Masones y Católicos. Entrevista al Prof. Ferrer Benimeli
José Antonio
Ferrer Benimeli
El pasado 31 de
mayo, el Historiador, Maestro y Querido Amigo José Antonio Ferrer Benimeli fue
entrevistado en Montevideo por el periodista Emiliano Cotelo. El contenido del
reportaje es impecable, tanto por la sagacidad de las preguntas como por las
respuestas de Ferrer Benimeli.
Invitado por la
Gran Logia del Uruguay, disertó también en dos conferencias dedicadas a la
Masonería y el Hombre de la Ilustración. Gracias al trabajo de María Lila Ltaif,
a quien debemos agradecer, tenemos la oportunidad de leer la transcripción. En
una nota adjunta al reportaje, el periodista Emiliano Cotelo se lamenta de que
el profesor Ferrer Benimeli haya evitado la mención a su condición de sacerdote
jesuita. Es atendible el reclamo del periodista uruguayo, pero para quienes
conocemos a Benimeli desde hace años está claro que no ha sido fácil sostener
sus investigaciones en torno a la masonería. Hace algunos meses, al visitarlo en
Zaragoza junto con el Gran Maestro del Gran Priorato de Hispania, pudimos
escuchar, entre otras anécdotas lamentables, las agresiones sufridas y el
incendio "ocasional" de su biblioteca y archivos, en épocas en que la cosa no
era tan sencilla en España.
Con el debido
agradecimiento al periodista Cotelo, nos hacemos eco de esta nota y felicitamos
a quienes la hicieron posible.
Emiliano
Cotelo y su programa "En
perspectiva"
EMILIANO COTELO:
La relación entre la Iglesia Católica y la masonería
siempre ha estado cargada de tensión y hasta de cierto misterio. Durante siglos,
los diferentes papas católicos consideraron negativamente a los masones.
Llegaron a incluso a tratarlos de criminales. Esa oposición tan radical parece
haberse moderado en algo en nuestro tiempo. Pero ¿qué tipo de relación hay, si
es que hay alguna, entre estas dos instituciones tan arraigadas en el mundo, y
particularmente aquí en Uruguay? ¿Se puede ser católico y masón? ¿Ha habido
curas masones?
Esta mañana recibimos en “En Perspectiva” a José Antonio
Ferrer Benimeli, un especialista de larga trayectoria en los temas de Iglesia y
masonería que esta semana se encuentra de visita en nuestro país para ofrecer
dos conferencias, una hoy y otra el jueves de noche en el Ateneo de
Montevideo.
Ferrer Benimeli tiene 78 años, nació en 1934 en Huesca,
España. Es licenciado en Filosofía y Letras con especialización en Historia por
la Universidad de Zaragoza y desde fines de los años 60 es profesor en esa casa
de estudios. En esa universidad, además, dirige el Centro de Estudios Históricos
de la Masonería Española. (*) Según la información disponible en internet, usted
ha escrito 47 libros relativos a la masonería, pero además ha colaborado en
otros 200 libros y lleva más de 400 artículos publicados. ¿Esos números son
correctos?
JOSÉ ANTONIO FERRER BENIMELI:
Creo que quedan cortos.
EC - ¿Por qué ha
encarado esta especialización, por qué se ha concentrado de esa forma en la
masonería? ¿Qué es el Centro de Estudios Históricos de la Masonería
Española?
JAFB - Empezando por la segunda parte, el Centro de
Estudios Históricos de la Masonería Española es una institución universitaria a
la que pertenecemos 120 profesores de universidad y algunos profesores de
enseñanza media o de centros de investigación, como el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas, y se constituyó hace 25 años con la finalidad de
estudiar una asociación de la que todo el mundo hablaba y de la que se sabía tan
poco. Y estudiarla desde un punto de vista histórico, no desde un punto de
vista polémico ni apologético, que es en lo que más se ha insistido a lo largo
de la historia. Si analizamos la bibliografía, en concreto la última que
publicamos, que consta de 20.000 títulos, veremos que hay una parte que es
totalmente apologética y otra que es totalmente antimasónica, y lo que nos
interesaba era, desde la óptica universitaria, intentar acercarnos a la verdad
de esta instituciónque ha sido tan tergiversada, tan polémica y que sigue siendo
tan desconociday sigue suscitando tanto morbo en torno a ella.
