lunes, 9 de octubre de 2017

Los masones y la independencia del Perú


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Los masones y la independencia del Perú

Enviado por HERBERT ORE BELSUZARRI



Partes: 1, 2, 3
Los precursores de la independencia
Juan Pablo Vizcardo y Guzmán
José Gabriel Condorcanqui
Pablo de Olavide
Otros masones
Situación del Ejército Español
Las Logias Lautarinas
Izquierda socialista Psoe Cadiz . La Logia Lautaro
La independencia de Venezuela, Argentina, Colombia y otros pueblos de América del sur
15 de julio de 1821: los Masones peruanos redactan y firman el Acta de la Independencia del Cabildo de Lima
Bibliografía
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Primera Edición Digital 2012.
Segunda Edición Digital revisada 2013
Herbert Oré Belsuzarri
Un Masón Para el Mundo.
051 1 968844344
051 1 965358733
herberthore1@hotmail.com
Publicado en:
Fénix News
Dialogo Entre Masones
Gran Biblioteca Herbert Oré Belsuzarri
Autorizado la reproducción total o parcial, solo debe citar la fuente.
Edición Digital en el Perú, sin costo.
Resulta curioso que para la historiografía en general, los masones y la Masonería sean prácticamente ignorados en hechos trascendentes de los últimos trescientos años. Así, por ejemplo, cuando se traza la historia de la Revolución Francesa, la Independencia de Estados Unidos o la liberación de las naciones americanas de la dominación española, nada se dice o solo se explica de manera fragmentaria la filosofía masónica y/o la presencia de masones en las filas que impulsaron esos cambios. (MASONES EXCLUIDOS DEL ESTUDIO DE LA HISTORIA, SUPLEMENTO Masonería NET, Mayo de 2011, Pág. 2).
Lo que acontecía en Europa y América, especialmente entre los ingleses y españoles, era que, en 1776 Inglaterra había perdido las 13 colonias de Norteamérica, que se habían independizado (EE.UU) y necesitaba nuevos mercados que supla los perdidos. Centro y Sur América estaba en manos de los españoles y el comercio se limitaba al contrabando, redituable, pero no era suficiente. Entonces Inglaterra, planifico estrategias para ganar estos mercados y dentro de ello, utilizó a la masonería para inculcar ideas independentistas en los jóvenes criollos que venían de las colonias españolas, para estudiar en España y otros países europeos. Estos, al retornar a los virreinatos españoles fueron propagando las ideas de independencia y también propiciaron la creación de logias, un ejemplo de esto son las "Logias Lautaro".
Éstas Logias, tenían una meta específica, en éste caso la independencia de las colonias españolas, una vez logrado el objetivo las Logias se disolvían.
Los principales patriotas americanos eran Masones, que, imbuidos del ejemplo de los EE.UU y los ideales de la Revolución Francesa que hicieron suyo la predica de Libertad, Igualdad, Fraternidad, 1 hombre = 1 voto, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, los escritos de Voltaire y Rousseau, llegaron a través de ciudadanos europeos que vivían en las colonias españolas y con los criollos que retornaban de Europa, la mayoría de ellos vinieron a América para luchar por su independencia: Francisco de Miranda, Simón Bolívar, Sucre, Bernando O´Higgins Riquelme, José de San Martín, Manuel Belgrano, Juan Pablo Vizcardo y Guzman, Pablo de Olavide, Francisco de Zela, José Gabriel Condorcanqui, Mateo Pumacahua, Alvear, Monteagudo y otros, eran masones. Una vez lograda las distintas independencias, Inglaterra fue el primer país en reconocerlas, así enviaba un embajador y entablaba relaciones comerciales y diplomáticas bilaterales. No es casual que la mayoría de los países latinoamericanos festejaran el mismo año el bicentenario de sus respectivas independencias 1810-2010 (Venezuela, Argentina, Colombia, Ecuador, Chile y México), así como no fue casual, el abrazo masónico de Simón Bolívar y San Martín en Guayaquil.
A principios del siglo XIX Europa se dividía en dos facciones opuestas: el "legitimismo" que defendía el derecho a gobernar de las monarquías hereditarias y el republicanismo de la Revolución Francesa. Entre ambas formas de gobierno existía la solución intermedia de la monarquía constitucional, que sólo existía en Inglaterra. La lucha entre estas dos ideologías definió la política europea durante décadas y también tuvo un impacto fundamental en la independencia de la América española. Aun hoy se debate el papel que jugó la masonería en esa contienda ideológica (Emilio Ocampo, Inglaterra, la Masonería y la Independencia de América, Pág. 3).
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La Revolución Francesa.
La masonería hizo su aparición pública y oficial en 1717, con la fundación de la Gran Logia de Londres. A partir de entonces se expandió rápidamente por el resto de Europa y también en Norte América, ganando adeptos en la aristocracia, la alta burguesía y los intelectuales.
