MAIRE DU PALAIS
Dr. Carlos Juncal Mir
Mis Queridos Hermanos Templarios. En los últimos tiempos hemos recibido una serie de E-mail donde se nos plantea la interrogante sobre los Merovingios y principalmente la de los “maire du palais” y que papel jugaron en la caída de la dinastía. El tema en su totalidad es más que interesante dado el origen de la dinastía Merovingia y su viable vinculación con Jesús y María Magdalena, tema que les prometo abordar en futuras charlas. Hoy quiero solo hacer un apunte rápido sobre la caída y los “maire du palais”.
El personaje del “maire du palais” entró en escena en la época de la dinastía merovingia. La verdadera definición del término podría ser algo así como “administrador o intendente de palacio”, pero si nos ajustamos a la idea de creación y a la función desempeñada por los mismos sería el de “mayordomo de palacio”. Este personaje que en el futuro se llamaría “chambelán de palacio” desempañaba varias funciones entre las cuales podemos citar la de ayudante, consejero y director de la corte. Lo que más importante hacía a este cargo es que el mismo era hereditario, lo que elevaba su importancia a la de un jefe de estado.
Los reyes merovingios, mientras se encontraban en el auge de su poder, mantuvieron y manejaron con muy buen criterio a los “maire du palais”. El tema del relacionamiento se comienza a desdibujar desde el momento en que las descendencias merovingias se hacen más débiles y los enemigos del trono se hacen más poderosos. La caída de la dinastía merovingia se acelera por las reiteradas y violentas confrontaciones con la Iglesia por el poder de los estados religiosos francos.
Conjuntamente con esto, los “maire du palais” comienzan a codiciar el poder y lentamente van agregando, a sus tareas, funciones palaciegas de mayor importancia.
La creación de los “maire du palais” no responde, como sostienen varios historiadores a la incompetencia de los reyes merovingios para administrar sus reinos, sino a la necesidad de complementar las funciones del reino. Ello se debió, en parte, a que los soberanos merovingios estaban directamente influenciados por las rutinas de sus ancestros, muy primitivos en su forma de vida, y su mayor dedicación estaba centrada en hacer la guerra, para agrandar sus dominios y en gozar de jornadas entera de caza. Estas actividades les demandaban gran cantidad de tiempo y le dejaban muy poco espacio para la administración de sus reinos.
O sea que, en este contexto los “maire du palais” fueron ocupando esos espacios en la administración y, en determinado momento, cuando el poder merovingio declina ellos usurpan el poder.
Uno de los más destacados “maire du palais” y que jugó un papel importante en la caída de la dinastía merovingia fue Carlos Martel. Como ya señalamos el título de “maire du palais” era de carácter hereditario, es por ello que a su muerte repartió sus cargos entre sus dos hijos. Carloman heredó el cargo del Palacio de Austracia, mientras que Pipino el del Palacio de Neustria.
Es el periodo de mayor decadencia de la dinastía merovingia, es la época de los jóvenes reyes, denominados los "reyes holgazanes". Estos reyes no tienen ya ninguna autoridad y los “maire du palais” son los verdaderos gobernantes del Estado. Carlomán y Pipino se reparten entonces el poder del reino franco.
Comienzan enseguida una reforma de la Iglesia franca con la ayuda del Obispo San Bonifacio y se llevan a cabo dos concilios: uno de ellos convocado por Carlomán en Austrasia (742-743); el otro por Pipino en Neustria (744), en el que adoptará las decisiones tomadas en el concilio de Austrasia.
Esta reforma de la Iglesia franca zanjan las diferencias que venían manteniendo los reyes merovingios con la Iglesia y hacen que, estos “maire du palais” (Carloman y Pipino) sean visto con muy bueno ojos por el poder eclesiástico.
En el año 747 Carlomán, influenciado por la idea religiosa, se retira a la vida monástica y deja en manos de su hermano menor Pipino el reino de Austrasia. Pipino se convierte ahora en el dirigente efectivo de todo el reino franco. Desde ese momento, comienza un duro enfrentamiento entre Pipino y Childerico III (el último monarca de la dinastía merovingia). El enfrentamiento tiene como propósito lograr deshacerse del rey Childerico III, del cual, mal o bien aún depende el “maire du palais” Pipino.
Para el año 751 Pipino logra deponer a Childerico III y se hace coronar por San Bonifacio en el campo de mayo en Soissons. Esta proclamación, encabezada por una asamblea de obispos, nobles y notables del reino, logra poner fin a la dinastía merovingia. Tras la misma Childerico III es tonsurado por unos sacerdotes (como lo vemos en la imagen) con lo cual, según sus creencias se perdía, al perder el cabello, el poder y el mando. Childerico III termina sus días encerrado en el monasterio de San Bertin.
A partir de este momento aparece en escena Pipino III el Breve quien reino hasta el 24 de septiembre de 768.