EC - Usted en
particular, por lo visto, ha dedicado prácticamente su vida a
este tema.
JAFB - Toda la vida no, pero 50 años sí. Cuando empecé a
hacer mi tesisdoctoral sobre esta cuestión -y esto enlazaría con la primera
pregunta del porqué me he dedicado más o menos, no de una forma monográfica,
puesto que ha habido otras líneas de investigación a lo largo de mi vida-, en
nuestra universidad se estaban estudiando los políticos aragoneses del siglo
XVIII y en concreto me dije: "¿Y por qué no abordas la historia del conde de
Landa?", el primer ministro de Carlos III, del que se decía que había sido masón
y fundado la masonería en España. Y empezamos, pero a los pocos meses llegué a
la
conclusión de que ni había fundado la masonería ni había
sido masón, con lo cual me encontré un tanto desarbolado en mi tesis doctoral y
tuve que buscar una deriva, y puesto que ya estaba introducido en el tema, me
dediqué a trabajar sobre todo en el archivo secreto Vaticano y en otros 120
archivos de Europa cuáles fueron las motivaciones, las primeras condenas
pontificias de esta institución. Entonces incidí hasta el siglo XVIII, cuando se
agota se pasa al siglo XIX y del siglo XIX se pasa al XX y del XX al XXI, y aquí
estoy, en ese cepo enganchado en esta investigación.
EC - Aquí en Uruguay, a fines del siglo XIX, pero sobre
todo a comienzos del XX, se dio un proceso de separación de la Iglesia Católica
y el Estado. Un proceso que incluyó medidas como la obligatoriedad del
matrimonio civil, la supresión de toda alusión religiosa en los actos de toma de
posesión de las autoridades o, quizás la más importante, la instauración de la
laicidad en la educación pública. Según el escritor Fernando Amado, que ha
publicado dos libros muy exitosos sobre masonería en Uruguay hace poco, ese
proceso de separación entre Iglesia y Estado fue el origen de los encontronazos
más duros que ha habido entre Iglesia y masonería en nuestro país. De todos
modos en el mundo el enfrentamiento es muy anterior a aquellas fechas,
¿no?
JAFB - Data del año 1738.
EC - Muy cerca del
nacimiento de la masonería.
JAFB - Sí, que fue en 1717. Ese fue el punto de partida
del estudio de mi tesis doctoral que versó sobre esta cuestión.
EC - Cuando usted alude
a 1738...
JAFB - Es la bula de Clemente XII, la primera condena
pontificia.
EC - Instituye "la
excomunión de todos los católicos que pertenecían o pretendían ingresar a la
sociedad secreta conocida como masonería". Así
dice textualmente.
JAFB - La bula no dice eso,
eso es posterior o es una interpretación históricoperiodística de ella. El
contexto es un poco más complejo. Ya en 1735 las autoridades protestantes de
Ámsterdam y de La Haya prohíben las reuniones de masones. En 1737 lo hacen las
autoridades protestantes de Berna y de
Ginebra, o el jefe de la
Policía de París, el cardenal [...], que era el primer ministro de Estado. Pero
podríamos seguir año por año, 1738 las ciudades hanseáticas, 1742 la emperatriz
María Teresa de Austria, 1748 el [...] de Constantinopla, el rey Carlos III de
Nápoles en el 51, su hermano Fernando en España... Podríamos llegar hasta 1798
con el zar Pablo II. No prohíben la institución, sino las reuniones de masones,
porque en aquella época los gobiernos eran absolutistas y una institución -y
este fue el problema fundamental- que se creó al margen de la autoridad según la
legislación de la época, que era el derecho romano, incurría inmediatamente en
ser sospechosa de ir contra la tranquilidad pública. Porque entonces el monarca,
el rey tenía los tres poderes, era legislador, era prácticamente todo; incluso
imponía la religión
de sus súbditos [...], los
reyes luteranos imponían el luteranismo, los anglicanosel anglicanismo, los
católicos el catolicismo.
Esta asociación, la
masonería, nace en un contexto inmediatamente posterior a las guerras de
religión. En nombre de Dios se había matado tanto gente, y esto lo podemos
comprender hoy día quizás mejor con la experiencia fundamentalista de tantos
países, y nace con una idea de tolerancia, de búsqueda, de fraternidad, de
libertad entre personas que piensan de formadiferente no solamente en el terreno
político, sino en el terreno religioso, en elterreno cultural. Este fue el
origen y esto es lo que les crea complicaciones,
porque se crean al margen de
la autoridad.
