martes, 11 de noviembre de 2014

LA JOYA DEL V:.M:.

Foto de Katusha Leon.

El uso de la escuadra como joya distintiva del Venerable Maestro de una Logia recuerda que su labor debe estar inmersa en la tradición y en los principios generales de la Masonería, sin dejar de tener los pies sobre la tierra. Es decir, que es el funcionario que cuida en el Taller que el mundo Masónico ascienda desde la realidad circundante.

Y en una institución en donde sus miembros adquieren la condición de Masón en la medida en que los otros lo reconocen como tal, y no por su Iniciación, los cargos ocupados o los Grados alcanzados, la importancia del ejemplo y las conductas repetitivas apegadas al imaginario colectivo es de vital importancia para la formación de los nuevos miembros y la consolidación de la Orden, ya que con base en ellos se regula la vida Masónica y disponemos el lugar de las cosas que nos rodean para la construcción pretendida.Al respecto de la eficacia del ejemplo, podemos traer a cuento un aparte de una obra de la literatura estadounidense que ha sido adaptada once veces al cine, una vez a un musical de Broadway, y en múltiples ocasiones al teatro, la opera y la televisión: “Mujercitas” (1868) de Louisa May Alcott. En el capítulo 8 del libro, Margaret March le describe a su voluntariosa hija Josephine (Jo) el carácter de su padre ausente como el de alguien que “nunca pierde la paciencia, ni duda, ni se queja; siempre tiene esperanza, trabaja y espera tan alegremente, que uno se avergüenza de conducirse de otra manera delante de él.”Es por eso, que la escuadra se asocia cabalmente con el compás, y de la combinación de ambos se deduce el avance de lo más sublime que tiene el ser humano sobre las circunstancias que lo envuelven.

En el método Masónico se quiere que a mayor sea la graduación del Masón, superior sea el predominio de la trascendencia sobre el propósito.

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