Nuestro amigo JOSÉ GARCÍA ÁLVAREZ nos remite un nuevo e interesante artículo, esta vez sobre Michel de Nostradamus, a modo de entrevista, en donde el profeta irá desgranando y respondiendo a interesantísimas cuestiones.Una sugerente forma de acercarnos a las famosísimas profecías de Nostradamus y esta vez de la mano de José García Álvarez, un experto en este histórico personaje.Estamos convencidos que la Entrevista a Nostradamus será de vuestro agrado y fuente de consulta para aquellos que sean apasionados del mundo de las profecías.
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ENTREVISTA A NOSTRADAMUS
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Salí de mi cuerpo y elevé mi ser, gozoso de verme tan
ligero. Mi volar, fue un flotar voluptuoso, que lanzaba el corazón hacia su
meta. Crucé por encima de suaves colinas, mares azulados, verdes valles y ríos
rumorosos. Por la densa niebla de las ciudades, atmósfera viscosa producto del
magnetismo involutivo… ¡Qué diferencia con la siempre hermosa y fiel
Naturaleza!
Allí abajo estaba ya la fragante Provenza. Me dejé caer
como una grácil hoja en el viento. Ante el cartel, a la entrada de la pequeña
ciudad de Salon-en-Provence, sentí un escalofrío de placer. Allí decía :
“Salon-ville de Nostradame”. Me introduje en ella. Unas estrechas callejas, la
plaza pequeña, la antigua casa…
Cuando llegué, ya estaba él. Mirándome sonriente y
afectuoso, en medio de la iluminada estancia. Creí observar en él cierto aire
somnoliento y temí haber sido inoportuno :
- Dios te guarde, Miguel. Perdóname, si he venido a
perturbar tu reposo.
- Bienvenido seas, José. No sufras, te esperaba. Lo que
percibes en mi aspecto es debido a que no hace mucho que he despertado de mi
profundo sueño a través de los siglos.
Su voz era cálida y afectuosa. Me proporcionó bienestar.
Él debió adivinarlo, porque con más suavidad que antes, me habló de nuevo
:
- Sé cuánta ha sido tu dedicación, mi buen José. La
confianza que tuve en aquel tiempo, se ha visto ahora confirmada en tu persona.
Tu afán te ha hecho vagar por variados lugares, mientras buscabas reivindicar mi
nombre y enaltecer mi obra. Gracias a ti, serán muchos los moradores de este
mundo a los que aún podrá llegar el mensaje de esperanza. Aunque, sólo verán los
que estarán capacitados para ver.
Yo estaba emocionado por aquello que escuchaba. Él
continuó :
- De AQUELLOS que antaño me inspiraron, hoy recibes tú el
apoyo fraterno y sabio. No te preocupes por nada, que lo que proviene de
iniciativa divina, gozará de divina protección hasta el final. No ignoro, que
tendrás interrogantes que querrás que te responda. ¿Es así ?
- Así es – contesté yo, entre admirado y sorprendido -.
Sobre algunas cosas, prefiero que sea tu versión la que llegue a los lectores,
pues demasiado se ha especulado sobre tu figura y obra, mi querido
Miguel.
- No te preocupes y pregunta, que haré por
complacerte.
Con un gesto de su mano me indicó que me sentara y él se
acomodó en el viejo sillón que había al lado del antiguo escritorio, ambos
posibles testigos de su largo caminar por las Centurias.
Guardó silencio mientras yo ponía en orden mis
interrogaciones y entonces, comencé:
- Mis preguntas quiero encaminarlas a tres distintos
sectores: de tipo personal, de tu obra profética, y posibles mensajes para los
hombres de este planeta. Empecemos por las del grupo primero
:
- Dime ¿quién fuiste, en realidad ?
- Fui médico y vidente, astrólogo y filósofo, matemático y
alquimista. Nací en Saint-Rémy-de-Provence, el año 1.503, hacia el mediodía de
un 14 de Diciembre, jueves. Mis padres y abuelos eran de origen judío, igual que
sus antepasados. De ellos, heredé yo mis inclinaciones. Tras mis estudios en
varias ciudades de Francia, me doctoré en Medicina en Montpellier, luego de mi
intervención en la grave peste de Narbona, Toulouse y Burdeos. Poco después
contraje matrimonio con la que fue mi primera esposa, que me dio dos hijos, un
niño y una niña. Fueron los años más felices de mi vida, pero duraron poco. La
muerte se llevó a los tres, de forma inesperada e
irremediable.