Aunque se trataba de una organización fraternal sin objetivos políticos pronto se la responsabilizaría por el evento político más trascendente de la edad moderna: la Revolución Francesa. Quien articuló de manera más efectiva la teoría del gran complot masónico fue el Abate Augustin de Barruel (1741-1820) en sus Memorias para servir a la Historia del Jacobinismo. Según Barruel, el jacobinismo era una conspiración ente los masones franceses, los iluministas de Baviera, los sofistas y enciclopedistas (de Voltaire a Diderot). Lo interesante es que este autor, un devoto defensor del "legitimismo", hacía una clara distinción entre la masonería inglesa y la masonería continental. En su opinión los masones ingleses eran "hombres honrados, excelentes ciudadanos de todo estado y condición, que tienen por honor ser masones y que no se distinguen de los demás sino por unos vínculos que parecen estrechan más los de la beneficencia y de la caridad fraternal." La masonería inglesa era "simbólica" y contemplaba sólo tres grados –aprendiz, compañero y maestro– mientras que en el continente, especialmente en Francia, se había popularizado un sistema masónico diferente conocido como el Rito Escocés, con treinta grados adicionales y una mitología templaria. Barruel culpaba a esta variante de la masonería, a la que llamaba tras-masonería, de haber provocado y liderado la Revolución Francesa. Según el Abate, los masones ingleses no estaban "iniciados en los últimos misterios de la secta" que consistían en los principios de igualdad, fraternidad y libertad (lema de la Revolución Francesa) y en un plan de guerra "a Cristo y a su culto; guerra a los reyes y a todos los tronos." Estos secretos supuestamente sólo se adquirían en los grados superiores del Rito Escocés.
Algunas de las opiniones de Barruel quedaron desvirtuadas, ya que en la misma Francia revolucionaria había masones con agendas diametralmente opuestas. Lo que si está claro, es que durante este período, los masones franceses, especialmente los de alto grado, conspiraron activamente en contra de la monarquía, mientras que los masones ingleses se mantuvieron leales a la corona. Con el tiempo la Revolución Francesa terminó en el Imperio Bonapartista y fue aquí donde la masonería adquirió su máximo poder político. En 1804, Napoleón se coronó Emperador de Francia y su hermano José se convirtió en el Gran Maestre del Gran Oriente, máxima autoridad de la masonería francesa. A pesar de que durante su exilio en Santa Elena, Napoleón se refirió a los masones como un grupo de imbéciles, reconoció el importante papel que jugaron durante la revolución y bajo su propia administración. Por otra parte, todos sus hermanos eran masones y la mayoría de los ministros de su gabinete y gran número de oficiales del ejército imperial ocupaban importantes cargos en el Gran Oriente de Francia. Y aunque nadie ha podido confirmar que Napoleón fuera masón "ningún otro régimen de Europa contribuyó tanto como el suyo al desarrollo e implantación de la masonería." En esa época, el único otro país donde la masonería poseía una influencia política similar eran los Estados Unidos.
A fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX, cuando estallan los primeros movimientos emancipadores en América, la masonería verdaderamente política no era la inglesa sino la francesa, primero revolucionaria y luego bonapartista. Su influencia y sus vínculos eran poderosos y se extendían fuera de Francia. De hecho, los primeros movimientos revolucionarios en las colonias españolas y portuguesas –la de Nariño en Bogotá en 1794, la de Gual y España en Caracas en 1797 y la de Pernambuco en 1801– fueron liderados por masones con fuertes vínculos con sus hermanos franceses. Los masones pernambucanos incluso llegaron a solicitar la protección de Napoleón, quien ya era el Primer Cónsul de Francia (Emilio Ocampo, Inglaterra, la Masonería y la Independencia de América, Pág. 3 al 5).
Existe abundante información sobre el papel de la masonería en la lucha por la independencia, en este trabajo proporcionaremos algunas de ellas, sobre la participación de los masones en la Independencia del Perú.
Los precursores de la independencia

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Juan Santos Atahualpa.
Uno de los primeros precursores de la independencia del Perú con influencia masónica es Juan Santo Atahualpa: Nadie a ciencia cierta sabe si Juan Santos Atahualpa era indio o mestizo, lo que si está demostrado es que era quechua hablante, pues cuando el virrey Superunda[1]envió a dos jesuitas para entrevistarlo con el engaño de que habían sido enviados por el Papa, estos informaron que el líder hablaba "quichua". Se dice que hablaba también el castellano, el latín y varios dialectos selváticos. Su vida es un misterio, parece ser que nació en 1712, no se sabe si en el Cusco, Huamanga o Cajamarca, aunque Amich dice que era cusqueño y sirviente de algún jesuita. Él estudió o trabajó en el colegio San Francisco de Borja del Cusco, colegio administrado por los jesuitas para curacas y sus descendientes de Cusco, Huamanga y Arequipa. Precisamente esta cercana relación con los jesuitas le permitió viajar a España, África (Angola), Inglaterra, Francia e Italia. Incluso sus más osados investigadores como Francisco Loayza dicen que la rebelión estaba relacionada con el apoyo de los ingleses, pues en el año en que esta se inició, fueron vistas en las costas del virreinato peruano cinco naves del vicealmirante inglés Jorge Anson.