Mis Queridos Hermanos espero que este breve apunte de la historia les ayude a comprender un parte de la misma, el fin de la dinastía merovingia.
Desde mi teclado en Montevideo (Uruguay) un T.’.A.’.T.’.
Carlos Luis Juncal Mir MD - MT
El personaje del “maire du palais” entró en escena en la época de la dinastía merovingia. La verdadera definición del término podría ser algo así como “administrador o intendente de palacio”, pero si nos ajustamos a la idea de creación y a la función desempeñada por los mismos sería el de “mayordomo de palacio”. Este personaje que en el futuro se llamaría “chambelán de palacio” desempañaba varias funciones entre las cuales podemos citar la de ayudante, consejero y director de la corte. Lo que más importante hacía a este cargo es que el mismo era hereditario, lo que elevaba su importancia a la de un jefe de estado.
Los reyes merovingios, mientras se encontraban en el auge de su poder, mantuvieron y manejaron con muy buen criterio a los “maire du palais”. El tema del relacionamiento se comienza a desdibujar desde el momento en que las descendencias merovingias se hacen más débiles y los enemigos del trono se hacen más poderosos. La caída de la dinastía merovingia se acelera por las reiteradas y violentas confrontaciones con la Iglesia por el poder de los estados religiosos francos.
Conjuntamente con esto, los “maire du palais” comienzan a codiciar el poder y lentamente van agregando, a sus tareas, funciones palaciegas de mayor importancia.
La creación de los “maire du palais” no responde, como sostienen varios historiadores a la incompetencia de los reyes merovingios para administrar sus reinos, sino a la necesidad de complementar las funciones del reino. Ello se debió, en parte, a que los soberanos merovingios estaban directamente influenciados por las rutinas de sus ancestros, muy primitivos en su forma de vida, y su mayor dedicación estaba centrada en hacer la guerra, para agrandar sus dominios y en gozar de jornadas entera de caza. Estas actividades les demandaban gran cantidad de tiempo y le dejaban muy poco espacio para la administración de sus reinos.
O sea que, en este contexto los “maire du palais” fueron ocupando esos espacios en la administración y, en determinado momento, cuando el poder merovingio declina ellos usurpan el poder.
Uno de los más destacados “maire du palais” y que jugó un papel importante en la caída de la dinastía merovingia fue Carlos Martel. Como ya señalamos el título de “maire du palais” era de carácter hereditario, es por ello que a su muerte repartió sus cargos entre sus dos hijos. Carloman heredó el cargo del Palacio de Austracia, mientras que Pipino el del Palacio de Neustria.
Es el periodo de mayor decadencia de la dinastía merovingia, es la época de los jóvenes reyes, denominados los "reyes holgazanes". Estos reyes no tienen ya ninguna autoridad y los “maire du palais” son los verdaderos gobernantes del Estado. Carlomán y Pipino se reparten entonces el poder del reino franco.
Comienzan enseguida una reforma de la Iglesia franca con la ayuda del Obispo San Bonifacio y se llevan a cabo dos concilios: uno de ellos convocado por Carlomán en Austrasia (742-743); el otro por Pipino en Neustria (744), en el que adoptará las decisiones tomadas en el concilio de Austrasia.
Esta reforma de la Iglesia franca zanjan las diferencias que venían manteniendo los reyes merovingios con la Iglesia y hacen que, estos “maire du palais” (Carloman y Pipino) sean visto con muy bueno ojos por el poder eclesiástico.
En el año 747 Carlomán, influenciado por la idea religiosa, se retira a la vida monástica y deja en manos de su hermano menor Pipino el reino de Austrasia. Pipino se convierte ahora en el dirigente efectivo de todo el reino franco. Desde ese momento, comienza un duro enfrentamiento entre Pipino y Childerico III (el último monarca de la dinastía merovingia). El enfrentamiento tiene como propósito lograr deshacerse del rey Childerico III, del cual, mal o bien aún depende el “maire du palais” Pipino.
Para el año 751 Pipino logra deponer a Childerico III y se hace coronar por San Bonifacio en el campo de mayo en Soissons. Esta proclamación, encabezada por una asamblea de obispos, nobles y notables del reino, logra poner fin a la dinastía merovingia. Tras la misma Childerico III es tonsurado por unos sacerdotes (como lo vemos en la imagen) con lo cual, según sus creencias se perdía, al perder el cabello, el poder y el mando. Childerico III termina sus días encerrado en el monasterio de San Bertin.
A partir de este momento aparece en escena Pipino III el Breve quien reino hasta el 24 de septiembre de 768.
Mis Queridos Hermanos espero que este breve apunte de la historia les ayude a comprender un parte de la misma, el fin de la dinastía merovingia.
Desde mi teclado en Montevideo (Uruguay) un T.’.A.’.T.’.
Carlos Luis Juncal Mir MD - MT
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