En esto, su voz adquirió un tono entre nostálgico y
triste. Le interrumpí :
- Miguel, no se sabe bien cómo
murieron.
Esta vez, sí noté una nítida tristeza en su respuesta
:
- La peste me los arrebató. Y yo no pude hacer nada. Me
encontré terriblemente solo, desesperado, moralmente hundido. Aún noto la
cicatriz del dolor. Viajé mucho y por muchos lugares. Luego, tras recuperar mi
estabilidad emocional dañada gravemente, decidí establecerme en Provenza. Me
instalé en Aix-en-Provence. En la peste que azotó terriblemente aquella zona, en
1546, me reencontré de nuevo con la Medicina, y más tarde llegué a
Salon-de-Crau, pequeña ciudad no lejana de Aix y de Marsella. En ella, me casé
por segunda vez y tuve nuevos hijos. Aquí fue donde me invadió un irresistible
frenesí que me impulsó a plasmar mis visiones en cuarteta tras cuarteta, que
luego comprobaba con cálculos astrológicos, cuya ciencia dominaba. Ellos,
AQUELLOS QUE SON, mi “inspiración divina”, aparecieron…
Mis predicciones despertaron admiraciones y envidias,
ataques y calumnias, aunque también me hicieron gozar de cierta estima y
protección por parte de la Casa Real, lo que me salvó de la furia inquisidora.
Fui consultado por mucha gente y dieron mucha publicidad a mis pequeños logros,
aunque no fue menor la de los que quisieron desprestigiarme.
La artritis y la gota se convirtieron en mis enemigos
mortales y desembocaron en una hidropesía que acabó con esa vida mía terrena, el
día 2 de Julio de 1566, habiendo ya rebasado los sesenta y dos años. Algunas
cosas, están explicadas con más detalle por Jean-Aimé de
Chavigny.
- ¿Fue éste discípulo tuyo, como él afirma
?
- No. Sólo fue mi secretario.
Seguí con la siguiente pregunta:
- En la Iglesia de los Cordeliers de Salon, hay un
epitafio, en el que se afirma que eres el único hombre digno de escribir, con
pluma casi divina, el futuro del mundo. ¿Qué tienes que decir de ello
?
- Tú sabes bien, José, que en los designios de Dios, cada
persona realiza una función de acuerdo con su idoneidad. Yo fui un programado
entonces, de la divinidad, como tú lo eres ahora, en esta ocasión. Yo estaba
disponible. Tú lo estás también. Pero, nuestra adecuación a la voluntad superior
no nos exime de las lacras que arrastramos por nuestras deudas kármicas.
Recuerda lo que dije, y escrito está, en la carta a mi hijo César : “Soy mayor
pecador que ninguno de este mundo, sujeto a todas las humanas
aflicciones”.
Sí, llevaba razón una vez más. Yo también me sentía
así.
- Se te ha acusado de catastrofista y de pretender, con
tus escritos, sembrar el pánico.
- Es una crítica propia de los que ven sin ver. Ver y no
ver no es una utopía: se ve un árbol, como también puede verse el amor que lo
creó; pero, ¿qué decir de aquellos que, aún viendo el mismo árbol, no ven el
amor con que se hizo? No son ciegos, mas su vista no alcanza más allá de lo que
quieren ver.
- ¿Cuál era, pues, tu auténtico deseo
?
- Similar al que tú tienes. Yo quería que el mundo
conociera aquellos devenires que iban a desembocar en un inmediato, traumático y
doloroso final, para que intentaran evitarlo. Su fin era hacer reflexionar y
cambiar a muchos. Pero, esta generación incrédula y despiadada no ha acopiado,
ni acopiará, la buena voluntad suficiente para modificar los hechos por
venir.
- Otros dicen que incurriste en graves errores, impulsado
por tus propias emociones y errores conceptuales.
- Mi obra, como la tuya, José, proviene de la Divinidad y
no puede dar cabida a errores graves. Las Centurias son como una caja
misteriosa: el abrirla ya ilusiona. El introducirse en ella trae maravilla tras
maravilla. El intérprete es algo así como un buceador cuando se sumerge en la
profundidad: quiere bajar más y más, hasta que encuentra el fondo. El incapaz,
disfraza su torpeza queriendo ver errores donde no los hay. Ese, jamás descubre
nada.