"Un día llegó al Gran Pajonal, un quechua del Cusco que decía ser el Inca Atahualpa. Venía vestido de rojo y acompañado de un apóstol llamado Bisabequi" (historiador: Pablo Macera).
Prédica y accionar
Es muy probable que la predica del rebelde se haya iniciado entre 1729 y 1730, declarando su voluntad de restaurar el reino de los Incas. "El año de 1729 y 1730 vino Juan Santos Atahuallpa corriendo toda la sierra, desde el Cuzco hasta Cajamarca, reuniendo a todos los caciques, que venía a restaurar su reino del poder de los españoles. Posteriormente llegó hasta la montaña y la ceja de la sierra con los indios infieles".(Francisco Loayza A. "Juan Santos, el invencible",1942).Por aquellos tiempos fue capturado y enviado a "la Piedra", por el virrey Castelfuerte, pero poco después, se fugó y se internó en la selva, llegando a territorios de los campas o asháninkas guiado por Bisabequi un curaca piro, radicándose en Simaqui-Quisopango (Pangoa), un territorio fuera del control político-militar español y de los misioneros franciscanos. Gracias a su alianza con curacas o caciques como Mateo de Asia, la prédica anticolonial de Juan alcanzó la zona conocida como "el Gran Pajonal", en la selva central, en los valles de Chanchamayo, Perene, Ene, Pangoa y el Alto Ucayali, hábitat geográfico de grupos selváticos o "chunchos" como: piros, conibos, amueshas, yaneshas, asháninkas y grupos no selváticos como misioneros, terratenientes blancos, sirvientes, trabajadores mestizos, y negros esclavos, cuya presencia se debía a que la selva central era una zona de constante intercambio de productos y de personas, principalmente coca, madera, sal, algodón y otros productos valiosos. Además de estos grupos, hubo otro contingente de disidentes, provenientes principalmente de la sierra, aunque no exclusivamente indios, que encontraron en la selva central una zona de refugio ideal para esconderse de las autoridades. En esta zona llamada "el Gran Pajonal", perteneciente a la jurisdicción de Tarma y que comprendía en términos modernos la selva de los actuales departamentos de Huánuco, Junín, Pasco y Ayacucho, los franciscanos dedicados a evangelizar a las etnias selváticas habían logrado establecer unas 32 misiones de trescientos habitantes cada una: en total unas nueve mil personas.
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Sobre el programa político del rebelde, quien decía ser descendiente de los últimos Incas, mucho se ha escrito, algunas fuentes sostienen que Juan Santos proponía el retorno al Imperio de los Incas, pero sin dejar por completo algunos rasgos ya interiorizados por la población, como el cristianismo. Planteaba se dice, un mundo de selváticos libres y cristianos, pero sin blancos y negros. Esto último es difícil de sostener pues uno de los líderes rebeldes, llamado Antonio Gática era africano y estaba casado con una mujer asháninka. Además el sacerdote franciscano que al igual que los jesuitas logró también parlamentar con Juan, dice haber visto grupos de blancos acompañando a los rebeldes. Las nuevas investigaciones precisan el carácter marcadamente multiétnico de la rebelión, aunque con preponderancia de los grupos selváticos.
En el año de 1742, los rebeldes dan inicio a su rebelión destruyendo más de 25 misiones o reducciones establecidos por los misioneros franciscanos del Convento de Ocopa, pues para ellos las misiones no sólo significaban maltratos y reglas rígidas sino también el sometimiento a trabajos forzados en haciendas, obrajes, panaderías y la mita de la sal (ya que en esta región se había descubierto grandes depósitos de sal, el historiador Orrego Penagos sostiene que uno de los móviles de esta rebelión fue la disputa por el control de la sal entre los grupos selváticos y los franciscanos); explotación de la cual se querían liberar. Otro factor de descontento fueron las enfermedades llevadas inconscientemente por los misioneros y que diezmaban a los selváticos. Los franciscanos en su intento de borrar el evidente carácter antifranciscano de la rebelión argumentaban que los selváticos estaban contentos con ellos, y que el alzamiento "chuncho" había sido provocado por el rebelde, sus allegados y chunchos, quienes querían verlo coronado en Lima.
Es interesante observar que le grupo selvático que más apoyó a Juan Santos, fue el grupo amuesha, cuyo centro ceremonial se encontraba en al localidad de Metraro, y quienes ejercían de modo exclusivo el control sobre la sal que los demás grupos de la zona necesitaban.