EC - Tengo aquí
expresiones del papa Pío VIII, alrededor del año 1820: "Son asociaciones
secretas de hombres facciosos, enemigos declarados de Dios y de los príncipes,
que emplean todo su esfuerzo en desolar la Iglesia, en trastornar los Estados,
en perturbar todo el universo, y que, rompiendo el freno de la verdadera fe,
abren el camino a todos los crímenes".
JAFB - Sí, hay muchas expresiones, pero estamos hablando
ya del siglo XIX. Hay un salto entre el siglo XVIII y el siglo XIX, en el siglo
XIX después de la Revolución francesa la masonería va a ser identificada,
falsamente, con las sociedades que luchan y maquinan contra los poderes civiles
legítimamente establecidos. Y en concreto en Roma el poder civil legítimamente
establecido era el rey de Roma, era el papa, que al mismo tiempo era el jefe de
la Iglesia. Por eso hay aquí hoy una vinculación, de la misma forma que en el
XVIII el papa empieza su prohibición siguiendo el ejemplo de los otros gobiernos
"yo también prohíbo las reuniones de masones". Después de la Revolución francesa
ya no se prohíben las reuniones de masones sino que se prohíbe la institución,
que se identifica con las ideas del liberalismo, con las ideas de libertad, con
las ideas de democracia, de constitucionalismo, que son opuestas al absolutismo
que se mantiene en la Europa, por revolucionaria. En la Europa absolutista del
Congreso de Viena, el zar de Rusia, el emperador de Austria- Hungría, los
principados de Italia, el rey de España, es decir, los países absolutistas,
frente a los que han descubierto ya la libertad como es el caso de Francia, como
va a ser muy pronto el caso de todas las repúblicas hispanoamericanas.
Y el masón defiende la libertad, la libertad individual,
entonces es muy fácil en este caso dar el paso, y así fue, la masonería no
solamente defiende la libertad, sino que defiende también la libertad de los
pueblos, y por eso liderará los movimientos no solamente de insurgencia sino de
independencia de los pueblos o estará muy identificada. La pregunta aquí sería
si la masonería se introduce antes o después de la independencia. Cuándo se
constituyen las grandes logias, 1862, 1856 aquí en Uruguay. Creo que la
respuesta está clara, aunque hubiera algunos personajes que pudieran
colaborar antes en esa política.
EC - A partir de su
exposición está claro qué es lo que la Iglesia Católica rechazaba en la
masonería. Pero ¿cómo era este enfrentamiento visto desde el otro lado? ¿Qué
rechazaba la masonería en la Iglesia Católica, por dónde venía el enfrentamiento
por el lado masón? En los hechos, efectivamente.
JAFB - En sus orígenes, incluso hoy día en la mayor
parte de las masonerías... Porque estamos hablando de masonería en singular y
habría que hablar de masonerías en plural, porque no es lo mismo la masonería en
Estados Unidos, en Gran Bretaña, que la masonería en Francia, en Italia o en
España, ni en España es lo mismo la masonería del siglo XIX que la masonería del
siglo XX. Entonces este es un matiz que conviene insistir.
En las constituciones de la masonería en el artículo 2
se exige para ser masón creer en Dios y en la inmortalidad del alma, y se
insiste en que cada masón tiene que ser fiel a su religión. El que en la
masonería o en las logias se admita a hombres de diferentes religiones no
significa ni sincretismo ni nada que sea contrario a la propia religión.
Haciendo una trasposición terminológica, en algunos sitios se le llama a eso
ecumenismo. Pero en el siglo XVIII eso no se podía entender, porque los
católicos no podían ni siquiera reunirse con los no católicos, incurrían en la
pena de excomunión. ¿Y por qué los masones son condenados con la excomunión?
Porque en la bula In Eminenti, siguiendo el ejemplo de otros gobiernos,
motivación política, pero como los masones se reúnen o permiten en sus logias
que haya no católicos, entonces incurren en la pena de excomunión porque los
católicos no podían reunirse con no católicos.
EC - Pero la masonería o
algunas logias masónicas ¿nunca hicieron la guerra a la Iglesia
Católica?