- Se cuestiona si eras libre de deseos y ambiciones
personales, de tu postura ideológica o tu necesidad poética.
- Mis Centurias han sobrevivido a todos los embates y han
llegado hasta vosotros, porque estaban construidas por encima de esas
mezquindades que sólo quieren ver los que son mezquinos.
- Otros aseguran que erraste en tus cálculos astrológicos,
en especial en el de la Era Precesional, que dura 2160 años, pues la tuya tiene
de duración desde 1557, cuando dan comienzo tus profecías, hasta el 3797, fecha
que tú mismo fijaste como límite de las mismas.
Se ensanchó la sonrisa del profeta y en sus ojos creí ver
un relámpago burlón.
- Sabía que ese término, en el que tú has encontrado el
buen camino, apartaría a muchos de mi obra y a otros les confundiría. Aparte lo
que algunos crean, por mis videncias y computaciones, yo tuve un dominio
absoluto sobre el futuro de mi tiempo, y mis predicciones se revelarán exactas
en su totalidad. En mi carta a Enrique II, yo afirmaba que, de haber querido,
hubiera puesto la enumeración del tiempo a cada una de las
cuartetas.
- Afirman que, para descifrar tus escritos, hay que
recurrir a dialectos antiguos, a lenguas muertas, al francés arcaico, y otros
idiomas. Que tu obra es muy oscura, pues con frecuencia apelas a los
anagramas.
- Tampoco hay que exagerar. Ya has visto que no es, ni
mucho menos, tanto. Los que no lo consiguen, magnifican las dificultades para
que su fracaso parezca menor. A menudo, los intérpretes de mi obra han tenido
falta de modestia, poca imaginación y mucha prisa. Además de la humildad, don
escaso, la paciencia era fundamental. Pues, no corre más el impaciente, más
rápido con la misma carga que otro que va más despacio y es paciente, porque
mientras el primero puede resbalar o tropezar, y caer, no sucede así con el
segundo, que igual llega y quizás antes, porque es prudente y
seguro.
- Dicen que tus textos fueron escritos de forma muy
hermética.
- Razones hubo y todos las sabéis. La prudencia es un arma
que se dio al hombre para combatir al Mal. Y la astucia, para, en el ataque,
poder vencerlo. Yo era reacio a publicar mis videncias proféticas, hasta que,
inducido por Aquellos que Son, consideré que podrían ser útiles a las
generaciones posteriores. Por eso las edité. Para protegerlas, procuré velarlas
un poco en el estilo, y entretejerlas en su ordenación, facilitando una Clave
difícil de hallar, pero precisa, con un orden fácil de volver a
recomponer.
- Hay, incluso, quienes aseguran que tus límites
culturales renacentistas condicionaron aspectos de tu oscura obra, y el
psicoanálisis podría detectarte un oculto complejo de
inferioridad.
- Si esos tales hubieran leído con detenimiento una de las
dos cartas que por mí fueron escritas, habrían constatado que tuve acceso a
ciertos libros cuya sabiduría es imposible imaginar al hombre corriente. Lo
demás, es propio del husmear de algunos: son muchas las personas que, como
algunos animales, sólo van oliendo la tierra. Pocas levantan los ojos al cielo.
Y algunas de éstas sólo ven si llueve o hace sol.
- Para otros, tu condición de francés te hizo suponer que
Francia sería el centro del mundo.
- Es cierto que mi visión profético-histórica estaba
centrada principalmente en mi nación, aunque no dejé de ver el
mundo.
- Y los que han dicho que, como judío converso, tenías una
relación difícil entre tus creencias y tus textos.
- Son muchos los que se han hecho la ilusión de acertar en
sus juicios, al pretender juzgarme. La autenticidad de las cosas está en el
valor que cada uno les da; pero, hay que tener en cuenta que hay copias que no
siempre son exactamente iguales al original.
- La crítica racionalista niega cualquier “secreto de
Nostradamus”, siendo su obra un mero producto de un loco.
- ¡Ah, los necios juicios de la razón ciega! Los mismos,
igual llamaron eso a Jesús. Y es que, en el mosaico del Cosmos se perfilan seres
de todas las evoluciones, pero sólo en la Tierra se encuentran personas que no
quieren evolucionar. Se han estancado y se encuentran cómodas así. No desean que
las despierten. Por eso necesitarán un gran escarmiento, que les hará reanimarse
todo lo que llevan dormido.