Enterado el virrey Antonio de Mendoza Caamaño y Sotomayor, "Marqués de Villagarcía" (1736-1745) de la rebelión, ordenó operaciones para apresar al rebelde:
Primera campaña (1742): El gobernador Benito de Troncoso comandando un grupo de realistas se dirigió de Jauja hasta Quisopango (set. 1742-oct. 1742), mientras que Pedro Milla se dirigía desde Tarma hasta Nijandaris (set. 1742-nov.1742).Troncoso estableció su cuartel general en Sonomoro, mientras Juan Santos iniciaba una ofensiva sobre Eneno. El 17 de setiembre de 1742 las tropas de Milla son cercadas sorpresivamente y liquidados por los rebeldes a inmediaciones del río la Sal, mientras que Troncoso que contó con el apoyo del curaca de Sonomoro (Bartolomé Quintimari) derrotó el 9 de octubre de 1742 a las tropas del curaca Santabangori en Quisopango (cuartel general de los rebeldes). Ante la falta de información del ejército de Milla y temeroso de que Juan Santos retorne de Eneno a Quisopango, Troncoso se regresó a Sonomoro y luego retrocedió a Jauja.
Segunda campaña (1743-1744): A fines de 1743, el rebelde decidió atacar "Quimiri", lugar donde los españoles habían levantado un fuerte dejando en el mando al capitán Fabricio Bartolí. Juan Santos le propuso a Bartolí la rendición, pero al negarse, atacó el fuerte matando a sus defensores (1° de enero de 1744). Las tropas de Troncoso (300 españoles) salieron de Tarma, pero no pudieron reforzar a los sitiados pues los rebeldes habían cortado todos los puentes que permitían el acceso al fuerte, retornando desde Chanchamayo a Tarma. El fracaso de la ofensiva realista obligó al rey español al reemplazo del virrey Marqués de Villagarcía por el virrey Antonio Manso de Velasco(1745-1761), llamado después Conde de Superunda ("Conde sobre las olas") por el terremoto y tsunami que afectó Callao y Lima en 1746.
Tercera campaña (marzo de1746): En una campaña proselitista Juan Santos abandona Quimiri y se dirige a Monobamba, dejando a sus tropas en el camino para a través de emboscadas, golpes de mano y un mejor conocimiento del terreno, pudieran diezmar a los realistas. Las tropas realistas enviadas por el virrey Manso de Velasco (veterano de la guerra de indios en Chile), al mando de José de Llamas, cuyo objetivo era retomar Quimiri, se enfrentaron con los rebeldes en el combate de Cerro la Sal, mientras que las tropas de Benito Troncoso se enfrentaban a otro grupo rebelde en Nijandaris.
Cuarta campaña (verano de 1750): Debido al fracaso de las expediciones militares, el gobierno virreinal envió al franciscano fray Otanza para negociar con el rebelde y al cual hasta se le dio permiso para evangelizar, pero luego lo expulsaron por su proselitismo antirebelde. Entonces los españoles deciden organizar una nueva campaña militar al mando del general José de Llamas teniendo como base de operaciones Jauja y Tarma. En el verano de 1750 los españoles logran recuperar Quimiri, mientras que el capitán realista Espinal ocupa la región de Eneno. Ya por entonces Juan Santos se había replegado atacando a los españoles en su eje de avanzada. Agobiados por las enfermedades, la falta de abastecimientos y el hostigamiento de los naturales, los expedicionarios luego de sufrir muchas bajas se regresaron a Jauja.
Contraofensiva de Juan Santos Atahualpa (1751-1752): El rebelde ocupa Quisopango y ordena una ofensiva militar para capturar Sonomoro o Pangor (reducto realista), que luego de capturarla la convierte en su cuartel general. En 1752 (¿agosto?), el caudillo inicia una incursión sobre Andamarca, pero al enterarse de la cercanía de tropas virreinales salidas de Jauja se replegó hasta Sonomoro. Con esta acción ofensiva de Andamarca dicen los historiadores concluyó la contraofensiva del caudillo. En 1756 un destacamento realista al mando de Pablo Sáenz de Bustamante penetró en Quimiri, pero ya entonces no se tenían noticias del rebelde, optando los españoles por una nueva estrategia defensiva consistente en convertir a Jauja y a Tarma en bastiones militares para evitar que el movimiento influyera en una zona articulada con la capital y comprometiese el abastecimiento de alimentos a Lima.
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¿Qué pasó con Juan Santos Atahualpa?
La misteriosa desaparición de Juan Santos después de 1752 provocó una serie de rumores populares acerca de una inminente liberación o de una invasión suya al corazón del poder colonial. En Cajamarca en 1753 y en la sierra central en 1756 se difundieron informaciones de la llegada del rebelde y de comunicaciones secretas entre las comunidades y la rebelión. Sin embargo, nunca se volvió a ver a Juan Santos. Aunque algunos dicen que fue envenenado o que murió de vejez, lo concreto parece ser que después de la toma de Andamarca, el movimiento se diluyó muriendo el jefe rebelde en un enfrentamiento contra un curaca local en Metraro, alrededor de 1756.
