QUÉ ES EL SHAMBHALA
De Nicolás Roerich ...
Shambhala es un mito que transciende de lo geográfico, al espíritu humano; y del pasado, a la esperanza profética. Ya no es un país, ni una edad de oro, ni un mesías individual, ni un pueblo, sino toda la humanidad en un futuro estado de las almas, es el reino espiritual de la belleza, en el país invisible de los inmortales, en la ciudad mística de la Luz según las noticias recogidas por Roerich en el corazón de Asia. Según la tradición de toda Asia, una comunidad de grandes sabios, los Mahatmas, viven en un paraíso de ciencia sagrada y espiritualidad en algún lugar al norte del Tíbet, entre el macizo de Altirtag y Kun-lum, Altai en Mongolia, Tsaidan y China, es decir, en algún lugar del desierto de Gobi. Esta ciudad mística sería la custodia de una tradición más antigua que la Humanidad misma. Desde ese centro Supremo eventualmente son enviados emisarios con misiones pacificadoras o con objeto de aportar a los seres humanos los medios necesarios para su propia elevación. "En verdad el pueblo de Shambhala aparece de cuando en cuando en el mundo" –le afirmó un lama a Roerich. Cuenta Roerich que en 1924, un ilustrado lama, fiel discípulo del fundador del Monasterio de Ghum, en la frontera nepalesa, les dijo ante una impresionante efigie del señor Maytreya: "En verdad, el tiempo del gran advenimiento se acerca. Según nuestras profecías, la época de Shambhala ha comenzado ya. Rigden Jyeppo, el Soberano de Shambhala, está preparando ya su ejercito invencible para la batalla decisiva, y se están encarnando todos sus auxiliares y oficiales. Mientras visitaba los santos lugares de la India, un lama tibetano se encontró en el tren con un viejo sadhu hindú que no hablaba tibetano. Por casualidad el lama empezó a hablarle y aunque el sadhu le contestaba en indostano, ambos se entendían. Al contarnos el lama esta experiencia, agregaba: Sólo en el tiempo de Shambhala se comprenderán todas las lenguas sin haberlas estudiado: porque oímos y entendemos no el sonido exterior, y vemos no con el ojo corpóreo, sino con el tercer ojo, que se ve simbolizado en la frente de nuestras imágenes: tal es el ojo de Brahama, el ojo de la sabiduría omniviviente.
En las cúspides de Sikkim, faldas de los Himalayas, entre los rododendros en flor y aspirando el aroma del fragante balu, la planta salutífera, un lama, semejante a una efigie esculpida medieval, nos dijo, señalando las cinco cumbres de Kinchenjunga: He ahí la entrada a la tierra santa de Shambhala. Cruzando por pasadizos que atraviesan maravillosas cuevas subterráneas de hielo, unos cuantos justos han llegado, aun en vida al sagrado lugar donde se encierran toda sabiduría, toda gloria, todo esplendor. Otro lama de la Secta Roja nos habló de los maravillosos Asaras, de aspecto indostano, larga cabellera y atavíos blancos que a menudo aparecen en los Himalayas: son "los prudentes que saben dominar las energías interiores y unirlas con las energías cósmicas". Según el lama, el director de la Escuela de Medicina de Lhasa, un anciano lama ilustrado, conocía personalmente a esos Asaras y estaban en relación directa con ellos. Preguntamos a un lama acerca de los hombres de nieve y respondió a su vez, en forma asombrosamente tranquila y afirmativa: A esos hombres de nieve se les ve muy raras veces. Son los fieles guardianes de las regiones himaláyicas, donde se esconden los Ashrams secretos de los Mahatmas. Antaño, hasta en Sikkim tuvimos varios Ashrams de los Mahatmas. Estos sabios Mahatmas de los Himalayas dirigen nuestras vidas, mediante trabajo y estudios incesantes. Dominan los poderes supremos. Suelen manifestarse como gentes comunes en diversos lugares, aquí, más allá del océano y en toda el Asia. En las escrituras antiguas hay indicios sugestivos sobre una nueva era, sobre grandes avatares venideros salvadores de la humanidad, acerca de la ciudad sagrada de Kalapa, de los esfuerzos de los Arahates de siglo en siglo, para despertar el espíritu dormido de la humanidad. Vemos iguales indicios en las Doctrinas de los Grandes Mahatmas y en las escrituras y sagas referentes a Shambhala. En sáncrito, en indostano, en chino, en turco, en las lenguas calmuca, mongólica y tibetana y en muchas asiáticas menores se expresan las mismas ideas, los mismos indicios respecto al Futuro.