- Se asegura que diriges tus profecías a un mundo
desquiciado, para que reaccione y cambie.
- Ya he dado antes la respuesta expresando la razón que me
guiaba. Pero, el mundo reaccionará sólo cuando su egoísmo se vea desplazado por
otro sentimiento más fuerte : el terror. Entonces, aquellos que sean capaces de
reaccionar positivamente, tendrán un terreno ganado que les será de gran
beneficio, y aquellos que lo hagan en sentido negativo, tendrán largo tiempo
para arrepentirse. Sólo aquellos con pureza de sentimientos se
salvarán.
- Como si fuera un “leitmotiv”, dicen algunos que repites
numerosas veces, la “fuente divina” de tu inspiración.
- Esos han captado sin saberlo, la verdadera procedencia
de la fuerza que animara mis visiones y escritos inspirados. Tenían que haber
comprendido, pues razón de sobra hay, que Los que antes fueron, ahora Son.. El
cercano tiempo traerá a todos la respuesta y ya no habrá más
dudas.
- Unos ven extraterrestres en ese “gran rey” que viene
“del cielo” en Julio de 1.999, y otros hacen burla de ello.
- A veces, la verdad que más cerca tenemos, es la que
menos vemos.
Le dije verle un poco fatigado. Contestó que era un poco
de inadaptación, que prosiguiera.
- Bien, continúo. Mis siguientes preguntas estarán
relacionadas con tu obra profética. Tus Centurias tuvieron buena acogida en
Francia y las primeras ediciones se agotaron con rapidez. Los principales
editores de las más importantes ciudades francesas las reprodujeron y siempre
con el mismo éxito. ¿Fue así ?
- Así fue.
- ¿Cómo es posible que hayan llegado hasta hoy tal
variedad de textos diferentes, unos auténticos, otros apócrifos, completos,
incompletos, con variaciones entre ellos, con errores, falsedades, etc
?
- Como mi obra fue muy popular, ello motivó la piratería
de que fueron objeto mis escritos, contra la que yo protesté sin resultado
alguno. Hubo editores, entre mis contemporáneos, como los habría después, que,
para que no pareciese que sus publicaciones eran plagio de otras de la misma
época, cambiaron el orden de las cuartetas, de los versos, e incluso palabras en
bastantes de ellas. Las Centurias llegadas a vuestro tiempo no guardan el orden
en el que yo las coloqué, pues los manipuladores de todas las épocas han
revuelto la mayoría de las cuartetas cambiándolas de lugar.
- Intentando descifrar tu obra tantos intérpretes, a
través del tiempo, ¿cómo no se ha dado nadie cuenta de ello
?
- Los intérpretes no han detectado la gran cantidad de
cuartetas que han sido variadas de sitio, porque nunca se han ordenado todas por
tiempo, ni sabían su interpretación. Además, la manipulación más importante se
produjo en las primeras ediciones, y las Centurias que hoy se conservan
celosamente como originales, no son tales, sino sólo copias de textos ya
bastante manipulados.
- ¡No parece fácil hacer creer eso a los que las poseen
!
- Y no lo es. Mas recuerda que mis Centurias siempre han
sido impresas en su desordenación, pero nunca en su auténtica
ordenación..
- Después del hurto de que fuiste objeto, las Centurias
quedaron alteradas ¿no es así ?
- Es cierto que las Centurias fueron afectadas en su
colocación por la sustracción de las 58 cuartetas que luego serían transformadas
en “sextillas”. Pero, cuando yo las llevé a publicar no quedaron demasiado
alteradas, y aunque la Clave fuera deteriorada en su aplicación y resultado, ya
has comprobado que sigue sirviendo de guía. De todas formas, es indudable que la
obra tiene su interés aún sin la Clave.
- ¿Cómo encajaste lo del robo ?
- Como algo producto del libre albedrío de otra persona.
El hecho consumado me produjo tristeza…. Entonces, la “inspiración divina” de
Aquellos que Son, me animó y reconfortó, con lo mismo que a ti te han dicho
tantas veces en los momentos de desfallecimiento : “No sufras y sigue adelante.
Todo se debe a un plan divino. La labor es importante y será completada con
éxito”.
- ¿Quién fue el ladrón?