Objetivo y balance del levantamiento
Aunque la historia tradicional presenta la rebelión de Juan Santos como una rebelión milenarista (en su propuesta de cambio del cosmos) y mesiánica (el líder como salvador mítico y reorganizador del mundo), los últimos trabajos sobre el tema señalan un movimiento político insurreccional que optó por una lucha armada orientada fundamentalmente a la defensa de la selva como espacio económico y político que a la extensión del movimiento a otros espacios geográficos como las partes altas de la sierra. Santa María dice que el objetivo histórico de la rebelión fue liberar a las masas selváticas del yugo de las reducciones obligados por los franciscanos (entrega de fuerza de trabajo), de los repartos de mercadería inservible por parte de los corregidores y de la cobranza de tributos. El mismo autor aceptando el carácter multiétnico de la rebelión sostiene que la adhesión de los grupos no selváticos(blancos, mestizos y en menor medida negros), fue porque estos estaban convencidos que la autonomía política regional de dicha área crearía bases más seguras para una integración económica con el sistema mercantilista colonial, pues los rebeldes de una u otra clase conocían bien el antiguo y extendido comercio con pueblos andinos o españoles de la sierra, como era el caso del comercio de las hojas de coca.
Entendemos que el movimiento no fracasó, pues militarmente aplicó una estrategia adecuada para el terreno del monte: la guerra de guerrillas, y la toma efímera de algunas ciudades. Las tropas realistas, vistas hasta ese momento como invencibles, no pudieron derrotar a los rebeldes. Esto causó alarma en la administración virreinal como lo demuestra la militarización de Jauja y Tarma, estrategia militar defensiva realista que lo único que buscaba era evitar la expansión del movimiento. Lo cierto es que las repercusiones del movimiento fueron muchas más amplias que sus victorias militares. Políticamente la rebelión también fue exitosa, pues a pesar de que un grupo de historiadores sostiene que fracasó porque no se extendió y articuló a la sierra donde existían grupos sociales explotados por el régimen colonial, el objetivo de la rebelión no era ese, sino crear una zona geográfica, política y económica libre del control estatal español, objetivo que se logró, pues hasta muchas décadas después dicho territorio no pudo ser controlado por los gobiernos de turno, estableciéndose a lo mucho, pequeños grupos de colonos foráneos.(Blog del Historiador: Eduardo Ramos Laynes, Rebelión de Juan santos Atahualpa Apu Inca Huayna Capac)
Muchos precursores tuvieron influencia de la masonería, así el cusqueño Juan Santos Atahualpa, políglota muy instruido, cercano a los jesuitas, fue enviado a Europa donde recibió la influencia de la francmasonería inglesa. Algunos historiadores creen que estuvo relacionado con los ingleses; sea como fuere, lo cierto es que al desatar su lucha libertaria aparecieron en las costas del virreinato las naves del marino inglés Jorge Anson.
El Vice Almirante Jorge Anson, al mando de cinco buques de guerra, fue comisionado por su Gobierno, para entrar al Pacífico y perseguir todas las naves, y bloquear todos los puertos subyugados a España... (Anson, a la sazón era parte del equipo de marinos británicos que sostenían la guerra con España en sus colonias, desde 1740. Otro de sus principales líderes, además de Anson, era el Almirante Vernon quien disponía de 50 naves, 130 de transporte y/o cerca de 13 mil hombres de desembarco, asolando las aguas del Caribe). Anson pasando el Estrecho de Magallanes, fue a fondear en la isla de Juan Fernández el día 7 de junio de 1741. Desde allí atalayaba los mares de Chile, Perú y Ecuador. Y en el mes de septiembre del mismo año apresó al navío español "Monte Carmelo" que iba del Callao a Valparaíso, apoderándose de más de veinte mil pesos y muchas mercancías". Luego anduvo de correría en correría, de sur a norte, capturando y hundiendo navíos, asolando y saqueando diferentes pueblos de la costa. Y agrega "No es improbable que Anson, después de estas correrías, por más de medio año, al no tener noticia de levantamiento alguno en el Virreinato del Perú, decidió alejarse, como lo hizo, rumbo al Asia. Cinco meses después (en mayo de 1742) no habiéndose levantado los pueblos peruanos de la costa y de la sierra, dan los indios de la montaña, con Juan Santos Atahualpa, el grito de rebelión. Si este movimiento de los montañeses hubiera estallado en su debido tiempo, la expedición del Vicealmirante inglés Jorge Anson habría resultado eficiente y, quizá, definitiva..."
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Jorge Anson
De las correrías de Anson se tiene abundante información como por ejemplo el siguiente: Se recibió en Quito la sensible noticia de haber sido saqueado el Puerto de Paita y convertido en cenizas, una escuadra inglesa del comando del Vicealmirante Jorge Anson, la cual después se confirmo con todas sus circunstancias por las cartas del corregidor y oficiales reales de Piura, que referían que el 24 de noviembre había entrado en aquel puerto el navío el Centurión, que montaba aquel vive almirante, a las 2 de la mañana; que habiendo enviado a tierra su lancha con 40 hombres (Antonio de Ulloa, Viaje a la América Meridional, Pág. 126)
Lo resaltable de esta gesta es que la rebelión se hizo con los nativos de la selva quienes están ubicados lejos de la costa del océano pacifico, y en ella esta la explicación del porque los marinos ingleses tuvieron dificultades para enterarse sobre la marcha de esta.