JAFB - Sí, por supuesto. Por eso digo que hay que ir
deslindando el panorama. En el siglo XVIII no hay problema, es más, yo he
publicado 5.000 sacerdotes católicos que pertenecieron a la masonería en el
siglo XVIII, incluso después de las condenas pontificias, porque según su propia
conciencia allí no había nada que atentara.
EC - En Uruguay en
particular se da como un hecho que el padre Dámaso Antonio Larrañaga, estrecho
colaborador del general José Artigas, un cura, era masón.
JAFB - Sí, pero ya estamos en el siglo XIX, y en el
siglo XIX hay una serie de masonerías que en vez de involucrarse como las más
tradicionales y herederas de la fundación inglesa de 1717, que se fundamentan
sobre todo en lo ritual, en lo espiritual, en una espiritualidad masónica o una
espiritualidad incluso de los ateos, de los no creyentes en Dios, como se ha
dicho en varias publicaciones últimamente. Y hay otras masonerías en el siglo
XIX, especialmente en los países europeos, en Francia, en España, en Italia, que
se involucran más en los problemas sociopolíticos, y entonces sí que hay ahí una
íntima unión con estas políticas laicistas o que dan una importancia mayor a lo
que ocurre que a la propia formación, porque la masonería de hecho es una
escuela de formación del hombre. Pero hay otros que dicen "no, pero salgamos de
nuestro propio mundo personal, involucrémonos en el mundo que nos rodea". Yo eso
lo experimenté hace unos años en una zona bastante pobre de Brasil donde había
una logia centenaria y me comentaron: "Aquí ha habido una escisión porque un
grupo de masones no entendían que nos reuniéramos vestidos de negro, con
guantes, con todo el rito y que a nuestro alrededor estuvieran las favelas".
Entonces hubo un grupo que se marchó a una favela y ahí construyó su propia
logia con unos ladrillos, con suelo de tierra, con unas sillas que cada una era
diferente, crearon un dispensario, una escuela y se dedicaron a buscar agua
porque ni siquiera había agua en esas favelas. Dos formas de concebir la
masonería, como exclusivamente formación de sí mismo o como compromiso social
con el entorno. Entonces algunas masonerías del siglo XIX, del siglo XX e
incluso de hoy día están más involucradas con estos problemas sociales y
políticos, y por eso no es de extrañar que defendieran la separación de la
Iglesia y el Estado en el siglo XIX. Pero es que luego en el siglo XX es el
Concilio Vaticano II el que defiende la separación de la Iglesia y el Estado.
Así que a veces por adelantarse a los tiempos uno sufre ciertos castigos, por
ser pionero.
EC - ¿Y eso fue lo que
entiende usted le pasó a la masonería?
JAFB - A algunas masonerías sí que les pasó.
EC - ¿Hoy cómo es la
relación entre masonería e Iglesia Católica? ¿La Iglesia sigue considerando a la
masonería una secta?
JAFB - Todo depende de lo que entendamos por Iglesia.
Sí, hay documentosque siguen hablando de secta; desde el punto de vista de la
historia creo que no es acertada esa expresión, porque ¿qué es una secta? Secta
es una falsa religión en la óptica de la Iglesia Católica, y desde el momento en
que la masonería no es una religión, difícilmente puede ser una secta. El punto
de partida puede ya plantearnos dudas o incluso incomprensiones.
EC - ¿Cómo se define la
masonería? Tengo aquí un folleto de la propia institución, y dice: "La masonería
es una asociación universal, científica, filosófica y progresista que agrupa a
todos los seres humanos que se sienten unidos por el vínculo de la solidaridad,
resultante de los principios de amor a la humanidad y a la verdad. En ella se
estimula y practican: 1) el estudio de la moral, de las ciencias y de las artes
para mejorar la condición social del hombre por todos los medios lícitos, y
especialmente por la instrucción, el trabajo y la abnegación; 2) la tolerancia,
ejercida para hacer más sólidos los lazos de unión entre los semejantes,
extinguiendo los antagonismos de nacionalidad, de opinión, de razas y de
intereses partidistas; 3) el librepensamiento, sin deprecio de ninguna idea, en
la seguridad de que es el raciocinio humano lo que rige los destinos del mundo.
La masonería reconoce la existencia de un principio creador superior, ideal y
único cuya interpretación es personal y absolutamente libre para cada hombre. La
idea de un único y común origen de los seres humanos es el fundamento en el que
se basan los conceptos sociales de igualdad y fraternidad, y, consecuentemente
con ellos, el derecho de los pueblos a ser libres y gobernados
democráticamente".