- Si antes no pronuncié su nombre, tampoco he de hacerlo
ahora.
- Por la cuarteta que describe la entrega a Enrique IV
después de ser robados, parece sobreentenderse que tú sabías lo que iba a
ocurrir o por lo menos lo intuías. ¿Por qué no lo impediste
?
- Porque la voluntad de acción es independiente. Y la
libertad de decisión puede cambiar cualquier hecho, incluso el profetizado. Esa
es la gran facultad que tiene el hombre y, con frecuencia, no sabe
aprovecharla.
- Así pues, hay cuartetas que ya no ocupan el lugar en el
que tú las colocaste.
- Está claro que el desarrollo de la Clave llevaba a cada
una de las cuartetas a un lugar determinado. Pero, si los cambios las
desplazaron de ese lugar, habría que pensar si no era prácticamente imposible
para cualquier intérprete, recomponer totalmente el “puzzle”…salvo con la ayuda
de la “inspiración divina”. Ya sabes bien a lo que me refiero y espero que los
demás también lo entiendan. De todas formas, reconoce que yo dejé los datos y
pistas suficientes para que, al final, todo volviera a su
principio.
- ¿Quién escribió las cuartetas falsas
?
- Ya lo sabes, y es fácil ver que se diferencian de las
mías en el estilo y en la métrica.
- Hay quien afirma que las 58 Sextillas son
falsas.
- No. Sí lo son los dos versos que, a cada una de esas
cuartetas, robadas cincuenta años antes, les añadió otro adulador, cuyo nombre
también escrito está. Desprovistas de ellos y de su mediocre estilo, fácilmente
puede verse que me pertenecen.
- Al final, han aparecido más cuartetas de las contenidas
en las Centurias.
- En mis visiones de futuro, compuse más de mil cuartetas,
claro está. Luego, para confeccionar las Centurias, seleccioné de las mismas un
millar, apartando aquellas que eran menos relevantes o de algún modo parecidas a
las ya elegidas. Después de mi muerte, esas cuartetas no seleccionadas, fueron
encontradas entre los apuntes y borradores que yo había dejado, y agregadas en
ediciones posteriores.
- ¿En qué se diferencian las cuartetas de las Centurias de
los Presagios ?
- La diferencia estriba en que los Presagios son de
sentido global, general, colectivo, y las cuartetas de las Centurias son de
sentido específico, individual, concreto. El Presagio es como un pre-anuncio. Yo
los escribí como vaticinios a corto plazo y para algo o alguien determinado, y
con ellos quería reafirmar lo expuesto en las Centurias. Ninguno de ellos son
cuartetas pertenecientes a éstas, y en ellos me preocupaba más de hacer un
análisis filosófico que histórico, de épocas determinadas.
- ¿Cuándo escribiste las Centurias ?
- Fui anotando las cuartetas proféticas a lo largo de gran
parte de mi existencia.
- ¿Qué pretendías con tus dos cartas, prefacio de cada una
de las partes ?
- Quise indicar el empleo de una llave matemática para
cerrar mis escritos a los malignos de mi época y a los vándalos del tiempo.
Coloqué una carta al principio de las 7 primeras y otra al comienzo de las 3
restantes, para marcar que ambos dígitos eran fundamentales para descifrar la
obra. Publiqué primero, en varias ediciones, hasta un total de 7 Centurias,
número representativo de significados sagrados, como primer dato para la Clave.
Luego, las otras 3 Centurias restantes, número de la Divina Trinidad y de los
tres ciclos, de la Luna, del Sol y de Saturno, en los que se iba a desarrollar
la duración de mis profecías, y como señal también para la ordenación. Recuerda
que primero coloqué todas las cuartetas en 7 montones y luego las puse en
3.
Con la carta a César, mi hijo, quería explicarle mi
postura, e introducir, a la vez, el dato 3797, básico para la ordenación, al
tiempo que expresaba la forma en que estaban desarrolladas mis profecías. Con la
epístola a Enrique II, rey de Francia, pretendía hacer la exposición que quería,
poniéndome bajo el amparo del Monarca. Era mi manera de alertar sin ser
condenado. La verdad es que usé las dos cartas para un fin, sirviéndome para
otro.
- Y ¿los años 1.585 y 1.606, que en una de ellas incluyes
?