Juan Pablo Vizcardo y Guzmán
En el año 1767 a causa del decreto del rey Carlos II de España, emitido el 27 de febrero, se expulsa inmediatamente sin autorización para regresar so pena de muerte, a todos los jesuitas que se encontraban en los dominios españoles en hispano América, igualmente los que se encontraban en Francia y Portugal, los cuales sumaban unos cinco mil; de ellos cuatrocientos cuarenta y dos se encontraban en el Perú.
Decreto de expulsión de los jesuitas de España despachado por Carlos III el 27 de febrero de 1767 (transcripción original)
Habiéndome conformado con el parecer de los de mi Consejo Real en el Extraordinario, que se celebra con motivo de las ocurrencias pasadas, en consulta de veinte y nueve de Enero próximo; y de lo que sobre ella me han expuesto personas del más elevado carácter: estimulado de gravísimas causas, relativas a la obligación en que me hallo constituido de mantener en subordinación, tranquilidad, y justicia mis Pueblos, y otras urgentes, justas, y necesarias, que reservo en mi Real ánimo: usando de la suprema autoridad económica, que el Todo Poderoso ha depositado en mis manos para la protección de mis Vasallos, y respeto de mi Corona: he venido en mandar se estrañen de todos mis Dominios de España, e Indias, Islas Filipinas, y demás adyacentes, a los Religiosos de la Compañía, así Sacerdotes, como Coadjutores o legos, que hayan hecho la primera Profesión, y a los Novicios, que quisieren seguirles; y que se ocupen todas las temporalidades de la Compañía en mis Dominios.
Y para su ejecución uniforme en todos ellos, os doy plena y privativa autoridad; y para que forméis las instrucciones y órdenes necesarias, según lo tenéis entendido, y estimareis para el más efectivo, pronto, y tranquilo cumplimiento. Y quiero, que no sólo las Justicias y Tribunales Superiores de estos Reynos executen puntualmente vuestros mandatos; sino que lo mismo se entienda con los que dirigiereis a los Virreyes, Presidentes, Audiencias, Gobernadores, Corregidores, Alcaldes Mayores, y otras qualesquiera Justicias de aquellos Reynos y Provincias; y que en virtud de sus respectivos Requerimientos, qualesquiera tropas, milicias, o paisanaje, den el auxilio necesario, sin retardo ni tergiversación alguna, so pena de caer el que fuere omiso en mi Real indignación. Y encargo a los Padres Provinciales, Prepósitos, Rectores, y demás superiores de la Compañía de Jesús se conformen de su parte a lo que se les prevenga, puntualmente, y se les tratará en la ejecución con la mayor decencia, atención, humanidad y asistencia: de modo que en todo se proceda conforme a mis soberanas intenciones.
Tendréislo entendido para su exacto cumplimiento, como lo fío y espero de vuestro zelo, actividad, y amor a mi Real servicio; y daréis para ello las Órdenes, e Instrucciones necesarias, acompañando exemplares de este mi Real Decreto, a los quales, estando firmados de Vos, se les dará la misma fe, y crédito que al original.
Rubricado de la Real Mano.
En el Pardo a veinte y siete de Febrero de mil setecientos sesenta y siete.
Al Conde de Aranda, Presidente del Consejo.
Con la expulsión de los jesuitas, muchos novicios criollos también fueron expulsados, entre ellos Juan Pablo Vizcardo y Guzman y su hermano, quienes se trasladan a la población de Massa Carrara, cerca de Génova-Italia, donde completa sus estudios religiosos; se hacía llamar el abate Paolo Rossi y su hermano Antonio Valossi. El seminarista jesuita Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, apoyado por la masonería italiana recorrió Europa solicitando ayuda para la América sojuzgada. Desde el exilio apoya pero sin éxito al movimiento independentista en el Perú de Tupac Amarú (José Gabriel Condorcanqui), en 1780 y 1781 envió cartas a los ingleses solicitando ayuda para el cacique cusqueño. El año 1781 viajó a Londres para insistir el apoyo inglés a la independencia americana. Sin medios económicos por no poder recibir su herencia por la confiscación de sus bienes, se ve obligado a trasladarse en 1782 a Londres. En 1792 viaja a Francia que estaba en plena revolución y allí redactó su famosa "Carta a los Españoles Americanos", donde arengaba a los criollos de Hispanoamérica a luchar contra la opresión española y construir una patria soberana, vuelve ese mismo año a Londres, donde se relaciona con otros jesuitas expulsados de los dominios españoles y portugueses, para residir protegido y pensionado por el Gobierno inglés, al tiempo que toma contacto con los americanos que, como él, solicitan en Londres la ayuda británica para la emancipación de la América española. Pero el Gobierno del primer ministro ingles Pitt, en aparente buena relación con España desde 1793, por la enemistad común contra Francia, dura hasta 1796, y no quería comprometerse a una abierta cooperación con los gestores de una posible independencia. Ésta es la razón por la que la Carta a los españoles americanos, escrita por Vizcardo, en francés, no se publicara entonces, por impedirlo el primer ministro Pitt.
