jueves, 4 de octubre de 2012


El Libro De La Vida
El conocimiento propio es un proceso
Para comprender los innumerables problemas que tiene cada uno de nosotros, ¿no es esencial que haya conocimiento propio? Esa percepción que alerta con respecto de uno mismo, es una de las cosas más difíciles que hay; por lo que no significa un aislamiento, ni un retirarse del mundo. Obviamente, es esencial que nos conozcamos; pero ello no implica, que hayamos de separarnos de nuestras relaciones. Sería; por cierto, un error pensar que uno puede conocerse a sí mismo de una manera significativa, completa, plena, mediante el aislamiento, la exclusión. O acudiendo a algún psicólogo o a algún sacerdote; o que puede aprender conocimiento propio, por medio de un libro. El conocimiento propio es un proceso, no es un fin en sí mismo; y para conocernos, debemos estar atentos a nosotros mismos en la acción, la cual es relación. Uno se descubre a sí mismo, no en el aislamiento, no en el retiro, sino en la relación: Relación con la sociedad, con nuestra esposa, nuestro marido, nuestro hermano; relación con la humanidad. Pero descubrir cómo reaccionamos, cuáles son nuestras respuestas, requiere un extraordinario estado de alerta mental, una notable agudeza de percepción.
La mente sin ataduras
La transformación del mundo resulta de la transformación de uno mismo, porque uno mismo es producto y parte del proceso total de la existencia humana. Para que uno pueda transformarse, es esencial que se conozca; sin conocer lo que somos, no hay base para el recto pensar ni puede haber transformación alguna. Uno debe conocerse tal como es, no como quisiera ser, lo cual es tan sólo un ideal y; por lo tanto, es algo ficticio, irreal; sólo
lo que es puede ser transformado, no lo que uno desearía ser. Conocernos tal como somos requiere una vigilancia extraordinaria de la mente, porque lo que es experimenta modificaciones, cambios constantes; y para poder seguirlos con rapidez, la mente no debe estar atada a ningún dogma, a ninguna creencia en particular ni a ningún modelo de acción. Si uno quiere ir en pos de algo, no es bueno estar atado. Para conocernos a nosotros mismos, nuestra mente debe hallarse en un estado de percepción alerta, de vigilancia. Estado en el que se halla libre de todas las creencias, de todas las idealizaciones; porque las creencias y los ideales nos dan un solo color, falseando la verdadera percepción. Si queremos saber lo que somos, no podemos imaginar algo que no somos ni creer en ello. Si soy codicioso, envidioso, violento; de poco vale que tenga meramente un ideal de no-violencia, de no codicia [...]. La comprensión de lo que somos (Feos o hermosos, malvados o dañinos, lo que fuere), el comprender sin distorsión alguna lo que realmente somos, es el principio de la virtud. La virtud es esencial, porque ella nos brinda libertad. Conocimiento propio activo
Sin conocimiento propio, la experiencia engendra ilusión; con conocimiento propio, la experiencia, que es la respuesta al reto, no deja un residuo acumulativo como memoria. El conocimiento propio es el descubrimiento, de instante en instante, de las modalidades del «yo», de sus intenciones y de su actividad, sus pensamientos y apetitos. Jamás puede existir «su experiencia» y «mi experiencia»; la expresión misma «mí experiencia» indica ignorancia, demuestra que uno acepta la ilusión.
La creatividad a través del conocimiento propio
No hay un método para el conocimiento propio. El hecho de buscar un método implica; invariablemente, el deseo de obtener algún resultado. Y eso es lo que todos queremos: Obtener resultados. Seguimos a la autoridad (Si no es la autoridad de una persona, es la de un sistema, de una ideología), porque queremos un resultado que habrá de ser satisfactorio, que nos brindará seguridad. En realidad, no deseamos conocernos a nosotros mismos, nuestros impulsos y nuestras reacciones, todo el proceso de nuestro pensar, tanto lo consciente como lo inconsciente. Deseamos más bien, seguir un sistema que nos asegure un resultado. Pero el seguimiento de un sistema es; en todos los casos, la consecuencia de nuestro deseo de seguridad, de certidumbre. Y el resultado no es; por cierto, la comprensión de uno mismo. Cuando seguimos un método, necesitamos tener autoridades (El instructor, el gurú, el salvador, el Maestro), que nos garanticen lo que deseamos; y ése, no es el camino del conocimiento propio. La autoridad impide la comprensión de uno mismo, ¿no es así? Al abrigo de una autoridad o de una guía, podemos tener transitoriamente una sensación de seguridad, de bienestar; pero eso no es comprender el problema total, de nosotros mismos. La autoridad; por su propia naturaleza, impide la plena percepción de uno mismo; y por eso, destruye finalmente la libertad. Únicamente en libertad, puede existir el espíritu creativo. La creatividad sólo es posible a través del conocimiento propio.
Krishnamurti __._,_.___

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