JAFB - Más que una definición, es una declaración de
principios. Las definiciones tienen que ser cortas. Es una declaración de
principios, y en este caso se adapta en muchos puntos a lo que dicen otras
masonerías.
EC - Y luego cuando se
la define como institución aparece expresamente la precisión que usted formulaba
hace un rato: la masonería no es una religión.
JAFB - Exactamente. En cada país no es que haya una
masonería, sino que puede haber incluso varias masonerías. Por ejemplo en
Francia incluso hoy en día hay hasta 15 masonerías diferentes, como en España,
entonces cada masonería puede tener una orientación más particular o más
concreta. Esta me figuro que es la que refleja la masonería de aquí de Uruguay,
la actual.
Entonces es correcto, y como usted verá allí no hay
ningún enfrentamiento con la Iglesia, aunque hay algunos principios que puedan
ser interpretados por la Iglesia de otra forma. Sobre todo cuando se habla de
librepensamiento, que tiene toda una trayectoria y que es necesario saber
comprender y situar en cada momento de la historia y en cada país. Pero viniendo
a cuál es la situación hoy día, la masonería durante muchos años estuvo
prohibida, y no solamente prohibida, sino condenada con la pena de excomunión
por la Iglesia Católica. Esto se recogía en el primer Código de Derecho Canónico
de 1917. Este Código de Derecho Canónico recopilaba toda la legislación previa
que habían dado los diferentes papas a lo largo de lahistoria, y especialmente
los previos a la fecha de 1917. Esos papas son Pío Nono y León XIII. Solamente
estos dos pontífices, que son los que están involucrados en la lucha del
Vaticano contra los patriotas italianos que están intentando unificar la
península italiana y que son los que más se oponen a esta, porque el papa Pío
Nono, sobre todo, estaba convencido de que si no tenía un poder temporal tampoco
podía tener un poder espiritual. Entonces la defensa de los estados pontificios
frente a los ejércitos de Víctor Manuel o de Garibaldi por el sur que están
intentando conquistar y unificar Italia. Aquí ya tenemos otro problema a añadir,
que es el problema político de la unificación. Por eso no es de extrañar que Pío
Nono y León XIII, solamente ellos dos, que son los protagonistas de ese
problema, dieran 2.200 documentos condenando a la masonería, por la identifican
con los carbonarios, con las sociedades patrióticas, con todos aquellos que
están luchando por la unificación italiana. Y no es de extrañar que el código
que se promulga inmediatamente después recoja toda esa situación. ¿Qué nos dice
el Canon 2335? Que los que dan su nombre a asociaciones que maquinan contra
la Iglesia y los poderes civiles legítimamente establecidos incurrirán en la
pena de excomunión ipso facto, cuya pena está reservada al Sumo Pontífice,
excepto en los casos de muerte. Aquí están hablando de masonería que se
identifica con sociedades que maquinan contra la Iglesia y los poderes civiles
legítimamente establecidos. El papa era el poder civil legítimamente establecido
y era la Iglesia, según esta legislación. Y estamos por lo tanto identificando
una institución con un
problema político-social o político-militar italiano del
momento.
EC - Pero mucho más
cerca en el tiempo, hace pocas décadas, yo he escuchado hablar a católicos,
quizás católicos con una ubicación ideológica a la derecha, de la conspiración
judeo-masónica, por ejemplo.
JAFB - Judeo-masónico-comunista.
EC - En algunos casos la
conspiración judeo-masónico-comunista. Estoy hablando del siglo
XX.
JAFB - Sí, se lo puedo explicar muy bien porque tengo un
libro titulado "El contubernio judeo-masónico-comunista". Es un reflejo de una
mentalidad de extrema derecha que necesita culpabilizar a alguien para poder
salvarse ellos mismos.
Quisiera cerrar el tema de la situación jurídica actual.
El Canon 2335 desaparece con la promulgación del nuevo Código de Derecho
Canónico, que tiene lugar en 1982, y el Canon 2335 va a ser sustituido por el
1374, que dice: "Los que dan su nombre a asociaciones que maquinan contra la
Iglesia incurrirán en una pena justa, y aquellos que las dirigen en la pena
de entredicho". Es decir que han desaparecido las palabras "masonería"
y "excomunión" y la expresión "los que maquinan contra los poderes
civiles legítimamente establecidos". Es decir lo que era una situación concreta
del siglo XIX en el siglo XX ha desaparecido.