El sacerdote Juan Pablo Viscardo Guzmán pasa a la posteridad al escribir en esa ciudad en 1792 su famoso documento: "CARTA A LOS ESPAÑOLES AMERICANOS POR UNO DE SUS COMPATRIOTAS", con su lema "El amor a la Patria vencerá". Considerado uno de los primeros documentos políticos, que plantea abiertamente la independencia total, se inspira en los libros del ginebrino Juan Jacobo Rousseau y de los franceses Carlos Montesquieu y Francisco Voltaire; Viscardo becado con trescientos pesos en Londres desde 1796, explica el principio de autodeterminación de los pueblos, resume en cuatro palabras los tres siglos del coloniaje español: "Ingratitud, Injusticia, Servidumbre y Desolación". Este valioso escrito que dejó honda huella en el proceso emancipador, es denominado por muchos historiadores como: "La Primera clarinada de la libertad americana", como "La Primera Proclama de la Revolución Americana" y como "La Partida de Nacimiento de la independencia Hispanoamericana". La Carta de Viscardo es una larga acusación contra España durante los tres siglos de colonización, se refiere igualmente al texto de Montesquieu, a la verdadera lucha contra la monarquía y la reivindicación del indio. Este digno pensador y luchador, antes de fallecer en Londres el 10 de febrero de 1798, entregó el material en custodia a Rufus King, diplomático norteamericano, con quien mantenía excelente amistad, para que se los entregara a Francisco Miranda, que no lo conocía, pero sabía de su afán emancipador. Los documentos llegan a manos de Miranda, quien a los dieciséis meses de la muerte de Viscardo, emocionado por el contenido redentor, lo inmortaliza al escribir el prólogo, le coloca un falso pie de imprenta de elaboración en Filadelfia y lo reparte clandestinamente a los emancipadores y conspiradores hispanoamericanos. Este valioso e histórico documento se traduce en 1801 al español y será el gran texto de influencia de las futuras actas de independencias en Sudamérica. Miranda inspirado en este documento, tomó nota para la elaboración de su proclama leída y colocada en Coro en agosto de 1806, igualmente le hizo llegar en Trinidad un ejemplar al protomártir Manuel Gual, quien se hallaba desterrado luego del fallido movimiento emancipador de 1797 conocido como de Gual y España. Este documento sirvió de referencia en la Carta visionaria sobre la América española, escrita por el Libertador en Jamaica el 6 de septiembre de 1815. Don Andrés Bello, en su "Alocución a la Poesía", escrita en Londres y publicada en 1823, menciona ideas de Viscardo.
Extracto de este valioso documento precursor CARTA A LOS ESPAÑOLES AMERICANOS POR UNO DE SUS COMPATRIOTAS: "Queridos Hermanos y compatriotas, puesto que España, siempre nos ha tratado y considerado de manera tan diferente a los españoles europeos, y que esta diferencia solo nos ha aportado una ignominiosa y esclavitud, decidamos ahora por nuestra parte, ser un pueblo diferente. Renunciemos al ridículo sistema de unión y de igualdad con nuestros amos y tiranos, renunciemos a un gobierno, que a una distancia tan enorme, no pueda darnos ni siquiera en parte, los grandes beneficios que todo hombre puede esperar de la sociedad a la que se encuentra unido. Descubramos nuevamente América para todos nuestros hermanos de toda la tierra, y nuestra recompensa, no será inferior a la de todo el resto del mundo, de donde la ingratitud, la injusticia y la codicia mas insensata nos han desterrado" (Eumenes Fuguet Borregales ; Historia y Tradición, Q:.H:. Sacerdote Juan Pablo Viscardo Guzmán, "Inspirador de la Independencia Americana", Blog Ni vestido ni desnudo…)
Al morir Vizcardo en Londres, en 1798, sus papeles y documentos pasan a Rufus King, plenipotenciario norteamericano en la capital británica, quien los entrega a Miranda, el cual publica en Londres Carta a los españoles americanos (1799), en su original francés, con falso pie de imprenta, en el que figura como lugar de edición la ciudad de Filadelfia. En 1801 se traduce la Carta al español y comienza a circular entre los conspiradores americanos.
José Gabriel Condorcanqui
La insurrección más notable en esos tiempos es la que encabezó un indio cusqueño: José Gabriel Condorcanqui, quien se convirtió en el adalid de la independencia americana. Era descendiente directo de la nobleza cusqueña y de los incas de Vilcabamba. José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru II nació el 19 de marzo de 1738 en Surimana, perteneciente a la provincia cusqueña de Tinta. Sus padres fueron Miguel Condorcanqui, gobernador de Surimana, y Rosa Noguera Valenzuela. Era descendiente directo de doña Juana Pilcowaco, hija de Túpac Amaru I, el último de los Incas de Vilcabamba y que había sido ajusticiado por los españoles en el año 1572.
