También, de alguna lagrimilla y garganta cogida, por parte de su Segundo Vigilante.

Sin embargo, veréis… nunca –soy novato en el Oficio- me había parado a pensar en los sentimientos de un Segundo Vigilante. Desconozco si se tratará de la bisoñez propia de quien lo es por primera vez, pero… parecía que se me iba algo de dentro. ¿Extraño, verdad?

Sé que no son “mis” Aprendices, que soy un mandao, que son Hermanos del Taller, de todo el Taller. Sé que es todo el Taller quien forma, instruye, construye… Sí, pero… curioso (valga y perdonada la redundancia) que eso de la fraternidad, de la “antigua Cofradía” no son palabras bonitas y hueras sino bellas y plenas de sentido. Se llega a querer, y mucho, a los Hermanos y Hermanas; se llega a sentir esa realización tan perfecta de la hermandad que llamamos amistad. “Amigo mío, venid conmigo”… Fueron, vinieron, trabajaron… ahora son Compañeros Francmasones.

Los sentimientos de un Segundo Vigilante novato afloraron durante el aumento ritual de salario, fugazmente se enseñorearon de él y, finalmente, reposaron en una alegría grande, que lo fue de toda la Logia.

Mis… nuestros Queridos Hermanos son ahora Compañeros, son ahora viajeros, caminantes que hacen camino al andar; para, colgando antorchas en los muros de la noche, hacer brillar la Luz, la Gran Luz que les fue dada y que –ahora, ya Compañeros; ahora, ya con palabra concedida por haberse gestado y aquilatado en el silencio- han de empezar, a su vez, a encender dentro y fuera del Templo, siendo ejemplo para todos y todas. Compañeros del oficio, con vocación de conocer otras riquezas humanas, simbólicas, constructoras, y traerlas –a la vuelta- a su Taller.

Dos se fueron de “mi” Columna; y otros dos nuevos –un nuevo Hermano y una nueva Hermana-, recién recibidos Aprendices, vuelven a alegrar la obra con el aún balbuciente repiqueteo del mazo sobre el cincel, de éste sobre la piedra. Pronto será rítmico el golpeo, pronto desprenderá las primeras esquirlas. Muy pronto –“más temprano que tarde”, como asegura el Hermano Salvador Allende- se empezará a pulir y cubicar su piedra, destinada a ese Templo que ha de alegrar la gran alameda de la Libertad.

Sentidos y sentimientos de un Segundo Vigilante bisoño. Y contento.


HOMENAJE A LOS PRESIDENTES MASONES DE LA REPUBLICA DE ESPAÑA

El pasado día 11, las Obediencias masónicas que conforman el EME (Espacio Masónico de España) homenajearon conjuntamente a los tres presidentes masones de la I República Española: Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall y Nicolás Salmerón.

Integran el Espacio Masónico de España:

Gran Logia Femenina de España,
Gran Logia Simbólica Española,
Gran Oriente de Francia,

Federación Española del Derecho Humano.


2011 Aniversario de la I República from Ágora on Vimeo.

Acto conjunto realizado por Ágora, agrupación por el diálogo del Ateneo de Madrid, junto con el Espacio Masónico de España, constituido por la Gran Logia Femenina de España, la Gran Logia Simbólica de España, la Federación española de El Derecho Humano y el Gran Oriente de Francia, el 11 de febrero de 2011, aniversario de la constitución de la Primera República española, en el cementerio civil de Madrid, donde están los tumbas de tres de los presidentes

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