EC - ¿Y cómo se traduce
en términos prácticos esa nueva norma?
JAFB - Si hay masonerías que maquinan contra la Iglesia
incurren en esa pena, pero si hay masonerías que no incurren difícilmente pueden
caer.
EC - Pero por ejemplo,
en el libro de Fernando Amado "En penumbras. La masonería uruguaya 1973-2008",
un libro del año 2008...
JAFB - Hay que añadir la reacción que luego hubo y la
nota de prensa que salió en L'Osservatore Romano a continuación. Supongo que se
refiere a eso.
EC - No, me refiero a
que aparecen declaraciones de monseñor Pablo Galimberti, obispo de Salto, que
entiende, a propósito de la posibilidad de ser masón y católico: "No es posible,
tal como la masonería hoy se presenta debo decir que la Iglesia Católica ya ha
tenido su pronunciamiento en cuanto a que son concepciones filosóficas diversas
y antagónicas". Y cuando le preguntan si le daría la comunión a un masón,
contesta: "No, no le daría la comunión. Porque yo creo que él mismo se ha
colocado en una zona en la cual está afirmando su pertenencia a una asociación
cuyos principios filosóficos a lo más que llegan simbólicamente es a un Supremo
Arquitecto, pero la Iglesia no sostiene a un Supremo Arquitecto como una cuchara
con un ojo".
JAFB - Es una interpretación que respeto como espero o
desearía que él respetara otras interpretaciones. Yo le podría citar otras
muchas de otros obispos o incluso cardenales que no son tan radicales ni
coinciden, sino más bien diría que están en otra situación muy
diferente.
EC - ¿Usted dice que
dentro de la Iglesia Católica la norma vigente promulgada por el Vaticano se
interpreta de maneras diferentes?
JAFB - Siempre ha sido así, ¿no? De todas formas la
norma jurídica está muy clara, la norma jurídica no habla de masonería ni habla
de filosofía de la masonería. Y esta interpretación que me acaba de leer todo lo
basa en una interpretación filosófica, pero ¿de qué masonería habla? ¿Y de qué
filosofía, si la masonería no tiene filosofía?
EC - Por lo tanto, si
venimos al año 2012, en el que nos encontramos, ¿cómo define usted la relación
entre la Iglesia y la masonería? ¿Hay que hablar
de "relaciones"?
JAFB - De relaciones y de iglesias, porque ¿quién es la
Iglesia? En cada diócesis la Iglesia es el obispo, ¿no? En Brasil hay 360
obispos. No sé si necesita más explicación. Yo tengo experiencias de Brasil de
estar dando conferencias en diferentes ciudades, llegar a una ciudad y el obispo
decir que no fuera nadie a escucharme porque no, y al día siguiente el obispo de
la diócesis siguiente llamarme para que hable a los sacerdotes y a las monjas
de su diócesis en su propio palacio episcopal. Afortunadamente la Iglesia
tiene una variedad que es lo que la enriquece.
EC - Pero
institucionalmente entre la Iglesia Católica y la masonería
¿hay vínculos?
JAFB - Todo depende de lo que se considere como vínculo.
La masonería no es una religión; al no ser una religión no tiene por qué tener
un vínculo con una religión concreta. Los vínculos son ya más personales, si un
masón tiene problemas de conciencia y es católico, lo lógico es que acuda o bien
a su párroco, a su confesor o a su obispo y que intente clarificar el tema,
porque esa es la norma. Lo que ocurre -y quiero decirlo para evitar luego
falsas interpretaciones- es que cuando se promulga este Código de
Derecho Canónico, el mismo día el entonces cardenal Ratzinger dio una nota de
prensa en L'Osservatore Romano diciendo que aunque en el nuevo Código de Derecho
Canónico no se mencionaba a la masonería, la actitud de la Iglesia permanecía
invariable respecto a esta institución y por lo tanto todos los masones estaban
en estado de pecado mortal y no podían acceder a los sacramentos.
EC - ¿Cómo se entiende
eso?