- Son fechas que, históricamente, no representan nada
notable como habrá podido comprobarse. Realmente, se trata de un dato más para
la ordenación, y con ello quería remarcar el número 21, que es la diferencia
entre los dos, para indicar el término mayor de la sucesión periódica, el 21-7,
y también el número de cuartetas de la primera toma, la 3-7.
- Los tiempos bíblicos que manejas ¿son exactos ? ¿Había
en ellos algún dato para la ordenación ?
- Los espacios de tiempo bíblicos manejados son bastante
aproximados, y los reflejé para precisar la duración de esta generación, la
última de este Ciclo sobre la Tierra, desde la época de Adán. En ellos no hay
ninguna indicación válida para la ordenación, sino la duración real de esta
Humanidad, 6.666 años. Donde sí había un dato, también por ti descubierto, es en
la expresión “mil y dos”, que pareciendo referirse a Profetas, en realidad lo
que quiero decir es que las mil cuartetas las había repartido dos veces, en dos
números de montones diferentes, confirmando lo antes dicho.
- ¿Por qué decías que las profecías se agrupaban según el
orden de la cadena que contiene su revolución ?
- Era como una guía para aquellos que quisieran
investigar, sin arredrarse por la “revolución” o desarrollo temporal hasta el
ficticio año 3797, que era, realmente, “la cadena” o sucesión periódica, cuyos
eslabones o términos, contenían el orden según el cual se agrupaban las
profecías al desordenarlas yo. En esa frase podía contemplarse todo el
contenido: la sucesión periódica 3797, las Centurias con su división en 7 y 3, y
la sucesión de acontecimientos ordenados cronológica y astrológicamente. Lo
cierto es que el proceso sigue un orden, un sistema de mayor a menor y después a
la inversa.
- ¿Cómo ves las fechas del futuro, que, al final, he
decidido no ponerlas?
- Aún hoy, es necesaria la prudencia. Las fechas relativas
al poco futuro que aún queda, debes considerarlas como una aproximación
notablemente ajustada en el tiempo, un poco sujeto todavía a los vaivenes de la
actuación humana que, habiendo querido, con el gran poder que tiene como
colectivo, hubiera podido hacer reversible el proceso.
Tras lo último contestado, pasamos al tercer grupo de
preguntas:
- Dime, Miguel ¿no es posible echar marcha atrás y cambiar
lo que parece irremediable ?
-
Ya he indicado antes que el proceso, a estas alturas, es ya irreversible.
La maldad se ha apoderado de los hombres de este mundo, y aunque no se
vea a simple vista en toda su magnitud, su mayor cuantía anda oculta en el fondo
de sus corazones. Piensan que hacen grandes cosas, y luego sus inventos
los utilizan para dominar y matar a seres inocentes. Su estado es de completa
ceguera, pues su orgullo y sed de dominio y poder, les impide ver y escuchar los
débiles y apagados gritos de su corazón y conciencia. Ya nada les detendrá, y
caerán aplastados por la maldad que ellos mismos han ido alimentando en su
osadía y temeridad, al querer conseguir de otra forma, algo que, sólo con amor y
humildad, se puede lograr. Los buenos, se purificarán; los malos, se perderán.
Tómese buena nota de esta advertencia.
- Entonces, los justos también sufrirán y, ante los hechos
trágicos, tal vez pierdan la esperanza.
- En el lugar que transcurre vuestra vida, querido José,
¡no es fácil que paséis un sólo día sin angustia o dolor ! : os es necesaria esa
lucha. ¡Ya lo sabíais y no hay por qué extrañarse de nada ! Está escrito que,
con rayas torcidas, Dios escribe siempre derecho. Es la ley del corazón la que
debe hacer siempre de lo malo, bueno, y de lo bueno, duplicarlo en su valor.
Cuando él se siente en paz, se aceptan los hechos, aunque sean irreversibles
como ahora. Del fin del planeta se sacarán las lumbreras y los oscuros seguirán
navegando, pero fuera de la Tierra, hasta que logren perfeccionarse
más.
- Y ¿cómo llegar a ser lumbrera ?
- No hablemos en términos deportivos, aunque parezca una
competición; pero, en esta carrera final por la Tierra, o se llega a la meta o
se muere. Cierto es, que en el seno del Padre, hasta el último también entrará ;
pero, del último al primero, habrá un larguísimo camino. Cada uno, en el tiempo
que resta, podrá labrar su fortuna o desventura, eligiendo lo que el corazón le
diga, y según actúe así recibirá.