José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, fue educado en las costumbres de sus ancestros por sus tíos, quienes desempeñaron las labores de tutoría al morir su madre y al formar su padre una familia aparte.
Como hijo de nobles incas, estudió en el Colegio de Caciques de San Francisco de Borja, una de las pocas instituciones educacionales que daba acceso a los indios de abolengo. Los comunes no tenían ese derecho y los indios de abolengo no podían entrar en los colegios mayores y universidades dedicados únicamente a los españoles e hijos de ellos o criollos. José Gabriel era alumno distinguido, muy inteligente y perspicaz y llegó a dominar todas las materias que se enseñaban en aquel entonces, inclusive el latín. Se dice que en uno de sus viajes a Lima por asuntos judiciales no tuvo reparo en asistir a algunas clases de Artes en la Universidad de San Marcos. Se convirtió, pues, en indio leído y culto para el gusto de los conquistadores.
En el año 1766 reclamó ante las autoridades coloniales el reconocimiento oficial como descendiente de Túpac Amaru y, por consiguiente, su título de cacique o indio noble.
Ante las evidencias exigidas, los colonialistas tuvieron que acceder a su petición y como recompensa recibió 70 mulas. A partir de ese momento fue llamado Túpac Amaru II, pero despectivamente por los españoles como "arriero".
Viaja a Lima entre los años 1776 y 1778. Se entrevistó con las autoridades coloniales, entre ellas con los oidores de la Real Audiencia y con los "protectores de los naturales".
Como en esa fecha, el corregimiento de Potosí, perteneciente a la Intendencia de Charcas, del Alto Perú, había pasado al Virreinato de Río de la Plata, pretendió convencer a los funcionarios del Virreinato del Perú que ya no tenían obligación de enviar a los mitayos a dichas minas. Vano intento, porque para ellos aquello era un pingüe negocio.
Desengañado de los chapetones, Túpac Amaru II decide preparar la insurrección armada en 1778. Hace los contactos necesarios con otros caciques libertarios, entre ellos con el de Chayanta, Tomás Katari, Julían Apaza (el futuro Túpac Katari), etc. Compra unas cuantas armas y difunde la idea de liberar el Perú para convertirla en reino, tal como fue en el pasado.
Túpac Amaru II, fue otro masón, que se sublevó contra la encomienda y el abuso. A su muerte, le sucedieron en su obra masónica y revolucionaria en el altiplano los tres hermanos Catari.
En la obra del historiador masón Martín F. Lescano llamado "Las Sociedades Secretas y Politicas en Buenos Aires" se anota que en 1776 el Cacique José Gabriel Condorcanqui y Noguera "Tupac Amaru" tenía relación con los grupos masónicos aún cuando no está determinado su fecha de iniciación para señalar que este lo fuera, pero su esposa doña Micaela Bastidas afirma que su esposo se había iniciado y ya conocía " La Verdadera Luz " y porque además en la sentencia de muerte de Tupac Amaru se le imputa el cargo de sacrílego - nombre que le daban a los masones en su calidad de propagador de ideas contrarias a la Religión y el Estado – y como mayor prueba, se le encuentra un collar de hierro con dos platinas pesadas y rodeados de puntas que manifiestan "La Orden del Paititi" y del que se dice fuera su Gran Maestro (La Masonería en América y en el Perú, Blog Logia Simbólica Manco Capac 35).
Podemos decir que en relación de José Gabriel Condorcanqui y Noguera o "Tupac Amaru II" habría mayores manifestaciones de relación masónica y que incluso en su casa del Cuzco ubicado en el sector de Mutachacca (Hoy Avenida del Sol) se han encontrado ornamentos masónicos de segundo y tercer grado, los cuales hoy se encuentran en poder de la R:. L:. S:. "Koricancha" No. 40 del Vall:. del Cuzco; y, respecto a Tomás Tupac Catari sí estaría mas definido sobre su formación masónica (La Masonería en América y en el Perú, Blog Logia Simbólica Manco Capac 35).
Sobre la obra y actuación masónica de Tupac Amaru existe innumerables narraciones y pasajes históricos que no han sido divulgados y entre ellos encontramos algunos aspectos sobre su correspondencia. Una de estas correspondencias estuvo, dirigido a Tomás Túpac Catari quien en ese momento dirigía la Revolución de Challanta, hoy región de Oruro - Bolivia. Esta correspondencia jamás llego a manos de Tomás Tupac Catari quien había muerto semanas antes. La carta llega a las manos de Julián Apaza indígena de la Paz - Bolivia y quien suplanta la persona de Tomás Tupac Catari auto titulándose "Virrey de las Provincias del Sur" y quien inmediatamente se comunica con Tupac Amaru, al cual, incluso, envía a un indio de emisario, llamado Tomás Calizaya con el cargo de Rey Fiscal, para la sublevación de Copacabana y quien se presenta con las alegorías de un iniciado masón.
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José Gabriel Condorcanqui y Noguera


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