JAFB - Es difícil de entender. Yo le podría hablar desde
el punto de vista histórico, no desde el punto de vista ideológico. Hay un punto
de partida que creo que es falso. En muchas de estas interpretaciones
eclesiásticas se identifica a la masonería con una religión, y no lo es. Esto
viene ya de una declaración de los obispos alemanes de los años 80, que es la
que luego se ha intentado introducir. Le voy a dar un dato: la víspera de la
promulgación del Código de Derecho Canónico, en la Comisión Pontificia de
Derecho Canónico, que estaba integrada por más de 50 entre cardenales,
arzobispos y expertos, se discutió si se mantenía o no la excomunión a los
masones, se estuvodiscutiendo este tema. Un tema que llevaba 20 años, porque el
Código de Derecho Canónico tardó 20 años y le puedo decir que yo seguí paso a
paso porque incluso en alguna ocasión tuve que participar en alguna
consulta.
¿Qué pasó en esa votación? Que los que pedían que se
mantuviera la excomunión perdieron la votación en una proporción de 30 y tantos
frente a 15 o 16. Por lo tanto en el nuevo Código de Derecho Canónico no se
habla de masonería ni de excomunión. Ahora, si usted me dice quiénes son los
que votaron a favor de que se mantuviera la excomunión yo le podría decir
que entre ellos estaba el cardenal Ratzinger, que es el que luego da la nota al
día siguiente. Y es la nota que hoy día se mantiene. Pero de entonces a hoy no
se ha vuelto a hablar de ese tema, excepto cuando las diferentes
conferencias episcopales de los países más involucrados con el tema de la
masonería, como podían ser Estados Unidos, Brasil, los países escandinavos,
donde el cardenal Sepe, que es el antecesor de Ratzinger en la Congregación para
la Doctrina de la Fe, había autorizado en el año 1972 que los católicos pudieran
ser masones de aquellas masonerías que no atentaran contra la Iglesia
Católica.
Entonces no es cierto que la actitud de la Iglesia sea
invariable, hubo cambios, si se mantiene invariable el decreto del cardenal Sepe
y la norma que existía inmediatamente o la norma que existía en el siglo XIX. Es
complejo, sobre todo cuando lo ves desde la historia y analizando los documentos
y cómo se crean esos documentos, porque muchas veces el documento es frío, pero
cuando tú analizas en los archivos cómo se llegó a ese documento, entonces
puedes ver que la cosa no es tan sencilla.
EC - El doctor José
Antonio Ferrer Benimeli se encuentra en Montevideo invitado por la Gran Logia de
la Masonería donde va a brindar dos conferencias. Una de ellas es hoy a las 19
en el Ateneo de Montevideo a propósito de "El francmasón, hombre de la
Ilustración", y la otra será el jueves en igual horario y lugar, pero sobre este
tema que hemos estado charlando esta mañana "La Iglesia Católica y la
masonería
Transcripción: María Lila Ltaif
(*) Puntualización de Emiliano Cotelo:
José Antonio Ferrer
Benimeli es también sacerdote jesuíta. Sin embargo, hoy solicitó que ese dato no
fuera mencionado. Me lo planteó en los minutos previos a la entrevista, cuando
ingresó al estudio. Amable pero terminantemente, argumentó que él se encontraba
en Montevideo en su condición de historiador y especialista en temas de la
Masonería y no como integrante de la Compañía de Jesús. Yo le expliqué que era
casi imposible soslayar ese dato que le otorga un valor agregado a su análisis
sobre Masonería e Iglesia Católica, que está incluído en todas sus biografías
disponibles en Internet y que, además, había sido citado en la radio en
las promociones del reportaje. Por eso, sostuve, lo lógico sería indicarlo-
aunque fuera brevemente- en la presentación inicial del invitado, tras lo cual,
por supuesto, él podría formular las aclaraciones que entendiera pertinentes.
Ferrer Benimelli se mantuvo en su negativa y añadió que una situación así le
resultaría muy incómoda. Como a esa altura de la conversación la pausa comercial
se había agotado y ya no había margen para producir un contenido periodístico
alternativo, yo opté, contrariado, por aceptar la restricción. Ahora dejo
constancia de estos hechos ya que considero que esa condición, formulada a
último momento, alteró de manera significativa la entrevista. En efecto, privó a
muchos oyentes de una información relevante para dar contexto a los dichos del
experto y a mí me obligó a prescindir de dos o tres preguntas que se imponían
como elementales.
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