Se aproxima una gran época. El soberano del Mundo está listo para luchar. Muchas cosas se están manifestando. El fuego cósmico se está acercando nuevamente a la tierra. Los planetas están manifestando los nuevos tiempos. Pero habrá muchos cataclismos antes de la nueva era de prosperidad. Nuevamente la humanidad será puesta a prueba, para ver si el espíritu ha progresado lo suficiente. Nuevamente nos aproximamos a nuestra gran Kalachakra. Esta enseñanza de la Kalachakra, esta utilización de la energía primaria, ha sido llamada: Enseñanza del Fuego. ¿Qué es lo que revela Kalachakra? Es verdad, cualquiera puede lograrla. Realmente, cada uno puede oír la pronunciación de la palabra Kalagiya. Para alcanzar este estado, un hombre debe dedicarse enteramente a la labor creativa. Aquellos que trabajan con Shambhala, los iniciados y mensajeros, no se sienten recluidos, viajan por todas partes. Con mucha frecuencia, la gente no los reconoce y a veces ellos no se reconocen entre sí. Pero llevan a cabo su trabajo, no para su propio provecho, sino para la gran Shambhala. Todos ellos conocen el gran símbolo del carácter anónimo. A veces parecen ricos, y sin embargo, carecen de posesiones. Todo es para ellos, pero no toman nada para sí. Más allá de Kinchenjunga hay antiguos menhires del gran culto al sol. Más allá de Kinchenjunga el lugar del nacimiento de la Svástica sagrada, signo del fuego. Ahora, en el día del Agni-Yoga, el elemento fuego está nuevamente entrando en el espíritu y son venerados todos los tesoros de la tierra. Durante la estancia de los Roerich en Yarkend, Kashgar y Kuchar y Suelimán, un sais, apuntando a una montaña del sudeste, dijo: Allá, detrás de esa montaña, viven santos. Abandonaron el mundo para salvar a la humanidad mediante su sabiduría. Muchos trataron de llegar a esa comarca, pero pocos lo lograron. Saben que hay que trasponer la montaña; mas no bien cruzan la cima, se extravían.
Se puede advertir fácilmente que estas leyendas aluden a Shambhala y que sus propias indicaciones geográficas apuntan a la misma dirección que Shambhala a la de todas las Naciones. Un lama contó que vio una gran muchedumbre de naciones, y todas miraban hacia el Oeste. Luego, apareció en el cielo un gigantesco jinete en un corcel de fuego, rodeado de llamas y enarbolando la bandera de Shambhala: el propio Bienaventurado Rigden Jyeppo. Y El Mismo ordenó a la muchedumbre que se volviese del Oeste hacia el Este. Buriatos y mongoles ilustrados hablaron de una luz misteriosa que brilla sobre la stupa de Khotán; de la próxima reaparición del perdido Cáliz de Buda, así como de la milagrosa piedra, procedente de una estrella distante, que aparece en diversos lugares antes del Gran Advenimiento. Se dice que el Gran Timur poseyó un tiempo esa piedra, a la que suelen llevar extranjeros completamente insospechables. Así mismo, algunas veces ha desaparecido, para ser descubierta de nuevo en un país completamente distinto. El mayor pedazo de ella permanece en Shambhala, y otro circular por el mundo, conservando sus vinculaciones magnéticas con aquél. Se relatan leyendas interminables sobre esa Piedra. Se afirma que el Rey Salomón y el Emperador Akbar también la poseyeron. Estas sagas hacen pensar involuntariamente en el Lapis Exilis, cantado por el famoso meistersinger Wolfram von Eschenbag, quien acaba su canto con este verso:
"Und diesser Stein inst Gral Gennant!"
"¡Y esta piedra se llama el Graal!"
Quien ha viajado por las extrañas altiplanicies del Tíbet, cuya atmósfera tiene corrientes magnéticas peculiares y raros fenómenos eléctricos y ha escuchado a testigos presenciales y ha visto también mucho con sus propios ojos, como les ocurrió a los Roerich, comprende que sabe mucho acerca de los Mahatmas.
No se trata de convencer a nadie. El verdadero conocimiento sólo ha de entrar por puertas abiertas. Si hay prejuicio, deberán ser desarraigados por brotes interiores.
A nosotros nos importa probar, con hechos reales, en qué inmensa extensión existe una conciencia viva y cuán vigorosamente está pronta y dispuesta a seguir la evolución futura.
¡Venid a Shambhala!
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