- Sobre el mundo, pues, caerán grandes penas y daños
físicos en los años venideros. ¿Sin remedio?
- Esta sociedad humana está ya muy enferma ; pero, no hay
peor enfermo que el que no desea curarse : eso le pasa a la gente actual que la
compone. Hay muchas penas, en verdad, en la perspectiva de los tiempos
inmediatos; pero, no serán las peores las que se sufrirán por lo físico: serán
mucho más dolorosas, aunque no se verán, las ocasionadas por males espirituales.
El mundo será como una inmensa hoguera de dolores y de males, más del espíritu
que del cuerpo. Muchas veces duelen más los que nadie ve…Y, sólo cada uno lo
percibirá en su interior.
- Muchos dicen que todo es una patraña de los profetas y
que pasará como en el primer milenio.
- Los humanos de esta generación parecen niños
caprichosos, ilusionados con un juguete; luego, ya acostumbrados a él o bien,
roto, desean otro nuevo. Las ilusiones son como las realidades; lo que pasa, es
que una es verdad porque es realidad y la otra no deja de ser ilusión. Pero, ¡ay
de aquél que ahora no sepa apreciar la diferencia !
- Otros dicen que Dios no puede permitir tal
cosa.
- Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, pero éste
prefirió ser cómo es y avanzar por el camino oscuro. Y esto no podía ser. El
verdadero camino que deben llevar los hombres es el que conduce a la vida, donde
mora el amor y reina la paz humana. No el que lleva a la muerte. Unos lo
entienden, otros no lo ven.
- Y lo peor es que las Almas buenas, que aún las hay, se
verán muy agobiadas. ¿No lo crees así, Miguel ?
- En esta época final, de decisiva prueba, los seres
perversos son liberados de sus ataduras y no ven ni distinguen en su mundo de
tinieblas. Van al ataque directo del Espíritu. El Mal juega ahora su última baza
y de cada cual dependerá que sus ataques no tengan éxito. Eso se conseguirá con
la voluntad de darse sin límites, sin medida y sin distinción, porque los
ataques se verificarán, preferentemente, en un plano invisible, en donde actúan
las fuerzas de la fe, el pensamiento, la ilusión y la esperanza, en
contraposición con los malos deseos y las ideas cambiadas.
- Tú has intentado alertar a los componentes de esta
Humanidad, ¿qué consejo les darías para el tiempo final ?
- Es evidente que los albores del fin ya se vislumbran. El
odio, la violencia y la destrucción, se acrecentarán en fechas próximas. Los
jinetes del Apocalipsis se aproximan en su última cabalgada, y con el relinchar
furioso de sus caballos azotarán la faz de esta Tierra. Aumentará la miseria, el
horror, acudirá el pánico. Es aconsejable una paz interna, serena y lúcida, pues
los tiempos apocalípticos ya han iniciado su andadura terminal. Pronto todo
llegará, puesto que la noche de los tiempos mucho hace que
empezó.
- Y ¿ a los Justos, en los días venideros de dolor
?
- Con amor y valor, superarlos podrán. Deberán imprimir en
su mente, que esas negras jornadas son, en cierta manera, necesarias. Lo mismo
que al mar le es necesaria la sal y los oleajes para mantenerse sin corromperse.
Que hinchen sus corazones de esperanza, porque el sentido del sentimiento
humanitario se despertará en la Nueva Era, de la que ellos serán artífices, y la
hermandad será total. Esto supone el que se habrá superado totalmente el
egoísmo, principal mal de ahora.
- Esta es la última pregunta, Miguel : ¿Qué sentirán los
hombres de este mundo cuando sean evacuados los elegidos, la nueva semilla
?
- Una sensación extraña embarga
a los espíritus cuando el amor se ausenta: se nota sórdido el espacio vacío. Así
será la Tierra cuando la semilla de la nueva vida desaparezca temporalmente de
la faz de este planeta. La gente notará en falta algo, y se dará cuenta
tarde.
La entrevista a Michel Nostradamus había terminado. Aunque
todavía seguimos charlando un buen rato. Después de la fraterna despedida, mi
esencia, otra vez rauda, realizó el regreso, como diría el beato abulense, de
gozo enajenada, al lugar de la partida : mi morada.
JOSÉ GARCÍA ÁLVAREZ
Pulpí – España
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